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¿Podré Superar El Pasado? por Alekey Phantomhive

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Kaito suspiró pesadamente mientras cerraba la llave de la ducha y el agua dejó de caer sobre su cuerpo, había dejado que el agua se llevara la sangre seca de sus cortes. Fue a su habitación y limpió la sangre del piso y de la pared. Después se cambió, tomó un morral negro del suelo y salió del apartamento con rumbo desconocido. Shuichi y Keiko ya habían dejado el piso con distintas cosas en mentes para hacer, el primero se fue con Hiroshi y Kei había llamado a Noriko y quedaron en ir de compras con algunas amigas de la tecladista. Akira caminó buscando algún lugar tranquilo, tomó el metro y vio pegado en una de sus paredes un póster del zoológico de la cuidad, se encogió de hombros mientras veía en qué estación debía bajar. Observó a la gente que había en el vagón, eran bastantes ya que era fin de semana.

Su mirada se dirigió a un gran anuncio que estaba en uno de los edificios que el metro se encontraba pasando. En él se podía observar a Shuichi en el centro, a sus dos lados se encontraban dos siluetas negras; una era de un hombre y la otra de una mujer y a los lados de la figuras estaban Hiro y Suguru. Seguchi había estado bastante ocupado preparando las cosas para dentro de unos días, cuando Kai y Kei fueran presentados oficialmente como nuevos integrantes de Bad Luck, aunque Blood Night seguiría existiendo pero ya no estaría tan activa como antes. Akira estaba seguro que después del debut no podría ir tranquilo por la calle.

Desvió su vista a un grupo de chicas universitarias que le miraban de forma lujuriosa, iban a acercársele cuando el tren anunció la parada del zoológico. Agradeció a Kami haberse salvado de esas locas mientras se bajaba presuroso del metro, que la gente le mirara con segundas intensiones le asqueaba de sobremanera. Tal era su repulsión que cuando uno de sus compañeros quizo sobrepasarse con él recibió un puñetazo en medio de la cara. Desde ese día tanto chicos como chicas se mantenían lejos de él, pero no le afectaba. Después de todo se había criado en soledad.

El joven detuvo su andar al llegar a la entrada del zoo y observó el arco que era la entrada decorado con figuras de animales.

En NG Records

Mientras los tres integrantes de BN andaban por ahí tres rubios se encontraban en la oficina del presidente.

- ¿Alguna novedad, K-san? – preguntó Tohma, quien le había ordenado al mánager que vigilara a Shuichi y a su primo de cerca por si notaba algo raro.

- Aparte de que el primo del pink boy es más arisco que un gato y más antisocial que Mr. Yuki, no hay nada – anunció el rubio de pelo largo. A decir verdad la actitud del más joven de la banda le era extraña, si era familia de Shu debía de ser bastante sociable pero era todo lo contrario. No le faltaba el respeto a nadie pero tampoco había querido acercarse al grupo, siempre se mantenía al margen. Y K había notado que no era por timidez, era por incomodidad. El chico se sentía incómodo con gente alrededor que no fueran sus dos amigos.

La chica era otra incógnita, había veces que comía mucho y estaba alegre, pero otras no probaba bocado y andaba de mal humor. Kei era más sociable que Kai pero estaba seguro que ocurría algo con esos cambios de dieta y humor. Otro que andaba raro era Shuichi, si bien seguía con su hiperactividad de siempre se le notaba más apagado y ya no suspiraba de amor por el escritor.

Seguchi sabía que había algo detrás de la aberración de Kaito para con los extraños o los lugares cerrados con mucha gente, esto lo había comprobado cuando había convocado a una reunión a todo el personal y había visto que Akira no andaba muy cómodo a pesar de estar entre Tsubasa y Shindo. Sabía que no era timidez, pero entonces… ¿Qué podía ser? Tendría que averiguarlo y, por alguna razón, sentía que no le agradaría la respuesta del joven. El rubio de ojos verdes estaba muy seguro que tras la fachada fría de Kaito se escondía mucho dolor y odio, pero no sabía hacia quién estaba dirigido ese odio.

