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· Heart Hurt · por Haru-Tears

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"Luna Maldita"

"Ciclo vicioso"

.

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Una risa, proveniente de una hermosa voz, se escucha en la pequeña y agradable casita Elric.

Edward disfruta el poder compartir el tiempo de calidad que tanto le hacía falta con su hermano..

Por fin se habían reunido!

Escucha divertido, y con suma atención, las anécdotas tan graciosas que le cuenta Aru sobre su vida cotidiana. Desde quemarse al cocinar algo, hasta armar un caos accidental en un supermercado frente a todas las personas.

Era un muchacho inteligente y muy aplicado, pero podía actuar perfectamente con respecto a su edad cuando quería.

Sentados en la mesa de madera blanca del comedor, degustaban unas grandes galletas recién horneadas que el mismo chico había preparado, especialmente para su hermano mayor.

- ¡Mmh..! ¡Aru, están deliciosas! – exclama encantado, sintiendo cosquillas en sus mejillas ante la dulzura del postre.

Aru, estando frente a su hermano, se ilusiona al escuchar el comentario - ¿En serio? ¿Te gustan, Niisan? – pregunta con brillitos en sus ojos.

- ¡Síii! ¡Me encantan! Ojala pudiera cocinar así! Yo no sirvo para la cocina…

Comenta el rubio, recordando la vez que casi incendia la casa al sólo intentar calentar agua para una salchicha.

Aru deja escapar una risa, recordando exactamente lo mismo que su hermano.

Se habían quedado horas charlando, como es lo normal al no verse por tanto tiempo.

En verdad, el "trabajo" de Edward junto con Bradley quitaba todo tiempo disponible para el encuentro entre ambos hermanos.

Inconcientemente, ya cada uno tenía su propia vida… pese a ser tan jóvenes, y siendo los únicos integrantes de la pequeña familia Elric.

Cada uno, a su modo,.. vivía en "soledad".

El de cabellos castaños se levanta de la mesa aún con una sonrisa en su rostro, dirigiéndose hacia la mesada de la cocina. Con cuidado, apaga el fuego de la hornalla y toma con un pequeño pañuelo la pava caliente, para luego acercarse nuevamente a la mesa donde se encuentra el rubio.

- ¿Te apetece un té, Niisan? – pregunta mientras apoya lentamente el recipiente en un platito de madera sobre la mesa.

Edward asiente con la cabeza en un pequeño gesto. No podía hablar, ya que llevaba a su boca la sexta galleta del día.

Recién llegaba de comer medialunas y café en el restaurante con Aaron, y ya se encontraba comiendo galletas de chocolate con té en la casa de Aru.

¡Hacía mucho que no se sentía tan lleno y satisfecho!

En el Temple, no era muy usual de él terminar, o si quiera probar, la comida que le sirvieran.. Ya que repudiaba el lugar, así como cualquier cosa que le llegaran a ofrecer.

Ahora comprendía el dicho "Panza llena… Corazón contento".

No puede evitar reír ante lo pensado. Llamando la atención de su hermanito…

Aru trae consigo dos tazas color verde manzana, apoyándolas sobre la mesa y sirviendo cuidadosamente el té en ellas.

Observa de reojo a su hermano, viendo cómo comía a gusto las galletas que había preparado con tanto entusiasmo.

- Niisan – susurra sonriente para él mismo.

Algo había cambiado en su hermano mayor. Y ese "algo" era muy notorio.

Se lo veía más… alegre….

Más simpático y vivo.

Podía notar un brillo especial en sus ojos cuando hablaban.

Sea lo que sea… Ese "algo" estaba funcionando muy bien en Edward.

Permitiéndole felicidad.

- ¡Oh! ¡Aru! – exclama tragando la galleta, sacando de sus pensamientos al joven - Me habías contado que tenías un nuevo compañero de habitación ¿Cómo te va con él? – pregunta el mayor colocando un poco de azúcar a su té.

- Aahh.. – suspira en derrota el menor, recordando a cierta persona – Es un caso perdido. Es distraído, torpe, molesto, y así podría continuar una graaan lista…

- ¡Jaja! ¿Tan así es?

