Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El club de los divorciados por shudyeer

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Capítulo 4

“Tácticas para ser odiado”

Estaciono su auto frente a la mansión que conocía a la perfección. Había planeado todo para visitar a su esposo y que de una vez firmaran, hasta le había ahorrado el problema de ir con un juez pues ya lo traía consigo.

Seto los recibió en su despacho sin dar mucha relevancia a su presencia.  Sin dejar de mirar la pantalla de su computador escucho como entraban y  en tono mecanizado les ofreció asiento.  Al tiempo que apresuraba a los visitantes a atender sus asuntos vio como la pantalla de su lap top se cerraba, interrumpiendo su trabajo. 

— ¿Qué ocurre? — Reclamó Seto mirando aburrido a su esposo.

— No te preocupes ya sé, y valla que lo sé bien, — Recalcó con recelo— que eres una persona “ultra ocupada” pero solo necesito de tu atención por cinco minutos y te juro que después de esto tendrás toda la vida para dedicársela a tu maldito trabajo.

El tono frustrado y latoso de la voz de Joey  fue el indicador más  obvio  para Seto. Dejó de luchar por abrir su computador  y prestó toda su atención a su esposo y al hombre que le acompañaba.

— ¿Qué se les ofrece?

Preguntó diligente el castaño tratando de adivinar a que venía todo esto. Por un segundo le dieron algo de celos del hombre trajeado.  Era un pelirrojo  de ojos azules muy simpático y por lo que recordaba no era uno de los amigos de su pareja. Por instinto se levantó de asiento y abrazó por la cintura a Joey pegándolo a sus caderas, como si fueran una pareja feliz y no pasara nada advirtió con la mirada que le lanzó al juez “Es mío ni te atrevas a tocarlo”  al tiempo que esperaba que alguien respondiera la pregunta que seguía en el aire.

El corazón de Joey latió muy fuerte de solo sentir las fuertes manos de su esposo que hacía meses que no lo tocaban de esa forma. Faltaron dos segundos más para que se arrepintiera de todo, sacara al juez a patadas y se lanzara encima de Seto para comérselo a besos. Pero contrario a sus instintos sexuales estaba la fuerte carga emocional que Joey  enfrentó todo este tiempo con los rechazos y faltas de atención por parte del CEO. Ese recordatorio hizo su voluntad más fuerte para quitarse las manos del oji-azul de encima y declararle la razón de su visita.

— No te emociones engreído — Dijo Joey  encubriendo su nerviosismo. — Si te digo que él es un juez ya deberías saber a dónde voy.

Seto miro a Joey reflexivo dándole a entender con un movimiento de cabeza  que no comprendía.

— ¡Es para firmar el divorcio de una vez por todas!

Vociferó Wheeler harto de la patética actuación de enajenación que Seto demostró desde que llegaron.

— ¿Divorcio?

— ¡Divorcio!— Repitió Joey exasperado—  ¡El mismo que ya aprobaste!  Es lo que ambos queremos  ¿No? ¡Deja de hacer como que no sabes que ocurre!

— ¿Cuál divorcio? — Insistió Seto conservando la calma — Qué yo sepa no he aprobado nada y si te quieres divorciar debimos haberlo hablado antes.

— Perdona — Exclamo el rubio con ironía. — Mi cita para hablar con usted era hasta el próximo año.

— ¿Qué estas insinuando?

— ¿Cómo que qué estoy insinuando, idiota? Creí que eras un genio pero parece que te cuesta procesar la información correctamente, seguro es por tanto trabajo.

— ¡Oye!— Expreso Seto perdiendo un poco el temple de su voz—  Soy una persona ocupada lo acepto,  pero trato de estar siempre para ti y los niños.

— Ojalá eso fuera cierto.

— Lo es.

— No te queda asegurar nada Seto Kaiba.  Tienes que admitir que nos has descuidado.

— ¿Descuidado? ¿Cómo te atreves a decir semejante sandez? Siempre estoy cuando tú quieres.

