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· Heart Hurt · por Haru-Tears

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- Aahhh… Estoy muerto! – suspiró Roy con pesadez, entrando al aula vacía sosteniendo una bandeja en sus manos.

 

Era hora del receso para los estudiantes, por lo que el salón estaba sumergido en una paz intensa y relajante.

 

Edward lo esperaba sentado, dando vueltas en el asiento de su escritorio ya que éste portaba rueditas.

 

- Puedes ver todo desde aquí! – exclamó girando lentamente – Me hace sentir más alto – finalizó con cierto orgullo acrecentado.

 

Roy rió ante el comentario, acercándose y depositando la bandeja sobre el escritorio. Allí traía unos sándwiches, un vaso con jugo y una taza de café.

 

- Puedes picar si te apetece. – dijo amigablemente - Yo por mi parte estoy que muero de hambre. Desde las siete de la mañana que estoy trabajando..

 

- ¡¿Desde las siete?! Roy, son las cuatro y media de la tarde! – exclamó Edward - ¿Llevas trabajando todo ese rato?

 

Roy se encogió de hombros.

 

- La vida de un profesor. – afirmó sonriendo.

 

Aproximó una de las sillas de los bancos y la llevó hasta el escritorio, sentándose, y tomando con su mano derecha la taza de café.

 

- Pero.. no me desagrada. Después de todo es lo que viví soñando, lo que estudié, y de lo que ahora trabajo. – tomó un sorbito de su taza.

 

Edward lo observó curioso, para luego bajar la mirada y entretenerse con las baldosas del suelo.

Un pequeño aire de tristeza invadió su faz, ladeando levemente la cabeza.

 

- “Yo también tenía un sueño..” – pensó nostálgicamente.

 

Pero el Temple lo consumió completamente, imposibilitándolo a realizar deseos que nunca pudieron llevarse a cabo. Dejó escapar en silencio un suspiro.

 

Roy notó el desanimo del rubio, su mirada lo decía todo. Dejó su taza de café en la mesa y se acercó, apoyando suavemente su mano en el hombro del joven.

 

- ¿Qué tienes, Ed? ¿Por qué esa cara? – susurró con calma.

 

Edward levantó sorpresivamente la mirada.

 

Pareció estallar al sentir aquella calidez proviniendo desde su hombro. Percató la cercanía del mayor y su rostro explotó en un vivo color rojo de los nervios.

 

- N-N-N-No es nada!! – tartamudeó rápidamente, mirando hacia cualquier lado menos a los ojos del profesor.

 

Roy sonrió maléficamente.

 

- ¿Y qué es ese sonrojito que se te apareció, eh? – dijo con lentitud.

 

Edward se volteó completamente girando en el asiento, dándole a Roy la “espalda” de la silla con rueditas.

 

- ¡D-Dije que no es nada! – repitió como un niño pequeño, muriéndose de los nervios.

 

Roy se echó en una carcajada, llevándose una mano para cubrir mitad de su rostro. Ese chico en verdad.. era imposible la manera en que lo divertía!

 

Al escuchar reír al mayor, Ed se volteó lentamente, observándolo. Un calor creciente invadió su pecho, junto con leves pero rápidos golpeteos de parte de su corazón.

No sabía por qué.. pero le gustaba observar a Roy, y más en aquella situación. Le gustó la forma en que el mayor reía, ver la felicidad que él mismo le había provocado accidentalmente a ese rostro hasta hacerlo sonreír. No pudo evitar morder su labio inferior esbozando una sonrisa, mientras miraba al adulto.

 

- No tienes remedio. – comentó entre las últimas pequeñas risitas, Roy – Me pregunto si algún día podré comprenderte en totalidad. – miró a Edward y correspondió la sonrisa.

 

Pero nuestro rubio se alarmó.

 

- C-Claro que lo harás! S-Sólo.. dame tiempo a.. acostumbrarme.. – decía mientras se inquietaba en su asiento.

 

¿Acostumbrarse a qué?

