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Ser un gato vagabundo por Mariohn

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Notas del capitulo:

Declaimer: Naruto © Masahi Kishimoto.

Medio revizado por Natzabel

Dedicado a Uko, a quien le debo, en parte, mi mejora <3

Sintió que perdía el aliento. O quizás era aquella sensación espejismo porque estaba seguro que seguía respirando. O quizás no, porque aquellas palabras rompieron el mínimo de ilusión que Naruto o lo que fuera que se había encontrando dentro de su mente habían logrado crear. Y sus ojos nunca dejaron de mirarla, esperando cualquier reacción que le dijera que era mentira. O quizás algo más, aquel salto que solía ocurrir cuando estabas en la parte más profunda del sueño y de pronto se efectuaba esa patada que lograba despertarte.

 

Cabe decir que aquello nunca ocurrió.

 

Y Sasuke comenzó a desesperarse, no solo por no recibir respuesta si no porque aquella imposibilidad para moverse comenzaba a exasperarle. ¿En serio estaba muerto, entonces?

 

Pero sus oídos y su mente perdida en aquella nueva información prestó atención a la suave carcajada proveniente de los labios de ella, para ver claramente como negaba con la cabeza.

 

–¿En verdad crees que lo estás? –fue la contra pregunta que recibió y que le ocasionó, por supuesto, un gran ceño fruncido.

 

Consideró un par de veces el salirse de protocolo y soltar lo que estaba pensando, pero también se dio el trabajo de evaluar sus dos frases al aire comprobando, con un poco de alivio que no admitiría, que estaba vivo.

 

Y después de todo, el mundo no lo odiaba lo suficiente para matarlo.

 

–Si me estás diciendo esto, debo intuir que no lo estoy ¿es correcto? –preguntó, aún con la voz ronca y dedicándose a evaluar a su nueva interlocutora. Rubia, con un cabello que le llegaba hasta la cintura, con una expresión divertida. Un cuerpo delicado y suave, como cualquier mujer (tal vez Sakura no), con los ojos de un azul que casi, casi, le recordaron a aquel dobe. Casi, porque para él los ojos de Naruto nunca tendrían comparación. Y si, se sentía un completo idiota por el simple hecho de generar ese pensamiento, pero ya que estaba convaleciente se perdonó a si mismo.

 

La mujer se levantó, caminando hacia él y dirigiéndose hacia la mesa de noche junto a la cama que recién había notado, donde había una jeringa. Sasuke jadeó, echando una rápida mirada hacia su alrededor, comprobando que efectivamente, el ruido que había escuchado era de una maquina de escribir. Las cortinas se encontraban tapadas y eran iluminados por  una lámpara en el techo, lo que le dio a relucir que era de noche, claro estaba. Y la temperatura le hizo pensar que estaban en otoño, más o menos. Octubre a noviembre si se encargaba de ir más allá, pero se obligó a enfocar sus pensamientos en ella y la jeringa. –¿vas a doparme nuevamente? –preguntó, sin atreverse a dejar entrever ninguna emoción aparente que la necesaria para preguntar. Pero la mujer, lejos de demostrar una expresión que le diera a relucir una respuesta, se encogió de hombros.

 

–Eso está claro. Estuviste a punto de morir y tus heridas no han estado sanas. Se te ha inyectado morfina para que no te produzca más dolor del necesario, pero supongo que sabes que aquello no es una solución, Uchiha. Y aún estás envenenado–

 

Dentro de toda la explicación, una de las pocas cosas que dejó a entrever era que se encontraba lo bastante mal para obligarla a sedar la mitad de su cuerpo. Lo sabía, ahora mismo apenas podía sentir sus piernas. Y no evitó volver a pensar, si es que alguna vez pensó, que aquellas cicatrices se verían espantosas en cuanto sanaran. Un mal menor, pero un mal que no dejaba de preocuparle.

 

–¿Cómo sabes que soy un Uchiha? –fue la única respuesta que no pudo evaluar, quizás la pregunta que le haría relucir donde estaba. El punto más importante de toda la cuestión.

