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· Heart Hurt · por Haru-Tears

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- R-Roy… Te necesito… Te.. necesito tanto…

 

Golpeó con el puño la pared. ¿Por qué tenía que pasar por toda esa situación? ¿Por qué no podía ser privilegiado de tener una vida normal tal y como los demás?

 

 

Su corazón pareció detenerse…

 

Al momento…

 

De escuchar abrirse la puerta de su habitación…

 

..

 

La abertura se abría con una lentitud enloquecedora. Todos sus sentidos se alertaron, como quien se percata de la intromisión de un ladrón en una casa.

 

Sintió su corazón palpitar con una fuerza increíble al escuchar pasos acercársele a él, luego de que la puerta se cerró sin cuidado alguno.

 

Por cada pisada, el terror se acrecentaba en su mirar.

 

- “¡Y-Ya llegó!” – gritó mentalmente, apretando sus ojos.

 

¿Quién se trataría esta vez? ¿Un joven? ¿Un adulto? No supo descifrar…

 

En su mente, sólo se le ocurrían los peores finales para aquella noche: tendido sobre su cama sin consuelo alguno, ya que ni Lina se encontraría a su lado para ayudarle a superar el tormento de la situación…

 

Iba a ser.. tomado nuevamente.. por un extraño.

 

Creyó que su alma lo abandonó repentinamente al sentir cómo alguien detrás lo tomaba de su cintura con una mano y con la otra tomaba delicadamente su nuca, acercando los labios desconocidos en toda la zona de su hombro y cuello.

 

- ¿Tú eres Edward Elric, eh? Al fin nos conocemos. No sabes las ansias que tenía de conocer a la estrellita favorita de Bradley. – susurró una voz venenosa.

 

Edward no pudo evitar estremecerse al sentir cómo aquel extraño lo trataba.

 

Tragó saliva y trató de serenar su alterada respiración, manteniendo sus ojos cerrados.

 

- ¿Q-Quién,, eres? – susurró como pudo - ¿Cuál es… tu nombre?

 

El desconocido, en un rápido accionar, lo tomó de los hombros y lo hizo girar en su lugar, enfocándolo frente a él.

 

Edward fue capaz de visualizar cada rasgo de aquella persona. Era un chico, de unos cuantos años mayor que él, pero no dejaba de ser un muchacho. La palidez de su piel no hacía más que resaltar esos inusuales ojos violetas que destellaban toda la lujuria del mundo. Y unos curiosos cabellos de reflejos verdosos caían uniformemente sobre sus hombros, brindándole un aspecto rebelde y sombrío.

 

Una sonrisa corrompió la frialdad de su mirada al escuchar la pregunta del menor.

 

- Envy. – respondió – Ese es mi nombre. Pero descuida, rubio. A partir de esta noche.. no lo olvidarás nunca más en tu vida.

 

Sujetó sin mucha fuerza el mentón del chico para hacer girar su rostro hacia un lado, y luego al otro, como si estuviera examinándolo.

 

Edward se sorprendió, sin comprender lo que sucedía, pero se dejó hacer tranquilamente…

 

Después de todo… la noche era demasiado larga…

 

Mejor si dejaba que las cosas pasaran rápidamente.

 

Sintió cómo el extraño repentinamente pegó su mano contra su pecho por sobre la ropa, apretándolo ligeramente.

 

Abrió los ojos en sorpresa, no se esperó tan rápido aquello.

 

Al sentir la fuerza con la que esa mano inspeccionó su pecho no pudo evitar soltar un leve gemido que calló como pudo.

 

- Pareces ser buen material, chico. – comentó, sutilmente sorprendido aquel “Envy”.

 

Vertiginosamente llevó su otra mano hacia el trasero del joven, para luego presionarlo con fuerza.

 

- ¡AH! – gimió inevitablemente, Ed. Ante el asombro por el acelerado e inesperado trato había llevado sus manos hacia el pecho del otro, en un intento inconciente de marcar distancia.

 

Envy silbó.

 

- Sí, definitivamente un buen material. – dijo sonriendo con lascivia.

 

Edward tenía su corazón completamente acelerado.

 

¿Qué era ese juego? ¿Acaso… lo estaban probando? ¿Ese ser se tomaba el tiempo de calificar su cuerpo?

 

No pudo abstenerse de creerse un juguete… Jamás en la vida le había tocado un cliente que lo tratase de esa forma.

 

Para su sorpresa, Envy se alejó de él.

 

Vio que el peliverde se sentaba cómodamente en la cama, llevando sus brazos hacia atrás como soporte y lo observaba con esos ojos flameando de diversión.

 

- Ven. – dijo en una orden.

 

Entreabrió sus labios para querer decir algo, pero calló. Ese sujeto, por más que no lo conociera al cien por ciento, tenía la capacidad de suprimir cualquier objeción que el rubio quisiera expresar.

 

Por alguna extraña razón, lo hacía sentir… inseguro.

 

Con la duda acrecentada en su mente, caminó a pasos lentos hacia el cliente, deteniéndose frente a él dejando cierta distancia de por medio. Enfocó su mirada en la nada, esperando sólo alguna otra orden de parte del otro.

 

Envy lo miró, chasqueó la lengua ladeando su cabeza.

 

- ¿Eres tímido, no? ¿O es tu primera vez? – extendió su mano hasta los pantalones del rubio, tomándolo de su cinturón y jalándolo hacia él, eliminando toda distancia creada por el chico.

 

Edward no dejaba de sorprenderse por cada acción que realizara el extraño. En verdad… esta persona era peligrosamente.. diferente.

