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memory's crusade. por black_phenix

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Notas del capitulo:

bien, como prometi, ej aqui el primer capitulo de esta interesante saga.

espero les guste.

 

 

 

 

 

Capítulo I:

 

 

 

Knowing me….

 

 

Abrió los ojos esa mañana con pesar; sentía que le pesaban una tonelada y la pesadilla o sueño raro de la noche lo dejo con un agrio sabor en la boca. No había pasado antes, pero tenía la certeza de que eso había ocurrido realmente. A Naruto le pasaban situaciones casi similares siempre, pero desde que cumplió los doce y logro, por asares del destino y por un ninja que quería deshacerse de él, convertirse en Genin, esos sueños raros donde hablaba con un yo más adulto le ocurrían frecuentemente. Aunque cuando abría los ojos gran parte de lo que soñó era borrado de su mente y reemplazado por un rostro que sólo mostraba una sonrisa burlona para su persona.

 

 

 

 

Extrañamente no le molestaba, sino todo lo contrario, le gustaba ver aquella mueca: el deseo de saber quién era quien le sonreía tan paternalmente crecía con cada día. Era un sentimiento que en si encontraba inexplicable. Pero era algo común teniendo en cuenta que todos en la aldea que naciste te odian… y ahora más que había alcanzado el convertirse en aprendiz de ninja.

 

 

 

 

 

Suspiro sonoramente y rasco su cuello haciéndolo crujir tensamente. Desde que volvió de la misión en el país de las olas siempre se sentía tenso. Tener que experimentar la muerte de seres que se querían como padre e hijo aunque fuesen asesinos era realmente triste y doloroso. Aun se preguntaba cómo podía su Sensei ser tan estoico ante la muerte de seres tan honorables como lo era Haku. O como existía gente tan hija de puta como el tal Gato.

 

 

 

 

Retiro las sabanas y se tiró al piso estirando su cuerpo y destensando sus huesos: cada jodido musculo dolía como mil demonios. Esa mañana tenía que reunirse con los miembros de su equipo y su Sensei; realmente tenía pocas ganas de esperar como un idiota a que Kakashi apareciera dos horas después de la hora pautada. Bostezo abriendo enormemente su boca mostrando los filamentos de sus dietes y se rasco el trasero para meterse en el baño.

 

 

 

 

 

Tenían, según declaro el Hokage mientras hacía  premuras caladas a su pipa de madera,  aquella mañana  dos días atrás cuando entregaba el informe sobre la misión de recuperar al gato de una de las mujeres del feudo del fuego —otra vez—, ese día la estúpida misión de recuperar un objeto perdido en el bosque por una dama de sociedad que andaba de paseo —seguro escapando de su viejo marido para ver a su amante—,  y que lo necesitaba  con urgencia. Posiblemente esa sería la prueba para que su marido la tachara de traidora y todo el mundo en Konoha la viera hacia abajo como basura.

 

 

 

Justo como hacían con él.

 

 

 

 

 

Abrió el agua caliente de la ducha y se dejó llevar por la tibia sensación…

 

 

 

 

 

Aún recordaba vagamente parte del sueño… Él llorando como siempre hacia, una sombra que aparecía y se presentaba como un “él” adulto y le contaba partes de un futuro que no podía permitir porque si lo hacía perdería a aquella persona que se hizo importante para el yo futuro, pero más de ahí no recordaba. Una sonrisa se dibujó tristemente en sus labios. Ojala hubiera realmente conocido a aquel a quien le gustaría llamar “Sensei” que el ser de su sueño le dijo que conocería.

 

 

 

 

 

Inhalo y exhalo suavemente antes pasar a retirarse la espuma del jabón y salir completamente desnudo de la ducha. ¿Por qué debería andar vestido cuando no vive con nadie? Y no es como si alguien realmente se fijara en él. Hasta podía apostar que si andaba desnudo por Konoha sólo los chicos de su edad se fijarían en que anda desnudo mientras los adultos lo hacen ver como el adorno que nadie nota en el árbol de navidad. Removió con una mano sus cabellos, quitando parte del agua que estaba asentada en ellos y miro su entristecido rostro regalándose una hermosa y gran sonrisa, desdibujándola inmediatamente al notar que ni eso esa mañana lo ayudaría.

