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Mi Historia por KakaIru

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Notas del capitulo:

Segundo capitulo, espero que les guste. Gracias por leer y por comentar <3 Sus criticas y opiniones (diciendo lo que les gusta y lo que no, asi como lo que puede ser mejorado) son bienvenidas ;D

 

GaaraxLee

 

II






-Ne, Lee-san, ¿estás mejor?- pregunta la joven mientras se acerca a la ventana. Sus ojos marrones descansan levemente sobre las casitas de techo bajo que conforman la aldea de Konoha. A los pies del pequeño edificio, los comerciantes se encargan de vender su mercancía mientras los niños juegan, despreocupados, lejos de las faldas de sus madres.

A lo lejos es capaz de ver los rostros de los Hokages esculpidos en piedra y, más allá, una bandada de pájaros alza el vuelo. Las cosas han vuelto a ser lo de antes luego de la guerra contra Sunagakure que tan reciente aún se encuentra. A veces le resulta increíble la forma que tienen los aldeanos de recuperarse de una tragedia semejante, como si los sangrientos asesinatos hubiesen tenido lugar cientos de años atrás cuando realmente todo ocurrió hace tan poco tiempo.

Por supuesto, resultaba lógico que todos odiaran al Kazekage y, de la misma forma, resultaba lógico que Rock Lee (su antiguo amante) saliera a defenderlo como lo hizo. Lo que nadie entendía (y aún no entiende) era la verdadera razón de porqué lo hacía. ¿Cómo defender a Gaara luego de todas las penurias por las que le había hecho pasar? ¿Por qué preocuparse por su mancillada reputación si ya todos estaban más que conscientes de que el chico siempre había sido todo un asesino?

-Estoy bien, gracias- responde el pelinegro colocando a un lado el vasito de agua que la chica le entregara con anterioridad.

La joven le mira largamente, examinándolo casi. Lee está ahora tan diferente...

La antigua Bestia Verde no es ni la sombra de lo de antaño. Antes había sido una persona enérgica, llena de sueños y metas, de castigos auto-impuestos y conciliadoras sonrisas. Un shinobi sin igual, atravesando un camino plagado de espinas pero finalmente obteniendo el resultado que deseaba: el logro de sus ideales. Gai-sensei había estado tan orgulloso de él...

En cambio ahora...

Es como si los años junto a Gaara le hubiesen robado el alma, el espíritu, las ganas de vivir. Lee se ha convertido en una persona callada, taciturna, siempre triste y apagada. Ya no se le ve sonreír de corazón (no una sonrisa irónica o forzada) ni se le ve disfrutar. De vez en cuando se acerca a las antiguas áreas de entrenamiento y recuerda sus gloriosos días tan ausentes; otras noches se dispone a contemplar la luna y recordar al problemático pelirrojo. Y a veces, en contadas ocasiones, se le ve llorar por él. Pero nadie dice nada ni le increpa nada; todos guardan silencio porque saben que el que más sufrió con todo eso es el propio Lee.

-¿Quieres que continuemos?- pregunta ella sentándose nuevamente mientras se acomoda los espejuelos- Si quieres podemos seguir otro día...

-No, no. Está bien- responde Lee depositando el vaso sobre la mesa, finalmente-. Sigamos, por favor.

La chica asiente y vuelve a prender la grabadora.

-Entonces, Lee- su voz invade la pequeña sala de estar-, ¿por qué dices que te obsesionaste con Gaara?

-Porque...







"Cuando Gaara partió hacia Suna, las cosas en Konoha siguieron su curso como si nada hubiese ocurrido. Sasuke se fugó con Orochimaru y Naruto partió con Jiraiya-sama a entrenarse mientras Sakura-chan hacía lo mismo con Tsunade-sama. Por ese entonces lo único que me motivaba eran los entrenamientos y las palabras de Gai-sensei. Yo, como todos sabían, tenía el sueño de convertirme en un ninja ejemplar. Esa era mi mayor meta."

"O al menos, eso pensaba."

