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Dones por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos, para mi hoy el sol brilla, es mi cumpleaños así que más feliz no puedo estar, disculpen si me retrase, iba a subirlo anoche a las doce en punto (hora de Argentina) pero no pude XD,  el capítulo es un poco largo (les dije que me iba a emocionar :D) y es el final técnicamente, lo que sigue es un par o dos de epílogos.

En cuanto a los fics que me pidieron, Gillian en el trascurso del día subiré el fic MiloxCamus que está ambientado en la realidad del santuario, siguiendo la cronología del fic, espero te guste.  Kaligeminis el tema de los gemelos Saga y Kanon es un poquito complicado para mí, si termino hoy el fic, hoy lo subiré, te pido que seas paciente si no puedo subirlo hoy. 

Al día siguiente del nacimiento de los gemelos  en Géminis, los dioses guerreros de Asgard comenzaron a prepararse para su viaje de regreso a las gélidas tierras nórdicas, no solo porque ya era tiempo de volver y nadie los detenía, pero según Hilda era momento de regresar y se habían tomado muchas vacaciones para lo que es su deber.

Sigfried estaba más que feliz de regresar al fin para cumplir su deber, nació para proteger a Asgard y a Hilda, y moriría haciéndolo unas mil veces más.  Hagen también quería regresar cuanto antes, para seguir acercándose como amigo a Fleur y quizás así tendría una oportunidad con ella. Alberich aún tenía que pagar servicio comunitario en el palacio por lo acontecido en la última guerra, Thor quería regresar para ayudar a su pueblo y no hablar de Mime, que quería buscar momentos de paz y quietud para tocar la lira. Contra su opinión y su querer, Syd y Bud debían regresar con sus hijos a Asgard, la salud de Lowell seguía sin cambios pero el claro hecho que viviera todo un año marcaba para ellos una esperanza de que su hijo viviría muchos más, aun así en su mente estaba la duda si el clima de aquella región al que llamaban su hogar sería beneficiosa o perjudicial para su hijo, pero con deberes que cumplir no tuvieron más opción que hacer sus maletas y regresar resignados a las heladas tierras.

Los embarazos estaban avanzando tal y como todos esperaban, aunque al cumplirse el sexto mes del comienzo del embarazo de Camus, este tuvo convulsiones, algunos creyeron que recuperaría la vista, pero al contrario, las violentas convulsiones lo hicieron sangrar y según los médicos del santuario estuvo a punto de perder a su bebé. Afortunadamente solo fue un susto lo que ocurrió y aunque Camus aun no recuperaba la vista no perdía las esperanzas de poder ver a su hijo cuando este naciera, más cuando le dijeron que a pesar de lo que había pasado su bebé se encontraba bien, aunque hasta su nacimiento debería de guardar absoluto reposo.

Shura y Afrodita estaban en el último tramo de sus embarazos, el primero quería cuanto antes tener a su hijo, ya que cuando Saga tuvo a los suyos recupero sus sentidos faltantes, con la esperanza que le pasara igual, no aguantaba la emoción de recuperar su vista y oído enteramente, abandonar ese aparato que le habían implantado y poder tener a su hijo en brazos.  No tan emocionado estaba Afrodita, porque no le gustaba estar en cama todo el día, ni su sensibilidad o la extrema preocupación de Death Mask, aunque lo que más le gustaba era que este alardeaba de que pronto tendría su primer varón, cosa que el santo de piscis no daba por hecho, algo le decía, tenía un sexto sentido, de que tendría una niña y no un varón.

Shaka afrontaba tranquilamente su embarazo reciente, pasando tardes enteras meditando a la sombra de los salares gemelos, con Aioria sirviéndole un té de hierbas y hasta perfumando con inciensos el templo, todo para que el santo de virgo pudiera pasar lo más relajado los tormentosos meses del embarazo, sin depresiones, sin manías extrañas o antojos como frutas con crema a las dos de la madrugada e incluso el más reciente era pensar en los posibles nombres  para el futuro hijo o hija con respecto a la tradiciones de la india, Shiba, Laskmi, e incluso Buda.

 Los hijos gemelos de Saga y Kanon se llamaron, Defteros y Aspros, según el padre era por sus antepasados que no habían podido disfrutar de sus vidas, y si estos reencarnaban quería darle la posibilidad de que lo hicieran en una buena familia, según el santo de géminis, él y Kanon podían formar una hermosa familia. Los dos bebés dormían gran parte del día, o lloraban, para alivio de todos más allá del tercer templo nada de escuchaba. Mu y Kiki permanecían en el templo de Géminis para ayudar en lo posible, no era que Kanon y Saga no pudieran con el rol de criar a sus hijos,  pero el patriarca prefería que alguien los vigilara a dejarlos solos, quien sabe que hacer con los recién nacidos.

Uno de los nuevos pasatiempos del santo de Acuario, ya que no podría levantarse de la cama, era escuchar la televisión de su habitación, la cual siempre estaba en algún canal que pasaba programas de salud o de cuidados de bebés, gracias a una grabadora de mano que le había regalado Hyoga, cada cosa nueva que le parecía interesante la grababa, de eso modo cuando naciera su hijo las podría poner en práctica.

-El chocolate es para mayor de dos años- grabo después de escuchar la nutrición a lo largo de los primeros dos años de vida- Leche los primeros seis meses exclusivamente- paro un instante escuchando el programa y luego se relajó contra la cama, aunque un sensación mala lo invadió- Milo.

