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Ser un gato vagabundo por Mariohn

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Notas del capitulo:

Declaimer: Naruto © Masahi Kishimoto.

Medio Revizado por Natzabel

Dedicado a mi humilde y aveces-enojona beta-reader xD

Capítulo 9

 

 

–El informe –Dijo con voz casi autoritaria, sin embargo colocando el papel suavemente encima de la mesa. La chica alzó la mirada guiñándole un ojo, que pareció pasar desapercibido para el Uchiha.

 

Se cruzó de brazos posándose en la pared más cercana mirando hacia la puerta. El poco cuartel de ninjas que había entraba y salía apresuradamente ya sea con alguna cortadura, quemadura, o algún hueso roto. Ya se había acostumbrado a observar tal escena e incluso; el que nadie le mirase con odio o rencor.

 

Para Yinsei, Sasuke Uchiha era, un ninja como cualquier otro.

 

Cosa que por supuesto, no podía complacerlo más. ¿Quién podría extrañar las miradas de odio, las pedradas, los insultos?  Ahora podía entender el como el rubio se sentía tan cómodo porque Konoha lo idolatrase.

 

–Bien como siempre –Dictaminó la Kunoichi poniéndole el timbre y dejándolo en una pila de informes –Te parece si después de mi tur…–

 

–Gracias –Dijo seco caminando hacia la puerta donde se encontraba el hombre apodado “Gin”. Tocó la puerta y esperó hasta escuchar un pase.

 

–¿De nuevo tu? –Sasuke alzó una ceja.

–¿Acaso te molesta? –Terció sentándose en la silla más cercana. El mayor negó con la cabeza.

 

–Mírate. Estás…–

–¿Intacto? ¿Acaso te sorprende tanto? –Hizo una mueca– Vengo por otra misión–

–¿Otra misión? –El ninja se levantó frunciéndole el ceño –¿Tu acaso no conoces el concepto “descanso”?... veo que no– respondió al ver la expresión muda del Uchiha –Pasado mañana. Sin objeciones Uchiha, será una misión A–

 

Sasuke frunció el entrecejo, pero se levantó elegantemente de la silla antes de cerrar la puerta tras de él –A primera hora –Escuchó tras la puerta.

 

No se detuvo en el mostrador saliendo del edificio y encaminándose hacia su departamento. No recordaba la cantidad de días que ha estado en ese pueblo, y tampoco quería recordarlo. Sólo se permitía recordar dos cosas: que era tratado como cualquier ninja y que por primera vez en mucho tiempo estaba teniendo una vida digna de uno, aunque fuese en el último pueblo alejado de la mano de cualquier dios existente, donde su vida corría peligro en cualquier momento lugar o circunstancia. Ah, y que por una extraña razón era casi natural el esquivar “esa” clase de circunstancias.

 

Se sentía “conforme”. Como nunca en su corta vida. Aunque no conforme con su fuerza, que esperaba aumentarla aún más, si no con su situación; estaba orgulloso de haber tomado la mejor decisión de su vida, y no haberse equivocado. O aún mejor: que sabía que nadie le vendría a buscar.

 

El temor de ver al rubio aparecer ante la puerta de su departamento con un frac y la estúpida idea de llevarlo de vuelta se perdió después de la primera semana, aluciándolo a la habilidad de la gondaime. Y a pesar de todos los sentimientos que aquello le traía no dejaba de sentir esa “conformidad”.

 

Lo mejor de estar en un pueblito del infierno era el tener la oportunidad de dejar de pensar. Estar de misión en misión le obligaba a concentrarse al máximo, y por ende, olvidarse de cualquier otra distracción.

 

¡Hasta Itachi estaría orgulloso de él!

 

–Estoy en casa–

–¿Qué haces aquí? –

 

Sasuke alzó una ceja sin inmutarse al ver la expresión malhumorada del chico.

–Vivo aquí –Soltó sacándose la pesada chaqueta chuunin dejándola en el respaldo del sillón donde se dejó caer.

