Capítulo 11
— La verdad — Joey dudó unos segundos, era un recuerdo algo vago, quizás era un sueño pero ya que lo preguntaba, era importante mencionarlo. — espera, antes te aclaro que no estoy tan ebrio, todavía sé lo que digo. Pero cuando desperté, antes de estar envuelto en toda esta locura, soñé… alucine o ¡que se yo! Pero me pareció verme caer en una luz muy brillante, lo extraño era que yo iba cayendo exactamente en la dirección contraria.
— Ya veo— Dijo Tristán con aire meditabundo— Se supone que no puede existir un vacío dimensional, lo que significa que algo debió pasar con el Joey de este mundo.
— ¿Y eso que significa?
— Que el Joey de esta época podría esta ahora en tu lugar.
— ¡NOOOOO! Eso significa que el loco sin amigos y famoso que era en este mundo ahora esta disfrutando de mi perfecta vida.
— Y no solo eso. Tu “yo” alterno quizás ya provocó algún desastre. — Se adelantó a decir Tristán — y por cierto la mala noticia sería que si te encontraste con tu yo alterno quizás hayas destruido el universo del que provienes.
— Pero…pero… si aun cabe la posibilidad de que exista mi universo alterno, en donde si existe la máquina del tiempo ¿Cierto?
— Es probable. No sé que condiciones existan para esto de los encuentros con tus “yo” alternos.
—¡¡¡Ah!!!— Profirió Joey dándose de topes contra la pared. — ¡Qué se den prisa! No soporto todo esto. Estoy muy cerca del suicidio.
— ¡No! espera Joey, recuerda la buena noticia.
— Pues yo ya no veo donde podría estar la buena noticia.
— La buena noticia de todo esto es la posibilidad de que ese Joey se sienta como tu y quiera regresar a este mundo en donde era feliz. Solo tiene que entrar en la máquina del tiempo y entonces regresará a esta época y tú a la tuya y todo estará bien. ¡Anímate viejo!
— Si…tal vez — Contestó Joey aún pesimista— pero si eso fuera cierto ¿Por qué ya han pasado muchos días y aún sigo aquí?
~~~XxX~~~
Esa mañana Seto Kaiba despertó un poco antes de que sonara la alarma que lo obligaría a separase del cálido cuerpo de su esposo para ir a trabajar. Abrazó con más fuerza a su lindo esposo y lo besó delicadamente en el cuello, evitando despertarlo.
Cuando llegó el momento de separarse, Seto procedió a darse una ducha y alistarse para un extenuante día de trabajo.
El olor de la colonia que siempre usaba Seto llegó traviesamente hasta las fosas nasales del durmiente Joey, causándole un inusual picor que le hizo despertar. Los parpados le pesaban y todo se veía borroso, solo alcanzó a vislumbrar la silueta de alguien sobre él.
— Me voy. — Anunció el castaño mientras alejaba los mechones de cabello dorado pegados al rostro del chico semi-dormido para darle un beso en la frente antes de partir. — Llegaré tarde. Avísame si estarás todo el día con Tristán.
Somnoliento, el chico de dorada cabellera hizo un tierno mohín que el más alto tomó como respuesta, y sin más abandonó la habitación.
— ¿Cómo? ¿Qué? ¿Duke?
Se preguntó a solas Joey, su vista había recuperado la claridad y su mente también.
Miró el reloj y se sobresaltó. Bajó de un brinco de la cama y un terrible dolor lo asalto justo al intentar dar el primer paso.
— ¡Demonios! — Masculló al intentar dar otro paso. —Es muy tarde y ese inepto de Duke ya se largó sin mí. ¡Teníamos una importante reunión hoy! ¿Por qué no me despertó antes?
Quiso dirigirse al baño pero éste ya no estaba donde de costumbre, estaba muy lejos, la cama estaba muy lejos, había demasiado espacio en todos lados. Sus ojos se desorbitaron y el corazón pareció salírsele.
— ¿Dónde estoy? ¡Duke! — Llamó con la respiración entrecortada— ¡Duke! …¡Duke! ¿Qué demonios es esto?
Por fin llegó al baño y se dio un vistazo en el enorme espejo. Su cabello estaba todo desacomodado y más largo, tenia algunas perforaciones en el lóbulo derecho. Esa no era la imagen de un actor que iba a representar a un personaje serio y maduro.
— ¿Qué mier….— Miró sus hombros y notó que también había unas fogosas mordidas. Sus pezones le ardían y su boca estaba muy hinchada. — No puede ser… ¿tomé? No… anoche no recuerdo haber bebido nada… ¿entonces como?... ¡Duke!
Continuó refunfuñando el rubio mientras buscaba algo de ropa para ponerse para salir a buscar a su supuesto representante y arrancarle la cabeza por atreverse a dejarlo solo.
La puerta se abrió automáticamente y en cuanto la cruzó se dio cuenta de que el lugar era más grande lo que había imaginado.
— Es un hotel… ¿verdad?
El timbre de un celular resonó en la habitación. Esperanzado, Joey regresó a buscar el aparato, probablemente era Duke.