El santo de escorpio sintió el grito que lo llamaba y dejando lo que estaba haciendo corrió a ver qué pasaba, debido a que Camus no podía levantarse de la cama, se ocupaba de pintar y arreglar el cuarto para su futuro hijo, mientras Hyoga la pasaba con sus amigos  o acompañado a Camus. Entro a la habitación con manchas de pintura en la ropa y polvo blanco en el cabello.

-¿Paso algo?

- Milo… las escaleras de los doce templos son peligrosas- exclamo preocupado- debemos poner barandales o algo…

-Las escaleras…si, tienes razón-dijo tomándole la mano- hay escalones rotos,  habrá que limitar a donde estará el bebés…este templo es el más seguro, en comparación con el mío.

-¿Por qué lo dices?- pregunto incrédulo.

-Bueno, debido a su forma tan única y hermosa, como quien vive en el- aclaro besándolo en los labios- cada parte del templo está bien definida, por lo que cuando ponga los barandales por donde anduviera nuestro bebé estará muy lejos del pasillo, pero…hay algo que me preocupa…

-¿Qué pasa?- pregunto preocupado.

-Mi deber es proteger la octava casa, la del escorpión celeste, la tuya es proteger esta, la onceava, la de la vasija… ¿no crees que deberíamos de quedarnos en una de las casas?

-Es deber nuestro proteger nuestras casas- respondió pensante-  pero…puedes dormir aquí…cuidas de tu templo durante el día y en la noche regresar, para estar con nosotros.

-Lo que te haga feliz- dijo besándolo en la frente-¿Sabes qué? mañana por la mañana, a primera hora, buscare todo para proteger al bebé…tendré que pedirle a Athena si nos puede prestar un auto o algo para movernos, no puedes hacer esfuerzos.

-Lo sé, lamento ser una carga- exclamo deprimido- yo…

-No, no, no, nada de eso, tú no eres una carga, bello Ganimedes, mi hermoso copero,  llevas en ti la tarea más difícil de todas, dentro tuyo una nueva vida se ha generado y crece cada día, se fortalece, yo no podría con semejante misión, es mucho para este escorpión, pero no es nada para ti, maestro de maestros, mago del agua y el hielo- le beso en los labios y luego toco su vientre- tu, pequeño, tárdate tu tiempo, que tus papás quieren disfrutar de su tiempo sin ti.

-¿Qué pasara cuando nazca?- pregunto pensante- Acaso tú y yo...

-Estaremos veinticuatro horas del día tras el- le interrumpió- cuando querríamos dormir, vendrá cuan ratita escurridiza y dirá, tengo miedo voy a dormir con ustedes, y durante el día, viste lo inquieto que era Leonel, por Athena, tendremos que estar tras él, que no se caiga, que no se escape, que no se meta cosas a la boca, y cuando querremos abrazarnos él se meterá en medio y dirá algo así como, yo también quiero un abrazo, y me estoy imaginando su infancia, imagínate como será de bebé, querremos dormir, hacernos cariños,  y su llanto pidiendo a sus padres en medio de la noche nos dirá, hoy no chicos, hoy no.

-Milo- sonrió imaginándolo todo.

-Oh, sí, cuando estemos sentados en el sofá, viendo la tarde pasar, lloraba pidiendo que le den su leche, cuando nos estemos bañando, pasando tiempo juntos como hacemos, cierto niño tendrá mal olor y uno de nosotros lo ha de cambiar o se va a vomitar o llorara o valla saber qué cosa, ¿y sabes porque va a hacer todo eso?- pregunto mirando con picardía- no querrá tener un hermano, y lo va a evitar hasta el cansancio, será nuestro malcriado, nuestro adorado dolor de cabeza.

-Un buen niño-acoto sonriendo.

-Imagínate la lucha que será todas las noches para que se duerma, sacarlo a pasear- continuo exagerando, bromeando y sonriendo haciendo que Camus sonriera también- llevarlo al parque, que no se lastime en los juegos, que no se coma la arena… por Athena, la parte que viene de mi será terrible….

-Sera un niño bueno, muy educado- le interrumpió- será amable y bondadoso.

-Eso lo sacara de ti, será educado, inteligente, galante, un caballero sin más que agregar- le tomo la mano- pero de parte mía, será un demonio de Tasmania- lo beso dulcemente en los labios.

Milo comenzó una cadena de besos, al principio tiernos  y luego más apasionados, poco a poco se abrió paso cuan aventurero en un nuevo terreno en aquellos labios, examinando la boca del santo de acuario con su lengua. Poco a poco lo recostó sobre la cama mientras continuaba besándolo, le tomo las manos, y se arrodillo sobre él, poniendo cada pierna alrededor de su cintura y continúo besándole, dejando espacio para que no sienta presiones.

-Milo- se ruborizo cuando pudo recobrar el aire.

La puerta los interrumpió, Camus sonrió imaginándose el rostro de fastidio del santo de escorpio, tal como lo conocía, seguramente estaba deseoso de pasar tiempo con él y al haber una interrupción querría matar a quienes los estuvieran interrumpiendo.  Milo sonrió, a pesar de fastidiarle que alguien los interrumpiera, solo porque lo frenaba, frenaba aquella explosión de hormonas, con un embarazo tan avanzado tenia temor, pavor y horror, de que algo le pasara, se sentó a un lado esperando que la puerta se abriera y se arregló un poco la ropa.