–Eso ya lo sé –Gruñó el castaño frunciendo el entrecejo, abochornado. Sasuke lo ignoró buscando el control del televisor –Pero quiero decir que… No te esperaba hoy Sasuke –El azabache se volteó hacia el chico indiferente.

–La misión no era lo bastante difícil –Se encogió de hombros detectando el aparato en la esquina del sillón, donde lo alzó prendiendo el artefacto –Mañana tengo una A. Haz la colada–

–No soy tu empleada –respondió Kei con molestia– Mañana también tengo misión A –Añadió con superioridad inflando el pecho. Sasuke ocultó la risa burlona.

–Espero no lo arruines como la otra…–

–¡Oye!–

 

Sasuke se concentró en la televisión ignorando la perorata del menor e intentando no perderse en sus recuerdos. La única cosa que arruinaba su vida perfecta sin el dobe, era que tenía que convivir con prácticamente su doble. Y no era que Kei le cayese mal, porque era tal y como Naruto en su infancia; orgulloso, hiperactivo y muy esforzado. Y Sasuke no podía evitar pensar en él cada vez que lo veía reaccionar, cosa que no ayudaba mucho.

 

Tampoco que estuviera empecinado en recordar los días con tamaño calendario en la pared de la cocina. ¡Con la de veces que estuvo a punto de quemar el papel del demonio! Pero el mocoso, y sus oportunas apariciones, para su desgracia, hicieron que no pudiera hacer posible el misterioso asesinato de tal diabólico objeto.

 

–Por cierto, mañana se cumple un mes que viniste aquí –Añadió el chico sentándose a su lado– ¿Quieres comer algo especial? Ya sabes… como se supone que tu…–

 

Tampoco que le restregaran los días en la cara…

 

–Lo que prefieras– Se encogió de hombros cambiando el canal. Vio a Kei haciendo un leve asentimiento y no decir más, cosa que agradeció.

 

Un mes. Hace aproximadamente un mes que había pisado ese lugar. Hace aproximadamente un mes que había decidido alejarse de Konoha.

 

Y hace aproximadamente un mes, fue cuando Naruto había decidido que un mes y 10 días sería el límite a su soltería.

 

–Joder –Dijo para sí mismo. Si no fuera un Uchiha se habría tomado los cabellos y habría chillado de la desesperación.

 

Pero se quedó allí, inmutable, contemplando el televisor y el aburrido canal de comedia que su compañero de casa disfrutaba ver. Y no podía dejar de preguntarse qué habría hecho de haber estado en Konoha junto al Uzumaki. Si hubiera soportado la cara de felicidad de su mejor amigo y sus conocidos. Si hubiera podido sonreír sin que nadie sospechase lo que realmente pasase por su cabeza…

 

–Sasuke… ¿estás bién? –Miró el rostro del castaño. Kei apagó el televisor volteándose hacia el azabache. Sasuke alzó una ceja disimulando su curiosidad.

 

–¿A qué te refieres? –Dijo con saña. El castaño tragó saliva, mirándolo en silencio.  Sasuke esperó sintiendo como su paciencia se terminaba.

 

–Tus ojos…–Susurró apenado.

 

La respuesta a toda pregunta quedó respondida al observar la mirada cargada de lástima del chico.  Sasuke observó los ojos cobre, agradeciendo que no fueran azules, pero aún así buscando en cada rincón de sus ojos algún vestigio… algún registro…

 

Y no pudo evitar acercar su rostro al más pequeño observando sus facciones, su nariz, su gesto abochornado…

 

Sus ojos cobre. Que no eran azules.

 

Que nunca serían azules.

 

–Sa-Sasuke –Observó la boca del menor reaccionando. Y alejando su rostro del incómodo chico, y la mano que había posado en su barbilla sin darse cuenta.