 

Envy, habiendo acercado al rubio, lo tomó finamente de sus caderas, comenzando a masajear con sus dedos la zona por sobre la ropa.

 

- Cuéntame de tu vida, chico. – insitó - ¿Qué edad tienes? – una de sus manos se deslizó hasta su cintura, masajeando ahora aquel lugar.

 

Edward no pudo evitar ruborizarse levemente y sentir un escalofrío recorrerle toda la espalda hasta su nuca al reaccionar ante esos tratos.

 

- D-Diecisiete.. – contestó, mirando hacia un lado.

 

Envy sonrió gustosamente relamiendo sus labios al escuchar aquella respuesta.

 

Levantó un poco la camisa del joven, ingresando su mano y comenzando a palpar la suave piel del otro, continuando con sus masajes. En ningún momento perdió de vista esos ojos dorados que le resultaron tan curiosos.

 

- ¿Desde hace cuánto que trabajas aquí? – ‘caminó’ con sus dedos por todo el abdomen del joven llegando hasta su pecho, apretó juguetonamente uno de sus pezones luego de haberlo acariciado provocativamente incitándolo a despertar.

 

- A-Ah.. – Edward agachó su mirada, apretando sus ojos – H-Hace.. un año… - mordió su labio inferior.

 

- ¿Tienes familia? – ingresó su otra mano debajo de la camisa, teniendo ambas jugando con el cuerpo del chico.

 

- S-Sí… - contestó algo agitado.

 

¿Por qué le hacía todas esas preguntas? Era cruel de su parte el intentar mantener una conversación mientras lo trataba de aquella manera. Creía que se le iba todo el aire al intentar responder a cada cuestión del peliverde.

 

Sintió esas manos recorrer todo su abdomen, cintura, pecho y espalda de una forma tan tentadora e irresistible. Sus piernas temblaron intentando soportar su propio peso.

No creía poder resistir en pie por mucho tiempo.

 

Envy levantó la camisa blanca y se acercó al vientre del joven. Se entretuvo jugueteando con su ombligo, lamiéndolo en círculos e internamente.

 

Edward se estremeció.

 

- Tu piel sabe deliciosa.. – susurró el de ojos violeta separándose ligeramente, dejando un hilito de saliva uniéndolo al muchacho.

 

Mientras se dedicaba a besar y lamer el abdomen y la cintura, llevó sus manos al trasero del joven, acariciándolo y presionándolo profesionalmente queriéndolo excitar.

 

- Ah..- Edward dejó ir un suspiro, sintiendo millones de escalofríos. No sabía dónde mirar para no sentirse una marioneta, cerró sus ojos con frustración.

 

- “R-Roy…” – pensó lastimosamente – “Y-Yo no quiero.. Te juro por Dios que es lo único que puedo hacer si quiero volverte a ver…” – cubrió sus labios con una sus manos para callar el siguiente gemido que iba a escapársele en la noche.

 

Envy desabrochó los pantalones del rubio, arrojando el cinturón a un lado. Acarició por sobre la ropa el miembro del joven, que comenzaba inevitablemente a despertarse.

 

Edward sintió una punzada de excitación al sentir esa mano tocar apenas su miembro. Su respiración comenzó a agitarse de sobremanera. Su garganta se secó y percató cómo el ambiente comenzaba a acalorarse.

 

- ¿Entonces esta no es tu primera vez, no? – preguntó Envy mientras retiraba lentamente los pantalones del chico.

 

- N-No… - Edward llevó su cabeza hacia atrás, tomando una gran bocanada de aire.

 

Envy se relamió al ver aquello. Tal y como decían los rumores… se trataba de un muchacho que ni se daba cuenta de lo sexy y provocador que podía llegar a ser.

 

Quedó frente a los boxers del rubio. Metió una mano bajo la prenda íntima, acariciando la entrepierna.

 

- ¿Qué te gusta que te hagan, rubio? – preguntó mientras con su otra mano volvía a recorrer su pecho ahora expuesto, rozando y apretando esos botoncitos rosados que tanto lo causaban.

 

Edward gimió con un poco más de fuerza, al mismo tiempo que abrió sus ojos en confusión.

 

- ¿Q-Qué…? – sentía que poco a poco estaba perdiendo los sentidos, y ese ser se empeñaba en hacerlo hablar.

 

- No es tu primera vez, debes saber qué es lo que más te excita y lo que no. – acercó sus labios al miembro del chico por sobre la prenda, los apoyó simulando pequeños besos  y suspiraba en él de vez en cuando, brindándole más calor carnal en el proceso.

 

- A-Ah…! – Edward comenzaba a desesperarse. Esa lentitud en esos tratos no hacía más que encender su cuerpo deseoso de más.

 

¿Que qué era lo que le gustaba que le hicieran? ¿Qué clase de pregunta era esa? Un sonrojo atravesó fuertemente sus mejillas. ¡No podía responder aquello!

 

- Vamos.. no seas tímido. – insistió el peliverde, comenzando a tocar muy delicadamente el sexo del chico – Dime lo que deseas.. y lo haré.

 

Edward soltó un gemido en desesperación.

 

La cosa era fácil… El cliente llegaba, lo tomaba rápidamente y luego se iba. Así eran generalmente la gran mayoría de personas, quienes buscaban su propio placer con ello.

 

Pero este cliente.. hasta el momento sólo estaba procurando excitarlo a él, brindándole tratos lujuriosos pero calculados, muy cuidadosos.. tanto que sólo provocaban los deseos de Ed de que avanzara.

 

- “N-No…” – negó lentamente en su mente – “Esto.. no puede durar más… Yo… ¡No lo quiero disfrutar..!”

