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Amor Obsesivo por camau

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Notas del capitulo:

Ok, llegó el final o,oU -huye para que no le peguen.-

 

P.O.V. Alex

 

 

                Todo había comenzado porque al ir al parque a pasear, un chico me había saludado. No lo conocía y simplemente lo ignoré, respetando que estaba con mi novio y además, lo amaba demasiado como para hacer eso aunque estuviera solo en la calle.

                Apretó mi mano con fuerza.

                -¿Quién es ese?- musitó.

                -No lo sé... Ignóralo. -le pedí y parecía que estaba aflojando el agarre pero de repente me tomó de la muñeca derecha con fuerza. -Erick, me estás lastimando...- me quejé en voz baja.

                Él aflojó el agarre y me miró a los ojos, me abrazó y se disculpó.

                -Perdóname mi amor, es que... No quiero que veas a nadie más, ¿sí?

-Solo te veo a ti amor... solo a ti.- lo abracé, pero sentí un dolor punzante en la muñeca. Comencé a moverla un poco, creyendo que así se me quitaría el dolor. Quizá era una torcedura leve.

Llevábamos casi tres meses de noviazgo, los cuales habían sido maravillosos. Prácticamente vivía más en casa de Erick que en la mía y hasta me había propuesto mudarme, pero aún estaba pensándolo.

Su hermano Jorge estaba por mudarse a un departamento cercano, pues quería darle su espacio a Erick y además tenía ahora una relación.

Erick me había contado que Jorge había salido una noche a una cita, cosa que no era común en él. Había vuelto al día siguiente, bastante feliz. Luego de indagar y casi forzar a su hermano a contarle, supo que Jorge había salido con un "compañero" de la empresa donde trabajaba. Luego se enteró que ese "compañero" era nada más y nada menos que el jefe y dueño de la empresa. Sin embargo, éste era casado y tenía dos hijos como de la edad de Erick, pero aún así le había propuesto comprarle un departamento en el centro y ahí sería donde podrían verse.

Erick no podía creer que su hermano anduviera con un hombre, y más aún, casado, pero a decir verdad, Jorge estaba bastante contento e incluso había dejado su obsesión por el trabajo.

-Amor, me duele la muñeca.- le dije al fin cuando volvíamos a casa.

-¿Eh?- me tomó suavemente la mano y miró con detenimiento. Estaba algo inflamada y comenzaba a hacerse notorio un moretón. -Perdóname amor, te lastimé.- se disculpó por enésima vez y yo negué con la cabeza.

-Solo necesitaré ponerle una compresa fría para desinflamarla, mañana iré a ver al doctor, no te preocupes. -le acaricié la mejilla con la siniestra y sonreí.

No había sido su intención... ¿Cierto?

~

El doctor me ordenó usar una venda, dijo que había sido una simple torcedura pero que debía cuidarme. Debía mantener inmóvil mi brazo para que sanara pronto.

Los días pasaron y todo parecía de lo más normal. Erick no había tenido más accesos de celos y eso me aliviaba, pues odiaba verlo así y no quería que se enojara conmigo por una estupidez que no era culpa mía.

~

-¿Diga?- contesté mi celular mientras estábamos en el departamento de Erick. Él había ido a la cocina por las palomitas, pues nos disponíamos a ver una película.

-Alex, hola, cuánto tiempo.- oí la voz de una chica a la que ya conocía muy bien.

-Rebeca, hola... Sí, bastante. ¿Cómo estás?

-Bien...Eh, solo llamaba para invitarte a mi fiesta, cumpliré 22 el próximo viernes, ¿qué dices? Ya te extraño, hace mucho que no sales con Julián, Rob e Iván. Los antros te extrañan.-bromeó.

-Ah, es que... Bueno, supongo que ya sabes que tengo novio...-me reí nerviosamente.

