Capítulo 4
Por la mañana Joey sintió algo de frio. Se revolvió entre las sabanas y buscó el cuerpo de su esposo por toda la extensión de la cama, que por cierto le pareció muy pequeña a lo normal, sin encontrarlo al final. Alguien llamó a su puerta tocando con los nudillos, despertando por completo al rubio.
— Adelante.
Contestó con normalidad despabilándose, levantando el torso de la cama. Dio un largo bostezo y después miró a su alrededor. Todo parecía un poco extraño y colorido a como él recordaba. Conforme sus ojos escudriñaban el lugar en su mente aparecía todo lo que le faltaba a la habitación. A la derecha vio una puerta, supuso que era el baño. A su izquierda una ventana y debajo de ésta una mesita de noche con un vaso de agua, algunas pastillas y otros objetos sin importancia, según Joey antes había dos buros, uno de cada lado de la cama, que por cierto era una King size y en donde él estaba apenas si era una individual. Al fondo de la habitación había un closet y lo demás no tenía ni importancia mirarlo, era obvio que no estaba en su recamara con Seto, faltaba la sala y el enorme cambiador, además de las cortinas, el balcón y desde luego le faltaba su esposo. Si ese lugar no era su habitación ¿En dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí?
— ¡Hey! — Por fin habló el pelinegro que había estado tocando la puerta. — Tierra a Joey…. ¿Ya despertaste o necesitas un baño de agua fría?
Joey prestó atención a quién había entrado, lo miró de pies a cabeza y lo reconoció en seguida. El joven oji-esmeralda vestía un formal traje gris, el cabello negro lo traía recogido en una cola baja y algunos mechones de cabello le caían por el rostro galantemente. Se veía un tanto diferente, en cambio no había perdido ninguna de sus facciones, se parecía al mismo Duke que salía con Tristán y que él conocía.
— Duke, no entiendo… ¿Dónde estoy?
— ¿Cómo que en dónde estás? — El pelinegro rodo los ojos y se sentó en la orilla de la cama, tomando de las manos a Joey. — ¿Te pusiste ebrio de nuevo? No deberías de hacerlo, recuerda que hoy tenemos algo importante que hacer.
— ¿Algo importante que hacer? —repitió el ojimiel confundido.
— Si, hoy tenemos la junta con la mangaka, los directores y productores del dorama que protagonizaras. ¿Lo olvidaste? Te dije que no bebieras tanto.
— ¿Qué protagonizaré?— Joey seguía sin comprender ni una sola palabra de lo que Duke le decía.
— ¿Eres grabadora o qué? ¡Pues claro que lo protagonizarás! Si ya lo sabías desde hace un mes. — El oji-verde le miró curioso y puso su mano en la frente para comprobar que el rubio no tenía fiebre o algo extraño.
— Seto… ¿Dónde está Seto?
— ¿Seto? — Duke se descolocó en cuanto escuchó ese nombre y confesó con algo de pena. — No lo sé… tú y él se odian ¿Por qué habría de saber dónde está?
Joey abrió los ojos como platos. Su cerebro procesó los hechos lo más rápido que pudo. Estaba en el pasado o algún tiempo similar, lo deducía en base a que Duke era el mismo que conocía, no parecía de una época muy lejana. Seguramente la máquina del futuro lo había llevado a otro lugar y no podía recordarlo. La solución a todo el problema era Tristán, en cuanto lo encontrará podría regresar a su época o de menos podía esperar a que su yo pasado regresara a su tiempo y listo. Aunque todo parecía fácil, Joey tenía un mal presentimiento.
— Tristán…. ¿Dónde ésta Tristán?
De nuevo el pelinegro rodo los ojos y bufó hastiado.
— ¿Por qué habría de saber dónde está ese perdedor? Ya sabes que desde la preparatoria tuvimos problemas y dejamos de hablarnos. ¿Por qué preguntas tan de repente?
— ¡Tuvieron problemas! ¿Por qué? Es decir, tú y él se llevan bien, bueno sí apenas están empezando a salir pero Tristán dijo que todo iba bien y…
— ¿De qué me hablas? Jamás salí con Tristán.
Joey se quedó pasmado en la cama pensando en otra opción. Tal vez estaba en un mundo alterno, o sea que las cosas no eran como él las conocía. Lo mejor era ser cuidadoso y encontrar rápido la solución.