 

- ¿Y bien? – preguntó Envy sonriendo con satisfacción al notar la confusión interna del joven.

 

Edward mordió su labio inferior apretando sus ojos. No quedaba otra…

 

- M-Más… rápido… - pidió, sintiendo sus mejillas arder - … Q-Quiero… que avancemos… más rápido…

 

Era lo único inteligente que podía pedir, si quería que aquella sesión no se extendiera demasiado.

 

Envy soltó un pequeño silbido.

 

- Así que más rápido, eh? – sonrió con cierta perversidad.

 

Edward notó aquella terrible mirada llena de fascinación y lujuria y no pudo evitar sentir…. temor…

 

En esos momentos… no sabría pensar si realmente lo que había pedido era lo correcto…

 

o no..

 

 

 

 

La verdad detrás del Sol

 

-segunda parte-

 

.

 

No supo cuándo Envy se levantó de su sitio, tampoco cuándo colocó su pie detrás del suyo, tampoco cuándo perdió el equilibrio y cuándo terminó sobre la fina alfombra carmesí… Y para cuando al levantar la mirada… encontrarse con esos ojos violetas que destellaban un brillo de maldad y diversión.

 

Allí se encontraba.. recostado en el suelo junto con un psicópata sobre él observándolo con suma fijación. Un estremecimiento lo invadió así como los nervios en sus pensamientos.

 

De los labios del rubio nada salía. ¿Mas qué podría decir? ¿”No, por favor”?

 

Estaba cansado de suplicar…

 

Lamentablemente, y para el terror de él, era hora de enfrentar el más horrible y asfixiante temor que vivía carcomiendo su vida.

 

Envy, sin perder ni un segundo su sonrisa, tomó suavemente del mentón al chico haciéndolo girar a un lado, dejando expuesto el fino cuello del rubio.

 

Se acercó lentamente, paseando sus labios y comenzando a suspirar en aquella tan delicada zona.

 

- Así que quieres ir directamente a la diversión, rubio? – acarició la sensible piel con el calor y humedad de su lengua, haciéndola erizar instantáneamente.

 

- A-ah.. – Edward se removió ligeramente en el suelo. Aquel lugar era su punto débil.

 

El peliverde dejó escapar una pequeña risita.

 

Comenzó a besar y morder lascivamente el cuello del joven mientras sus manos se encargaban de jugar y experimentar con todo su cuerpo. Se deshizo rápidamente de la camisa abierta que llevaba el chico, así como los pantalones, permitiéndose el verlo únicamente con su ropa interior.

 

Edward sintió un leve escalofrío al sentir su piel rozar con los pequeños cabellos de la alfombra. Su corazón latía a mil por segundo. Luchaba constantemente por no perderse en el placer que le jugaba el momento y mantenerse claro mentalmente.

 

Pero resultaba casi imposible…

 

- Te noto un poco tenso, chico.. – susurró el de ojos violeta, degustando el otro lado del cuello – Relájate. Después de todo.. No haré nada que no te guste.

 

Se dirigió a los pechos del muchacho, apoderándose con sus labios de uno de los pezones, lamiéndolo y succionándolo de vez en cuando. Escuchó gemir más fuerte al rubio y sonrió satisfactoriamente entre sus besos, sin detenerse en ningún momento.

 

Liberó el húmedo pezón de sus labios para tomarlo entre sus dedos y comenzar a apretarlo y jugar con él.

 

- ¿Te gusta, rubio? – preguntó relamiéndose al ver la imagen del chico sumamente sonrojado. – Dímelo… Dime que te gusta tanto como a mí..

 

- Aaah! – Edward giró su rostro refregando su mejilla contra la alfombra, apretando sus ojos.

 

¿Qué se lo dijera? No pudo evitar sentirse ofendido.

 

- “M… Miserable…” – pensó con frustración, al mismo tiempo que sentía que era tomado de su cintura.

 

- Vamos. – soltó con una risa, Envy – Veo que eres de los rebeldes. – sujetó de la cintura al chico para obtener  más control sobre él. Abriéndose paso entre sus piernas posicionó su miembro contra el suyo, comenzando a realizar una danza en la que ambos cuerpos se veían sincronizados y sus miembros se acariciaban y presionaban entre ellos.

 

Edward abrió sus ojos y echó su cabeza hacia atrás.

 

- AA-aahh! – su cuerpo se arqueó completamente, en una reacción de buscar más aquella sensación que lo enloqueció al instante.

 

Envy regresó al pecho a continuar jugando con los pezones del muchacho, lamiéndolos sensualmente, mientras que controlaba los movimientos del chico desde su cintura.

 

Edward se estremeció y dejó caer su rostro a un lado.

 

- “Contrólate… Contrólate Edward..!” – se gritó mentalmente. Se estaba cegando, y no podía evitarlo – “.. Debo… hacer que esto.. termine pronto…!”

 

Envy realizó más presión y otro gemido se liberó de la boca del rubio. Éste abrió ligeramente los ojos para encontrarse con los violeta del otro, sumamente entretenido con su pecho.

 

- M-Más… - gimió - .. Más rápido…! – comenzaba a no tolerar el creciente calor que apoderó su cuerpo - ..¡¡Tómame.. de una vez!! … - exclamó como pudo, desesperándose.

 

Envy se sorprendió levemente ante aquella petición, sonriendo con su característico humor desconocido.

 

Dejó los pezones del chico e introdujo una de sus manos en los boxers de la víctima, tomando su miembro y comenzando a masajearlo y presionarlo con una tortuosa lentitud.

 

- Parece que alguien está ansioso. – comentó con cierta gracia.

