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Por una apuesta terminé siendo tu hijo por Choped

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Notas del capitulo:

Bueno, después de unas estupendas vacaciones subo el capítulo ^^

PD: Lo siento por la espera T^T..

8.  Terra Aventura, parte 1.

 

 

 

Habían pasado dos días desde que sus padres llegaran de la compra con la magnífica noticia de que irían todos juntos a Terra Aventura, un gran parque de atracciones que se encontraba a pocos quilómetros de allí. Todos estaban bastante emocionados, en especial los chavales, aunque algunos mayores con su misma alma de niño no se quedaban atrás. Puesto que el parque era muy famoso y querían evitar las molestas colas interminables rodeados de guirigambas, decidieron ir un miércoles, no habría demasiada gente y podrían disfrutar de un perfecto día.

 

    Usopp, que ya había visitado en otras ocasiones el parque, preparaba su mochila con todo lo que creía que le haría falta esta vez: crema solar, la gorra, las gafas… Al final acabó con un equipaje más grande que él mismo, pero al menos no le podrían decir que no iba preparado. Luffy, por raro que pudiera parecer, estaba listo desde hacía horas, convencido de que cuanto antes salieran, antes llegarían e impaciente por subir en todas las atracciones que pudiera. Nami se encontraba en la difícil decisión de elegir qué bikini le quedaría mejor para lucir en las atracciones de agua, mientras, su hermano… bueno, él acosaba a un pobre Zoro que ya rozaba el límite en su paciencia y estaba a punto de saltar.

 

-         Ne, Zoro, cuando  íbamos en el coche y se nos acercaron esas chicas que creyeron que éramos novios,  dijiste “además yo ya…” ¿A qué te referías? ¿Acaso ya tienes novia?- cuestionaba una y otra vez-

 

Estaba hasta los webs de que Sanji se hubiera pasado todo la santa mañana preguntándole sobre lo mismo. Era exasperante. Lo más fácil desde un principio hubiera sido contárselo todo para que se callara y dejara de dar la tabarra, pero había dos razones de peso para no hacerlo. La primera porque incumpliría la promesa silenciosa que él y Mihawk hicieron cuando empezaron a salir, aunque desde que le retiraron la medicación y ya no le hicieron falta más curas, no se habían vuelto a tener un acercamiento íntimo más allá de la casualidad de dormir en la misma cama. Vale que apenas hubieran pasado un par de días, pero para su corazón, comenzaba a ser demasiado comparado con cuando debía tomarse tres dosis diarias de su medicamento. Aquello tenía ofuscado y triste a Zoro. Se había sentido tan feliz y entusiasmado cuando el mayor aceptó que mantuviesen una relación que todavía no se había parado a pensar en las consecuencias de que realmente sólo estuvieran juntos por el mero hecho de cuidar de su salud,  tal y como le dijo la primera vez. Y la segunda, que Sanji era una maruja de cuidado. Se lo iría contando por ahí a cuanto bicho viviente se encontrara por el camino si no es que a los inorgánicos también con tal de cotorrearlo. La tapadera de que él y Mihawk eran padre e hijo se iría al traste y todo lo que habían hecho hasta la fecha no habría servido de nada. Además a todo lo anterior habría que sumarle otras cuestiones como el qué dirán, aunque a él sinceramente le importara bien poco, o la penalización por perder la apuesta que una vez su padre hiciera con sus colegas universitarios, que debía ser muy mala para tomarse tantas molestias en preparar la coartada.

 

    En definitiva se podía razonar que estaba entre la espada y la pared; si hablaba, mal y, si se callaba, peor. Suspiró.  A fin de cuentas él decidió seguir a Mihawk en este absurdo plan así que ahora no podía quejarse de las consecuencias.

 

    Ya totalmente arto del incesante interrogatorio de repetidas preguntas, el tope de la paciencia del peliverde fue rebasado y saltó encarando al rubio. No sabía exactamente lo que le iba a decir pero debía sonar convincente.

 

-         ¡Pues sí! ¿vale? Sí que tengo novia.

 

Sanji le miró sorprendido por el veloz cambio de actitud, pero impulsado por el viento de la incertidumbre y la curiosidad, en vez de dejar de lado las cuestiones volvió a la carga con más preguntas. El tiro le había salido por la culata esa vez.

 

-         ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿Por qué ella?...

 

Joder, parecía el presentador de pasapalabra de lo rápido que iba. ¿No pensaba callarse nunca? Visto que no tenía alternativa comenzó a soltar lo primero que se le vino a la mente intentando que no fuera inverosímil.