—Necesito saber dónde está Tristán. — Exigió el rubio quitándose las cobijas de encima.
— ¿Mataste a alguien, necesitas ayuda jurídica? Te puedo recomendar abogados mejores, o sea eres tú, todo el tiempo te están metiendo en chismes y cosas de esas.
— ¿Eh? — Joey lo miró incrédulo desde la cama — Pero si yo solo quiero ver a Tristán.
— Anda— Resopló Duke quitándole importancia al asunto — ya báñate y arréglate. Recuerda que tenemos que ser puntuales.
— Esto no puede estar pasando.
Masculló Joey por lo bajo recordando su viaje al pasado del día anterior. Se revolvió nervioso entre la cama y deseo que todo fuera una horrible pesadilla. Tapó su rostro con sus manos y cerró fuerte los ojos concentrándose en su deseo. Cuando despertara estaría entre los brazos de su esposo y escucharía un “buenos días”, tomarían una ducha juntos y después desayunaría solo porque a Seto le esperaba un día ocupado, entonces se alistaría e iría a la casa de Tristán para ayudarlo con el diseño de su proyecto.
— Estas rarito — Insistió el oji-esmeralda al ver al rubio tan consternado. — ¿Quieres que vallamos al doctor?
— Déjame solo.
— ¿Qué dices, cariño? ¿Por qué no quieres ir a la junta?
— ¿Cariño?
Joey se levantó temblando de la cama temiendo lo peor. Estaba más asustado que nunca y solo quería ver a Seto o por lo menos a su amigo Tristán.
— Tranquilízate, siempre te llamo así.
— ¿Por qué?
Duke enarcó las cejas y pensó que probablemente Joey estaba muy estresado por tanto trabajo y hoy estaba sensible. Así que decidió ser muy cauteloso con él y tratarlo lo mejor posible, ya que la primera urgencia era asistir a la junta.
— Porque soy tu representante — respondió el pelinegro con dulzura. — Escucha, sé que estas estresado pero tienes que alistarte, te prometo que iremos al doctor después de la junta.
— Necesito localizar a Tristán.
— Este bien, está bien. — Duke se dirigió hasta la mesita de noche y le extendió una pantalla de cristal, señalando justo en la letra T. — Aquí está su número y supongo que también su dirección, espero que siga siendo la misma.
— Gracias. — Dijo alegre el rubio como tomaba la agenda.
— Báñate, arréglate o lo que sea pero tienes que estar listo en media hora. Te esperaré en la sala.
— Sip.
Duke abandonó la habitación y Joey continuó haciendo conjeturas caminando de un lado a otro de la habitación. Entró al baño para comprobar que su cuerpo fuera el mismo. Se miró en el espejo de cuerpo completo y descubrió que no tenía ninguna de sus perforaciones, su rostro se veía más cuidado, su cabello se veía un poco diferente, más formal y no tenía ni una sola marca de la noche anterior. Además de que tenía puesta una pijama, siendo que él siempre dormía con poca ropa o desnudo.
— Esto está mal…—Susurró para sí mismo y continuó viéndose en el amplio espejo— Cuando fui al pasado todo seguía igual, mi ropa era la misma, yo era el mismo y ahora me siento un poco extraño, siento como si cada vez me alarmara menos porque las cosas no son como las recuerdo.. ¡Tengo que encontrar a Tristán!
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En el pasado. El primer día del segundo periodo estaba a punto de acabar. Faltaban unos minutos para que las clases finalizaran y todos los alumnos regresaran a sus casas. Seto observaba todo desde la azotea de la institución. Se deslizó de espaldas por la reja y se dejó caer en el piso, perdiéndose de nuevo en sus pensamientos, adoptando un aspecto melancólico. No entendía porque razón había sido tan violento con Wheeler, tampoco podía entender por qué se sentía frustrado.
— ¡Aquí estabas! — Exclamó alegre el pequeño Yugi al cruzar la puerta que daba acceso a la azotea y encontrarse con el oji-azul. — Desapareciste de repente y no entraste a ninguna clase. Me preocupe mucho. Déjame curarte.
Sonrió y mostró a Kaiba el botiquín de primeros auxilios. Arrodillándose frente al herido comenzó a aplicar desinfectante con un algodón en la herida de la ceja.
— Dije que lo dejarás así.
