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Abrir Mi Corazón por Caballero de la Luna

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Notas del capitulo:

Hola, antes que nada perdón por el retraso, esta vez no puedo culpar a mi internet, la verdad es que andaba falto de inspiración y algo presionado porque como sabran ¡Ya es el final! y no quería escribir cualquier babosada, quería que terminara con algo bueno, o al menos algo decente, y empezaba a escribir y luego lo borraba porque nada me convencía, y en mi idea general resultó ser un capitulo muy largo por lo que decidí dividirlo en partes como para digerirlos más fácil, espero que este si se entienda y no sea tan confuso como el anterior con el universo alterno.

Espero que les guste esta primera parte del final.

CAPITULO 29 – CORAZONES ABIERTOS [PRIMERA PARTE]

 

22 MESES ANTES

“Antes de embarcarte en una empresa de venganza, cava dos tumbas”, Confucio había dicho estas palabras en el año 504 antes de Cristo. Esto puede ser interpretado de varias maneras, una más sencilla sería no trates a otros de la manera en que no te gustaría que te traten a ti, en esto mismo se basa el karma o ley de la acción y la reacción.

Pero Juan Ugalde jamás había escuchado estás palabras, mucho menos había razonado en el significado. Aunque, como todos los hombres encerrados en prisión, ocupaba su tiempo pensando; algunos hombres pensaban en lo arrepentido que estaban, algunos más en lo que darían por probar una vez más una fría cerveza, los menos afortunados solo anhelaban el día en el que se demostrara su inocencia. Pero Juan sólo podía pensar en su familia, en su esposa y en sus dos hijos, pero no crean que lo hacía por arrepentimiento, su sueño era escaparse de ahí y, como dice la cita de arriba, embarcarse en una empresa de venganza contra ellos.

Los presos no pueden salir de la cárcel a menos que sea por causas de fuerza mayor; fue ese día que el veterano oficial Jason Rayes y el novato Iván Noiret, se encargaron de llevar a Juan a una institución médica pues alegaba tener fuertes dolores cerebrales que amenazaban en un naciente tumor. Todo marchaba según el protocolo, habían recogido al recluso y lo llevaban sin esposas en la parte de atrás de la patrulla, pero fue gracias a lo que el agresor llama “ayuda divina”, una pequeña niña de apenas 5 años saltó a la calle porque uno de sus globos se había ido volando.

El ya anciano oficial que iba conduciendo, sólo acertó a dar un fuerte volantazo a la izquierda, pero el resultado fue que ellos se estrellaron contra una pared. El impacto fue tan grande que Jason Rayes de 50 años murió ahí mismo, mientras que Iván de 26 años sólo se encontraba inconsciente. Acostumbrado al juego brusco, Juan sólo obtuvo una ligera jaqueca. Debido al choque, las cuatro puertas del auto se habían abierto y el preso, con algo de dificultad, pudo escapar.

Tras correr unos cuantos kilómetros entre calles y callejones para evitar perderse, se topó con un chico que se proponía a entrar a su departamento.

-Necesito algo de dinero. –Dijo el hombre sujetando al chico mientras que con una de sus manos para que evitara gritar. –Si me ayudas, no te haré daño. –Ambos entraron sigilosamente al departamento, lo primero que hizo el delincuente fue dirigirse hacia el refrigerador y comer de manera grotesca todo lo que veía.

-Adelante, sírvete. –Dijo el joven mientras se sentaba a observar en su sillón. –Veo que estás herido y sucio, ¿no quieres también darte un baño? Estoy seguro que te sentirás mejor.

-¿Por quién me tomas, niño estúpido? –Le regañó con la comida aún en la boca. –Ni que fuera darte la oportunidad para que llames a la policía. –El menos se acercó a él mientras se iba desvistiendo hasta quedar completamente desnudo ante el criminal.

-Entonces, creo que debemos entrar los dos juntos para que veas que no llamaré a nadie. –Fue entonces que el chico de cuerpo bien formado acercó su rostro para besar al sujeto, pero este se alejó.

-Yo no beso. –Fue su respuesta.

-Sí, claro.

El muchacho tomó al hombre con fuerza de la nuca y lo forzó a besarlo, al principio no era nada placentero para ninguno, pero pronto el mayor lo fue disfrutando y besaba con pasión al joven que lo había recibido. No era la primera vez que Juan estaba con un hombre, aunque hace algunos años esto le hubiera causado cierta repulsión, en la cárcel aprendió que el darse placer no tiene nada que ver con el sexo de la persona.

