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Ser un gato vagabundo por Mariohn

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Notas del capitulo:

Declaimer: Naruto Masahi Kishimoto.

Casi Revizado por Natzabel

Dedicado al ponche con frutilla que tomé ayer.


Breves aclaraciones:

Los arcos argumentales en este fanfic, serán las historias entre capítulos narradas por otros personajes.

A diferencia del relleno (presiento que la mayoría lo relacionará con este) si tienen importancia dentro del universo de Ser un gato vagabundo, puesto que nos ayudará a entender las acciones de muchos personajes.

 

Arco argumental V parte II

Kakashi Hatake.

 

–Naruto–Susurró Iruka con la voz quebrada –Ya basta. Sasuke está muerto

–No…no puede ser…–

Naruto negaba con la cabeza insistente, mientras cerraba los ojos. Kakashi sentía el suficiente shock como para no hacer más que observar como si fuera una película.

Como si ella no hubiera dicho nada.

Iruka dejó que sus lágrimas fluyeran por su rostro sin ninguna pena. Kakashi escuchó un leve gimoteo desde el fondo de la sala. Pero decidió mirar a la Hokage.

Compartieron una leve mirada, antes que la mujer les diera la espalda, acercándose hacia la ventana y observando la aldea como si llevase una gran carga encima.

Pasó un minuto donde nadie dijo nada, cuando Naruto dio media vuelta y abandonó la sala dando un portazo en completo silencio.

Su rostro no portaba ninguna expresión.

Iruka se secó las lágrimas con una manga, observando la puerta. En ese momento fue consciente de su cuerpo y pudo moverse hacia el maestro.

–Vamos a casa, Kakashi–

El ninja sólo asintió sin decir nada. Su voz no salía.

Antes de abandonar la habitación Iruka caminó hacia el fondo de la sala, acercándose al muchacho quien levantó la mirada hacia el maestro.

–Disculpa, ¿Cómo te llamas?–El chico sólo lo miró, intentando componer el rostro sin resultado. Iruka sonrió amable –¿Tienes donde dormir? Te vez cansado–El chico negó con la cabeza –Puedes quedarte con nosotros. Nuestra casa es grande–Asintió levantándose. Iruka asintió en respuesta.

Aún en ese momento el copy-nin se preguntaba cómo podía mantener la compostura en esas circunstancias. Él no podía ni siquiera decir una palabra.

Salieron de la habitación y de la torre manteniendo el mutismo. Iruka tomó la mano de Kakashi y no la soltó en todo el trayecto, a sabiendas que no quedaba mucha resistencia en él. A medida que daba un paso, el ninja sentía como el dolor en su pecho, y la sensación asfixiante en su garganta aumentaba.

–Kei Uzumaki– susurró el chico en voz baja un poco antes de llegar a la casa. Ambos ninjas lo miraron–Me llamo Kei Uzumaki–

–Bien Kei, esta es nuestra casa– Susurró el maestro señalando la propiedad Hatake– Soy Iruka y él es Kakashi–

Kakashi se dejo llevar por la mano del maestro, quien lo condujo al comedor. Los ninken hicieron acto de presencia casi de inmediato frente a ellos, sin embargo al ver la mirada del Copy-nin no hicieron más que informar al maestro que irían a entrenar y alejarse del lugar.

Iruka les llevó a la cocina donde les sirvió leche caliente.

–Yo conocí a Uchiha-san–Dijo el castaño de repente. Iruka asintió llevándolo al cuarto que ocuparía. Kakashi tomó el vaso de leche sin poder tragar.

La sensación asfixiante aumentaba.

 

–Supongo que no necesito recordarte que no es momento para desmoronarse –Dijo sonriendo a pesar de saber que no serviría de nada, revolviéndole los cabellos a Sasuke. El Uchiha frunció el seño.

–Ya no tengo 13 años…–

 

 

Observó el vaso durante un minuto, antes de volver a intentar tomar otro trago de leche.

 

 

–No era eso lo que quería preguntarte, pero déjalo pasar –Dijo mirándolo serio– Deberías tu tomar esa misión.

Sasuke abrió los ojos sorprendido.

–¿Qué? –

 

Él lo había visto sufrir tantas veces… Crecer bajo el odio formado por su familia destruida, intentando cada día reconstruir el espíritu que Itachi se había encargado de aniquilar…

 

 

–Piénsalo Sasuke. Ya no puedes más –Dijo el jounin con calma– Podrías olvidarte de todo. Y nadie saldría herido.

Kakashi vio la mirada de cautela de Sasuke, Pero decidió guardar silencio por un momento–Tú no saldrías herido –Insistió después de un rato. Sasuke bajó la mirada.

 

 

Intentando ser fuerte por él mismo, tratando que nadie más saliera herido…

 

 

–Acepto –Kakashi le sonrió a través de su máscara, observando los ojos de Sasuke. Durante su vida de ninja, Kakashi había aprendido a detectar más que una simple mirada, como los celos de la pelirosa, o la mirada intensa que Naruto siempre le dedicaba a Sasuke, cuando este no lo estaba observando. Y Kakashi sabía, estaba seguro, que tras esa mirada determinada había mucho más.

El ninja había visto la decepción, la frustración y la desesperación.

 

–No intentes comer si no puedes, Kakashi –Escuchó al maestro a sus espaldas. Kakashi asintió levantándose y dejando el vaso en la mesa.

 

–Naruto le puso teme al gato negro… pero creo que llamar idiota a un gato es…–El castaño frunció el entrecejo. Kakashi lo miró divertido.

