No se puede detener la tormenta con las manos
No se en que momento todo cambio tan drásticamente, parecía una salida normal al centro y termino en el área de urgencias en el hospital.
Cuando Hiroki Kamijou llego a la plaza (llevaba un pantalón de mezclilla, una camisa roja y una chaqueta café) nunca pensó que aquel chico que siempre lo retaba y lucia decente (o por lo menos eso pensaba al verlo de vestid de forma semi-formal), ahora lo veía de una forma diferente, incluso se podría decir que se veía atractivo, bueno eso lo dedujo por las miradas que eran dirigidas de manera descarada hacia el chico. El peli-gris llevaba unos jeans oscuros, unos tenis negros, una camisa morada y una chaqueta de cuero negra.
-Hiroki-san… se ve bien Hiroki-san – le dijo con una sonrisa que irradiaba burla y coquetería
-¬¬ ¿y bien?
-¿que?
-¿Qué es lo que quieres? – pregunto molesto el profesor
-mmm… yo solo quería salir a divertirme con usted – el doble sentido con el que sonó aquello hiso que el profesor se sonrojara eh intenta aventarle lo primero que agarrara. Desgraciadamente no había nada lo suficientemente duro como para que satisficiera la necesidad del castaño.
*grrr* (N/A: mal efecto de sonido para el hambre xD)
Las mejillas del mayor se tiñeron de rosa, pues de lo molesto que s encontraba se le había pasado el comer, y ahora su estomago le reclamaba.
-le parece bien si vamos a comer… podríamos ir a ese café, escuche que tiene crepas saladas… - propuso el menor, pues aunque no quería reír por las “tripas delatoras” del profesor, tenia que admitir que el también tenia que comer.
-supongo… - dijo algo molesto Hiroki, ya que no quería que el chico se diera cuenta de la vergüenza que sentía en ese momento.
Caminaron un poco par llegar al sitio que decía el menor, el lugar a simple vista era sencillo, no se veía muy lleno de gente, de hecho solo se podía ver a una chica de sollozando en la barra y a una mesera que le daba pequeñas palmaditas en la cabeza.
Se sentaron en una meso un poco alejada, en donde se podría apreciar mas los accesorios que contaba aquel lugar, tenia un toque algo extraño, las paredes estaban pintadas de blanco la parte superior y la inferior de color café, las mesas tenían forma rectangular y las sillas tenían grabado en la parte de atrás del respaldo y si fuera poco contaba con un pequeño escenario. Si en definitiva era un lugar diferente, pero la atmosfera que tenía era cálida y a la vez desentrenaste.
-¿puedo tomar su orden? – una sonriente chica de pelo negro amarrado a una coleta y con dos mechones verdes se situaban delante de sus orejas, piel blanca y ojos de un tono verde olivo, en si una lindura de chica, sin mencionar el uniforme de camarera.
-amm… yo quiero una crepa de champiñones – dijo el menor
-claro, ¿con crema o con queso? –
-mmm… con crema
-¿y de tomar?
-mmm… un capuchino helado
-ok… - escribe – ¿y usted?
-lo mismo – dijo el profesor, pues no sabia que tanto traía cada platillo, tenían nombres extraños y dudaba de lo que pudieran traer.
La camarera les pidió un poco de tiempo en lo que preparaban su orden, dejo nuevamente solos a ambos, alumno y profesor se miraban, intentando decirse algo con la mirada, Hotaru tenia un rostro sereno y en su sonrisa de medio lado y sus ojos denotaban lo mucho que disfrutaba su “premio”, mientras que Hiroki lo veía molesto, si las miradas mataran, el peli-gris ya estará en su dieciseisava muerte.
-disculpen la tardanza – llego la camarera con una bandeja y ponía los pedidos en la mesa –espero les guste y lo que se les ofrezca me pueden llamar
-Hiroki-san, esta bien que haya pedido lo mismo – pregunto el menor
-supongo... – toma un pedazo de crepa y se lo lleva a l boca para poder masticarlo tranquilamente.
-¿y que opina profesor? – pregunto el menor para sorber si fue de su agrado pedir lo mismo
-esta… muy rico – dijo para después seguir comiendo tranquilamente. El menor imito la acción de su profesor y comenzó a partir en trozos moderados su crepa.
Por otra parte…
-E-espérame no-Nowaki – gritaba nerviosamente sora, quien intentaba alcanzar a Nowaki.
Aunque en verdad pedía por que lo escuchara y no matara a su amigo (aunque el tenia las mismas ganas de acabar con el), el pediatra caminaba rápidamente hasta que se dio cuenta de un pequeño detalle.
-sora – se detuvo en seco el peli negro - ¿Dónde se supone que estarían hiro-san y ese chico?
-…
Volviendo con Hiroki
Acabando de comer (y de que Hotaru pagara, pues no dejo que Hiroki sacara la cartera siquiera) salieron del establecimiento, el castaño no sabia a donde ir o a donde lo llevaría el chico, hasta que pasaron por una librería y noto que había dos libros nuevos, uno de Akihiko y otro del Maestro Sumi.
-si quiere podemos entrar – le dijo el peli-plateado muy cerca del oído, aquella acción estremeció al mayor.
Sin decir nada, entro en la librería y se dispuso a ver que podría comprar.
Continuara…