 

 

 

 

 

— ¿Por qué mi vida siempre ha de ser un infierno? —Se preguntó, suspirando y mirándose con pena—. ¿Por qué vivo? —En verdad que era un inútil. Conocía al cien por ciento la razón del porque la gente de Konoha lo odiaba. No todos los días te enteras que tienes un demonio habitando tu interior. Y no uno cualquiera, sino el que ataco Konoha 12 años atrás y mato varios cientos de ninjas en puesto y cierto número de gente inocente.

 

 

 

 

 

Podía tener a dicho demonio en su cuerpo, pero no por eso debían tratarlo como si él fuera el Kyuubi en sí. Siempre tuvo dudas sobre dicha revelación hecha por parte del Chunin a cargo de la academia junto con el Sensei Iruka. ¿Sería verdad?,  se preguntó en el momento que se lo dijeron y no fueron más que las palabras de Iruka que le confirmaron la verdad.

 

 

 

 

 

Así que la gente de Konoha nunca se equivocó en llamarlo monstruo y que debía haber muerto cuando nació. Mordió su labio y una lágrima resbalo por su mejilla. Se vio tan débil en su reflejo en el espejo: limpio la lágrima y se sonrió de nueva cuenta con unas de esas sonrisas que siempre daba a sus compañeros de “no pasa nada”.

 

 

 

 

 

Abrió la puertilla del espejo delante de él y saco varias monedas y unos cuantos billetes de una bolsa que desde los 10 años siempre estuvo con él. Pensaba que había sido un regalo por parte del Hokage: realmente era una mini fortuna lo que tenía allí. Galeones de oro solido que cada cierto tiempo cambiaba en el mercado usando el Jutsu sexy para ocultar sus marcas en las mejillas y su color de pelo y ojos.

 

 

 

 

 

Salió del baño y se metió otra vez en la habitación para buscar su ropa: no tenía ganas de utilizar el traje naranja; aunque le gustara ya estaba cansándose de vestir lo mismo. Prácticamente su guardarropa se componía de aquellos insulsos trajes. Busco en el fondo unos pantalones negros algo ajustados que había comprado por qué extrañamente le llamaron la atención, (no es que fuera a usarlos para algo pervertido o algo por el estilo). Simplemente los vio en el mostrador de una tienda de moda y compro el conjunto en negro completo. Saco de la caja la camiseta manga larga del mismo color junto a unas pulseras y comenzó a vestirse.

 

 

 

 

 

No le quedaba mal; pero aun así sentía que le pasaban una cuerda por debajo de las piernas y la halaban hasta el punto de dejar bien marcada la línea que conectaba su ano y el inicio donde acababa la espalda, sin incomodarle mucho que dijera.  Arreglo un poco su cabello y se colocó la placa que lo avalaba como un ninja de Konoha.

 

 

 

 

 

Se tomó su tiempo en preparar su desayuno y comerlo para luego de 15 minutos salir de su departamento rumbo al puente que estaba cerca del área de entrenamiento  no 9. Imaginaba que tanto Sasuke como Sakura estaban hartos de esperarle a él y a Kakashi, más molestos con él que con su Sensei que ya estaba acostumbrado a hacerlos esperar como idiotas. Cerró con llave y salió sólo con la bolsa de los Kunai’s pegada a su pierna derecha y la de los Shuriken’s en su cintura.

 

 

 

 

 

Realmente era un día hermoso, el sol en lo alto, tan incandescente como siempre, pero con las pautas frías del entrante otoño, daba un auge de calma a la aldea. Los comerciantes trataban de estafar a algunos clientes; no le importó, no era su problema. Y en las tiendas se veía una mayor actividad. Estando en pleno otoño era algo completamente común ya que las cosechas eran recogidas antes de que se marchitaran y los precios en productos se reducían un poco haciendo esto una ganga para las amas de casa y algo plenamente divertido para los maridos que iban a comprar junto a su familia.