–Naruto le puso así porque según él se parece a Sasuke, Iruka-sensei –Sasuke apretó los dientes.

Iruka lo observó enigmático.

–Podría ponerle dobe –Intervino Sasuke. Ambos lo miraron– Digo, para ver si le gusta que lo llamen así –Entrecerró los ojos. Iruka hizo una carcajada.

–Ustedes nunca cambiarán –Sonrió el maestro con ganas– Me alegra mucho, sí. Lamentaría si algún día perdieran esa esencia –Miró al azabache serio– Espero que no te cambie esta misión Sasuke.

 

Iruka condujo al ninja hacia su habitación. En cuanto la puerta se cerró, el copy-nin se abalanzó hacia el maestro, besándolo con inesperada furia.

El peliblanco sintió la sorpresa en el otro ninja, pero se alegró que no opusiera resistencia. Con una maestría propia de la experiencia, ambos dejaron sus chaquetas y gran parte de su ropa en el camino hacia la cama.

Kakashi empujó al otro hombre antes de subirse encima de él y retomar el beso. Acariciaba los contornos del cuerpo del maestro dejándose llevar.

–Ka…Kakashi…–

Sentía los labios hinchados pero no dejo de besarle. Se separaron para tomar un poco de aire. La mano de Iruka subió hasta su cara, acariciándole la mejilla.

–Kakashi…–Susurró con la voz quebrada.

En ese momento fue consciente de sí mismo, y de las lágrimas que caían por su rostro. Levantó una mano posándola sobre la de Iruka un momento, antes que los brazos del maestro le rodearan.

–No fue tu culpa, no fue tu culpa…–

Kakashi se aferró al castaño mientras las lágrimas caían por su rostro. Escuchó un sonido extraño que contrastaba con el silencio del lugar.

–Kakashi…no fue tu culpa–

Había comenzado a temblar de pies a cabeza.  Se aferraba más y más al maestro sin dejar de llorar, preguntándose por el sonido.

–Ya Kakashi… todo está bien, yo estoy aquí…–El maestro le daba palmaditas en la espalda, intentando consolarle. Estaba consciente que de nada servía lo que el otro le decía, pero contraria a las otras veces en las que había perdido gente importante para él, ya no estaba solo.

Y con ese pensamiento se percató que el sonido venía desde el fondo de su pecho, producido por los sonidos ahogados.

Sintió como comenzaba a adormilarse, pero no quiso cerrar los ojos.

Se acomodó en el regazo de Iruka, mientras este acariciaba su cabello y le susurraba palabras reconfortantes.

–Tranquilo…duerme, te hará bien–Intentó negar con la cabeza, pero no fue capaz. Iruka hizo una triste sonrisa, besando su frente –Duerme…–

Con una última mirada, Kakashi cerró los ojos y se dejó abrazar por la calidez que el otro le brindaba.

Unas horas después, Kakashi sintió el susurró de una voz suave que lo sacó de su ensueño. El olor suave de la vainilla lo hizo sentirse en casa. No había soñado nada, sin embargo su cuerpo completo se sentía intranquilo.

–Lo siento, pero te veías algo intranquilo– Susurró el maestro. Kakashi levantó la mirada hacia él– Y está haciendo frío–

Dejó que el maestro lo arropara y lo dejara reposar en su pecho.

–Lo siento…–Pudo susurrar con voz ronca.

Iruka le acarició el cabello en respuesta.

–No importa… no te preocupes–Hizo una leve sonrisa –Mañana será un nuevo día…–

–¿Crees que Naruto me…?–

–No –Le interrumpió el maestro– Al menos no dejaré que lo haga. No fue tu culpa– Insistió. Kakashi sonrió un poco.

–Gracias…–Susurró cerrando los ojos.

Sentía el sabor de la culpa y la amargura mascullando por su cerebro, pero habían cosas más importantes en que pensar por el momento. O al menos mañana, cuando su cerebro dejara de estar adormilado y cegado por la pena.

Además de no querer alarmar a Iruka más de la cuenta.

 

Horas más tarde, Kakashi sentía el cuerpo un poco agarrotado y algo pesado. Aún así abrió los ojos, levantándose de golpe y automáticamente llevándose una mano a la cabeza, sintiéndose mareado.

Miró hacia su costado y se observó solo, por lo que decidió darse una ducha antes de ir a desayunar y no preocupar más al maestro. Después de todo, el maestro también sufría por la muerte de Sasuke.

Se encontró con Iruka preparando el desayuno con ayuda del chico al que al día anterior le habían dado alojamiento.

–Buenos días– Se anunció sentándose en la mesa pequeña de la cocina. Iruka se volteó y le sonrió levemente.

–Buenos días– Contestó el otro muchacho débilmente. Kakashi asintió –Gracias por dejarme alojar–

–No hay de que– Respondió encogiéndose de hombros. Después de todo a él no le importaba, y quien le había dicho que se quedara era Iruka.

Iruka se acercó con los huevos y con café caliente. Kakashi comió notando la ausencia de los ninken pero no le importó. Si hubiera pasado algo malo con ellos, les habrían avisado.

–Yo viví con Sasuke– Comentó el chico de la nada. Ambos adultos dirigieron su mirada a él– Digo, en Yinsei los ninjas solteros suelen vivir en grupos, y en mi departamento no había nadie, así que me asignaron vivir con él–

–¿Tú estuviste cuando él murió? –El castaño asintió– Ya veo…–Replicó el peliblanco.