Ríe por la angustia de Aru. Aunque él no podía burlarse tanto… Recordando también a cierto compañero que de ahora en más vería todas las semanas…

Su expresión cambia y, copiando la acción de Aru, suspira en derrota.

- A mí también me ha tocado un compañero insoportable… - comenta con desgano, tomando un poco de su té.

- Ah, si? – confirma algo confuso Aru - ¡Oh! ¡Cierto! ¿Entonces, pudiste conseguir un puesto en el restaurante? – pregunta con emoción, tomando una galleta.

- ¡Sip! ¡Ahora soy camarero del Cassanovaaa! – entona posando con un destello de orgullo, haciéndose el importante.

Aru ríe ante el comportamiento tan infantil de Ed - ¡Ooh! ¡Niisan! ¡No has cambiado nada! – da un mordisco a su galleta.

Si Edward seguía con ese ánimo y orgullo, … era porque todo estaba en orden.

- ¿Ya comenzaste a trabajar?

Edward termina su té y lo deja a un lado. Sus mejillas estaban algo sonrojadas por el calor recuperado.

- No, aún no. – explica – Comienzo mañana. Hoy me han informado sobre toda la teoría del tema, mañana lo tendré que poner en práctica. Pero… mi "superior" es un pesado!

Hace un pequeño puchero. Necesitaba de alguien con quien descargarse de su mala suerte.

- Pretende que esté TODO el tiempo sonriendo! Debo cuidarme al momento de comer, tengo que hacer ejercicio, y además debo estar pendiente de mi cabello ¡Es una locura!

- ¡Jajajja! ¡Tú decidiste ser camarero, Ed! Ahora no te quejes ante las consecuencias – ríe Aru por la desgracia de Ed.

Maldad Elric.

Siempre presente.

- No te preocupes, él siempre me lo recuerda – dice cruzándose de brazos y apoyándose más en su asiento – Entiendo lo del ejercicio, pero… ¿Estar todo el tiempo cuidando de mi cabello? ¿Esas cosas no lo hacen las chicas?

Aru no podía más de la risa.

Realmente Edward… ¡Seguía siendo un niño!

- ¡Oye! No te burles! – pide con un leve rubor en sus mejillas, ahora por la indignación de que su hermanito menor se estuviera divirtiendo por su desdicha.

Pensar que hace un momento ÉL se estaba riendo por la mala suerte del otro…

En verdad, muy en lo profundo de su corazón, Edward seguía siendo un niño.

- Ayy, Niisan – suspira Aru limpiándose pequeñas lagrimitas por tanto reírse. - Me alegro al menos de que hayas podido conseguir lo que buscabas..

Finaliza brindándole una hermosa sonrisa a su hermano, viéndolo directamente a los ojos.

Edward se contagia, correspondiéndole el gesto al mostrarle también una muy bella sonrisa.

Cielos…

Se podía notar en las miradas lo mucho que se extrañaban…

En esos momentos, nadie pensaría que esos chicos tan jóvenes cargaban con una vida tan desdichada…

Y lo bien que lo ocultaban… al hacer algo tan fácil como…

.

.

.

Sonreír…


La escuela secundaria "Northen". La número uno en sistemas educativos en PathRain.

Allí, en ese laberinto de pasillos, escaleras y millones de pisos, recurrían los jóvenes con mayor intelecto y capacidad. O es lo que se supone, ya quenunca falta, en la historia de las secundarias, el "payaso" de la clase.

Y justamente, en ese día tan nublado, el "payaso" se lo tenía que soportar nada menos que…

- ¡Eh! ¡Roy! ¿Por qué no te consigues una novia? – ríe en una carcajada traviesa un muchacho de cabello castaño oscuro, sentado en la segunda fila del aula, a mitad del salón.

A todo esto, como siempre, luego del chiste bobo vienen las risas de los demás compañeros, sin importar si la broma tiene gracia o no.

- ¡Ya te dije que para ti soy Profesor Mustang! ¡Y debes tratarme de "usted"! – exclama parado frente al pizarrón, ya perdiendo la paciencia.

En general, su curso era muy educado y la gran mayoría aprobaba con notas de gloria en su materia. Pero ese chico… Rayan Thomas… era capaz de hacerle sacar lo peor de su persona.

