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Pez de abril por Paz

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Notas del capitulo:

Este domingo, durante la tarde, me he empleado a fondo para acabar los fics que eran más antiguos, así pues, aquí tenéis el capítulo final de esta historia que si bien es reciente me costó un montón plasmar un lemon. Un saludo a todas que me habéis seguido anónimamente, que son muchas  y también a las tres adorables chicas que se tomaron su tiempo para dejarme  un comentario, gracias y que contestaré apenas actualice. Gracias mil a todas.

Pez de abril

Basado en los personajes creados por Inoue Takehiko para el manga Slam Dunk

Por Paz

Capítulo Dos

 

 "Pez de abril" las fatídicas palabras resonaron una y otra vez en sus mentes, como si aún continuaran dentro de esa horrible pesadilla, al cabo de un rato, el miedo dio paso a la comprensión y los cuatro chicos se relajaron dejando escapar risillas nerviosas, al tiempo que se derrumbaron sobre el piso con un sollozo de alivio. Habían transcurrido para ellos angustiosos momentos, pero lo daban por bien empleado, supieron que la amistad de Hanamichi era un don inapreciable y que ser sus amigos era un orgullo, comprendieron que les dieron una gran y dura lección contra sus egos.

-Nos lo tenemos merecido -dijo Yohei queriendo redimirse ante su amigo al verle aparecer por detrás de Rukawa aunque la expresión de su rostro no era amistosa.

El pelirrojo no hizo ningún comentario, en silencio, por encima del hombro de Rukawa mostró una pequeña grabadora que puso en funcionamiento, y donde la conversación que habían mantenido días atrás tuvieron que escucharla durante algunos minutos que se hicieron interminables, dejando que ellos mismos percibieran el tono despectivo imposible de ocultar, los cuatro chicos bajaron los rostros avergonzados mientras seguían escuchando sus propias palabras.

-"No es necesario muchas explicaciones, en esencia es lo que ya hemos dicho, "Haruko" hablará a Hanamichi y le pedirá que se encuentren en un lugar privado.... -fueron las primeras palabras de Yohei, viéndose obligados a escucharse con pesar,  cada uno de ellos tuvieron tiempo para arrepentirse antes que concluyera, Hanamichi no les ahorró la vergüenza de oírse- Solo preparar el dialogo para engatusarle- concluyó Ookus"

-Habéis querido humillarme... -dijo Hanamichi cuando cortó la transmisión- Ahora sé que siempre lo hicisteis. -Los miró uno a uno con pesadumbre, ninguno fue capaz de sostener su mirada- había creído que erais mis amigos, pero estaba equivocado.

-Éramos nosotros quienes estábamos equivocados -todos asintieron a sus palabras- Disculpamos... -los cuatro como unidos por un mismo pensamiento se postraron ante él en la posición dogeza, la más extrema del remordimiento, arrodillados en el suelo, con las palmas abiertas sobre el piso y los dedos medios rozándose, con sus frentes próximas a sus dedos extendidos sin llegar a tocarlos, permaneciendo así durante un largo rato- te pedimos humildemente disculpas -continuó Yohei en nombre de todos- con un sentimiento de profundo arrepentimiento, te rogamos que aceptes nuestras sinceras disculpas y que aceptes nuestra incondicional amistad, ten por seguro que nuestras vidas te pertenecen a partir de este instante. Haz con nosotros lo que quieras.

Un silencio opresivo estrujó el corazón de la Gundam de Hanamichi, esperando su sentencia, aunque bien sabían que su amigo no era capaz de odiar, eran conscientes que habían actuado mal y comprendían  que no quisiera perdonarles.

Rukawa miró hacia su compañero, esperando también él la reacción del pelirrojo, creía saber que la inocencia de Sakuragi le impedía sentir rencor, tenía un corazón puro capaz de perdonar eso y mucho más, lo supo cuando vió el estoicismo con que escuchó toda la grabación y su única reacción fue pedirle ayuda, no escuchó de sus labios ni una sola palabra que pudiera injuriarles. La idea de ese montaje procedió de él porque se sentía furioso con el cuarteto.

-¡¡Seréis idiotas!, ¿qué hacéis ahí tirados? Vamos levantaros, iros a casa y olvidaros de mi durante unos días, voy a estar muy ocupado este fin de semana -les dijo mirando hacia Rukawa con una sonrisa- El lunes nos encontraremos donde siempre.

Con un sentimiento de alivio todos se alzaron y con un breve saludo de despedida desfilaron hacia la salida con la cabeza gacha como si fueran reos condenados por un grave delito.

Rukawa fue tras ellos para abrirles la puerta que había cerrado con llave apenas se adentraron en la vivienda.

-¿Fuiste tú quien nos grabo? preguntó Yohei mirando al piso cuando hizo la pregunta.

-Si... -no tenía sentido negarlo.

-Gracias. -se inclinaron ante él a modo de despedida.

Desconcertado se quedo mirándoles salir.

-Lamento haberte manchado tu yukata -dijo Hanamichi cuando regresó a su lado.

-No te preocupes, se quita con agua.

--Aún así estoy ensuciando el piso..., esto sigue goteando -dijo echando una mirada al corte del brazo, donde capas de látex adheridas a su antebrazo ocultaban una bolsa de plástico con sangre artificial, el resultado había sido increíble, si uno se fijaba bien podía ver el cambio de color en la piel de su brazo- ¿Cómo has conseguido todo esto? -preguntó curioso.