-Sí, es una lástima. De haber sabido... me le hubiera adelantado.-rió nerviosamente también. -Bien, ¿qué dices? Y traes a tu novio, quisiera conocer al famoso Erick.

-Espera, le preguntaré.

-No hay nada que preguntar. -Erick me arrebató el celular y le colgó a mi amiga.

-Erick, ¿qué pasa?- lo miré, confundido.

-Otra vez te está llamando esa tipa... ¿cierto?-inquirió molesto.

-Se llama Rebeca y es mi...- Sentí arder mi mejilla y llevé mi mano lastimada a ella para luego mirar a Erick, quien tenía una expresión de furia. Traté de contenerme para no llorar, pero comencé a hacerlo y él de inmediato me abrazó y se disculpó.

Había sido todo por una estupidez. Era mi culpa...

-Perdóname amor... Perdóname...- me disculpé yo.

~

Mi muñeca había sanado, los días pasaban tranquilamente y solo recordar aquella bofetada me hacía pensar que tenía que evitar que alguien me mirara, hablara, o... No, no quería perder a mi Erick, no lo soportaría...

-Mi amor, no debes mirar a nadie más que a mí... -me sujetó el mentón sin cuidado. Estábamos en el restaurante de costumbre, cenando.

-Lo siento...- musité y él me soltó. El resto de la noche evité mirar otro lado que no fuera donde él estaba. Terminamos de cenar media hora después.

-Te amo...- me susurró al oído mientras me pasaba un brazo por la espalda y nos dirigíamos al auto.

-Yo también te amo... -sonreí y lo miré. Era tan maravilloso...

Esa noche hicimos el amor en el asiento trasero del auto... Fue la última vez que hicimos el amor, pues el resto de las veces era porque él quería, aunque yo no quisiera, pero accedía porque no quería que se enojara conmigo.

~

-Hola Iván...-saludé a mi amigo, al que hacía tiempo que no veía, igual que a Rob.

-Hola Alex, ¿cómo va todo?- saludó y se acercó a mí para conversar. Nos abrazamos muy fuerte, pues nos extrañábamos mucho.

-Genial.- respondí y sonreí. Para mí todo era genial, aún con todo lo que pasaba, amaba a Erick y me convencí de que él iba a cambiar, que iba a ser de nuevo aquel amoroso chico. Solo teníamos que esforzarnos.

Iván comenzó a contarme cosas como que tenía una nueva novia y que él creía que ella era con quien se casaría. Estaba muy ilusionado con eso. Rob había terminado hacía poco con la suya y estaba bastante deprimido por eso. Julián estaba bien, solo eso me dijo de él.

Yo le conté que estaba pensando en mudarme a casa de Erick, pero que aún tenía dos meses de alquiler adelantado donde vivía y no podía desperdiciar eso. Además, faltaba poco para terminar el semestre y una mudanza me desconcentraría un poco.

Quizá en mi interior sabía que si iba a vivir con él, el infierno se haría más grande...

Oí el claxon del auto blanco y volteé. Era él, así que procedí a despedirme de mi amigo. Lo abracé fuerte y le prometí que saldría un día con ellos. Corrí hasta el auto y subí al asiento del copiloto.

-¿Qué pasa?- pregunté al notarlo tan serio.

-Nada.- respondió secamente e hizo andar el auto.

Minutos más tarde llegamos al estacionamiento de su edificio y posteriormente subimos a su departamento. Él abrió la puerta y entré, luego entró él y cerró la puerta a sus espaldas.

-¿Iván?- inquirió con molestia.

-¿Ah? Sí... hacía mucho que no lo veía y...- recibí una bofetada en la mejilla izquierda.

-¿Por qué te empeñas en que me enoje? -inquirió mientras yo me tocaba la mejilla afectada.

-No quería que te enojaras... perdóname... I-Iván es un amigo, solamente. -sollocé.

-¡¿Es que no notas cómo te ven los demás?!- me sujetó la muñeca derecha con fuerza y me jaloneó hasta la sala. -¡Todos están esperando el momento oportuno para tenerte!