"Tras mi encuentro con Gaara, y de la noche a la mañana, no pude dejar de pensar en él. Sí, yo ya pensaba mucho en él desde antes de lo de Kimimaro, pero esta vez era distinto. En esta ocasión yo estaba... estaba enloqueciendo prácticamente. No sólo era que yo pensara en él sino que también era capaz de 
sentirlo, muy cerca de mí, con sus ojos asesinos clavados en mi figura, observándome detrás de un árbol, susurrando: 'eres mi presa'. No tardé en hallarme a mí mismo en un estado de casi paranoia total, pensando siempre que alguien me estaba espiando. En cada sombra veía su rostro, su sonrisa, sus ojos... Era como si estuviese atrapado en un eterno Ninjutsu y, como toda técnica ninja, yo no sabía cómo escapar de ella. Cada vez que intentaba salir y todo parecía estar bien, nuevamente se cerraba entorno a mí, atrapándome."

"Llegado a un punto, Gai-sensei estaba francamente preocupado y me pidió hablar con Tsunade. La Hokage no vio ningún problema en mi cuerpo pero me prohibió terminantemente que entrenara, pues parecía ser que todo el asunto se debía al estrés, demasiada tensión. Claro que yo no estaba dispuesto a aceptar algo como aquello así que seguí entrenando a escondidas, durante las noches, hasta que... hasta que me di cuenta de que no estaba alucinando."

"Gaara estaba allí."

"Cada noche me veía, silencioso, como un fantasma, y cuando volteaba el rostro en su dirección desaparecía. Pero todo eso estaba volviéndome loco. A mitad de un puñetazo le gritaba porque dejara de esconderse, lo retaba a pelear, lloraba de frustración. ¡Era insoportable saber que estaba allí y no poder verlo!"

"Pero entonces, una noche, sí se dejó ver."







Hace una pequeña pausa y la entrevistadora se muerde los labios, ansiosa. Su pierna se mueve en un desesperado tic nervioso, como si se contuviera al máximo. Da la impresión de que se lanzará, de un momento a otro y sin avisar, sobre Lee.

El pelinegro, aún dentro de sus memorias, parece buscar las palabras correctas. A veces es complicado, porque hay muchas cosas que no puede enunciar sin delatarse, sin delatar a Gaara y todos aquellos secretos que se prometieron guardar. Él está consciente de que la joven está esperando por él, pero esto ya ha dejado de preocuparle. Así como ha dejado de importarle lo que piensen los demás. No es un acto de maldad, por supuesto, pero la vida se ha encargado de demostrarle que a veces no vale la pena preocuparse tanto por otros. Después de todo, su preocupación por Gaara nunca había conocido límites, y las cosas acabaron tan mal... 

Finalmente decide continuar con la historia, ahora que ha encontrado la frase perfecta, cuando el momento parece desarrollarse frente a sus ojos y casi es capaz de ver, nuevamente, a su inestable pelirrojo, detrás de aquel viejo árbol, con el pelo revuelto y la mirada que no transmitía absolutamente nada.







"Cuando apareció frente a mí pensé, inmediatamente, que se trataba de un fantasma o una ilusión. ¡No podía ser él! Traté de engañarme cuando mi corazón latió con fuerza, cuando mis ojos se abrieron como platos al contemplar su ausente figura medio acomodada detrás de un grueso árbol. Su mirada era aguda como la de un halcón. Me acechaba desde las sombras, aunque no lo dijera. Aunque puede que todo fuese parte de mi imaginación. La verdad es que eso fue algo que él nunca admitió. Simplemente dijo que todo era simple casualidad, ¿puedes creerlo?"

"Pero no lo era, claro que no. Él buscaba algo de mí, aunque no supiera qué."