-Toc toc- exclamo entrando el invitado, era la voz inconfundible de Aioros de Sagitario- ¿Qué tanto fabulan?... Milo estas cubierto de polvo blanco.

-Estaba arreglando una de las paredes de la biblioteca, que será el cuarto de nuestro bebé- aclaro  revolviéndose el cabello para limpiarse- tuve que reforzar algunas paredes que las note débiles.

-Oh sí, el templo de sagitario esta igual- dijo mirando sorprendido- preparamos la habitación para nuestro hijo y la pared que tiene la ventana comenzó  a ceder, tuve que reforzarla de adentro y afuera, sino caería ventana, pilar y pared.

- Y templo de Leo está peor- interrumpió Aioria- el suelo destruido, pilares por caerse, no sé cómo sigue de píe y el templo de Virgo, estoy reparando el techo que está a punto de caer, de suerte nadie ha resultado herido y ni hablar de las estatuas que están en la entrada de los templos.

-Hoy no es lunes, no es día de visita, es mañana ¿Qué hacen aquí?- pregunto Milo levantando una ceja.

-Shaka medita a la sombra de los sales gemelos y no pensé que fuera oportuno ponerme a martillar e interrumpirlos a él y al bebé- explico el santo de Leo.

-Shura no paso bien la noche, el dolor de espalda lo tiene muy mal, acababa de dormirse- acoto el santo de sagitario.

-Las casas de cáncer, Libra, escorpio  y capricornio están deshabitadas- continúo Aioria- además de mi templo, y el templo con gente más cercano es esté.

-Ni que fuéramos a molestar a Death Mask y Afrodita, que andan con un humor de los mil demonios- continuo Aioros- Saga, Kanon y Mu están atendiendo a los bebés y para llegar al templo de  Aldebarán hay que atravesar el tercer templo, donde todo gira alrededor de los recién nacidos.

Milo sonrió, era verdad lo que decían los hermanos, Aldebarán estaba aislado por el reciente nacimiento de los gemelos en géminis y en las demás casas o no había nadie o quienes estaban se encontraban de mal humor. Aioria se sentó en la cama, al lado de Camus y miro sonriente como el santo de acuario tenia ahora una sonrisa en su rostro, mucho había sufrido, el cómo su amigo, con las depresiones del santo renacido, también sentía culpa por atacarlo cuando débil se encontraba, pero aun así, no podía estar más feliz de verlo contento, Milo fijo su mirada, Aioria no era muy amigo de Camus pero estaba acercándose mucho a él, lo que causaba gran molestia.

Un grito desgarrador se sintió por los doce templos en ese momento, proviniendo de la casa de piscis, levantados cuan guerreros a batalla los dos hermanos de cabellos castaños y mirada seria corrieron hacia donde se había originado el grito, seguidos de cerca por Milo, quien en brazos llevaba a Camus, por querer ver qué pasaba. Ya en el templo solo los gritos de fuerte dolor se escuchaban todos provenientes de la habitación principal, además que uno y otro grito del santo de cáncer.

-Afrodita, Death Mask- exclamo preocupado Aioros intentando abrir la puerta- Por Athena, no se les puede ocurrir cerrar la puerta con llave a ustedes dos.

-NO ENTREN- fue el grito de Shun, quien venía con varias toallas en las manos.

-Shun… ¿Qué pasa?- pregunto Milo bajando a Camus.

-Hace dos horas, Afrodita entro en trabajo de parto-explico mirando apenado- no quería decirles nada…por favor no le digan que se los dije.

-No te preocupes Andrómeda, pero nos dimos un gran susto al escucharlos gritar- sonrió aliviado Aioria- lo que no entiendo ¿Por qué Death Mask grita?

-POR ATHENA, MI MANO, MI MANO- grito esta vez audiblemente dentro de la habitación.

-Shiryu le dejo un mal recuerdo a Death Mask en su mano, ahora Afrodita también- bromeo Shun- con su permiso, debo llevar esto adentro.

-Ayudaremos en todo lo posible, debemos prepararnos para cuando nazcan nuestros niños- exclamo sonriente Aioros.

Shun saco un par de llaves de su bolsillo como pudo y abrió la puerta lentamente. Con gran dolor el santo de piscis estaba recostado en la cama y a su lado estaba el santo de cáncer, a quien el santo dueño de la casa le apretaba a no más poder su mano derecha. Shun actuó rápidamente, colocando las toallas para ayudar en lo que fuera posible, Camus siguiendo los gritos de dolor de Afrodita, se acercó y comenzó a emanar aire frio, para tranquilizarlo.

-Ho, gracias Camus…eres tan considerado…no como Ángelo- dijo relajado.

-Dices eso, pero dejaras mi mano sin nervios y huesos sanos- exclamo en burla, segundos después su mano volvió a hacer apretada con fuerza.

-Aquí hay agua de rosas- interrumpió Aioria acercando un perfume- ¿esto te ayudara Afrodita?

-Sí, sí, acércalo, su aroma es un tranquilizante natural para mí.