Con astucia, el chico que no llegaba a los veinte años, desnudó al hombre que tenía enfrente, mientras se rozaban entre sí sus erectos miembros al caminar llegaron al baño y se metieron bajo la regadera, donde continuaron besándose. Juan comenzó a descender por el cuerpo de su acompañante mientras su lengua recorría su bien formado abdomen, luego con su mano derecha masajeó el miembro del menor para posteriormente introducirlo en su boca. Sabía muy bien lo que estaba haciendo pues de inmediato el chico comenzó a gemir y casi convulsionarse de placer, pronto el mayor comenzó a masajearle los glúteos y dilatar su entrada con algunos de sus dedos, bruscamente puso al chico contra la pared y de un golpe introdujo su pene en él. El joven no pudo más que cerrar sus puños y morder su labio inferior, pero pronto el dolor que sintió pasaría y era él quien pedía ser penetrado salvajemente. Luego de un rato dejó de penetrarlo, y ambos se masturbaban juntos mientras se besaban para terminar casi al mismo tiempo, dejando caer su semen sobre el piso que en cuestión de segundos fue lavado por el agua que caía. Cuando ambos hubieron terminado de bañarse, ambos salieron desnudos mientras secaban sus cuerpo con una toalla, al momento que Juan intentó acomodar su ropa, una foto cayó del bolsillo de su pantalón, el menor la levantó y observo que se trataba de una mujer, un chico de unos 17 años y un niño que estaba frente a un pastel de cumpleaños con cinco velitas.

-Linda familia. –Comentó el chico sin dejar de observar la foto. –Oye, yo conozco a este tipo, se llama Sebastián, creo.

-¿Lo conoces? –Preguntó el hombre quien ya se había colocado los pantalones.

-Pues así como conocerlo no, pero hace como un mes choqué contra el auto de uno de sus amigos, aún tengo que ir a terapia al hospital y lo veo a veces. –Al hombre se le dibujo una sonrisa de alegría en el rostro.

-Creo que tú y yo nos llevaremos bien. –El hombre se acercó y besó al chico. –Me llamó Juan.

-Yo soy Cris. –Ambos se volvieron a besar pero el hombre ya estaba pensando en la manera de cómo vengarse de mí, Sebastián, su hijo mayor.

 

TIEMPO ACTUAL

Esa tarde había salido al súper a comprar ciertas cosas para preparar un delicioso postre, resulta que el papá de Brian y Liam, y mi ahora padrastro, el señor Ricardo, nos llevaría a todos a una especie de día de campo a un lago, habíamos tenido pocas oportunidades de convivir todos juntos como familia, así que aprovechaba al máximo el tiempo que estaba con ellos. De alguna forma el ambiente en el que me encontraba ahora me había hecho cambiar, ya no vivía bajo la mano dura de mi padre, algunos dirán que no está bien mi manera de pensar, pero ese maldito estaba muy bien pudriéndose en la cárcel, ni si quiera me había tomado la molestia de ir a visitarlo alguna vez. Mientras recorría los estantes, pude ver que Fred también estaba ahí, y observaba muy concentrado un pedazo de papel mientras leía cada detalle de las latas de los productos. El destino nos había reunido, muy en el fondo sé que a pesar de todo lo que hemos vivido, Fred y yo terminaremos juntos.

-¡Hola! –Dije acercándome por detrás cubriéndole los ojos con mis manos. -¿Quién soy?

-Sebas. –Dijo con una sonrisa, mientras se volteaba para verme. –Reconozco el tacto de tus manos, después de todo el tiempo que las sentí sobre mi cuerpo, dame algo de méritos.

-¿Qué haces? ¿Alguna cena romántica? –Jamás había visto a Fred tan colorado como se puso en ese momento, ni hablar podía. –Sabes… -me acerqué más a él y acaricié el dorso de su mano. –He pensado que tú y yo… podríamos no sé, intentarlo de nuevo.

-Sebas. Se alejó una distancia prudente de mí. –Tú sabes que te amo, pero mi amor por ti ha cambiado, ya no es igual al que sentía y para serte honesto…

-Hay alguien más, ¿cierto?

-Sí hay alguien que me gusta, pero no creo llegar a nada con él, aunque me gustaría, la verdad es simpático, divertido, inteligente y…

-Y es Liam. –Me miró realmente sorprendido. –Por favor, lo acabas de describir perfectamente.

-No quiero tener problemas, ni mucho menos causarte problemas con él, eres su hermano y te ama, además no hay garantía de que el sienta algo por mí. –De verdad se veía muy enamorado, no me quedó más remedio que hacer lo correcto en ese momento.

