Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por una apuesta terminé siendo tu hijo por Choped

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, después de mucho tiempo sin subir nada (por lo cual pido mil perdones aunque no tenga derecho ni escusa ^^'' ) traigo el cap. 15 de este fic ! jaja Que para compensar es un poco bastante más largo de lo habitual para compensar la tardanza ;D

15. En el peor sitio, en el peor momento.

 

En ese instante la memoria de Zoro por tanto tiempo sellada se abrió, dejándole vía libre para explorar unos recuerdos antiguos relegados en el pasado que en su momento tan buenos ratos le hicieron disfrutar.

-          Ha pasado mucho tiempo, Kuina.

-          Si, casi ocho años. Me alegro de verte.

-          Yo también.

 

Así se quedaron unos minutos, mirándose a los ojos; adentrándose en sus recuerdos olvidados.

  Ninguno de los dos sabía qué decir, pero tampoco importaba. Ahora mismo lo más importante para esos dos jóvenes era que habían encontrado a un muy buen amigo del pasado y se alegraban de ello, no necesitaban nada más, se sentían completos en ese instante. Sin embargo, y como todo lo bueno en la vida, Zoro abandonó ese estado de sumida calma para volver a la realidad y afrontar la razón  por la que se acercó a la chica.

    Se podría decir que estaba nervioso. Si ella se negaba lo tendría realmente crudo con Sanji y posteriormente con los demás. A parte de la mentira, tendría que ver como se burlaría de él porque su supuesta novia le diera calabazas allí en medio. No tenía ganas de darle ese gusto al rubio así que, juntando el valor del que habitualmente hacía gala en todas sus empresas por absurdas que fueran, cogió aire y comenzó a explicar decidido:

-          Kuina, te parecerá totalmente surrealista y extraño, más en estas circunstancias. Pero tengo un favor que pedirte-  mientras hablaba la convicción de su mente se transmitía de sus ojos a los de la chica; transmitiéndole su seriedad.

-          Claro, dime. Somos amigos, ¿no?

-          Ese es el punto. ¿Podrías hacerte pasar por mi novia durante la tarde?

La peliazul, sorprendida ante el pedido, no pudo más que adoptar un gesto de asombro en su rostro. No era algo habitual que le estuvieran pidiendo todos los días a una chica, menos a una como ella. Y aunque en un momento desconfió de las palabras del peliverde, sopesando la posibilidad de que fuera una broma de mal gusto, otra parte de ella estaba convencida de que su viejo conocido no era de ese tipo de personas que disfrutaban metiéndose con los demás.

  Él siempre fue atento  y cuidadoso con sus amigos, protegiéndolos siempre que necesitaban su ayuda. Y ahora ella podía echarle un cable; no veía inconveniente alguno en prestarle su ayuda.

   Fuera del estupor inicial asintió levemente con la cabeza. Además, seguramente sería muy divertido seguirle el juego. Solo tendría que actuar un poco y sería pan comido.

-          Está bien. Seré tu novia –dijo sonriente. Tras oír esas palabras la cara del peliverde se iluminó de alegría, mitad alivio por el peso que se quitaba de encima gracias a la cooperación de Kuina-… temporalmente –acotó mirándole fijamente- ¿Pero podrías explicármelo mejor?

-          ¡Genial! Eso es más que suficiente, gracias. ¿Ves a ese rubio de allá atrás?- señaló con el pulgar por encima de su hombro- pues es uno de los adorables compañeros con los que mi padre me ha hecho compartir casa de verano. Hace unos días de lo pesado que se puso se me escapó que estaba saliendo con alguien y bueno… te puedes imaginar el resto.

   >> Lo importante es que parezca que de verdad somos pareja y sobretodo que el cejas de sushi se lo crea.

-          Entendido- dijo haciendo un gracioso saludo militar con la mano derecha.

Ambos rieron. Fuera del tiempo que habían pasado distanciados se podía apreciar que entre ellos esa complicidad que floreció rápido, vigorosa y de la nada, jamás había desaparecido. Por dentro se decían muchas más cosas que con las palabras que eran capaces de pronunciar.

-          Y bien, señor novio ¿cómo debería comportarme?

-          Sólo sé tú misma.

Zoro comenzó a caminar de vuelta al lugar donde había dejado al rubio, y Kuina lo siguió.   

 A ojos de los demás habrían pasado como una pareja más de mozalbetes enamorados como las otras tantas que paseaban por el mercado en esos instantes, fundiéndose entre los caminantes sin llamar la atención más allá del llamativo color de pelo de él o la desenvoltura animada de ella. Sin embargo, para el agudo sentido de Sanji algo que no sabía entre esos dos no terminaba de cuadrarle.