-¡No es cierto! ¡No es así! -traté de zafarme de su agarre pero él me sujetó más fuerte.

-¡Cállate! -me empujó y caí al suelo, entre el sofá y la mesita de centro. Me incorporé con esfuerzo, pues me dolía la muñeca.

-Mi amor, te juro que no es así, además... No importa cómo me vean los demás, lo que importa es que yo solo te amo a ti...-cerré los ojos al verlo alzar la mano, pero no sentí ningún golpe. Abrí los ojos y lo vi, frente a mí, con una expresión de dolor mezclada con confusión y miedo.

-Mi amor, perdóname...-me abrazó. -¿Me perdonas?- me tomó la cara suavemente con ambas manos y me besó.

-Te amo... por supuesto que te perdono...- lo abracé con fuerza.

~

Solo podía sentir en mi abdomen los golpes con su pie. Estaba contra la pared y trataba en vano de defenderme interponiendo mis brazos, uno de ellos me dolía horriblemente. Creo que se detuvo cuando vio que me salía sangre de la boca.

-¡Es tu culpa! ¡Tú tienes la culpa de que yo haga esto! -gritó mientras se alejaba y se encerraba en su habitación. Oí que arrojaba y rompía cosas a diestra y siniestra.

-¡Cállate ya! ¡Él es mío y nadie me lo va a quitar! ¡Déjame en paz!-oí que gritaba.

Me quedé ahí, tirado y adolorido, pero no podía levantarme. Simplemente quería cerrar los ojos y dormir para mitigar el dolor.

¿Cuándo el cielo se había convertido en el infierno?

Pero yo lo amaba y le perdonaba todo.

No supe a qué hora fue, pero sentí sus cálidos brazos alrededor mío y oí que sollozaba y me pedía perdón. El sueño me venció una vez más y cuando desperté ya estaba en el hospital, con mi brazo derecho en cabestrillo y me dolía mucho. También me dolía horrores el abdomen, así que en cuanto entró una enfermera le pedí que me diera algo para el dolor.

La versión fue que yo había llegado a casa así y que Erick había llamado a una ambulancia. Especulaban sobre un asalto, incluso Erick tiró mi mochila a la basura para que su hermano creyera que había sido así... Pero yo sabía la verdad.

Y me callé porque lo amaba y le perdonaba todo.

Él entró a la habitación y al verme se acercó a la camilla, me abrazó suavemente y comenzó a llorar.

-Te amo, perdóname, por favor, perdóname amor...-suplicó.

-Yo también te amo... -esbocé una sonrisa, pues me dolía aún todo y no podía sonreír siquiera.

-¿Podrás perdonarme?- tomó mi mano izquierda y la besó.