"Se acercó entonces, con pasos leves y que casi ni se sentían sobre el húmedo pasto, mientras yo le miraba, tratando de no demostrar la marea de emociones que me atenazaba el pecho. Por una parte sentía un alivio enorme, porque no estaba enloqueciendo, como mucho temía. Por otro lado estaban las ganas de increparle por haberme tenido en ascuas todo ese tiempo, y gritarle por haber tardado tanto en darse a ver. Pero no era sólo eso. Aunque me costara admitirlo, al verle allí, frente a mí, con la luna iluminando sutilmente su cuerpo, algo dentro de mi pecho comenzó a calentarse. No pude haberlo dicho en aquel instante, pero Gaara estaba hermoso. Esa belleza peligrosa y salvaje que siempre le había caracterizado pero de la cual sólo hasta ese momento era consciente. Y también sentí, como nunca antes, el miedo."

"Claro que no le temía a él. Más bien temía a mis reacciones que no podía controlar. O más bien sí, le temía a Gaara. Temía que se acercara demasiado, que me acariciara con su arena, que volviese a entrometerse en mis sueños... Y allí fue, lo primero que hizo, acercó su rostro al mío y me observó calladamente, como estudiándome."

"-G-Gaara-kun...- le llamé, terriblemente incómodo. Hasta ese momento no entendía la forma de comportarse que tenía mi corazón."

"Pero Gaara tampoco entendía nada. Él simplemente estaba allí, sabiendo que se sentía raro ante mi presencia. No podía explicarse la razón por la que se hallaba frente a mi persona, conteniendo las ganas de perder sus blancos e inmaculados dedos por entre las hebras negras de mi cabello. Lo único que tenía claro era que deseaba permanecer en ese claro de bosque. Deseaba observarme, contemplarme sin molestia alguna. Algo en mí lo atraía irremediablemente, aunque no supiera el qué. ¿Era mi fuerza? Yo había sido la primera persona que le había hecho sentir dolor; el primer ser que le había recordado lo humano que era. ¿O eran tal vez mis heridas? Yo estaba lleno de cicatrices que nunca sanarían, de marcas que me recordarían cada día lo que era, en lo que me habia convertido y en lo que me convertiría. ¿O se trataba de mi sonrisa? Gaara era un tanto ingenuo en realidad. Pensaba que yo era puro de corazón, como ningún otro."

"-Lee- dijo entonces simplemente, y por primera vez sentí que me hablaba como a un igual, como si de verdad fuésemos amigos."

"En ese instante me puse muy feliz, porque mi corazón había latido con fuerza, como renovado. De algún modo ese era el sentimiento que me invadía cada vez que pensaba en Gaara. Y a pesar de la confusión que denotaban mis ojos, lo único que lograba comprender del todo era que le necesitaba. Necesitaba de sus ojos aguamarina, de su delgada silueta, de sus rojizos cabellos..."

"Sin darme cuenta, sonreí."

"-¿Qué se te ofrece en nuestra aldea?- conscientemente trataba de sonar amable, saciar mi curiosidad sin que él sintiera que le atacaba."

"Aunque a Gaara realmente no le importaban mis intentos ni mis emociones. En ese momento a él no le interesaba nada de mí. Lo único que quería era satisfacer su deseo, su curiosidad. Había estado experimentando, por su cuenta, lo que eran las emociones humanas. Había sobrepasado el contacto; sabía lo que era un abrazo, un beso, una caricia. Había logrado discernir el amor del odio, la alegría de la tristeza, la luz de la oscuridad; era casi un ser humano, como yo, como Naruto, como Sasuke... Pero no del todo, no en ese momento. En aquellos trémulos instantes, bajo la suave luz de la luna, Gaara era como un depredador ansioso de conocimiento."

"Eso era lo que esperaba conseguir de mí. Él deseaba que yo respondiera todas sus preguntas."

"Pero en ese momento yo estaba tan confundido como él, igual de conmocionado. Claro que, cuando Gaara exigía cosas, no había poder humano que le hiciera comprender que había momentos en que las palabras, las frases, las... acciones, escapaban de nuestro entendimiento. Pero, dentro de todo, hice lo posible por brindarle las respuestas que necesitaba y, al mismo tiempo, trataba de entenderme a mí mismo. Claro que decir todo esto es adelantarme mucho a lo que ocurrió, porque en aquel momento sus palabras me dejaron estupefacto. Porque Gaara dijo..."

