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El club de los divorciados por shudyeer

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Capítulo 3

“La cruda realidad… y el divorcio también”

La alarma vibratoria de su teléfono móvil parecía taladrarle los oídos. Contesto para terminar el suplicio aunque  la voz de su hermana era suficientemente chirriante  para continuar atormentándolo.

— ¡Buenos días hermanito!

— Serenity… no hables tan fuerte por favor.

— ¡Uy! Ya veo que todo salió a la perfección y que pasaste una noche salvaje. ¡Ay! ¡Me alegro tanto por ti! Me encantaría apoyarte más pero tengo que trabajar y como sabrás no puedo dejar a los niños solos…

— Serenity…

— ¡Ay!  — La peli-roja bajo el tono de voz hablando más cerca y en confidencia con la bocina— ¿Allí está mi cuñado? ¿Sabe que todo esto lo planeamos?

— Escucha….

— ¡Ay no! ¡Cuñado no es lo que parece!

— ¡Cállate de una buena vez!

 Grito exasperado el rubio, arrepintiéndose a los cinco segundos por haber elevado el tono de su voz, la resaca lo estaba matando.

— Mira Serenity… las cosas no salieron como planeamos y tengo mucho que contarte…

— ¡¿Cómo dices? ¡Explícate!

— ¡Mi cabeza!

— ¡Oh! perdón.

— Paso por mis hijos en media hora  y te cuento después. Adiós.

Finalizo de mal modo la llamada lanzando a la cama su móvil. Se levantó con pereza y semi-desnudo, se dirigió a la caja de primeros auxilios y  busco entre las medicinas una aspirina o algo parecido que le ayudaran a sobre llevar la temida resaca.

 

~~§~~

— Sr. Kaiba…

Llamó por decimotercera vez la secretaría a su jefe y  esta vez opto por entrar con cautela a su despacho ya que las otras doce veces que le llamo por la línea  pareció no tomarle mucha importancia.

— El abogado se ha retirado ya  pero le dejó estos documentos y quiere que los lea con atención antes de firmarlos. Ya que usted no le pudo atender personalmente no le podrá explicar algunas cosas pero dejo sus datos…

— Ajá sí — Dijo Seto como autómata y  los puso encima de su escritorio—  envíale esto al socio de la división uno y envíame el nuevo proyecto y llama a los demás socios para el nuevo proyecto; prepárame la presentación para la junta de las 9:00 pm.

La fría respuesta de su jefe la desconcertó, ella ya había estado husmeando un poco entre los documentos y pudo entender la gravedad de esto, sin embargo a su jefe parecía no importarle en lo más mínimo; insistió una última vez.

— En mi opinión esto es muy importante es…

— ¡Date prisa! Hay mucho trabajo por hacer y no te pago para que estés allí parada. ¿Quieres que te remplace o qué?

— No Señor Kaiba, en seguida le envió la presentación.

Se quedó de nuevo solo  tan concentrado en su trabajo  que olvido por completo el folder que término por mezclarse con los demás que inundaban su espacio de trabajo. No le importo mucho, seguramente terminaría siendo leído y firmado.

~~×~~

Despertaron como arañas fumigadas arrastrándose desde sus respectivas habitaciones. Tuvieron que hacer un esfuerzo colosal para poder bajar las escaleras y encontrar el remedio milagroso para su malestar producido por la ingesta de alcohol. Al parecer Joey no se encontraba y el refrigerador estaba completamente vacío.

— Me siento muy mal… — Lloriqueo Yugi presionando sus sienes.

— Yo igual… pero conozco la cura perfecta para esta resaca.

— ¿Y cuál es?

— Unos buenos chilaquiles y cerveza.

— No juegues Tristán… no estoy para bromas.

— Es la verdad, así que vamos a desayunar.

Y arrastrado por su amigo Tristán fue como llego a un pequeño restaurant a unas cuantas calles de allí. Mientras esperaban su desayuno tomaron café por recomendación de la mesera.