-Bien, todos mantengamos la calma- dijo nervioso Aioros- esto no ha de ser nada de otro mundo…

-Nos hemos enfrentado a Titanes, a Espectros, a una infinidad de enemigos, algunos más poderosos que otros- sonrió Aioria- ¿Qué tan difícil puede ser ayudar?

-Me…gustaría…me gustaría poder ver…poder ver cuando nazca mi bebé- fue la voz pensante de Camus la que se escuchó.

-Oh, cariño, claro que lo veras, los dioses no permitirán que te pierdas el nacimiento de ese pequeño, tu hijo- le tranquilizo Afrodita tomándole la mano- y si Hades no te devuelve la vista, nosotros lo vamos a ir a buscar y obligarle que te la devuelva.

-¿Por qué no le aprietas la mano a él y a mi si?- pregunto el santo de cabellos negros, el único en el cuarto.

-AHÍ QUE DOLOR- exclamo apretujándole la mano nuevamente.

Veinte minutos después, Aioria se desmallo al ver la sangre que comenzó a brotar, las sabanas manchadas y ni aun los gritos de dolor de Death Mask lo ayudaron a despertar, Milo, más nervioso que tranquilo comenzó a dar vueltas por el cuarto, esperando que del cielo callera la respuesta que hacer, Aioros se comía las uñas, Camus era el único tranquilo, ya que emanando aire frio y calmo, mantenía a Afrodita muy relajado. Shun se encargaba de todo, Bud le había explicado como había estado cuando sus hijos nacieron, lo que tuvo que hacer y demás cosas, así que se sentía muy preparado para poder ayudar.

Finalmente, casi una hora después un llanto de un bebé se escuchó en el cuarto, Aioria despertó solo para volver a desmallarse,   Milo lloro de felicidad abrazando a Camus, quien también lloraba feliz por su vecino, Aioros más tranquilo fue al baño de la habitación y regreso con un fuente de agua. Shun cargaba a la pequeña pero no débil criatura, quien nada más nacer busco el calor de sus padres, el santo de Andrómeda  sonrió.

-Felicidades, es una niña.

-¿Qué?- dijo Death Mask tomando su mano, la cual ya estaba azul- me dijeron que sería un niño.

-Es una niña, mira- dijo mostrándosela, después que corto el cordón umbilical.

-y DeatMask alardeaba de que tendría un varón- se burló Milo- le salió una niña.

-Una princesa, a ti te saldrá un medio bicho- refuto.

-No, será un rey.

-Milo…- interrumpió Camus- Afrodita, ¿cómo la llamaras?

-Habíamos elegido el nombre Ángelo…por el- señalo a Death Mask.

-Sera Ángela…es un hermoso nombre- Camus sonrió- ¿Cómo es ella?

-Hermosa…

-Death Mask-le reto Afrodita- todavía no tiene cabellos, pero puedo asegúrate que los tendrá rubios, como yo…

-Y ojos fieros como su fuerte padre.

-Yo diría que mal carácter- acoto Milo.

-Milo, ya basta- le reto Camus- felicidades, hay que ir a dar aviso al patriarca.

-Yo me encargo, no me tardo nada.

-Shun, quédate- lo detuvo Afrodita- Death Mask se encargara de ir a decirle a todos la buena noticia.

-Pero si el mocoso se ofreció- miro sin entender.

-Death Mask va a ir, ayúdame  a sentarme, para sostener mejor  a mi pequeña-exclamo sonriente.

-Sí, si Afrodita, lo hare.

Death Mask vio el rostro del santo de piscis con una mueca de disgusto, por lo que el santo de cáncer opto por obedecer su petición e ir templo por templo a avisar sobre el nacimiento de su primogénita. Pronto la habitación estuvo con todos los que Vivian en las doce casas felicitando a Afrodita por su hija, a Shun por hacer un buen trabajo y a Camus por mantener tranquilo al santo de piscis.

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Pasaron las semanas, los regalos de Asgard, con un mensajero que se terminó quedando en el santuario, Phenril, no se hicieron esperar de parte de los dioses guerreros y de las Marinas de Poseidón al saber del nacimiento de la nueva integrante entre los santos dorados, el regalo más extraño fue una ardilla que Alberich había puesto en uno de sus cristales amatista y que Death Mask lo tenía como principal juguete para su hija, según este porque era el regalo perfecto. Se supo también, que por tiempo indeterminado, hasta que la salud de Lowell mejorara, Bud y Syd estaban relevados de sus obligaciones, lo que a todos alegro saber, Hilda también había escribido que el menor no había tenido mejoras desde que llego al nórdico pueblo pero mantenía su estado de salud, por lo que todos estaban esperanzados de verlo correr pronto por la nieve.

Con el pronto nacimiento de su hijo y todos preocupados por ese hecho, Shura había sido internado y era atendido por los mejores médicos que pudo conseguir la heredera de la fundación Graude. El mismo médico que en España se había ocupado del implante Coclear, tan pronto cuando llego, al oír lo que ocurrió con Saga de Géminis, no dudo en operar a Shura para quitarle los aparatos de alta tecnología temiendo que estos interfirieran con la recuperación de santo de capricornio.

Otro de los que había sido internado fue Camus, quien había convulsionado varias veces en las ultimas semana pero ningún nuevo cambio en su vista se había producido.  Athena sentía gran temor por el santo de Acuario, los médicos estaban consternados con él, ya que Shura no había tenido tantas convulsiones como este y la vida del bebé que esperaba estaba en riesgo según los especialistas. Los padres del santo de cabellos rojizos habían ido tan pronto se enteraron de la primera gran convulsión de su hijo, no se separaron de él ni un momento, al igual que Milo, Hyoga e Isaac.

