Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deus dedit, Deus abstulit por -Mikunami-

[Reviews - 49]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Llegando al brillante horizonte

 

Su piel se seguía sintiendo tan tersa como recordaba, cálida y blanquecina. Casi como de alguna princesa de cuento de hadas. Quien espera algún día volver a la vida.

Sus facciones armoniosas, tan meticulosamente perfectas y tan opuestas a las propias, permanecían relajadas, en aquel eterno rictus de divina serenidad, como si todo lo que aconteciese en el resto del mundo no importase lo suficiente como para perturbar su idílico sueño, tan propio de un Uchiha. Naruto apartó suavemente uno de sus mechones ébano, se acercó levemente a su moreno e inhaló profundo, queriendo memorizar para siempre y más que nunca, aquel tenue olor, de refrescante menta que siempre caracterizó a Sasuke, y que por mucho tiempo creyó jamás volver a advertir.

Si era un sueño, prefería morir antes que despertar.

El rubio lo observaba contrariado; tan dichoso de saberlo vivo, olvidándose de todas las penas que había sufrido en los últimos años, ya no interesaban aquellos viejos rencores que únicamente envenenaban su alma, no importaban en absoluto las palabras llenas de cizaña de la familia de su príncipe de hielo, de esas personas que juraron protegerlo y que lo abandonaron cuando más los necesitaba. Lamentablemente lo que sí le concernía, el que aquellas enigmáticas cuencas carbón volviesen a enfocarlo y el semblante del Uchiha compusiera su mueca de eterna soberbia, aún no ocurría.

Sasuke ya había permanecido más de dos años en coma.

Volvió a observar las estilizadas piernas del moreno que ahora se mostraban descubiertas, y como era su rutina procedió a masajearlas lentamente, a estirar y contraer los músculos para que estos permanecieran fuertes, y cuando Sasuke despertara, no tuviese tantos problema para comenzar a caminar nuevamente. Para correr a su lado como en antaño.

Cada mañana era lo mismo; llegar temprano a la pequeña clínica, sin importar que el resto del mundo se estuviese desmoronando, él no podía faltar a su cita. Contemplar por largo rato a su orgulloso amor, junto con pasar horas contándole todo lo demás que acontecía en su realidad, se habían vuelto sus manías predilectas, y luego proceder a ayudar con la terapia que recibía; quererse saberse útil, muy al contrario de las estaciones en las que lo creyó muerto, querer hacer sentir a Sasuke la imperiosa necesidad de despertar, y que el sueño comenzara de nuevo.

— Buenos días, Naruto-kun—la grave voz de Itachi llamó su atención. Ingresó al cuarto mientras se desprendía del confortable saco que aún lo acompañaba en aquel final de invierno, que poco a poco volvía abrir paso a la grata primavera.

— Itachi-san, buenos días —respondió dichoso el rubito mostrando su perlada dentadura, deteniendo por un segundo su acción, sólo para retomarla siendo ahora acompañado por el hermano de Sasuke. Naruto nunca podía contener la sonrisa de eterno agradecimiento que comúnmente manifestaba en presencia del de coleta, realmente sin Itachi, Sasuke no estaría hoy a su lado.

Itachi se lo había relatado, cuando Fugaku supo lo del accidente, corrió de inmediato al hospital, tristemente más preocupado por cómo se vería manchada su reputación, que por la salud de su hijo. Después de todo, Sasuke no había sido más que un error en la vida del magnate, un mocoso malcriado y malagradecido con tendencias desviadas, que se había enamorado de un niñato igual de enfermo que él.

Un chico rubio al que ciertamente detestaba.

El patriarca de la célebre familia, aprovechó el colectivo estado de estupefacción, junto con el horror que sometía a la frágil sique del Uzumaki, para sacarlo del edificio, imposibilitándole conocer cualquier hecho que competiera a la salud de Sasuke.