-Mi hermana mayor trabaja para un especialista de FX para el cine. Le pedí ayuda y ella se trajo a unos compañeros de trabajo, por cierto, tengo que llamarla para que desmonten todo esto y recuperen sus cámaras.

-¿Lo has grabado? -preguntó sorprendido.

-Por supuesto, ¿dónde esta la gracia de no hacerlo? Seguro que si se lo pido consigo que nos hagan un montaje con las tomas más impactantes. ¿No sientes curiosidad por saber como reaccionaron? -inquirió.

-No conocía esa vena tuya... -dijo mirándole con asombro y aunque no contestó su pregunta él sabía que si- Ni tampoco sabía que eras capaz de hablar tanto, para estar improvisando el guión lo has hecho muy bien.

-Es que a tu lado me inspiro -comentó y sonrió al ver el rubor que encendía sus mejillas.

 Como si recordara algo, medio volvió el rostro hacia el cuarto donde se había desarrollado su supuesta enemistad

-Kaede... lo que dijiste ahí... es lo que opinas... me refiero... a lo que... me llamaste. -no podía evitar sonrojarse ante el recuerdo de su reacción. Fue un momento bochornoso, por un instante pensó que se burlaría de él, no esperaba sus insultos, por eso reaccionó como lo hizo.

-No... -sus titubeos eran adorables, su mirada estaba fija en la suya como queriendo cerciorarse que lo que le decía era cierto- Solo hay una cosa cierta de todo lo que ahí se dijo. Bueno, varias, esta es mi casa, aunque no la reconozca, me pediste que te ayudara...

-Lo hiciste... gracias.

-... y yo no te soy indiferente.

-No me lo recuerdes... fue bochornoso..., nunca antes me había pasado algo así. -confesó bajando la mirada al piso, como si hubiera algo muy interesante a sus pies.

-No para mi, -vio que alzaba su mirada, cuando sintió su brazo enlazarle por la cintura atrayéndole contra su cuerpo, su otra mano se posó en su nuca y acercó su rostro al suyo hasta que sus labios se unieron a los suyos, en una lenta y suave caricia, un contacto que les resultó grato. Cuando se separaron ambos se miraron unos segundos para volverse a unir, esta vez fue un beso profundo, intenso, revelando en la caricia el amor que había en su corazón. Su mano se deslizó por la abertura de su yukata acariciando el interior de sus muslos, noto el contacto de los parches que le puso en el vientre y uno de sus muslos, su boca se apartó un poco de la suya para advertirle- Te quitaré...

-Yo puedo hacerlo... -musitó dejándose llevar por la vergüenza, su caricia le había afectado mucho y le avergonzaba que pudiera verle en esas condiciones, ¿Qué tenía Rukawa que le provocaba esas reacciones? ¿Sería por eso que él...? -sus pensamientos se detuvieron cuando escuchó sus palabras y el contacto de su mano le estremeció.

-No tienes que sentirte así... -tomó su mano y la llevo hacia su entrepierna para que notara como le ponía.

-¡Wooww!! -Exclamó sorprendido- Enséñamelo.... -su mano se deslizaba a lo largo de la tela del pantalón delineando su largo y grosor, olvidando su anterior bochorno y volviéndose atrevido.

-Solo si tú me dejas verte a ti -dijo con una sonrisa ante su cándida reacción, que le provocaba escalofríos de placer porque su mano traviesa no se apartaba de él, sino que se movía a su placer.

Hanamichi asintió, deseando que el rubor de sus mejillas no fuera tan evidente.

Apartándole de su lado, comenzó a soltar su obi, desenrollándolo, era delicioso ver a Hanamichi girando a su alrededor hasta que la tela llego al otro extremo y cayó, los extremos de la yukata se abrieron, dejando ver el minúsculo slip negro que llevaba puesto debajo y que apenas si disponía de espacio para cubrir la virilidad del chico que presionaba el elástico de un modo rotundo, deslizó la prenda de sus hombros cayendo a sus pies.

Su mirada se detuvo en su pecho, en sus músculos firmes moldeados por el deporte, pasó sus manos en su torso y le acarició despacio, moviéndolas en círculos hasta rozar los pequeños botones, un gemido escapó de su garganta, le miró y con una sonrisa decidió experimentar, le dio suaves tirones, la respiración de Hanamichi se aceleró. Los sintió endurecerse entre sus dedos, comenzó a pellizcarlos notando que se erectaban a su contacto.

Se apresuró a extender sobre el piso la yukata, entre los restos de escombros que su supuesta pelea había generado y enseguida recostó a Hanamichi sobre ella, su primera ocupación fue desprender con delicadeza, para no lastimarle, las bolsas que habían utilizado como efectos especiales en su improvisada demostración, también le quitó bolsa de agua ya vacía que llevaba sujeta al muslo derecho.

Cuando concluyó su mirada se dirigió al rostro de Hanamichi que seguía con atención todos sus movimientos, se alzó hasta quedarse a su altura, posando sus labios en los entreabiertos de Hanamichi que invitadores le animaban a compartir la gloriosa comunicación de sus bocas unidas, de sus lenguas que batallaban deliciosamente húmedas y calientes, degustando el sabor a cereza que había quedado en sus labios. Recordándole lo bien que Hanamichi mantuvo en su boca la bolsita con sangre a base de cereza y que supo romper cuando llego el momento preciso, hasta él quedo impactado por su actuación.

