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Pero qué demonios tenían en la cabeza, acoso no se daban cuenta, de que si se lo daban en bandeja de plata lo mataría al instante, como a una repugnante cucaracha. Aunque, claro averiguar un poco sobre tu víctima para luego darle donde más le duele, no le desagradaba para nada; aunque no podía negar que matarlo lentamente era lo que más le gustaba. En fin, al parecer el siguiente seria un niño, pan comido, para alguien como él, ni siquiera lo había visto y ya sentía lastima por él.
Lo que no le gustaba de todo esto, es que por ser nobles tenían privilegios… como el de tener un contrato.
Eso de tener un contrato le resultaba realmente estúpido…en primera, estaba eso de darle algo a cambio de algo, como si alguno de ellos le podría dar lo que el busca; en segunda, que debes obedecer cada clausula del contrato; en tercera, son ellos quienes ponen la clausula a los contratos; y en cuarta, si se desobedece alguna regla del contrato este se deshará, y eso incluye el deseo de ambos. En si un contrato, era algo así, como “un dar, y un recibir“, solo que aquí el contratista, o sea él, tiene más posibilidades de perder, ya que su contratado de cierta forma pasa a hacer su protegido, hasta que este cumpla su deseo; ya que si su contratado, no logra cumplir su último deseo, el no podrá pedir el suyo.
De cierta forma le gustaba lo que hacía, aunque no podía negar que sentía un poco de pena cuando llegaban a un punto sin retorno, pero si él hacia eso era porque se lo merecían, porque él nunca haría algo sin motivo alguno, aunque muchos piensen lo contrario.
A todo esto, no tenía ni idea de quién era, pero bueno si se lo encargo él, y además de que le dijo que lo tratara bien, es porque es alguien importante no? quizás debería pensar un poco más sobre cómo actuar con el niño ese, pero como hacer eso, si ni siquiera tenía una foto, y ni de qué hablar del nombre del niño, ya que solo sabía que era un …Uesugi.
Con cansancio se levanto de su cómodo sofá, para sentarse en una postura demasiado firme para ser el, bostezo con un cansancio que demostraba lo estresado que ya estaba con esa situación y la llamada que recibió de K no ayudaba para nada, en serio que ese hombre era un explotador de menores, pero bueno no podía negarse, después de todo, el es su contratista.
En un movimiento brusco se puso de pie con esa decisión que lo caracterizaba, y lo hacia una persona confiable a la hora de hacer un contrato, un ligero temblor se izo presente en su frágil figura, que izo que se tensara y se dirigiera a la entrada de su departamento con pasos decididos, con la misma tomo la chaqueta blanca que estaba en el sofá y las llaves que estaban en la mesa.
Aun no sabía que iba hacer pero ya se le ocurriría algo al momento de actuar. Con pasos firmes se adentro al ascensor del edificio en el que vivía hace más de de dos meses, en serio le gustaba donde vivía, pero ya era momento de cambiar de lugar, él nunca había estado acostumbrado a estar en un lugar por más de un mes. Aunque no había tenido tiempo de escoger un nuevo departamento al cual mudarse, se cambiaria lo más pronto posible.
Sintió como el ascensor se detuvo, salió del edificio con pasos tranquilos y suaves, mientras caminaba por la calle que en esos momentos no era tan concurrida como en la mañana escucho los murmullos de las mujeres y de los hombres que caminaban por ahí, no le molestaba que hablaran de él, más bien le levantaba su ego saber que con su sola presencia hacia que tanto mujeres como hombres suspiraran por el.
Siguió con su caminata nocturna, que daba desde que comenzó a vivir ahí, le gustaba andar en la noche porque había menos gente y porque en noches como estas es cuando más necesitaba la compañía de alguien, sus pasos lo llevaron a un hermoso parque, al cual iba muy seguido, porque era un lugar tranquilo para pensar.
Se sentó en una banca que estaba cerca de un mirador, en serio que le gustaba ese lugar en especial por la vista tan magnífica que tenia de la ciudad; no supo cuanto tiempo estuvo ahí, pero si sabía que era muy tarde, ya que la luna estaba en lo más alto.
Soltó un suspiro de resignación no quería irse pero bueno, como se dice” todo tiene un principio y un fin”, se levanto mientras se acomodaba su chaqueta de impecable color blanco, con determinación en su hermosa mirada de extraño color, una tonalidad única y de herencia familiar…unos profundos ojos amatistas.
Mientras retomaba su camino hacia su departamento, vio algo, que lo dejo por un momento sorprendido, bueno quizás no tanto. Cuando iba saliendo del parque sus amatistas vieron como un auto negro arrojaba un bulto envuelto por una manta, para luego desaparecer como si nunca hubiese estado ahí.
Así que esa era la señal que K le daba, que poco ortodoxo era.
Vio como el bulto comenzó a moverse hasta descubrirse un poco, lo suficiente como para apreciar a un niño rubio de hermoso rostro con finas facciones que solo se veían opacadas por los golpes que traía en la cara, de un cuerpo pequeño y frágil, en si el niño no aparentaba más de 10 años.
Al parecer el niño no se había figado en su presencia, ya que tenía su rostro , como si mirara hacia arriba , ahora que lo pensaba no había podido ver sus ojos.
No supo en qué momento exacto paso, pero en cuanto cruzaron sus miradas, sintió que habían cruzado más que eso, sintió que cruzaban el delgado hilo que los separaba de la felicidad…que se les prohibió cruelmente, al ser perteneciente… de la nobleza del demonio.
CONTINUARA
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