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· Heart Hurt · por Haru-Tears

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- /(Adv: Lemon)/ -

Cap 3

"Luz de Luna"

"Esperanza de triunfo"

Traga saliva.

.

.

Podía escuchar los latidos de su corazón retumbando en sus oídos.

Cierra fuertemente sus ojos conteniendo el aire, y luego exhalándolo por la boca.

Aún así no podía calmarse…

Las palpitaciones eran cada vez más intensas.

Abre lentamente sus ojos.

Sí, … la puerta de madera blanca seguía allí, con el número "204" marcados en bordes de oro relucientes.

Lentamente se acerca a la pared y apoya su frente y su mano derecha en ella, despeinando sus mechones dorados en el acto. Su respiración comenzaba a agitarse…

No quería, no quería entrar. Cielos, su rostro no podía expresar mayor frustración y desconsuelo.

La impotencia que sentía era tortuosa. No tenía elección, ya lo había hecho varias, veces pero esta vez era distinto… tenía un mal presentimiento.

No quería entrar, no… Estaba consumido por la desesperación y el temor. Debía controlarse… mantenerse firme. Seguramente eran paranoias suyas. Sólo tenía que entrar y… hacer su trabajo.

Pero, ¿Por qué una voz interior decía que no lo hiciera?

Se separa de la pared, tratando de relajarse, aunque sin obtener el resultado…

Mira una vez más la puerta que ansiosa esperaba a ser abierta, juzgándolo y poniendo a prueba su poder de decisión.

Sin en verdad quererlo, acerca su mano derecha al picaporte bañado en oro que llevaba tiempo esperando la reacción del pequeño. Suspira de nueva cuenta y, finalmente..

.

.

Abre la puerta.

…..

.

La habitación era moderna y muy lujosa. Predominaba el color coral en las paredes, había una ventana con cortinas rojas al igual que la alfombra en el suelo, una mesita de luz marrón brindaba la única iluminación en todo el cuarto.

Un televisor plasma colgado en una de la paredes estaba encendido, proyectando lo que parecía ser una película… … …. ….

.

.

…Pornográfica…

.

.

En el otro extremo de la habitación, opuesta a la ubicación del televisor, se encontraba una cama matrimonial con sábanas de color naranja claro, y almohadas enormes y bien pomposas de color blanco.

Y recostado sobre ella… un hombre.

- Te has tardado, bebé. – suelta el extraño en un tono demasiado cariñoso. Era de cabello castaño claro y ojos cafés, llevaba puesto una musculosa blanca, sobre ella una campera negra de cuero muy costosa y unos jeans grises un poco rasgados – Mi nombre es Bean, pero.. no creo que importe. – sonríe mientras observaba con detalle al joven, que indeciso y nervioso se encontraba en la entrada de la habitación.

Edward baja la mirada, resignado. Ya estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones y comentarios seductores, que encontraba vacíos e insignificantes a su persona. Sólo quería terminar con esto de una vez e irse.

Empuja paulatinamente la puerta hasta escuchar el "clack", indicando que había sido cerrada correctamente. Ya no podía volver atrás…

- ¿Con quién hablas, Bean? – se escucha una voz proveniente del, que sería, supuesto baño de la habitación.

Abre la puerta de la suite y sale de ésta un hombre de cabello negro y ojos cafés al igual que el otro recostado aún en la cama. Tenía también una musculosa, de color roja y unos jeans negros con una pequeña cadena colgando del bolsillo hacia el cinturón marrón, que se ajustaba perfectamente a su cadera.

- ¡Oh, Cooper! ¡Justo a tiempo! Mira quién llegó… - indica señalando en dirección a Edward, que se hallaba totalmente petrificado.

Abre completamente sus ojos enfocando el miedo en ellos. Su cuerpo inevitablemente comenzó a temblar, quedando absorto observando la chocante escena.

.

.

Otro…

.

.

¡¿Otro hombre?

Pero… ¡Bradley no le había mencionado nada sobre eso!

¡Nunca lo había hecho con dos personas…!

Ya se sentía íntegramente sucio y repugnante al hacerlo con una sola persona desconocida…. ¡¿Ahora acaso pretendía que participara de una orgía?

.

- No… no…. – dejaba escapar su temblorosa voz mientras retrocedía hasta apoyarse en la puerta.

La puerta…. ¡La puerta! ¡Tenía su salvación a sólo unos centímetros!

Rápidamente se voltea y toma el picaporte con la pura intención de escapar, pero…

.

.

No abre…

.

La puerta… no abre…

.

¡No se abría!

.

.


- Esto lo podrías tomar como una pequeña lección de vida, Edward – susurraba con satisfacción King Bradley desde el otro lado de la habitación con una fina, detallada y reluciente llave de plata en su mano derecha, la cual guarda nuevamente en su bolsillo.