Mientras Naruto había permanecido en las afueras del hospital, los médicos habían dado su veredicto, Sasuke se encontraba en coma; ahora no sólo su hijo menor era un puto marica que se había atrevido a huir con un mocoso mediocre, sino también se había convertido en un maldito parasito destinado a quedarse postrado en una cama mientras se pudría lentamente. Prefería verle en la tumba antes de tener que encargarse de semejante vergüenza.

Cuestión que quizás al final terminaba beneficiándolo.

Por eso Fugaku prefirió darlo por muerto ante Naruto, aprovecharse de las lágrimas de su mujer y de las amenazas infringidas en su hijo mayor, porque Itachi siempre estuvo dispuesto a contarle la verdad al blondo, pero el demonio que tenía por padre por mucho tiempo se lo imposibilito.

Una palabra Itachi, y Sasuke será desconectado.

Mentir con sus allegados que su hijo se había ido a estudiar muy lejos, y luego simplemente olvidarse de aquella oveja negra, que esperaba muy pronto fuese llevada definitivamente al matadero.

— Lamento no habértelo dicho antes —pronunció el mayor, verdaderamente arrepentido de dejarse someter por el yugo de su clan. Había tenido que esperar hasta que cumplió la mayoría de edad, para poder hacerse de la tutela del menor, y de paso él también escapar de toda la inmundicia que rodeaba a su discordante familia.

— No te preocupes —jamás podría culparlo de nada; él que se había prometido dar todo por su Uchiha y fue el que menos lo ayudó, realmente los héroes ahí fueron Itachi y…

— Cuando pudo emanciparme, y luego de trasladar a Sasuke a otro lugar… —uno que fuese diferente de la habitación apenas acondicionada en donde lo escondían—. Intente dar contigo, pero simplemente nadie sabía nada de tu paradero.

— Fui un cobarde y decidí huir —admitir aquello aun luego de tantos meses, realmente le quemaba la conciencia, tardaría mucho más en deshacerse de aquella lacerante sensación de culpabilidad—. Si hubiese tenido algo más de temple, me hubiese enterado desde mucho antes que…

— Eran unos niños que jugaban a amarse —comentó repentinamente el mayor, chocando sus irises noche con los resplandecientes cielos del Uzumaki; imposibilitándole seguir al zorrito con su pesimista discurso, harto de su incapacidad de apreciar todo lo que había logrado y dispuesto a confesarle algunas verdades—. Nunca te arrepientas de lo que hiciste Naruto-kun, si alguien salvó a Sasuke de una vida de miseria fuiste tú.

Itachi abandonó rápidamente la habitación, con la excusa de que debía llegar temprano al trabajo, dejando con la palabra en la boca a su acompañante, y confiriéndoles de nuevo aquella mágica privacidad a su hermano y su imbécil pareja. Verdaderamente fueron y siempre serían, tal para cual.

— Te equivocas Itachi, quien nos salvó fue otra persona.

El Uzumaki tomó asiento por unos minutos, pasando descuidadamente una mano por sus dorados mechones, digiriendo los últimos diez meses al lado del Uchiha; pese a todo agradecía infinitamente cada uno de los nuevos momentos al lado de su vanidoso caballero, aunque éste no fuese consciente de sus nuevos recuerdos.

Miró el reloj al otro costado de la recamara y percibió como dentro de poco, él igualmente tendría que partir al colegio, todavía tenía muchas otras responsabilidades que atender. Cerró sus azules gemas y sostuvo por un instante la pálida mano del Uchiha, queriendo impregnarse del calor del moreno.

— Nos vemos al rato Sasuke —pronunció bajo, dándole tenues caricias a los largos dedos.

— Naruto —y aquel gesto, finalmente fue correspondido.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

El día era especialmente bello.

