Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi preciosa y pequeña vida por Sain

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Cuando desperté tu no estabas en la cama, mire tu lado desacomodado, era la evidencia que necesitaba para saber que no había estado soñando, me estiré por toda la cama y acercándome a tu almohada aspire lo más que pude tu aroma, quería arrebatarle todo tu olor a tu almohada, celosa y deseosa por quedarme con todo rastro de ti.  Escuché como jalabas la cadena del W.C. entraste adormilada aún y te recostaste a mi lado

-          Buen día – dijiste entre bostezos

-          Buen día hermosa, cómo dormiste – dije esto casi sin pensar… me avergoncé por ser tan poco cautelosa, no quería hacerte sentir incómoda, no quería que supieras que aún te amaba locamente

-          Muy bien – respondiste sonriente y mirándome tiernamente – aunque te haz movido toda la noche

-          Perdón, tanto café no me dejó dormir

-          Tomas demasiado café, no debe ser bueno para tu salud

No respondí, el café era algo que amaba, más que gustarme, era como mi hobby, adoraba el aroma del café, el sabor amargo acariciando mis papilas, el calor en mis manos al tomar la taza, lo disfrutaba tanto como disfrutaba besar. No iba a discutir eso contigo.

-          Que quieres de desayunar?

-          No te molestas, yo puedo cocinar para ambas

-          Y condenarme a desayunar pasto? – te mire con malicia y sonreí

-          Es bueno para tu salud – respondiste seria cerrando los ojos, no te agradaban demasiado las bromas acerca de tu vegetarianismo

-          Ya, perdona… que te parece si salimos a desayunar algo en el café? Después de todo habría que salir para hacer compras, en mi refri sólo hay cerveza y helado…

Sonreíste y te pusiste una mano en la frente mientras te recobrabas para sentarte en la cama

-          Por eso te digo, eres una borracha – dijiste dándome un beso en la mejilla y enseguida una palmada en la cabeza, mientras te levantabas para arreglarte y salir.

Yo te imité, cuando saliste de la habitación observé la cama desordenada bañada por la luz de la mañana, un sentimiento de calma se apoderó de mi, fue como si esos rayos de sol posándose suavemente sobre mis sabanas me transmitieran un calor interno difícil de explicar, mi hogar… se veía distinto por tu presencia, apenas habías estado una noche ahí, pero ya se sentía diferente, más luminoso, más ordenado, tu aroma era apenas perceptible pero sobresalía del resto, era como un cuerpo extraño en mi hábitat natural, pero era delicioso y me daba calma.  De pronto sentí tu presencia detrás de mi, me tapaste los ojos.

-          Quién soy? -  dijiste suavemente

-          E…leonore?, ah no verdad.. mmm – dije fascinada por sentir tus manos frescas tocando mi rostro

-          Muy graciosa… - dijiste algo molesta

-          Ya va.. si tu haz empezado con esa tontera quien más podría ser?

-          No se, cómo tienes la conciencia? – dijiste soltándome

-          Mi conciencia? – dije extrañada

-          Nada olvídalo, tengo hambre, ya estas lista? – dijiste sarcástica mientras me mirabas aún en mi pijama que consistía en un short ajustado y una blusa sin mangas bastante holgada

-          Dame 5 minutos – te respondí abriendo las puertas de mi closet y sacando algo de ropa limpia

Nuevamente comencé a desvestirme sin más frente tuyo, esta vez no saliste disparada al baño ni desviaste tu mirada, te quedaste tranquila recargada sobre el marco de la puerta, no supe si me mirabas pues te estaba dando la espalda, espero estuvieras mirando.