–Me…me salvó– El chico miró a su plato temblando un poco. Kakashi lo examinó un poco sorprendido. Usualmente Sasuke no se preocupaba por otras personas que no fueran de su círculo más cercano. Quizás ese chico se hubiese ganado su confianza de alguna manera, juzgó mientras asentía.

Un ronroneo en la ventana lo hizo salir de sus pensamientos. Un gato rubio atigrado ingresó acompañado de uno negro. Kakashi sintió nostalgia al observar específicamente a “teme-chan”, como le había puesto a Naruto.

Kakashi observó como “Dobe-chan” pasó de largo ante la leche helada que Iruka cada mañana le servía, echándose en la canasta junto al gato negro, y ronroneando lastimero.

–Esos gatos…–Susurró el chico. Iruka sonrió gentil.

–Parecen como si fueran personas, lo sabemos –Se sirvió otra taza de té– El gato negro tiene una personalidad idéntica a Sasuke–

El chico observó al gato detenidamente. El gato rubio gruñó acercándose al gato negro.

–¿A quién se parece el otro gato?–

–Al rubio que viste ayer– Susurró Kakashi– Uzumaki Naruto–

–¿Uzuma…?–Exclamó sorprendido.

–¡Oh, es cierto! –Recordó Iruka de pronto– ¿Tienes algún parentesco con él? –

–No, no creo… No sé–Respondió el castaño dubitativo. Kakashi alzó una ceja.

–Bueno, el parecido no es mucho… Pero la madre de Naruto era peliroja así que…–Replicó.

–Mi madre era Castaña, como yo–Respondió el muchacho– Y mi padre pelinegro–

–Ya veo…–

Terminaron de desayunar sin ninguna prisa.

–Estoy preocupado por ese gato–Admitió Iruka. El gato rubio no había dejado de gemir y aunque los gatos no tenían ojeras, se veía más cansado. Los ninjas podían ser muy detallistas a veces.

–Podríamos llamar a los ninken– Murmuró Kakashi. El gato negro no se había despegado ningún momento del otro animal, lamiéndole la cara de vez en cuando y haciendo arrumacos con él.

–Si –Convino el otro– Pero más me preocupa que Teme-chan esté aquí. Probablemente Naruto…–

–Iré a verlo en cuanto termine de comer. Aún es temprano– Convino el peliblanco. Iruka asintió.

–Pediré el día libre. Naruto necesitará apoyo–

Kakashi asintió mientras hacía los sellos para invocar a sus ninken. Akino apareció tras una nube de humo con curiosidad.

–Cachorro ¿estás bien? –Kakashi la observó por unos momentos para asentir con la cabeza– Ayer te veías terrible, nos preocupaste–

–Lo siento –Se excusó– Sasuke Uchiha falleció– La animal abrió los ojos sorprendida un momento, antes de volver a hablar.

–Lo lamento, era un buen chico– Susurró la can– ¿Por qué me llamaron?–

–Es Dobe-chan –Replicó Iruka acariciando la cabeza del can –Algo le pasa–

Akino asintió antes de acercarse a los gatos, que sólo levantaron la cabeza. A Kakashi aún le sorprendía esa extraña relación perro-gato. ¿No se suponía que eran enemigos por naturaleza? Naturaleza que parecía no afectarles en lo más mínimo, al parecer.

–¿Estás bien? –Preguntó. El gato negro levantó la cabeza maullando bajito. El gato rubio volvió a maullar un poco más fuerte. Las tres personas se acercaron con curiosidad, algunas más que otras. Akino se volteó hacia ellos –Oh lo siento… ¿pero por qué?–

El gato volvió a maullar en respuesta.

–Teme-chan dijo que Dobe-chan tenía tristeza porque algo le había pasado a su dueño. Ellos escucharon al dueño de Teme-chan, ese que te molestó la semana anterior Kakashi, llorar en sueños y repetir el nombre del dueño de Dobe-chan. Él cree que le sucedió algo, y acabas de confirmárselo cachorro–

Es increíble como los animales podían tener esa clase de presentimientos, pensó el copy-nin. Sobre todo un par de gatos que ellos creían normales. Probablemente porque no parecían gatos comunes, era porque sus ninken podían relacionarse tan bien con ellos.

–Akino, pregúntale si sabe dónde está Naruto– Inquirió Kakashi. Akino asintió.

El gato negro le miró y maulló en respuesta. Si Kakashi no supiese que es un gato, hubiera jurado verlo fruncir el entrecejo y mirarlo con molestia.

–No estés molesto, es normal que él no entienda– Respondió Akino, dirigiéndose al gato– El no es un animal como tú y yo– Luego miró a Kakashi– Teme-chan dijo que podías preguntarle directamente. Pero él no sabe dónde está Naruto. Cuando se fueron de su casa, aún se encontraba adentro–

–Bien, gracias –Susurró al gato, quien lo ignoró -o al menos eso le pareció al ninja- restregando su rostro -o mejilla- contra el gato rubio quien al parecer había decidido mejor tomar una siesta.

Akino decidió pedirle a Iruka su desayuno en compensación mientras Kakashi se alistaba.

–Kakashi-san, yo tengo que volver donde la Hokage y…–

–Bien, te llevo ahí– Respondió– Akino, dile a los demás que no se preocupen– Akino asintió.

–Te veo luego, estaré fuera de la academia en una hora– Susurró Iruka dándole un pequeño beso.