El viento podía estar helado, pero el cielo brillaba en todo su esplendor, mostrándose más azul y limpio de lo que en años había estado; los arboles aún se pintaban marchitos, desprovisto de cualquier hoja, pero el enérgico canto de los pájaros anunciaba que dentro de poco éstos recobrarían su color y la vida nuevamente comenzaría.

Era un día hermoso, porque se sentía dichosa y cualquier pequeño motivo servía para acrecentar su buen ánimo.

— No puedo creer que Naruto baka haya faltado nuevamente a clases —comentó Sakura, falsamente enojada, bien sabía que el tiempo podía escapar de la percepción del rubio, cuando éste acompañaba al Uchiha.

— Es un desobligado —dijo Gaara, alistando sus cosas para finalmente partir rumbo a su hogar, claro, si a cierto y pervertido morocho no se le ocurría abordarlo a las afueras de la escuela—. ¿Vas a salir con tu raro novio hoy? —preguntó el pelirrojo, con toda la intención de fastidiar a la de cabello rosado; aunque no lo exteriorizara, de verdad que era divertido hacer que la chica se enrabietara hasta lograr que su blanca piel se cubriese de granate, y con lo fácil que era el que se disgustara.

— ¡No es raro! —rebatió inmediatamente—. Y… —no estaba segura de continuar, especialmente porque ese bermejo de los mil demonios utilizaba cualquier comentario en su contra—. No es mi novio…

— Pues mejor te vas apurando que te deja el tren.

— ¡Gaara, eres un…!

Risas, bromas y peleas sin sentido.

Las cosas habían vuelto a la normalidad; era una prometedora estudiante que pronto realizaría su examen de ingreso a la universidad, y tenía que aprovechar aquellos últimos meses en compañía de sus mejores amigos, mientras se divertida, disfrutando de todas las oportunidades que la vida le brindaba para hacerla sentir plena.

Como en las pasadas vacaciones de verano, donde había conocido a un chico, un tanto excéntrico, pero de increíble espíritu y sumamente tierno, realmente dispuesto a convertirse en su príncipe azul, y seguirla hasta el fin del mundo de tener que hacerlo. Quizás no era aquel idealizado joven de telenovela, pero Sakura estaba segura que Lee era mucho mejor que eso.

La de ojos aceituna seguía en su eterna cháchara con Gaara, arrepintiéndose el haber hecho público lo de su pretendiente, cuando la armoniosa musiquilla de su celular la distrajo. Una llamada de Naruto.

— Más te vale tener una buena excusa para haber faltado a clases —regañó antes que otra cosa, pero sin dejar la mueca picara de lado. Cuando el pelirrojo apreció el inusual mutismo de su amiga, supo que probablemente Naruto jamás perdería la capacidad de sorprenderlos.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Contra lo que se podía pensar, realmente casi nunca había acompañado a Naruto a la clínica donde estaba el Uchiha. Desde ese día en el que guió al rubio al lado de aquel enigmático joven, fueron contadas las ocasiones en que piso dicho lugar. Más por obligación o por brindarle algo de compañía al rubito, que por gusto.

Quizás porque realmente nunca comprendió lo de Sasuke.

Y ese hecho seguía incomodándola.

Los eventos de la primavera pasada ahora se le antojaban tan distantes e inverosímiles, que pasó muchas noches en vela convenciéndose de que todo, no había sido más que producto de su desenfrenado e insano deseo de ver feliz al rubito; tenía la necesidad imperiosa de luego de haber aceptado aquella fantasía, restablecer el orden que alguna vez rigió su vida, optar por la lógica era lo más sensato.

Al final Naruto era dichoso y pensar de más las cosas, no valía la pena.

Ya había tenido suficiente con sus propios fantasmas, tan reales como perniciosos, de aquella chispa de envidia hacia el chico comatoso, el cual absorbía por completo la atención de quien había sido alguna vez su ideal de amor eterno. Su principio de ensueño. Y aunque supiera que el futuro brillante al lado del blondo jamás sería factible por decisión propia, aun dolía terriblemente ver a Naruto, dedicándole tan vehementes muestras de cariño a aquel sombrío chico de nombre Sasuke.

