Las historias que se cuentan en los distintos mundos, sean de amor, de venganza, aventuras inimaginables... o dramas de vida, todas, absolutamente todas tienen algo en común... las personas que son partícipes de ella, pueden contar con total libertad lo que les pasó y de su relato se sacará grandes conclusiones, lecciones de vida o simplemente se obtendrán críticas que, al autor, podrán o no afectarle.
De la vida de Yuui no se podría sacar nada parecido, porque su existencia y la de su hermano es considerada como un pecado, cuya historia está prohibida, cuya historia causa que las personas se retiren del lugar para ir a otras mesas, cuya historia provoca que se te erice la piel y te muerdas lo labios...
Y si un apersona no tiene derecho a contar su propia historia... entonces no tiene derecho a la existencia misma...
Bueno, eso es lo que dicen los ancianos, cuando vieron a la razón de sus desgracias caminar pausadamente a través del pasillo... se hubiesen ahorrado mucho si lo hubiesen ejecutado después del asesinato de su hermano... pero matar a una desgracias solo atraería más desgracia.
Los guardias ataron sus manos a su espalda, la correa no tardó en raspar la piel, de las heridas abiertas emanaba sangre y el rubio se mordió los labios al sentir el molesto ardor que eso le provocaba... sus heridas ya no sanaban... señal que estaba demasiado débil como para poder escapar...
Escapar... era la primera vez que no pensaba hacerlo...
Lo tenían sujeto por ambos brazos mientras caminaban, el agarre de los guardias era tan fuerte que sentía sus brazos un poco adormecidos... alzo la mirada, el pasillo parecía interminable, al fondo se encontraba el portón que daba al patio de ejecución... aun faltaba mucho para llegar, bueno, según él, le pareció que decidieron tomarse su tiempo para jugar con su mente, je, que patético, cuando algo está roto es imposible romperlo más ¿verdad?
Por el pasillo, era como ver una pequeña procesión... dos guardias delante, los dos que les seguían sostenían al rubio y por último otros cuatro... detrás de ellos se encontraban los ancianos del consejo, caminando con paso solemne y sin despegar la vista del condenado... entre murmullos comenzaron a hablar...
"Si matábamos a los dos, lo único que provocaríamos será duplicar la desgracia que acarrean ambos"
"Ninguno de los dos entendió eso, ninguno alzaría la mano en contra del otro"
"Un alma partida en dos, el bien y el mal, la luz y la oscuridad"
"Lo único que hicimos al encerrarlos, fue atrasar la tragedia"
"Los campos no darán frutos, el sol ocultará su calor para siempre, las mujeres padecerán al dar a luz y los niños lloraran por sus padres enfermos... esa fue la profecía"
"Este es el presagio... del fin"
"No, amigo mío, este es el principio del fin"
Y los mismos comentarios, una y otra vez, se repetían hasta llegar a los oídos, gracias a sus habilidades vampíricas, del rubio que lo único que podía hacer era ocultar su mirada bajo sus sucios cabellos...
"... Estamos condenando a Celes..."
"Sabíamos que esto pasaría tarde o temprano, solo que preferimos adelantar la condena, después de todo es mejor una muerte súbita a una en la que hay que padecer un dolor espantoso..."
"Una muerte súbita, eso es una muestra de piedad a alguien como él"
"No, el rey fue claro en sus instrucciones... su muerte debe ser lenta, pagará por todo el dolor al que condeno a todo el reino... si tan solo su madre hubiese obedecido"
"El amor maternal es algo que no se puede cuestionar, ella sería madre por primera vez... nadie podía convencerla de abortar al bebé"
"Su desobediencia fue el inicio... y la muy cobarde escapó de ello quitándose la vida... cobardía que heredó el hijo"
"Bien lo dice el refrán... de tal palo tal astilla"
"... ¿alguien sabe quiénes eran los extraños que estaban con él?"
Abrió sus pupilas y prestó más atención, no porque Kurogane, los niños y Mokona estuviesen en peligro... sino porque pensó que nunca más podría escuchar algo sobre ellos, algo en su corazón hizo "crack" pero le provocó una pequeña satisfacción... tal vez era la forma de despedirse de ellos, escuchando aunque sea unas cuantas palabras de las personas a la que llegó a considerar un familia...
Kuro... Kurogane
Y solo pronunciar ese nombre provocaba que por todo su cuerpo sintiese un fugaz escalofrío... los consejeros continuaron hablando...
"¿Te refieres a ese guerrero y a los dos niños?"
"Sí, ello ¿cómo llegó con ellos?"
"Debió de haberlos conocido en el viaje que realizo, lo que me intriga es ¿por qué regresó si sabía lo que esperaba al volver?"
"El Rey dijo que los extraños se llevaron algo"
"¿Algo? ¿Por qué no nos dijo nada?"
"Porque afirma que no es de gran importancia... creo que era una pluma..."
"¿un pluma? ¿Por qué querían una pluma?"
"No sé, Ashura dijo que era un reliquia... ya saben... la que se encontraba en la tor..."
Antes de que forme la palabra, los otros abrieron los ojos con sorpresa... para luego volver a la normalidad...
"Entonces, ya no será necesaria ¿verdad?"
"Ya no, después de todo ya cumplió su objetivo"
"¿Ya se hicieron cargo de los cadáveres que ahí se encontraban?"
"Los arrojamos en un precipicio... excepto uno..."
"... Fue por orden de Ahura ¿cierto?"
"Sí, al parecer quería que ambos hermanos se encuentren por última vez... llegamos"
Levantaron la vista, frente a ellos se encontraba el portón que comenzó a abrirse poco a poco... lo primero que vieron todos... fue el enorme pilar donde el rubio sería encadenado...
"Adelante"
Y entraron... tras ellos, el portón se cerró...