Cuando llegaron a la misma altura, para no perder costumbre, el rubio se lanzó a sus brazos y comenzó a agasajarla de palabras bonitas que a Kuina le parecían de lo más molestas y no dudó en hacérselo notar apartándose en el último instante de su trayectoria, agarrándose del brazo de Zoro.  Sanji al ver desplazada su presa no pudo sino estamparse contra el suelo. Ella rio bajito con su propia jugarreta mientras el peliverde disfrutaba regocijándose en el dolor de su amigo.

-          Eso te pasa por baboso, cejas de sushi! –le espetó jocoso y divertido.

-          Sí, muy gracioso, marimo. Porque estás con una dama que sino te ibas a enterar. –amenazó él de vuelta. Se sacudió el polvo de su ropa y miró mezcla desconfianza y odio a la chica. Por caballerosidad trató de comportarse como era habitual en él, sin embargo ya no podía ocultar el hastío que le provocaba la muchacha. No sólo estaba con el marimo, -lo cual ya era difícil de creer y tolerar cuando a él mismo no le importaría estar en una situación similar con él-, además, su carácter, demasiado similar al de Zoro, chocaba con el suyo. No le hacía gracia tener que compartir la tarde con ella- Bueno, ¿vamos? Mi querida Nami y los demás nos deben estar esperando el kebab.

   Zoro percibió perfectamente la molestia implícita en el tono de voz de Sanji. Le pareció extraño que siendo él como era no hubiera seguido con sus típicos arrumacos baratos de ligón de tercera mientras caminaban los tres por la calle dirección al restaurante. Durante el mes y pico que llevaba conociéndole, en todo momento que recordaba, el rubio aparecía diciendo o haciendo alguna de esas tretas características suyas sin importar que fuera su hermana, una total desconocida o la vecina del tercero. Nunca se daba por vencido hasta que recibía alguna reprimenda contundente y aún y así al poco tiempo seguía sus andaduras sin haber escarmentado un ápice.  Un curioso elemente se dijo más de una vez. Sin embargo no sería él el que le preguntara si le ocurría algo; disfrutar un rato sin su estúpida vocecilla revoloteando a su alrededor se le antojaba demasiado bueno como para estropearlo.

    Los tres jóvenes caminaban en fila, ocupando toda la acera derecha. Kuina desde que se cogió no había soltado el brazo de Zoro. Se había propuesto hacer una buena actuación y esa le parecía la mejor opción por el momento. Además, por la cara de mosqueo que traía el rubio cada vez que les miraba de reojo para dedicarle una linda mirada de odio eterno a ella, le pareció que no lo debía estar haciendo del todo mal. Como ella no conocía a Sanji no sabía que esa no era su manera habitual de ser y precisamente por eso le causaba gracia sus reacciones.

   Unos cinco minutos después llegaron al kebab y pasaron dentro. Los demás ya hacía rato que estaban allí y se habían acomodado en una mesa del lateral izquierdo. Al verles pasar por la puerta un animado Luffy junto con Usopp les hicieron una seña con la mano, invitándoles a acompañarles lo antes posible.

    El local no era excesivamente grande, lo habitual para acoger alrededor de veinte mesas más la cocina, despensa y sanitarios. La estética del lugar era de colores terracota dando el aspecto de encontrarse en el origen natal de la comida que iban a degustar, Turquía.  Las mesas se disponían ordenadamente aprovechando el espacio con dos, cuatro o seis sillas cada una.  Al fondo la barra con unos taburetes y detrás la cocina.

   Los recién llegados se acomodaron en los asientos libres; Sanji al lado de su hermana, Usopp y Luffy enfrente y en los extremos de la mesa Zoro y Kuina.

   Los que ya estaban sentados se sorprendieron por la presencia de la acompañante del peliverde y enseguida comenzaron a hacerle preguntas después de que Zoro la presentara como su novia y a ellos mismos. Él y el de nariz larga intercambiaron una marida interrogativa: uno preguntándole al otro al respecto de esa nueva incorporación que sabía no era realmente su pareja; el otro contestando con un ya te lo explicaré.

   Como ya estaban todos, llamaron a la camarera, que les tomó nota de lo que iban a cenar y las bebidas que tomarían; volviendo rápidamente para la barra a comunicarle al cocinero las órdenes de los chicos.

-          Así que estáis juntos, ¿eh? ¿Qué le viste a éste para salir con él?- preguntó punzante la pelirroja. Cuanto más supiera de esos dos mejor para su plan, a fin de cuentas, que fuera o no a disfrutar de ese maravilloso spa dependía de su éxito separando a la parejita feliz y juntando al peliverde con el baboso de su hermano.

-          No te pases, bruja.

-          ¡No le hables así a Nami maldito cabeza de lechuga!

-          Sí, sí, ya cállate. Eres molesto.