Sonríe muy a su manera.

Y así, el hombre mayor se retira a pasos lentos por el largo pasillo, regresando a su oficina...

Tenía mucho trabajo aún como para andar preocupándose por Ed que, al menos, tenía una hora completa para divertirse…


.

.

No podía defenderse de dos hombres mayores que él, significando esto que eran mucho más fuertes y que en sus miradas se podía notar el deseo y la lujuria, con la que llevaban tiempo esperando.

Todo… había pasado tan rápido…

- ¡Suéltame! – gritaba desesperado el pequeño recostado en la cama. Sobre él se encontraba el mayor rubio, Bean, sujetándolo de las manos mientras se relamía los labios.

- Te veo un poco nervioso, niño. Descuida… yo y Cooper te trataremos bien – menciona girando sus ojos hacia su compañero que tenía su cinturón, y ahora, se quitaba el de él.

Cooper se acerca a la cama entretanto Bean llevaba las manos de Ed hacia el respaldo de ésta y, con los cinturones, atan fuertemente sus muñecas, impidiendo cualquier intento de escape del joven.

- ¡Noo! ¡Suéltenme! ¡Por favor! – trataba de soltarse Ed, pero todos sus movimientos eran inútiles.

- Bean, te dejo empezar a ti… - dice depravadamente Cooper, quien no quitaba la mirada del bello y deseable muchacho que les había tocado, se habían ganado la lotería.

- ¿A qué viene esa amabilidad tan repentina, eh? – pregunta con el mismo tono pervertido el otro.

- Déjame calentar, amigo. Tú ya lo has hecho con la película que te quedaste viendo. Hagámosle pagar a este chiquillo por habernos hecho esperar – sonríe con malicia.

Sin más preámbulos, Bean se acerca lentamente al oído del rubio, apenas con la punta de su lengua lamiéndolo superficialmente y suspirando en él, haciendo estremecer al chico.

- Más vale que estés preparado. Te haremos gritar de placer…

Retirando un poco la campera y algunos mechones del rubio, se acerca a su cuello y lo lame con lascivia, deleitándose por el curioso y delicioso sabor que tenía la piel de éste.

- ¡N-no…! – reprime un gemido que intentó escaparse de sus labios. Nunca lo habían atado para tener relaciones sexuales. Lo hacía sentir mucho más impotente, expuesto e indefenso.

Bean disfrutaba del sabor de ese cuello exquisito, lamiéndolo y besándolo, dejando pequeñas marcas moradas. La respiración de Edward comenzaba a agitarse, sentía cómo su corazón chocaba contra su pecho al pensar que en esos momentos… no habría nadie para ayudarlo.

Bean comienza a llevar su mano por debajo de la ropa del joven, haciéndolo estremecer por el tacto frío que éste le brindaba. Recorre sin masajear, solamente rozándolo con la yema de sus dedos, todo su abdomen, haciéndole sentir interminables escalofríos por todo su cuerpo.

Llega a su pecho y empieza a tocar con picardía uno de sus pezones, los cuales ya estaban erectos por el trato recibido.

Ed hacía lo posible por no perder el control y dejarse llevar. Muerde su labio inferior, pensando que de esta manera reprimiría cualquier jadeo indeseado.

Cielos… por más que quisiera no podía no gustarle… después de todo…era humano…. ¿Qué más pretendía?

.

.

-¡Aahh-!

.

.

Bean había apretado uno de los pezones del chico, haciendo que éste no pudiera contenerse, y dejara escapar un fuerte gemido.

Al momento de reaccionar, aprieta fuertemente sus labios… odiándose por ser tan débil.

- Uuh, eso estuvo muy bien… - le susurra Bean aún entretenido en su cuello – hombre, no sabes de lo que te pierdes.. – le dice a su amigo, que ya estaba arrodillado en la cama sin poder resistir más las ganas que tenía de intervenir.

- Creo que hay que deshacernos de esa molesta remera que trae – comenta divertido Cooper, sacando algo del bolsillo de su pantalón, ni bien esa cosa entró en contacto con la luminación de la habitación reflejó la luz en varias direcciones, llamando la atención… y el miedo de Ed.

- Q-qué…? – suelta con terror el rubio. Cooper lanza el objeto hacia Bean, quien lo atrapa sin problemas, y lleva su mirada nuevamente hacia el pequeño, inmóvil y confuso.

- ¿Qué te pasa? ¿Nunca has visto una de estas? – ironiza sonriendo descaradamente el castaño, acercando el elemento al cuerpo del chico mientras levantaba un poco la remera de éste.

Edward, al darle completamente la luz en la cara, no podía visualizar bien qué era lo que traía en las manos el mayor.

Puede sentir como si… algo se rasgara…

.