Tan inocente, y tan dispuesto a entregarse como pago de su favor, otra razón no entraba en su mente, él le amaba y estaba dispuesto a dejar de lado sus escrúpulos, iba a tomar lo que tan generosamente le ofrecía. Con renuencia se apartó de esa boca deliciosa, sus labios no se apartaron de esa piel como la seda, dejando en su barbilla y garganta restos de saliva mientras se deleitaba mordiendo y lamiendo, sus labios se deslizaron hacia su cuello, encontrando el fuerte latido de su vena, fue incapaz de resistir el deseo de morder, un quejido le hizo saber que le hizo daño.

-Disculpa...

-No es nada... -ahora sus gemidos eran placenteros, su cuerpo se estremecía por las caricias no solo de su boca, sino también de sus manos se movían por todo su cuerpo explorando cada resquicio, cada músculo, dejándole tembloroso, de haber estado de pie sus rodillas no le hubieran sostenido.

Su espalda se arqueó cuando sintió un lametazo en su sensible pezón, provocándole unas sensaciones tan placenteras que deseaba que aquellas caricias continuaran mucho tiempo.

-Kaede... -gimió y sus manos se alzaron posándose en su cabeza para impedir que su boca se apartara de su piel, sentía que un fuego abrasador, tan increíble que no deseaba que desapareciera.

Sus gemidos eran música en sus oídos, sus labios y dientes incrementaron la intensidad de sus caricias repitiéndolas en el otro pezón hasta dejarlo en idénticas condiciones.

Solo entonces se dio por satisfecho y prosiguió su camino, besando y mordisqueando, lamiendo y humedeciendo su piel dorada, su lengua delineó el contorno de su ombligo, descubriendo por los temblores de su cuerpo la sensibilidad que allí tenía y por ello, continuo un rato más, dejando caer en su hoyito saliva y luego hundiendo la punta de su lengua una y otra vez a modo de penetración, sus manos habían vuelto hacia su pecho y sus dedos índice y pulgar se entretenían  presionando entre ellos los ya hinchados pezones.

Desplazándose a lamer el trozo de piel enrojecida donde aún quedaban rastros del pegamento del esparadrapo que había usado, pasando sus labios y dándole suaves apretones en el mismo lugar donde había tenido pegada a su cuerpo la bolsa conteniendo unos intestinos de pega y que Hanamichi supo tan bien representar su muerte, como si actuar fuera parte de su vida.

Sus caderas se movían hacia arriba incitándole a proseguir su descenso, le complació porque el también deseaba descubrir lo que escondía aquel minúsculo slip cuyo contenido amenazaba con desbordarse fuera de su ajustada prisión, se lo tomó con calma, marcándolo con su boca por encima de la tela,  viendo como su pre semen y su saliva humedecían la tela a la altura de sus ojos.

Los gemidos de Hanamichi eran tan sonoros que le encendían aún más, tomaba entre sus labios tela y carne asistiendo maravillado a la excitación que provocaba en él, sintiendo bajo sus labios como aumentaba de tamaño hasta asomar la punta de su cabeza por el borde del slip.

-¡Maravilloso! -exclamó y al mirarle al rostro, vió que había pasado su brazo por su cara ocultado su rubor. Se alzó hasta su altura apartando su brazo- No te avergüences de lo que tienes. -ahora entendía los comentarios burlones de sus amigos.

-Es demasiado grande..., -ante su mirada extrañada agregó- Cuando era pequeño los otros chicos se burlaban de mi. Nadie lo tenía así, tan desproporcionado.

-Seguro que ahora te estarán envidiando..., -dijo con una sonrisa para tranquilizarle- Además no es mayor que el mío -presumió.

Hanamichi apartó su brazo mostrando sus ojos muy abiertos.

-Muéstramelo... -pidió perdida ya toda vergüenza, su mirada ansiosa esperaba mientras Rukawa tomaba el borde de su camisa y sin molestarse en soltar los botones la levantaba por encima de encima de su cabeza sacándosela.

Hanamichi quedo prendido de aquella musculatura que se movía al ritmo de sus movimientos, de aquella piel marfileña que deslumbraba a la vista, de su pecho, en el que destacaban dos botones del color del chocolate, su boca se hizo agua solo con desear devolverle a Kaede el mismo placer que él le dio, su mirada fue hacia las manos del chico que estaban bajando la cremallera de su pantalón, supuso que para no hacerle la espera muy larga, aprovechó ese instante para quitárselo junto al bóxer que llevaba. Sus ojos no se apartaban de Kaede, le vió incorporarse quedando de pie ante él, mostrándose sin ninguno pudor, veía su miembro excitado, rígido y grueso, orgullosamente erguido, inconscientemente Hanamichi pasó su lengua por sus labios resecos, fue un gesto tan sensual que provocó una reacción en Kaede, una sacudida, su mente colapsó durante unos segundos al pensar que iba a quedar como un tonto al ignorar que iba a ocurrir después de aquello.

-Es así como me pones, Hanamichi -dijo recostándose sobre él, y restregando su sexo contra el suyo aún sin haberle quitado su slip, apoyó sus manos en sus caderas y despacito fue deslizándolo por sus muslos y piernas y sacándoselo por lo pies. Volvió a su lado, el calor que generaban sus órganos al restregar sus caderas, arrancaban suaves gemidos por entre sus labios.

-Yo no se que hacer... -musitó apesadumbrado por su inexperiencia- Nunca antes estuve con un chico...-confesó turbado.