Siendo profesor de Lengua y Literatura, le era muy difícil tratar de interesar al muchacho en su clase, teniéndose en cuenta que era un tonto despistado y desinteresado de la vida.

¿Cómo había hecho para entrar a ese colegio? No sabe la respuesta… Ni él ni Dios ni nadie…

- Está bieeen, "Profesor Mustang" – contesta en tono burlón el chico, apoyándose más en su banco con los brazos cruzados - ¿Por qué "usted" no se va en busca de alguna buena mujer y le lee "cuentitos" a ella? – esto consigue más risas de sus compañeros, la gran mayoría varones.

Ya que las mujeres no le veían la gracia a su burla tan maleducada.

- Mi vida personal no le concierne, señor Thomas – responde Roy, tratando de actuar como tal y no perder el control por un alumno indisciplinado – Más le debería importar las consecuencias que traerá su conducta en la clase. Esto se reflejará en su nota trimestral – responde fríamente volteándose y continuando su escritura en el pizarrón, tratando de ignorar las burlas del muchacho.

Lo cual no consigue, oyéndose una gran carcajada de parte del joven.

- ¿Es lo único que puede hacer? ¿Amenazarme con mi nota? ¡Y qué si lo hace! Esta materia es una pérdida de tiempo. – comenta apoyándose aún más en su banco, quedando casi recostado en él, viendo la nada… concentrándose en una de las ventanas del salón.

- ¡¿Qué no puedes parar YA?

Se escucha la voz de una exasperada alumna. Habiendo perdido la paciencia por semejante compañero de banco.

- ¡No eres así en todas las materias! ¡¿Cuál es tu problema? – exclamaba ya cansada de la situación.

Es que realmente, esto se había comenzado a transformar en la rutina de todas las mañanas.

Y empezaba a sentir cierta lástima por el profesor, quien intentaba dar su clase en paz y este chico lo único que hacía era burlársele sin motivo alguno.

- Está bien, señorita Juhney. No se moleste en defenderme – dice Roy escribiendo aún en el pizarrón – Cuando lo vea en diciembre, ahí se dará cuenta de las cosas… - suelta sin medir.

No era usual de él decir ese tipo de comentarios sobre algún alumno en específico, y más haciendo referencia a sus notas frente a todo el curso.

Pero… como aclaramos antes…

Ese chico tenía la especialidad de sacar lo peor de uno.

Habiendo escuchado semejante revelación, no puede evitar fruncir el seño y mirarlo con odio al mayor.

Se reincorpora en su asiento, apretando sus nudillos con fuerza. Podía sentir cómo la furia lo invadía por dentro.

Se levanta de la silla, corriendo así bruscamente el banco hacia delante, chocando contra el asiento del compañero de en frente.

- ¡¿Quién te crees que eres? – grita en el pleno silencio del aula, siendo su voz fuertemente retumbada por las paredes.

Roy se voltea, mirando al furioso muchacho que había armado tanto jaleo, en tan solo unos segundos.

- ¿Quién me creo? El profesor y tutor de este curso. Y no permitiré más interferencias de tu parte…

- ¡Deja de hablarme tan formalmente! ¡No eres nadie como para creerte gran cosa! – acusa señalándolo, respirando algo agitadamente.

¿Por qué tenía esa manía con el profesor de Literatura?

Sólo…. Únicamente con él….

Con ningún otro profesor presentaba el mismo problema.

Ya esto se iba por demás de lo personal.

Los alumnos se quedan completamente callados, esperando la reacción del mayor, quien parecía no inmutarse ante el escándalo del chico.

O era lo que trataba…

Suspira hondamente, dejando la tiza sobre el escritorio… y la mirada sobre el estudiante.

No se dejaría intimidar por un "niño", y mucho menos en horarios de clase.

- Si tienes algún problema conmigo, lo cual es evidente, te sugiero que lo charlemos durante el recreo o en la materia de algún otro profesor. Podría sacarte del turno para hablar un poco sobre tu conducta en mi hora…

- ¡No quiero hablar nada contigo! – interrumpe cortante, sin dejarle oportunidad al mayor ni para respirar.