La peliazul flipaba en colorines con el comportamiento de todos. Por un lado las dos alegrías de la huerta felices como ellas solas (Usopp  y Lu xD). Por el otro, el rubio que no paraba de discutir con Zoro por esto o aquello. Eran una panda realmente curiosa y animada. Sentía que con ellos, tal y como le había dicho el peliverde, podría ser ella misma sin necesidad de actuar para interpretar su papel que la clavaría. Así que se animó a contestar a la pregunta de Nami.

-          Pues no es nada concreto, un poco de todo más bien. Es guapo, sexy, protector, practica kendo al igual que yo, somos amigos de la infancia, compartimos intereses y gustos... –fue enumerando con los dedos. Los demás se quedaron pensando que para no ser nada concreto lo tenía muy claro.

-          Jaja está muy bien eso. Cualquier novia de Zoro es amiga nuestra. ¿Luego vendrás con nosotros al concierto que hay en la plaza? –dijo alegre y despreocupado Luffy.

Kuina miró a Zoro buscando su respuesta. Por esa tarde ella haría lo que fuera necesario por ayudarle así que si él y los demás irían no dudaría en acompañarles. Al gesto afirmativo de Zoro ella también asintió con una sonrisa.

   En ese momento se permitió recapacitar: al principio había aceptado participar en la treta solo porque eran amigos y hacía tiempo que no se veían, pero estaba disfrutando mucho en compañía de los cinco. Ya distaba bastante desde que se rio tanto con unos amigos.

-          Bien, chicos, aquí están vuestros pedidos. Que aproveche. -la camarera dejó los platos rápidamente en la mesa ordenándolos cual experto en el tetris de manera que cupieron todos a la perfección y se marchó.

   Los chicos miraron la comida cegados por la gula y comenzaron a comer al instante. Mientras comían siguieron charlando de mil cosas diferentes y cuando terminaron pidieron la cuenta, pagaron y salieron del local directos a la plaza.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

     Después de que los niños se marcharan, los adultos se quedaron en el salón charlando y jugando su particular partida de cartas de la hora del café de después de la telenovela; se echaban unas risas y pasaban el rato. Por su parte Mihawk había perdido la alegría que le acompañaba en la mañana. Su habitual semblante serio había vuelto a su rostro sumándole la apatía y malestar que le provocaba su malvada mente al evocar los retazos de la no conversación anterior con su hijo. Él no reía ni participaba en el juego, se limitaba a sorber poco a poco su habitual café sin azúcar que hoy le sabía más amargo que de costumbre.

     Especialmente Shanks que le conocía muy bien sabía que la cara de abulia que presentaba no era ni por asomo su soberbia natural. Trató de animarle con algunas de sus tonterías típicas de niño de cinco años solo provocando que además creciera su crispación hasta que finalmente dieron con una solución.

-          ¿Qué os parece si vamos al concierto del pueblo, damos una vuelta por el mercadillo y nos tomamos unas copas? –propuso al grupo en general pero especialmente dirigiéndose al de ojos dorados. A lo cual los demás no se negaron.

      A Mihawk se le encendió la bombilla de repente al escuchar las palabras del pelirrojo. Pueblo, concierto, Zoro. Allí es adonde se fueron los jovenzuelos. Quizá con un poco de suerte se los cruzaban y podía seguir hablando con él. Por un momento el alborozo pobló su sistema nervioso, alegrándole un ápice todo lo que los vocablos inconclusos le habían arrebatado.

 

Cuando llegó la hora de marcharse se montaron en el coche de Shanks y tomaron la carretera directa al pueblo. A diferencia del peliverde él no se perdía a cada curva que tomaban así que no tardaron mucho en arribar. Les costó encontrar aparcamiento ya que todo estaba a rebosar –lo cual no les extrañó- pero rápidamente ya estaba el vehículo estacionado y ellos dispuestos.

 Desde el lugar en que apercancaron hasta donde sería el concierto apenas había un par de calles poco transitadas en ese momento. Las recorrieron rápidamente y pronto toparon con la parte posterior del escenario. Allí ya se percataron de que les sería imposible encontrar un camino para ir delante del escenario pese a la hora que era y que faltaban casi seis cuartos hasta que comenzara oficialmente así que lo rodearon y por la calle paralela y se sentaron en la terraza de una cafetería a tomarse la copa prometida.

  Mihawk la acabó bastante rápido, tenía ganas de cruzarse con Zoro y sería más fácil antes de que todo se llenara completamente de gente. De tal modo que quedó con los demás en que iría ver si veía a los chavales y luego ya se volverían a juntar.