 

-         Pues se llama Kuina, es una chica preciosa, de pelo azulado y ojos grandes y vivaces, algo mayor que yo pero compartimos los mismos gustos. Vive cerca de mi casa y somos amigos desde la infancia. Ala ¿contento?- dijo asombrado de su imaginación y terminando de cerrar su mochila; con tanta charla no sabía lo que había metido dentro pero ya era tarde para comprobarlo.-

 

Bajó corriendo las escaleras. Antes se hubiera perdido con sólo doblar el primer recodo, sin embargo su por hasta ahora casi mes de estancia en la hacienda le brindó la capacidad de salir a la calle sin dar inútiles vueltas extra, llegando con el resto, ya preparado para irse. Por su parte, Sanji, se quedó de piedra ante las palabras de su amigo. No podía creer que realmente tuviera novia, él creía que le iban más los chicos que las mujeres y que estaba pilladísimo de su padre. Menudo problema, tendría una competidora más por el corazón del peliverde.

 

  

 

     Los pocos quilómetros iniciales que separaban el parque de atracciones de la hacienda se prolongaron hasta casi dos horas de camino. ¡Puñetera operación salida de verano! Pareciera que todo el mundo se hubiera puesto de acuerdo para salir el mismo día y a la misma hora.  Pero al menos ya habían llegado. Sin querer perder ni un solo segundo más bajaron de los coches y se dirigieron a la puerta principal, donde después de enseñar sus entradas les dejaron pasar.

 

     Terra Aventura en verdad era un lugar enorme, hacía poco que cambió de dueño y lo remodelaron entero, por eso su popularidad se había incrementado con creces desde hacía unos pocos meses. Ahora contaba con casi el doble de atracciones más algunas antiguas que habían cerrado. El recinto estaba dividido en nueve zonas o países-continentes. Egipto, Iberia, Grecia, Las islas y el Castillo conformaban la parte más añeja, mientras que China, Europa, México, Oceanía y el Oeste constituían las nuevas. Cada una de estas partes incluía varios restaurantes típicos de la zona y las atracciones correspondientes, además de variados espectáculos y tiendas. Nada más entrar dabas a parar con Egipto, que para a fin de cuentas ser un decorado, daba bastante el pego. Un monolito se erguía en medio de la entrada, custodiada a su vez por dos torres de la misma arquitectura y un par de dioses guardianes a cada banda. Y poco más allá la primera atracción de agua, “Las cataratas del Nilo”.

 

-         Chicos, como ya sabemos que igualmente vais a hacer lo que os dé la gana, hemos pensado que cada cual vaya a su bola y que nos encontraremos aquí mismo sobre las dos y algo para comer, ¿entendido?- dijo Doflamingo sacando su vena responsable (aunque en realidad quería deshacerse de los niños rápidamente para largarse a pulular a solas con Yuu). Dicho lo cual, los jóvenes fueron los primeros en moverse, siguiendo a un alocado Luffy al cual le había faltado tiempo para echar a correr.

 

Mihawk se quedó mirando como Zoro se marchaba junto con el resto de sus amigos. Creyó que el pequeño querría ir con él, pero en vez de eso se iba tan pancho con Luffy y los demás. Vale que durante los últimos días no hubieran mantenido una relación de pareja propiamente dicha pero igualmente seguían juntos, ¿no? ¿Qué eran unos pocos días comparados con el tiempo que habían tardado, al menos él, en dar con sus sentimientos y aceptarlos? Quizá si por tan poca cosa ya se distanciaban, es que no estaban hechos para llevar una relación… No, prefería no pensar en ello desde ese punto de vista. Por supuesto que podían llevar una relación. Las cosas no suceden porque sí sin ningún orden ni guión, si el destino les  había elegido para que sus caminos se cruzaran, ellos no podían ignorarlo y simplemente dar la espalda a las nuevas emociones que reclamaban su atención a las puertas de sus corazones. Su deber era escucharlas y abrirles el camino. Sabía que sus sentimientos por Zoro no habían cambiado, de eso estaba seguro, le quería, sin embargo sí que había algo distinto. Deseaba acercarse, mas ya no tenía una excusa para hacerlo, se sentía frustrado, como si sus mundos fueran demasiado diferentes como para juntarlos sin ningún pretexto razonable, aunque la dicha se empeñara en que se trataba de todo lo contrario. ¿Era posible que si habían comenzado aquello por cuidar de la salud del chaval acabara en buen puerto? Bueno… él no se daría por vendido tan fácilmente, al menos no sólo por esa nimiedad, estaba seguro de que haría falta algo más grave que eso para que decidiera apartar a Zoro de su vida. Así que si sus mundos no pudieran juntarse, ya se encargaría él de gravitar. Por un momento sintió el impulso de correr tras él y llevárselo para recorrer el parque a solas, pero el peliverde ya había desaparecido de su campo de visión, perdiéndose entre el gentío… Quizá después tuvieran un rato para ellos. Mientras seguía con la mirada perdida tratando de distinguir el pelo verde de su hijo alguien se le colgó del brazo. Como no, era Shanks. Éste traía agarrado por el cuello de la camisa a un Crocodile enfurruñado porque quería ir a la pirámide del terror y el pelirrojo no le dejaba.