-Claro que sí... porque te amo...

~~~~~~~~~~

 

 

 

P.O.V. Erick

 

-¿Le pegaste?

-Solo le di una bofetada... Pero me arrepentí de inmediato... Me disculpé con él y él me perdonó. Yo lo amo demasiado y me enfurece que alguien más lo vea o que él vea a alguien más. No lo soporto...-contesté con ira contenida. No le contaba a mi psicólogo la forma en que castigaba a Alex, pues sabía que me daría un sermón y porque yo sabía que estaba haciendo bien en castigarlo, ¿cierto? Así ya no pensaría en nadie más que en mí, como yo solo pensaba en él.

-Erick, espera un poco. - tomó su celular y comenzó a marcar un número, se levantó de su asiento y estaba por salir del consultorio cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo.

-¡¿Por qué todos quieren alejarme de Alex?!- me levanté de mi sitio, furioso. Golpeé con mis puños la mesa que separaba a mi psicólogo de mí y él dio un respingo. - ¡Ya sé lo que quieren! ¡Encerrarme en ese estúpido lugar de nuevo para alejarme de él!- le grité mientras lo señalaba con el índice, horrorizado de pensar en eso.

-Erick, no estás entendiendo, estás en una crisis, necesitas...

-¡No necesito nada! ¡Solo necesito a Alex! -salí del lugar rápidamente, pues comencé a oírlo tras de mí.

-Alguien ya ha ido por él, ¿sabes? No tiene caso que sigas corriendo.

­-¡Cállate!

­-Ya está muy feliz con alguien más, igual que Luis...

-¡Cállate! ¡Cállate!- me cubrí los oídos con las manos mientras seguía corriendo para llegar cuanto antes al auto e ir por Alex. Esto debía ser la pesadilla más horrenda del mundo, ¡alguien quería quitármelo y no lo iba a permitir!

-¿Qué harás si te lo quitan?

-No, Alex es mío... él me lo dijo... Yo fui el primero, yo soy el hombre de su vida.- llevé mi mano hasta la medalla que él me había dado. -Lo soy... ¡Lo soy!

Comencé a conducir hacia la Universidad de Alex, pues lo iba a sacar de ahí y a llevármelo... ¡Adónde fuera!

-No tienes un arma, seguro ellos te esperan armados hasta los dientes.

-No... Tengo que conseguir una...- musité. Tenía razón, no tenía una. Viré el auto y me dirigí hacia el centro, ahí compraría una, tenía que tener algo para defender a Alex, sino me lo quitarían para siempre y ¡Eso jamás!

-Erick... separa tus piernitas...Sé un buen niño y haz lo que papá te dice...

Al oír la voz de Ismael, casi pierdo el control del auto y embisto de frente a otro. Afortunadamente retomé el control y continué conduciendo hacia el centro mientras veía por el espejo retrovisor, asegurándome de que no estuviera ahí ese maldito pervertido.

-¡Maldito mocoso! ¡Es tu culpa que Ismael esté muerto!- se hizo apremiante la voz de mi madre y, aunque no sabía de dónde venía, podía oírla tan cercana como si estuviera en el asiento trasero.

-¡No es mi culpa! ¡Cállate! ¡Él se suicidó cuando le hicieron en la cárcel lo mismo que él me hacía a mí! ¡Se lo merecía! ¡Eso tú lo sabes bien! ¡No es mi culpa, maldita sea!

En cuanto llegué a una tienda de artículos de cacería, compré lo primero que vi: una escopeta. Con eso debía ser suficiente. Compré una caja de municiones y el tipo que atendía me ofreció una bonita colt de la cuál parecía ansioso por deshacerse.

Subí al auto y comencé mi carrera hacia la Universidad, donde ya debían estar llevándose a Alex, lejos de mí. El solo pensar en ello me hacía sentir desesperación. ¡De ningún modo lo iba a permitir!

 

~~~~~~~~~~

 

P.O.V. Julián

 

-¡Iván, Alex! -los llamé al verlos a lo lejos, en la entrada, conversando. Alex parecía más contento al hablar con Iván, supuse que había meditado sobre lo que le había dicho y retomaría el control de su vida, no estaría solo, nos tenía a nosotros y haríamos lo que fuese necesario para sacarlo de ahí.

-Julián. -saludó Iván.

-Hola, ¿cómo estás?- inquirió Alex.

-Pues... feliz de verte mejor. -sonreí y le acaricié la cabeza. -¿Tú?

-Ah... Ah, sí, te iba a devolver tu mochila. Muchas gracias. -me entregó mi mochila vacía.

-No fue nada, sabes que si necesitas algo, ahí estoy.- sonreí y él sonrió pero no se atrevía aún a mirarme.

-Chicos... tengo que decirles algo.- comenzó a hablar Alex. -Erick no está bien... Es decir... Cuando era pequeño... bueno, le sucedieron cosas horribles y... sé que no debería de estar diciéndoles esto, pero...Es peligroso, solo... aléjense, yo me encargaré de él.