-          Lista! – te dije sonriendo, tomando mi bolso mientras introducía mi cartera, mis llaves y sacaba mis lentes oscuros

-          Muy bien – respondiste ansiosa

Hacia un buen clima, el viento fresco de la montaña acariciaba suavemente nuestros rostros, te veías feliz, sonreías  asombrada con cada detalle de la ciudad, era muy colorida, llena de vida, de música, de artistas ambulantes, que desde muy temprano formaban parte del panorama diario ofreciendo entretenimiento y repartiendo sonrisas a sus habitantes.  Yo amaba caminar por estas calles, varias veces te había contado lo mucho que disfrutaba observar cada detalle de la ciudad y como los colores cambiaban conforme el Sol se iba poniendo y como dependiendo de la luz yo encontraba nuevas cosas que admirar. Esta vez me sentía maravillada observándote a ti caminando a mi lado, en tus ojos veía que estabas descubriendo lo que a mi 4 años atrás me enamoró y me hizo tomar la decisión de quedarme en este lugar.

 

Finalmente 10 minutos después llegamos al mismo café donde tú ayer me expusiste tus planes de quedarte un tiempo en la ciudad, nunca me especificaste lo largo del periodo, ni si pensabas quedarte conmigo o buscar un lugar propio, no lo pregunte ni me interesaba demasiado, tenerte a mi lado en ese momento ocupaba la mayor parte de mis pensamientos, me tenías embelesada, nuevamente como cuando salíamos juntas – se prudente – pensé, debía estar loca por estar recordando tanto lo mucho que me gustó estar a tu lado, lo mucho que me enamoré

-          Qué piensas? – preguntaste curiosa, ya sentada en alguna mesa cercana a la puerta para recibir el aire fresco de la entrada, tomaste el menú y lo observaste pretendiendo un menor interés del que sentías

-          Nada – fingí dando un suspiro y repasando la carta con mis ojos, sin leerla, me la sabía de memoria – sólo tomaré un café, la verdad es que es demasiado temprano para mí.. no tengo demasiado apetito

-          Sam? – preguntaste de la nada como si no te hubiera interesado o ni siquiera hubieras escuchado mi excusa para no decirte que pensaba – aún sientes algo por mí?

Me quedé petrificada, ¿a qué venía esa pregunta ahora? ¿cuál sería la respuesta correcta para darte?, temía que si te decía la verdad decidieras quedarte en un hotel o buscar por un departamento para ti sola, y si decía que no… iba a decepcionarte?

-          Por qué preguntas eso? – respondí nerviosa

-          Sólo responde – dijiste seria mirándome profundamente a los ojos – por favor.. – dijiste después, creo que te sentiste muy autoritaria

-          Y pues… - me quedé pensando un momento, nuestras miradas se encontraron, esperaba que me dieras una pista, que a través de tus ojos me estuvieras dando la respuesta, pero no encontré nada sólo curiosidad y un poco de impaciencia – claro que sí – dije al fin decidiéndome por ser honesta como siempre – tú sabes que no importa el tiempo que transcurra siempre serás alguien muy importante para mí, los sentimientos que guardo hacia ti siempre serán de cariño y afecto Eli – todo eso era verdad, sólo me falto mencionar que te amaba profundamente y que tú respiración cerca de la mía hacía a mi corazón danzar de emoción, ¿debía decirte eso también? Mejor que no “prudente” me recordé a mi misma nuevamente.

No mostraste absolutamente nada, ni desilusión ni admiración… era imposible leerte, siempre me había resultado difícil descifrarte.

-          Ya veo – respondiste sonriente – gracias, yo también te quiero mucho

¿Qué había sido todo eso?

Te miré extrañada pero me resolví por no indagar más en el asunto, quizás terminaría revelándome.

El resto del día lo pasamos muy bien, te mostré todo lo que podíamos ver sin necesidad de usar la moto o tomar un taxi, caminamos toda la mañana y parte de la tarde, comimos mucho, helado, dulces, malteadas, de verdad amabas las cosas dulces, a mi me empalagaban pero acepte de tanto en tanto ir compartiendo aperitivos.  Finalmente regresamos a casa, exhaustas, llenas de bolsas con comida, cerveza (obvio) y muchos recuerdos de la ciudad que te insistí no compraras pero no pudiste resistirlo, una pequeña figurilla con el nombre de la ciudad a sus pies, una taza (horrible por cierto) que tenía impresa la imagen del Teatro principal de la ciudad, muy famoso por su hermosa arquitectura y muchos llaveros y plumas con el nombre de la ciudad en distintos colores.