 

Yami caminaba hacía su trabajo, no podía concentrarse para manejar. De vez en cuando echaba miradas desdeñosas  dentro de los establecimientos y en una de sus constantes revisiones apareció un milagro.  Sus cabellos tricolores y de punta se veían detrás del vidrio lógicamente reconoció a Yugi enseguida. Lástima que estaba acompañado de Tristán y eso no iba a ser permitido por “celostino  Yami” que se empeñó en  saber de qué estaban hablando. Se escondió en un bote de basura y brinco hasta quedar justo al lado de la mesa ocupada por Yugi y Tristán. En cuanto encontrara el momento apropiado les iba a armar la peor escena de su vida. 

 

— Y ¿En serio te divorciaras de Duke?

— Desde luego, no le voy a permitir ni una más.

—Pero…

—Saliendo de aquí me encargo de ir con un abogado, no me importa en cuanto me salga este chistecito pero de que me divorcio me divorcio. Y tú deberías de hacer lo mismo.

—No lo sé… es decir creo que debe de haber otra solución.

—La única solución que yo le veo es dejar que te controle y por lo menos yo deseo ser el dueño de mi vida. ¿Qué harás cuando te des cuenta de que estas completamente solo ahogado en el mundo que Yami te obliga a vivir?

— Sé que eso no está bien, también quiero la libertad para hacer lo que yo quiera. Cuando me gradué espero poder obtener un trabajo y viajar a otra ciudad.

— Pues es exactamente eso mismo ¿Crees que te dejará trabajar?

— Dijo que ya no me iba a dejar ni salir. — Confeso con tristeza Yugi clavando su mirada pensativa en la taza de café.

— Tú decides amigo,  pero al menos yo no deseo terminar mis días como Ryou. Todos sabemos que Bakura y su tortura mental acabaron con él.

— ¡Tampoco es como que valla a suicidarme!

— Quién sabe,  con tanta presión no lo dudaría.

Guardaron silencio. Ambos recordaron como es que hace unos meses  Ryou iba con ellos al mismo bar a quejarse.

El eterno mal de Ryou radicaba en que su adorada pareja,  con quien llevaba tres años de casado,  regularmente llegaba ebrio y se ponía agresivo así como  otras veces lo obligaba a tener sexo no muy delicadamente que digamos, argumentando que lo necesitaba mucho sin embargo  frente a otras personas lo ignoraba por completo. La gota que derramo el vaso fue la infidelidad de Bakura, se acostaba con uno de sus socios, Marik Ishtar de quien más que su socio había sido su amigo. Ryou había conocido a Marik  cuando le informaron que él ocuparía el puesto de  Ryou ya que al contraer nupcias con el jefe,  o sea Bakura,   se encargaría de administrar la ramificación de la pequeña empresa que juntos habían creado. El trabajo era tan absorbente que llegaba exhausto pero aun así soportaba los constantes caprichos de su pareja hasta el punto en el que se hicieron exasperantes y recurría a ellos, sus amigos, para pedir consejo y poder desahogarse, lástima que todos vivían una situación similar y la ayuda no era de la mejor calidad. El último día que bebieron juntos Ryou dijo que sospechaba que  Bakura lo engañaba. A la semana siguiente se enteraron de su suicidio y según los archivos fue por un arrebato pasional. Ryou encontró a su esposo con su socio y lejos de disculparse lo obligaron a unirse. Bakura le pidió el divorcio después de la humillación, el albino no lo soporto y se encerró en el despacho por dos días, en donde lo hallaron desangrado  tras la campal batalla que se armó. Bakura aún no se recupera de la fractura de su brazo.

— Eso fue demasiado triste… — susurro el oji-amatista.

— Y que lo digas, ese día durante el velorio me dije a mi mismo que dejaría de quejarme y empezaría a tomar acciones. En el fondo no quiero dejar a Duke  pero frente al cuerpo de Ryou  tuve miedo de acabar igual. Esto es por nosotros amigo.