Como otro día normal, el santo de Acuario estaba recostado en aquella habitación de hospital, por orden de Athena las habitaciones de él y Shura estaban aisladas de las demás, en el área donde de oncología, donde solo los pacientes con Cáncer terminal iban a ser internados, a ninguno le gustaba estar allí, rodeados de gente que sufría y se despedida diariamente de sus seres queridos, pero era el lugar más seguro para ellos, según Athena y contra sus deseos debían estar allí.

-Maestro, maestro- le ayudo el general de Marina a sentarse- ¿se siente bien? ¿Requiere algo?

-¿Cómo esta Shura?- pregunto aferrándose  a las sabanas- ¿Se encuentra bien?

-Sí, si- exclamo mirándolo de reojo, en la cama de al lado- está comiendo gelatina ¿quieres un poco?

-No…solo quería saber cómo estaba- dijo casi en susurro- como no puede escuchar porque le sacaron los aparatos, yo estoy preocupado y…

-Hijo, ya verás que cuando menos lo esperes los dos estarán en el santuario disfrutando de sus hijos- interrumpió Elizabeth abrazándolo- Saga recupero sus sentidos el mismo día que nacieron su hijos.

-¿Quiere helado maestro?- pregunto Hyoga mirándolo serenamente.

-No, estoy bien- respondió sonriendo- ¿ya saben porque he tenido convulsiones?

-No hijo, nadie sabe, tu padre y Milo están hablando con los médicos que están a cargo de tu caso- le respondió su madre-Si vuelves a tener alguno de esos ataques, se atenderán de inmediato para salvaguardar ambas vidas.

-Me alegra escuchar eso- acoto sonriendo el santo de Acuario.

-Camus, Camus, te traje chocolate- Milo entro al cuarto con una barra de chocolate en la mano.

- Los Médicos dicen que no hay nada malo en Camus- exclamo Arthur sonriendo- pero estarás bajo observaciones.

-Seguramente es porque recuperara la vista pronto- acoto Milo- de lo contrario vamos a ir hasta el inframundo a obligar a Hades a que te recupere la vista.

-¿Hades puede hacer eso?- pregunto Hyoga- bueno, cualquiera cosa llevamos a Seiya, el hirió el venerado cuerpo de Hades, si le decimos que lo volverá hacer no va a negarse.

-No puedo creer que Seiya, ese chico tan altanero, inocente, bueno y con toda la lista de defectos que tiene, es valeroso, decidido, un guerrero como no hay ningún otro- exclamo Milo tomándole la mano a Camus.

-Los cinco son los santos de la esperanza- interrumpió Afrodita entrando con su niña en brazos y Death Mask detrás, quien traía bolsos y bolsos con cosas de su bebé- no importa que hagan, los cinco son capaces de lograr milagros.

-Afrodita… ¿estás seguro que no quieres que ayude a Death Mask con los bolsos? No me molestaría ayudar, por lo contrario, muy gustoso lo voy a hacer.

-No Shun, no te molestes, todo lo que tú y tus amigos han hecho es demasiado, no te puedo pedir nada, me acompañas y ayudas con Ángela, te ordeno que te relajes.

- Se hicieron buenos amigos por lo que veo- interrumpió Hyoga.

-Y yo me llevo mal con la lagartija- acoto Death Mask- Milo, basta.

Todos miraron a donde miraba Death Mask, el santo de escorpio se encontraba besando apasionadamente a un muy agitado Camus, el cual se había recostado en la cama para disfrutar de aquel contacto. Todos estaban más atentos a lo que hacían los visitantes que acaban entrar que no se percataron de Milo y sus muestras de cariño, salvo cuando el santo de cáncer lo noto.

-MILO- fue el grito molesto de los dos alumnos, quienes luego se encargaron de separarlos.

Una camilla entro de pronto, por lo que todos se alteraron, la misma se llevó a Shura y fue seguida por Aioros y Shiryu. Death Mask dejo los bolsos en el suelo y fue a ver qué pasaba, pregunto a todos los médicos que pudo y luego regreso al cuarto donde estaba Afrodita meciendo a su pequeña y todos miraban sorprendidos, esperando una respuesta a su gran duda, de que había pasado.

-¿Shura está bien?- pregunto preocupado Camus.

-Sí, me costó hablar con alguien, están todos como locos- respondió más tranquilo- fueron a hacerle unos estudios para cuando vallan a operarlo.

-¿Qué? ¿Por qué?- pregunto Camus asustado.

-No te preocupes, no pasó nada malo- respondió sonriendo- me explicaron que para ponerle el implante en la cabeza tuvieron que abrirle un hueco en el cráneo, si Shura recupera su audición, como Saga su habla y oído, no requeriría que le volvieran a poner el implante, deberán cerrarle el hueco de la cabeza con una placa metálica.

