Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Abrir Mi Corazón por Caballero de la Luna

[Reviews - 113]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, pues aquí de nuevo luego de escribir y borrar y volver a escribir lo que había borrado y cambiado un montón de cosas, traigo este capitulo.

No es del 100% de mi gusto, creo que pude haberlo hecho un poco mejor, y es que siento un poco de presión con eso de escribir el final, pero bueno, ustedes son mis jueces y espero que me digan que al menos fue un buen intento.

Los dejo leer.

CAPITULO 30 – CORAZONES ABIERTOS [SEGUNDA PARTE]

 

HACE 1 AÑO

Juan Ugalde llevaba un año fuera de prisión, gracias a la ayuda de su nuevo socio Cris, se hizo de un departamento. A pesar de que nueve meses atrás su búsqueda había sido abandonada por la policía, decidió conservar su nueva apariencia, una tupida barba que adornaba de manera muy masculina su rostro, además siempre traía unas gafas oscuras y por si acaso, se colocaba pupilentes color café. Todo ese tiempo se había dedicado a observar a la que antes era su familia; su mujer se hallaba ahora nuevamente casada con un hombre rico, y sus hijos disfrutaban de una gran vida en una enorme mansión junto a otros dos chicos; su recuerdo ni siquiera les cruzaba por la mente, era como si jamás hubiera existido, pero este hombre estaba decidido a hacerse recordar.

-¡Está muerto! –Entro Cris al departamento de Juan de manera apresurada. –Está muerto, esos malditos lo mataron. –El joven no dejaba de morderse las uñas mientras caminaba en círculos por la pequeña sala, y un sudor frío le recorría el cuerpo de arriba abajo.

-Pasa, estás en tu casa. –Respondía el hombre sarcásticamente al tiempo que apaga su televisor que sintonizaba el canal de deportes. -¿Qué pasa? ¿Quién murió?

-Ángel. Se dio un tiro en la cabeza y se voló los sesos.

-¡Que mal! Y yo que siempre le tuve ganas a ese chiquillo, ahora mi frustración sexual crecerá un poco.

-¿Podrís ser un poco más respetuoso? –Levantó su tono de voz. –El cerebro de mi novio quedó regado por el piso de la sala de urgencias, aunque siempre pensé que tenía la cabeza hueca.

-Pues era un chico muy extremista. ¿Por qué lo hizo?

-Por salvarle la vida a ese presumido de Alfredo, ese niño bonito que es novio de tu hijo, se cree tan perfecto. –Cris se acercó y se abrazó al pecho del mayor. –Por favor, tienes que ayudarme, tengo que vengarme de ellos, quiero que sufran.

Pues… -el hombre dudo un poco. –Aún no tenía pensado realizar nada contra ellos, pero un buen escarmiento si se merece el malagradecido de mi hijo. Tengo algunos contactos de la prisión, hace unos días hice un trabajo con ellos y creo que pueden ayudarte.

-De esta no saldrán vivos. –Cris jamás dudo de sus capacidades, pero su habilidad para predecir el futuro estaba muy errada, ya que fue él quien perdió la vida en ese ataque.

 

TIEMPO ACTUAL

 

Fred y Liam se encontraban cada uno en su habitación, indecisos de dar el siguiente paso, temerosos de ser rechazados. Pero ya no podían con la incertidumbre, tenían que ser sinceros y esperar lo mejor. Fue así que ambos salieron de su habitación al mismo tiempo, y su sorpresa fue mayor cuando se encontraron frente a frente en el oscuro pasillo.

-¿No puedes dormir? –El chico de lentes ya llevaba su pantalón de piyama y una camiseta color azul marino.

-Apenas son las 8 de la noche. –Respondió Fred quien andaba cómodamente en un holgado bóxer verde desteñido.

-Debe ser por eso que yo tampoco puedo. – Los dos se quedaron parados viendo de un lado a otro en completo silencio mientras encogían los dedos de los pies. -¿Quieres que veamos una película en mi cuarto?

Claro, haré palomitas. –Minutos después, ambos se sentaron en la amplía cama de Liam. -¿Tienes alguna nueva?

-No, pero por suerte Brian dejó su laptop, debe tener algo bueno.

-De seguro sólo tiene porno o la novela completa de Amor en Custodia. –Liam había conectado la computadora a la pantalla LCD que tenía en su habitación, se sentó a un Lado de Fred y tomó un puño de palomitas mientras que con un mouse inalámbrico, checaba una carpeta que tenía películas.

