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Deus dedit, Deus abstulit por -Mikunami-

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El reino de los sueños

 

La mañana era tranquila, armoniosa, cálida. Las coloridas flores caían sin cesar anunciando el fin de la estación del amor, tapizando los alrededores y contagiando alegría.

Se desplazaba lentamente por el amplio corredor de aquel lugar teñido de un blanco tan puro, que no hacía otra cosa que resaltar sus facciones oscuras, alertando al personal de su visita diaria. El eco de sus zapatos finalmente se detuvo en la habitación número siete del segundo piso, pasó descuidadamente su mano por la brillante melena carbón antes de atreverse a ingresar al cuarto; se avergonzó de sí mismo al ver que actuaba como un niñato ansioso.

— Buenos días Sasuke —saludó cariñoso al joven de negro cabello y pálida piel, que yacía impertérrito al otro lado de la alcoba. Como de costumbre el menor no contestó a su llamado.

Esbozó una pequeña mueca, que incluso podía nombrarse como una sonrisa; y no de esas falsas y desesperanzadas a las que ya estaba tan acostumbrado a formar cada segundo que pasaba al lado del menor.

No, hoy no.

Dejó un sencillo ramillete de inmaculados lirios sobre el buró, quizás las perfumadas flores podrían contrarrestar un poco el potente olor a desinfectante y medicamento del hospital, abrió la ventana, acercó la usual silla de las visitas al lado de su hermano y tomó lugar para pasar algunas horas en compañía de su familia; la única que realmente le quedaba, la única por la que velaría.

Tantos cambios en apenas unos pocos años.

Perdiéndose en las relajadas facciones de su hermano, recordó la época en donde todo se mostraba tan diferente, donde era un sueño grotesco el pensar en que pudiese defraudar a su familia en el más diminuto mandato. Al igual que considerar que su hermanito pudiese cometer cualquier locura o infringir la mínima regla del clan.

Su padre siempre fue especialmente estricto con Sasuke.

A su mente venían los recuerdos de la primera vez que sus inquisidores ojos noche se posaron sobre aquel niño rubio; tan pequeño y flacucho, torpe e idealista, el que no paraba de hablar o de sonreír, el que para bien o para mal había cambiado por completo la vida de los hermanos Uchiha. Aquel que había terminado corrompiendo a Sasuke; desviándolo, seduciéndolo, prometiéndole una quimera de vida de ensueño y finales felices, aquel maldito bobalicón que le arrebató una vida de triunfos y grandeza al menor de la familia Uchiha.

¿Verdad que nos ayudaras a ser felices Itachi-san?

Lo que tú digas Naruto-kun.

Ese que ante todo verdaderamente había apreciado a su hermano por sí mismo, por ser Sasuke; el maldito prepotente y orgulloso chiquillo que siempre fue, ese que temía demostrar amabilidad, ese chico que necesitaba apoyo y comprensión. Naruto fue el único que le dio su cariño sin importarle que fuese un Uchiha y eso siempre se mereció ser aplaudido.

Esperaba que luego de tanto tiempo de incertidumbre, de dolor y de tragedias, la vida le diese un respiro, que le permitiese enmendar viejos errores o por lo menos se cobrase sus brotes de estupidez y de egoísmo propiamente con él, en lugar de seguir persiguiendo a su hermanito.

— Encontré a tu rubio Idiota Sasuke —pronunció bajo pero perfectamente audible, y en ese instante pudo haber jurado que su hermano sí había tenido una reacción.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Observó el pequeño ticket como si se tratase de la cosa más asombrosa del mundo; ensimismado en su caótico fuero interno, realmente no percibía como se corresponde lo que ocurría a su alrededor. La última cuestión de la que fue plenamente consiente luego de bajar del taxi que lo dejó en la terminal de trenes, fueron los horarios de salida, específicamente la hora en que partiría el primer viaje con destino a Suna.

Gaara era originario de dicho lugar y por las palabras del pelirrojo aquel árido, calmado y provincial pueblito, en donde parece que el tiempo no tiene la preocupación de transcurrir a la velocidad avasallante, que en las citadinas y agitadas calles a las que estaba tan acostumbrado, era el perfecto escondite; idóneo para encerrarse en su burbuja de autocompasión y dejar que la vida sepultase sus memorias más tormentosas.

Al final Jiraiya le había dado la autorización para un nuevo traslado.

