Los ojos de Naruto cobraron incandescencia y salvajismo animal. De un salto estuvo al lado de ambos y de un brutal zarpazo mando a Shin contra la arboleda.
Llevado por tal acto contra su sangre, Itachi no lo pensó y lanzo su “Amaterasu” contra ambos.
Kabuto vio con horror como las lenguas de fuego negro e inextinguible rodeaban a su familia.
Miro a Itachi, este reacciono recién a lo que había hecho.
Genio. Destruiste al Kyubi—le dijo Kabuto como si el otro no se diera cuenta de lo que acababa de hacer.
De pronto un kunai salio en pos del mayor de los Uchiha pero este fue desviado no por este sino por otro kunai que había salido de su costado.
Kabuto había olvidado por un momento la presencia de Shin y era un error que le costaría muy caro porque otro shuriken se le clavo en el brazo y uno más en la pierna.
El peligris lanzo un grito de dolor y cayó con una pierna en tierra pero rápido como el rayo extrajo los shurikens que tenía clavados. Lamentablemente eso le sirvió de distracción al menor de los Uchiha para acercarse y cuando Yakushi iba a levantarse ya tenía al otro pegado a si con el filo de un kunai en la garganta.
No es bueno agredir a los únicos que tienen la capacidad de matarte Yakushi. Madara se sentirá muy feliz de saber que no molestaras más. En cuanto a Naruto y su hijo solo le diré que escaparon. Nadie dirá lo contrario—expreso Itachi y miro a su sobrino. El otro asintió.
Yakushi supo que moriría sino se defendía en ese instante y dio un codazo al niño en las costillas. Shin abrió el brazo un poco por la sorpresa y el dolor alejando de Yakushi la afilada hoja y este ni lerdo ni perezoso aprovecho para salirse de su agarre.
Previendo la acción del otro Itachi ya estaba a su lado y le agarro por el cuello para mirarlo a los ojos y envolverlo en el mortal arte del sharingan.
Kabuto se vio a si mismo clavado al piso desnudo y al mayor de los Uchihas mirándolo hacia abajo con una sonrisa macabra. De pronto el peligris vio como el otro tenia algo en su mano.
Sé que te gustan los experimentos Yakushi. A mi también. Quiero ver que hace este bote de aceite caliente a la piel humana. ¿Lo vemos?—pregunto muy divertido.
Kabuto aguanto un grito de dolor cuando el otro lo vertió en su pecho.
Muy interesante—expreso el otro con cara satisfecha. —Ahora veamos que tanto te aguantas cuando esto—dijo mientras mostraba un afilado kunai—Te deje sin eso—añadió dirigiendo la punta de este al miembro de Yakushi.
¿Iba a castrarlo? Se pregunto con horror el ninja medico. Sabía que el sharingan tenía su unidad de tiempo propia y que podía pasar ahí años sin que en la vida real pasara más de un minuto. En manos de ese loco la idea de las torturas que le haría de pronto le llenaron de terror y Kabuto jamás antes había sentido terror. Se sentía solo, vulnerable y aunque en su fuero interno quería pedir ayuda no lo hizo porque sabía que nadie podía ayudarle. Ahí era el mundo privado del Uchiha.