Salieron de la casa en completo silencio. Kakashi no tenía ganas de conversar y aunque quisiera tampoco tendría tema de conversación.

–Disculpe…–Kakashi miró al más bajo– ¿Cómo era Sasuke aquí? –Preguntó el ojicobre con curiosidad. Kakashi lo meditó durante unos momentos antes de responder.

–No sé cómo era contigo, pero Sasuke siempre ha sido una persona seria… excepto con Naruto, muy centrado en sus objetivos. Aunque tenía el genio corto era buena persona–Kei asintió. –Era un buen shinobi–

–Sí, muy buen shinobi– Asintió el menor –No como yo– Le escuchó susurrar.

Kakashi ignoró el comentario y se dedicó a caminar junto al otro. Se alegró que el menor no tuviera ningún otro comentario que hacer. Ya era bastante malo en relaciones sociales, y en ese momento lo último que quería era poner en práctica sus pobres habilidades en esa área.

Y tampoco ayudaba la pena y la culpa por la muerte de alguien a quien apreció como si fuera un hijo.

Estaban próximos a llegar a la torre Hokage cuando Kakashi divisó a Naruto parado frente a la oficina contigua, con mirada perdida.

–Disculpa pero tengo que irme. Fue un gusto– Se despidió antes de adelantarse y caminar hacia Naruto. No escuchó respuesta del otro ninja, pero no le importó.

El rubio ni siquiera se había percatado de su presencia.

–Naruto…–Susurró el peliblanco. Naruto miraba el pequeño edificio de correos sin prestarle atención a nada más. Kakashi después de unos segundos, decidió que lo mejor que podía hacer era hacerle saber que se encontraba ahí, tocándole el hombro.

–Naruto –Insistió.

Naruto dirigió su mirada hacia el ninja sin expresión en el rostro. Kakashi se planteó la posibilidad de un genjutsu, pero lo descartó al recordar al kyuubi.

–¡Kakashi sensei! –Sonrió de pronto, haciendo una risita. Kakashi dio un pequeño salto sorprendido, que afortunadamente para él paso desapercibido para Naruto y para la gente que pasaba a su lado –¿Qué pasa dattebayo?–

–Bueno…¿Qué haces aquí?– Preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

–Pues…–Pareció meditarlo un momento– Espero que abra el correo para enviarle mi carta al teme, como me sugirió ayer Iruka-sensei. Supongo que no demorará más de una semana la contestación de ese bastardo–

Oh no.

El peliblanco no sabía si asentir o sacarlo de su error.

–Ya veo– Dijo después de meditarlo un momento –Naruto… ayer…–

–Ya sé que fue un plan de oba-chan para no dejarme ir–Frunció el ceño–¡Pero ya verá cuando el teme me conteste dattebayo! ¡Iré a ese pueblo y lo traeré de vuelta!–

Kakashi no sabía que era peor. Si el Naruto que lo persiguió hace una semana, o el Naruto que ahora demostraba una severa etapa de negación. ¡Dios! ¡Ni siquiera con Jiraiya demostró tal nivel de depresión! No quería ni saber que sucedería una vez que admitiera la realidad.

Y tampoco sabía si era bueno si él se encargase de decírsela.

Y la Hokage tampoco sería de ayuda, dada aquella respuesta.

–Te acompaño– Murmuró. Naruto lo miró con curiosidad– Iruka-sensei me dijo que te avisara que almorzaríamos todos juntos– mintió– Y Gai está en misión, así que no tengo con quien entrenar–

–¿¡Me enseñarás el Chidori?! –Pregunto emocionado. Kakashi negó con la cabeza.

Se sentaron en un banco frente al correo a esperar. A juzgar por la posición del sol, Kakashi intuyó que eran no más de las 9, y el correo -si mal no recordaba- no se abría hasta las 11.

Naruto no dijo nada, volviendo a su etapa zombi. Kakashi se alarmó un poco, pero agradeció que su comportamiento no fuera normal del todo. ¡Ahí sí que le hubiese dado algo del susto!

–Naruto– Preguntó de pronto. El ninja volvió a mirarlo. Kakashi tragó saliva– ¿Y si vamos a buscar a Iruka primero?–

–¿No tiene clases en la academia dattebayo?–

Kakashi dudó un momento.

–Maa, hasta a él pueden darle un día libre de vez en cuando. Planeábamos irnos de vacaciones–Dijo aparentando tranquilidad.

Naruto asintió levantándose y echando la carta al bolsillo. Kakashi lo siguió alarmándose cada vez más por el silencio que el otro prodigaba.

¿Naruto? ¿En completo silencio?

Nadie era tan tonto como para no darse cuenta que algo le sucedía.

Caminaron hasta las afueras de la academia -que gracias a cualquier deidad de turno estaba cerca- y efectivamente, encontrándose a Iruka.

Kakashi suspiró aliviado. Al menos Iruka si tenía habilidades sociales para tratar ese tipo de situaciones.

–Hey –Susurró el maestro. Naruto corrió hacia él.

–Iruka-sensei ¿Es verdad que te irás de vacaciones con Kakashi dattebayo? –preguntó el rubio sonriendo. E Iruka le dirigió una mirada confusa primero a Naruto, luego a Kakashi. El copy-nin se encogió de hombros.

–Ya te dije que si Naruto– Intervino Kakashi antes de que el rubio dijera algo más– ¿Te parece si comemos ramen mientras esperamos el correo? Pero tú invitas–

Naruto lo fulminó con la mirada.