 

 ¿De qué debía acostumbrarse? ¿A pasar las tardes con un hombre?  ¡Si pasaba hasta las noches con hombres desconocidos! ¿Por qué no podía tener una simple charla normal sin ponerse de los nervios?

 

¿Por qué justamente esa persona.. lo ponía de los nervios?

 

Roy se cruzó de brazos, apoyándose más en el respaldar de la silla, portando una sonrisa burlona.

 

- Tienes un gran grado de timidez a pesar de tu pequeño tamaño – soltó con gracia, queriendo provocar al chico.

 

Y así, consiguiéndolo..

 

- ¡¿A QUIÉN LE DICES TAN PEQUEÑO COMO GRANITO DE ARENA?! – exclamó con varias venitas hinchadas. No se había esperado aquello.

 

Roy se acercó nuevamente, aún cruzado de brazos, observando fijamente esos ojos dorados tan llamativos.

 

- No te preocupes, tú me conoces más que yo a ti. Puedes librarte y ser en realidad quien eres. – sonrió, de una manera irresistible para el joven – Después de todo ¿quién está aquí para juzgarnos?

 

Edward entrecerró los ojos inconcientemente, hipnotizado por la mirada del otro.

¿Por qué sin darse cuenta resaltaba en su mente cada perfección del mayor? Estaba llegando a creer que ese ser no tendría defecto alguno.

 

Quería encontrarlo justamente. Algo.. por más pequeño que sea.. con tal que lo hiciera alejarse de esa persona. Cualquier punto negativo que lo hiciera evitar el escuchar sus propios latidos, su respiración levemente alterada, y la constancia de sus nervios.

 

- “¿Quién eres?” – pensó – “¿Quién te crees que eres para hacerme sentir de esta forma?”

 

Al tener al adulto a esa cercanía, su corazón golpeó fuertemente contra su pecho y un cosquilleo lo hizo estremecer levemente.

 

Perdido en ese par de perlas negras, fue inconciente de una nueva ansia que desprendía todo su ser.

 

Quería.. acercarse…

 

Quería… ¿Qué quería en verdad?

 

¿Qué iba a hacer una vez se haya acercado?

 

Entonces, sus ojos se fijaron en los labios del adulto, que formaban una sonrisa arrogante.

 

- “¿Qué piensas Edward?” – se regañó mentalmente – “¿Por qué estoy pensando de esta forma en Roy? ¿Qué me sucede?”

 

Aferró fuertemente su mano derecha en su brazo izquierdo, como impidiéndose el caer en una tentación.. que podría llegar a volverse muy peligrosa..

 

- “Basta, Ed, contrólate” – cerró sus ojos con fuerza, tratando de aclarar sus ideas.

 

Pero se sorprendió al sentir un pequeño roce en su frente. Rápidamente abrió los ojos, viendo a Roy apoyando su dedo índice en su frente con una mirada curiosa pero divertida.

 

- ¿Qué tanto está pasando por esta mentecilla? Me has dejado sólo con mi conciencia. – dijo con gracia, sintiendo interés en lo que podría estar pensando Edward en esos momentos.

 

Uff… Si tan sólo supiera…

 

Un nuevo sonrojo atravesó las mejillas del pequeño una vez que Roy se alejó de él.

 

- N-No.. Sólo.. me he ido un rato.. – rió nerviosamente mientras sobaba su cuello. Estaba tan acostumbrado a pasar sus días en soledad en el hotel, que el perderse en sus propios pensamientos ya era algo muy cotidiano, normal para él.

 

- Me he dado cuenta! – rió Roy terminando completamente su café y dejándolo en la bandeja - ¿Eres así de distraerte tanto o acaso estás enamorado? – soltó enarcando una ceja, provocadoramente.

 

… Edward explotó en millones de tonalidades ante aquellas palabras…

 

- ¡¿Q-Q-Q-uéee?! – llevó sus manos hasta sus mejillas, intentando inútilmente cubrir su evidente estallido de rojos - ¡N-N-Noo! ¿C-Cómo podría…?! Yo..! B-Bueno… - su voz se fue apagando.. En verdad… no sabía qué contestar.