"-Eres tú..."

"Y yo no supe a lo que se refería."

"-Eres tú la persona que estaba buscando..."

"Sólamente esto, y mi corazón había palpitado, cruda emoción recorriéndome con violencia, estallando en mis mejillas y mis ojos. Sudaba entonces, por el miedo y la añoranza, porque en el fondo pensaba que este era otro más de mis sueños, que despertaría, a media noche, anhelando su presencia tan cercana y apabullante. Pero sus ojos me miraban fijamente, ostentando su poder, su fuerza, su exigencia... Gaara era un ser exigente, demandaba todo de mí, y aún en ese momento cuando no éramos más que simples amigos, ex-compañeros de lucha, esperaba más de lo que yo conscientemente estaba dispuesto a otorgar."

"-¿Me buscabas, Gaara-kun? ¿A mí?- pregunté de pronto, luciendo lo suficientemente sorprendido como para evitar que notara toda la gama de sentimientos que me asaltaba. Más que nada, yo no quería volver a mostrarme débil frente a él. Y estos intentos, fueron lo que más le atrajo de mí."

"-Sí..."

"Dudó un breve instante, y su rostro se descompuso y fui capaz de ver la incertidumbre en su mirada, aquel miedo atroz que por momentos se manifestaba, más allá de la fría pared que eran sus ojos y que por momentos se resquebrajaba. Fue humano por un segundo; un breve, leve segundo de confusión mortal. Pero, mucho antes de poder guardar su imagen para siempre dentro de mi cabeza, volvía a recomponerse. Y era de nuevo la misma máquina que buscaba ser humana, que buscaba recuperar las cosas que nunca había tenido."

"-¿En qué puedo ayudarte, Gaara-kun?- mi interés era genuino. La sonrisa en mi rostro lo demostraba."

"Me sentía orgulloso."

"El hecho de que Gaara me hubiese buscado a mí y no a cualquier otra persona elevaba mi auto-estima a niveles incalculables. Yo nunca había sido especialmente cercano a Gaara, y sin embargo el elegido había sido yo. No había escogido a Naruto ni a nadie más sino a mí. De entre todas las personas, el afortunado había sido yo. Aunque decir afortunado sería realmente una exageración. El hecho de que el pelirrojo me hubiese escogido, no era razón para sentir orgullo o alegría. Debido a esta parcializada elección mi vida muy pronto se vería envuelta en una red oscura y peligrosa, pero en ese momento no supe verlo. Para mí las palabras de Gaara eran inofensivas, casi deseadas."

"Y es que era tan ingenuo..."

"Aquella noche no supe ver sus verdaderas intenciones. Más allá de cuando el viento movió las copas de los árboles, como advirtiéndome. Me instaba a correr, a escapar, pero muy tarde había quedado prendado de aquellos ojos que me hipnotizaban. Y Gaara era un maestro del engaño. Ocultaba a la perfección sus más oscuros deseos y, esa noche, fue la primera. El primer engaño. Primero de muchos otros que siguieron y que de igual forma acepté."

"Esa noche Gaara se aprovechó de mi corazón, de mis emociones y de todos los desengaños que había sufrido en el pasado. Él sabía todo de mí. Lo que hacía, lo que buscaba, lo que deseaba. Me había estudiado y analizado como si se tratase de un proyecto. Yo era su objeto de estudio y él buscaba comprenderme y así comprenderse a sí mismo. Conocía entonces mi pasado, las humillaciones a las que había estado expuesto siempre, las burlas. También, entonces, sabía de mi vida amorosa e íntima. Sabía que había estado siempre enamorado de Sakura y esta me había rechazado infinidad de veces."

"Él sabía que yo estaba solo y, más que nada, ansiaba algo de contacto."

"Un contacto que él, viciosamente, me proporcionó esa noche."

"Por más que trato no puedo recordar con exactitud cómo sucedieron las cosas, pero sé perfectamente cómo terminaron."