 

–Conozco a los Uchihas. Me atrevería a decir que son todos iguales –

 

Otra respuesta que no le decía nada. Bien, ella era un ninja, controlaba sus respuestas. Pero no estaba ayudando, nada, en conocer su situación. Y aquello no evitó estresarle un poco.

 

–¿Vas a matarme?.

 

–He estado tratando de salvarte todo este tiempo ¿crees que terminaría con mi esfuerzo ahora que por fin logré que despertaras? No todos somos tan idiotas. Ahora te inyectaré esto y descansarás.

 

No era, ni por asomo, alguien que disfrutara de recibir órdenes. Y menos, claro estaba, de alguien a quien venía conociendo en escasos 5 minutos. Pero como tampoco encontró una manera de negarse y mucho menos de escapar, no tuvo otra respuesta que asentir con la cabeza y dejar que ella le inyectase, para su alivio, en la intravenosa que hasta ese momento había notado que tenía.

 

Otro síntoma, estaba siendo demasiado despistado. Sus reflejos tampoco estaban en un ciento por ciento.

 

–Al menos dime con quién estoy tratando –masculló, sintiéndose adormilado en cuanto el líquido entró por sus venas.

 

Y antes de volver a cerrar los ojos, con un tanto de desesperación entre medio, pudo ver una leve sonrisa y una pequeña frase, que fueron tapados por el grosor de sus pestañas.

 

“Mi nombre es Shizuka”

 

 

Los sueños eran negros. Total y absolutamente carentes de color, forma o grosor. A veces fueron brillantes, otras veces tan negros que su mente no podía hacer otra cosa que dormir, algo que Sasuke sabía, venía necesitando. Su actividad cerebral había ascendido a un ritmo alarmante, algo que para un ninja era normal, pero para un ninja enfermo y a punto de morir no tenía ninguna validez y ningún uso. Sobre todo a sabiendas de que su suerte estaba literalmente echada y dependía de las decisiones de alguien que no conocía. Normal, podía decir, pero no cuando había decidido “enmendar” su vida, o todo lo que Itachi habría querido para él. Itachi y el torpe de Naruto.

 

No intentó en ningún momento el poder recobrar algún pensamiento formal. Quizás porque su cuerpo, habiendo entendido que ya no corría ningún peligro aparente había decidido fluir y darle un respiro. Lo que facilitaría su recuperación a largo plazo pero que en el fondo, no lo dejaba tranquilo. Porque el no pensar significaba el dejarlo a ciegas, el dejarle al azar. Y eso era algo que nunca en su vida le había gustado experimentar.

 

Los leves momentos que podía dejar de sentirse adormilado, hablaban el mínimo. O ella se informaba de revelarle su estado y sus mejoras, antes de doparlo nuevamente. Y así habían ocurrido dos enfrentamientos de cinco minutos contados, donde no había podido dilucidar nada. Solo que el cuarto era lo bastante grande para pensar que era una casona y las maderas no eran viejas, lo que por su estado le hizo dilucidar que al menos, tenía 5 años de uso. O quizás menos, nunca había sido especialmente riguroso y especialista en reconocimiento. Que las ventanas eran grandes y las cortinas de un riguroso color crema. Que en alguna parte de aquellos momentos le hizo recordar su casa, pero aquel pensamiento quedaba desplegado cuando un ligero flash de lo que había dejado llegaba a su mente.

 

Y no, no iba a cometer ese error ahora. El pensar en Konoha le hacía pensar en Naruto. Y en pensar en Naruto le hacía pensar en aquel compromiso, algo que no ayudaba en su recuperación. Y por su bien mental, Sasuke había decidido el quedarse con el Naruto que le había gritado con el atisbo de modales que tenía, que debía vivir para patearle el trasero. Y con ese pensamiento Sasuke si podía vivir.