-¿Qué será esto? Tiene un nombre raro. –Le dio doble click a un archivo y apareció el video en la pantalla. –Somos nosotros. –Dijo al ver lo que apareció. –Estamos aquí, pero no me acuerdo de este día.

-Creo que fue cuando nos dio de comer ese extraño flan. ¿Por qué lo habrá grabado? –Curiosos siguieron observando hasta llegar al punto en que todos ellos comenzaron a desvestirse y a besarse.

-¡Oh por Dios! –El mayor retiró sus gafas para verificar que veía correctamente la escena en su pantalla. -¡Es un video porno de nosotros! –Ambos se voltearon a ver. –No recuerdo nada de eso.

-Quizá, deberíamos verlo, para recordar.

Ambos se quedaron viendo con enorme atención y detalle la secuencia de imágenes que se proyectaba ante ellos. El video contaba con una banda sonora que de seguro Brian había agregado luego de una búsqueda de “música para películas porno” en YouTube. Era evidente que el video los comenzó a excitar, aunque de una forma extraña pues jamás se habían visto a si mismos haciendo eso, o desde esos ángulos. Pronto llegó la parte de la película en la que Liam y Fred se comían a besos y frotaban entre sí sus rígidos miembros.

-Ok, creo que mejor la quitaré. –Sugirió el mayor, quien tomó el mouse y cerró la ventana del reproductor. Se encontraba sudando y con la respiración agitada. –No recuerdo nada de esto, lo más probable es que mi hermano nos haya drogado para poder grabarnos y entrar en el negocio del porno, ¿tú que crees Fred? –La respuesta que obtuvo fue que su compañero se acercó a él para besarlo con intensidad, el beso fue muy bien correspondido y Liam se dejó recostar sobre la cama mientras Fred se colocaba sobre él. Pronto Liam quiso tomar el control y era él quien ahora se encontraba arriba y sin dejar de besar acariciaba el bien formado abdomen de su ahora amante.

-Espera. –Fred detuvo todo, y se esforzó por alejar a Liam quien quería seguir besándolo. –No quiero hacer esto contigo. –Liam frunció el ceño sintiéndose algo ofendido. –Me refiero a no de esta manera, claro que quiero hacerlo contigo, me muero por hacerlo contigo, pero siempre me dejo llevar por la excitación y olvido pensar.

-Yo siempre pienso todo al menos unas cien veces antes de actuar, pero… esta vez sólo quiero sentir. –Liam volvió a besarlo y de nuevo ambos comenzaron a acariciarse, y cuando parecía que la cosa ya iba en serio, de nuevo Fred se detuvo. –Esto es incorrecto verdad. –El informático volvió a colocarse los lentes y se sentó en la cama, cubriendo con un cojín su evidente erección. –Somos hombres y esto lo provoco esa película, nos dejamos llevar por el momento, además yo sé que tenías algo muy intenso con Sebastián y antes lo tuviste con Leo, fui un tonto al pensar que yo podría siquiera competir con ellos, por suerte me iré dentro de unos días, así podré olvidar la vergüenza, aunque creo que he tenido algunas peores, recuerdo que cuando estaba en tercero de primaria tenía muchas ganas de ir al baño, y el maestro no estaba en el salón, así que no tenía a quién pedirle permiso, lo peor de todo es que mi salón estaba justo al lado de una fuente, y ahí me di cuenta por primera vez lo poderosa que es la estimulación psicológica, hablando de eso… -De nuevo Fred le impidió seguir hablando nuevamente al volver a besarlo. –Pero creí que…

-No te vayas. –Le pidió con un tono de voz muy suave. –No sabes la falta que me harías, por favor, quédate conmigo siempre, ¿sí? –Los dos se abrazaron y se dieron un beso ahora un poco más tierno y con una sonrisa. –Y yo no he dicho nada de no tener sexo, pero quizá haya un punto intermedio entre hacerlo precipitadamente y esperarnos hasta después de la boda, dejemos que las cosas pasen, ¿Ok?

-Ok. –Se recostaron y Liam envolvió a Fred con su brazo izquierdo y este a su vez se abrazó al pecho. –Tienes razón, todo a su tiempo.  Pero… ¿Y Sebastián?

-Pues... –El teléfono de mi hermano  comenzó a sonar, era una llamada mía, ambos se rieron diciendo que me había invocado. Al contestar el teléfono le expliqué lo que había pasado.