 

 

 

 

 

Camino ávido con paso liviano y calmado entre los ciudadanos tratando de no chocar con ninguno… Le resultaba enteramente curioso como algunas chicas lo miraban sin creerse el cómo iba vestido. No es que fuera mal vestido, ¿o sí? Vio como una que otra se ruborizaba confirmando que debía cambiar su guardarropa y se sintió extraño.

 

 

 

 

 

Bueno… era normal sentirse así cuando es la primera vez que te ven con deseo.

 

 

 

 

 

10 minutos después, cuando se dio cuenta que llegaría tan tarde como Kakashi, llego jadeante con sus compañeros que lo miraban escrutándoles como dagas los ojos en la nuca sudorosa. Kakashi no había llegado aún. ¡Qué suerte! Se dijo no muy feliz…

 

 

 

 

 

—Hasta que al fin te dignas en llegar… —comenzó Sakura con su tono marcado de madre regañona. Naruto suspiro y soslayo la mirada, apenas comenzando su día, ya estaba cansado. Le gustaba Sakura, pero realmente sentía pena de quien se casara con ella. Acomodo su ropa un poco y sintió unas miradas viéndolo con algo diferente al enojo—. ¿Y tú estúpido traje naranja que lastima la vista, Naruto?  —pregunto Sakura. Bien. Cambiaría su guardarropa seguro.

 

 

 

 

 

—No me sentí con ganas de ponérmelo hoy —respondió y paso por su lado. Más allá de ella, se encontraba Sasuke con su pose chula habitual, con aquella cara de “No me importa nada más que mi hermoso yo” que siempre cargaba. Sakura se veía a punto de reclamar algo cuando el sonoro (plof), de alguien apareciendo tras la explosión de humo, se escuchó haciéndola callar y mirar para atrás con aquella misma cara que lo recibió a él.

 

 

 

 

 

Kakashi miraba apenado a sus estudiantes. Ya sabían que él llegaba tarde, ¿pero no podía al menos una vez en la vida llegar a la hora acordada? Sakura tenía los brazos en jarra posados sobre su cintura y con el ceño rabiosamente fruncido—. ¡Se puede saber…! ¡¿Por qué siempre llega tarde?! —Gruño y Kakashi sólo pudo decir “Lo siento” antes de ser interrumpido por un bufido de parte de Sasuke—. Ve. Hasta Sasuke ya está cansado de esto. —Naruto suspiro aburrido. Sakura se tomaba tan enserio su papel de enamorada preocupada por su novio; aunque prácticamente Sasuke la hubiera votado un centenar de millones de veces cada una peor que la otra. Nunca comprendería a las mujeres—. ¿Tú qué dices, Naruto?

 

 

 

 

 

Naruto parpadeo varias veces y rasco su cabeza antes de contestar—. Que estamos perdiendo más tiempo del necesario —Sakura lo miro ofendida—, y que si de verdad les molesta esperar, simplemente calculen cuando Kakashi Sensei aparecerá. —Levanto una ceja y se señaló—. ¿Por qué crees que acabo de llegar?

 

 

 

 

 

Sakura no dijo nada y Kakashi río un poco divertido. Sus alumnos eran un caso especial, uno más especial que el otro. Antes de que se armara una pelea, cada uno de ellos recibió un mapa con una sección coloreada con un color en específico—. Sakura irá al área azul —comenzó a explicar mientras señalaba el área en si en el mapa—. Sasuke al verde y Naruto al rojo. —Término y procedió a explicar: — Estas son las áreas más cercanas al lugar donde el cliente perdió el anillo. Debemos encontrarlo y si hallan algún problema que no puedan resolver solos, simplemente comuníquense por los transmisores —entrego un collar con una radio a cada uno—. No hay más que explicar, sepárense y comiencen la búsqueda.

 

 

 

 

 

Los tres asintieron y tomaron cada uno el camino que les correspondía. Naruto, para agilizar un poco más su búsqueda, convoco varios clones de sombras y cada uno tomo un área concisa de la sección roja.