La campana que anunciaba que en veinte minutos su transporte partiría, le obligó a salir del sopor propio de la depresión y hacer que su humanidad reuniera las fuerzas, para arrastrar tanto los pies como la pequeña maleta hasta donde se supone abordaría el tren.

Quizás era la hora del día; puesto que los cálidos rayos del sol aún no se mostraban ni bien, dejando que las calles se inundaran lentamente de matices, que rayaban entre el azul celeste a la amarillenta presencia del astro rey, pero el sitio simplemente se mantenía desolado; apenas el personal de limpieza o algún hombre vestido de traje que caminaba apresurado. Fue por eso precisamente que sus añiles cuencas, ahora rojizas debido al llanto, vieron a lo lejos sobre el pasillo, una figura delgada que se mantenía serena frente a él.

Por un segundo estuvo seguro de haber percibido unos mechones negros al igual que una tenue sonrisa ladeada.

Naruto se frotó los ojos, asegurándose de que tal ilusión fue producto del agotamiento mental, pero al volver a enfocar a la persona, reparó en las gemas verdes que aguardaban por su presencia.

— ¿Qué haces aquí? —la pregunta le salió con tanta naturalidad, que no parecía que la respuesta fuese tan obvia.

— Te vine a buscar.

— Sakura… —¿Qué la arrastraba a seguirlo? Él ahora más que nunca, quería olvidarse de todo lo que alguna vez lo ató a ese lugar ¿Por qué la Haruno no podía comprender aquello?—. Ya no quiero seguir intentando hacerme el fuerte, estoy cansado de eso —confesó, mostrándose tan vulnerable como pocas veces se lo permitió; quería seguir jugando a que era un niño, uno con la eterna capacidad de relegar el juego anterior para de la nada comenzar con uno nuevo.

Sakura vio las cuentas inundadas de un apagado color azulino, nada en comparación con el brillante destello celeste que su amigo siempre tuvo.

Suspiro decepcionada, pero dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias.

— Actúas como un perdedor —declaró hastiada; nunca imaginó que en alguna ocasión el Uzumaki pudiera ponerla así—. Tienes mucho que dar, no puedo creer que pienses que puedes abandonarlo todo, a todos; eso únicamente lo hacen los cobardes ¿Crees que Sasuke hubiese querido que tu vida siguiese así? —Naruto no pudo sino componer una expresión de total estupefacción.

— No sabes lo que…

— Que perdiste a Sasuke y que no lo puedes superar, que eres un cobarde y no lo quieres admitir, que necesitas comprensión pero no te atreves a buscar consuelo, y al final sólo te dañas a ti mismo. —expuso tan entristecida como enrabietada, dejando que las palabras suaves se perdieran de una vez por todas, Naruto definitivamente era un dobe y seguramente aquella era la mejor forma en la que al final su dura cabeza asimilaría algo— ¿Qué es exactamente lo que no entiendo Naruto? —lo retó dispuesta a no dar ni un solo paso atrás.

Lo dicho por la de cabello rosado lo dejó sencillamente mudo; jamás nadie había tenido la determinación de encalarlo de tal forma, pero tampoco es como si se lo hubiese permitido a alguien. Tantos años tratando de olvidar a Sasuke y de pronto, aparecía su amiga gritándole con toda la sinceridad del mundo, sin atisbo de burla o lástima, lo muy idiota que seguía actuando.

De verdad que siempre fue un dobe.

— Naruto realmente te amo y no hago esto para que estés conmigo, para que algún día vivamos en una casita de cuento de hadas en algún colorido pueblito, tengamos hijos, un gran perro y un auto último modelo —comentó desviando la mirada, recuperando por unos segundos su carácter juguetón, pero con la garganta rasposa al concebir que verdaderamente nunca estaría al lado del Uzumaki —. Lo hago porque quiero que seas feliz, sea de la forma que sea. Y sé que huyendo jamás lo vas a lograr, date la oportunidad de volver a encontrar eso que más añoras —terminó acercándose prudente al blondo, como si su principito se tratase más de algún animalillo herido, lejano totalmente a aquel fuerte caballero que siempre idealizó.

Sus ojos volvieron a cruzarse con los zafiros, y la cara del chico ahora mostraba una sonrisa que podía garantizar que era verdadera.