Yuki conservaba la sensación de preocupación que le había asaltado en la noche, pero sabía que Shu estaba bien, su amigo Hiro le había llamado diciendo que el cantante estaba con él. El escritor aún no entendía como el guitarrista había aceptado ayudar a que él y su mejor amigo volvieran a ser parejas, claro que antes le amenazó con darle tremenda paliza si lastimaba al pelirrosa.

Tohma sabía que Kei estaba con Noriko gracias a que ella le había llamado, notó que la chica quería decirle algo pero no se atrevió ya que Kei estaba cerca de ella y podría escuchar. El único del cual desconocía dónde estaba era la de aquel que había sido el único que no se intimidaba por él y no temía amenazarle, Kaito. El chico desde que lo visitó aquella vez en la oficina le había llamado mucho la atención y después de todo él volvía a estar soltero, pero tenía que tener cuidado pues el joven Akira parecía odiarlo pero ya se encargaría él de que ese odio se transforme en amor, no le decían "el maldito amo del universo" por nada.

En el zoológico

Kaito había caminado por el lugar observando a los animales, en estos momentos se dirigía al reptilario del lugar. Entró y se encontró con que estaban en una exposición donde el público podía tocar a los reptiles que no tenían veneno. En ese momento estaban exhibiendo una anaconda de unos 5 o 6 metros de largo. Akira miró a la serpiente fascinado, era la primera vez que estaba tan cerca de una y le parecía una criatura muy hermosa. Uno de los cuidadores lo llamó para que se acercara al ver su interés en la serpiente. Cauteloso, se acercó y con cuidado rozó su mano con las escamas de la serpiente, el reptil se giró a mirarlo mientras sacaba su lengua. Otro cuidador contaba a la gente sobre los hábitos de la anaconda y cómo obtenía su alimento. Al terminar la exhibición Kaito se sentó en una banca bajo un gran árbol y sacó un cuaderno en el cual había otros dibujos de animales, buscó una hoja en blanco y comenzó a dibujar a la serpiente que había tocado hace unos minutos. Todos sus dibujos eran de animales en blanco en negro, nunca de humanos pues no se sentía cómodo con ellos de la manera en que lo hacía con los animales. Terminó de dibujar y estaba dando un vistazo a otros dibujos cuando sintió que alguien le observaba. Levantó la vista encontrándose con una niña de seis años mirando maravillada su dibujo.

- ¿Tú lo dibujaste, onii-chan? – preguntó curiosa la pequeña de cabello café y ojos dorados que miraba el dibujo de un oso panda sentado mientras comía bambú.

- Sí – contestó y sin pensar añadió - ¿lo quieres? – la niña le miró sorprendida pero después asintió felizmente, Kaito arrancó con cuidado la hoja del cuaderno y se la entregó a la pequeña.

- Ne onii-chan, ¿podrías firmarlo? – le preguntó y Kaito asintió para luego firmar la hoja que volvió a dar a la niña – A-k-i-r-a K-a-i-t-o – deletreó - ¿Kaito-nii? – preguntó y el adolescente asintió - ¡Gracias Kaito-nii! – dijo mientras abrazaba felizmente a un shockeado Akira – Mi nombre es Maaka Yui, espero que nos volvamos a ver Kaito-nii – Yui se despidió de él con un beso en la mejilla mientras corría feliz con la hoja en la mano a buscar a sus padres para irse.

- ¿Ese fui yo? – se preguntó en voz alta – debe ser eso de lo que me advirtió Shu, que bueno que aún me faltan tres años – Kaito se paró y siguió caminando, si no recordaba mal habría un exposición de aves dentro de poco.

Con Keiko

La chica sentía que el corazón se le saldría del pecho de lo rápido que latía. Noriko sospechaba de algo, eso era malo, muy malo. Necesitaba hablar con Kaito y Shu, el último era el menos grave de los tres pero si descubrían a uno los descubrirían a los tres. Tenía que prevenir a los chicos o todo se sabría. Mientras marcaba a Kai, Noriko estaba en la oficina hablando con Tohma y K.


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