 

- Ah-Aaah! – mordió su labio inferior al sentir esos dedos jugar con su miembro - ..Y-Ya..! – no sabía qué más hacer para convencer a aquel extraño de que lo tomase rápidamente. Parecía divertirse, gustaba de la situación.

 

Hasta que no se dejó rogar más…

 

- Como tú lo desees.

 

Vertiginosamente tiró de los boxers del rubio y los arrojó donde no le importaron. Vislumbró asombrado todo el trabajado cuerpo ahora expuesto y dispuesto a dejarse tomar por él.

 

Relamió sus labios.

 

- Me dejas sin palabras, chico... – apoyó todo el peso de su cuerpo en el del joven, y recorrió sensualmente con su mano todo el abdomen, vientre y entrepierna, hasta llegar al trasero. Deslizó en la zona uno de sus dedos, tocando ligeramente la entrada del rubio.

 

Edward cerró sus ojos y llevó su rostro hacia un lado, alzando sus cejas.

 

- “R-Roy…” – tembló al sentir su entrada ser tocada. Sus ojos se aguaron en el encierro – “..R-Roy… perdóname… por favor… perdóname…” – un leve gemidito de tristeza se escapó de sus labios, mientras reprimía las lágrimas que deseaban salir.

 

Para cuando se dio cuenta, Envy comenzaba a brindarse paso con uno de sus dedos en su interior.

 

Una corriente eléctrica lo invadió en segundos, enloqueciendo cada rincón y célula de su cuerpo. Sintió cómo la sangre lo recorrió tan rápido que lo mareó ligeramente, haciéndolo dejarse llevar tan sólo por sus latidos y sensaciones.

 

Se estaba.. perdiendo..

 

- Te gusta, eh? – empezó a hacer círculos, dilatando el interior de Ed. Se acercó a su oreja, lamiéndola y suspirándole, causándole escalofríos al chico – Vamos.. dime cuánto te gusta…

 

- A-Ahh… - Edward pensó que era mejor seguirle el juego, si quería que avanzara de una vez – S-Sí… N-No pares… No pares….!

 

Envy sonrió, satisfecho con esas palabras. Sacó sin mucho cuidado el dedo en el chico, para abrirse rápidamente los pantalones y sacárselos junto con su ropa interior, que ya comenzaba a ajustarle de sobremanera.

 

Se acomodó entre las piernas del muchacho, separándolas un poco más para dejar descubierto el pequeño ano ya dilatado por todos los tratos que le había dado.

 

Colocó la cabeza de su miembro en posición a introducirla en el interior del rubio, tocando apenas su entrada.

 

Edward se estremeció.

 

Ya era hora…

 

Cubrió sus ojos con una de sus manos, mordiendo impotente su labio. Por unos momentos aguantó la respiración, esperando el accionar del otro…

 

- “P-Perdón… Perdón…” – dedicaba sus lamentos y disculpas a aquel ser de ojos oscuros que tanto anhelaba en esos momentos. Soportó todo… Las lágrimas, los tormentos, la culpa, la pena…

 

Ya no podía volver atrás…

 

 

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- Mamá… ¿Por qué no está papá?

 

- Porque está lejos, hijo, está viajando ahora.. Tal y como ese héroe que leíamos en el cuento.

 

- Pero estás enfermita, mamá. Y el héroe siempre estaba para ayudar a quienes lo necesitaban…

 

- Bueno.. Tal vez se esté demorando un poquito. Pero es cuestión de esperar, Ed. Ten por seguro que tu padre vendrá para tu cumpleaños. Ya seis años. Estás mayorcito, no? – sonrió dulcemente.

 

El niño se cruzó de brazos haciendo un puchero, sentándose en el suelo a un lado de la cama que usaba su mamá.

 

- No importa qué me traiga esta vez.. no le voy a abrir la puerta de casa.

 

- Pero si al final terminas encantado con sus regalos. Él te quiere mucho Ed...

 

- Y a ti no te quiere, mami? – preguntó con ojitos inocentes, mas llenos de enojo resentido.

 

La mujer calló unos segundos. Luego pudo volver a enfrentar la mirada penetrante de su hijo.

 

- Claro que me quiere, a todos nos quiere por igual.

 

- ¿Entonces por qué no te trae un regalo que te cure a ti también, mami?

 

Nuevamente calló, bajando la mirada. Tomó de las axilas al pequeño para elevarlo del suelo y hacerlo sentar en su regazo sobre las finas sábanas de la cama. Arrulló a la criatura en un abrazo que sólo una madre sabía darle a su hijo, llenándolo de amor y ternura.

 

Pero una pequeña lágrima rodó por su pálida mejilla…

 

- Mi niño, te necesito fuerte, sabes? Quiero que actúes como un buen hermano mayor y cuides siempre de Aru. Siempre. Ambos deben protegerse, como familia que son.

 

- Tú también eres nuestra familia, mami… - dijo notando la pequeña gotita que caía de la mejilla de su madre.

 

La mujer sonrió lastimosamente.

 

- Sí, lo soy. También tu papá. Y.. Edward.. No hay regalo que pueda curar lo que tengo. – observó a su hijo, acariciando los flequillos rubios – Sólo el amor que tú y tu hermanito pueden brindarme será capaz de mantener firme a este cuerpo. Y así podré cocinarte más galletas de chocolate. – sonrió dulcemente.

 

- ¡Sí! ¡Galletas! – abrazó fuertemente a su mami, sintiendo su fresco aroma. - ¡No! Espera.. Tú te quedas aquí. Yo haré las galletas. Ya verás que haré unas súper súuuper ricas que te harán sentir mejor, mami!

 

La de cabellos castaños rió ante el comentario de su pequeño.