 

Y sumido en un silencio sepulcral se levantó, caminando hacia su cuarto y cerrando la puerta con pestillo, intentando ignorar los temblores del muchacho y su propia vista empañada.

 

 

Abrió los ojos, dirigiendo la vista hacia la ventana y observando cómo apenas y quedaban rastros de la noche pasada. Entrecerró los ojos irritados y sintiéndose horriblemente cansado. Aún así se enderezó para observar el reloj sin alarma, tensándose un momento al recordar el descuido de no haberla activado.

 

Se acercó al pequeño closet sacando una nueva muda de ropa, volviendo a escuchar el leve sonido de la puerta, caminando hacia ella y abriéndola lentamente.

 

–¡Ah! –Exclamó el menor sobresaltándose y dando un salto hacia atrás, visiblemente abochornado. El Uchiha alzó una ceja divertido –Sólo pasaba por aquí, ¡no es lo que piensas! –Arrugó la nariz. Sasuke suspiró caminando hacia el baño, recordando con amargura el día anterior y tratando de no pensar en ello.

 

–Kei…– susurró deteniéndose en el umbral de la puerta del baño, mirando fijamente hacia el interior de esta –No es nada…– Admitió cerrando la puerta.

 

 

–Bien. ¿Alguna pregunta? –Preguntó Gin a los hombres. Sasuke, Kei y dos tipos que apenas y el azabache conocía, revisaban los ultimátum de la misión. El Uchiha no podía sentirse más inconforme.

 

–Por donde lo mires es una trampa Gin –Habló el Uchiha frunciendo el entrecejo. El hombre suspiró entrecerrando los ojos.

 

–Es información confiable Sasuke, te lo aseguro –Insistió algo fastidiado.

–Pero…–replicó el menor revisando el papel– La ladera de la playa cercana a la caleta Irie (1) es un lugar demasiado campo abierta, Gin-sama…–

Sasuke vio de reojo a los dos ninjas que no decían nada y se limitaban a leer la misión. Bufó molesto volviendo a mirar al viejo –Es casi mandarnos a la deriva– Añadió, pero dejando el papel encima del escritorio.

 

–Yo iré si Gin-domo lo ordena –Repuso uno de los ninjas. Los otros lo miraron frunciendo el entrecejo.

–Nadie dijo que no iría idiota –Respondió el otro– Sólo toman sus precauciones– Dijo con un leve tono de burla que a Sasuke molestó de sobre manera. Pero fue Kei quien respondió.

–¡No somos cobardes!– Gritó empuñando las manos haciendo ademan de lanzarse al mayor. Sasuke puso una mano en su hombro negando con la cabeza. Kei gruñó alejándose de la mano del mayor cruzando los brazos.

–Vamos –Sentenció Sasuke dándole la espalda a Gin y saliendo del lugar.

Kei trotó a su lado mirando de reojo a ambos ninjas que no acababan de fruncirles el entrecejo, cosa que a Sasuke le tenía sin cuidado.

 

Tomaron la salida este de Yinsei hacia el mar. Pocas veces había tomado esa ruta y menos hacia la caleta Irie, por lo que el viaje era algo nuevo para el Uchiha. Miraba de cerca a ambos ninjas, intentando distraerse con la conversación del pequeño, y resguardando el perímetro de posibles ataques. Como el camino era prácticamente arena y pocos árboles, era prácticamente un suicidio para ellos el andar por esa ruta.

–Tengo mala espina –Dijo el menor, cuando habían decidido descansar un rato. Sasuke lo miró asintiendo. El mismo se sentía de esa manera, pero sabía que no debía asustarlo; mal que mal, Kei aún era un niño.

 

–¿Seguro eres un ninja? Eres demasiado cobarde chico –Añadió uno de los otros dos. Sasuke le dirigió una mirada asesina. Kei le frunció el entrecejo.

 

–Soy precavido, no cobarde idiota ¿seguro que eres un jounin? Pensé que tenían más cerebro– El chico de pelo azul claro, el que había hecho el comentario se levantó enojado. El otro ninja, tan azabache como Sasuke lo tomó del brazo.