Yo entré directo a la habitación, me acosté boca abajo y me saqué los zapatos ayudándome con mis pies, la almohada olía a ti, sin prestar atención me había acostado en “tu lado” cuando sentí que te introducías a la habitación me di la vuelta rápidamente para quedar boca arriba y en mi lado, te reíste ligeramente

-          Debo recoger mi maleta

-          Es verdad – dije tapándome los ojos con las dos manos – maldición me lo hubieras recordado antes

-          No tienes que venir, no pasa nada puedo ir sola

-          No.. está bien, sólo dame 15 minutos para descansar un poco – dije extendiendo mis brazos hacia arriba para estirarme

-           Ok, me parece buena idea – comenzaste a gatear en la cama, te recostaste a mi lado y  tomaste mi mano – realmente este lugar es muy tranquilo – dijiste mientras cerrabas tus ojos y te acurrucabas en tu almohada

-          Sí lo es – dije mirando nuestras manos entrelazadas – realmente es perfecto – esto lo dije en voz alta, pero estaba pensando en la situación, cuantas veces había soñado con tenerte así? En mi cama, descansando pacíficamente a mi lado

-          Tienes mucha suerte - me dijiste sin alterar tu pacifico estado

-          Lo sé, pero tú como lo sabes? – respondí entre risas

-          Me he dado cuenta mientras paseábamos por la ciudad, conoces a mucha gente, y todos los que te saludan parecen muy felices de verte y te dedican grandes sonrisas, te quieren mucho

-          Yo también les quiero – respondí alagada por su comentario – y si te quedas el tiempo suficiente, pasará igual contigo, la ciudad es muy pequeña todos nos conocemos y la verdad es que todos son muy amables.

-          Sería agradable – dijiste dibujando una sonrisa en tu rostro – yo también quiero conocerlos a todos

-          Y lo harás – bese tiernamente tu mano que seguía entrelazada con la mía, tú abriste repentinamente tus ojos, me sonrojé ¿porqué nunca pensaba antes de hacer las cosas?, te miré nerviosa, apenada quise disculparme

-          Sam.. yo… - intentaste decir

-          Debemos ir por tu equipaje, vamos? – solté tu mano y me incorporé rápidamente para salir de la habitación e ir al baño, me mojé la cara, estaba al borde de las lágrimas ¿pero por qué? Había sido un beso inocente, tanto miedo me daba volverme a sentir rechazada por ti… que estúpida era

Salimos y tomamos la moto, te ofrecí mi casco, siempre viajaba sola así que nunca había tenido la necesidad de comprar otro, me arrepentí de no haberlo hecho.  Comenzamos el viaje hacia el aeropuerto, tu te aferrabas a mi cintura y mi corazón no podía dejar de golpear fuertemente mi pecho, eran poco más de 20 minutos de trayectoria, eso si había poco tráfico, en algún momento al rebasar un coche recargaste tu cabeza en mi espalda y te aferraste más fuerte a mi, para ir al aeropuerto había que tomar un pequeño tramo de carretera lo que me obligaba a aumentar la velocidad supuse que te habías asustado.  Finalmente al llegar toda tu porte de niña temerosa a la velocidad cambio, te erguiste orgullosa como quien sabe que le recibirán con el mayor de los respetos, cómo un artista caminando entre las obras de su propia exposición.  Me hiciste una seña con tu cabeza  pidiendo que te siguiera, entramos al aeropuerto y detrás de las cajas de las distintas aerolíneas para comprar los boletos atravesamos una puerta no sin antes haber sido inspeccionadas por un guardia de seguridad quién al verificar tu licencia y carnet oficial de piloto aviador nos deseo una buena tarde abriendo la puerta ante nosotras, me impresioné y sentí orgullosa de ti, hace 4 años cuando salíamos estudiabas para presentar el examen de admisión a la escuela de aviación y yo te animaba cariñosamente, te hacía masajes mientras estudiabas, te llevaba algo de comer y cuando te veía más estresada me acercaba insinuantemente a ti, cerraba tus libros y los alejaba y mientras me sentaba en tus piernas te besaba desesperadamente

-          Por qué sonríes? – preguntaste al mirarme mientras caminábamos por el pasillo camino a tu casillero notando que una leve sonrisa se asomaba en mi rostro, una sonrisa que no me había dado cuenta que tenía

-          Ahmm porque… me siento muy orgullosa de ti – dije sonriendo – eres toda una piloto no?