 

- Está bien. Lo dejaré todo en sus manos, mi chef.

 

El niño sonrió con un gran destello de decisión en sus ojos, sintiéndose importante. Se bajó de la cama de su mamá, observándola desde la baja estatura de su edad.

 

-          Aquí me esperas! Pronto te traeré la cura mágica! – exclamó con entusiasmo, … sacando una risa de su madre…

Aunque no había magia que pudiera hacer algo en esos momentos…

 

 

 

 

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- AAAaah! ¡E-Espera!! – exclamó sumamente agitado el rubio, sintiendo que pronto un tercer orgasmo llegaría a explotar todos sus sentidos.

 

Envy no cesaba sus embestidas en el interior del chico, llegando a ser rápido y brusco en sus movimientos.

 

Edward, sólo sentía una especie de placer agudo. Su mente y cuerpo estaban cansados y sólo podía dejarse llevar por esa sensación punzante que invadía su vientre ante las embestidas del otro.

 

Su cuerpo.. estaba llegando más allá del límite…

 

Y dolía..

 

- Y-Ya..! … E-Envy!! – soltó un gemido ahogado, retorciéndose en el suelo.

 

El peliverde no parecía tener intención de soltar al muchacho, mucho menos de detenerse. Estaba embriagado en la sensación de su miembro siendo invadido por el calor y humedad del interior del joven, junto con las contracciones que lo aprisionaban y no hacían más que excitarlo de sobremanera.

 

Apresuró sus movimientos que ya de por sí eran rápidos, en busca de llegar pronto al clímax de la noche sin importarle si en el proceso lastimaba al chico o no.

 

- Aaah-ahh!! – Edward giraba su rostro de un lado a otro. Era un placer que dolía.. era.. desesperante.. Contradictoriamente no era un ‘placer’ que disfrutaba. Su cuerpo.. pedía que se detuviese.. – E-Envy..!! Y-Ya.. para…!!

 

Aunque aquellas súplicas no hacían más que incitar al otro a continuar. Sus respiraciones chocaban y el calor corporal de ambos se mezclaba en el ambiente cálido y asfixiador que se había vuelto en la habitación.

 

Envy, respirando agitadamente y en busca de más, tomó el miembro del chico comenzando a masajearlo fuertemente de arriba abajo, queriendo que se corriera.

 

- AA-AHhhh! ¡E-Espera!! ¡N-No…!! – se llevó el dedo índice a sus labios, mordiéndolo. Intentando soportar esa extraña y desconocida sensación que envolvía a todo su cuerpo.

 

Estaba desesperándose.. y eso no era bueno…

 

- “Ya termina! ¡¡Ya termina por favor!!” – le rogaba mentalmente al peliverde. Unas pequeñas lagrimillas se formaban en el borde de sus ojos al sentir una potente ola de calor en todo su pecho.

 

Ya no aguantaba.. era demasiado!

 

Sentía las paredes de su interior aferrarse al miembro latente de aquel ser insaciable de una forma que comenzaba a asquearle.

 

No podía caer…, debía controlarse..!

 

- “Ya… Ya Edward… Ya termina…!” – trató de calmarse.

 

Al menos debía tratar de no sufrir en desesperación los últimos minutos de sesión.

 

Envy realizó con más fuerza sus movimientos tanto en el interior del chico como en su miembro, comenzando a alterarlo..

 

- AAAhh!! ¡¡Ya, Envy!! – arqueó todo su cuerpo y llevó su cabeza hacia atrás, corriéndose inevitablemente en su tercer orgasmo.

 

Pudo sentir cómo el otro también se corría dentro de él, llenándolo internamente de ese líquido un tanto espeso y caliente.

 

Ambos se vieron enfrascados en esa detención de tiempo que consistía en dejarse llevar por el clímax y las sensaciones.

 

Edward, tan rápido como pudo, separó la unión que tenía con el de ojos violeta, y se dejó caer nuevamente en la alfombra y dedicarse a respirar y tomar todo el aire que pudiera..

 

Sus ojos estaban entrecerrados y su corazón chocaba contra su pecho. Nunca había experimentado el tener más de un orgasmo en una misma sesión.. y no quería volver a repetirlo..

 

Respiraba rápidamente y con dificultad, mientras trataba de calmar a su corazón.

 

- “Aire… necesito aire…” – cubrió sus ojos con su brazo y dejó escapar un largo suspiro, para luego volver a intentar recuperar el aire perdido.

 

El peliverde se hallaba recostado a su lado, inhalando y exhalando de igual manera. Guió sus ojos al rubio agitado que tenía a un lado y sonrió con satisfacción.

 

- Muy bien, chico… Muy bien…

 

Edward no supo cómo tomar aquello, pero lo ignoró. Sólo quería dejarse envolver en su propio mundo, un mundo de lamentos y tan sólo lágrimas, el mundo al que estaba tan acostumbrado y en el cual se sentía seguro.

 

Instantáneamente, sintió un horrible nudo en su garganta, y su expresión se tornó en una llena de tristeza.

 

- R-Roy… - soltó en pena sin darse cuenta - … Roy…

 

Las lágrimas no tardaron en salir, sumergiéndose en ese llanto silencioso y lastimero.

 

- ¿Roy? – repitió el peliverde. Mas se quedó contemplando extrañado al rubio destruido en el suelo…

 

 

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..

 

- Así que de eso se trata..! – exclamó Envy un poco sorprendido, sentado en la cama observando al rubio cabizbajo quien se encontraba sentado en la esquina del gran mueble.

