Una vida sin ti
De mil maneras había prometido no dejar de buscarte y no lo hice hasta que por fin te encontré; seguías tal cual te recordaba y pronto muy pronto la necesidad de gritarte todo lo que guarde durante el tiempo en que no te vi consumió mi raciocinio al grado de correr cual chica enamorada al encuentro con su gran amor, deteniéndome a solo dos pasos debido a que alguien más permanecía junto a ti y que por algún motivo se mantenía entre tus brazos mientras tu jugabas con su cabello de un extraño color plateado. Derrotado comprendí que era demasiado tarde como para pedir una segunda oportunidad, sin nada más que hacer regrese a donde mi compañero esperaba por mí.
-¿Y bien? ¿Lograste encontrarlo?
La persona que estaba en la entrada al edificio se mostraba impaciente por escuchar lo que tenía que decir sin embargo no fui capaz de pronunciar palabra alguna. Moví lentamente la cabeza a ambos lados y fueron mis lágrimas las que delataron mi fracaso.
Observando la expresión y prediciendo las intenciones de la persona que me acompañaba retrocedí algunos pasos para evitar su contacto y nuevamente negué con la cabeza, ahora lo último que quería era llorar enfrente del edificio donde seguramente vivías con alguien más y peor aún me encontraras en tan patética situación, suspire y retome mi camino al auto que me alejaría por tercera vez de ti, del rubio que conocí tras la muerte de mi hermano pero ahora quizá para siempre.
************
Lo sabía y aun así mis intentos en vano siguieron, siguieron hasta que me canse de buscar alguna parte de ti en las personas que conocía día a día tanto por decisión propia como por petición de mí ahora pareja.
Porque después de todas esas citas para olvidar mi pasado había decidido empezar algo más con aquella persona que desde un principio mostro interés por mí. Iniciando con una relación que tal vez no ayudaría en nada pero que una parte de los dos creía que si era posible.
Jamás me detuve a pensar que futuro podría yo ofrecerle al chico abrazado a mi pero ahora ya era imposible seguir manteniendo la mentira que me obligue a creer. No podía seguir junto a él, no cuando yo te seguía amando..
-¡En verdad, lo siento!-le susurre al oído antes de romper el abrazo que nos mantenía juntos desde hace varios minutos.
-No, fue mi culpa por creer que me amarías algún día
Su rostro lloroso y su mirada fija en el duro concreto me dijeron que no tenía sentido seguir deshaciéndome en disculpas que no solucionarían nada, sin más me acerque a él para besarlo y susurrarle una vez más un débil te quiero. Me sonrió y desapareció tras unos cuantos pasos en el gran ventanal que nos separaba del exterior.
Solo de nuevo gire y camine en dirección al elevador en donde esperaba el señor encargado del edificio para subirme. Segundos después me encontré en la obscuridad de mi departamento separándome de todo lo que no te incluyera, imaginando un futuro contigo que nunca sucedería al menos no en esta vida.