-          Jaja así es un día te llevaré a dar un paseo en mi avión – dijiste orgullosa mientras me guiñabas un ojo

-          Si vuelas como conduces… prefiero que mejor no, pero gracias – respondí riéndome, realmente conducías muy mal, siempre me había dado miedo subirme contigo a un coche

-          Graciosa… - dijiste mostrándome tu lengua

Finalmente nos encontramos frente a tu casillero, tomaste la llave que te había prestado el aeropuerto, sacaste una mochila como de camping mediana color rosa con negro, verificaste que todo estuviera en orden  y comenzamos el viaje de regreso al departamento, colocamos tu mochila entre mis piernas en el piso de la motoneta, resultó más fácil y cómodo de lo que creímos sería y esta vez volviste a recargar tu cabeza en mi espalda desde el momento en que prendí la marcha.

Al llegar al departamento estaba casi oscureciendo

-          Dame un segundo, desalojaré un cajón para ti, ¿crees que con uno baste? – te pregunté mientras sacaba mi ropa de uno de los cajones superiores del ropero

-          No te molestes, en verdad

-          Y está hecho, no es molestia, con ese será suficiente?

-          Más que suficiente – respondiste acercándote al ropero con tu mochila en brazos – Sam tengo que decirte algo

Otra vez, volviste a poner la misma expresión en tu rostro que tenías antes de irnos, pensé que la había librado

-          Di.. dime Eli ..- dije con la vista gacha apretando fuertemente mis puños

-          Tengo.. o mejor dicho.. tenía un novio – mi corazón se comprimió

-          Oh sí? Y qué pasó? O qué? Porque no estás con él? Parece buen chico – hice todas estas preguntas y afirmaciones por puro reflejo, realmente quería terminar la conversación

-          Mm… no te he hablado nada de él, no puedes saber si era buen chico o no, tú.. tonta – dijiste nostálgica

-          Oh verdad jeje, y bueno porqué me dices eso? – realmente no quería saber, no quería saber nada ya

-          Se llama Tony – (ese es nombre de perro) pensé amargamente – nos tocaba hacer un vuelo semanal juntos, era mi copiloto – (ni siquiera es un piloto real, hum copiloto) realmente estaba furiosa – no llevamos mucho saliendo pero él me ha expresado varias veces que está enamorado de mi – (resiste corazón, ya pronto terminará esto) – y yo no sé bien que siento por él, sólo sé que enamorada no estoy pero me gusta su compañía y creí que quería hacerlo feliz

-          Ve al grano Eli por favor, que me matas – al diablo con la prudencia

-           Nunca hemos tenido sexo – (auch) – y desde hace unas semanas para acá me lo ha estado pidiendo con insistencia, dice que quiere demostrarme cuanto me ama, quiere que seamos uno – (auch auch auch!!) – no soporté más la presión y huí sin decirle nada, y es que la verdad… nunca he estado con alguien… nunca he tenido relaciones con alguien que no fueras tú – (wiiiiii)

-          Eso no responde mi pregunta de por qué me estas contando esto a mi qué esperas de mí? …

-          La verdad es que ni yo misma lo sé, creo que sólo quiero ver si…

-          Si qué? – se me agotaba la paciencia

-          Sí aún hay algo entre nosotras, sí ya nos habíamos superado…

¿Si ya nos habíamos superado? Que contestación era esa?, acaso no te rogué hace 5 años que volvieras conmigo? Acaso no estuve de rodillas ante ti? Y no fuiste tú quien me miró con los ojos vacíos y dijiste “Esto no puede seguir así” no fuiste tú quien terminó todo? Y ahora sólo porque tu “novio” quiere tener sexo contigo sales huyendo y piensas en mi? Por miedo a un hombre? Por miedo a su miembro?.  Estaba enloqueciendo, no me pude contener