 

 

 

 

 

Realmente odiaba las misiones de randa D, lo hacían sentirse como un completo bufón que era utilizado como ama de llaves. O peor, un mero sirviente en una casa de nobles: aunque un ninja debía servir a su señor en todo, eso era más que una estupidez. Él estaba hecho para las batallas, no para estar de niñero, cuidador de perros o buscador de objetos perdidos. Suspiro y se dejó caer; el estúpido anillo no estaba  por esa área.

 

 

 

 

 

Quizás Sasuke o Sakura tuvieran suerte y terminaran la única misión que tenían por ese día; deseaba visitar la tumba de los caídos sin nombre. Tenía la esperanza de que ahí se encontraran sus padres; como buen hijo quería ir a visitarlos en el único día que era merecido, el día de su muerte. Su propio cumpleaños.

 

 

 

 

 

10 minutos y nada. Ninguno de sus compañeros parecía tener suerte en encontrar el estúpido anillo; quizás alguien lo encontró y se lo llevo. O algún animal con gustos particulares en el oro blanco lo encontró y le gusto la pieza.

 

 

 

 

 

Cualquier jodida mierda.

 

 

 

 

 

— ¿Han encontrado algo, chicos? —Pregunto por la radio mientras se paraba. La señal quedo estática por unos minutos hasta que recibió un “no” por parte de sus compañeros—. Aquí tampoco —suspiro y cerro la comunicación. Sería un día bastante largo. Hizo desaparecer a los clones, ya no le servían de nada si en el área no había posibilidad de encontrar el dichoso anillo.

 

 

 

 

 

—“Arriba” —escucho. Rápidamente se puso en defensa y al no ver ni sentir nada, se limpió el oído creyendo que estaba alucinando. Debía dejar de comer esos ramen caducado, le estaban haciendo verdadero daño; aun recordaba la vez que imagino que sus compañeros estaban completamente desnudos: pensando que era parte de la misión se había comenzado a desnudar. Suerte que fue detenido cuando ya iba por los boxes. Que -jodida-  vergüenza. Tardo varios días para poder verle las caras a sus compañeros y a su Sensei, pero al parecer aun no aprendía la lección con aquella maldita comida caducada. Es que era tan buena—. “Arriba”.

 

 

 

 

 

Bien, sino estaba alucinando,  ¿Qué demonios era lo que le susurraba al oído esa maldita palabra? Paso su mano por su frente y se sobo el puente de la nariz sintiendo migraña instantánea. Realmente el presentimiento que presagiaba aquel extraño sueño no era bueno —mucho menos cuando comienzas a escuchar voces de la nada—. Haciendo caso a la estúpida voz, aunque se le hacía familiar, miro hacia arriba encontrándose con un cuervo y su nido. Nada extraño seria si no tuviera una hoja de lata brillante en su pico. Así que, deduciendo donde podría estar el anillo, se subió al árbol de un salto y espantando al cuervo que grazno enojado antes de irse asustado volando, se puso a hurgar entre las ramas secas y un montón de basura que este había recogido para encontrarse con el objetivo de la misión.

 

 

 

 

 

—Chicos, objetivo recuperado… —presiono y espero entre la interferencia a que contestaran.

 

 

 

 

 

— ¿Dónde lo has encontrado? —Resonó la voz imperiosa de Sakura en un tono demandante y cansado. Naruto ya había partido al puente nuevamente donde esperaría junto a Kakashi, que si su deducción no era mala, estaría leyendo aquel estúpido libro lleno de cosas obscenas.

 

 

 

 

 

—En el nido de un cuervo… —contestó. De seguro y Sasuke ya estaba de nuevo con Kakashi; Nunca le había gustado tener que afrontar misiones de esa índole como a Naruto. Los ojos azules de Naruto se deleitaron con la frondosa naturaleza que lo rodeaba; resultaba que el día era precioso y aunque los arboles estaban perdiendo sus hojas, seguían siendo tan frondosos y espesos como siempre.