Cuando al fin lo encontró no supo como se usaba esa pequeña tableta, presionó botones al azar y un holograma de Tristán saltó desde el plano objeto.
— ¡Joey! Tenemos problemas. Ven al laboratorio a la de ¡ya!
— ¿Tristán?— Preguntó confundido Joey. Hacía años que no veía a su ex amigo.
— ¡duh! ¡Claro! ¿Qué no me vez? No se para que diablos tienes un “holtab 3000” si lo desperdicias así.
— Espera ¿Qué es todo esto?
— Es una emergencia. — Refunfuñó el castaño a punto de perder los estribos. — Termina de despertar Wheleer. Creo que hubo un fallo en la máquina ¡te dije que no estuvieras jugando en el pasado pero seguro que ni te importo! Así que muévete y ven en seguida aquí.
Fue la última orden del furibundo científico antes de desaparecer de la tableta de cristal.
— ¿Qué máquina? ¿Pasado?
Joey continuaba en shock, tratando de asimilar todos los recuerdos que llegaban a su mente. ¡Claro! Ese Tristán tan extraño con pinta de científico ya lo había visto antes, hace mucho tiempo, cuando un día apareció en un extraño laboratorio y le dijeron que existía una máquina para hacer viajes en el tiempo. Exactamente ese día en el descubrió que en el futuro estaría casado con su peor enemigo Seto Kaiba. ¿Estaba pasando algo similar?
~~Ø~~
El par de amigos dialogaron todo lo que resto de la noche. Celebrando que ya no podían hacer mucho pero de menos continuaban siendo amigos
— Oye — Dijo Joey notoriamente alcoholizado— ¿Ya es día? ¿Que día es?
—No sé… ¿Por qué? ¿Tenías que ir a votar?
— ¡NO!
— Entonces ¿Qué importa? — Tristán sacó su celular y trato de ubicar el calendario, al cabo de unos minutos olvido que estaba haciendo y dejó caer el teléfono. — ¿Tenias trabajo? ¿A poco irás con esa cara? Te vez pésimo
— No…bueno si, esta cara es la que vende.
El castaño soltó tremenda carcajada y comenzó a burlarse de su compañero.
— ¡Trabajaras con resaca!
— ¡Cállate! Que tu también. Además, seguro que mi hermanita ya debe de estarte esperando en casa con la sartén en mano.
Al escuchar eso, la sonrisa se le borró completamente del rostro.
—Cierto…. También tengo que trabajar :(
— No ya en serio — Insistió Joey tratando de incorporarse — ¿es 25?
— No — Tristán regresó a mirar el calendario de su teléfono. — no, si. Es 25 de Junio.
El rubio dejó su intento por levantarse y se encogió en el piso. Abrazando fuertemente sus rodillas preguntó como si fuera un niño pequeño e indefenso.
— ¿Crees que mañana vengan por mi?
Tristán, que apenas si podía articular las palabras se sintió fuera de ambiente.
— ¿Por qué quieres q vengan por ti? Tu eres más divertido… tu si eres mi compadre del alma.
— Y tu lo serás siempre— Repuso el ojimiel— pero es que… es que… te voy a contar algo… es algo que me duele recordar.
Una vez más el alcohol pareció desaparecer del organismo de Joey, Se tornó muy serio.
Su amigo lo observó, pensando que simplemente era la siguiente etapa del borracho: comenzar a llorar.
— Cuéntamelo — Tristán se acercó a su amigo y le pasó un brazo por el hombro. — ¿Qué es?
— Mañana es el tercer aniversario de la muerte de Mokuba
Joey hizo una pausa, tragó duro y trató de que las lágrimas no se le escaparan. Luchó largo rato con la sombra de los recuerdos. Debía de ser fuerte, se lo había prometido a si mismo, a Mokuba y a Seto. Sin embargo no podía evitar que la voz se le quebrara, era lo más doloroso que podía recordar.
— Si no estoy yo…. — Continuó diciendo, apretando los labios. — ¿Quién apoyará a Seto?
— ¿Quuuueeeee?? ¿Mokuba?— Los ojos de Tristán se abrieron como platos. — ¡Oye! Eso no me lo sabía ¡No juegues así! Casi me da un infarto.
— No estoy jugando, es la verdad.
Tristán comenzó a llorar al lado de amigo mientras se empinaba una y otra vez la botella que ya estaba completamente vacía.
Al cabo de unos minutos Tristán recordó algo.
— Oye espera…. Mokuba no puede llevar tres años de muerto, ayer lo vi, de hecho estaba con su novia.
— ¿En serio?
La mirada de Joey se iluminó. Se incorporó como rayo y comenzó a zarandear a su amigo para que le confesase la verdad. No podía creer lo que oía.
— Sí.
— ¡Tengo que verlo! ¿Me llevarías?
— Claro, viejo.
— ¡Gracias viejo!
El ojimiel se sintió tan feliz de escuchar eso. ¡Lo que daría Seto por saber esta noticia!
— Mañana iremos a KC, es seguro que este allí, como sabes las cosas van mal.
El rubio se emocionó a más no poder, por lo menos había algo positivo en ese futuro.
CONTINUARÁ>>>>>