 

- ¿Así que, mientras continúas trabajando, estás planeando el cómo abandonar el Temple a escondidas de Bradley? – enarcó una ceja el de cabellos largos, mas portando una sonrisa – Eres de admirar, chico. Es la primera vez que conozco a alguien que piensa retar al bigotón. – comentó con gracia.

 

Aquello hizo robar una sonrisa a Edward, mientras dejaba que sus mechones se encargasen de cubrir su entristecido rostro.

 

No sabía por qué le había contado toda su situación a un extraño, sólo… sintió la necesidad de hablar… Ya Lina no estaría allí para él para liberar sus angustias y buscar el apoyo que tanto le hacía falta.

 

Y ahí se encontraba.. sentado y hablando con una persona que hacía una hora había conocido por esas casualidades de la vida, y ésta ya se sabía toda su vida por boca de él.

 

¿En verdad… en qué pensaba?

 

Pero.. parecía que el otro no lo había tomado para mal…

 

- ¿Y cómo piensas hacerlo? Pues… Conociendo a Bradley, me imagino que cámaras en el hotel le sobran hasta para regalar, seguridad ni hablar, y ni pensar si se llegase a enterar si quiera de lo que planeas.

 

- Ya lo sabe. Bueno.. creo.. Al menos lo debe sospechar. – comentó desanimadamente el rubio.

 

Si Lina había sido despedida.. no podía ser por nada.

 

Algo Bradley sabía.

 

Envy hizo una mueca, comprendiendo la dificultad de la situación.

 

- Estás metido en un gran problema, chico. – dijo sobándose el cuello. Se dejó caer sobra las colchas de la cama, suspirando y observando el techo.. pensando.

 

Aunque ninguna idea se le venía a la cabeza en esos instantes.

 

Edward dejó ir una pequeña risa lastimera.

 

- No te molestes. Ni yo mismo creo poder lograrlo.. – bajó levemente la mirada – Pero al menos lo intentaré, después de todo es algo que yo he decidido.

 

- En ese caso.. – Envy se reincorporó en la cama, gateó hasta el rubio y tomó uno de sus hombros, para acercarse al cuello del joven y aspirar su aroma - .. Me convenciste, rubio, por no decir que me emocionaste. – lamió lentamente la piel descubierta - .. En cualquier cosa que necesites.. no dudes en mi ayuda. Tómalo como un apoyo en este loquísimo juego.

 

Edward se estremeció al sentir aquel tacto.

 

- P-Pero.. Esta.. podría ser la última vez que nos veamos. ¿Cómo podrías….?

 

- ¿Te crees que será la única vez que venga? – sonrió con perversión – Tu inocencia me fascina.

 

Dejó al chico para comenzar a acomodar bien sus ropas y vestirse.

 

- Es muy obvio pero : descuida, no pienso decirle nada a Bradley. Tu loco secreto está a salvo.

 

Edward lo observó algo sorprendido. Primero Harrison, ahora este tal Envy? ¿Acaso su racha de mala suerte comenzaba a quedar cabeza abajo? ¿O sólo era una mala pasada?

 

- “Como sea..” – pensó un poco más animado – “Me aferraré a todo lo que pueda!” Gracias, en verdad. No sabes la esperanza que esto me da. – esbozó una pequeña y tímida sonrisa.

 

Envy notó la sonrisa del rubio y lo miró sudando una gotita.

 

- No me provoques. Podría violarte de nuevo si me pica la gana antes de irme. – terminó de colocarse la campera.

 

Edward sudó millones de gotitas, negando fuertemente con la cabeza.

 

- N-N-No no! Está bien!! – tembló ligeramente con una sonrisa nerviosa.

 

Al ver a Envy ya cambiado se miró a sí mismo, quien también se encontraba ya con sus ropas puestas. Un leve cansancio lo invadió en segundos, provocándole un bostezo repentino y sus párpados le pesaron sutilmente.

 

- “Sólo quisiera tomar un largo baño caliente y acostarme de una vez…”

 

Envy se levantó, dispuesto ya a irse.

 

- Bueno, nos estaremos viendo, Ed. – se acercó hasta la puerta, abriéndola en el proceso – Recuerda que tienes a alguien más con el que puedes contar, ¿hecho?

 

- ¡Hecho! – asintió felizmente el rubio desde su sitio.

 

- Ok. Nos vemos entonces! – pero se detuvo al momento de cruzar la puerta, y verse enfrentado con otra persona mayor que él. Un hombre, para ser más específicos.

 

Ladeó la cabeza algo confundido, mas se encogió de hombros. Supuso que el rubio tendría otra sesión.

 

- Edward, parece que tienes otra visita! – exclamó, para luego retirarse en totalidad del lugar.

 

Edward no comprendió aquello. No había sido informado de otro cliente a atender.

 

Se levantó de la cama y caminó por la habitación. Pensó que podría tratarse de Braley, pero retiró la idea… ya que Envy lo habría reconocido y mencionado a él.

 

Llegó hasta el margen de la puerta…

 

Para encontrarse con alguien…

 

A quien.. jamás.. en la vida…

 

Se hubiera esperado en aquel lugar…

 

Abrió sus ojos con total, asombro. Su cuerpo quedó completamente petrificado, y un mar de preguntas resonó en su mente tan rápido y confuso como un huracán.

 

- …Roy… - susurró totalmente inmóvil… comenzando a sentir su cuerpo temblar - …Roy…

 

Aquel ser de ojos oscuros y piel blanca se encontraba allí, parado frente a él en la puerta de su habitación del hotel; el hotel que escondía su repugnancia entre decorados y muebles finos, donde las personas vendían su cuerpo sin el menor pudor a cambio de una gran suma de dinero.