–¿Por qué yo dattebayoo? ¡Es tu idea! –Se cruzó de brazos.

Iruka aún parecía sorprendido, pero pareció componerse rápidamente para añadir –No te preocupes Naruto, yo pago–

Naruto hizo una leve sonrisa antes de caminar delante de ellos en el mismo silencio sepulcral de hace un rato. Iruka parecía evaluarlo mientras caminaba, por lo que no soltó ningún comentario.

–Etapa de negación– Susurró Kakashi. Iruka se volteó hacia él un momento.

–Dime que te dijo –Susurró de vuelta mientras Naruto saludaba a algunos genins.

Kakashi lo actualizó rápidamente antes de que Naruto volteara su atención hacia ellos. Miró al castaño, quien pareció pensar durante un momento. Kakashi rezaba para que fuera algún plan que lograra que Naruto reaccionara de una vez por todas.

Incluso pensó que estaría mucho mejor para él si Naruto le culpase por la muerte del Uchiha, antes de esa absurda normalidad que aparentaba.

Mientras comían ramen, Kakashi observó nuevamente al rubio. A penas y tocaba el plato de ramen recién servido, mirando hacia el frente.

Bueno, al menos con Jiraiya no comió ramen durante algunos días.

–Chico, ¿te sientes bien?–Preguntó Teuchi preocupado.

Naruto alzó la mirada y tras unos momentos le sonrió.

–Sí, es que algo me cayó mal en el estómago ayer dattebayo– Respondió apenas y echándose un par de fideos a la boca.

Kakashi observó al dueño mirarlo confuso. Bien era sabido que ni enfermo Naruto era capaz de dejar de comer ramen.

Sí que estaba mal…

Ya lo oíste… –Escucharon a sus espaldas– El bastardo Uchiha huyó de la aldea nuevamente…

Kakashi tragó saliva observando a Naruto. No era la primera vez que escuchaban ese tipo de insultos hacia el Uchiha, pero el pelinegro nunca le dio importancia.

Deberíamos quemar su casa. Así eliminaríamos a esa rata cobarde de una vez por todas de este pueblo…

Los ninjas vieron a Naruto levantarse y dar zancadas hacia ellos, tomando a uno de la camisa y empujando al otro que cayó al piso haciendo un ruido sordo.

–¡¡¡No hables de él sin conocerlo!!!– Gritó al hombre furioso. El tipo que le acompañaba lo miró con franco desconcierto.

–¿Qué va mal?– Preguntó desde el piso. Naruto lo fulminó con la mirada levantando la camisa aún más del otro hombre, quien entre jadeos de terror imploraba que lo soltase –Sólo hablábamos del bastardo Uchiha. No sé que tendría de malo acabar con su recuerdo si toda la aldea piensa que  es mejor que estuviera muerto– murmuró con mala cara, levantándose del suelo.

<Mala combinación de palabras> Pensó Kakashi acercándose al grupo junto con Iruka, dispuesto a parar una masacre. Pero Naruto les lanzó al tipo que tenía en las manos, acercándose al otro y tras levantarlo de la misma manera, asentarle un golpe en la cara.

 

–¡¡¿¿SE PUEDE SABER QUE MIERDA HICISTE MOCOSO??!! –Gritó la Hokage horas después, cuando unos ninjas habían intervenido en la pelea, a duras penas separando a Naruto del inconsciente hombre. Iruka lucía un pequeño corte en la mejilla, mientras Kakashi se sobaba el brazo casi apostando que en un par de horas sería un evidente moretón.

Naruto ignoró sus palabras, mirando hacia la ventana. Kakashi observó a la cabreada Hokage rodear el escritorio hacia Naruto con claras intenciones de golpearlo. E iba a levantar el puño cuando Naruto abrió la boca.

–No voy a tolerar que hablen de esa manera del teme. No más– Sentenció dirigiendo una mirada desafiante a la mujer.

Kakashi lo miró con clara incredulidad, igual que la Hokage. Naruto pareció pensarlo, dándose la vuelta y acercándose a la puerta.

–No sé de qué te quejas, si siempre le han tratado así– Murmuró la mujer haciendo que el rubio se volteara y la mirara.

–Tsunade-sama…–Susurro Shizune acercándose a la rubia y tocando su hombro. Naruto volvió a voltearse abandonando la habitación.

–Lo siento, Tsunade-sama– Murmuró Iruka haciendo una reverencia –Naruto no se ha sentido bien desde ayer. Fue mi culpa no impedir que esto pasara…–

–Tranquilo Iruka –Intervino Tsunade suspirando. Iruka se enderezó– Naruto está en estado de shock aún– Respondió. Shizune asintió.

–No es bueno que dejen a Naruto-kun solo–

Ambos asienten abandonando la habitación.

–Naruto se siente culpable Iruka– Habló Kakashi mientras caminaban fuera del edificio. Iruka desvió su mirada hacia él, encogiéndose de hombros.

–Lo importante es que no se tope con gente así Kakashi. No quiero que Naruto haga cosas que arruinen todo el esfuerzo que ha hecho hasta ahora– El peliblanco asintió más que de acuerdo.

Caminaron hasta encontrar a Naruto afuera de la torre Hokage. Iruka se le acercó y no dudo en golpearle en la cabeza. Naruto se sobó adolorido.

–¡¡…Tienes suerte que la Hokage no te haya golpeado hasta matarte!!– Gritó tocándose la frente.