-Tranquilo, yo si... -sabía que era virgen y que iba a resultarle traumático por eso iba a intentar contenerse, para que pudiera guardar un buen recuerdo de su primera vez con un hombre, ya que le constaba que Hanamichi era heterosexual, que estuviera con él  no quería decir que fuera gay, estaba convencido que solo la curiosidad mantenía a Hanamichi a su lado.

-¿Quién fue? -preguntó imprudente, pero también con algo más que curiosidad, como si saberlo le molestara.

-Su nombre es lo menos importante, solo importa que intentaré que sea lo menos doloroso para ti. -dijo besándole en los labios para acallar cualquier otra pregunta indiscreta, mientras acariciaba sus mejillas y su cuerpo se restregaba contra el suyo provocándole entrecortados jadeos que él contenía al no desprenderse de su boca porque le resultaba profundamente deseable sentirle tan entregado a él.

Reinició una cadena de besos y caricias desde su rostro hasta coronar la cima de su exultante excitación, oír sus gemidos, sentir como se sacudía bajo él, le encendía aún más, provocándole espasmos de placer, gozaba haciéndole sentir esas sensaciones, dejándole tembloroso y escuchando sus incoherencias, era delicioso provocarle así, consiguiendo que su mente y su cuerpo se le entregaran por completo.

Tomó entre sus manos ese trozo de carne, suave, coronada de venillas azuladas que parecían próximas a reventar, su excitación era tal que no iba a contenerse como continuara jugando con él, nunca antes había hecho algo así, en su última relación siempre había sido pasivo. Ahora era diferente, en esta ocasión él tenía llevar el control y no dudaba que iba a proporcionarle tal placer que se complacería en escucharle gemir su nombre, pero, por de pronto, no podía olvidar lo que estaba por hacer, por eso extendió lo más que pudo sus labios, forzando al máximo su boca, lamiéndole, humedeciéndole para poder seguir avanzando, su acción tuvo su recompensa cuando Hanamichi grito estremecido y pudo comprobar que era de su agrado, por lo que continuó metiéndoselo en su boca, abriendo su garganta para alcanzar su base, cuando su nariz topo con su mata de vello aspiro el olor que desprendía, era embriagante, volvió a sacarlo, pero no por completo, se estaba acostumbrando a su tamaño y sentía que podía mover su lengua al tiempo que volvía a tragárselo por completo, una y otra vez repetía ese movimiento, dándose cuenta que por el momento era lo más que podía hacer, tal vez si tuviera otra oportunidad podía aprender nuevas técnicas para satisfacerle, aunque sabía que eso no iba a ser posible, por lo que intentaba disfrutar al máximo tenerle dentro de él, escuchándole gemir y jadear, gritar su nombre y soltarle en medio del placer palabras más que subidas de tono.

Si no fuera porque estaba delante, nunca hubiera imaginado que por esa boquita tan apetecible salieran tales palabras, pero eso le encendía más aún, le provocaba deseos incontenibles y cuando sintió su cuerpo tensarse y las sacudidas que daba dentro de su boca supo que Hanamichi había alcanzado su límite y se movió de forma que pudiera degustar la esencia que provenía de él, lo sintió cálido y acre al gusto, cremoso y delicioso, no se sintió decepcionado, sus sacudidas continuaban descargando en su boca el contenido de sus testículos y por la cantidad comprendió que Hanamichi estaba necesitando una buena sesión de sexo.

Lo saco de su boca, dejando que continuara expulsando su esencia en su mano para prepararlo, Hanamichi le miraba, su respiración aún era jadeante, su pecho subía y bajada al ritmo acelerado de los latidos de su corazón.

Se alzó sobre él y le beso, haciéndole así compartir su propia esencia, un beso apasionado, los brazos de Hanamichi se alzaron alrededor de su cuello, atrayéndole lo más a él, mientras respondía al ardor de su caricia, su mano descendió hasta llegar a su recóndita abertura, la embadurnó con su semen, al tiempo que hacia intención de meter su primer dedo, su beso se interrumpió durante un segundo, el gesto de molestia fue evidente, más Hanamichi permitió que siguiera explorando, despacio fue traspasando sus esfínteres, consiguiendo que se fuera acostumbrando a la intrusión, todo ello sin dejar de besarle, explorando cada rincón de su cavidad, iniciando una deliciosa y húmeda batalla de lenguas en la que los dos disfrutaban con su contacto. Cuando considero que había llegado el momento le metió otro dedo, sintió como sus anillos se cerraban en torno al primero, intensificó su caricia para tranquilizarle y solo entonces prosiguió su avance, moviéndolos en círculos y a modo de tijera, era consciente que tenía que estar bien preparado, dilatado al máximo si no podía lastimarle, se sentía a tope, pero no iba a hacer nada que pudiera estropear el hermoso momento que estaba viviendo a su lado. Su confiada entrega era lo único que tenía presente.

Se quedo quieto unos segundos, los que necesitaba para separar su boca de la Hanamichi y poder respirar, un poco más y los dos estaban sin aliento.

Pasó su mano libre por su rostro, apartando el cabello pelirrojo que se pegaba húmedo a su frente, sus miradas quedaron fijas una en la otra, sin palabras se entendían, Hanamichi presionó sus manos en su nuca atrayéndole nuevamente sobre sus labios, volvieron a unirse en un beso que se les hizo interminable y supo que así Hanamichi le estaba diciendo que continuara y sus dedos volvieron a moverse dentro de él, solo que estaba vez introdujo un tercero, sintió que era molesto y supo que iba a tener que echar mano de toda su voluntad para dejarle dilatado al máximo sin que él vergonzosamente se viniera sin haberle tocado siquiera.