 

¡En ese mismo lugar, Roy Mustang se encontraba frente a él!

 

- Edward.. – dijo en un susurro lastimero, Roy. Observando al muchacho consternado.

 

Edward llevó una de sus piernas hacia atrás, para luego retroceder lentamente hasta llegar a la pared de la habitación y apoyar el peso de su cuerpo sobre ella. Todo su ser temblaba del terror.

 

¡¿Qué estaba pasando?! ¿Cómo…? ¡¿Qué hacía Roy allí?!

 

Comenzó a negar lentamente con su cabeza, sin perder de vista al mayor.

 

¡No importaba el ‘cómo’! ¡Había sido descubierto! ¡Tanto esfuerzo tratando de ocultar su situación… y ahora Roy estaba allí, como si nada, observando toda la realidad que tanto se había empeñado en negar!

 

- N-No… noo…! – sus ojos se cristalizaron al ver a Roy ingresar a la habitación y cerrar la puerta tras de sí. - .. Esto… no… no está..pasando!!

 

….

 

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..

 

Sentía el agua recorrerle el cuerpo con una velocidad que lo lastimaba. La ducha, en su nivel más frío, bañaba a un cansado rubio lleno de dudas y preguntas en su mente.

 

Roy le había permitido unos minutos para que se relajara y tomara un baño para tratar de serenar sus ideas, así como también poder eliminar completamente el aroma de su anterior cliente.

 

- “¿Cómo es que está aquí..?” – se cuestionó mentalmente. El terror no se escapaba de su mirada – “¿Acaso fui descuidado con algo y dije información de más? ¿Cómo fue capaz de llegar aquí? ¿Y por qué?”

 

Y más preguntas azotaban su cabeza. Sus ojos seguían enrojecidos del llanto silencioso del cual era consumido dentro de la gran bañera.

 

La persona que tanto cariño y sentimiento le tenía ahora había descubierto toda la verdad. ¿Qué estaría pensando Roy en esos momentos sabiendo que él vendía su cuerpo a cualquier extraño que pagase por él?

 

- Dios… - cubrió su rostro con sus manos mientras dejaba su espalda ser mojada por la ducha.

 

No podía ni pensarlo. Todo… era una gran pesadilla… o eso quería creer.

 

Cerró la canilla y salió de la bañera para envolverse en una gran toalla color crema, secándose sin apuro. Tomó su pijama completamente blanco y comenzó a cambiarse con lentitud. No quería enfrentar aún la mirada del otro.

 

Pero se animó a enfrentar la suya en el espejo, mientras secaba su cabello una vez cambiado. Miró su rostro con frustración, viendo su reflejo imitarlo con amargura. No podía sentirse peor.

 

Era mucho más terrible que el enterarse de una nueva sesión.

 

Apagó las luces del baño sin soltar la toalla ni su cabello secándose, para luego abrir la puerta e ingresar con duda a su habitación…

 

El ambiente estaba climatizado y ya se encontraba lo suficientemente aireado luego de la rutina nocturna que sobrellevaba el chico.

 

Allí Roy se encontraba, sentado en el borde de la cama, esperando al rubio. Elevó la mirada al escuchar la puerta abrirse y chocó sus ojos con los dorados del joven. Aún se evidenciaba cierta tristeza en su faz, mas intentaba ocultarlo. De nada valía preocupar al pequeño.

 

- Ven, Ed.. – dijo con calma, invitándolo a sentarse a su lado junto con una leve y lastimera sonrisa.

 

Edward sólo enfocaba su vista en la gruesa alfombra, sin el valor suficiente de ver al mayor. Apretó sus labios mientras aguantaba un poco la respiración en un intento de detener sus lágrimas, consiguiéndolo apenas.

 

Caminó a pasos lentos por la habitación hasta llegar a la cama, sentándose junto a Roy, pero a cierta distancia.

 

Tenía miedo… No podía ocultarlo.. No podía aguantarlo…

 

Sentía que todo su triste mundo, el único que tenía, comenzaba a desmoronarse completamente de la forma más cruel posible.

 

El pelinegro sonrió comprensivamente, guardando unos segundos de silencio…

 

- Hablé con tu hermano… - dijo por fin, lentamente, calmadamente.

 

Edward se sorprendió ante aquello, observando impresionado la nada mientras escuchaba al mayor.

 

- Perdona… Edward…En verdad… No pude creer en lo que me habías dicho en la escuela. – apoyó los codos en sus rodillas, cabizbajo – … Recuerdo muy bien cuando ese hombre que dices que es tu tío fue a buscarte a la biblioteca, y recuerdo muy bien tu expresión cuando él dijo que era un familiar tuyo… - observó de reojo al chico - … ¿Él no es tu tío, verdad?

 

Edward mordió su labio inferior, agachando más la mirada, logrando ocultarse a través de sus flequillos. Negó lentamente, dándole la razón al mayor.

 

Éste sólo volvió a dejar caer su vista hacia la alfombra.

 

- .. Por la forma en que me contabas las cosas, y por cómo reaccionaste al recibir aquella llamada en la escuela, que estoy muy seguro que fue de este hombre, no pude evitar preocuparme. – hizo una pequeña pausa, para luego proseguir – Llamé a tu hermano, su número lo tenía fichado en el registro de socios de la biblioteca, de allí pude conseguirlo. Me sorprendió que tu hermano no supiera nada acerca de la existencia de este hombre con el cual te encuentras, y dudó el negarme lo de tu convivencia con tu tío.. hasta que luego… me explicó… esto…

 

Calló unos breves segundos, esperando una reacción de parte del rubio.