Yugi permaneció callado, él también pensó lo mismo que Tristán y a puesto que Joey también había pensado igual. Contrario a ellos Yugi  no era el tipo que se pone a la defensiva, pensaba que las cosas se arreglaban hablando.

Desde su escondite Yami sentía su sangre hervir. No había podido escuchar todo con la claridad que deseaba pero si sabía que ese mal amigo estaba convenciendo a su hikari de abandonarlo e irse con él. Como era eso de que: “Esto es por nosotros amigo” ¡Par de pérfidos! Tristán merecía quemarse en el infierno por ser tan mal amigo y robarle a su Yugi.   ¡Sí! Seguro que era eso y ahora mismo iba a sentir su ira, su aura diabólica comenzaba a arremolinarse a su alrededor. Antes de que pudiera salir del recipiente de la basura estrepitosamente y con fuego en los ojos  para reclamarles por sus terribles planes, el señor intendente se lo llevó y el camión de la basura se lo comió.

~~~~

— ¡Ya cuéntame! Todo el día estuve pensando y me muero de tanta intriga.

— No seas escandalosa Serenity… vas a despertar a Ren.

— Entonces cuéntame.

Antes de comenzar su relato Joey arropo perfectamente a su bebé, tenía solo 6 meses de haber nacido y ahora dormía cálidamente mientras era acariciado con ternura por su padre.

— Pues… lleve el plan al pie de la letra, prepare la habitación, espere a una hora adecuada y me acerque a él pero como siempre me ignoro, ni siquiera dejó de ver su computador.

Su hermana hizo un puchero tratando de buscar la solución antes de hablar, cuando la respuesta llego a su mente fue interrumpida y esta vez se quedó estupefacta.

— Y ni le busques solución… le pedí el divorcio.

— Pero… pero…

— Y el muy maldito ya lo aprobó.

 

Confeso el rubio escondiendo la tristeza en su mirada. Pensó que al divorciarse podía llamar la atención de Seto, pero ni así, era una relación perdida por completo. Su hermana comprendió la situación y no pudo contenerse,  lo abrazo efusivamente y lloro por él en silencio  ya que como había prometido Joey no volvería a llorar por eso.

— ¿Y Haruko, Leiko y Ren? ¿Qué va a pasar con ellos? Ese bastardo es un monstro. –Dijo Serenity entre sollozos.

— Tranquila… yo sé muy bien que hacer. Tengo un plan para hacer que se arrepienta de todo, regresará llorando pidiéndome perdón, ya lo verás.

 

~~~×~~~

-Ya voy… ya voy.

Respondió el pelinegro para quién tocaba la puerta incesantemente. Al abrir el abogado se pasó con toda confianza y le extendió una pila de papeles  pidiendo su firma, entre su confusión lo único que pudo escuchar fue la palabra “Divorcio”  y la piel se le puso de gallina cuando imagino la vida sin Tristán. Algo parecido a un vacío escalofriante se formó en su mente. Sentía demasiado miedo y no quería aceptar el porqué.

~~¥~~

 

— ¿Está usted loco, idiota o me está jugando una broma?

Enuncio Yami desde su escritorio mirando con cara de pocos amigos al tipo que se hallaba frente de él.

— Ninguna de las anteriores  señor, solo traigo la notificación y espero lea los términos. Y si acepta lo espero en mi oficina.

— ¡Qué términos ni que nada! ¡Lo que le voy a enviar va  a ser a mi abogado!

— Necesitará uno…

— Pero lo que no necesito es un arma para arrancarle los brazos y …

La secretaría de Yami entro corriendo con el cuerpo de seguridad que en seguida se llevaron al abogado por su bienestar y sujetaron a su jefe que había perdido los estribos.

— Estupideces… no permitiré que esto pasé.-Tomo los documentos y los hizo pedacitos- Leyla, llama a mi abogado y hazte cargo de todo, no vendré por algunos días. No dejaré que ningún “abogaducho” venga a decirme sandeces.

Continuará>>>

 

 


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