Movió sus labios sobre los suyos, separándose apenas unos centímetros. Necesitaba ver su rostro, su expresión, saber que aceptaba sus avances de buen grado.

-¿Te gusta? -preguntó bajito

-¿Qué pregunta es esa? -respondió sofocado.

-Solo quería confirmar que eres tú... me extrañaba sentirte tan sumiso.

-¡¡Baka!! -musitó apartando el rostro hacia un lado.

Sus dedos rozaron su barbilla, enseguida abarcaron el contorno de su rostro y le volvió para que sus miradas volvieran a enfrentarse.

En ese instante, Hanamichi dio un fuerte gemido acompañado de un jadeo entrecortado, su mirada desconcertada quedo fija de la suya.

-¿Qué fue eso? -preguntó turbado por las sensaciones que había sentido a su toque.

-He alcanzado tu próstata... se siente bien, ¿si?

-Ha sido increíble... ¿puedes... puedes hacerlo otra vez? -preguntó azorado, pero al mismo tiempo deseando volver a sentir aquel agradable goce. 

-¿Y esto te gusta? -preguntó moviéndose de forma que sus miembros se tocaran el uno al otro mientras se frotaba contra él. No necesita oírselo decir, su rostro era como un libro abierto, sus emociones se reflejaban en el de un modo tan intenso que continuó moviendo sus caderas cadenciosamente, todo ello sin olvidar de meterle un cuarto dedo para seguir aflojando los músculos de su ano.

Hanamichi pasó sus manos por su espalda, sujetándose convulso a ella, como si fuera su tabla de salvación, estremecido por las cosas que estaba experimentando, el toque de Kaede, los roces, su boca encendiendo sus sentidos, todo él giraba como dentro de un sueño pero supo que todo eso no era suficiente, que necesitaba mucho más y turbado, sin saber exactamente lo que le estaba pidiendo musito.

-Hazme sentir que te pertenezco.

-Al ser tu primera vez será doloroso... -le avisó dándole suaves besos por su pecho, recordando el mal rato que pasó cuando sin ninguna consideración, una noche fue cogido por... sacudió su mente para apartar ese penoso recuerdo. No quería que Hanamichi guardara un mal recuerdo su primera vez, aún cuando sabía que no volvería a repetirse, aunque sus palabras tenían un significado muy alentador, aunque no quería crearse falsas ilusiones.

-Se que no harás nada por lastimarme. Podré resistirlo...

Su confianza en él le conmovió.

-Iré despacio... -musitó junto a su oído, dejando que su lengua se distrajera deslizándose por su pabellón auditivo- será mejor que me des la espalda, al ser tu primera vez será la posición mas adecuada... -no había terminado de hablar cuando Hanamichi se movió bajo él obediente. Se estiro sobre él, sin apoyar todo su peso, restregó su miembro contra sus nalgas, como si pretendiera abrirlas para él. Le complació sentir como separaba sus piernas, se ubicó en medio de ellas, en ese momento solo quería dejar un rosario de besos, en su espalda, marcando con sus labios y delineando, el contorno de sus vértebras hasta que alcanzó su rabadilla, apoyó sus manos en sus caderas y le guió para que se alzara, su sumisión era conmovedora y también muy excitante.

Amasó entre sus manos sus nalgas redondas, algo respingonas, las pellizcó y mordió hasta dejárselas enrojecidas, su lengua fue marcando el territorio, abriéndose paso lentamente hacia su escondida abertura, la piel fruncida a su alrededor era oscurita, le dio unos lametazos alrededor, el brusco movimiento de Hanamichi le hizo saber que había acertado y por ello sujetando con firmeza sus caderas, impidió así que se apartara de él, su nariz y su boca se hundían entre sus nalgas para poder acceder más profundamente a él.

Si creía que había llegado a su limite supo que se equivocó, todo su cuerpo recibió como una estocada cuando alcanzó a sentir su toque en aquella parte, ignoraba era tan sensible, su boca y su lengua enviaban increíbles ramalazos de sensaciones que le dejaban tembloroso, su rostro apoyado en la fina tela de la yukata, no le servia de mucha ayuda, apretaba los labios y sus manos se empuñaban como si así pudiera soportar las oleadas de placer que estaban sintiendo. Escuchaba muy próximo a él jadeos entrecortados sin darse cuenta que era él quien así expresaba lo que estaba experimentando.

Sintió a su espalda que se movía, apartándose de él, luego alzaba sus caderas para situarle a la altura necesaria,  mantuvo la posición mientras sentía que él separaba sus nalgas y enseguida le alcanzó la presión de su miembro posesionándose en su ano, pensó que si aquel paso era necesario podría soportarlo, pronto supo que no estaba preparado para darlo, aún así contuvo el sollozo que subía hacia su garganta, el dolor era tan fuerte que no pudo evitar que en sus ojos brotaran las lágrimas y cayeran sobre sus manos, se mordía su mano para que Kaede no escuchara sus quejidos, a pesar del intenso dolor quería que supiera que estaba dispuesto a pasar por esos momentos solo por él, porque deseaba pertenecerle, deseaba sentirse lleno de él porque solo así tendría la seguridad que él no iba a rechazarle. Por ello, callaba las punzadas que llegaban como oleadas sobre esa parte de su cuerpo, eran como si finas dagas candentes estuvieran atravesándole martirizando sus entrañas, y sin darse cuenta su cuerpo se tenso y la erección que sus caricias le habían provocado se disolvió desapareciendo en segundos.