-Es él quien te hizo eso, ¿me equivoco? -inquirió Iván, consternado y molesto.

Alex no dijo que sí, pero su expresión de angustia nos dijo todo.

-Por favor, solo... no vayan a reclamarle nada, ahora está mal, pero sé que se recuperará y volveremos a...ser felices...-finalizó cabizbajo.

-Hablando del Rey de Roma.- señaló Iván y los tres miramos el auto blanco. Erick bajó de él, pero traía algo en las manos.

-Una escopeta...-susurré y a penas dije eso, se oyó un estruendo, seguido de otro.

Todos los estudiantes que había ahí corrieron hacia dentro, aterrados.

Miré que Iván tenía su mano en el abdomen, estaba pálido y de repente sus piernas no lo sostuvieron más. Cayó al suelo...

Yo empecé a sentir un ardor en el lado derecho del pecho y me llevé la diestra a él para luego mirarla, pues había sentido que ésta se había impregnado de un líquido cálido. Aunque ya sabía que era sangre, vi aquel líquido rojo en mi temblorosa mano, y me di cuenta que mi cuerpo entero temblaba ligeramente. El tiempo parecía ir tan lento que me pareció eterno. Caí de rodillas al suelo y me quedé así, cabizbajo. No supe cuándo habían comenzado a caer mis lágrimas, alcé la mirada y vi a Alex, completamente estático.

Erick se detuvo a unos pasos de nosotros y tiró a un lado su escopeta. Por un momento creí que había reaccionado, pero no fue así. Extrajo de su bolsillo un arma más pequeña.

Lo vi a los ojos y solo oí otro estruendo, di un respingo y mi visión comenzó a tornarse más borrosa y oscura mientras sentía que las fuerzas me abandonaban.