 

No podía siquiera comprenderse él mismo con esta nueva ansiedad. ¿Cómo pensaba responderle al otro?

 

Roy sonrió dulcemente, dedicándole la mirada al muchacho.

 

- Considero a esa persona la más afortunada del mundo. No todos los días se espera que un lindo y carismático joven de ojos dorados se fije en ti. – dijo con honestidad, sin perder de vista ese par de soles que Edward era privilegiado de tener.

 

Ed sintió cómo todo su cuerpo se petrificó. ¿Acaso.. eso había sido un cumplido?

 

¿Roy.. llegaba a verlo atractivo?

 

No supo cómo hizo para no caer del asiento ante la potente ola de nervios que el mayor provocó en él.

 

- ¡Roy, Basta! – dijo sumamente apenado negando varias veces. Nunca se había sentido tan alagado en su vida!

 

El pelinegro se dejó llevar por otra risa al ver lo que provocaba en el menor.

 

- ¡Lo siento! Sólo soy sincero. – dijo sonriendo, con un leve rubor en sus mejillas.

 

No sabía por qué en verdad hacía todos esos comentarios provocativos.

Sabía que Edward sólo era un joven a su mirar, pero.. no comprendía por qué no podía evitar el coquetear con él.

 

Sólo.. sentía la necesidad de hacerlo. Le gustaba estar con el rubio, pero… eso no se estaba convirtiendo en algo más?

 

- Cambiando de tema, Ed – soltó, para relajar al chico - ¿Cómo anda tu hermano? La vez que te encontré en la biblioteca fue a él a quien recurrí para avisar lo sucedido. Es un jovenzuelo muy maduro para su edad, y también muy amigable. – comentó reacomodándose en su asiento.

 

El sonrojo desapareció de sus mejillas y sonrió al ser el centro del tema su pequeño hermanito.

 

- Aru, está bien. Bueno, creo… - su sonrisa se borró casi instantáneamente – En verdad, hace mucho que no lo veo o recibo una llamada de él.

 

Roy enarcó una ceja en duda.

 

- ¿Qué no viven juntos en esa casa a la cual te acerqué la noche en que nos conocimos?

 

- No.. – negó Ed, con cierta tristeza. – Allí él vive junto con un compañero de cuarto…

 

El pelinegro se enderezó en la silla, interesado.

 

- ¿Por qué no viven juntos, Ed? – preguntó sin querer sonar metiche, sólo era curioso, algo que tenía muy en común con el rubio - ¿Dónde vives tú entonces?

 

Edward se sorprendió ante aquella última pregunta. ¿Qué debía de responder? ¿Debía hacerlo si quiera?

 

Bajó un poco la mirada, con temor.

 

No podía decirle a Roy la verdad.. No… No podía enterarse de su situación!

 

- Y-Yo.. Vivo en otra casa, con mi tío. – arriesgó, siendo eso lo primero que se le había ocurrido.

 

Roy se quedó pensando unos segundos, para luego poner cara de “oh! Ya sé de lo que hablas”.

 

- ¿Te refieres al hombre que te buscó la otra vez en la biblioteca? – preguntó recordando el hecho.

 

Edward hizo memoria, y pudo recordar la vez que Harrison los había interrumpido en el edificio, diciendo que era un familiar de él que venía a retirarlo.

 

- S-Sí, ese mismo! – afirmó, tratando de verse creíble.

 

Roy sonrió con honestidad.

 

- Debe ser algo duro para ti, no? ¿No extrañas de vez en cuando a tu hermano? – dijo comprensivamente.

 

Edward asintió dos veces, para luego ver sus puños apoyados contra sus piernas.

 

- Es lo que más extraño en toda la vida… El poder estar junto a él, como la familia que somos… El despertarme y saber que está a mi lado, que se encuentra bien, que es feliz.. y no tener que depender de este aparato para saber de su existencia. – terminó fríamente, sacando el celular de su bolsillo y observarlo con impotencia.