El rubio les dirigió una sonrisa triste, antes de mirar hacia el edificio y apenas susurrar –Nunca pude hacer gran cosa por él– Suspiró.

Kakashi sonrió y añadió – El siempre estuvo dispuesto a soportar todo esto sin ayuda de nadie. Deberías saberlo–

Naruto sonrió con más ganas –Porque siempre ha sido un teme–

Iruka suspiró, más tranquilo. Kakashi observó el correo abierto. Si le preguntaban a él, seguía creyendo que era una pérdida de tiempo. Pero no era Hatake Kakashi, era Uzumaki Naruto el de la etapa de negación.

Quizás le haría bien seguir un poco en la ilusión, o al menos eso pensaba.

–El correo está abierto, Naruto. ¿Quieres ir? –Preguntó el copy-nin. Sintió la mirada sorprendida del maestro, pero sólo le dirigió una mirada significativa esperando que entendiese.

Pero Naruto negó con la cabeza.

–Iré después– Respondió. Y pareció perderse en sus pensamientos durante un momento antes de volver a hablar –¿Me acompañarían al territorio Uchiha?–

Kakashi alzó una ceja e Iruka le dirigió una mirada neutra. Pero ambos asintieron.

–Gracias–Dijo el rubio, comenzando a caminar.

Bien, por lo menos parecía estar superando la etapa de negación. Y tampoco se veía con intenciones de culparle, sentenció en unos momentos. Parecía ser del tipo que aceptaba las cosas con lentitud. Él sabía que Naruto era del tipo que entendía con el cuerpo, pero nunca se imaginó cuanto significaría aquello.

Y se preguntó qué diría Sasuke si viera al rubio de esa manera.

Un tirón proveniente de Iruka le hizo salir de sus pensamientos. La mirada del maestro apuntó hacia el frente, donde una resuelta pelirosa les interceptaba, al parecer del hospital.

Oh no. Definitivamente no era uno de sus mejores días.

Sakura se apresuró poniéndose al frente del ninja. Naruto la observó expectante, en ningún momento rompiendo con el espacio personal de la mujer. Igual que ella con él.

–Ya me enteré del problemita que montaste hoy–Dijo desafiante. Kakashi levantó una ceja. Naruto la observó con la misma expresión neutra que al principio. La misma que había puesto durante todo el día –No entiendo cómo quieres seguir pretendiendo ser Hokage con esa actitud Naruto–

Naruto sólo la fulminó con la mirada antes de seguir caminando. Sakura lo observó un momento, irritada, antes de voltearse hacia ellos.

–Simplemente, yo ya no puedo–Suspiró derrotada y mirando al piso– No tengo como darle a entender que ese no es precisamente la compañía que necesita para convertirse en Hokage, Kakashi-sensei– Murmuró. Kakashi comenzó a preguntarse en qué momento Sakura había comenzado a resentirse contra Sasuke de esa manera.

–Sakura… tu no…–Inquirió Iruka dudoso. Sakura dirigió su mirada hacia el maestro, algo irritada pero la expresión preocupada de su rostro le daba un matiz algo extraño.

–Sasuke no es una buena compañía para Naruto, sensei– Murmuró decidida.

–Eso lo decido yo, Sakura–Escucharon cerca de ellos. Sakura volteó su cabeza tan rápido hacia Naruto, que Kakashi pensó seriamente que se había desnucado. El peliblanco levantó su mirada hacia Naruto, quien ahora tenía una expresión muy molesta.

–Pero Naruto…–

–Pero nada dattebayo–le interrumpió fulminándola con la mirada. La observó durante un minuto entero, donde la muchacha parecía perder todo el valor que había agarrado para hablarle, desviando la mirada hacia ellos, en una muda súplica.

Kakashi se encogió de hombros. ¿Qué podían hacer? A demás de no estar de acuerdo con esa relación -y esta vez estaba cavilando por ambos- Kakashi pensaba seriamente que a Sakura le hacía falta una buena tanda de nalgadas o una paliza al estilo Tsunade como mínimo.

Sakura había sido demasiado mimada e irrealista para su gusto. Y ya era tiempo que alguien se lo hiciera ver, pero no él.

No si quería vivir para ver otro día.

–No tengo intenciones de ser Hokage ahora, Sakura-chan. No mientras exista gente en esta aldea como tú y esos tipos dattebayo–Murmuró con furia en la voz al final y normalizando su rostro.

Y tras dirigirle una mirada que ni Kakashi pudo entender, les dio la espalda para seguir caminando, no sin antes voltear la cabeza sobre el hombro y añadir–Aún no olvido que por tu culpa el teme se fue. Ten eso en mente dattebayo–

Le resulto un poco perturbador ver a Naruto en estado “Sai” por así decirlo. Con una expresión neutra pero con la voz llena de reproche. Y por la expresión de Sakura, ella también lo había pensado.

Y sorprendentemente para él, Iruka se acercó a la chica tomando sus manos.

–Es suficiente– Dijo el maestro dejando escapar un suspiro. Sakura lo miró sin comprender –Nosotros no podemos entrometernos en las decisiones de Naruto–

–¿P-porque no? –Preguntó la chica con la ansiedad bailándole en el rostro. El copy-nin decidió acercarse a ella también.

–Porque Naruto es un adulto, Sakura– Respondió intentando no ser rudo y cantarle las cuarentas como hacía tiempo que había querido.