Finalmente supo salir adelante, disfrutar de la sonrisa sincera llena de paz en el semblante del Uzumaki, a saber que el amor duele y que la decepción está siempre latente en la vida, pero que al superarla, todo parece aún más esplendoroso, especialmente si la persona a la que amas, no cometió otro crimen que el de no poder corresponderte.

Pero sus pasos seguían inseguros, resonando en el empedrado más de lo que ella hubiese deseado, su cabeza baja enmarañada con las palabras del de ojos océano; no quería llegar al lado del rubio, el cual le prometió una gran sorpresa, pero con lo predecible que era Naruto ya podía imaginar bien de lo que se trataba. Se dio tiempo para apreciar como los botones de cerezo ya lograban avistarse, prometiendo una radiante primavera, y como algunas burbujeantes risillas infantiles se perdían por los alrededores. Inhaló profundo ante de seguir su camino, queriendo limpiar su sistema con aquel soplo fresco, pero tan confortable.

Tenía que ser fuerte, dejar de distraerse y afrontar de una buena vez, lo que fuese que viniera de la mano del Uzumaki.

Aceleró un tanto la velocidad, cuando el blanco edificio finalmente entró en su campo visual; y si su corazón ya corría a un ritmo descontrolado, las rápidas palpitaciones finalmente se convirtieron un sordo zumbido dentro de su cabeza, cuando sus luceros esmeralda percibieron aquellos traviesos y desacomodados mechones oro.

Naruto estaba a no más de cinco metro de distancia, en la entrada de la clínica, dándole la espalda y acompañando a un sujeto de hebras ébano, que estaba segura ella conocía.

El momento de la verdad había llegado.

— Naruto —apenas un susurro, que el viento llevó directamente a los oídos del dulce principito; los ojos índigos inmediatamente la enfocaron y los dientes de perla compusieron aquel gesto tan encantador, por el que tanto había suspirado; todo en él se veía especialmente radiante, como si de un verdadero ángel se tratara, con un fulgor que Sakura supo, jamás produciría en el Uzumaki. Casi se podía decir que opacaba a la figura del joven, que permanecía en silla de ruedas a su lado.

— Sakura-chan —saludó Naruto, apenas pudiéndose contener de ir corriendo a por su mejor amiga, separándose por algunos segundos de la persona que hasta el momento había absorbido toda su atención—. Rápido Sakura-chan, tengo que presentarte a alguien —comentó extasiado, tirando levemente de la suave y delicada mano de la Haruno, puesto que ésta parecía haberse quedado tan pasmada, que no era capaz ni de coordinar sus piernas con la suficiente rapidez, como para terminar de romper la distancia entre ella y el aquel chico con el semblante sereno y los irises más obscuros que jamás hubiese apreciado—. Él es Sasuke —pronunció Naruto, volviendo a tomar posición tras el Uchiha.

Contuvo el oxígeno en sus pulmones por un segundo, mientras sus gemas esmeralda chocaban con aquellos irises carbón; ese era el Sasuke Uchiha que ella conocía, ahora no había lugar a dudas, que él era exactamente el mismo joven que había encontrado, con esa eterna aura de melancolía, bajo los árboles de cerezo un año atrás. Espero cualquier reacción por parte del moreno, un mínimo gesto que le diese sentido a los fantásticos eventos de los que había sido protagonista; una muda muestra de reconocimiento que jamás llegó.

— Es un placer, Sakura —y al presenciar finalmente la reverencia de Sasuke, supo que éste no estaba enterado de nada.

— Igualmente Sasuke-kun —y quizás lo mejor es que no lo estuviese.

Ya no interesaba saber qué fue lo que ocurrió; magia, espectros, el destino caprichoso o simplemente la fantasía en la que se puede convertir el verdadero amor.

