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· Heart Hurt · por Haru-Tears

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Notas del capitulo:

[Al terminar el cap leer la nota final]

Sintió su pequeño cuerpo estremecer potentemente al sentir cómo aquel hombre sin pudor jugaba acariciando provocativamente su miembro bajo las pocas ropas que le quedaban.

 

No pudo evitar el retorcerse en el suelo y aferrar sus uñas en él, moviendo su cabeza de un lado a otro.

 

- Ah-ahhhh..! – arqueó sus cejas mientras mordía desesperado su labio inferior. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué se dejaba tocar de esa forma por un extraño? ¡¿Qué rayos le pasaba?!

 

…..

 

Era pequeño… Eso pasaba…

 

Por más que intentara aplicar resistencia, resultaría completamente inútil siendo la diferencia de fuerzas patéticamente muy notoria.

 

Cómo deseó ser más grande. Cómo deseó poder ser lo suficientemente grande y maduro para comprender qué estaba sucediendo en verdad…

 

Estaba siendo arrastrado.. a un mundo que posiblemente no le correspondía ninguna salida.

 

- Parece que ya estás listo, niño.. – susurró Bradley en su oído, lamiéndolo en el proceso.

 

- Mm… - cerró sus ojos, haciendo una mueca en desagrado. En todos los minutos que llevaban haciendo ese “juego”, no había perdido en ningún momento la asfixia del miedo..

 

Se asustaba al no saber qué paso le seguía al anterior… Qué ocurriría después…

 

Era como si su conciencia le estuviese advirtiendo de algo…

 

Algo malo.

 

- L-Listo… para.. qué..? – gimió dejando caer su cabeza a un lado. Luego se arrepintió de ello, ya que le había dejado completamente expuesto su cuello a Bradley, quien comenzó a besarlo con lujuria.

 

El mayor no contestó, disfrutaba de la inocencia del joven y de ser él mismo quien se encargara de corromperla.

 

Con su mano libre tomó de la cintura a Ed, elevándolo un poco, despegándolo apenas del suelo. Llevó su otra mano hacia el trasero, acariciándolo y apretándolo algunas veces, para luego juguetonamente deslizar con lentitud uno de sus dedos hacia el pequeño ano del chico, tocando apenas la entrada.

 

Edward abrió los ojos estremeciéndose fuertemente.

 

- Mm..AA-hh! ¿Q-Qué haces…? – sintió sus mejillas arder con furia. No sabía qué estaba planeando el mayor… pero hiciera lo que hiciera.. parecía saber cómo hacer reaccionar a su cuerpo de una forma enloquecedora, que hasta llegaba a preocuparlo y asustarlo en cierto sentido.

 

Debía de parar todo aquello… No podía dejar que continuase!

 

- ¿Qué te sucede, Ed? – sonrió perversamente Bradley – Te noto un poco agitado.

 

Edward se removió nuevamente en su lugar. Comenzó a tratar de mover las piernas y los brazos, intentando zafarse del agarre del otro.

 

- E inquieto, también. – notó Bradley.

 

- Y-Ya…! – exclamó el menor, tratando de alejarse – N-No quiero… que .. sigas!

 

El morocho enarcó una ceja, sorprendido. ¿Se le estaba rebelando?

 

Con su mano libre tomó fuertemente del hombro al chico, hundiéndolo en el suelo y acercando su mirada a la de él.

 

- ¿Por qué, Ed? ¿Tienes miedo? – preguntó con falsa preocupación.

 

El rubio abrió apenas sus ojos para chocar con los del otro, y luego guiarlos hacia un lado.

 

- E-Es.. suficiente… - intentó decir como pudo ante su alterada respiración – Déjeme… levantarme…

 

Bradley sonrió con gracia, dejando escapar una pequeña risita.

 

- ¿Qué te hace pensar que te dejaré ir, Ed? Yo aún me estoy divirtiendo. – enmarcó sus palabras con un tono venenoso.