 

~~~~~~~~~~

 

P.O.V. Erick

 

 

Estacioné el auto a unos metros de la entrada a la facultad y vi entonces a Alex, acompañado de Iván y Julián. Me llevé la diestra a la frente y me contuve para no llorar. ¡Estaba con él! ¡Maldito sea! ¡Ese desgraciado! Inhalé y exhalé, pero lejos de calmarme, me sentí tan furioso que golpeé el volante con todas mis fuerzas. Tomé del asiento del copiloto la escopeta y salí del auto.

Caminé hacia ellos entonces, mirando fijamente a Alex.

-Ya no te pertenece...Se ha ido...Incluso Julián contesta su celular, ¿no lo ves? Todo se repite...- ahora me atormentaba esa voz desconocida.

-Alex...mi ángel... -musité.

-Ya no es tu ángel... Es un traidor, igual que Luis...

-No... Mi ángel... ¡No es igual que ese...! ¡Es mí ángel!

-Adonde sea que lo lleves, siempre habrá alguien que te lo quiera quitar... siempre...

-Quizá... la única manera de estar juntos sea...

Faltaban quizá unos cinco metros para llegar hasta ahí y disparé. Iván cayó al suelo y Julián solo cayó de rodillas mientras se miraba la mano llena de sangre.

- Siempre ha querido arrebatármelo... Pero no más. Él y yo vamos a un lugar donde estaremos juntos siempre, donde tú no vas a poder entrar, donde jamás lo volverás a ver...- tiré a un lado mi escopeta y saqué la colt de mi bolsillo.

Apunté y disparé...

-Yo te amo... ¿Tú me amas? Angelito mío... Pronto vamos a estar en ese paraíso...es el único lugar donde nadie nos va a separar... donde nadie nos va a molestar... donde te voy a poder amar para siempre sin obstáculos. - Me senté en el suelo, con él en mi regazo y lo abracé con fuerza mientras me mecía suavemente, sin detenerme a pensar si lo lastimaba. -¿Sabes que te amo? Sí, lo sabes...-sonreí y me separé un poco, él tenía una expresión de dolor, sonreí y lo abracé nuevamente. -Vamos a estar juntos para siempre...- acaricié su espalda y sentí mi mano mojada, la miré y vi que estaba impregnada de sangre... su sangre... Alcé la vista al escuchar sirenas.

-Son ellos y te lo quieren quitar...

-No, no me lo van a quitar. -tomé mi colt y esperé a que esos bastardos aparecieran. ¡Me lo quitarían solo pasando sobre mi cadáver!

Un par de patrullas llegaron y se detuvieron a unos metros. Bajaron los oficiales y se cubrieron tras sus puertas. Vi el auto deportivo de mi hermano, quien bajó de él y me miró, con una expresión de horror.

-Erick... Baja el arma...- me pidió.

-¡No te acerques! -le grité y apunté hacia él, los oficiales estaban listos para disparar. -¡Vete! ¡No me van a separar de él!

-¡Erick, por favor! Te juro que lo que menos quiero es alejarte de Alex... Yo solo quiero que estés bien... Por favor...-se acercó un poco aún ante las advertencias de la policía. -Erick, no quiero que te hagan daño...

Lo miré fijamente... Jorge era mi hermano, él no me podía traicionar, pero... ¿y si lo hacía?

-¡Mírate! ¡Mira a Alex! ¡Está herido! Él no tiene por qué pasar por esto... ¿Has visto todo el daño que le has hecho? - oí otra de esas voces y me separé un poco de Alex, lo miré a los ojos...lo miré temblando... miré su brazo herido... aquellos moretones en sus mejillas... Aquella mancha roja en su abdomen...

-¿Yo le hice esto? -pregunté a aquella voz, pero no me respondió. -Yo te hice esto...- musité. -Yo...- mis lágrimas comenzaron a rodar rápidamente por mis mejillas. -Perdóname... Perdóname...- Ya no podía seguir haciéndole esto... -Perdóname...- acaricié su rostro y él sonrió un instante y luego cerró los ojos. -¿Alex? -lo sacudí suavemente, pero no reaccionó. -Alex... -me incliné hasta hundir mi cara en su cuello y le susurré al oído. -Mi amor, espérame... -sonreí y sujeté con la diestra su cuerpo inerte, presionándolo contra mi pecho.

-No, Erick, por favor, no...- Jorge se acercó unos pasos más. -¡Por favor, Erick!

-Perdóname...- le susurré a Alex, mí mano izquierda sujetaba el arma contra mi sien. -Hermano, perdóname...-cerré los ojos.

 

~~~~~~~~~~

 

Oí sirenas a lo lejos, quizá estaba soñando. Quizá... era todo una pesadilla... Abrí los ojos y vi el pavimento sobre el que estaba, boca abajo. Cerré los ojos nuevamente e hice un esfuerzo por levantarme pero me fue imposible. Sentía un fuerte sabor metálico en la boca y miré muy cerca de mi rostro una mancha roja que se iba extendiendo. Pronto vi unos pies muy cerca de mí y posteriormente aquella persona se colocó de rodillas a mi lado.

No podía mantener los ojos abiertos, por más que quería.

-¡Traten de mantenerlo despierto!-ordenó una voz que no conocía.

-Julián, no te duermas...- me palmeó la mejilla otra persona, no supe reconocerla al instante.

-No quiero... No quiero dormir... Solo... - cerré los ojos y me volvieron a palmear la cara, los abrí y traté de enfocar mi vista. -A-Alex...- dije casi inaudiblemente mientras miraba hacia donde había estado él. -Nunca voy a dejar de amarte...- recordé aquellas palabras que susurré en la biblioteca, antes de apartarme de él hacía casi tres meses.

-No hables, no gastes tus energías, solo... quédate despierto.- aquella voz sonaba más a un ruego.  -¡¿Dónde están las ambulancias?!- gritó con desesperación.