La pelea verbal  siguió frente al juez que ya estaba empezando a divertirse con los argumentos de ambos y ahora miraba como un fanático mira su actividad favorita.

 

~~◊~~

Toda la noche pensó y re pensó todo esto. Incluso sudaba frío de tanto pensar y rodar de un lado a otro de la cama que por cierto estaba demasiado fría y vacía. Duke Deblin no era el tipo de personas que se complican por sentimientos, al menos eso había pensado durante toda su vida. Siempre todo venía fácil para él y estaba muy mal acostumbrado.

Probablemente entre su lista de cosas no tan fáciles la más complicada fue Tristán y eso en el sentido de conquistarlo porque sus sentimientos fueron tan claros ese día. Duke recordó inevitablemente el día en el que lo vio y todas las peleas que se suscitaron entre ellos. No paso más de un mes cuando lo decidió  “Ese chico me gusta y me gusta demasiado” se dijo a si mismo con determinación,  a pesar de que tenía muchas otras conquistas comenzó a frecuentar a Tristán hasta que le dieron  una respuesta afirmativa y después de un año de una excelente relación se casaron. 

Por supuesto que Tristán nunca fue consiente de la popularidad de Duke  y mucho menos se enteró de todas las veces que Duke tuvo otras parejas sexuales mientras eran novios. Pero para el pelinegro los demás solo eran sexo, estaba seguro de que amaba a Tristán y que él era el único,  pero a veces se sentía ansioso y no podía evadir la tentación.

 Las infidelidades aumentaron exponencialmente  y como era de esperarse Tristán se enteró y ya no podía ni dar explicaciones por su comportamiento  ¿Cómo iba a explicarle a su esposo que estar en la cama con alguien más le hacían desearlo a cada momento? Era una pasión retorcida que no concordaba con el amor que decía profesarle al castaño. Pero era así, cada vez que tomaba a otra persona hacía una comparación instintiva y sentía que nadie valía más que Tristán, que nadie era tan perfecto como Tristán, que nadie lo hacía ni sentir  como lo hacía sentir Tristán. Entonces llegaba a casa y cuando se encontraba con su amado castaño todos sus sentimientos lo abrumaban y solo deseaba poseerlo para intensificar sus deseos durante sus otras sesiones de sexo. Los besos, las caricias, el roce de sus cuerpos se hacía algo sublime y cada orgasmo le parecía irreal. En conclusión solo usaba a los demás para aumentar su placer y por ende su amor.

Un sentimiento falaz para cualquier espectador  pero esa era la verdad. Qué lástima que ya había amanecido y hoy tenía una cita con el juez y Tristán.  ¿Iba a poder explicarle todo eso a su aún esposo y hacerlo retroceder en su decisión?  En verdad no quería divorciarse.

Maldijo la hora en la que sus pensamientos se encontraron con el recuerdo de Yami advirtiéndole que Tristán planeaba divorciarse para empezar una relación con Yugi. No había tomado en cuenta esa conclusión apresurada de un tipo celoso pero podía ser correcta. Era demasiada coincidencia,  esa era la venganza de Tristán ¡Por supuesto! ¿Por qué no lo pensó antes? Tristán solo quería que  Duke se arrodillara y pidiera perdón (justo como planeaba hacerlo el pelinegro con tan de que Tristán regresará)  para después darle una patada  e irse con Yugi, el  niño perfecto que no rompe ni un plato y que nunca le sería infiel.

¡Ah no! ¡Eso sí que no! Duke Deblin no se iba a humillar, no iba a dejar que eso pasará y antes de cualquier cosa le iba a firmar el divorcio. 

Mientras caminaba hacía el lugar citado Tristán caía de su gracia y su odio aumentaba, como si el agraviado aquí hubiera sido él.

Se encontraron exactamente a las 3:00 pm afuera de la oficina del juez.  Tristán actuó perfectamente  pareciendo distante, lo único que quería era ver rogar a Duke, sin embargo,  no contaba con que el oji-esmeralda estaba en la mejor disposición de firmar el divorcio.