 

Edward lo miró sin comprender…. Creía que si se lo pedía se detendría. Creía que aquello terminaría en el momento en que alguno de los dos no quisiese seguir más. No pudo evitar asustarse ante lo que había dicho el otro, y la mirada que éste le brindaba.

 

- P-Pero.. yo no quiero seguir… - su voz comenzó a quebrarse ante el miedo.

 

- Edward, Edward.. – suspiró sonriendo el mayor – No tengas miedo. ¿Acaso en algún momento hice algo que no te gustara? – aumentó la cercanía, sumergiéndose en aquellos temblantes ojos dorados – Tu cuerpo disfrutó cada roce que te he aplicado, cada caricia, cada juego… - deslizó un dedo más hacia la entrada del pequeño, preparándose para su siguiente paso – Tu cuerpo me pide a gritos que siga, Ed. No dejes que tu mente te controle. Déjate llevar por las sensaciones.

 

Estaba más confundido que nunca. ¿Era verdad aquello? Si una parte de tu cuerpo te duele es porque con total seguridad algo malo está sucediendo. Pero si todo lo que sientes lo disfrutas. ¿Puede eso tratarse de algo bueno?

 

Y si era así… ¿Por qué su mente se negaba tanto ante eso?

 

- “No entiendo…” – pensó alarmado – “No entiendo… Pero sí sé que… YO, quien soy como persona, mi enseñanza, mi ser…. NO quiere seguir con esto”. Por favor… YA suélteme!!

 

Empezó a removerse con más fuerza, dificultándole el trabajo a Bradley de sujetarlo.

 

El mayor expresó toda la seriedad del mundo acumulándola en su rostro, aferró fuertemente su mano en el hombro del joven y apoyó con brusquedad el peso de su cuerpo sobre él.

 

- No quería ponerme en el papel de malo, Edward..

 

Eliminando cualquier cuidado, ingresó tres dedos al interior del pequeño con una fuerza punzante como dos jeringas penetrando la delicada piel con brutalidad.

 

Edward sólo pudo abrir sus ojos enormemente y enmudecer ante el inexplicable dolor que invadió todo su vientre, para luego reaccionar y dejar ir un grito desgarrador…

 

- AAAHHH!!!

 

…..

 

“Refugio ante la Tormenta”

 

-primera parte-

 

 

 

F-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-B

 

- ¡Basta! ¡Basta! ¡¡Bastaaaaa!!

 

- ¡Edward! ¡Mírame! ¡Edward! ¡¡Despierta!!

 

Abrió sus ojos casi instantáneamente al reconocer aquella voz. Su cabeza le daba vueltas, siendo consumido por un fuerte mareo.

Se encontró sentado en la cama del hotel, aún sumergido entre los brazos de Roy…

 

De… Roy…

 

Sí…Él seguía estando allí..

 

- ¿Qué.. me pasó…? – se cuestionó totalmente confundido. Habría jurado haber revivido nuevamente aquella horrible escena de su niñez. Todo… había sido tan real…

 

- Me estabas contando qué había sucedido, Ed. Luego callaste por unos minutos.. y comenzaste a gritar… - Roy se separó apenas y gentilmente del joven ,para verlo a los ojos – Está bien. Es muy doloroso para ti, ya con lo que me has dicho basta.

 

Edward miró entristecido el rostro preocupado del mayor. De alguna forma se había sentido bien al descargar todo aquello, ya que nunca en la vida se lo había rebelado a nadie, ni siquiera a sus propios familiares.

 

Agachó la mirada, observó nuevamente el pecho del mayor y apretó sus labios con nerviosismo. Sin decir ni una palabra más, se hundió de nueva cuenta entre las ropas del adulto, entrándose en un fuerte abrazo que jamás querría volver a romper.