-¡Erick! ¡Alex! -oí aquella voz tan desconsolada. Sus gritos me mantenían despierto, aquella persona solo rogaba que los salvaran. Todo se veía tan borroso, solo veía siluetas, personas que se encontraban ahí, mirando.

-¡Por favor, Iván, despierta! -oí que alguien llamaba a mi amigo. Supe que era una chica por su voz tan aguda, se arrodillaba en el suelo junto a un cuerpo tendido. Era la novia de Iván.

-No te duermas.- me palmeó la cara nuevamente.

-R-Rob...- alcancé a pronunciar al darme cuenta a quién pertenecía la voz de la persona junto a mí. Comencé a toser mientras sentía que algo salía de mi boca. Aquel sabor metálico se hizo más fuerte entonces.

-No te duermas, por favor... Resiste.- me palmeó la cara de nueva cuenta, aunque yo no me di cuenta de cuándo cerré los ojos.

Todo comenzó a oírse tan lejano, incluso la voz de Rob, que me pedía quedarme despierto.

-No... duermas... no te duer...amo...

 

~~~~~~~~~~

 

Oía voces extrañas a mi alrededor, algunas exclamaban cosas que no alcanzaba yo a entender, pero parecían bastante preocupadas y apresuradas. Abrí los ojos un momento y vi una luz, pero era tan fuerte que tuve que cerrarlos.

-¡Necesitamos más unidades! ¡Está perdiendo demasiada sangre!

Fue lo único que alcancé a oír antes de volver a perderme de nuevo en la inmensa oscuridad.

Cuando volví a despertar, alguien me puso una mascarilla que me cubría la nariz y la boca.

-Su ritmo cardíaco está cayendo rápidamente.

-Despejen...

-¡Yo no me quiero morir!... ¡No quiero!-volví a cerrar los ojos.

 

~~~~~~~~~~

 

 

-Iván... -oí que me llamaban y abrí los ojos. Miré a mí alrededor y todo era tan blanco que por un momento me sentí cegado por el brillo.  -Iván, despertaste...- aquella voz se oía tan feliz.

-¿Dónde estoy?- alcancé a preguntar con un hilo de voz.

-Estás en el hospital, cariño. -por fin pude reconocer esa voz, ¡Mi madre!

-Mamá...- ella apretó mi mano entre las suyas y volteé un poco mi cabeza para verla. -Mamá... ¿Qué pasó?

-¿No lo recuerdas?

-No sé... me siento confundido... -traté de recordar. -¿Dónde están Alex y Julián?

-Si lo recuerdas... -aseguró cabizbaja.

-¿Dónde están?- pregunté tratando de hablar un poco más fuerte.

-No sé... Solo supe que unos muchachos murieron.

Me llevé las manos al rostro y lo cubrí. No... ¡No estaba pasando!... ¡Esto no estaba pasando! Comencé a sollozar y mi madre me abrazó, tratando de consolarme. Ni el dolor que sentía en el abdomen me hacía parar de sollozar.

 

E  P  I  L  O  G  O

 

 

P.O.V. Iván

 

 

Dejé aquellas flores sobre la tumba. Eran amapolas rojas. Me quedé de pie frente a la lápida y leí por enésima vez aquel nombre.

Alexander Guevara de la Torre

1989 - 2010

-Alex...-suspiré. -Ya pasaron casi seis meses... Julián sigue en el coma inducido, supongo que ya lo sabes... Yo aún estoy en rehabilitación, aunque ya puedo caminar... Me pregunto cómo estás tú... ¿Estás con Erick? ¿Eres feliz? Espero que sí... No es tu culpa que hayas amado tanto a Erick, ni de él haber sido así... Aunque me hubiera gustado más que las cosas no terminaran de este modo. -hice una pausa. -Feliz cumpleaños...- sonreí. -Saluda a Erick de mi parte... -miré justo al lado de aquella tumba. Había otra lápida.