 

 

 

 

 

Al llegar al puente sus compañeros ya estaban allí esperándole junto a Kakashi; había decidido tomarse su tiempo en llegar. Sasuke no prestaba de nueva cuenta atención a nada a su alrededor más que a sí mismo: su reflejo en el pequeño lago. Sakura estaba pendiente de todo movimiento de Sasuke; como toda una acosadora con años de experiencia. Se dijo y sonrió para sus adentros.

 

 

 

 

 

—“Nunca cambiara”  —aquella  voz lo hizo detenerse. ¿En verdad no se estaba volviendo loco? Suspiro y término de entregar el estúpido anillo para irse a su casa antes de que lo tacharan de loco por hablar consigo mismo. O peor, por empezar a gritar que lo dejaran en paz como quería hacer en ese momento.

 

 

 

 

 

—Un momento, Naruto —lo detuvo Kakashi cuando vio el intento de retirarse de este. Naruto volteo y espero a que le dijeran lo que deseaba… aunque no espero aquello—. Hay una misión especial, rango B. quiero que tú y Sasuke la hagan.

 

 

 

 

 

Sasuke alzo una ceja cuestionando si estaba bien del cerebro. Naruto bufo, el Uchiha nunca cambiaria: siempre tomándolo por un inútil.

 

 

 

 

 

—No necesito que comiencen a armar peleas inútiles; está decidido y no hay nada que rebatir. —Kakashi suspiro. ¿Por qué demonios esos críos no crecían? Naruto no quería decir nada simplemente deseaba ir a su casa y descansar luego de llevar unas cuantas flores al monumento a los caídos—. Como dije, estarán en misión juntos. Es una misión de protección; nada difícil: necesitan escoltar a la esposa de uno de los cuñados del señor del fuego.

 

 

 

 

 

— ¿Para cuándo y que exactamente haremos? —Espeto Naruto, no muy animado de estar custodiando las compras de una anciana con artrosis aguda. Sasuke no estaba mejor según podía ver. Tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados: mala señal. La última vez que lo vio así, tuvieron problemas con el entrenamiento para subir trepando los arboles con su Chakra en la misión del país de las olas justo después del ataque de Zabuza a su llegada.

 

 

 

 

 

—Sera dentro de dos días y la acompañaran como escoltas a la villa de su hermana en Amegakure, según ella nos informó. Es una misión simple teniendo en cuenta que sólo acompañaran a una dama de ida y vuelta a la aldea; La misión se extenderá por tres días, exentando los días de viaje.

 

 

 

 

 

— ¡¿Qué?! —Sakura se exalto. Pensaba que sólo sería una misión donde no la requerirían a ella porque sería rápida o tan simple que sólo se requería a dos de ellos, que por lógica serian Naruto y Sasuke al tener más habilidades de la que ella poseía. Kakashi volvió a suspirar con deseos de no estar ahí, esos chicos lo pondrían verde; principalmente Sakura con su complejo de obsesa acosadora para con Sasuke—. Usted no puede enviarlo por más de tres días fuera de Konoha. ¿Qué hare sin mi Sasuke? —Naruto estuvo más que tentado a morir de risa en el momento que Sasuke dejo los ojos en blanco por la posesiva declaración de Sakura, pero se abstuvo ante la mirada que este le envió cuando apenas y soltaba una leve risilla.

 

 

 

 

 

Kakashi se rasco la cabeza mirando a Sakura sin saber que hacer: esa chica tenía una actitud demasiado cambiante y explosiva—. Pueden retirarse. Yo me tomare un descanso después de entregar esto. —Tras otro (plof) por parte de Kakashi, Naruto se retiró dejando a Sasuke y a Sakura discutiendo su “situación amorosa”.  Necesitaba pasar por la floristería y luego por la tienda de ramen y el supermercado: apenas eran las once y media y sabía que aquel día iba para largo.

 

 

 

 

 

Aparte de que tenía la extraña sensación de que sería muy, pero muy extraño.