 

Roy suspiró reflejando toda la pena en su rostro. Rodeó al chico, volviéndolo a abrazar.

 

Era una sensación tan triste el perturbar una acción de muestra de cariño y envolverla en sentimientos de culpa y sufrimiento. Y era tan increíble cómo éstos se trasmitían con tanta facilidad..

 

No podía evitar el sentirse culpable. En su mente sólo resonaban las quejas y cuestiones “¿Por qué no preví antes su comportamiento? ¿Por qué no sospeché antes de que algo malo estaba sucediendo? ¡¿Por qué me costó tanto darme cuenta?!”

 

- Roy… Yo… - el rubio lo despertó de sus pensamientos - … a pesar de lo que te he contado… Yo no quiero involucrarte en nada.. – susurró apenas el menor, siendo opacada su voz por las ropas del otro.

 

- Edward, por favor, ¡No me pidas que no me involucre! – llevó una de sus manos hacia la cabeza del chico, apoyándola sutilmente, aumentando la cercanía – Para empezar, TÚ nunca debiste de involucrarte en esto. Juro que ese miserable pagará por todo lo que te ha hecho..

 

- Pero y si lo provocamos…. N-No… ¡No, no quiero! ¡Me moriría si algo llegase a pasarte…!

 

 - ¡No me va a pasar nada, Edward! El único que va a sufrir las consecuencias será ese enfermo maniático que te trajo a este infierno! – apoyó su mejilla en la cabeza rubia, cerrando sus ojos – No te preocupes por mí. Por ahora sólo quiero que estés relajado, y me dejes actuar a mí, sí? Prométemelo Edward, por favor.

 

El pequeño cerró también sus ojos ante los mimos del otro. ¿Cómo se le podía negar a aquella voz susurrante que no hacía más que llenarlo de seguridad y protección?

 

Mientras que él sólo podía dejarse llevar por el miedo, Roy sabía cómo encarar una situación a raíz de la lógica. Tal vez… Por esta ocasión…

 

Debía permitirse a él mismo…

 

Recibir ayuda…

 

- Está…. – mordió su labio inferior, antes de continuar – Está bien… Está bien. – trató de convencerse afirmando dos veces.

 

Si algo malo llegaba a sucederle al mayor…

 

Nunca en la vida se lo perdonaría a sí mismo.

 

- Confía en mí. Ahora estate tranquilo, actúa normalmente como si nada, mientras planeo el cómo sacarte y encerrar  de por vida a aquel miserable. Juro no tardarme por nada del mundo. No pienso dejarte un día más en este lugar. – aseguró firmemente sus palabras, notándose la fuerza de éstas a pesar de susurrarlas.

 

Edward formó una pequeña sonrisa de esperanza en su mirar.

 

Por el motivo que él ya había descubierto y por ende conocía, su corazón comenzaba a golpear fuertemente con una insistencia enloquecedora.

Con sus ojos aún cerrados, se concentraba en dejarse llevar por el dulce y fresco aroma del mayor, así como el calor que aquel gran cuerpo le proporcionaba.

 

- “No puedo… evitarlo…” – pensó – “Debería…. decírselo..? Sería.. el momento?” – su respiración comenzó a tomar un ritmo relajado pero constante, remarcado. Eran los síntomas de lo que provoca el estar a esa increíble cercanía con la persona que poco a poco se siente que roba tu corazón.

 

Edward ya había descubierto sus sentimientos con anterioridad, y a esas alturas ya los había aceptado sin la menor de las dudas.

 

Pero…

 

El mayor llegaría a comprenderlo..?

 

Llegaría a… corresponderlo..?

 

- ¿Estás bien, Ed? – susurró con calma, Roy. Comenzando a notar la ligera irregularidad en la respiración del chico.

 

Pff… Si tan sólo supiera…

 

- S-Sí… No es nada…raro… - sudó una gotita. ¡¿Esa era la mejor mentira que podría dar?! Aquello despertó la curiosidad del mayor.