–Has idealizado a Naruto todo este tiempo. Él no es la respuesta a tus problemas, Sakura. Has dejado caer tus propias inseguridades en él–

–Ya es hora que comiences a ser un adulto también– Corroboró el peliblanco, palmeando al maestro para darle alcance al rubio.

Antes de continuar su camino el peliblanco volvió a voltear. Sakura sólo miraba al frente sin ver nada en especial. Kakashi suspiró.

Otro problema que añadir a la bolsa.

En cuanto le dieron alcance al chico, Sai apareció, saliendo de la librería.

–Te tengo un regalo Naruto-kun–Sonrió apuntando a la pintura. Naruto la miró con incredulidad, apuntándose con el dedo.

–¿Yo? –Sai asintió.

Pensando en su pobre hígado, Kakashi decidió intervenir.

–Puedes abrirlo después Naruto –Sonrió nervioso– Aquí en la calle es un poco…–

Sintió la mirada de Naruto e Iruka, pero los ignoró. Después de todo, evitar una masacre se estaba volviendo su labor a diario, por lo visto.

–¿Van a algún lugar? –Preguntó el pelinegro.

Kakashi lo medito unos segundos antes de responder.

–Barrio Uchiha, tenemos cosas que hacer–

Sai los miró…bueno, como Sai siempre miraba a todo el mundo.

–Quiero ir– Dijo al final.

–¿Por qué? –Preguntó Kakashi curioso. Sai se encogió de hombros.

–Para fortalecer la amistad. Los libros dicen que si paso tiempo con las personas puedes estrechar lazos–

¿Cuántas veces el copy-nin había escuchado tal barbaridad?

Y se supone que era él con escasa habilidad social.

Pero Naruto, para sorpresa de todos terminó encogiéndose de hombros, arrebatándole la pintura a Sai y disponiéndose a caminar.

Sai no paró de preguntar durante todo el camino, casi sacando de quicio a Iruka. Y había que decirlo, él hacía mucho tiempo que había aprendido que a Sai solo había que asentir y dejarlo hablar, cuando tenía ganas de preguntar incoherencias. Pero él no era Iruka, tan bueno y dispuesto a escuchar a todo el mundo.

Pero al menos se ahorraba estrés que definitivamente no necesitaba

La silueta del barrio se alzó al final de la calle. Como siempre, imponente y algo tenebrosa. Aunque fuese reconstruida muchas veces, no seguía perdiendo el aire taciturno y la sensación de que días anteriores Itachi hubiera asesinado a esa familia.

Naruto alzó la mirada hacia la casa temblando y dejando caer la pintura. Kakashi se adelantó a él palmeando su brazo. Las palabras “asesino” y “muérete” estaban en toda la casa. Había algunos vidrios rotos y el jardín se encontraba totalmente muerto. Iruka suspiró a su lado.

Había llegado el momento... Quizás Sasuke nunca se lo perdonaría, si estuviese vivo. O peor, lo penaría durante años por el simple hecho de decírselo.

Pero no había otra manera. Naruto no entendería de otra manera.

Y ya estaba cansado de guardar el secreto.

–Esto siempre pasará Naruto– Murmuró el jounin– Sasuke todo el tiempo ha aguantado esto solo, en silencio… por… por– El ojiazul lo miró interrogante. Kakashi se sentía un idiota por tener que mencionar los sentimientos de otra persona. Le había costado horrores decirle los suyos al maestro ¿Y ahora tenía que hacer los de alguien más?

Iruka le palmeó la espalda a Kakashi. El castaño se ganó al otro lado de Naruto, haciendo un gran suspiro.

–¿Qué podría ser más importante que su orgullo para el teme? –Preguntó el rubio en un murmullo. Iruka hizo una triste sonrisa.

–Te sorprenderías Naruto– Iruka tragó saliva, meditando antes de hablar– Pero para Sasuke, lo más importante eras tú–

Naruto lo miró con franca estupefacción.

–¿Yo?–

Iruka asintió –Las pocas veces que he concordado con Sasuke-kun en esa clase de situaciones nunca lo vi quejarse, Naruto. Incluso puedo decir con certeza que nunca apreció a Konoha más de lo debido. Y que la mayoría de los ninjas de Konoha tampoco lo apreciaban–

–Pero más que a la aldea, Sasuke te tuvo lealtad más a ti que a nadie en este lugar– Sentenció Kakashi. Naruto se volteó hacia ellos alternando miradas entre uno y otro antes de contestar.

–¿Ustedes nunca le ayudaron? –Preguntó.  Ambos ninjas simplemente giraron la cabeza un poco sorprendidos– ¡¿¡Ustedes nunca le ayudaron!?! –Replicó más como una respuesta que como una pregunta.

Se podía palpar la furia que brillaba en su rostro y en sus palabras. Sai retrocedió un poco en respuesta. Kakashi e Iruka permanecieron en sus puestos. Ya anticipaban esa clase de reacción, pero en su vida se imaginó que sería por esa razón.

–Tú tampoco hiciste nada, Naruto-kun– Dijo Sai después de unos momentos. Naruto se volteó  y caminó hacia el pelinegro, tomándolo de la camiza.

–¿¡Qué dijiste?!– Gritó. Kakashi se acercó a ambos, separando a Naruto de Sai. El pintor cayó al piso, pero se levantó como si nada caminando hacia la pintura, levantándola del suelo donde Naruto la había dejado y alcanzándosela.

–La hice para que no te sientas solo Naruto-kun– Respondió.

Naruto lo miró un momento estupefacto, antes de aceptar la pintura y sacarla del papel en el que Sai la había envuelto.