"Estábamos hablando, lo recuerdo bien. Él contaba recatadamente de sus experimentos junto a sus hermanos. Yo le escuchaba, sorprendido a más no poder, admirado. La fuerza de Gaara me parecía increíble. El modo en el que se sobreponía a sus más oscuros demonios para intentar ser lo más normal posible. Pero entonces me sorprendió aún mucho más, cuando mencionó que yo había estado en su mente todo ese tiempo. Cada noche pensaba en mí. Recordaba nuestro combate, la forma en que su arena me había atrapado sin salida, y entonces sentía, en su memoria, como si hubiesen sido sus propias manos. Y deseaba poder tocarme, simplemente para saber cómo se sentía, qué tacto tenía..."

"Ah, y yo, iluso, quise ayudarle."

"-Puedes tocarme...- dije débilmente, como si temiera dar voz a mis palabras."

"Y sí, tenía miedo."

"Pero esta vez... tenía miedo de mí."

"-¿Quieres que te toque?- preguntó Gaara de forma dudosa. No estaba confundido, pero le gustaba ponerme a prueba, llevarme hasta el límite. Lo dijo una vez, casi sin querer hacerlo, que todo eso no se trataba de él sino de mí. Lo único que le importaba, para bien o para mal, era yo."

"Mi rostro se había coloreado al escucharle de esa forma tan relajada."

"-¡N-No es eso!- pude exclamar a duras penas. No quería que Gaara se llevara un concepto equivocado de lo que pretendía ni que pensara mal de mí- Tan sólo pensé que... pensé que tal vez podía ayudarte..."

"Mis palabras habían sido sinceras y el deseo en mi voz era genuino. Yo quería ayudarlo. Pero entonces me encontraba terriblemente nervioso, y de forma inconsciente esperaba encontrar su rechazo, como el de todas las personas, a excepción de Gai-sensei, a las que había intentado acercarme. Sí, Gaara era un vil manipulador. Sabía tenerme justo donde me quería, y al agachar mi rostro, apesadumbrado ante su silencio, se acercó a mí de forma sigilosa, alzando mi mentón con el leve toque de sus fríos y pálidos dedos."

"Su sola presencia me hacía sentir expuesto."

"Mi corazón se aceleraba."

"-¿Quieres ayudarme?- preguntó con aparente calma- ¿Aún después de todo lo que te he hecho?

"Sonreí."

"-Especialmente luego de todo lo que me has hecho..."

"Y lo que seguía haciéndome."

"Él, por toda respuesta, tan sólo asintió, concediéndose el permiso que mis palabras le proporcionaban. Silencioso, como sólo él podía serlo, dejó que sus dedos viajaran de mi mentón a mi rostro. Levemente acarició mis labios, mis mejillas, mis cejas, toda mi cara... Yo tan sólo le dejaba, sumamente nervioso y sumamente agitado, no me atreví a realizar ni el más mínimo movimiento que pudiese acabar con la concentración de su rostro. Era como si, dentro de mí, se hallara algo que él buscase con ahínco."

"Me tenía entonces en sus manos, literalmente."

"Esa fue nuestra primera noche."

"Bajo aquella luna que nos vigilaba en silencio, le permití acercarse a mí. Le permití adentrarse en lo más profundo de mi ser. Sus manos abarcaron mucho más de lo que había supuesto en un comienzo. Y aunque esa noche tan sólo acarició mi rostro, cuando nos separamos, fue como si aún pudiese sentirle. Me mordía los labios, de pronto, al recordarle. Al regresar a casa, con pasos lentos y pausados, como los de un ebrio. No podía dejar de pensar en él."

"Y esa noche también volví a soñar con Gaara pero, esta vez, en mi sueño, no me atacaba. En esta ocasión me acariciaba intensamente, y ahí donde su piel rozaba, mi cuerpo ardía."

"De hecho... mi cuerpo nunca dejó de arder."






Levanta los ojos.

Sonríe levemente.