 

Roy se sorprendió por la revelación. Parecía… que allí había un tema de problema familiar grande… para que Edward se viera imposibilitado de ver a su hermano.

 

Sabiendo que Aru vivía con un compañero, y Edward en otra casa con su tío, unas ganas enormes lo consumieron en querer preguntar : “¿Y tus padres, Edward?”.

 

Pero no lo veía apropiado. No sabía si sería correcto el mencionarlo si quiera.

 

Por respeto a la intimidad del chico, y que apenas estaba ganando su confianza, decidió evadir esa idea.

 

- Ya veo… Yo nunca tuve un hermano. Pero fue siempre lo que quise – se encogió de hombros junto con una sonrisa.

 

Edward rió levemente por el comentario.

 

- Yo.. Al principio odié la idea de tener que compartir mi habitación, juguetes, y hasta a veces ropa con otra persona; ni bien Aru nació. – contaba con la cabeza gacha, recordando varios momentos – No comprendía que era pequeño, y que necesitaba de atención constante..

 

- Eras bien testarudo, eh?

 

Edward infló los cachetes.

 

- Y lo sigues siendo, no?

 

- ¡Roy!

 

- ¡Jajaja! Lo sé, lo sé. Es una broma! Eras sólo un niño. – observó una de las ventanas del salón, notando que el cielo comenzaba lentamente a oscurecerse.

 

Observó su reloj, eran las cinco y cuarto. Era normal en aquellos tiempos el que refrescara y oscureciera temprano. No se había dado cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo estando con el rubio.

 

Guió su mirada hacia él nuevamente.

 

- ¿Y, Ed? ¿Tienes algún compromiso más tarde? – sonrió amigable, sin perder detalle del muchacho.

 

Edward reaccionó ante la pregunta.

 

¿Qué si tenía algún compromiso? Si se trataba de Roy.. ¡Los compromisos no existían!

 

- N-No, no tengo nada en especial.. – el rosa volvió de nueva cuenta en su rostro, imaginándose a dónde quería llegar el mayor.

 

Roy apoyó su mejilla en el puño izquierdo, sin perder su sonrisa.

 

- ¿Te gustaría salir a caminar al parque, como la otra vez? Luego podríamos detenernos en algún lugar a comer algo, quizás. – por un momento se perdió en esos ojos dorados que tanto admiraba – Si tú quieres. – agregó, de una forma atrayente.

 

Un sutil cosquilleo recorrió a Edward, quien ya no podía controlar más a su corazón.

 

Una voz interna quería gritar “¡Por supuesto que quiero!”, pero trató de dominar su exaltación.

 

- Sí, me gustaría. – soltó serenamente con una sonrisa, embriagándose de aquella mirada tan encantadora y penetrante del pelinegro.

 

Éste iba a decir algo…

 

hasta que… repentinamente…

 

Un sonido enérgico y chillón perturbó toda la tranquilidad que inundaba el aula de tercero, sobresaltando a ambos.

 

Edward maldijo mentalmente a todos los santos que conocía, al reconocer aquel sonido…

 

como la llamada de su celular.

 

Roy pudo descifrar la molestia de Ed a través de su expresión y soltó una risa.

 

- Contesta. – animó – No hay problema.

 

El rubio observó frustradamente al aparatejo sonando y hasta casi saltando, muriéndose por recibir atención.

 

Lo tomó de mala gana.. abriéndolo y contestando la llamada.

 

- ¿Sí? – atendió.

 

- Edward, tienes que volver ya mismo! – se escuchó la conocida voz de Harrison desde el otro lado. Por algún motivo se lo notó apresurado y algo nervioso.

 

Ed hizo una mueca.

 

- ¿Ahora? – se quejó. No quería.. ¡No podía volver en esos momentos! Por fin estaba con Roy.. y tenía que venir Harrison a estropearlo todo!