 

 

 

 

 

 

Y, ahí estaba, parado frente a la roca conmemorativa  pulida de aluminosilicatos de litio llena de nombres de ninjas que murieron en el honor de la batalla con un ramo de rosas para dos nombres que no conocía: su padre podía ser aquel tal Takeru o su madre podría ser Shiyose.  No tenía idea, pero al menos tener la esperanza de no haber sido abandonado por su disfuncional condición y que sus padres murieron por él, defendiéndolo aquel día, lo haría tener una menor carga de odio consigo.

 

 

 

 

 

—En verdad deseo que estén aquí… me sentiría menos solo al menos sabiendo que puedo visitarlos —dejo las flores en el pedestal y se dejó caer en la verde y seca grama. Miro el cielo y suspiro—. ¿En verdad, tengo padres? ¿No nací de un monstruo o soy yo mismo el Kyuubi?

 

 

 

 

 

 

—“No pienses en cosas inútiles”  —Naruto volvió a sobresaltarse por la extraña voz que surgía de ningún sitio. Mierda. ¿Qué se supone le estaba pasando?

 

 

 

 

 

— ¿Quién eres? —Preguntó. Tenía ya demasiada curiosidad y ya no lo dejaba como un caso creado por el ramen caducado del día anterior—. O lo que es mejor, ¿Qué eres?

 

 

 

 

 

–“Soy tú y a la vez una existencia más” —respondió. Naruto suspiro y se tiró de espaldas en la hierba. Siempre odio las metáforas. Quedo en silencio unos minutos analizando lo dicho hasta que no aguanto más y pregunto:

 

 

 

 

 

— ¿Cuál se supone es el significado de eso? —la voz río quedamente.  Naruto se estaba planteando nuevamente el que se estaba volviendo loco o que el ramen en su defecto venía con un alucinógeno que a la larga lo afectaba como estaba ahora. Demandaría a la compañía del ramen instantáneo.

 

 

 

 

 

—“El sueño que tuviste no era del todo un sueño…”  —bien, eso respondía parte de sus preguntas. Así que el sueño que había tenido de él mismo hablando con un “yo” más adulto no fue un sueño tal y como imagino.

 

 

 

 

 

—No recuerdo nada de eso… ¿Cómo? Si me entiendes. —volvió a preguntar más contrariado y confundido de lo que hubiera estado nunca. Una vez estuvo confundido, con la clase de geometría ninja y de cómo una posición perfectamente calculada con un sinfín de fórmulas es efectiva para lanzar un Kunai. Cómo si te fueras a parar a pensar cuando te están a punto de cortar la cabeza. Siempre pensó que era un caso perdido enseñar esa estúpida materia, pero en ese preciso momento  se sentía  más confundido que en aquella insulsa clase al no poder recordar un momento que debió haberse grabado en su memoria el resto de su vida.

 

 

 

 

 

 

— “Cuando me uní a ti, tus memorias, al ser mezcladas con las mías, fueron selladas hasta hoy. Por lo que los recuerdos que tenían que ver conmigo fueron sellados también” —explico. Naruto se meció sobre sí. Estaba sentado con las piernas cruzadas mientras miraba el monolito de piedra como si fuese la cosa más interesante en el paisaje, y lo era. Analizo lo que le era dicho: teniendo en cuenta que todo lo raro le pasaba a él, no era difícil llegar a la conclusión de lo que, una extraña voz de dudosa procedencia,  te decía  era verdad. 

 

 

 

 

 

—Hmm. Digamos que te creo y creo todo lo que me dices, ¿Qué cosa puedes decirme para confirmar que todo es real y que no es una parafernalia armada sólo para gastarme una broma o para algo peor? —Cuestiono y sonrió ávidamente para sí. Quien lo viera pensaría que estaba loco; suerte que el  monolito, aunque fuese donde están anotados todos los que murieron en el ataque del zorro de las nueve colas, estaría completamente vacío hasta la tarde.

 

 

 

 

 

—“No te diré que eres el Jinchuuriki del zorro de las nueve colas, eso es algo que ya descubriste tristemente por la boca del sensor Izumi” -—o dijo nada. La cuestión de que ese extraño ser que decía ser él supiera eso no debía ser tan extraño pero raramente lo era. El hecho era que nadie sabía que él tenía conciencia de que era el zorro de las nueve colas a parte de Iruka—.  “¿Qué tal si te cuento de nuestros padres?”