 

-         Venga, vamos a los coches de choque Mihi, que pareces un alga sosa y mustia- le pidió con la típica carita que ponía Luffy cuando quería conseguir algo. Estaba claro que padre e hijo compartían la misma técnica de manipulación.

 

 

 

No había hecho falta que hicieran cola porque tal y como predijeron, al ir un miércoles casi no había nadie, con lo cual conforme llegaban iban pasando a la atracción. Ésta consistía en unos sarcófagos que hacían la función de vagones que se dejaban caer desde cataratas a distinta altura, una forma segura de refrescarse con el agua.  Se subieron los cinco en un único vagón, Usopp y Luffy delante, Nami con su hermano en el centro y Zoro atrás para tener más espacio. Pobre de él, justo en su sitio era el lugar donde más te mojabas, cosa que descubrió nada más acabarse el recorrido; todos estaban ligeramente salpicados excepto él, que tenía calados hasta los huesos. Se rió, aun estando empapado había sido muy divertido. Si todas las atracciones iban a ser iguales no sabía que hacían parados, ¡sólo tenían un día por delante y se tenían que subir a todo!

 

 

 

Las primeras horas de la mañana habían pasado volando para unos chicos que no pararon de divertirse y subir en cuanta atracción vieran durante todo el tiempo. Puede que estuvieran algo cansados y necesitaran recuperar fuerzas, pero ¡para algo estaba la comida! Acabarían rápido con sus platos y podrían volver a su ajetreada jornada. 

 

   Al acabar de devorar más que comer, ya había reunido el valor necesario y no pensaba echarse atrás en su empresa así que Mihawk se apresuró a coger a Zoro del brazo justo cuando sus amigos, en medio de la excitación por lo que les deparaba la siguiente parada, ya partían hacia alguna nueva zona aún inexplorada. Visto que no echaban en falta la presencia del peliverde ni la suya propia, el moreno pudo hablar tranquilamente a solas con él sin rondadores, justo lo que necesitaba para poder aclarar ciertos asuntos.

 

-         Zoro, mira, sé que no me he comportado como debería, pero quiero que sepas que mis sentimientos no cambiarán aunque nos alejemos- si se paraba a pensarlo, esta era realmente la primera vez que le hablaba de sentimientos. Sintió un extraño pero confortable calor llenarlo por dentro; por fin era capaz de pronunciarlo en voz alta. Posó suavemente la mano sobre la mejilla del chico, acariciándola, demostrando con ese leve roce todo lo que no había sido capaz de expresar anteriormente. Luego aquel inocente gesto pasó a ser algo más pasional al juntar ambos sus labios en lo que se podría haber denominado como el beso de la reconciliación. Al separarse, prosiguió-: ¿Te apetece que demos una vuelta por el parque tú y yo solos?

 

Zoro estaba que no se tenía en pie de la emoción. Como había echado eso de menos. Aquel contacto tan especial y todas las emociones que el moreno hacía fluir dentro de él, nunca antes lo había experimentado. Saber que todo aquello no había sido sólo mera preocupación por su salud, que detrás de la protección verdaderamente había habido algo más, le reconfortaba. Se sentía afortunado de poder volver a disfrutarlo.

 

-         Por supuesto- fue su simple respuesta, tras lo cual, el mayor pasó un brazo por en encima de sus hombros atrayéndolo hacia sí, dedicándole una cálida sonrisa de “ya todo está arreglado”-

 

Pasearon por el parque de esa manera, sin que a ninguno de los dos les molestara la reciente cercanía autoimpuesta. Uno se siente estúpidamente bien cuando en apariencia, nada podría salir mejor. Sin percatarse de hacia dónde caminaban llegaron a la parte del Oeste. De verdad que los constructores se habían tomado sus molestias en hacer los decorados, todo era tan real, incluso estaba el típico salón con sus bailarinas de voladores vestidos y piernas inquietas.

 

   Ya que estaban allí aprovecharon para subir en “La estampida”, una atracción que simulaba un trayecto por una mina de oro abandonada pero a mucha más velocidad y con un recorrido distinto cada vez que subías. Desde luego ese era uno de sus encantos y cada vuelta se convertía en una experiencia única. Después de aquello y en una última parada antes de cambiar de continente, entraron en una tienda de fotografías antiguas, donde emulando a los vaqueros de la época, se retrataron, uno de bandido y el otro de sheriff. Luego, su recorrido prosiguió rumbo la parte de Asia y el Castillo. El peliverde tenía especial interés en aquella zona, no por menos era el anillo de fuego de las montañas rusas.

Notas finales:

Bueno, que os parece el super parque te atracciones? :P Si podéis os recomiendo que vayáis a ambos, son geniales, la verda ^^

Espero vuestros comentarios, ciao :)


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