 

- Sí, es urgente. – mas cierta preocupación se notaba en el guardaespaldas – Acabo de recibir una llamada de Bradley. Edward, esto es serio. Será mejor que regresemos ahora que podemos antes de que te metas en problemas mayores que podemos prevenir. – dijo con cierto desespero.

 

Edward bajó la mirada.. observando desinteresadamente algún punto invisible… Estaba cansado..

 

No podía ser.. Era imposible..

 

¿Cuánto más podía Bradley infiltrarse en su vida?

 

Suspiró en derrota.. retomando la conversación con Harrison.

 

- ¿Qué le has dicho? – preguntó, mientras refregaba sus ojos con una de sus manos.

 

- Nada. No sabe que estamos en la escuela Yale. Le dejé a entender como que sólo saliste por capricho a caminar por allí mientras te mantenía vigilado. No le mencioné sobre ningún sitio al que hayamos parado. – explicó, tomando una pausa – Pero eso es todo lo que puedo hacer, Edward. El resto depende de tu accionar; puedes volver ahora y evitarte el caer en su enfado.. Lo único que nos falta es que te prohíba definitivamente el salir. – dijo con amargura.

 

Edward mordió su labio con impotencia. No tenía más opciones…

 

Observó tristemente a Roy. Éste lo miraba curioso, mas al notar la mirada de Edward sonrió amistosamente.

 

Ed quería molerse a golpes por dentro..

 

- Está bien. – soltó por fin – Espérame en la puerta. Ya saldré.

 

Colgó la llamada y guardó su celular con enfado. Era imposible tolerar tanta impotencia..

 

Sin mirar al mayor, intentó explicarse como pudo..

 

- Roy, yo… No puedo.. Lo siento… Se me presentó..un asunto… - soltaba las palabras dolorosamente. No quería tener que despedirse.. No quería regresar..

 

- Descuida. – dijo comprensivamente, notando la decepción del chico – Podremos salir otro día. Ya tendremos otras oportunidades de juntarnos. - animó el ambiente.

 

Pero no pudo borrar el apago en el rostro de Edward.

 

- “Eso espero..” – pensó – “No quiero… No quiero pensar…

 

 

…que esta podría ser la última vez que te veré…”.

 

……

...

 

 

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Regresaron apresuradamente al hotel, violando algunos límites de velocidad. No podían perder tiempo alguno. Debían apurarse si no querían meterse en graves problemas que afectarían hasta al propio Jack.

 

Edward bajó rápidamente del automóvil negro, corriendo hasta la entrada del Temple, tomando uno de los picaportes y abriendo las enormes puertas de vidrio.

 

¿Esta vez para qué lo llamaría Bradley con tanta insistencia? ¿Sería sólo un capricho o.. habría algo más?

 

Ingresó al salón principal, el cual se encontraba totalmente vacío.

 

A excepción de una persona…

 

- Eh?

 

Notó en la distancia a una mujer sentada en una de las mesas del salón, se la veía frustrada cubriendo su rostro con sus manos, completamente inmóvil.

 

- “¡Lina!” – pensó alarmadamente.

 

Corrió hasta ella, esquivando varias sillas y mesas que se interponían.

 

Se paró a un lado de la mujer y apoyó la mano en su hombro.

 

- Lina, ¿estás bien? ¿Qué te sucede? – la movió un poco, queriendo llamar su atención.

 

La pelirroja levantó lentamente la mirada, chocando con la del joven. Se evidenciaba en su rostro toda la amargura del mundo, mezclada con furia que deslucía aquellos finos ojos cafés.

 

Miró al rubio con frustración… para luego.. romper el silencio…

 

- Me despidieron… Edward… - soltó con impotencia, con su voz apagada.

 

….

 

…Edward se congeló. Quedó sumamente petrificado, como quien recibe la noticia de la muerte de un conocido. Sus manos temblaron en una reacción de temor…

 

No… Aquello… No podía ser… ¡No podía!

 

- L-Lina… - la miró.. incrédulo - ¡N-No juegues conmigo! ¿Qué estás diciendo? ¡Eso no puede ser…!

