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Errores encadenados por Paz

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Errores encadenados

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 7: Séptimo error, ocultemos su identidad

 

 

 

-Espere…

 

La autoridad que procedía de aquella voz le detuvo, lentamente se volvió.

 

-¿Fue usted quien me llamó?

 

Asintió mirando al hombre de mediana estatura, delgado y con gafas graduadas. Su atuendo indicaba claramente que acababa de salir del quirófano, le vió quitarse el gorro que estrujó en una de sus manos como si no supiera donde dejarlo, también se quito la mascarilla  que le cubría la mitad del rostro.

 

-Me llamó Sakuragi Hanamichi.

 

-Mi nombre es Kogure Kiminobu, -estiró la mano hacia él, algo inusual, aún así alargó la suya que fue estrechada cordialmente- Gracias, su rapidez al prestarle su ayuda ha sido providencial. Les ha salvado la vida.

 

Sakuragi soltó el aire que había contenido cuando le escuchó expresarse en esos términos, le alegraba saber que su esfuerzo no había sido en vano.

 

-Venga conmigo, supongo que la policía querrá hablar conmigo, sin embargo, antes quisiera que lo hagamos tú y yo… -le trato con familiaridad guiándole hacia una de sus habitaciones privadas.

 

Sakuragi le siguió en silencio. Cuando se introdujo en una habitación se fijo que era un despacho quedo impresionado porque imponía ver tantos libros, las paredes estaban cubiertas con volúmenes médicos del suelo al techo, le siguió hasta un apartado lugar junto al ventanal, donde había una mesilla y dos sillones de cuero, a un gesto suyo ocupó uno de ellos quedando frente al médico dándole la impresión que estaba fuera de lugar por su vestimenta. Cómo si él interpretara su mirada se despojó de su ropa de trabajo posándolo sobre el respaldo de un sillón próximo, debajo llevaba un jersey de cuello alto y unos pantalones oscuros. Al verlo así se dijo que no pasaba de los cuarenta.

 

-Debo entender que estas enterado de la situación del hombre que has traído esta noche. –comentó.

 

-Él me lo dijo, indirectamente, me pidió salvar a su bebita, insistía en que no quería abortar. –no tenía porque decirle que le conocía con anterioridad a esa noche.

 

-Yo supe por su padre, que podía acudir a mi consulta, nunca creí que lo haría en estas circunstancias, su estado es muy grave, de haber tardado más en traerle, ni siquiera yo hubiera podido salvar el feto. Ahora, aunque su estado es crítico, esta estabilizado, debido al traumatismo general ha sufrido un desprendimiento prematuro de placenta, por ello tiene que estar en observación hasta que no tengamos la seguridad que su embarazo esta seguro. Me preocupa más él.

 

-¿Por qué?

 

-Tiene excesivas lesiones en todo el cuerpo. –Comenzó a mencionarlas- Cuando se curen las heridas del rostro le quedara desfigurado, va a necesitar un cirujano plástico, le rompieron dos costillas y una le perforó un pulmón, tiene una doble fractura de cubito y radio. Lo que sorprende es que considerando el intenso dolor que debía sentir, fue capaz de encogerse sobre si mismo para proteger su vientre, por ese motivo además de los brazos también tiene lesiones en piernas y tobillos, impresionaba saber que aún así fue capaz de superar el dolor para pedir ayuda, solo caminar con esas lesiones tuvo que ser para él una agonía.

 

-¿Podrá volver a jugar? –se le escapó la pregunta al oír la cuantía de lesiones que había sufrido.

 

-¿Cómo sabe? –le miró sorprendido.

 

-Le vi hace unas semanas en el estadio, fui a ver a un amigo y me metí en el vestuario, se sobresalto e intentó ocultarme su estado, entonces pensé que estaba alucinando, se lo dije así a mi amigo convencido que iba a reírse de mi, pero no fue así, me resultó incomprensible que pudiera quedar embarazado, pero no me cuestioné en exceso esa cuestión. –reconoció.

 

Kogure-sensei asintió comprensivo.

 

-Me temo que su carrera deportiva se ha acabado definitivamente. Sus lesiones son graves y aunque se reponga, ya no tendrá la misma agilidad, va a necesitar meses de rehabilitación y mucha paciencia.

 

-Seguramente que sabiendo que su hija se ha salvado, le ayudará a soportarlo mejor.