Apenas si había conseguido avanzar unos pocos centímetros, fue consciente como su cuerpo se tensaba, lo cual era peor, se detuvo y durante algunos minutos se entretuvo dándole suaves besos desde los hombros hasta el final de la espalda, intentando relajarlo, hacerle olvidar momentáneamente el dolor.

Su mano alcanzó su pene y comenzó a masturbarlo, sus movimientos arrancaban suspiros de su garganta y escucharle le hizo saber que estaba mejor, su boca se acercó a su oído susurrándole unas palabras.

-Voy a seguir..., tú empuja como si fueras... ya sabes, a hacer eso. -la sacudida de su cabeza le hizo saber que le había comprendido.

Con el esfuerzo combinado de ambos, alcanzó a atravesar su esfínter, aún así Hanamichi no podía evitar dejar escapar sus quejidos cuando presionaba en exceso, para aliviar su dolor continuaba masturbándole, agarrándole de los testículos y apretándoles hasta hacerle daño, distrayéndole, momento que él aprovechaba para continuar su avance, poco a poco, iba adentrándose en aquel estrecho, suave y caliente sendero que él marcaba como suyo, hasta que finalmente, sintió como sus nalgas chocaban contra su pubis, estaba dentro suyo, sintiéndose apretado en ese estrecho paso que había forzado lento pero seguro, consciente que aunque había intentado no ser brusco, le había provocado excesivo dolor.

Mientras dejaba que Hanamichi se acostumbrara a su intrusión, le distrajo con suaves besos  en sus hombros y espalda, distrayéndose a si mismo con pensamientos nada castos, aún cuando sabía que después de esa vez no habría otras. Soñar no le costaba nada y pensaba mientras sus labios se deslizaban por cada poro de su piel, como le gustaría que llevara en ciertos momentos del día un dildo para acostumbrar a su esfínter a dilatarse, así cuando le penetrara sería menos doloroso para Hanamichi.

-¿Es todo? -preguntó Hanamichi, aunque sus besos eran turbadores sentía como que ello no era suficiente.

Kaede reaccionó ante su inocente pregunta.

-Voy a moverme dentro de ti, para que te acostumbres a su grosor -musitó junto a su oído- Iré a un ritmo lento, si quieres que lo aumente dímelo.

-Si...

Apenas recibió su consentimiento, Kaede se movió deslizándose hacia fuera, como si quisiera salir de dentro suyo, más antes de conseguirlo, se hundió profundamente hasta que su cuerpo golpeo contra sus caderas, repitió ese movimiento una y otra vez, escuchando los quejidos de Hanamichi, solo que esta vez percibía en ellos no dolor sino placer, convencido que podía pasar a la siguiente meta, salir por completo y volver a meterse dilatando al máximo sus esfínteres. Al principio, le escuchó quejarse suave, luego cuando consiguió alcanzar su próstata, la convulsión de su cuerpo y los gemidos que escuchó le complacieron por lo que continuó buscando ese punto sacudiendo a Hanamichi una y otra vez hasta que le oyó decir entre jadeos.

-¡¡Que bueno!! Dame más... mételo fuerte, quiero sentirte tan duro.... -gemía convulso por las sacudidas que sentía cada vez que él tocaba ese lugar tan sensible y erótico a la vez y que le arrastraba al goce

Kaede no se lo hizo repetir, las sacudidas de sus caderas se volvieron más rápidas, más enérgicas, penetrándole profundamente, embistiéndole una y otra vez, cada vez que le oía pedírselo su ritmo se aceleraba al máximo, exigiéndose más a si mismo, sujetándole con firmeza para evitar que sus embestidas le hicieran caer.

Hanamichi se masturbaba al ritmo de sus embestidas, y sentía que su cuerpo vibraba, ondulaba arrastrado por una ola de deseo y supo que iba a colapsar, que había alcanzaba la cúspide del placer, su pene se agitaba entre sus dedos.

-¡¡¡Kaede..., no resisto más... voy a correrme...!!! -y apenas pronunció esas palabras sintió como su mano era apartada y sus últimas sacudidas se las dio él.

La liberación llegó a él como un bálsamo, derramándose en la mano que lo sostenía y cayendo sobre la yukata, sentía como sus entrañas eran invadidas por un dulce calor y supo que Kaede se había corrido al mismo tiempo.

Kaede dejo escapar un grito de goce cuando su miembro fue comprimido dolorosamente cuando el orgasmo alcanzó a Hanamichi llevándole a él hasta el final, fue tan placentero sentirse tan apretado que eyaculo dentro de el sin tiempo a salir de él.

Se derrumbó, con Kaede sobre él, más no le importó su peso, estaba tan agitado que solo quería recuperarse. Se emocionó cuando Kaede giró su rostro hacia él y sus labios fueron tomados por los suyos, dándole un suave beso, al momento, le sintió deslizarse fuera de él y abrazarle por la espalda, quedando abrazados de costado.

Había sido un largo día y llevado por el agotamiento medio se quedo dormido, no supo el tiempo que permaneció en ese estado, al abrir los ojos se encontró con la mirada de Kaede sobre él.

-Ahora me toca a mí -dijo Hanamichi- Verás que aprendo muy rápido. -le hizo saber con una dulce sonrisa, habiendo olvidado enseguida su duro inicio como pareja de Kaede, porque después de aquello se consideraba su novio.