 

- ¡¿Cómo podría jugar con eso?! – exclamó - ¡Él lo sabe, Ed! ¡Siempre lo supo! ¡Sospechó hasta el último momento el que nosotros nos juntáramos de un día a otro! ¡Me llamó, me amenazó, no quise hacerle caso, y me despidió! – golpeó la mesa llena de cólera mientras agarraba su cabeza con la otra.

 

…Edward.. no sabía.. qué hacer…

 

Si… Si despedían a Lina… entonces… él…

 

- N-No… No…. – negó lentamente.

 

La mujer reaccionó, y trató de serenarse. Se había dejado llevar. No ganaba nada con implementar su enfado en la situación.

 

Iba a decir algo más… cuando otra voz los interrumpió desde la lejanía…

 

- ¡Edward Elric! – llamó desde el final del salón, frente a la recepción del mismo donde atendían a los clientes.

 

Edward guió su mirada con lentitud hacia donde había llegado la voz… aquella odiosa voz…

 

Pudo sentir la mirada neutral de Bradley junto con esos ojos afilados penetrarlo a pesar de la distancia.

 

Apretó los puños fuertemente, sintiendo la furia consumirlo poco a poco.

 

Lina miró a Ed con desconsuelo… Sabía lo que pasaría en esos momentos… 

 

Ya había sido avisada de ante mano.

 

Edward caminó sin apuros hasta donde el hombre se encontraba. Una vez se halló frente a él, le dedicó la mejor mirada despreciativa que pudo realizar en toda su vida.

 

Bradley sonrió, viendo el efecto que provocaba en el chico.

 

- Te tengo una pequeña noticia. En realidad, debí habértelo dicho antes pero.. No creo que esto sea motivo de discusión o incomodidad. – dijo con cinismo.

 

Edward pareció estallar..

 

- Si es por lo de Lina.. ¡No tienes ningún derecho! ¡Ella no ha hecho nada! ¡Sólo yo fui el…!

 

- Esa parte de la historia la dejaremos para después, Edy. – interrumpió con horribles y tétricos tonos – La señorita sabe lo que hizo y está arrepentida, supongo que tendrá tiempo de sobra para recapacitar.

 

Edward nunca en la vida había sentido los enormes deseos de matar a alguien a golpes.

 

- Venía a informarte de algo que, como dije, debí haberte dicho antes pero.. ¿Para qué molestarse?

 

Se inclinó hacia el muchacho, para ver fijamente y fulminar aquellos ojos dorados llenos de insuficiencia.

 

- Te aviso… que dentro de una hora tendrás una nueva sesión. – dijo secamente, pero sonriendo con malicia.

 

 

…Edward abrió los ojos en total… impresión…

 

Todo su cuerpo se dejó llevar por un fuerte estremecimiento.

 

¿Una… Una nueva sesión... YA? ¿En .. esos momentos? Pero… No podía..No se sentía preparado…!

 

¿En tan sólo una hora… debía mentalizarse de que se dejaría tomar por otro extraño más..?!

 

De sus labios ya ninguna palabra se escapó… sintiéndose desvanecer lentamente…

 

- Oh! Regresó el Edward que tanto me agrada! – dijo con una sonrisa llena de perversidad.

 

Se acercó al muchacho, elevando una mano para jugar y entretenerse con uno de los mechones rubios, y tomando con la otra mano el mentón del joven obligándolo a enfrentar su mirada.

 

- Amo ver esa desesperación en tu rostro. ¿Nunca notaste lo excitante que es? – se acercó al oído del chico, comenzando a susurrarle – Más te vale que no lo arruines esta vez. El cliente que conocerás hoy es muy exigente. Créeme, lo conozco desde hace años. Y si no le das lo que quiere supongo que él te las hará ver peor que yo.

 

Lina observó en la lejanía cómo Bradley trataba a Edward. Sintió hervirle la sangre al ver que aquel imbécil se atrevía a tocar al menor sin ningún resentimiento.