Regresaba tarde de hacer mis compras para el día de campo y cuando iba manejando me encontré a Leo, desmayado junto a un poste de Luz, me bajé rápidamente y aunque le hablaba, no me respondía nada. Lo siguiente que hice fue llevarlo al área de urgencias de un hospital donde lo atendieron rápidamente.

Yo me encontraba en los pasillos hablándole por teléfono a sus papás y a los chicos y lo había dejado según yo descansando. Pero sin darme cuenta, un individuo se coló en la habitación.

-¿Qué pasa? –Preguntó con voz ronca mi amigo, quien había sido perturbado por el sujeto que invadía su habitación.

-¡Vaya! Hasta que despertaste, estaba a punto de sacar mi pistola de choques eléctricos. –Se trataba de Bambi, quien lo observaba detenidamente con el brazo izquierdo doblado, aparentemente se había ido a hacer análisis de sangre. –Mi vida, te ves fatal y lleno de moretones horribles, yo siempre digo: el sexo salvaje es divertido hasta que… espera, el sexo salvaje siempre es divertido, y por lo visto a ti te fue de maravilla, asegúrate de presentarme al hombre que te dejó así, yo creo que si podré aguantarlo.

-¿Alguna vez cerrarás la boca? –Leo intentó incorporarse lentamente. -¿Qué haces aquí?

-Veo que alguien se paró con el pie izquierdo el día de hoy. –Bambi corrió un poco las piernas de Leo para poder sentarse en la cama junto a él. –Mira, tú no te enteraste de esto por mí, pero parece que nuestro amigo de la sex shop se contagió de SIDA y está desahuciado, lo sé, eso es tan de los 90. El caso es que a pesar de que yo siempre me cuido y jamás lo hago sin condón, pues no está de más darme una checadita, además el chico del laboratorio está para comérselo, de hecho, hoy me lo comí mientras esperaba mis resultados. Y para no hacerte el cuento largo, resulta que estoy muy bien.

La piel de Leo se erizó y sintió un fuerte escalofrío recorrerlo de pies a cabeza. Había tenido sexo un par de veces con ese chico pero no estaba seguro si en todas se había cuidado, su corazón se empezó a agitar y eso hizo que la máquina a la que estaba conectado emitiera un pequeño pitido.

-¿Es usted familiar del paciente? –Un chico que vestía ropa azul holgada y traía un estetoscopio colgando del cuello entró a la habitación, era un tipo alto, piel blanca, ojos y cabello castaño oscuro, de unos 26 años aproximadamente. –Creo que está molestando al paciente, así que tengo que pedirle que por favor se retire. –Bambi no emitió ni siquiera un pequeño quejido, pero hipócritamente le dio a Leo un beso en la frente y luego salió caminando con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

-Gracias. –Dijo Leo con la mirada aún perdida.

-Es mi trabajo. –Contestó el otro dándose media vuelta para buscar una jeringa para inyectar a Leo, pero mientras el chico hacía eso Leo aprovechó para salirse de la habitación.

Estaba algo desorientado, y a pesar de la dificultad que le causaba caminar adolorido y la bata de enfermo que llevaba puesta, logró escabullirse. Conocía bien ese hospital, pues Fred y él solían jugar al escondite cuando eran niños, en las largas tardes en que su amigo tenía que esperar que su padre doctor terminara su jornada. Encontró las escaleras y subió todas hasta llegar a la azotea del edificio, había un helado viento esa noche. Descalzo, caminó lentamente hacia el borde donde se puso de pie observando hacia abajo, desde una altura de diez pisos.

-No sé qué me pasó. –Las lágrimas comenzaron a escurrírsele mientras parecía estarse comunicando con alguien. –Tenía un novio, unos padres comprensivos, una carrera segura, amigos, tenía una vida perfecta. ¿Cómo lo arruiné todo? ¿Así te sentías?

-Es distinto, Leo. –Un chico vestido con ropa blanca lo observaba con un semblante de tristeza, era Ángel.

-Sólo dime una cosa. ¿Eres feliz ahora?

-Pues. –El chico hizo una pausa antes de contestarle eso. –Ya no soy infeliz. –Leo cerró y abrió rápido los ojos y el chico muerto había desaparecido de su visión. Cerró los puños con fuerza, dio un respiro y sin mirar hacia abajo, se preparó para dar su último paso.