Los ojos del rubio no podían estar más sorprendidos. Kakashi se acercó con curiosidad, mirando también como Iruka miraba la pintura sorprendido.

Kakashi pocas veces había visto una pintura de Sai que le hubiese gustado. El pintor tendía a ser irreal en sus dibujos. Pero aquello realmente era distinto de muchas pinturas y dibujos que el pelinegro hubiera hecho.

En el lienzo, se encontraba el Sasuke tan serio e indiferente de siempre, pero con un brillo en los ojos casi palpable. A su lado y pasando un brazo por los hombros, Naruto sonreía. Pero sus ojos denotaban la misma expresión alegre e intensa que usaba para mirar a Sasuke.

Kakashi intercambió una mirada asombrada con Iruka. Vieron a Naruto mirar como poseso la pintura durante minutos, sin decir ninguna palabra. Tampoco Sai parecía tener ganas de decir nada, limitándose sólo a observar a Naruto.

–¿Y, te gustó? –Preguntó el ex anbu después de unos minutos. Naruto levantó la mirada de la pintura observándolo un momento y abriendo la boca para responder, pero un maullido proveniente de la casa les distrajo, haciéndole mirar hacia la casa. En el banco al lado de la puerta se encontraba el gato de Sasuke, quien los observó maullando lastimero.

Pero Naruto observaba al gato negro que se encontraba cerca de ellos. Kakashi observó a “teme-chan”, quien observaba de vuelta a Naruto. Tras un breve momento, el gato le dio la espalda caminando hacia la banca y subiéndose donde el gato amarillo le esperaba.

–Estás en tu limite Naruto– Murmuró Iruka al rubio quien no dejaba de mirar a los gatos– Sasuke murió. Pero él quería que fueras feliz, por eso se marchó de la aldea–

Naruto volteó su mirada al chuunin.

–N-no…–Kakashi le quitó la pintura de las manos y se la entregó a Sai–…entiendo dattebayo–

–Sasuke siempre te tuvo aprecio más allá de la amistad –Respondió Kakashi, suspirando y rogando que su alumno no lo odiase en el más allá– Pero el siempre respetó tus decisiones, y nunca quiso ser más allá del hermano y mejor amigo que tu idealizabas de él–

Naruto no les respondió nada, pero se acercó a la pintura que Sai había hecho para él, y después de unos momentos que al copy-nin le parecían eternos, levantó una mano bordeando el contorno del rostro de Sasuke, deteniéndose en sus ojos.

Kakashi durante toda su vida perdió a gente importante para él. Su padre se había suicidado, su compañero de equipo había muerto por salvarle la vida, su sensei murió protegiendo lo que amaba y la única compañera que le había quedado había muerto sin que él pudiese protegerla.

Pero el peliblanco sabía que nunca sería lo mismo. Que el dolor que había sentido en esos momentos no se comparaba con lo que Naruto sentía en esos momentos. Que ni siquiera se le parecía al dolor por la muerte de Jiraiya, lo más parecido a un familiar que el chico hubiera tenido.

Pero al escuchar el alarido de dolor proveniente de la boca del chico, y los gritos posteriores no pudo evitar sentir que aquel dolor sería lo más fuerte y duradero que el rubio experimentaría en su vida, y que ni siquiera estaba seguro de cómo serían sus vidas en el futuro.

Tanto que ni siquiera él estaba seguro de poder soportar perder a Iruka, tan importante para él como Sasuke lo era para Naruto.

 

Y nuevamente no pudo evitar pensar y maldecir a su destino.

A su destino de vivir y morir, como un ninja.

 

 

Continuará.

Notas finales:

 

¡Ha pasado mucho tiempo! ¿Eh? ¿Cuánto desde la última vez que actualicé? ¿Un mes?

Debo advertir que está solo la mitad no está beteada. Quería darle una sorpresa a mi beta, y también una venganza porque me llamó llorona.

Incluso una parte la escribí un poco ebria, ¡jajaja!

Bueno, es un regalo anticipado porque volveré a la universidad. Y debo escribir un fanfic por Halloween NaruSasu, y un Drabble Drarry.

¡Qué problemático!

 

Pero en fin, espero perdonen mi mala ortografía de siempre, y repito: Word está de paro y no hay nada que pueda hacer.

 

Tengo dos preguntas. ¿Qué opinan del mcpreg? Como leyeron.

Y… ¿Con quién emparejarían a Sakura? ¡Espero Opiniones!

 

Otro drabble estúpido;

 

b) Si Sakura estuviera embarazada de Sai

 

-¡Sai, idiota!­-

Entró apenas dejando los zapatos en la entrada. Corrió hacia el salón, donde Sai había levantado la cabeza sobre el escritorio.

-Sakura-san...-

Sakura sonrió, poniendo las manos en la cintura mientras lo miraba con superioridad.

-¡Sai! Estoy embara... ¿Qué es eso?- Señaló a los papeles que el pelinegro escribía.

-¿Ah esto? es un ranking de penes de Konoha-

 

 Y ese fue el último día de vida de Sai

 

En fin, mis cariños a todos en halloween, prometo intentar por lo menos escribir el próximo capítulo y sorprenderlos con algún drabble en relación a este universo tan extraño (ser un gato, me refiero)

 

Besos desde Chile y agradeciendo sus comentarios que son mi paga;

Mariohn.

 

 

PD: para malos entendidos... mcpreg: masculine cat pregnacy


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