 

- ¿”No es nada raro”? Entonces hay algo ahí – rió un poco Roy, recuperándose de la rabia e impotencia que lo había consumido con anterioridad. Eso era algo que caracterizaba mucho al pequeño, por más hundido que se encontrara en su frío mundo, siempre tenía algo que lo hacía saltar hacia la comicidad. En verdad, admiraba esa capacidad - ¿Vas a contarme lo que ocultas?

 

Un leve estremecimiento lo invadió al sentir al menor negar con su cabeza entre sus ropas. Sudó una gotita..

 

- Eres un pillo. Actúas como niño cuando te conviene! – rió con más fuerza. Le agradaba el que Edward se estuviera recuperando.

 

¡Y vaya que se estaba recuperando! Él porque no podía ver el semejante rubor que ocupaba en totalidad las mejillas del menor.

 

- “¿Qué hago? ¿Qué le digo?!” – discutía en su interior. Había metido la pata, ahora debía sacarla lo más pronto posible!

 

Tuvo la idea de separarse y no enfrentar la mirada del otro y cambiar el tema de conversación, cosa que el morocho olvidase su interés en su secreto.

 

Iba a comenzar a soltar al mayor……. Cuando una enorme decepción lo carcomió enteramente sin dejar que moviese un solo dedo.

 

- “No quiero separarme…” – pensó con pena. Se sentía tan cómodo y a gusto entre los brazos del otro.

 

¿Por qué debía de arruinar esa pequeña y hermosa unión, que tal vez sería la única que compartirían en la vida?

 

- “Debo decírselo…” – pensó algo temeroso, pero viendo aquello como su gran alternativa – “No será el único abrazo que compartiremos, si llegase a aceptarme..” – su cuerpo comenzó ligeramente a temblar ante la idea de confesarse. Sintió un millón de mariposas atacar su estómago, y los nervios se sumaron instantáneamente.

 

Oh.. por favor… ¡¿Qué no podía hacer nada tranquilo sin que todos sus sentidos hicieran una revuelta contra él?!

 

- Roy…  - susurró muy quedo, esperando que el mayor lo atendiera.

 

- Mh..? – Roy guió sus ojos hacia el intranquilo chico que tenía en brazos - ¿Qué sucede, Ed?

 

Inspiró todo el coraje y fuerza del mundo, para separarse apenas del adulto y enfrentar su mirada. Era increíble cómo esos penetrantes ojos negros lo hipnotizaban con sólo vislumbrar el brillo que estos radiaban. Esa mirada irresistible y esos oscuros y dóciles cabellos que tanto tenía ganas de acariciar y mimar…

 

Todos esos deseos suprimidos, por el miedo al rechazo..

 

- Roy.. yo…- tartamudeó débilmente. Su corazón latía a mil, debía calmarse si quería al menos llegar a expresar algo racional – Yo….

 

No pudo. Fue débil.

 

Se perdió totalmente en esos ojos. Tal vez por eso los evitaba, ya que al momento de observarlos, luego no podía esperar el conseguir escapatoria de ellos.

 

- ¿Tú…? – animó Roy, esbozando una pequeña e irresistible sonrisa.

 

Cómo lo odió por eso. Sólo hizo enloquecer más a su pobre corazón.

 

- Yo… - enarcó sus cejas, viendo aquello imposible. Se distraía bastante con el mayor frente a él – Roy… C-Cierra los ojos. – dijo finalmente, aunque ante los nervios aquello había sonado más a una ordenanza que una petición.

 

El mayor sudó una gran gota.

 

- ¿Qué?

 

- S-Sólo… ciérralos.. – apretó sus labios nervioso, esperando que el otro le hiciera caso.

 

Roy lo miró sin comprender, más luego dejó ir un leve suspiro.