 

-Eso sería lo ideal. Llamé a su padre apenas me enteré que le traía, pensé que era imposible que se tratara de otra persona. Sus padres vendrán a buscarlo para llevarlo a casa, sin embargo, no podrá ser. Porque corremos el riesgo que se malogre su embarazo y todas sus heridas no tendrían ningún sentido.

 

-¿Qué le dirá al agente que seguramente esta esperando? –preguntó.

 

-Mientras él no hable, diremos que lo único que sabemos, ha venido indocumentado.

 

-De acuerdo, por mi parte, no puedo decir más de lo que ya dije, apareció de improviso delante del coche y al ver sus heridas le traje aquí a su petición. –dijo Sakuragi.

 

-Gracias… es todo lo que deseaba pedirle. No es necesario que su caso aparezca en los titulares de mañana.

 

Sakuragi sonrió levemente al oírselo decir. Aquella noticia sería un bombazo y quien consiguiera publicarla tendría sus quince minutos de gloria en algún programa televisivo.

 

-Le doy mi palabra que lo sucedido esta noche y lo que hemos hablado quedará entre nosotros dos. –dijo solemne y antes que pudiera responder añadió- Quisiera poder hacerle una petición.

 

-Dígame… si esta en mi mano concedérselo…

 

-Me gustaría poder visitarle…, me siento... –no encontró la palabra que pudiera justificar ese deseo de verle.

 

-Por supuesto… no hay problema… solo que ahora esta en una sala reservada a enfermos en estado crítico, apenas pueda salir de ahí no hay ningún inconveniente en que le vea.

 

-Entonces… llamaré por teléfono para saber como evoluciona y cuando puedo venir.

 

-Es lo mejor.

 

Se despidieron con un firme apretón de manos, marcando así un acuerdo entre ellos por el bien del hombre que en algún lugar de la clínica seguía luchando por salvar su vida y la de su bebita.

 

Cuando salieron del despacho, Kogure-sensei tuvo una deferencia hacía él, le hizo acompañar por un asistente hasta la sala donde estaba el enfermo, podría verle a través de un cristal.

 

Sakuragi apoyó la mano en el cristal y apoyó su frente en el mismo, sintiendo en su pecho una opresión, estaba rodeado de maquinaría que le controlaba y multitud de cables estaban conectados a su cuerpo, su rostro estaba rodeado por vendas, y por entre ellas salía un tubito a la altura de su nariz, las únicas aberturas que había eran los ojos cerrados, la nariz y la boca, el resto aparecía vendado, su pecho también estaba cubierto por bandas de vendas, supuso que para controlar sus costillas rotas, el brazo derecho estaba escayolado y el otro tenía tantos hematomas que mostraba a la claras la saña con la que fue golpeado, de un arnés tenía sujeta su pierna derecha que aparecía escayola hasta la altura de la rodilla, la otra estaba cubierta por un paño impidiendo verse lo que no impidió que debía tener idénticas señales que el resto de su cuerpo, donde no se veía un trozo de piel sano. A la altura de su vientre se podía ver unos cables conectados a uno de aquellos aparatos lo que le indicó que también estaban monitorizando la vida de su bebé.

 

Viéndole en aquellas condiciones, tan lastimado, tan desvalido y con todos aquellos aparatos que dejaban traspasar el pitido que cada uno iba emitiendo, a pesar que solo habían coincidido dos veces anteriores a esa sentía ganas de coger por el cuello al desgraciado que le había dejado en aquellas penosas condiciones, que le había impedido con su acción que tuviera una vida plena, privándole de su trabajo, al pensar en ello supo que tenía que hablar con su amigo, para que su ausencia no provocara un revuelo en su club.

 

-Una vida deshecha… -musitó para si antes de apartarse del cristal y dirigir sus pasos hacia la salida sin equivocar el camino por aquellos pasillos.

 

No se cruzó con nadie, era como si el lugar estuviera vacío, en el patio solo quedaba su coche, al parecer el policía se había dado por satisfecho con lo que se le dijo.

 

Cuando traspasaba la verja, echó una mirada por el espejo retrovisor. Algunas luces de la fachada habían comenzado a apagarse.

 

Eran las tres de la madrugada cuando consiguió llevar a su piso, tras desvestirse se metió en el lecho, apenas apoyó la cabeza en la almohada se quedo dormido.

 

Continúa en el próximo capítulo…


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