En una sala anexa, que únicamente era utilizada por los pacientes oncológicos, en ese momento comenzaron a hacerle los análisis que Shura requería, Athena no le gustaba abusar de su poder, pero tenía que ser lo más discreta posible con sus santos y cambio de la confidencialidad de los médicos, su cooperación y ayuda, ella iba a destinar grandes sumas de dinero para aquel hospital, que si bien no tenía muchos pacientes internados, ella sabía que estaban haciendo mucho para cumplir con sus pedidos, tenía que darles algo a cambio. Los exámenes no eran peligrosos, no había rayos X o Shura tendría que entrar al tomógrafo,  varias ecografías y otros exámenes no invasivos iban a llevarse a cabo y luego, después que naciera el bebé se iban a hacer los análisis más complejos.

Shura había sido anestesiado al entrar a la sala, si bien no escuchaba ni veía, pero los médicos tomaban todos los recaudos posibles para prevenir cualquier eventualidad. Entre medio de una de las ecografías, a pesar de estar anestesiado, el santo de Capricornio comenzó a agitarse,  con espasmos violentos se movió en la camilla, tres médicos lo colocaron de costado para que pudiera moverse con libertad y tras esperar que los temblores cesaran no dudaron en llevarlo a quirófano para realizar la cesara, por el bien del niño por nacer y del propio Shura.

Aioros y Shiryu miraron como se llevaran al español a una sala con una luz roja encima, la cual se prendió, no les permitieron entrar, no les dijeron nada, solo vieron como médicos y enfermeras entraron, conectaron al santo de cabellos negros a varios aparatos, las enfermeras entraban y salían, las que salían lo hacían para llevar bolsas con sangre, en una oportunidad llevaron el desfibrilador. Aioros se sentó contra la pared que estaba separándolo de su amado,  miro hacia la luz roja, las lágrimas no tardaron en salir de su rostro, el temor por perder a Shura estaba presente y también lo estaba el miedo de perder aquel niño por nacer, de embarazo ya muy avanzado. Shiryu camino y lo abrazo, para darle ánimos, se sentía impotente allí, sin poder hacer nada, y eso no le gustaba, él era uno de los santos que darían su vida por todo lo que consideraba justo, quedarse allí, sin hacer nada, sin saber nada, lo hacía sentirse inútil . Athena y Seiya llegaron poco después y vieron la escena, el santo de Pegaso se colocó a la derecha de Aioros para animarlo,

-Estará bien, él es fuerte- exclamo la mandataria- ha luchado como tantas veces, ha ganado, ha sufrido, este es otro de sus momentos de felicidad, ambos lo merecen.

-Ambos sacrificaríamos nuestras vidas en pro de la justicia- dijo mirando tristemente el de cabellos castaños- yo lo hice, y el también…pero…no sé qué voy a hacer si lo pierdo  a él, ¿Cómo viviría? Shura me confeso que…que sufrió estos trece años sin descanso, noche tras noche  las pesadillas lo atormentaban, el templo vacío… ver a mi hermano, esperamos con tantos deseos a ese niño, a días de nacer ni más ni menos… ¿Qué hare si los pierdo?

-No los perderás, Aioros, ellos se quedaran contigo, yo te lo aseguro- exclamo Seiya sonriendo- no pierdas las esperanzas.

La sonrisa del caballero de Pegaso era muy notable, el santo de sagitario lo abrazo, no entendía como ese joven podía ser tan sabio, a pesar de su forma de ser, algo infantil a veces, algo atolondrada, siempre tenía una sonrisa en su rostro.

-Yo no me rendí en buscar  a mi hermana, Marin en buscar a su hermano, ambos sabíamos que los encontraríamos, tarde o temprano, sin importar cuantas batalla se interpusieran, cuantos enemigos, cuentas muertes, cuanto dolor, yo estaba seguro que encontraría a Seika, mi hermana- dijo con seguridad- Aioros, tú también, ahora debes probar, tras esa puerta esta Shura, confía en que él es fuerte, en la esperanza… en Athena, no existe fuerza más grande que el amor de Athena.

-¿Cómo esta Seika, Seiya?- pregunto Shiryu intentando cambiar de tema.

-Muy bien, no ha recuperado toda su memoria, yo estoy a su lado para ayudarla, pero me recuerda a mí, que eso es lo que importa, mi hermana me recuerda y yo, no me volveré a separar de ella.

Un médico salió del quirófano, se quitó la cofia y busco con la mirada a los familiares del santo de capricornio, Aioros, Shiryu y Seiya se levantaron del suelo, mientras la mandataria espero una respuesta, una noticia de lo que había pasado- Está estabilizado, realizaremos las tomografías cuando se recupere.

-¿Las tomografías?- pregunto Aioros preocupado- pero...eso es peligroso en su estado.

-Oh sí, no se lo dije, felicidades, fue un varón- exclamo sonriendo, segundos después una enfermera salió con el pequeño en brazos.

-Hola campeón- dijo llorando de felicidad tomando al niño en brazos.

-Llevaremos al joven a una habitación individual y le colocaremos una incubadora, nació con buen peso y es un bebé a término, por lo que el alta será un par de días- exclamo el profesional- el joven deberá permanecer más días en el hospital.

-Shura esta… ¿Está durmiendo? Quiero que vea a nuestro hijo.

-Lo siento, está bajo los efectos de la anestesia y su hijo permanecerá en neonatología por las próximas cuarenta y ocho horas- explico seriamente y luego sonrió al ver la preocupación en el santo de sagitario- no se preocupe, su hijo no es prematuro y parece ser sano, lo que ocurre es que deben anotarse sus medidas, su peso, probar sus reflejos, revisar sus signos vitales…todo lo que se hace con un recién nacido.