 

- Si tú lo dices. Más vale que no se trate de ningún truco de los adolescentes.. – cerró sus ojos y esperó a que el menor hiciera… lo que sea que tendría que hacer…

 

Ahora que el morocho lo había obedecido, se sentía más nervioso que nunca.

Suspiró, dejando ir en el aire todo su entusiasmo, aunque no mejorándose por completo.

 

Sus manos seguían aferradas fuertemente a las ropas del mayor, en ningún momento las había soltado, y no pensaba hacerlo.

Era como si todo el tiempo se hubiese detenido en tan sólo ese momento, brindándole la oportunidad al rubio de actuar ante su decisión.

 

Lentamente, y sin desviar la vista del adulto, fue acercándose con todo el coraje que pudo acumular…

 

- Pase lo que pase… No abras los ojos. – susurró en el proceso.

 

Roy contuvo el aire por unos segundos, podía sentir que el menor se estaba acercando. Pero en ningún momento en su mente se le cruzó la idea de abrir sus ojos…

 

- “Bien…” – pensó un poco más tranquilo y esperanzado Ed, al ver que el otro aceptaba su petición.

 

Con suma delicadeza, ya una vez encontrándose suficientemente cerca, apoyó dulcemente su frente contra la del mayor.

 

Cerró los ojos, y se dedicó.. unos simples minutos.. a disfrutar nada más que eso…

 

La cercanía.

 

A esa tan corta distancia, podía sentir todo del mayor, su respiración, su calor, su corazón! ¡Podía escuchar los latidos de su corazón! Cómo amó ese pequeño detalle.

 

No pudo evitar morder su labio inferior y sonreír al mismo tiempo. El corazón de Roy parecía latir tan rápido como el de él. ¿Sería eso una señal?

 

Deslizó con lentitud total su rostro, paseándose por el de Roy, acariciándose las pieles en el proceso.

 

Por Dios… era la sensación más irresistible y única que hubiera experimentado en la vida! Sentía el cosquilleo en sus mejillas al deslizarlas por las de Roy, podía jurar que era cuestión de segundos para que su corazón se derritiese totalmente.

Todo el amor que lo sobreexplotaba por dentro por esa persona, era transmitido en ese pequeño y tímido accionar..

 

Roy,.. por su parte, parecía experimentar el mismo estado del rubio.

 

- “¿Qué… estás haciendo..?” – pensó con calma.  Disfrutaba… No podía negarlo. No podía negar a Edward. Justamente ese sentimiento lo confundía.

 

Pero… en esos momentos no podía hacer otra cosa más que dejarse mimar por el cariño que aquella criatura le ofrecía.

Era único. Era placentero. Era increíble el que un acto tan puro, tierno y hasta de lo más sencillo fuese capaz de descontrolar sus palpitaciones, ahora completamente aceleradas e incontrolables.

 

- Roy… - suspiró algo agitado, Edward. Tanta cercanía, comenzaba a pedir más. Podía sentir un tortuoso cosquilleo invadir sus labios, deseosos y ansiosos de querer tocar y explorar los otros. Mordió su labio inferior, tratando de reprimir esa tentadora inquietud y continuar recorriendo el rostro del morocho.

 

Apretó con fuerza la tela de la camisa de Roy en su agarre. Sentía que sería capaz de perder el control en sólo cuestión de un par de segundos más.

 

Dejó ir otro suspiro, sus palpitaciones le robaban el aire.

 

- “Roy…” – pensó y repensó aquel nombre que lo asfixiaba de sentimiento.

 

Quiso consentirse…

 

Apoyó apenas, muy sutilmente, sus labios contra la fina piel blanca del mayor, continuando el recorrido por su rostro, pasando por su frente, mejillas, y mandíbula…

 

Roy sintió un enorme cosquilleo recorrerle cada zona que tocase el joven. Respiró profundamente, dejándose llevar por el calor que esos labios transmitían, quemando su piel por cada centímetro que avanzaban sobre ella.