- ¡Estoy cansado de callarme y sólo escucharte por horas! ¡Pretendes saberlo todo! ¡Y NO es así! …

- ¿Callarte y escucharme? ¿Desde cuándo? Lo único que haces en mis clases es ignorar mis indicaciones y faltarme el respeto. – Interrumpe manteniendo la calma, Roy – Y nunca he pretendido saberlo todo. NO lo se todo. Pero sí siendo mayor y tutor tengo más conocimientos que tú, los cuales intento enseñarte, y , de la peor forma, ni caso haces.

El menor parecía estallar en cualquier momento.

¿Por qué….?

¿Por qué le recordaba tanto a esa persona….?

¿Por qué el profesor….?

¿Qué…. ¡Qué rayos le estaba pasando!

- Tú….¡Tú nunca entenderías! – grita enfrentándolo con la mirada. - ¡T…Todos los que están sentados aquí son unos ignorantes que pierden su tiempo en esta institución! ¡Lo que nos pretenden "enseñar" es BASURA!

Roy se acerca a pasos lentos en dirección al banco del muchacho, deteniéndose y quedando a unos metros de él.

¿Qué le pasaba a este niño?

- La escuela, la secundaria, la universidad….- responde Roy pausadamente - Éstas son sólo instrucciones. El inicio del juego está allá. Afuera. En el exterior. …La vida…

Se queda unos momentos mirando al muchacho a los ojos y, sonriendo muy a su manera, trata de transmitirle confianza y seguridad.

Manteniendo la calma podría con él. No ganaría nada gritándole o sancionándolo.

Si el chico era de esa forma… Por algo debía ser.

Y definitivamente, "eso" lo estaba atormentando desde hace mucho tiempo.

Rayan se queda totalmente congelado ante la respuesta del adulto.

Era… muy parecido… pero a la vez… no…

¿Por qué?

¿Acaso el profesor… sabría sobre "eso", y sólo estaba jugando con él?

Encontrándose confundido y cansado de la situación, cierra sus ojos con fuerza. Hace a un lado al mayor y abandona el aula a todo lo que daban sus piernas, azotando la puerta tras de sí.

Un silencio mortal se hizo presente por unos minutos. Para luego desaparecer al comenzar los pequeños susurros y cuchicheos de parte de los alumnos por lo sucedido.

Roy, algo aturdido, se limita a hundirse en sus pensamientos mientras enfocaba su mirada en el banco correspondiente a Rayan.

Sí. Algo pasaba. No había duda alguna.

Pero… ¿Qué?

Según lo que la alumna Juhney había mencionado, ese chico no parecía ser un escandaloso en las demás materias.

¿Por qué siempre parecía transformarse y actuar distinto con él?

¿Por la materia en sí? No… no podía ser…

El chico no podía volverse loco sólo por la literatura.

.

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Suda una gotita al pensar en esa bobería.

- Profe… - se escucha en casi un susurro, una voz femenina. - ¿Se encuentra bien?

La misma estudiante que lo había defendido, se había parado e ido hasta donde se encontraba el tutor.

Roy despierta de su trance, ahora prestándole atención a la adolescente.

- Eh.. sí, sí. No te preocupes.

Sonríe nuevamente, tratando de tranquilizar la atmósfera que se había creado.

- Por ahora lo dejaré irse. Luego hablaré con él….

Era la primera vez que le sucedía algo así. Pero… siendo el encargado del curso, tomaría control sobre la situación.

Esos alumnos eran como los hijos que nunca tuvo. Y así mismo ellos habían formado un cariño muy grande con él.

Ya hablaría con Rayan…

Y descubriría a toda costa lo que le sucediera…

Ya que sea lo que sea…. Él se haría cargo y lo apoyaría en todo momento.

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A todo esto suena la campana. Indicando ya la hora de salida.

Debía irse rápido si quería llegar a tiempo a la biblioteca y ocupar su turno, que por más que eran únicamente los viernes… hoy le cumpliría otro favor a su amiga encargada del mismo edificio.

..

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- ¡Hey! ¡Aru, nos vemos! – saluda Edward alejándose por el camino de la vereda.

Desde la puerta de su linda casita, agita uno de sus brazos en modo de saludo, el feliz jovenzuelo de cabellos castaños.