La chica se muerde los labios, deseosa de que continúe. No quiere presionarlo, pero realmente desea saber qué sucedió a partir de aquel momento. Y entonces... La historia es tan dulce... No puede creer que semejantes tragedias hubiesen empezado de una forma tan romántica. Esa persona que Lee describe, tan llena de inseguridades, no parece el mismo pelirrojo que acabara con tantas vidas. Es como si se tratase de un ser completamente distinto.

-¿Qué pasó después?- pregunta finalmente, no pudiendo contenerse más.

Lee mira a un costado, y suspira.

Recordar lo vuelve triste, lo hace pesado y lúgubre. Es porque en aquel instante hubo demasiada felicidad, tanta que parece herirlo; y lo hiere profundamente. 

Tantos buenos momentos no debían haber estado permitidos para él, mucho menos si luego le acompañaría el dolor y el tormento. La Vida es tan injusta a veces... que en contadas ocasiones le hace desear nunca haber conocido al pelirrojo, nunca haberse enamorado de forma tan obsesiva, tan poco saludable. Gaara había hecho de Lee un muñeco, una marioneta, y Lee había disfrutado el ser guiado a su antojo. Pero entonces, cuando ya no había Gaara, tan sólo quedaba el agridulce sabor de un amor a medias.

Pero no puede odiarlo tanto, ni siquiera un poco.

Porque le amó demasiado y aún después de todo le sigue amando, aunque ya no esté con él.

-Después... él se fue, y regresó- responde Lee sin atreverse a mirarla a los ojos; prefiere que las palabras broten sin él sentirse culpable-. Tenía esa costumbre de ir y venir; tiempo después me dijo la razón, aunque yo debía haberlo intuido desde antes.

-Pero, ¿siguieron siendo amigos?

Esta pregunta le toma por sorpresa.

La mira, asombrado.

-Por supuesto- dice casi sin aliento, como si no tuviese fuerzas para afirmar tal cosa. Resulta increíble, para él, que la chica pueda cuestionar algo como eso-. Seguimos siendo amigos, y seguimos viéndonos a cada tanto.

-Ya veo...- murmura la joven con la amenaza de una sonrisa en los labios. Estar junto a Lee le permite olvidar lo que verdaderamente ocurrió; lo que es de dominio público y que todo el mundo sabe. Gaara estaba enfermo, pero un tipo de enfermedad que era incurable- entonces sí se hicieron novios.

El pelinegro suelta una risita cómplice.

-No todo sucedió tan rápido- revela un poco más de información; ahora se le nota casi burlón, con un leve destello de la antigua chispa que le caracterizaba-. Íbamos avanzando poco a poco. Él no quería que todo ocurriera a una velocidad en la que no pudiera calibrar todos los cambios, así que fuimos a paso lento. Él se iba a Suna y volvía semanas después. Se acercaba a mí y, siempre, siempre pedía que le dejara tocarme.

Ante esto, el rostro de la chica se sonroja un poco y sonríe como una chiquilla adolescente.

-C-Comprendo...

-Al principio no eran más que roces inocentes, pero después quiso intentar ir un poco más lejos.

-¿Le dejaste?- pregunta la entrevistadora, sorprendida al máximo y tentada de detener el grabador. No lo hace simplemente porque no quiere moverse, no quiere perder el hilo de la conversación.

-No tuve otra opción- ella hace una mueca extraña, pensando lo peor; y Lee sonríe-. Sucedió de forma más bien natural. Una noche dejó de tocar mi rostro y descendió por mi cuello. Y con cada encuentro sus caricias se hacían más intrépidas, hasta que...

Se detiene.

Deja la frase flotando y vuelve a tomar el vaso. Quiere esconder el rostro, pero la chica es capaz de ver el leve colorete que tiñe sus mejillas.

Y comprende.

-Ah...

Carraspea con nerviosismo y se remueve en su sitio.

De pronto... hace demasiado calor.

 

 

 

CONTINUARA...

 

Notas finales:

Gracias por leer! ;D


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