 

 

 

 

 

— ¡¿puedes?! —Exclamo con emoción. Imaginarse que siempre quiso saber quiénes eran o que tan grandes eran dentro de los ninjas de su aldea y nunca tuvo oportunidad de preguntarle a nadie, ¿cómo hacerlo cuando alguien te gruñe y maldice por sólo estar cerca y respirar su aire? —. Siempre, siempre he querido saber, pero nunca tuve oportunidades de preguntar… nadie…

 

 

 

 

 

—“… nadie te permitía acercarte lo suficiente como para preguntarlo” —finalizo con un tono entristecido.

 

 

 

 

 

—Sí. Siempre me alejaban y cuando no había mucha gente me tiraban piedras para que me fuera de sus negocios. Todavía me pregunto por qué no he huido de este maldito lugar.

 

 

 

 

 

—“Eso es mi culpa. Yo te lo pedí”  —Naruto sintió que su garganta se secaba y sus ojos se humedecían poco a poco—. “Era necesario si quería salvarlo. Tu harías lo mismo si te hubieses ido, así que no puedes culparme por algo que prácticamente es tu decisión”.

 

 

 

 

 

—Creo que tienes razón. Pero dejando eso para otro momento, háblame de mamá, ¿está en esa piedra? —Desvió el tema. Otro momento estaría bien para enfrentar las decisiones tomadas y el porqué de ellas.

 

 

 

 

 

—“No, no está ahí” —respondió. Naruto se sintió triste al ver que lo que más temía se hacía realidad. La voz que decía ser él lo sintió y río un poco para sí—.  “¿Por qué pondrían en una piedra conmemorativa a la esposa del cuarto Hokage?”

 

 

 

 

 

Naruto sintió que el aire le faltaba y que su garganta estaba más seca que antes. ¿Era el hijo del cuarto Hokage? Oh. Dios. Padre. Hijo de la mierda. Eso era… mierda. Era increíble, era el hijo del héroe de Konoha era…

 

 

 

 

 

— ¿Soy hijo de la persona que me ha hecho sufrir todos estos años? —Desde ese punto de vista era indiscutiblemente doloroso pensar que tu propio padre te sacrificaba por el bien de una aldea que jamás te vería igual. Mordió su labio y comenzó a golpear el suelo y a arrancar la hierba en frustración momentánea—. ¡Soy el hijo del hijo de puta que se tomó las molestias de hacerme un monstruo!

 

 

 

 

 

— ¿podrías calmarte? Estas armando todo un drama” —la voz sonó autoritaria y Naruto sintió la sangre hervir.

 

 

 

 

 

— ¡Cómo mierda esperas  que me calme cuando me cuentas que todas las desgracias de mi vida vinieron a partir de la estúpida decisión de mi padre! Si tú, eres yo, me entendería completamente —estaba que rumia y echaba fuego por la boca. Si el cuarto estuviera vivo lo mandaría derechito a su tumba. Demonios. Pataleo varias veces el monolito y comenzó a sollozar. ¿Sus padres  de casualidad,  lo amaban?

 

 

 

 

 

— “Lo hizo por tu propio bien y seguridad. Hay alguien en verdad peligroso tras el ataque del Kyuubi de aquella vez” —Naruto no respondió, seguía pegado al monolito en si temblando de ira e impotencia—. “Naruto, esa persona iba a destruir Konoha y ni siquiera padre tenía el poder necesario para acabar con él. Lo entiendes. Ni siquiera el hombre que era considerado el más peligroso en la tercera guerra ninja pudo vencerle.”

 

 

 

 

 

Naruto seco sus lágrimas: — ¿En verdad es tan poderoso? —pregunto con voz pastosa.