 

–¡Mocoso de mier…!–

–Ya déjalo Ishida– Bramó el azabache, de algunos años mayor que Sasuke y con la mirada algo perdida. El nombrado lo fulminó con la mirada.

–¡Pero Sakurade! –

–Es un crío. Todos los críos son así–Justificó mirando de reojo al muchacho. Kei abrió la boca para decir algo, pero la mirada que le dirigió Sasuke fue suficiente para enmudecerlo.

 

–Creo que si tienen la energía para discutir de esa manera, es porque están descansados –añadió el Uchiha con desprecio –Hay que avanzar–

–¡Un gennin no me da órdenes! –Bramó Ishida. Sasuke lo ignoró tomando sus cosas.

–Soy chunnin. Y si no fueras tan incompetente no tendría que estar liderando esta misión– Respondió indiferente.

 

Un leve soplido entre los árboles les alertó. Sasuke miró hacia todos lados como si buscara algo. Kei lo observó, entendiendo y colocándose al medio junto con el Uchiha. Ambos ninjas los miraron con curiosidad sin moverse de sus lugares.

–¿Ahora qué bicho les picó? –Preguntó el peliazul con burla.

 

Una serie de kunais emergieron de la nada hacia ellos. Los ninjas sacaron sus armas apenas y repeliéndoles, eran tantos y de tantas direcciones que no podían escapar ni moverse. Sasuke activó el Sharingan observando las armas en cámara lenta, y detectando un pergamino que enrollaba el mango.

<Algo va mal…> pensó. Dirigió la mirada rápidamente hacia la playa y los pocos árboles que estaban cerca. <El lugar es demasiado espacioso para que pudiera esconderse…>

 

–¡Ahg! –Escuchó detrás. Sasuke apenas y se volteó, golpeando los kunais con su Shokuto y observando por el rabillo del ojo.  Sakurade no había podido repeler los infinitos kunais salidos de quien sabe donde enterrándose algunos en los brazos y las piernas.

–Mocoso no dejes de repeler –Reprendió el Uchiha, observando cómo el cuerpo de su compañero comenzaba a distorsionarse de a poco, agarrando firmeza y la contextura casi carbonizada que tenían los muñecos-pei.

–¡Sakurade!– Gritó Ishida acercándose a su compañero.

–¡Idiota no te le acerques! –Gritó Kei, apenas y esquivando.

–Hay que salir de aquí –Murmuró Sasuke– Estamos rodeados –Kei puso una expresión de terror –Puede que usen algún jutsu de invisibilidad… quitan mucho chakra, pero son útiles. Dile a Ishida que se acerque–

Repelió los kunai que les enviaban pensando en cómo hacerle para escapar. Le resultaba extraño el que tantos kunais saliesen de la nada.

–¡Estamos encerrados! –Gritó Ishida golpeando una pared invisible con una mano.

–¡Sasuke! ¡Mira al piso! –

El azabache observó asombrado como algunos kunai desaparecían a medida que se iban amontonando.

<¿genjutsu? No, no es posible> Repelió unos cuantos que se acercaron amenazadoramente a ellos.

–Mocoso…–Llamó. Kei se volteó con el entrecejo fruncido.

–¡Mi nombre es Kei idiota! Maldición, me duele la mano –Se quejó, aunque no bajo la guardia ni dejó de resistir.

–Como sea. ¿Los animales se ven afectados por el sello de los muñecos? –Observó de reojo los gritos de Sakurade, pudiendo observar cómo se iba la cordura de sus ojos lentamente–

–No sé, creo que no… la verdad es que no puedo ni pensar ahora ¡Que te alejes de él Ishida! –Le gritó. Sasuke frunció el seño.

<Ahora o nunca> pensó. Hacía mucho tiempo que no las convocaba, ni siquiera estaba seguro de poder hacerlo, pero no le quedaba de otra.