— Sasuke, siempre me habló de la misma forma… —pronunció luego del discurso de la chica, con la voz temblorosa, pero con el impulso de seguir adelante—. Él me decía que a mí me gustaban las cosas por las malas —se permitió abrazar a su amiga, ocultar el rostro en la curvatura de su cuello y que las suaves lagrimas empaparan lentamente el hombro de ésta—. Seguramente por eso me terminé enamorando de él, se nota que soy masoquista.

— Naruto… —¿Qué más podía decir? Luego de toda la saliva que gastó, sentía que ahora todo lo que pronunciase se escucharía forzado.

— Sabes… —afortunadamente no tuvo que seguir con la conversación—. La familia de Sasuke siempre estuvo en contra de nuestra relación, decían que yo era un monstro por descarriar a su hijo —la mirada de asco de Mikoto, así como el veneno que escupía Fugaku en cada ocasión que se los encontraba, eran imágenes que difícilmente se podía sacar de la mente—. Su hermano, Itachi, fue el único que nos llegó a apoyar, él se estaba haciendo cargo de la emancipación de Sasuke para que así nos pudiéramos fugar, pero…

El temblor en su cuerpo se hizo presente, llevaba demasiado tiempo guardándose aquello.

— El día en que íbamos a partir, mientras caminábamos muy de mañana al aeropuerto, atropellaron a Sasuke… fue mi culpa, yo fui quien se distrajo al atravesar la calle y él me empujó.

Cada día arrepintiéndose de tal suceso.

— Nos trasladaron rápidamente al hospital, inmediatamente fue a la sala de operaciones, un paramédico me dijo que todo iba a salir bien.

La sangre del moreno brotaba abundante de tantas partes, que por un momento al ver su ropa empapada del carmesí líquido, deseo con todas sus fuerzas que fuese suya y no de él.

— Mientras esperaba llegaron sus padres, su papá me quería matar en ese momento, pero Itachi se interpuso, de hecho lo golpeó por mi culpa.

Nuevamente había salido sin un solo rasguño.

— Como el tramite nunca se pudo terminar y yo no era más que un "amigo" de Sasuke, me exigieron salir de la sala de espera, de hecho me sacaron del hospital; recuerdo que ya se estaba poniendo el sol cuando vi a la señora Uchiha salir llorando por la puerta principal, en cuando me advirtió se dirigió a mí, me abofeteó y luego… me dijo que su hijo estaba muerto por mi culpa.

Huir y creer que tales palabras nunca habían sido pronunciadas, todo lo que pudo hacer en aquel instante.

— Nunca volví a verlos, intenté averiguar en donde iban a enterrar a Sasuke, pero no lo supe hasta después del sepelio, y cuando regresé a la escuela, me dijeron que lo habían trasferido, prefirieron difundir aquello a decir que… su hijo estaba con otro hombre.

Sasuke había sido enterrado en un lugar muy impropio para un Uchiha, en un pequeño cementerio, el mismo en el que estaban sus padres.

— Perdona por hacértelo recordar —quizás disculparse no era lo correcto, pero era lo único a su alcance, por el momento.

— Nunca le había dicho esto a nadie —pero agradecía que su amiga se prestara para tal ocasión—. Supongo que está bien, Sasuke fue lo mejor que me ha pasado en la vida, y negarlo es lo más horrible que pude haberle hecho —admitió, sintiendo como si una gruesa argolla dejara de sofocarlo finalmente.

Permanecieron así, juntos por más tiempo del que fueron conscientes, pero menos de que seguramente podrían interpretar; Sakura finalmente tenía a su niño de ensueño entre sus brazos.

— Eres curiosa Sakura-chan —comentó Naruto con la garganta notablemente aclarada.

— Y tú eres un completo tonto, Naruto —retribuyó sonriente la chica de las esmeraldas.

— Sakura ¿Quisieras salir conmigo? —y esa frase, que se repitió hasta el cansancio en tantos sueños como ilusiones, dicha por aquel joven del que estaba segura amaría por siempre, causó toda una marejada de alegría descomunal en su interior; una que lamentablemente ella misma se encargaría de volver a la tranquilidad.

— Uzumaki Naruto —pronunció lento, con la chispeante mueca de dicha encarando al joven de dorado cabello—. Lamento informarte que tendré que rechazarte —declaró para sorpresa del Uzumaki, robándole un piquito antes de separarse definitivamente de él—. No soy una mujer que se permita salir con alguien que ya tiene pareja —la extrañeza de Naruto no podía ser más enorme.