Tomaron asiento frente al juez y escucharon atentos los términos. Duke no hizo ni siquiera un gesto de desaprobación, al contrario fue el primero en sostener el bolígrafo y preguntar dónde iba  a firmar.

La escena se guardó como un recuerdo amargo en la memoria del chico castaño y supo que es exactamente en el momento que todo está a punto de terminar cuando en realidad deseas regresar y hacerlo todo de nuevo solo por experimentar un poco más de adrenalina, repetir  incluso las malas experiencias  para intentar cambiarle el final.

Por muy decidido que parecía Duke su puño temblaba y tardo bastante en  firmar. El turno de Tristán llegó después de la espera.  El momento se aplazó por un tiempo indeterminado hasta que Tristán se decidió y mientras firmaba clavo una mirada de odio en las pupilas esmeraldas del otro, deseando que se arrepintiera por todo lo que le quedaba de existencia.

Y con un apretón de manos por los servicios prestados se despidió el juez y les dejo a solas.

— Ya está hecho, ahora podrás acostarte con quien quieras y hacer lo que se te pegue en gana. — Dijo como despedida Tristán con notorio rencor.

— Lo mismo va para ti ¿Esto es lo que querías no?

— ¿Para mí? — Dijo indignado el castaño regresando en sus pasos para encarar al patán que osaba en decir eso—  esos reclamos no te quedan, aquí el infiel eres tú.

— Quizás pero tú no tuviste reparos para cobrarte, por cierto, de forma patética.  Eso de quedarte con tu mejor amigo suena de malos perdedores y pareces todo un amargado teniendo que robárselo a Yami  — Sus facciones demostraban todo lo que no quería que se supiera de su actual estado emocional, respiro profundo y recobro el control helando su voz. — A mí no me importa ya en lo más mínimo, por mi cama pasaran todos los que me faltaron, tienes razón,  ya sin “estorbos” es mejor.

Tristán quedo estupefacto al comprender la confesión.  El cómo se había enterado ya no importaba, lo relevante era que tenía un muy buen plan que esta vez no le iba  a fallar y lograría que ese bastardo de Duke Deblin se arrodillara y suplicara tal y como era el plan.

De regresó a casa de Joey, Tristán vio a Yugi y Yami peleando en la puerta.

Yami jaloneaba a Yugi que se aferraba a la puerta mejor que adorno barato al parabrisas del auto, para no ser secuestrado.

— ¡Suéltame!

— ¡Nunca! Tú vienes conmigo.

— ¡Te digo que no! — Yugi  pataleaba para deshacerse de las manos de Yami.

— Y yo te digo que no te firmaré nada y no me importa que tenga que hacer pero tú regresas conmigo.

— ¡Oye, suéltalo!

 Intervino Tristán como todo un héroe separando a su amigo de su peligrosa pareja.

— Tú ni te metas Taylor. — Amenazó Yami poniendo en alto sus puños.

— No dejaré a mi amigo con u maniático como tú y más te vale irte o llamaré a seguridad.

— No les tengo miedo y ya dije que no me iré de aquí sin mi esposo.

— Yo creo que deberías de irte y firmar el divorcio, por favor. — Opinó  Yugi tratando de calmar la situación.

— ¡Dije que no! ¡Nunca me divorciaré de ti!

El llanto de un bebé proveniente de la casa  llamo la atención de los tres chicos que centraron sus miradas en la chica que se acercaba con un bebé en brazos.

— ¡Mira! — Dijo Serenity refiriéndose al bebé— Tus papis ya están aquí. No llores Ren.

 

— ¡Es tu hijo! — Reclamó  Yami antes de colapsar por la impresión.

— ¿Y a éste que le pasa?

— Bueno al menos ya nos deshicimos de él.  — Declaró  triunfante Tristán.