 

No puedo morir aquí

 

Rápidamente realizó los 5 sellos, mordió su pulgar y lo arrojó al piso.

Una gran serpiente surgió abriendo su boca, donde Sasuke tomó a kei del brazo, arrastrándolo de ahí. Ishida, al ver como el gran reptil los rodeaba con su cuerpo en una especie de bola atinó a saltar detrás de ellos. Sasuke observó gracias a sus ojos, como el muñeco pei, antes Sakurade, se veía aplastado por la serpiente, en una especie de campo que los rodeó.

Sintió la presión de la serpiente contra el campo.

Rómpela

 

La serpiente estiró su cuerpo haciendo presión. Un sonoro “crack!” hizo que la serpiente se estirara y callera estrepitosamente al suelo.

 

Sasuke escuchó cómo los ninjas se replegaban y se alejaban del reptil.

–Huyamos…–susurró. Ordenó telepáticamente a la serpiente abrir su boca y desaparecer a su señal.

Sasuke asintió, saliendo despedido en cuanto la serpiente abrió su boca. Percibió a los otros dos a su espalda, por lo que se preocupó de despejar el camino lo más que pudo.

 

–¡Atrápenlos!– Escucharon a sus espaldas. Sasuke pidió apresurarse, vislumbrando la ciudad a lo lejos.

–¡Sasuke! –Gritó Kei acelerando para ganarse a su lado– ¡Mira! –Apuntó hacia la entrada. Sasuke abrió los ojos sorprendido y rechinando los dientes, decidió virar hacia la derecha donde había una especie de camino hecho por arbustos cortados.

 

Los dos ninjas seguían a sus espaldas, y el ejército también.

–Nos acercamos al mar –Mencionó el muchacho. Sasuke miró hacia todos lados analizando el paisaje, lamentándose al verlo demasiado expuesto. ¿Cómo podían salir de ese lío bien parados?

En medio de su desesperación encontró una especie de cueva justo a sus derechas, el problema era que se arriesgaban demasiado al ser capturados, al no haber ninguna distracción o algún bosque lo bastante oscuro.

–Necesitamos distraer…¡au!...los –Se acercó el peliazul a los demás. Sasuke entrecerró los ojos haciéndolo evidente.

–¡Eso está más que claro idiota! –Gritó Kei– Tsuda me enseñó, pero apenas y puedo hacer 3… –

–Es suficiente –Respondió Sasuke deteniéndose.

Kei invocó a 3 clones, cuyos dos se transformaron en Sasuke e Ishida.

<Demasiada coincidencia> se lamentó.

Los 3 ninjas se escondieron en la sombra de un árbol, observando cómo unos 20 ninjas pasaban seudo-siguiendo a los clones. Por un momento temieron a que se devolvieran al ver como uno de ellos se detenía mirando hacia todos lados, pero al verlo voltearse y seguir corriendo suspiraron aliviados.

 

Rápidamente, entraron a la cueva poniendo un pergamino para hacerse indetectable. Sasuke se dejó caer en la piedra más cercana, suspirando y preguntándose cómo diablos le harían para salir de ahí.

 

 

Continuará.

 

 

 

(1)   Nombre proporcionado por Natzabel; caleta justo a la frontera del país del fuego.

Notas finales:

El día a medias fue un día… raro… no sé cómo explicarlo. Hacía años que no tenía líos con alguien, debe ser por eso xD

En fin, lamento la demora por el capítulo. Ya saben, el dijo, ella dijo, dos concursos, anécdotas, anécdotas y más anécdotas, y la universidad que está en paro… nah, flojera, flojera y más flojera.

¡Pero hoy gané un concurso! Aunque el segundo lugar. Sigo estando feliz por eso.

En fin y si, casi no hay yaoi en este capítulo… pero insisto, el próximo capítulo definitivamente será trascendental! (y honestamente espero terminarlo luego…)

¡Muchos besos!

Mariohn.


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