Su remera… estaba…

.

¡¿rasgándose?

.

Hasta que lo comprueba. Levanta un poco su cabeza y ve cómo Bean rajaba en línea recta la remera que llevaba puesta, comenzando desde el final de ésta hasta llegar… al cuello.

Eso… eso era….?

Una…

.

¡¿Una navaja?

.

¡Traían una navaja!

.

Al sentir la dureza y frialdad de la hoja de acero siendo apoyada en su cuello, su corazón comienza a palpitar descontroladamente, siendo seguido por la respiración agitada, y su rostro evidenciando el horror en sus ojos.

- ¡N-noo! ¡Quítamelo! ¡¿Qué van a hacerme? – gritaba con desesperación intentando zafarse de sus ataduras, que al hacerlo lo único que lograba era marcarse y lastimarse las muñecas.

¡¿Qué acaso estaban locos? ¡¿Qué pretendían hacer con él?

Lo único que sí sabía…

era que nunca… debió haber entrado a esa habitación.

Los dos hombres quedan estupefactos a lo que sus ojos observaban. A pesar de ser un joven de dieciséis años, realmente cargaba con un físico increíble, totalmente deseable; y más ahora que se habían deshecho de la prenda que traía y veían a la perfección su pecho, sus músculos y abdomen bien marcados.

Se quedaron atónitos viendo al rubio, que seguía atento a cualquier movimiento que hiciera cualquiera de esos dos..

Cooper suelta un silbido – Ni loco me vuelvo para atrás, amigo.

Bean sonríe divertido. Desliza suavemente la navaja recorriendo el abdomen del chico, mientras volvía a relamerse los labios.

- ¡D-detente! ¡Aleja esa cosa! – exclamaba Edward con miedo, sintiendo mil escalofríos que recorrían por toda su espalda.

El castaño mayor lo mira entretenido - ¿Y qué si no lo hago? – lleva el arma hasta el pecho del muchacho, apoyando la fría hoja sobre la piel, acariciándola; rozándola… y luego… en un movimiento como casi un rasguño… penetrándola.

.

.

- ¡AAHH!

.

.

El dolor, mezclado con un inmenso ardor, era una tortura que hacía mucho no sentía, la había olvidado completamente.

Era desesperante sentir el calor de la sangre mientras ésta se escapaba a través de la herida.

Lo invadía más el miedo de qué tendrían pensado hacer de ahora en adelante esos hombres con él, que el hecho de estar sangrando.

A simple vista, se podía notar en los ojos de aquellos dos que lo estaban disfrutando.

Bean se acerca de nueva cuenta, y lame lentamente la herida, degustando el sabor de la sangre de su pequeña víctima. Dejándose llevar y relamiendo los pezones y dándoles pequeños mordiscos..

- B-basta…n-no… - jadeaba entrecerrando sus ojos…aún su corazón latía por el miedo, pero su cuerpo reaccionaba al instante por cada trato hecho por el hombre… su cabeza le daba vueltas, ¡estaba totalmente confundido!

Cooper, excitado, y además aburrido de ser sólo un espectador, se coloca de a cuatro en la cama y se acomoda entre las piernas del niño. Como su amigo jugueteaba en el pecho de Ed, se entretuvo en su abdomen, mientras llevaba sus manos hacia el miembro de éste, presionándolo, estimulándolo con suma lentitud y un poco de fuerza, por sobre la ropa.

Edward siente sus mejillas arder con potencia.

-¡Aahhh…!

No pudo evitarlo, no pudo.

Dios… en esos momentos se sentía tan… miserable.

El morocho desabrocha los pantalones y los jala delicadamente. Una vez retirados, los tira a un lado, cayendo éstos en la alfombra carmesí.

Introduce su mano derecha dentro de los boxers negros de Ed, palpando con ella el miembro ya totalmente expuesto de él.

Comienza a estimularlo con una… muy tortuosa lentitud. Esto hace que el rubio se desesperara, moviendo apenas un poco sus caderas y dejando escapar jadeante varios gemidos.

¿En qué estaba pensando? ¡Esos tipos estaban locos! ¡Estaban armados, y él se entregaba a ellos así sin más! ¡Sólo por dejarse llevar por el deseo carnal!

- ¡A-aahh…! - Cooper había presionado con más fuerza su miembro palpitante.

Esas caricias le hicieron olvidar con facilidad el dolor de la herida, la cual también era calmada con la lengua juguetona del otro mayor.

Los clientes que tuvo con anterioridad, generalmente iban rápido a la penetración, y así de pronto llegaban al clímax. Estos dos… con su sutileza, y siendo consientes de ella, lo estaban matando.

Sabía que lo hacían a propósito… pero no pensaba demostrarles exasperación por ello.