Kaede abrió mucho los ojos, apenas habían transcurrido cinco minutos de su increíble orgasmo pensando que le había dejado tan cansado que iba a dormir un buen rato, sin embargo, no fue así y ahora al oírle pensó que también había despertado la vena hentai de su compañero.

-¿Es demasiado tiempo? -preguntó con inocencia al fijarse en el brillo de su mirada.

-No... -reconoció que solo imaginarse al pelirrojo repitiendo sus pasos ya estaba excitado.

La sonrisa satisfecha de Hanamichi  le conmovió.

Durante los siguientes momentos junto a él quedo bien demostrado que Hanamichi era un chico muy aplicado, la pequeña habitación se llenó de respiraciones entrecortadas, jadeos y suspiros acompañados de más de un grito cuando la ocasión lo requería, hasta que el silencio les envolvió quedándose dormidos estrechamente abrazados.

***************

-Feliz cumpleaños, Hanamichi... -susurró junto a su oído cuando le sintió removerse en sus brazos- Tengo un regalo para ti.

Oírle decir eso le sorprendió, era la primera vez en mucho tiempo, que el pez de abril no eclipsaba su cumpleaños y que fuera Rukawa, no rectificó que fuera Kaede quien lo recordara, le emocionó.

-¿Cómo sabes?

-Siempre sé lo que me interesa. Te amo, Hanamichi -declaró no sin cierto temor al rechazo, lo que no esperaba era sentir que él le abrazaba con fuerza y comenzará a llorar sobre su hombro- No llores, mi amor -acarició su nuca tratando de consolarle.

-Tenía mucho miedo que no me quisieras, cabía la posibilidad que solo era un entretenimiento para ti.

-Nunca, te amo... te amo... -le repitió suavecito junto a su oído pensando que él también creyó que Hanamichi se entregaba a él por agradecimiento.

-Yo también te amo -confesó turbado.

-¿Era eso lo que te tenía tan preocupado? -su pecho se ensanchó aliviado al oírselo decir, se sentía mal consigo mismo por su traumática iniciación, saber que correspondía a sus sentimientos llenó de alborozo su corazón y se prometió a si mismo que nunca más haría nada que pudiera perturbarle.

-¿Lo notaste? -alzó la cabeza, fijando su mirada llorosa en la suya.

-En el gimnasio todos sabíamos que te pasaba algo, nadie se atrevía a preguntártelo y menos yo, no quería arriesgarme a recibir uno de tus mortales cabezazos -susurró con una sonrisa.

-Te prometo que nunca más te hare daño. -Le miró ilusionado- ¿Dónde esta mi regalo?

Kaede rió.

-Te lo daré mañana..., ahora esta detrás de esta falsa pared.

-¿Falsa pared?

-¿No creerás que vivo en un cuchitril como este? -preguntó con falsa arrogancia.

Antes que Hanamichi pudiera contestar, el sonido de una llamada les interrumpió.

Rukawa se apartó unos centímetros de Hanamichi para poder contestar.

-Moshi... moshi... -escuchó unos segundos- Si, hemos acabado. Fue un éxito. -Sonrió al ver el gesto de Hanamichi- Me parece bien, si... si... pueden pasarse por aquí, ¿ahora mismo? Ningún problema, para mi es mucho mejor...Gracias, Reiko. -Cortó la llamada- Era mi hermana, van a venir los chicos a desmantelar todo esto. Salgamos a dar un paseo, así podrán trabajar tranquilos.

Observó que Kaede no se molestaba en cerrar con llave la puerta, caminaron uno al lado del otro, sin hablarse, sin embargo, las miradas que se dirigían eran muy elocuentes.

Llegaron hasta un pequeño parque, y allí entre unos setos de arbustos, se recostaron en la hierba.

Kaede le pasó el brazo por la cintura y le atrajo contra su costado, manteniéndose los dos muy juntos.

-Me siento muy bien aquí... -musitó escuchando el latido de Kaede, su corazón latía en su pecho acelerado.

-¿A mi lado o el lugar? -preguntó posando sus labios en la coronilla de su inocente pelirrojo.

-Junto a ti, no creí que pudiera llegar a sentirme así...

-Así... ¿Cómo?

-Feliz sabiendo que estoy contigo  -y como si un pensamiento le sobresaltara inquirió- ¿No me dejaras solo?

-No entra en mis planes hacerlo durante los próximos cincuenta años, luego, empezare a pensármelo... -murmuró, al vez que alzaba su cabeza de su pecho, le sonrió al ver su expresión de alegre satisfacción.

-Eres tan hermoso cuando sonríes... -musitó embelesado.

-Eso debería decírtelo yo. No solo lo eres sino que también has llevado la alegría a mi corazón, me has enseñado que la vida hay que vivirla, no dejar pasar los buenos momentos, porque no volverán a repetirse.

-A tu lado voy a dejar que se repitan muchos de estos momentos -musitó.

-¿Estas pensando en alguno en especial? -Preguntó alzando su rostro para ver su reacción, esta no se hizo esperar, un delicioso rubor cubrió sus mejillas- Eso me parecía... -cuando le vio abrir la boca para replicarle, se apoderó de ella.

El gemido de Hanamichi fue acompañado de un cambio de postura, se sentó en su regazo al tiempo que sus brazos rodeaban sus hombros para profundizar en la caricia.