 

Edward se percató de aquella respiración marcada por el mayor ante sus tratos, y sonrió apenas sin poder evitarlo. Era increíble el que ambos estuviesen disfrutando por igual de la situación…¿Acaso…?

 

¿Acaso… podría…

 

¿Podría llegar a tener una oportunidad..?

 

….. Se detuvo……

 

Se detuvo frente a esos labios que sufrían por atención, al igual que los suyos. Tragó saliva, respirando agitadamente. Ya no podía aguantar más… Era tan grande el deseo que sentía que su corazón explotaría si no lo cumplía.

 

- Roy… - suspiró suplicante, advirtiéndole al otro que no podía soportar más.

 

Se sorprendió al sentir una de las manos del mayor deslizarse en su cuello hasta su nuca, haciéndolo estremecer en el tacto, mientras la otra se dirigía hacia su cintura.

 

- Edward… - susurró agitado, Roy. Parecía tampoco poder esperar más tiempo.

 

Edward mordió de nueva cuenta su labio ante los nervios, para luego acercarse… y tocar tímidamente… los labios del mayor.

 

¡Pudo percatar cómo su corazón explotó en ese mismo instante! Sintió cómo toda la sangre de su cuerpo invadió sus mejillas, sonrojándolas potentemente en el acto.

 

Estaba… ¡Estaba besando a Roy! Y lo mejor de todo…

 

Él se lo estaba permitiendo!

 

Acariciaba y paseaba por la piel carnosa y tibia de los labios del morocho en un beso tierno, sumamente lento, explorando y disfrutando de la dulce textura que éstos poseían.

 

Paulatinamente y con calma, Roy comenzó a corresponderle, brindando el mismo trato que recibía del pequeño. Trataba de luchar contra sus palpitaciones y mantener una respiración regular, lenta, para gozar completamente de aquel bello acto que ambos estaban compartiendo.

 

Por más que Edward trataba de hacer lo mismo y mantener la calma, por dentro estaba que explotaba de euforia..

 

- “¡¡¡Por Dios, Por Dios, Por Dioooos!!!” – gritaba en su mente estallando de felicidad. Era tanto el entusiasmo que las ganas de detenerse y gritar no le faltaban! Se consentía simplemente sonriendo en el beso, sin poder evitarlo en verdad.

 

¿Qué fecha era? No lo recordaba… Se quejó internamente. Luego buscaría en el calendario. ¡Aquel día le quedaría para el recuerdo eternamente!

 

Sintió cómo Roy comenzaba a deslizar sus dedos por su nuca y los entraba irresistiblemente en sus cabellos, los cuales seguían húmedos luego del baño que había tomado.

 

- Mh… - gimió Ed levemente en el beso, sin detenerse ni un segundo.

 

Soltó la camisa de Roy y llevó sus manos hacia los hombros, depositando lentamente el peso de su cuerpo sobre el del mayor.

 

Roy, permitiendo el que lo manejasen, pausadamente se dejaba caer hacia atrás, desarmando y hundiéndose entre las pomposas colchas y sábanas de la cama.

 

Edward terminó recostado sobre el cuerpo del otro, sin parar ni un instante el juego de caricias que compartían sus labios.

 

Empezó con cuidado y lentitud a pedir paso con su lengua hacia la boca del otro, quien no dudó en brindarle la entrada en el momento.

Se estremeció al sentir la humedad y el calor que descubrió en su interior..

 

- Mmhh… - gimió nuevamente elevando sus cejas al encontrar la lengua del mayor y comenzar a explorarla, y conocer cada rincón de aquella boca que no estaría nunca cansado de probar una y otra vez.

 

Con su pecho pegado al de Roy, podía sentir cómo el corazón de éste golpeaba contra el de él. Una ola de calor y cosquilleos envolvió a todo su cuerpo en un paraíso del que jamás quería salir.

 

Todo… era tan… perfecto.