 

 

 

 

 

—“Y lamentablemente lo será aún más” —Naruto se dejó caer contra el monolito—. “Por esa razón era necesario que el hijo del cuarto tuviera encerrado al demonio de las nueve colas en su interior, para poder controlar todo su poder y así hacerle frente a un demonio más.” —Hizo una pausa en la que el rubio se tranquilizaba por completo—.  “Madre era la última descendiente del gran clan Uzumaki de la aldea del remolino, de donde procede el poder del legendario Rinnegan. El cual sólo despierta en unos pocos. Naruto, pronto enviaran a por ti, Él, quiere reunir a los nueve demonios para traer a la vida algo mucho peor.”

 

 

 

 

 

— ¿Algo peor que el zorro de las nueve colas? —Ahogo un chillido y apretó los puños.

 

 

 

 

 

—“Sí. Pero por ahora no entraremos en detalles. El hecho es que, no sólo tendrás el poder que obtendrás cuando logres dominar todo lo que te enseñare. Al finalizar esto, cuando tú y yo seamos uno completamente, tu poder será completamente el doble o aún más poderoso. Sería como tener prácticamente dos zorros de nueve colas en uno”.

 

 

 

 

 

Suspiro y exhalo varias veces mientras parpadeaba con fuerza tratando de  que memorizar todo lo que había escuchado. Era genial y loco a la vez, era como decir que en la luna había queso y en el fondo del mar un castillo lleno de personas que podían respirar allí abajo; una completa y desquiciada locura.

 

 

 

 

 

Una locura que, por extraño, loco o raro que pareciera, creía.

 

 

 

 

 

Sonrió al saber que sus padres no lo odiaban y que lo querían tanto que prefirieron sacrificar sus vidas sólo por su bienestar pensando a futuro lo que ocurriría.

 

 

 

 

 

—“¿Sabes? Podrás verlos si logras controlar al Kyuubi” —añadió jocosamente haciendo que el corazón del chico se acelerara expectante y excitado.

 

 

 

 

 

— ¿P-puedo? ¿En verdad puedo conocerlos? —Sus ojos brillaban felices y su voz era un murmullo cargado de ilusiones y esperanzas que no sabían si podían ser verdad o mentira.

 

 

 

 

 

— “Sí, podrás hacerlo.”  —El sonido de su respuesta fue suave. Naruto había recogido la comida que estaba en una bolsa de plástico y salía de aquel lugar con una hermosa sonrisa adornando sus facciones. Era feliz; por primera vez claramente lo era. No como cuando logro hacer por primera vez el Jutsu de transformación y recibió su primer alago por parte de su Sensei Iruka o cuando extrañamente recibió su primer beso (aunque fue de parte de un chico y ese era el amargado de Sasuke, le daba igual). Toco sus labios y recordó aquel lóbrego momento donde recibió una paliza por haber robado el primer beso del chico más sexy de toda Konoha según la encuesta popular: el segundo era Neji Hyuuga y el tercero, para extrañeza de todo el mundo, era Shikamaru Nara.

 

 

 

 

 

Palmeo su trasero limpiando el pasto y la tierra de sus vaqueros negros y de su jersey de mismo color; tendría que pasar por la tienda de ropa más tarde para deshacerse de todos aquellos trajes naranja. Bueno. La mayoría: aun le gustaban eso extraños colores.

 

 

 

 

 

 

Camino por un buen rato para llegar a su casa; teniendo que tener cuidado con una horda de locas que perseguían a Sasuke para tener una parte de su ropa… prácticamente lo querían desnudo  y si no es porque era prohibido se imaginaba que hasta lo disecaban y ponían en un pedestal para admirarlo todo el día tras los cristales polimerizados.

 

 

 

 

 

—Tengo una duda. ¿Quién es esa persona importante por la que yo, ósea  tú, decidiste volver en el tiempo? —Tenía bastante curiosidad. Puede que haya recordado el sueño y todo eso pero no tenía idea a quien se refería gracias a las lagunas dejadas en su mente.

 

 

 

 

 

— “Bueno… Esa persona es como un padre para mí ya que él fue quien me entreno cuando hui de Konoha… es el hermano de Uchiha Sasuke, Uchiha Itachi…”

 

 

 

 

Notas finales:

espero sus comentarios y quejas.

el administrador me informara XD


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