 

- Quiero verte ir ya mismo a tu habitación. Y no saldrás de allí hasta que termines..como corresponde..con tu trabajo. – soltó de mala gana al joven, para retirarse cual serpiente mandando en su territorio.

 

La mujer vio cómo Edward se dejaba caer arrodillado al suelo mientras Bradley se alejaba.

 

Se alertó ante tal escena y corrió en ayuda al rubio. Se arrodilló frente a él, con la preocupación en todo su mirar.

 

- Edward… - pero se congeló al notar.. el estado del chico.

 

Edward podía sentir cómo todo su cuerpo se envolvía en el terror, temblando sin control y comenzando a respirar alteradamente. Miraba la nada, hundido en su peor pesadilla.

 

Lina lo tomó de los hombros, sintiendo el estremecimiento que causó en el joven.

 

- Edward.. por favor.. tranquilízate..sí? No importa.. esto no nos detendrá.. te sacaré de aquí Edward, lo juro..! – hablaba rápidamente, cayendo ella misma en la desesperación.

 

Edward era aturdido por sus propios latidos, un mareo terrible lo carcomió y todos sus sentidos comenzaron a perturbarse.

 

Sonrió.

 

- … Estoy...solo… Estoy solo… - se decía más a él mismo que a la preocupada mujer - … Ya está… Todo… es en vano…

 

Lina podía sentir sus propias manos temblar al sujetar al joven. Aferró más su agarre a él.

 

- N-No Ed! No es verdad! No estás solo!! – exclamó, asustada por la salud del chico.

 

- Te vas.. Te vas.. – Edward comenzó a desesperarse - .. No puedo salir… No puedo..  A-Ahora..Ahora viene alguien en camino… N-No quiero…No quiero… - negó bruscamente - ¡¡No quiero que me toquen más!!

 

Retiró fuertemente las manos de Lina de él. Aprisionó sus propias manos a sus brazos, comenzando a aferrar fuertemente sus dedos contra su piel…

 

Tal.. y como hacía antes…

 

Lina sintió sus ojos humedecerse al ver el estado de pánico en que había entrado el pequeño.

 

- Edward.. por favor.. te necesito tranquilo – rogaba con consternación – Escucha.. Escucha Ed..!

 

Tomó el rostro del chico, haciéndolo levantar la mirada.

 

- Edward, mírame por favor.. Escucha..! – mas Ed sólo podía mirar la nada, encerrado en sus temores – Todo estará bien.. Entendiste? Todo estará bien.. Respira y trata de relajarte..

 

Muy en el fondo, Edward escuchó aquella voz… Por alguna extraña razón… la reconoció tan maternal…

 

Parpadeó un par de veces.. y observó a Lina..

 

- Tranquilo. Escúchame, tienes que hacer exactamente lo que te dije, de acuerdo? – en el agarre acarició la mejilla del rubio, tratando de serenarlo – Ahora mismo.. no podemos detener al cliente que viene en camino.. – susurró, frustrada – Recuerda.. debes hacerte respetar a ti y a tu cuerpo. Si en cualquier momento sientes que la sesión se está yendo de control tú puedes poner en su lugar a quien sea que esté contigo. No te dejes vencer, Edward, no. Yo no estaré aquí presente, pero el plan seguirá en marcha. Ya verás que me las ingeniaré, no te preocupes.

 

Rodeó al muchacho con sus brazos, abrazándolo fuertemente con protección.

 

- Yo te prometí sacarte de aquí, y eso es lo que haré. Sólo dale tiempo al tiempo, Ed. – susurró acariciando su espalda – Calma, por favor. Ya que no podemos evitar esto, al menos hay que saber enfrentarlo.

 

Edward se perdió en aquellas palabras. Correspondió el abrazo de Lina, aferrándose con fuerza de ella.

 

Por más palabras lindas que dijera la mujer, él no lo creía así…

 

Para él.. tenía todo perdido…

 

 

 -.-.-.-.--..---.---.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-

 

Pateó con fuerza la puerta del ascensor, encontrándose en su interior mientras esperaba que lo llevase a su piso correspondiente.