 

Edward temblaba… tratando de controlar sus lágrimas. Aru era muy emotivo y lo sabía, seguramente tras haber escuchado la preocupación del mayor no pudo evitar sentir cierta pena y comenzar a rebelarle toda la verdad, eliminando los engaños.

 

No estaba mal… no… ¿Pero justamente… Roy debía de enterarse de todo eso?

 

La primera lágrima calló, rodando por su mejilla y cayendo al abismo desde su barbilla. Un quejidito ante el llanto que empezaba a renacer se liberó de sus labios, llamando la atención del de ojos oscuros.

 

- Edward… - susurró, sintiendo toda la impotencia del mundo. Un creciente enojo lo invadió al pensar qué clase de persona se le ocurriría inculcar a un menor de edad en esos actos capaces de producir un trauma severo.

 

Se acercó al temblante joven, rodeando el pequeño cuerpo con uno de sus brazos, atrayéndolo hacia él y arrullándolo en su pecho, en un abrazo donde transmitía toda la protección que podía brindarle al muchacho.

 

Edward sintió esos cálidos brazos que lo rodearon y atrajeron hacia el mayor y no pudo evitar dejar escapar más lágrimas saladas que humedecían su bello rostro.

 

Se aferró con fuerza del pecho de Roy, sollozando y temblando todo el miedo que le producía aquella situación.

 

- N-No me odies… No.. me odies…! – refregaba su rostro en las ropas del mayor, sintiéndose caer en la tristeza - .. P-Por favor…! – suplicaba desesperado.

 

Roy se sorprendió ante aquellas palabras.

 

- ¡No digas eso! Yo no te odio! No podría odiarte, Edward! – apretujó con cuidado el cuerpo del chico, pegándolo más al suyo. Podía sentir la alarmada respiración del joven… Dios… ¡Cómo lo lastimaba aquel llanto proviniendo de la persona que tanto afecto le tenía!

 

Acarició la espalda del menor, tratando de tranquilizarlo.

 

- Calma, Ed. Ya está… Todo está bien. – apoyó el mentón en la cabeza rubia del chico. No sabía en verdad qué estaba bien, allí sólo veía todo el error en el que el muchacho se encontraba. Ese no era su mundo. Debía sacarlo de allí y rápido.

 

Sintió cómo el pequeño reforzaba su agarre en su pecho y no dudó en abrazarlo con más fuerza.

 

Lo destruía verlo de aquella forma. Debía hacer algo para sacarlo de aquel dolor.

 

- E-Ese hombre…. que tú .. conociste… se llama Harrison… - comenzó a decir Ed, sin poder detener las lágrimas - … él es.. mi guardaespaldas… B-Bradley lo envía… para que me vigile…

 

Roy se asombró ligeramente. ¿Para .. “vigilarlo”?

 

- ¿Quién es Bradley, Edward? Por Dios ¡¿Quién es el te hizo todo esto?! – llevó una de sus manos a la cabeza aún húmeda del chico, apoyándola en su hombro.

 

Edward deslizó sus manos hacia la espalda del mayor, para profundizar el abrazo. Encontrándose entre los brazos de aquella persona, sentía que era capaz de todo. Lentamente, las lágrimas comenzaron a cesar…

 

- Bradley… es dueño del hotel… quien administra .. su funcionamiento…

 

- ¿No es quien atiende en el recibidor, no?

 

Edward negó lentamente.

 

- No.. Nunca lo hace…

 

- Suerte para él, ya mismo iba a bajar a romperle la cara. – dijo con un gran deje de enfado.

 

Edward se sorprendió ante la preocupación del otro, sonrió un poco, recuperándose al pasar de los segundos.

 

Sintió que el mayor lo separaba ligeramente y tomaba de su rostro con suavidad. Sus miradas se enfocaron al instante, viéndose ambos reflejados en el brillo del otro. No pudo evitar sentir una mezcla de emociones en su interior, y un leve cosquilleo recorrió su vientre. Pero no era el momento de sentir aquello…

 

- Edward.. – dijo con seriedad, Roy – Por favor… - tomó con ambas manos el rostro del pequeño, sin dejar que este evada sus ojos – Por favor… te lo pido…

 

Edward sólo lo observó sin comprender, mas esperó a que el mayor completara su petición. Vio cómo las perlas negras de Roy se entristecían con sólo enfrentar su mirada. Por primera vez en la vida… sintió que alguien tomaba su dolor y lo vivía junto a él… como si fuera propio.

 

- Edward… quiero que… - apoyó suavemente su frente contra la del rubio, aún portando tristeza en su mirar.. – Quiero…

 

 

- … Quiero que me lo cuentes todo… -

 

 


 [N/A]

 

¡TRUOOOON!

¡¡LES TENGO UNA SORPRESA!!

 

Un regalito por año nuevo xD!

 

¡Sigan bajando!

 

 

Notas finales:

¡¡Hola genteee!!

Vengo a darles la noticia de que...

 

¡Ya está listo el segundo video de H.H.! yyy ademáaaas... otra pequeña sorpresilla!

 

· Primer video: Namidairo

 

http://www.youtube.com/watch?v=SPGhPVlZU3c&fmt=18

 

·Nuevo y segundo video: Because of You

 

http://harutears.blip.tv/

 

Yyyyy chan chaaan!!:

 

http://www.youtube.com/watch?v=Un82DXSo67Q&fmt=18

 

¡¡Espero que les gusten!! XD Nos estamos leyendo la próxima!!!!

 

¡Nunca olviden dejar un reviiiiew! TwT

 

¡Se despide se depiiideee...

 

HARU!

 

¡Y feliiiiiiiiiiz año nuevoo!

 


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