Con su antebrazo, el castaño rechazó ásperamente los cuidados de Yugi.
— Pero se va a infectar. — Protestó Yugi mirándolo dudoso.
— Déjame solo Motou.
— Te ves extraño Kaiba ¿Seguro que éstas bien?
— ¿Y qué sabe un enano como tú?
— N-nada es que… bueno yo solo quiero ayudar.
— Nadie te pidió tu ayuda, solo vete. Seguro que el perro te necesita más.
— Pero Kaiba, me preocupas tú.
— ¿Ah sí?
El castaño enarcó una ceja y examinó al pequeñajo con desconfianza. Yugi era amable siempre pero eso no los convertía en amigos, ni siquiera por tantas batallas. Sin embargo Seto lo respetaba y en estos momentos no podía negar que algo le molestaba.
— Así es, has estado realmente extraño ¿Puedo ayudarte en algo?
— ¿Extraño? ¿A qué te refieres con eso?
— Tal vez sea porque no te vi en todas las vacaciones — Excusó el oji-violeta nervioso jugando con sus dedos. — pero desde que llegaste te noté ansioso e incómodo. Tú siempre sueles tener mucho autocontrol, sabes perfectamente quién eres y nunca caes en las provocaciones de Joey. Creo que a él también lo descuadró tu actitud, es por eso que actuó agresivo.
— ¡Ah ya veo! El perro te mando a pedir disculpas. Mira Motou no necesito reprimendas por tu parte. Yo ya no tengo nada que hablar con el pulgoso de Wheeler.
— ¡No vine a disculpar a nadie! También lo digo por cómo te éstas comportando. Estás muy pensativo desde que ocurrió el incidente. ¡El Kaiba que conozco no actuaría así!
— No piensas que lo sabes todo acerca de las personas. — Respondió ofendido el oji-azul preparándose para irse.
— Pero yo sé — Continuó Yugi haciendo caso omiso de las palabras del castaño. — que a ti te importa Joey y que éstas arrepentido por lo que pasó.
Seto se detuvo en seco al escuchar la respuesta a todas sus preguntas. Le importaba Joey, era cierto, le importaba mucho pero con la contradictoria actitud del rubio, Seto se preguntaba si el sentimiento era recíproco.
— Tan solo tenías que ser directo Motou — Dijo Kaiba con sorna, dirigiéndose hacia la puerta sin regresar siquiera la mirada —pero aun así perdonaré tu impertinencia y déjame te aclaro que no me interesa Wheeler.
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— ¿Tristán? — Preguntó ansioso el rubio por el otro lado de la línea.
— ¿Quién habla?
— ¿Cómo que quién habla? ¡Soy Joey!
— ¿Joey? — repitió el castaño extrañado.
— ¡Claro, soy yo amigo!
— ¿Amigo?
— ¡Deja de repetir todo lo que digo!
— Disculpa, es solo que me tomas por sorpresa. — Dijo el castaño, rascándose la cabeza confundido. — ¿Qué se te ofrece?
— No tienes que ser tan frio. Oye tenemos algunos asuntos que tratar.
— ¿Asuntos tu y yo? Creo que estas equivocado.
— ¡Oye!— Gritó Joey desde el otro lado de la bocina. Cansado de la actitud de Tristán. — Deja de tratarme como si fuera un desconocido.
— Es que no entiendo, todo es tan repentino.
— El que no entiende nada soy yo, por eso necesito verte. ¿Puedes?
— Pues yo sí puedo pero tu…
— Yo si pued…
Interrumpiendo la llamada, Duke entró a la habitación sin previo aviso y le mostró a Joey si reloj, dándole a entender que ya era muy tarde. El rubio lo miró y le hizo un gesto con la mano de que esperara un poco más.
— Date prisa. — Refunfuño el pelinegro azotando la puerta.
La voz de éste fue escuchada perfectamente por Tristán. Se le hizo un nudo en la garganta y estuvo a punto de rechazar la visita de Joey, empero decidió solo retrasarla.
—Mañana a las seis en el café de la avenida principal. ¿Está bien? — Dijo Tristán rompiendo el silencio.
— De acuerdo. — Joey esbozó una enorme sonrisa. Aunque hubiera preferido verlo hoy primero necesitaba escaparse el odioso de Duke que no dejaba de presionarlo. — Entonces hasta mañana, sé puntual.
Continuará>>>