  Conforme avanzaba entre la gente con dificultad por la cantidad ingente de grupos, se preguntaba en como afrontar el tema cuando se encontraran, todo ello en caso de que realmente le encontrase. Y casualmente en ese momento, en la esquina siguiente a la plaza identificó una cabellera verde inconfundible que sin lugar a dudas pertenecía a Zoro.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Por lo que había dicho Usopp el habitual concierto de estas fiestas siempre era muy popular y acogía a un gran público hasta el punto de pensar que no cabría una aguja más en todo el lugar aun siendo una zona abierta que daba a varias calles. Se podría decir que era el acontecimiento especial del año, único cada vez, ya que el concejal de juventud y tiempo libre se esmeraba en la tarea de encontrar al mejor grupo que pudieran permitirse cada vez sin escatimar en gastos y nunca repetían. Les Fogueres eran sus fiestas mayores y todo era poco para sus ciudadanos. Para este año habían conseguido a Mago de Oz, un grupo bastante famoso de folk metal español que había cosechado un gran número de éxitos desde sus principios allá por el 88.

   Ya que toda la panda de amigos estaba deseosa de ver ese concierto se apresuraron en ir a coger sitio; cuanto más cerca del escenario mejor. Sin embargo y para su desgracia en el tiempo que ellos estuvieron cenando gente más precavida o más fanáticos, -según se mirara-, habían acaparado todo el centro de la plaza, apenas dejando el círculo que era la fuente, hasta rebasar los escalones por una banda y embotar los primeros metros de las otras calles. Desde luego el pelinegro tenía razón.

   Un poco decepcionados por su suerte se acomodaron en la siguiente esquina bastante más despejada de masas. Seguían estando cerca, no sería lo mismo, pero al menos no estarían tan agobiados por la gente.

-          No es mal sitio, desde aquí se escuchará perfectamente –comentó la peliazul.

-          Es verdad, aunque estar más cerca molaría más –dijo Luffy.

-          Bueno, mejor esto que nada –acotó Sanji.

-          ¿Ahora que estamos más tranquilos por qué no nos cuentas algo de ti Kuina? –para no perder costumbre, Nami aprovechó la oportunidad.

-          ¿De mí?

-          ¿Quieres dejarla tranquila? Ya deja de hacerle preguntas.

-          Oh, que mono, te defiende. Se nota que te quiere mucho. –quiso ironizar la pelirroja tratando de meter bulla

-          Si, es un cielo – Kuina se alzó ligeramente de pintillas para besarle la mejilla, pero falló en sus cálculos y el beso acabó siendo contra los labios del peliverde. Éste sorprendido miró hacia otro lado sonrojado… su amiga se estaba tomando demasiado en serio su papel.

  Hasta ahí. Sanji, harto del comportamiento de esos dos y haber visto demasiado cerca contadas veces a la chica del que era su marimo, había rebasado su límite de paciencia. No soportaba ninguna risa tonta casual, ni un arrumaco, ni caricia accidental más, mucho menos un beso que no venía a cuento a su parecer. Fuera de sus casillas y su interior astillado por las imágenes que se había visto obligado a contemplar echó a correr sorteando a la gente a su paso y chocándose con otros menos afortunados.

Los allí presentes no entendieron el comportamiento del rubio, ni siquiera su hermana que llevaba viviendo con él toda la vida y debería conocerse de memoria todas sus rabietas. Zoro cruzó la mirada con Usopp. Éste le miraba reprobatoriamente, incriminándole claramente la huida de su compañero. Una cosa era callarlo con su novia temporal y otra muy distinta tocar verdadera mente sus sentimientos hasta el punto herirle.

-          Ya iré yo –habló Zoro a la vez que emprendía la carrera por el mismo lugar en que Sanji se había marchado.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

     Para cuando Mihawk llegó al lugar donde había visto a Zoro éste ya no estaba. En su lugar el resto del grupito discutían sobre lo acontecido momentos atrás.

-          Hola, chicos.

-          ¡Ah, hola señor Dracule! –le saludaron de vuelta. Paralelamente Kuina le preguntaba a Nami quien era el hombre que acababa de llegar a lo que ella le contestaba que el padre de su novio.

-          ¿Lo estáis pasando bien?

-          ¡Por supuesto! Esto es genial jaja –dijo Luffy.

-          Me alegro. ¿Sabéis donde está Zoro?

-          Se ha ido por allí –señaló con el dedo, alegre, el monito.

Entonces el mayor reparó en una presencia que no era familiar. Con su mirada de rapaz observó a la chica de pelo azul que atendiendo a su inquisitivo e intimidador mirar optó por presentarse ella misma.

-          Encantada señor, me llamo Kuina. Soy la novia de su hijo –habló extendiéndole la mano.

Notas finales:

Al principio este capítulo iba a dividirlo en dos, pero bien pensado, para qué ? xD. Espero que os haya gustado y ya nos veremos ! :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).