Kaede se dejo llevar por el deseo de su koi, ahora ya no tenía dudas respecto a sus sentimientos, que estaba enamorado de él era un hecho irrefutable, su dicha fue completa cuando supo que era correspondido y que su entrega no fue porque se sintiera agradecido.

Un suspiro escapó de entre sus labios cuando la caricia concluyó, inclinó su cabeza en su hombro, estrechamente abrazado, se sentía a gusto arropado por su cuerpo y por sus sentimientos, saberse amado era lo que había buscado con afán y estaba dispuesto a todo para conservarlo.

-No quiero perderte... -musito quedándose adormecido en sus brazos, había tenido un día muy intenso, saber que sus amigos se burlaban a su espalda le había dejado devastado por un sentimiento de doloroso pesar, sus crueles palabras le hicieron más duro y ahora sabía que nunca más se dejaría llevar por lo que dijera la gente de él, si no que miraría al fondo de sus ojos para ver la verdad, para descubrir que eran sinceros, pero al mismo tiempo se sentía feliz porque ese hecho le había acercado a Kaede, el chico del que se había enamorado sin atravesarse a confesarlo por el conflictivo pasado que hubo entre ellos .

Rozo sus labios al oírle musitando a su vez.

-Nunca te dejaré.

Una suave sonrisa asomó en sus labios hinchados por los besos y enseguida su respiración se volvió más regular, claro indicio que estaba dormido.

***************

Reiko conocía los extraños gustos de su hermano, por eso apenas sus amigos acabaron de recoger todo el atrezzo se despidió de ellos y dirigió sus pasos hacia el parque, adentrándose entre los setos donde Kaede solía refugiarse cuando le apetecía estar solo. Lo que en esos últimos años ocurría demasiado a menudo.

Su llamada fue una sorpresa y cuando le pidió ese favor no dudo en concedérselo cuando supo el porque de su solicitud.

Le encontró tal como suponía, pero no estaba solo. Era enternecedor verle abrazado a otro chico con ese ademán tan protector, inclinó la cabeza para verle el rostro, esos cabellos rojos eran como una llamarada.

Fue entonces que vio que su hermano tenía los ojos abiertos y la miraba como esperando su reacción.

Se sentó sobre la hierba, sin importarle manchar su pantalón.

-Sabía que cuando te enamoraras lo harías de una personal especial. -Miró ese rostro relajado, con una sonrisa en sus labios- Es guapo... -reconoció y como si no lo hubiera halagado continuó hablando- Ya es medianoche y no podéis quedaros aquí, ha refrescado y las temperaturas continuaran bajando a la largo de la noche.

Kaede reconoció el buen sentido de sus palabras y con cuidado para no despertarle se movió de debajo de él, cuando lo consiguió se inclinó hacia él para recogerle en sus brazos.

Reiko se fijo en el amoroso cuidado de su hermano hacia su pareja, y como el pelirrojo se acurrucaba en sus brazos pasando uno de los suyos por su cuello y enredando sus dedos entre los cabellos de su nuca.

El muchacho se advertía que tenía la misma altura que su hermano y que su peso debía ser mayor que el suyo y sin embargo cargaba con él como si fuera ligero.

El trayecto hasta su casa fue rápido, se adelantó unos pasos para abrirle primero la cancela de la calle y luego la puerta de casa.

Le vió detenerse unos instantes en el guenkan, quitándose los zapatos ayudándose un pie con el otro, al ver su mirada comprendió y le quito las zapatillas al pelirrojo dejándolas colocadas de forma que la puntera quedara mirando hacia la salida, también acomodo los zapatos de su hermano, para entonces este ya estaba cruzando la sala, y subía las escaleras en dirección a su dormitorio.

Con la seguridad que su hermano bajaría para despedirla, se sentó en uno de los sillones y espero tranquilamente.

***************

Se demoró desvistiendo a Hanamichi para que pudiera dormir cómodo, por eso cuando bajo, se quedo mirando a su hermana que sentada en el sillón se había quedado dormida, al parecer ella también había tenido un duro día de trabajo, estaba visto que tenía que ocuparse de ella también antes de pensar en si mismo, por lo que volvió sobre sus pasos para recoger un cobertor, cuando volvió a su lado, tomó el mando del sillón y con cuidado para no despertarla fue bajando el respaldo hasta dejarlo horizontal. No iba a ser aquella la primera vez que lo hacia, por ello, sin turbarse se inclinó para soltar los primeros botones de su blusa, dejándole ver una diminuta prenda con un lazo que también deshizo tirando de uno de los extremos, enseguida juntó los extremos de la blusa y fijo su atención en el pantalón bajándole la cremallera, solo entonces la tapó con la manta que llevaba, ajustándola a los costados del sillón, tuvo cuidado que sus pies no se destaparan en caso que se moviera.

Solo entonces fue a reunirse con Hanamichi, se acomodo a su espalda, ajustando su cuerpo al suyo como si fueran dos cucharas, posó sus labios en su hombro dándole un suave beso.

-Que tengas felices sueños, torpe -musito bajito con acento cariñoso.

Se quedo dormido pronto también para él había sido un día muy largo.

Fin

17 de abril de 2011

Paz

Notas finales:

*FX, efectos especiales.


Se trataba de un oneshot, pero se me hizo excesivamente largo y tuve que dividirlo en dos capítulos, teniendo en cuenta que también me quede frenada en mitad del lemon, ahora si conseguí acabarlo.... nos veremos otro día con nuevas actualizaciones. Saludos para todas.


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