- ¡Adios, Niisan! ¡Cuídate! ¡No te metas en problemas, y sé responsable! – le recuerda exclamando con gracia.

- ¡Por supuesto! ¿Cómo crees?

Ríe Ed, dando un último saludo con un pequeño gesto de mano.

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La ciudad, literalmente, esta completamente… blanca.

Si bien había dejado de nevar, aún permanecían en sus lugares los viejos copitos que se negaban a irse.

Hace el mismo frío que el de esa mañana. Al menos no hay viento… sino la caminata sería insoportable.

Acomoda su bufanda, cubriéndose aún más su cuello, para evitar cualquier brisa fresca que intente susurrarle.

Ahora mismo debía ir a lo del doctor John, para ver el resultado de sus análisis.

No pudo evitar sentir un escalofrío al sólo recordar la horrible jeringa penetrando en su piel la primera vez que fue a visitarlo.

Definitivamente, este año NO se enfermaría por NADA del mundo. Con tal de no repetir la tortuosa y cruel escena.

- ¡Atchúu!

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Demonios….

¡Patitas para qué las quiero!

Rápidamente sale volando a lo más que puede en dirección hacia el hospital.

¡¿Acaso esto era un castigo divino, o qué?

Pase lo que pase… NO se enfermaría!


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- Veo que cogiste un resfriado… -

- Mentira… - contradice al doctor ¿Quién rayos contradice a un doctor?

- Pero…

- No.

- ¡Jaja! ¡Ya se lo que pasa! ¡Tienes miedo de que te vacune de nuevo, no? – ríe sin piedad el doctor John sentado en su gran silla frente al rubio.

- ¡No es eso! - se defiende en vano, sintiendo sus mejillas arder - ¡Estoy perfecto! ¡No tengo ningún resfriado! ¡Estoy b…. bii ..AATCHÚÚU!

La evidencia era… demasiado obvia.

- ¡Jajaja! ¡Sí que eres cabezota! ¡No puedo vacunarte por un resfriado!

- ¡Oiga! Cómo que "cabe.."…. Oh! Ah!... cierto.. – se sonroja a más no poder por su error.

Si nos vacunáramos por cada resfriado que tengamos… Seríamos un queso.

- ¡B-Bueno! ¡Ya! – ruega Edward para terminar la tortura - ¿Cómo están los análisis, doctor?

- ¡Oh! ¡Cierto! Disculpa..

El hombre de bigotito chistoso cambia su expresión divertida…a una un poco más seria.

Comienza a revisar entre los cajones de su acomodado escritorio, buscando el sobre del joven Elric.

Ed observa paciente cómo el doc busca sus resultados.

No puede evitar sentirse algo nervioso… bueno… "algo" era muy poco que decir.

Movía inquieto los dedos de sus manos apoyadas en las rodillas.

Su corazón palpitó con un poco de fuerza al recordar… el día en que había venido la primera vez al hospital.

Esa terrible mañana… ese espantoso recuerdo…

Luego de lo que había pasado con Bradley en su propia habitación, al día siguiente experimentó… las sensaciones más horribles que pudo haber sentido en toda su vida.

Tanto como para forzarlo a pedir que el dolor se detuviera… al decir:

…"quiero morirme"…

¿Cómo pudo haber sido capaz de decir semejantes palabras en aquella ocasión?

No quería morir… Por más que sintiera que su vida es un infierno… Creía que aún tenía muchas cosas por hacer… Muchas cosas que lo ataban.. lo aferraban a su existir.

Además… no podría dejar a su hermano.. solo… No podría abandonarlo…

- ¿Edward?

- …..Eh… ¿Sí?

El doctor lleva en sus manos un gran sobre color marrón, en su esquina se pueden divisar algunas hojas impresas asomándose.

La mirada del , tan seria y … preocupada, lo inquieta de alguna manera.

Algo…

No andaba bien…

- Ed, voy a serte sincero y te diré las cosas rápido, está bien? – advierte el mayor, observando los ojos dorados del menor.

Traga saliva.

En verdad… algo no anda bien…

- S-sí… - responde débilmente.

El médico saca rápidamente las impresiones del sobre, dejando en claro que no se andaría con rodeos.