 

En medio de su letargo, comenzaba a darse cuenta que el estado de sopor comenzaba a durar cada vez menos. Tenía conciencia del lugar, de la mujer, del olor a tierra mojada producida por la lluvia. Noviembre, quizás diciembre. En el sonido claro de las teclas al escribir, algo constante y que podía durar todos los minutos que se encontraba despierto. O incluso podía diferenciar aquel sonido de cuando escribía fluidamente y cuando se encontraba estresada, ejerciendo una ligera presión que podía distinguir. Eso era bueno, eso le decía que lentamente sus sentidos volvían. Incluso, pudo olfatear el olor a medicamentos, a alcohol y algo de yodo. O agua oxigenada y un ungüento que tenía un olor lo bastante asqueroso para espantar a su nariz. Y que le era puesto en el pecho, los brazos y piernas.

 

Y algo más, solía despertar entre letargos. No intentaba hablar, porque era una pérdida de tiempo, pero si podía notar, no sin un gran esfuerzo, algunas formas.

 

O eso pensó cuando comenzó a escuchar más perfectamente que otras veces, incluso pensando que si ponía un poco más de si, podría abrir los ojos y notar algo en la oscuridad, a pesar de no encontrarse en plenas facultades de hacerlo.

 

Y podía, de pronto, distinguir las escenas como si se trataran de flashes.

 

Como se abría la puerta de par en par, para dejar entre las sombras la silueta de un hombre, un hombre que se acercaba a la cama, se posaba encima de él. Sintió, sus manos frías que palparon su cuello en busca de encontrar vida. Algo que le causó extrema repulsión pero sabía, que no podía hacer nada. Ni moverse, ni nada.

 

El movimiento fue brusco, lo bastante para pensar que el hombre no quería tener cuidado de pasar desapercibido por él. Quizás consiente que Sasuke no podía hacer nada más que mirar, placer que claramente no le dio. Y las manos se alejaron de él para erguir su cuerpo completamente y caminar hacia la puerta, como si vigilara.

 

Y se había visto impotente, haciendo un escaneo rápido para notar con algo de horror que su chakra se encontraba al mínimo y no podría usar el sharingan. Y en realidad, había sido otra noche de tantas que había sentido que moriría, que su cuerpo lo gritaba y no podía hacer nada al respecto. Porque ahora si quería vivir, al menos la suficiente cantidad de tiempo. Y claro, aquella pseudo epifanía le daba la fuerza restante para tener los huevos para seguir intentándolo.

 

Y había visto, con horror pero nunca abriendo los ojos totalmente, como el hombre volvía a acercarse a él. Esta vez lentamente. Y en alguna parte de su mente lo imaginó sonriendo de lado, con aquella expresión de pura maldad que él había llevado una buena cantidad de tiempo, mientras sus sentidos volvían a nublarse de forma dolorosa para reducirse a nada, todo lento y fluido.

 

¿Volvería a encontrarse con aquella escena, en la nada, junto a un Naruto emocionalmente un tanto distinto al que Sasuke conocía? Quizás era eso lo que esperaba, en el fondo. Volverle a ver, volver a experimentar, no sin cierta reticencia y dejando su orgullo lastimado, sus labios sobre los suyos. Aunque fuese producto del alcohol, pero el tocarlo era toda una experiencia para él. Para su cuerpo frígido y hasta quizás no hace mucho tiempo, total y absolutamente asexuado.

 

Sin embargo contrario a lo que su torpe y algo resignada mente idealizó, Sasuke volvió a recuperar la conciencia. O la nebulosa que se había levantado sobre sus ojos se había disipado. Lenta a una velocidad constante, permitiéndole ver, de la misma forma de antes, a ella con la cara manchada de sangre. Para después ver nada, pero escuchar gritos y sonidos de truenos, mientras la lluvia se levantaba afuera de la casona para incluso, escuchar una explosión lo bastante grande para calcular su distancia y alcance. Pero de pronto escuchó nada y esa nada fue lo que le terminó inquietando. Y pensando, que probablemente, había sido otra ilusión. Pero no, porque a la hora acordada de siempre Sasuke volvió a recuperar la movilidad de su cuerpo y observó, como antes, a la mujer con una simple camiseta y pantalón, totalmente empapada y aún con rastros de sangre en el rostro. Sangre que no era de ella, porque a penas y lucia un corte en el brazo derecho.