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Camus no había tenido noticias de Shura en días, habían pasado varias semanas y ya desde el primer día que llevaba fuera del cuarto el santo español él se encontraba preocupado. Nadie le decía nada, nadie les informaba nada, Aioros y Shiryu no habían regresado a la habitación, lo que hizo que el francés temiera la peor. Las depresiones habían vuelto a asomar aquellos días de incertidumbre, un llanto sin consuelo podía escucharse casi en susurro y era por Shura de capricornio, Camus anhelaba poder volver a verlo con sus ojos, escucharlo hablar, que sus hijos pudieran crecer jugando juntos, pero con la repentina desaparición del santo de capricornio, esas sueños parecían haberse esfumado.

Milo decidió no separase ningún momento del lado de Camus, quería estar a su lado, protegerlo a él y al pequeño por nacer, detener los ataques depresivos del santo de acuario y ayudarlo en todo lo que podía hacer, asegurándole que pronto el santo de capricornio entraría por esa puerta de la habitación, a pesar de no saber nada concretamente de lo que paso con este. Como tantas otras veces y una costumbre ya normal, Milo se había dormido tomándole la mano al pelirrojo, estaba bajo mucho estrés en las semanas que habían pasado.

-Milo- lo despertó Camus- ¿Shura y su bebé murieron no es así?- pregunto con lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos- por eso nadie me dice nada…no quieren que llore…

-No, no, no, no digas eso- le interrumpió apenas despertando- ni siquiera yo sé que paso con él, seguramente lo trasladaron a España o alguna clínica más especializada…no te desesperes, por Athena, lo volverás a ver.

-¿Por qué no me han dicho nada?- pregunto tristemente- Shura es mi amigo, mi vecino…merezco saber.

-¿Qué mereces saber?- pregunto la voz reconocible de Shura entrando al cuarto en una silla de ruedas, en sus brazos tenía a su hijo y Aioros guiaba la silla de ruedas.

-Shura…me alegra escucharte.

-Perdona por no pasar a verte, Camus, los médicos no me dejaban en paz- respondió sonriendo.

-¿Recuperaste la vista?- pregunto con emoción.

-No, y no estoy viendo tu pijama de pingüinos- exclamo en burla.

-¿Pijama de pingüinos? Milo dijo que era el pijama de copos de nieve- interrumpió.

-Toc toc

-Aioros, ya entraste, no hace falta que digas toc toc- le reto Milo.

-Es mi forma de decir, hola a todos- sonrió- vinimos a presentarles a Carlos.

Camus sonrió de dicha al escuchar aquello, la voz tranquila de Shura, la alegría en la voz de Aioros y los respiros lentos del pequeño, el santo de sagitario lo coloco en los brazos del de acuario para que pudiera tocarlo, conocerlo-Tiene…tiene cabellos muy finos- exclamo sonriente- y ojos pequeños.

-Los cabellos de Papá Aioros y los ojos de papá Shura- acoto el santo de capricornio- y espera ansioso a su nuevo amigo o amiga ¿Ya tienen los nombres decididos?

-Desde hace mucho- respondió el de escorpio besando la mejilla del francés- perdona lo del pijama, debes entenderme, me gusta verte con este pijama.

-Te perdono, pero no vestirás a nuestro hijo de pingüino.

Las sonrisas alegres llenaron el cuarto y las mismas despertaron al pequeño de cabellos castaños, el cual lloro pidiendo el amparo de sus padres. Aioros lo tomo en brazos y luego lo llevo donde Shura, y como algo mágico el pequeño dejo de llorar para acurrucarse en los brazos protectores del santo más fiel a Athena.

Cuando la noche llego, Camus estaba alegre, no deseaba que esos momentos de gran felicidad terminaran, tenía todo en su vida, a sus padres, sus alumnos, a sus amigos, a su amado escorpión y muy pronto en sus brazos tendría a un niño quizás de cabellos rubios y ojos franceses, o cabellos rojizos y ojos griegos. Sentía que todo lo que tenía era suficiente para su felicidad, que la falta de su vista no era un obstáculo y que podría vivir sin ella a pesar de todo, porque tenía lo más importante a su lado.

Los padres de Camus y sus alumnos habían decidido justo aquella noche no volver, no porque no quisieran, habían permanecido en el hospital todos esos días sin dormir, Athena les recomendó que descansaran y ellos contra sus deseos así lo hicieron. Milo no se separaría de Camus aunque se lo pidieran, aunque el sueño lo embargara, el de su lado no se separaría, por lo que era el único que quedaba  esa noche y paso, paso lo temible, Camus volvió a tener convulsiones mientras dormía, eran más violentas que siempre e incluso había llegado el santo de Acuario a golpearse la cabeza con la cabecera de la cama hasta sangrar. Asustado Milo llamo a los médicos los cuales lo trasladaron a la sala de operaciones,  la luz roja se encendió y el santo de escorpio comenzó a orar, que Athena y los dioses intercedieran de complicarse las cosas, que salvaran a sus hijo y amado copero, porque según los especialistas las convulsiones podrían ser por un problema grave de salud.