-Por favor, ¿quién crees que soy? ¿El exnovio psicópata? Me alegro mucho por ti, y ya verás que él siente lo mismo por ti, digo, cómo no hacerlo, eres el hombre perfecto. –Mi sonrisa no fue del todo sincera pero me esforcé porque pareciera así. –Bueno, te dejo, Brian y Pepe me están esperando en el parque y tengo que pasar por ellos. Suerte con tu cena. –Salí lo más rápido que pude de ahí, al final ni siquiera compre nada, sólo fui directo al auto, lo encendí, puse la reversa para salir del estacionamiento y al retroceder, siento que alguien golpeó por detrás.

-¡Oye, fíjate idiota! –Al parecer casi arroyo a un muy malhumorado hombre que no dejó de insultarme mientras caminaba hacía su vehículo.

-¡Lo siento! –Le grité. –De verdad lo siento. –Y sin poder controlarlo, las lágrimas comenzaron a salir de mi rostro, “lo siento”, seguía repitiendo, tal vez me sentía culpable por arruinar las cosas con Fred, pero ya el daño estaba hecho y a pesar de que no se remedia nada llorando, lo cierto es que en ese momento era lo único que podía hacer.

Mientras Brian coqueteaba con un chico que había llegado a correr al parque, mi hermano estaba juagando a la pelota con otros niños de ahí, pero uno de ellos la lanzó muy lejos y Pepe se ofreció a ir a buscarla.

-Aquí tienes. –Un hombre encapuchado y con una voz ronca pero en cierta forma familiar, le había regresado su balón.

-Gracias señor. Dijo mi hermano, quien algo asustado tomó el balón y regresó con sus amigos para luego dirigirse con su hermanastro. –Brian, ya me quiero ir.

-Espérate, ¿qué no ves que estoy platicando? –Le contestó mientras le sonreía al apuesto joven con quien platicaba. –Además, Sebas trae mi coche y dijo que pasaría por notros.

-¡QUE YA ME QUIERO IR! –Gritó mi hermano entre enojado y asustado, cosa que hizo que el chico mejor se alejara diciendo que tenía que seguir corriendo.

-Cinco minutos más y me habría dado su número, espero que sepas que me has ocasionado cierta frustración sexual. –Se quejaba el hermano mayor, mientras caminaban rumbo a nuestra casa. –Le mandaré un mensaje a Sebas para decirle que ya no venga y que me arruinaste mi conquista, quien haya dicho que los niños servían como instrumento de ligue, es un mentiroso.

-Creo que un hombre feo nos sigue. –Pepe se apretó a la mano de Brian con fuerza.

-Por favor, ¿quién nos va a seguir? Este parque está en una zona de ricos, por lo tanto es muy seguro, ya no vives en esa colonia habitada por albañiles y barrenderos. –Fue en ese momento que el hablador volteó la mirada atrás y vio que un hombre alto y encapuchado venía detrás de ellos. –Dios mío Pepe, no te asustes pero creo que un hombre feo nos sigue. –Tratando parecer calmado, hizo que ambos aceleraran el paso, pero el hombre también aceleró. Era más que obvio que los estaba siguiendo, intentando pensar rápido, Brian jaló fuertemente a Pepe de la mano y ambos comenzaron a correr. –No tengas miedo, si estamos juntos no nos pasará nada. –Entonces el hombre igual empezó a correr. -¡Vamos a morir! –Entonces a lo lejos se veía una avenida muy transitada, Brian pensó que esa era su salvación, ambos corrieron lo más rápido que pudieron, fue entonces que para suerte de ellos, un taxi pasó y se subieron rápidamente.

Mientras tanto, Fred ya había terminado de preparar su cena romántica, estaba decidido a confesarle su amor a Liam sin importar cual fuera el resultado. Cuando mi hermanastro llegó, se sorprendió al ver el lindo detalle, ambos se sentaron a la mesa  brindaron con una copa de vino.

-Te quedó bien buena la pasta Fred. –Decía Liam mientras limpiaba con una servilleta, la salsa que había manchado el rededor de sus labios. –La verdad no sabía siquiera que pudieras cocinar.

-Bueno, me ayudó YouTube. –Dijo nervioso. –Oye hay algo que quiero decirte… -Este era el momento, Fred reunió todo su valor y finalmente dijo… -Sebas me dijo que irán de día de campo en familia.

-Ah… -Suspiró el otro algo decepcionado. –Sí, la verdad fue idea de mi padre. ¿Quieres acompañarnos? Sabes que tú eres como de la familia. Además… -Desvió un poco la mirada. –Creo que a Sebas le encantará que vayas, la verdad ustedes dos hacían una linda pareja.

-¿De verdad piensas eso? –Preguntó el menor intrigado.