 

–¿Has visto algo de lo que sucedió? –preguntó, tan calmada como otros días. Una calma aparente pero que Sasuke sabía, era una calma después de la gran tormenta que se había levantado a escasos metros de donde se encontraba.

 

Asintió, sin encontrar necesario el exponer alguna palabra. No le gustaba hablar demasiado, desde siempre, y le daba el pie a ella para poder explicarse. Pero como la explicación no llegó, tuvo que plantearse la posibilidad de que ya era hora de hacer las preguntas que antes no pudo. La situación daba para ello.

 

–¿Dónde estoy? –

 

–Estás en Yinsei.

Fue toda la respuesta que recibió. Algo que le hizo pensar y re pensar, que una gran posibilidad del ruido de afuera, siendo un obvio ataque, fuese de uno de los dos bandos. Quizás el bando enemigo si se daba el trabajo de pensar un poco en su suerte antes de entrar en aquel estado. Nunca descartaba la posibilidad de eliminarle para no transmitir información, no el estando tan poco tiempo bajo el dominio de Gin, alguien a quien no conocía del todo. Al igual que Kei, siendo la primera vez en todo ese tiempo en el que Sasuke pensó en la suerte del  gennin. Algo irrelevante, algo que volvería a pensar una vez que se encontrara lo suficientemente recuperado.

 

–Eso no me dice nada–

Y recibió otra sonrisa de respuesta. Una un poco más comprensiva que las anteriores.

 

–Puedes estar seguro que ellos no te mataran. Pero lo único que puedo decirte por ahora, es que acabo de elegir un bando. Y probablemente sea tu culpa –Ella se encogió de hombros tras aquella frase, como si no supusiera ningún problema para ella. Pero Sasuke pensó, rememorando los pocos meses que ha estado en aquel lugar. Y si ella abducía el elegir algún bando, debía de encontrarse en el único lugar de aquel pueblo infernal que era tierra de nadie.

 

–Estoy en la casa de los rosales ¿estoy en lo cierto?–

Y por primera vez, en todo ese tiempo Sasuke recibió una mirada que le dijo, que estaba en lo correcto. Que sus pensamientos no habían sido totalmente errados después de todo, pero aquello mismo le trajo a recordar la disyuntiva en la que se encontraba. Y su mente se abrió a una infinidad de preguntas, preguntas que querían ser contestadas pero que Sasuke sabía, que aún no lo serían. Y en cierta forma le mataba la posibilidad de espera, pero aquella noche había sido un pequeño aviso de lo que en parte, se le venía encima.

 

Y tenía, necesitaba, tener que estar en guardia.

 

–Hablaremos por la mañana, cuando logres despertar –escuchó, sintiendo el rasgar de la jeringa, para casi al instante la sensación de sopor, como una amiga, le invitaba a por esa vez el creer que por fin, obtendría las respuestas.

 

Y Sasuke, como buen ninja que era creyó, el 50% de aquella frace.

 

Notas finales:

Han pasado tantas cosas que en realidad, no se que escribir xD

Me he perdido en el camino de la vida mis queridos lectores, un camino grande y largo que tiene como apellido "rol". Me costó demasiado el retomar la historia y con un poco de suerte, porque tomé el hilo, la continuare o al menos moriré en el intento porque les aseguro, que aunque sea el día en el que egrese de la carrera, que este fanfiction tendrá un final como ustedes se lo merecen.

 

¿He cambiado mucho?

 

Espero seguirlas teniendo su confianza en este fanfic y agradezco cada uno de sus comentarios, aunque no haya respondido todos. Cabe agradecer también a Natzabel por acompañarme incluso en estos momentos y a Uko, a quien mencioné, quien es mi habitual pareja rolistica y marida (aunque odia el SN xD!)

 

En fin, gracias por sus review, hasta la próxima entrega.


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