 

~~~~

— ¿Te atreviste a jugar así de sucio a mis espaldas?  Y yo pensando que estaban de vacaciones.

— ¿A tus espaldas? — Joey golpeó con los puños el escritorio desquitando toda su frustración— ¡Hasta te envié a un abogado!

— No es verdad porque yo no me enteré de nada.

— Pero firmaste.

— No fue así. Ese documento es falso y no voy a aceptar ese tipo de calumnias.

— Oigan… —Interrumpió el juez a mitad de pelea verbal.

— ¿Qué? — Respondieron al mismo tiempo y de mal humor la pareja.

—  E-este… no es por ser fastidioso ni nada de eso pero ¿Van a firmar o no? No es que me esté aburriendo de enterarme de todas esas cosas pero es que yo tengo muchas cosas que hacer.

— Sí, sí ya entendí.

Apuró Joey y arrebato los papeles de manos del juez y puso su firma sin titubear.  Después de eso le extendió los documentos a Seto y lo retó.

— Vamos señor ocupado, dese prisa en firmar o ¿Acaso tiene miedo de lo que va a pasar?

Seto no podía creer que Joey se mostrará tan frío e incluso inmaduro ¿Qué clase de juego era éste?

— Te vez muy infantil diciendo eso.

— Y tú te vez como un cobarde al no firmar.

— Ya te dije que no quiero firmar.

— Pues ya lo hiciste así que no te veo muy arrepentido.

La actitud del ojimiel terminó por sacar de quicio a Seto que puso su firma y le lanzó los papeles en la cara a Joey.

— Esta bien te voy a firmar el estúpido divorcio pero eso si yo me quedo con los niños.

— ¡Hasta crees que te voy a dejar!  La ventaja aquí la tengo yo. — Expreso autosuficiente el rubio al tiempo que le quitaba el folder con documentos y se lo extendía al juez. — Tu mismo me diste ventaja con lo que aprobaste la vez anterior.

— Pero se te olvida que  aquí y donde sea el hombre poderoso soy yo.

— Ya veremos entonces quién es más poderoso frente al juez.

El furibundo  rubio y el juez abandonaron el despacho de Seto. Durante todo el camino hasta su casa Joey no dejaba de pensar en todo lo ocurrido el día de hoy. Habían pasado cosas buenas, al menos su plan de que Seto le prestara atención había salido a la perfección aunque era una pena  que todo esto hubiera llegado a ese extremo.

— Tenía unas ganas de robarle unos besos ¡Maldición! Soy tan débil al verlo enojado  que ganas de… ¡No! Dije que me iba  a divorciar y lo iba a hacer sufrir. ¡Vamos Joey repite el plan! Hacerlo sufrir, hacerlo sufrir, hacerlo sufrir….

Tal vez sus instintos le jugaban malas bromas pero él no era el único. Durante todo su extenuante día de trabajo por primera vez Seto Kaiba estuvo distraído. Su mente estaba abstraída en la fantasía con  Joey.  Cada vez que lo veía molesto le daban unas ganas de hacerle de  todo tipo de perversidades  y más. Por eso no iba a perder esta guerra y haría que Joey regresara suplicándole.

Y ya que el CEO más importante de Japón estaba pensando en algo más que no fuera trabajo, se dio cuenta que quizás era cierto lo que el rubio reclamaba. Ya no podía recordar cuando fue la última vez  que tuvo sexo con su esposo, ni cuando salieron de vacaciones, ni cuando fue el último cumpleaños de sus hijos… ¿Cuántos tenía?  Lo único que Seto recordaba era a Joey gritoneándole por el teléfono porque había mandado a Roland al hospital a recogerlo después del parto  y no había ido él personalmente. Definitivamente había pasado algo de tiempo desde esa ocasión.

~~×~~

El viernes por fin llegó y del mismo modo llegó el día de la venganza. El trío de divorciados armados con hijos, trampas, celulares y con un plan bien trazado salieron en busca de sus esposos.

Continuará>>>

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).