— Pensé que tú fuiste la que dijo que me merecía dar otra oportunidad —preguntó extrañado a su amiga.

— Ven —le tomó delicadamente sus heladas manos, partiendo finalmente de la estación de trenes—. Hay alguien a quién estoy segura te mueres por ver.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

La respiración apenas le llegaba a los pulmones, sus pies iban a todo lo que podían, saltaba los obstáculos con una agilidad pasmosa, lo único que importaba era reencontrarse con él. Escuchaba la voz de Sakura distante, seguramente ya tenía más de diez metros de diferencia entre su cuerpo y el de la chica de irises esmeralda; apenas logró divisar la clínica que su amiga le había descrito, aceleró el paso, sin importarle los reclamos de la joven de la entrada que le exigía identificarse, y a la que esquivó sin mayor dificultad.

— No te preocupes… viene a ver… a Sasuke-kun —explicó entrecortada la de cabello rosa a la chica recepcionista, la cual ya estaba más que dispuesta a llamar a seguridad.

Naruto finalmente había llegado a la habitación indicada por su amiga.

Sasuke-kun en realidad está vivo.

Tan pronto como había escuchado eso, su cerebro no proceso ni el cincuenta por ciento del resto; al principio creyó en una broma, pero al ver la determinación en las cuencas aceituna, supo que nada podía ser más incuestionable.

Apenas le dijeron la ubicación del moreno y ya se encontrara corriendo como desquiciado.

Emoción que terminó al encontrarse frente al cuarto de su amor de cabello negro y vanidosa actitud. La mano le tiritaba tanto que no se sentía preparado ni para sostener el pomo de la puerta, menos de ingresar en la misma recamara donde se suponía que Sasuke aguardaba por él ¿Qué tal si todo era una nueva ilusión, otra broma cruel o una dolorosa equivocación? No sería capaz de afrontar nuevamente…

— ¿Naruto-kun? —el blanco destello que se emitió al ser abierta la puerta, interrumpió los catastróficos escenarios que maquinaba su desmoronada mentecilla, demasiadas emociones para una jornada tan corta; y contemplándolo, frente a él permanecía un Uchiha que se le antojaba muy agradable.

— Itachi —emitió en un susurro, fijando sus revividas cuencas índigo en el hombre que alguna vez fue uno de sus mejores apoyos; antes de darse cuenta su mirada dejó de prestarle importancia al primogénito Uchiha, para distinguir como al otro extremo de la alcoba, permanecía dormido su querido príncipe de hielo—. ¡Sasuke! —chilló antes de lanzarse a abrazarlo.

Itachi miraba maravillado la escena de cómo entre copiosas lágrimas, Naruto sonreía sobre el cuerpo de su hermanito, felicidad que le duró poco tiempo a todos los presentes.

— ¡Itachi-san! —volteó rápidamente al distinguir la vos de la chica, a la que ahora le agradecía tanto —. ¡¿Naruto ya lo vio? ! —preguntó desesperada la Haruno, apenas recuperándose de la maratón a la que fue sometida.

— Sí, está ahora con él…

— ¡No le he dicho! —lo interrumpió consternada—. No me dio tiempo de contarle, tan sólo se echó a correr y yo… ya no pude detenerlo —la mirada de ambos se dirigió velozmente al chico de hebras de sol, el cual intentaba despertar al moreno más joven sin éxito aparente—. Todavía no sabe que Sasuke-kun está en coma.

 

Notas finales:

¡Falta un capítulo para que todo termine!

Perdón por los mil años de demora, realmente mis excusas son las mismas que de costumbre, mucha tarea y falta de inspiración.

Y antes de que me digan "¿De dónde mierda salió eso de la coma?" tengo que confesar que todo tiene su justificante, que nada me lo saque de la manga -creo- y que advertí que no me quería alargar mucho -que la historia tardara mucho en actualizarse es otra cosa XD-.

Así que saquen sus conclusiones de lo último, es más les daré una pista; me base en unas series bien cursis.

Muchas gracias por todo su apoyo hasta ahora y mil gracias por sus reviews;

Stars; Valo; Eruka Frog; Lua; Kana_chan y Ab1Le .

¡Nos leemos en el final XD!


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