Naruto seguía con las presentaciones, hablando por ambos, puesto que el Uchiha aún tenía algo lastimada la garganta; le comentaba a Sakura del maravilloso despertar que había tenido el de cabello ébano, como de buena mañana le había dado la segunda sorpresa de su vida al pronunciar su nombre, las lágrimas de plena felicidad que había derramado, y concluyó dedicándole nuevamente a su amiga, aquel silencioso agradecimiento que ya era tan constante como necesario en su vida.

Tal como se esperaría de Naruto.

— Me gustaría quedarme un poco más Naru, pero ya tenía planes para la tarde —algún día estaba segura que podría ver aquellas manos tan disímiles, entrelazadas con tanto amor, sin tener ese horrible nudo en la garganta que amenazaba con romper el idílico ambiente. Pero por el momento lo mejor era retirarse—. Fue un verdadero placer, Sasuke-kun —se despidió con prontitud, imposibilitando cualquier quejar por parte del zorrito y regalándole una suave caricia al dorado cabello, así como cediendo complemente sus sentimientos, ante el moreno que la observaba extrañado.

— Sabes Sasuke, sin Sakura-chan jamás te habría encontrado —comentó el Uzumaki cuando la joven se había alejado lo suficiente, sabiendo que aquel tema le causaba cierta incomodidad a la de ojos verdes, que nunca le dejó conocer realmente como es que había dado con el paradero del Uchiha, como había sido capaz de conocer a su príncipe de hielo.

— ¿De verdad? —preguntó igualmente sin despegar la mirada del camino que había tomado la chica.

— ¡Sí!... pero… —dijo, desviando la mirada como si intentara recordar algo que le diese las pistas necesarias para no quedarse con aquella duda—. ¿Nunca entendí del todo como fue que dio contigo?

— Quizás se enteró que me moría porque volvieses a mí —ahora fue el turno de Sasuke para afianzar fuertemente su mano a la del Uzumaki—. Aun si dios elige que nuestro destino es separarnos, siempre encontraremos la forma de volver a reunirnos, Naruto.

Acudiendo a quien sea necesario para lograrlo, rompiendo cualquier barrera que se atravesara, por más que ésta se pintara imposible e irrealista, eran lo suficientemente testarudos como para al final permanecer al lado del contrario.

— Hasta que te hartes de mí, Sasuke —completo Naruto, aquella promesa de antaño. Mientras sus labios se preocupaban más por volver a sentir el candor de su moreno y expresar todo aquello que jamás podría ser plenamente descrito con palabras.

Ya nada podría separarlos, su amor era puro y sincero, aun bañado en toda la suciedad y odio que tantos les pudiesen expresar, igualmente habría personas velando por su júbilo, demostrando que mientras hubiese cariño de por medio, todo se podía solucionar.

— Espero que seas dichoso, principito encantador —que ella se aseguraría de que su futuro figurara tan colmado de alegría como seguramente sería el de Naruto y Sasuke-kun.

 

Notas finales:

¡Muchísimas gracias!

Finalmente llegamos al final, lo que me deja realmente satisfecha por una parte, vaya que me costaron las últimas líneas; espero de todo corazón que a nadie haya decepcionado esta pequeña historia, especialmente este último capítulo, que con todo intente más que nada esclarecer las dudas que pudieron haber quedado. Y para ser sincera la trama está basada en las series de, principalmente, Kannon, y luego Clannad, quienes las hayan visto entenderán porque.

De nuevo muchas gracias a quienes de cualquier forma me apoyaron durante este proyecto, especialmente a Kana-chan a quien le dedico el final ¡Muchísimas gracias por todo linda! A todos los que se molestaron en dejarme comentario en el último capi;

Valo y Kana_chan.

…y a todos los lectores en general. Ahora a seguir con el resto de mis historias.

Cuídense mucho y espero poder leernos en el futuro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).