Odiaba esa situación… ¡Se supone que su mente tiene control total sobre su cuerpo! ¡Debía mantenerse firme!

Pensando en esto, detuvo el movimiento de sus caderas, lo cual rápidamente lamentó… ya que la morosidad con la cual lo masajeaba el morocho, hizo impacientar su cuerpo y dejar escapar… otro fuerte gemido.

- ¡Y-ya! ¡Deténganse! .. ¡Basta!

Cooper retira totalmente los boxers del rubio, echándole una mirada al rostro de éste, y sonriéndole con sensualidad, ignorando la petición del chico.

Tomando su miembro entre sus manos y, de un solo movimiento, penetra con él su boca, lamiéndolo y suspirando mientras al mismo tiempo lo masajeaba con fuerza…

- Aaahh…! - gime sin poder controlarse el muchacho…

Ya estaba perdido…

Bean, que se había entretenido tanto con el cuello y pecho del joven, se voltea para ver qué era lo que había excitado tanto al chico, encontrándose a su amigo saboreando dulcemente su miembro.

Por un momento sintió envidia…

- Oye… tengo una idea…- le dice embobado a su amigo. Cooper no pensaba detenerse, sólo lleva sus ojos hacia Bean para ver qué rayos quería en un momento como ese. Sus lamidas y caricias se volvieron más rápidas y fuertes, haciendo retorcer de placer al pequeño… desesperado por no poder moverse.

Edward llevaba su cabeza de un lado a otro, despeinando sus cabellos dorados, aumentando el movimiento de sus caderas. Creía que no resistiría más por todas las sensaciones que le brindaba ese extraño. Si bien se encontraba ya sin su remera y pantalones, aún traía puesta su campera negra, la cual le proporcionaba aún más calor corporal.. del que ya tenía por la situación…

- a-ah… ahhh!

Sentía que ya estaba a punto de correrse…

Hasta que… inesperadamente…

.

Cooper se detiene.

.

Fue la tortura más grande y potente de toda la noche.

Abrió sus ojos. Su corazón dio un golpe en su pecho, dejando a todo su cuerpo aún con el deseo de seguir… de continuar…

Deja caer su rostro a un lado, sintiendo cómo un hilito de saliva se escapa por la comisura de sus labios, su pecho subía y bajaba tratando de reconciliar el aire, encontrándose todavía totalmente estremecido…

En lo que trataba de volver en sí, parecía que los dos hombres se habían puesto de acuerdo en algo.

Ambos se deshicieron de sus ropas vertiginosamente.

Cooper se acerca al rostro del rubio y, sin previo aviso, mete tres dedos de su mano en su boca. Edward, totalmente consumido por la lujuria, los lame hábilmente y sin dudar ni un segundo.

El morocho vuelve a su sitio dejándole espacio a su compañero para que haga lo suyo.

Bean se coloca de a cuatro sobre Ed dando su rostro al miembro de éste. Con una mano, lo toma, y empieza nuevamente con las caricias y masajes para volver a despertar al chico, que se encontraba plenamente ido.

Ed vuelve a cerrar sus ojos y deja escapar un suspiro, sus mejillas estaban completamente rojas, y aún ese hilito de saliva permanecía en su sitio.

Bean aproxima su rostro hacia el miembro del joven y lo engulle rápidamente, sin demorar.

Mientras Bean hacía su trabajo, Cooper, que se encontraba aún entre las piernas del rubio, las eleva un poco… para tener una perfecta visión de su entrada. La observaba ansioso por ir al siguiente paso, mientras se relamía los labios…

Oh! Se le ocurrió una idea mejor.

Lentamente se acerca a la entrada del muchacho, y … deliciosamente comienza a penetrarla con su lengua, sacándola, metiéndola, y haciendo pequeños círculos.

- Aahh- ahh!

Edward tuvo el estremecimiento más fuerte de toda la noche. Sentir a ambos hombres… uno aprisionando su miembro con su boca y otro introduciendo su lengua en su entrada…

Creía que se volvería loco…

.

….

.

.


- ¿Qué tanto estarán haciendo? Ya ha pasado más de una hora…

Comentaba mientras miraba su reloj, King Bradley.

Podía notarse cómo la luz de la luna entraba delicadamente por una de las ventanas del salón principal.

Había pasado cuarenta y cinco minutos de más de lo que se les permitía a los clientes. Los dos hombres ya deberían haberse ido del edificio, llevando ya casi dos horas ahí dentro.

Como jefe-director del lugar… es su deber y responsabilidad el tener todo bajo control y con pura organización; además de que había aún más clientes por atender.

Ahora…

¿Debería intervenir?

.

…..

.

Nah…

Que se tomen el tiempo que quieran…

.

Después de todo…

.

Edward se lo había buscado…

.

.



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