-¡Espera! –Una voz lo detuvo y rápidamente volteó a ver de quién se trataba. Era el doctor que lo estaba atendiendo. -¿Qué haces?

-¡Vete! –Le gritó casi con rabia. –Ya lo decidí, créeme, el mundo estará mejor sin mí.

-Haz cometido errores, lo puedo imaginar. Pero así es la vida, nadie es perfecto, actuamos imprudentemente y cometemos la misma equivocación una y otra vez. –El chico se iba acercando cada vez más. –Te aseguró que yo he estado en peores situaciones que tú, la semana pasada gasté lo poco que me quedaba de mi salario en comprarme la serie de Zoey 101, lo sé, lo sé, no tengo perdón, pero es que no puedo sacar de mi mente la canción de entrada, “If you wana play come and play today… yeah, yeah you”. –Esto hizo que Leo sonriera y se distrajera para que el doctor lo tomara por el pecho y lo alejara del precipicio.

-En realidad no lo iba a hacer. –Ambos cayeron sentados sobre el suelo. –Ni para eso tengo la fuerza. Además, de seguro moriré dentro de poco.

-Todos morimos. –Ambos observaron las estrellas que no dejaban de brillar a pesar de las poderosas luces de los rascacielos. –Para morir es que nacemos, lo importante es saber aprovechar el poco tiempo que tenemos y tomar cada oportunidad que se nos presente. Así como yo luego de que seas dado de alta no dejaré escapar la oportunidad de pedirte que tengas una cita conmigo.  No quiero ser imprudente pero escuché lo que ese chico te estaba diciendo, ya no es como antes que el SIDA era una sentencia de muerte, ahora se ha degradado a una enfermedad crónico degenerativa, no es la vida que uno quisiera pero con el tratamiento correcto podrás tener muchos años de vida.

-Pero yo… -Estaba tan distraído que ni siquiera notó que el apuesto doctor lo estaba invitando a salir.

-Déjame adivinar. Eras un niño bueno, de repente empezaste a tener malas compañías, desobedecías a tus padres, alejaste a tus amigos, creías que era la manera en la que podías sentirte vivo pero al darte cuenta que nada te hacía feliz y el mucho daño que hiciste únicamente a ti mismo, la salida más fácil que se te ocurrió fue saltar de un décimo piso. ¿Voy bien? –Mi amigo asintió con su cabeza. –Mira, todo tiene solución en esta vida menos la muerte. Si de verdad quieres sentirte mejor, haz enmiendas, y tómale el lado bueno a la vida pero hazlo responsablemente, para todo hay un tiempo, incluso de morir, pero espero que ese nos llegue dentro de mucho, mucho tiempo. Bueno, yo debo regresar al trabajo, y hay una cama e inyecciones que te están esperando. –Ambos se pusieron de pie y regresaron caminando a la habitación.

Ahí Brian, Fred, Liam y yo lo estábamos esperando, nos había dejado preocupados pero por suerte el doctor dijo que se encargaría de buscarlo y lo había cumplido.

-Chicos. –Leo se paró ante nosotros. –No voy a pedirles perdón porque no creo haber hecho algo malo, sólo les pido su comprensión y su apoyo para superar todo esto. Y Sebastián, gracias por traerme, les prometo que me rehabilitaré.

-Oye, tú hiciste lo mismo por mí hace unos años, ¿lo olvidas? –Le dijo recordando la vez que nos conocimos, en la que Leo me ayudó luego de que un sujeto me dejó muy mal.

-Ahora… Creo que deben saber de que hay la probabilidad de que tenga… SIDA, y sea cual sea el caso, espero que no cambien su forma de verme.

-Espera, ¿qué? –Brian se notó algo perturbado. –Tal vez no sea el momento para decirles esto, pero un día los drogué y los cinco tuvimos sexo juntos. –Tanto Leo, como el doctor y yo nos sorprendimos aunque Fred y Liam no tanto.

-¿O sea que todos podemos estar infectados? -Pregunté en un tono entre alterado y preocupado.