-          Cómo puedes decirme esto?, te recuerdo Elisa que fuiste tú quien quiso terminar con lo nuestro, fuiste tú quien hecho todo por la borda, fuiste tú quien me miró llorar y no hiciste ni un solo gesto por consolarme, la comunicación entre nosotras estaría muerta si yo no te hubiera enviado un mail de vez en cuando un mensaje de texto.. algo!!, cuando haz intentado mantenerte en contacto conmigo? Cuándo me has saludado en el msn siquiera como una amiga? Que quieres de mi?!! –exploté

-          Yo… sólo quería recuperarte… recuperar a mi amiga, es lo que querías no? Era la oferta que me hacías – decías alterada

-          No soy tu  pieza de repuesto, me niego a ser tu tarada – dije esto último realmente furiosa azotando la puerta del departamento tras de mí, te dejé ahí, sin comprender realmente lo que estaba pasando.

Te quedaste sola en mi burbuja, llena de confusión, con un sentimiento de culpa y otro de… ¿Qué era el otro sentimiento?

Fui al bar, molesta, todos saludaron como siempre con sus alegres sonrisas, Kat me abrazó y notó mi falta de afecto, mi pesada energía

-          Paso algo? – preguntó preocupada – dónde está tu querida?

-          No le llames así por favor, suena horrible… además ahora no quiero verla, tiene un “novio” o algo así, no quiero hablar de ello – dije molesta exigiendo una cerveza

Nadie tocó el tema después de escuchar esto, todos bromeaban, tomaban, trataban de distraerme, no nos gustaba tener un ambiente negativo, gran parte de mi felicidad en este lugar se debía a eso, todos mis amigos y yo disfrutábamos mucho de la tranquilidad, no nos gustaba estresarnos y si alguien se estresaba o molestaba tenía dos opciones, o quedarse y olvidar las penas, o irse y no amargar a los demás.  Intenté y lo intenté mucho, el olvidar pero después de mi cuarta cerveza con mi cabeza algo atontada por el alcohol pero aún no confundida, tomé la decisión de marcharme por mi cuenta, esperaba encontrarte aún en casa, quizás había sido demasiado dura, necesitabas una amiga y yo hice lo mismo que tú al verte comprometida con tu novio… huí de ti.

-          Gracias por el valor líquido – le dije a José dejándole un billete de 100 para saldar mi cuenta – quédate con el cambio – sonreí guiñándole un ojo

-          Sam, espera – dijo Kat abrazándome fuertemente – si necesitas algo, no dudes en llamarme si?

-          Gracias guapa – respondí dándole un beso en la mejilla

Cuando llegué nuevamente al departamento, no sabía si te encontrabas dormida o si habías salido, todo estaba completamente a oscuras, ni siquiera quise llamar o saludar para ver si estabas, aún no sabía que te diría, me intimidaba la idea de encontrarte en la oscuridad.  Sin pasar a la habitación me dirigí al baño, encendí la luz y comencé a desvestirme para tomar una ducha, eso siempre me relajaba, en la ducha no pensaba en nada el sentimiento de las gotas chocando en mi frente era como si limpiasen no solo mi cuerpo si no también mi alma.  Salí después de 5 minutos (tomo duchas muy cortas) me envolví en una toalla y aún a oscuras entre a mi habitación, deje caer la toalla al piso quedando completamente desnuda tan solo a la luz de la luna, en ese momento no me percaté, pero tú me observabas desde el sofá de la sala… me vestí a oscuras, me puse la pijama y convencida de que habías salido de casa, encendí la luz de la sala para dirigirme a la cocina y tomar un vaso de leche fría antes de acostarme, grande fue mi sorpresa al encontrarte ahí, sola a oscuras en el sillón con los ojos mojados.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).