Cuando Hyoga e Isaac llegaron esa mañana al cuarto, lo vieron vacío, la cama ordenada, sin rastros de su maestro o Milo. Tristes, sintiendo que el mundo se caía sobre ellos,  pues habían dejado aquella noche solo a su maestro, ¿Qué más podían sentir? Habían defraudado a su maestro.

-Maestro Camus- dijo Hyoga sintiéndose destrozado- Maestro…

-Buscan al paciente de este cuarto- interrumpió una mucama saliendo del baño con un carro enorme, en el cual se veía ropa e indumentaria para limpiar-  

-¿Dónde está?- pregunto Isaac consternado y tomo a la mujer del cuello- por los dioses, donde esta.

-Cálmese joven, anoche tuvo un episodio, lo llevaron a cirugía- dijo asustada.

-¿Tuvo convulsiones?- pregunto Hyoga separando a su compañero de entrenamiento de la mujer- ¿aún lo operan?

-La sala al fondo de este pasillo es donde lo operaban, sino está allí, debieron pasarlo a otro cuarto, perdonen si no puedo ayudarles.

Los dos alumnos salieron rápidamente de la habitación buscando aquella sala, donde solo encontraron dos puertas cerradas y una luz apagada, dentro el cuarto estaba vacio, no habia rastros de nada. Salieron y se recostaron contras las frías paredes cuando una enfermera se les acerco.

-Me matarían si les digo que el joven que fue operado está en el piso ocho, habitación once A.

Como si les hubieran dicho la mayor verdad del universo, los dos jóvenes que no pasaban de los quince años corrieron hasta el piso ocho y buscaron la famosa habitación. Cuando la encontraron no dudaron en entrar  y quedaron conmovidos al ver a Milo con un pequeño envuelto en una mantita color celeste y a su maestro en una cama, con una gran venda que le cubría los ojos.

-¿Estás listo?- pregunto el medico mirando a un sonriente y a la vez ansioso santo de acuario- si esto es como lo que le paso a tu amigo, recuperaras la vista en cuanto te saque los vendajes.

Isaac y Hyoga cerraron las persianas y apagaron las luces, para prevenir que su maestro se encandilara cuando abriera los ojos por primera vez tras más de un año de tenerlo cerrados, más de un año de solo ver oscuridad. Milo le coloco al pequeño que dormía en sus brazos mientras el medico poco a poco fue quitando los vendajes.

-Yo…quiero quitarle el final- interrumpió Milo, el medico no tardó en darle paso. Lentamente le quito aquellos trozos de algodón hasta liberar completamente aquel rostro que tanto amaba.

Camus abrió los ojos lentamente, viendo oscuridad, aquella que lo acompaño desde que habia abierto los ojos aquel día de verano un año y nueve meses atrás, estaba por llorar nuevamente, sintiéndose decepcionado, cuando poco a poco la oscuridad fue desapareciendo, por la luz tenue que iluminaba el cuarto y poco a poco ocupaba su vista, dejándolo ver todo lo que lo rodeaba. Primero alcanzo a ver a su pequeño, de cabellos rojizos, durmiendo en sus brazos, sintió ternura al ver su pequeña nariz, que había sacado de Milo y los ojos, que podrían mostrar aquella mirada con tanta calma que conocía, la mirada de escorpio, la piel era blanca, más blanca que la suya, y una expresión se serenidad estaba en su rostro. Sus ojos se inundaron de lágrimas, un llanto que se hizo esperar más de un año y que a cambio de él había recibido el don más maravilloso que se le pudo otorgar.

Acongojado Milo levanto su mirada, al verlo llorar, notando una sonrisa en aquellos ojos que a pesar que poco venían tenían ese brillo tan único y hermoso que solo él conocía, esos ojos color carmín o quizás de un tono miel, que se veían por la oscuridad de la habitación. Lo abrazo como tantas otra veces lo habia hecho, pero a la vez en un abrazo tan único que siempre quizo darle, si bien todos los abrazos eran iguales, pero para Milo ese no era tan asi, era el primer abrazo de Camus, el primero tras mucho sufrimiento y dolor, ahora totalmente recuperado y con un pequeño regalo entre ambos.

-Bienvenido de nuevo, Camus de Acuario- exclamo sonriendo aquellas palabras que estaban en sus labios trabadas desde hacía un año y casi diez meses.

-Milo- lloro emocionado.

-A ti también te daré un abrazo, pequeño, no pienses que tu padre se olvidara de ti- acoto Milo abrazándolo- y nunca te soltaremos.

Hyoga e Isaac no quisieron romper el momento pero la felicidad que los invadió fue tanta que corrieron a donde su maestro para abrazarlo también y así, salvo por el pequeño que dormía apaciblemente en los brazos del santo de Acuario, y el medico que poco antes se había retirado, todos los presentes lloraron, lloraron aquellas lagrimas que demostraban, en gran parte, un año que había pasado, el terrible año que todos habían vivido y que iban a dejar en el olvido.

Continuara...

Notas finales:

Gracias por leer, si quieren darme un buen regalo de cumpleaños dejen muchos Rewiebs, recuerden que los comentarios son la forma en que un escritor mejora o no, y se siente con más ganas de escribir.

Adelantos del Epilogo 1: Una lluvia azota en el santuario, todas las casas están aisladas y seis pequeños están aburridos, conozcan a los nuevos miembros del santuario  y en Asgard un niño correo felizmente por la nieve camino a su casa :D 


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