Les hecha un último vistazo para confirmar la información resultante, y dirige su mirada al rubio.

Ed ya no sabía qué pensar…

Tanto silencio.. lo estaba matando..

El motivo por el cual había ido era para verificar si el vaso de alcohol que le había dejado Bradley en su habitación contenía… en el peor de los casos… algo que lo dañara.

¿Y si… después de todo realmente tenía algo?

¿Y si ese "algo", estuviera actuando con rapidez en su interior desde hace un día entero?

Y…

¡¿Qué consecuencias podrían aparecer ante ese mismo hecho?

- Edward… …. Estás bien. – dice por fin.

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Silencio.

Lo único que se "escuchaba".

Las últimas palabras del doctor formaron un leve eco en el cuarto.

Desconcertando totalmente… al rubio.

- …..¿Qué?

No era lo que se esperaba.

¿Acaso, todo estaría bien con su cuerpo?

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- E-Es en serio…? – pregunta aún sin poder creérselo.

El doctor suspira, apoyando las páginas en el escritorio y retirándose los lentes del rostro.

- Sí… Estarás bien.

Menciona, con un leve deje de … ¿tristeza?

- Q… ¿"estaré"? – pregunta confundido.

¿Qué estaba pasando?

- Chico, encontramos… detectamos.. – encorva sus cejas hacia arriba, notándose la preocupación en su rostro - un leve porcentaje de Rohypnol en el análisis…

- Ro…Rohypnol? – repite Edward. Nunca había escuchado ese nombre, y por ende no sabía qué significaba.

Pero lo que sí sabía… era que no sonaba para nada bien.

- Rohypnol es… - comienza el doctor - … un sedante poderoso… utilizado para inducir el sueño y tratar el insomnio – explica paulatinamente, tratando de no asustar al pequeño.

Pero como doctor.. no puede privar a un paciente de conocer su estado, no?

Podrían llamarlo loco, pero ya creía poder escuchar con claridad las fuertes palpitaciones del pobre corazón del niño.

Podía notar, cómo su cuerpo comenzaba a temblar al sólo pensar en lo peor.

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- P-pero… c-cómo?... qué…? – le tiembla la voz, sin dejar que las palabras salieran de su boca.

Estaba envuelto por el miedo.

- Te explico… - John podía sentir cómo se destruía por dentro al ver al niño así – Al momento de consumirlo… inmediatamente causa relajación muscular y somnolencia. Es… particularmente peligroso… cuando se combina con alcohol y otros agentes. Podría llamarse.. una .. droga depresora…

Nunca su trabajo le había pesado tanto en el alma.

El temor era evidente, demasiado, al sólo ver el rostro del rubio.

Al final… después de todo…

Bradley se había salido con la suya…

- y-y…. – trata de calmarse, lo cual es inútil – Qué… ¿Qué consecuencias.. trae?

- Pues… - cierra sus ojos, presionándolos con los dedos de su mano derecha, para luego volver a colocarse los lentes y mirar al rubio - … El Rohypnol produce efectos sedativos e hipnóticos que… como te he dicho incluyen relajación y amnesia – le explica pausadamente – Generalmente viene en forma de pastilla que, al disolverse en una bebida no tiene color o sabor. Cuando uno lo ingiere junto con alcohol, puede causar… que una persona se desmaye y pierda su control..

Hace una pequeña pausa… hasta decir..

- Puede causar…. Incluso la muerte…

Finaliza con dificultad. Con suma…. dificultad.

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Aterrando… completamente… a nuestro pequeño.

Éste deja caer su mirada al suelo, siendo sus pupilas contraídas por el terror. Comenzaba a sudar frío. Tanto como su mente, corazón, y cuerpo temblaba sin control.

- ¿Qué efectos? – pregunta llevando sus pensamientos a la nada.

- Q..¿Qué? – no comprende el doctor, que podía ver el terrible estado de Ed.

- ¡¿Qué efectos genera?

Repite con nervio elevando el tono de su voz.

Sentía cómo sus ojos se volvían acuosos… y el frío envolviendo su cuerpo…

¿Qué adulto podría soportar ver cómo un niño se destruía emocionalmente?