 

Acurrucó aún más su cuerpo en el de Roy, removiendo un poco sus piernas y apoyándose más en el mayor. Quería sentir todo de él!

Amaba cómo la fina textura de su ropa se adhería a su figura, permitiéndole a él, en el momento de tocarla, el sentir los relieves de los abdominales del otro, así como la elevación de su pecho. No pudo evitar el estremecerse de entusiasmo, seguido por la inmensa energía de la curiosidad…

 

Quería explorar más… Quería conocer más…

 

Pensaba es esto… Hasta que…

 

El aire comenzó a serle de necesidad.

 

- “No…No!” – se quejó mentalmente. Estaba disfrutando tanto del momento!

 

Aguantó lo más que pudo, para seguir degustando la exquisitez de aquella boca que lo volvía totalmente loco.

 

Sus respiraciones chocaban así como el calor corporal de cada uno se entremezclaba con el del otro. El ambiente parecía aumentar considerablemente su temperatura, dejando a un lado la esencia y frialdad del invierno que aún azotaba las calles del exterior.

 

Aquella habitación que ahora compartían, parecía estar envuelta en un mundo ajeno, un mundo en el cual sólo ellos se veían como protagonistas, estando completamente aislados de la humanidad.

 

Cuando Edward ya no pudo más contener el aire, ese bello mundo que habían creado no se destruyó en ningún momento..

 

No se detuvo drásticamente. Lentamente sus labios fueron apagando sus movimientos, gozando en totalidad de las últimas caricias y los últimos pequeños besos que le brindaba al mayor como final de una muestra total de amor y cariño.

 

Se separó muy apenas y con lentitud, para abrir sus ojos, y vislumbrar los del otro.

 

Para su asombro, Roy aún seguía con sus ojos cerrados. Respiraba agitadamente, tratando de recuperar el aire perdido; sus labios se veían ligeramente hinchados y de un color vivo ante el trato que habían recibido; varios mechones de sus negros cabellos cubrían apenas su rostro, encontrándose algo despeinados; y sus mejillas estaban teñidas de un sutil rosa, que le daba un toque de ternura al resaltar de su blanca piel.

 

Edward lo observaba maravillado. Quiso grabar completamente esa preciosa imagen en su ser y llevarla consigo hasta la eternidad.

Su corazón aún latía con una potencia que dolía. Nunca en la vida creyó sentir tanto amor por alguien!

 

Apoyó el codo y depositó el brazo en la cama a un lado de la cabeza de Roy. Se acercó, y nuevamente apoyó su frente contra la de él, tal y como había iniciado aquella demostración de cariño que los había dejado exhaustos.

 

Cerró sus ojos… para simplemente disfrutar de eso…

 

La cercanía.

 

Así comenzó todo… Y de ese modo quería terminarlo…

 

 

- Te amo… Roy…

 

….

..

.

 

Notas finales:

Perdóooooooooon!! Se supone que no debería estar haciendo estas cosas!

 

Este cap resultó muy corto, porque es una PARTE de él. En verdad.. iba a terminar totalmente el capítulo antes de subirlo.. pero pero.....

 

NO PUDE RESISTIIIIRME!!!

 

Quería que llegaran a esta parte YA! jajajaj! Perdónenme..

 

Lo malo de los epis sumamente cortos, es que se suele sacar especulaciones... NO las saquen... No tienen idea de lo que les tengo preparado (mua-ja-ja) Síii.. teman.. y mucho! >: 3 

 

Soy realmente mala.. Hay veces que me odio a mí misma por ello, pero mi otra parte lo disfruta (será porque soy geminiana?) muajaja

 

Nos estaremos leyendo genteeeeeeee! Muchísimas gracias por los reviiiews!! 

Esperaré sus comentariooos! 

 

Se me cuidan, pichones!! : D

¡Se despide se despiiiideeee...

 

HARU!


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