Sus pasos resuenan en la oscura y desolada habitación. Él le ha invitado y no sabe porque lo ha hecho. Cree que sus intenciones esta vez son diferentes, pero se miente a si mismo porque sabe que no es así.
La puerta se abre y de inmediato sus sentidos le alertan. Gira a ver quién es la persona que ha entrado, pero se sorprende al saber que no hay nadie ahí.
Está comenzando a asustarse y de nuevo piensa que no fue buena idea el haber aceptado su invitación. Escucha pasos en la habitación pero no logra ver nada, la oscuridad de la noche hace imposible visualizar cualquier cosa. Su vista y sus sentidos se mantienen alertas, ciertamente, no sabe que esperar de la situación y mucho menos, sabe que esperar de él.
Algo se rompe en la habitación exaltándole. Instintivamente gira su cuerpo en la dirección en la que supone debió romperse aquello. Los rayos de la luna se cuelan a través de la ventana de la habitación iluminándole tenuemente. Lleva su mano a su pecho y es entonces cuando suspira aliviado.
-"me asustaste–aru"- se acerca a paso moderado al lugar donde se encuentra –"¿Cómo te llamas-aru?"- le acaricia y le escucha ronronear complacido por la caricia
Ha bajado sus defensas pues sabe que el pequeño minino no hará nada y eso le tranquiliza. Le tranquiliza saber que en esa habitación, tan solo están el gato y él. Continúa acariciando al animalito con cierto agrado, a él le gustan mucho los gatos y el felino se deja hacer soltando uno que otro maullido.
Está tan concentrado en el pequeño gato que no se da cuenta de que hay alguien más en la habitación que le observa en completo silencio. Abre los ojos enormemente al darse cuenta de un detalle y es entonces cuando se pregunta "¿Qué hace aquí un gato-aru?"- pero ya es muy tarde para sus reflexiones, su cuerpo es aprisionado por la espalda impidiéndole cualquier movimiento que implique zafarse o alejarse.
Esta sorprendido y en cierto grado, asustado, no puede ver al sujeto que le aprisiona entre sus brazos.
-"Te ves tan lindo acariciando un gato da"- susurra cerca de su oído y es entonces cuando pasa del asombro a fruncir el entrecejo
-"¿Qué es lo que estás haciendo-aru?"- no necesita voltear para saber que el misterioso sujeto que aprisionó su cuerpo de esa forma no es otro sino el causante de sus problemas
-"no estoy haciendo nada da"- en su rostro se mantiene esa sonrisa como la de un niño que acaba de recibir sus regalos de navidad –"tan solo te abrazo porque me gustas da"-
Un ligero rubor aparece en sus mejillas a pesar de la oscuridad y de mantenerse con el ceño fruncido –"suéltame-aru"- intenta librarse del agarre –"ya hemos platicado de esto un millón de veces-aru"- al fin logra liberarse de su agarre, se da la vuelta y le encara con cierta molestia –"si no tienes nada mejor que decir me marcho-aru"- se encamina a la puerta y termina por marcharse, sabe que no debió haber ido
Él le observa retirarse y piensa que se ve realmente lindo frunciendo el ceño. Todo lo que Yao haga o deje de hacer siempre se verá lindo para él. Escucha un maullido y se da cuenta de algo.
-"espera, olvidaste a tu gato da"- se entristece un poco, él había encontrado a aquel minino abandonado en la calle y de inmediato había pensado en el oriental
El gato se acerca a él y le observa –"no te preocupes"- se agacha y le acaricia un poco –"te llevare de inmediato con él da"- levanta al felino y se lo lleva en brazos mientras mantiene su sonrisa
Es entonces cuando piensa que no ha visitado a Yao ese día. Su sonrisa se ensancha, Si, irá a visitarle AHORA.