- Puede…. Puede causar sensación de embriaguez al momento de tomarlo. Cansancio… mareos y desorientación… alucinaciones…náuseas… pérdidas de memoria junto con desmayos… incapacidad para moverse o comunicarse ni bien lo ingieres… - cada respuesta, era una apuñalada al alma – Alteraciones neurológicas, como temblores o vértigos… así como alteraciones mentales, irritabilidad, depresión, deterioro psicológico…

Todo… Todo…

Exactamente…

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Todo... coincidía con lo que le había pasado esa anterior, y horrible mañana.

Cuando se despertó sin saber qué había pasado: pérdida de memoria.

Cuando vio esas manos intangibles aferrándose a su cuerpo: alucinaciones.

Cuando intentó levantarse y arrastrarse hasta el baño: mareos, temblores.

Cuando ya ni él mismo se reconocía, y se "lastimaba" en la bañera, hasta llegar a rogar la misma muerte: pérdida de control, deterioro psicológico.

Él… sin darse cuenta… ¡¿Se estaba muriendo en vida?

.

.

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Un grito… Fue lo que resonó en todo.. el hospital…

Lágrimas… Eran las que se desbordaban sin piedad de sus corrompidos ojos…

Y tortuosa era la sensación… de tener el karma siempre "sentado a su lado".

.

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Un abrazo, fue lo único que pudo percatar.. al momento de sentir un calor ajeno invadiéndolo rápidamente.

El doctor se había levantado de su asiento, sin perder ni un segundo, yendo al auxilio del chico.

- ¡Edward! ¡No pasa nada! ¡Todo está bien! – exclama abrazando fuertemente el tembloroso y pequeño cuerpo.

Estando tan cerca del niño, podía sentir.. cómo su respiración… ya superaba el límite de la agitación. Parecía que en cualquier momento se ahogaría…

Y el llanto… sólo empeoraba el intento de conseguir aire…

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Edward estaba… perdiendo el control…

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- ¡¿CÓMO QUE TODO ESTÁ BIEN? – grita sollozando, mientras sus emociones constantemente se mezclaban… - ¡YA NO PUEDO MÁS! ¡NO PUEDO! ¡NOO!

Se inquietaba en el abrazo del doctor. Éste puede sentir cómo las manos del muchacho por un momento se aferraban a él, y luego lo empujaban… así constantemente, mezclándose sus sentimientos…

- ¡Edward, NO vas a morir! ¡Como te he dicho sólo encontramos un leve porcentaje! ¡Como pudimos detectarlo a tiempo sin sobrepasar las sesenta horas luego de que lo ingeriste, podemos tratarte con algunos medicamentos simples…! ¡Pero NO te pasará nada! ¡Tú no te irás a ninguna parte! ¡YO NO TE DEJARÉ IR A NINGUNA PARTE! – exclama aferrándolo un poco más.

Ed escuchó lo dicho por el médico.

No le pasaría nada…

Entonces… es así de sencillo?

Seguiría viviendo…

.

Siempre bajo las reglas de Bradley?

Esta cosa.. no lo mataría….

Pero sí funcionaba como una.. Advertencia….

Ese fue el plan desde el principio…

Y él cayó totalmente en él…

Adentrándose en un juego…

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INTERMINABLE.

Se aferra fuertemente al doctor, llorando desconsoladamente y su corazón estando totalmente agitado.

Nada podía hacer para detenerlo…

Nada PODÍA detenerlo…

Ese hombre…

Ese monstruo

No tenía límites… y seguiría utilizándolo para lo que quisiera y cómo quisiera…

Y lo peor de todo… era que siempre… siempre caería en sus trampas…

Y ahora.. el significado de esto podría pensarlo como:

"Si sigues rebelándote… soy capaz de esto y mucho más…"

A quién podría recurrir?

Por más que el doctor lo ayudara a recuperarse… No podría ayudarlo a actuar en contra de Bradley… y ya vio las consecuencias de haberlo hecho…

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.

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Y…

Una vez más…

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Como siempre…

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La imagen de cierta persona…

De rasgos inconfundibles…

Como piel blanca…

Y penetrantes ojos oscuros…

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Es volcada rápidamente…

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En su mente….

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