-Descuiden, les haremos las pruebas en un momento. –Se ofreció el médico. –Ya verán que en cuestión de minutos saldrán de dudas. –Llamó a uno de sus compañeros de laboratorio y con un aparato nos fue extrayendo sangre del dedo, el primero en  hacerlo fue Brian, su resultado fue negativo, estaba sano; cuando Liam y Fred recibieron el mismo resultado se abrazaron, luego fue mi turno y tampoco estaba infectado. Al final sólo quedaba Leo, quien con algo de nerviosismo se rehusaba un poco a hacerse la prueba por miedo al resultado, pero el doctor con una cálida sonrisa lo incitó a hacerlo, luego de unos minutos, el químico nos informó que tampoco estaba enfermo. El alma le volvió al cuerpo al oír ese resultado, y todos nos alegramos de haber esquivado una bala que ni siquiera sabíamos que nos perseguía.

Al poco rato, dejamos a Leo descansar en el cuarto y el doctor nos dijo que no nos preocupáramos, que él tenía el turno de la noche y se quedaría a cuidarlo.

-Ni siquiera me has dicho tu nombre. –Preguntó Leo al doctor mientras este se preparaba para inyectarle un sedante que le aliviara el dolor.

-James. –Luego le cuestionó, por qué lo había ayudado. –Pues desde que te vi entrar me dije: “¿Quién es este hombre que a pesar de estar lleno de moretones se ve tan lindo? Debe ser un ángel”.

-No soy un ángel, aunque quizá pueda presentarte a uno. –Luego de esto se quedó dormido a causa de los medicamentos.

Mientras tanto, los demás salían del edificio del hospital.

-¿Vieron cómo se miraban Leo y el doctor ese? –Preguntó Brian iniciando el chisme. –Yo no creo que debamos dejarlo solo con él, es demasiada tentación que un adicto al sexo tenga en frente a un ejemplar como él, así Leo jamás se curará. –Luego vio que Liam y Fred iban de la mano. -¿Y ustedes por qué tan juntitos?

-Oye Brian, ya cállate. –Le dije mientras seguíamos nuestro camino a los autos, de pronto un hombre salió de las sombras impidiéndonos seguir, cuando se quitó su capucha pude finalmente verle el rostro. Era uno que ya conocía y pensé que nunca más volvería a ver.. -¿Papá?

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

Ok pues ahí estuvo, y llegó la sección favorita de todos: "Anecdotas del Escritor" -Aplausos y chiflidos de fondo-

Debo admitir que yo pasé por lo mismo que pasó Leo, estaba deprimido y luego de ser el chico que profesaba verdaderamente orgulloso y convencido de llegar virgen al matrimonio, pues hice una y mil locuras, y creo que me acosté como con...no sé cuantos la verdad pero eran muchos y ni me acuerdo de su nombre ni menos de su cara. El punto es que de repente me enfermé y me desmayé, y lo chistoso fue que me desmayé justo cuando estaba con un chico jaja el pobre se asustó, claro que se espero a que yo reaccionara y luego huyó. Yo pensé que era algo normal, por tanto ejercicio que hacía también en aquella epoca, el caso es que le comenté a mi papá de mis mareos y como es doctor sugirió que me fuera a hacer análisis, y aparte tenía un malestar en la boca, y fue que me preguntó "¿Qué tanto te metes en la boca'" y pues fanaticas del lemon, pues ya sabran que tanto me metía yo a la boca y reaccioné que a lo mejor era una ETS, y me entró el miedo de qué iba a pasar si mi papá lo averiguaba y todo eso. El día de los analisis estaba muy nervioso y me metieron un enorme isopo hasta la garganta, fue asqueroso. Pero bueno, los resultados llegaron y al parecer era una bacteria que se había alojado en mi garganta y me causaba molestías al hablar, ingerida a través de la comida, y dedujeron que los dolores de cuerpo eran por el ejercicio y la falta de vitaminas. Me sentí super aliviado, a pesar de que yo ya sabía que no era nada sexual porque siempre me cuido y eso. En fin, moraleja niños y niñas, pueden tener todo el sexo que quieran siempre y cuando no compren comida en la calle, es una buena moraleja. Y dejé de buscar hombres y volví al celibato y todo bien, ya no me acuesto con cualquiera que veo, sé que es una mala noticia para mis fans hombres pero ya aprendí mi lección.

Ahora, volviendo, al fic, estoy muy nervioso, no sé cómo finalizarlo, no les sorprenda si hay una invasión alienigena para el último capitulo, así que manden sus buenas vibras y ojalá y pueda escribir un último capitulo decente, y tiene que quedar lo antes posible porque quiero subir el final ya la próxima semana.

Bueno, como siempre mil gracias por su atención, espero nadie haya leído mi anecdota, y estamos a un capitulo de terminar todo, nos vemos y cuidence mucho.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).