 

Apoyó su espalda contra la pared y se deslizó en ella, para quedar sentado en el reducido espacio de la máquina. Soltó un leve gemido de frustración para luego aferrarse a uno de sus mechones rubios con desespero.

 

- Dios… Dios…. – gimió en voz alta, soportando las enormes ganas de llorar, gritar, golpear cualquier cosa que tuviera al lado, con tal de descargar todas sus emociones.

 

No tenía consuelo alguno.. Si antes creía estar en un laberinto… ahora se creía estar en uno sin salida.

 

Vio que las puertas del ascensor se abrieron al mismo tiempo que éste se detuvo, brindándole el paso al pasillo del piso número 5.

 

Se levantó como pudo y caminó apresurado hasta la puerta de su habitación, la abrió con la tarjeta del hotel e ingresó en ella, cerrando el pedazo de madera fuertemente detrás de sí.

 

Atravesó la pieza hasta dar con la ventana de la misma. Inspiró el frío aire nocturno, tratando de calmarse.

 

Si algo tenía en razón Lina, era que no ganaba nada con alarmarse. Lo hecho, hecho estaba. Ahora debía mentalizarse en lo que pasaría esa noche…

 

Respiró con tranquilidad, o al menos lo intentó.

 

Se talló los ojos con sus manos mientras suspiraba profundamente.

 

Quiso imaginar el rostro de aquel pelinegro que tanto sentía que se alejaba de él… Quiso aferrarse a esa imagen que creía era su única salvación…

 

- R-Roy… - murmuró con tristeza mientras cubría en totalidad su rostro.

 

Esa persona… se había convertido en alguien muy especial para él… demasiado…

 

Ya.. todo parecía… aclararse con facilidad..

 

Elevó la mirada, sonriendo tristemente…

 

En esos momentos.. se dio cuenta. En esos momentos… cuando más lo necesitaba.. se dio cuenta de lo en verdad importante que era el mayor para él…

 

Se dio cuenta…

 

…De lo que en verdad sentía…

 

- Entonces.. es eso… - se dijo a sí mismo, apoyando su frente contra el margen de la ventana – … Me gusta… Roy…- sintió sus ojos vidriosos al pronunciar aquello - … Me gusta.. Roy… Yo… necesito.. de él…  - una lágrima se escapó repentinamente - … Quiero… estar con él… y con nadie más… No quiero.. que ningún otro extraño me toque…- refregó su frente contra el margen, mientras más lágrimas se escapaban con frustración - .. R-Roy… Te necesito… Te.. necesito tanto…

 

Golpeó con el puño la pared. ¿Por qué tenía que pasar por toda esa situación? ¿Por qué no podía ser privilegiado de tener una vida normal tal y como los demás?

 

 

Su corazón pareció detenerse…

 

Al momento…

 

De escuchar abrirse la puerta de su habitación…

 

..

 

 - continuará -

 

 

 


 

[N/A] LEER ABAJO!

Notas finales:

TRUOON..!!

 

¡¡Holaa genteeee!! xDD ¿¿Cómo pasaron la navidad?? Pues yo genialosa así que estoy con todas las pilas nuevamente! MUAJA

LES TENGO BUENAS Y MALAS NOTICIAS

Como regalo navideño, les voy a dar la linda noticia de que ya tengo completamente listo el SEGUNDO VIDEO DE HEART HURT!!

 

La mala noticia es que como éste contiene un pequeño spoiler del siguiente capítulo, lo colocaré próximamente ni bien actualice el episodio Dx Qué triste es la vida.. *tenía unas ganas enormes de mostrárselos YA!*

 

Pero bueno xD! Espero que pasen un hermoso y feliz año nuevo!!! Nos estamos leyendo gentee!!

 

Nunca olviden dejar un pequeño review a esta sensible autora TwT snif...

 

¡¡Nos leemos!!

 

¡Se despide, se despiidee!

 

¡HARU!

 


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