-No. –Obtuvo una respuesta seria y ambos se miraron a los ojos, pero el nerviosismo ganó a Liam, quien sólo se susurró a sí mismo “estúpido”. –Yo también tengo algo que decirte Fred, pero tenía miedo de saber tu reacción. Sabes que me ha encantado vivir contigo, has sido una excelente compañía, me ayudaste a superar mi depresión e incluso hiciste mis días más alegres con todas tus ocurrencias. –Ambos sonrieron, Fred pensó que este era el momento indicado para declararse, pero Liam se adelantó impidiéndole pronunciar palabra alguna. –Me ofrecen un puesto directivo en otra ciudad.

-¿Qué?

-Al parecer, mi trabajo ha sido muy bueno, y me ofrecieron dirigir una nueva sucursal que harán en otra ciudad.

-¿Te vas a ir?

-No estoy seguro, de verdad me siento honrado con eso pero… ¿Tú que piensas? –Liam lo único que quería en que el hombre frente a él lo detuviera y le dijera que se quedara a su lado para siempre.

-Creo que debes ir. –El rostro de ambos mostró una total decepción, aunque ambos intentaron fingirla. –No cualquiera tiene esa oportunidad, y tú te la mereces, creo que debes ir.

-Ya veo.

-Creo que será mejor que comience a buscar un nuevo departamento.

-No será necesario, hablaré con el arrendador y haré que ahora todo quede a tu nombre. –Ambos terminaron de comer y durante el resto de la noche no se dijeron palabra alguna, para luego encerrarse cada uno en su habitación pensando que su amor no era correspondido.

Leo se había hecho famoso por asistir a cada evento social, y según se decía asistía a las fiestas más locas y se encerraba en las habitaciones a tener sexo con cualquier hombre que se le presentara; esta era ahora su nueva repetición y contrario a lo que hacía creer, la detestaba, pero algo dentro de su ser lo hacía estar insaciable, el sexo se había vuelto una adicción para él.

Justo caminaba hacia una fiesta en lo oscuro de la noche, cuando sintió que alguien lo seguía. Volteó y no logró ver nada, caminó unos pasos más y volvió a sentir una mirada tensa sobre él.

-¿Hay alguien ahí? –Preguntó hacia la nada, pero nadie contestó. –Ya me estoy volviendo paranoico. –Pero fue cuando intentó avanzar nuevamente que un hombre encapuchado se paró frente a él. -¿Quién eres tú? –Preguntó asustado. –Pero el hombre lo llevó hacia un solitario callejón y aprisionándolo de las manos, comenzó a besarlo introduciendo su áspera lengua dentro de la boca de mi amigo. Leo, quien no necesitaba más para encenderse, rápido correspondió el beso y añadió unas cuantas caricias a la espalda del sujeto.

-Yo sé lo que te gusta. –Le susurro el hombre al oído.

-Entonces dámelo. –Mi amigo comenzó a tocarle la entrepierna.

-¿Sabes qué es lo malo de tener sexo con desconocidos? –El hombre se separó. –Nunca sabes con qué loco te vas a encontrar. –Entonces el encapuchado abofeteó con fuerza a Leo, quien cayó al suelo, y unas pequeñas gotas de sangré caían de su labio. –Esto es lo que te gusta, ¿no? Un hombre rudo que te humille. –El hombre lo pateó bruscamente en el estómago. –Te he observado y lo que tú buscas es dolor. –A la mente de Leo vino la vez en que esos sujetos lo violaron en la cabaña. –Sabes, deberías agradecerme, yo mandé a esos sujetos a que te hicieran hombre, fue gracias a mí que conociste el placer de verdad.

El joven intentó ponerse en pie, pero de nuevo fue azotado por una poderosa patada. Cuando el hombre creyó prudente, lo dejó ir. Adolorido, Leo iba casi arrastrándose, su celular se le había caído y no tenía cómo llamar a alguien, fue entonces que se dejó caer debajo de una lámpara de alumbrado público, donde quedó inconsciente y solo.

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Pues ahí estuvo, como siempre una extraña convinación entre drama y comedia, pero creo que se conserva la escencia del fic, espero que el resto del capitulo final les guste.

Espero sus comentarios y opiniones, y al final me decidí por juntar a Fred y a Liam, no sé qué tal les parece eso, ahí me dejan su opinión. Y hablando de reviews, muchas gracias a Tatiana que fue mi review numero 100, que emoción, quizá para algunos escritores eso les parezca lo más normal pero a mi me emociona mucho, espero muchos más comentarios jaja.

Bueno, les mando un abrazo y que tengan linda semana.


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