Erick Rodríguez

1990 - 2010

Dejé un segundo ramo en esa tumba también y noté que ahí había flores. Seguramente su hermano las había traído y se notaba que eran de ese mismo día.

Me giré y estaba por dejar el lugar cuando sentí una extraña sensación de paz. Me gustaba pensar que Alex y Erick seguían juntos, que nos cuidaban... o algo así... Caminé lentamente hacia el sendero principal para salir de ahí. A lo lejos vi a Rob, que esperaba en la entrada y le sonreí.

-¿Nos vamos? -preguntó Rob cuando estuve ya cerca de él.

-Sí...-sonreí. Él abrió la puerta del auto gris oscuro de su madre y me ayudó a entrar. Podía caminar, pero apoyado de un bastón y no podía hacerlo rápido. Aún tenía dolor, pero mis calmantes me ayudaban bastante.

-Listo.- dijo en cuanto estuve ya en el asiento del copiloto. Cerró la puerta y rodeó el auto para subir. -Vi que llevaste dos ramos...-comentó al entrar y ponerse el cinturón.

-Quise dejarle unas a Erick... Las amapolas también eran sus favoritas... Quizá porque eran las de Alex, no sé. -respondí y sonreí mientras me ponía el cinturón.

-Eso yo no lo sabía.

Comenzó a conducir hacia el hospital, pues iríamos a ver a Julián. Todos los días íbamos, con la esperanza de llegar un día y verlo despierto, pero casi seis meses habían pasado ya y nada.

Rob me había confesado que estaba enamorado de Julián desde que lo habíamos conocido, sin embargo, él sabía que Julián amaba a Alex... Entonces comprendí su seria depresión de aquella época en que Julián estaba realmente celoso por la relación de Alex y Erick, lo de la ruptura con su novia había sido un pretexto, pues realmente la ruptura con la  chica le importaba poco más que un rábano, pues aunque él la había querido, ella había estado acostándose con otros mientras era su novia y terminó por decepcionarlo. Aquellos días lo había pasado tan mal que ya no quería salir con nosotros dos... Comprendí todo entonces y me di cuenta de que realmente estaba perdido por Julián a pesar de que éste ni siquiera había estado cerca de enterarse. Aquellos pequeños detalles, sonrisas, palabras, gestos, abrazos... todo adquirió sentido...

Era tan triste y, aunque Rob siempre se mostraba fuerte, yo sabía que por dentro estaba muriendo al ver así a la persona que más amaba.

Por mi parte, mi novia había huido al oír decir a los doctores y a mi madre que quizá quedaría parapléjico. Me deprimí bastante, pero gracias a mi madre, la sempiterna sonrisa y cariño del doctor Sáenz y  todo el apoyo de Rob, estaba mejorando bastante.

Muchas veces renegué de Dios y del mundo, ¿cómo era que Alex había acabado así, si él había sido un chico tan tranquilo, tan bueno? Me parecía injusto, demasiado. Julián quizá no volvería a ver la luz del día, ¿Por qué? Él había sido un chico bueno también. Eran tan jóvenes y sus vidas estaban... destrozadas...

Pero conforme había recuperado el movimiento de mis piernas, recuperaba algo de esperanza y comenzaba a pensar que quizá yo tendría una segunda oportunidad, aunque aún seguía preguntándome si Julián la tendría... No creía en la reencarnación, pero deseaba con todas mis fuerzas que Alex volviera a tener una vida junto a Erick, porque yo sabía que se amaban infinitamente...

Pensamientos como esos rondaban siempre mi cabeza, distrayéndome de los pensamientos autodestructivos. Rob y mi madre no me dejaban solo y el doctor Sáenz pasaba todos los días a verme y siempre me sacaba una sonrisa con sus ocurrencias, su forma de ser y aquel cariño infinito que me demostraba... Era realmente un doctor muy joven, alegre, amable, bueno... Ya le quería como a un amigo.

Quería pensar que habría una oportunidad para todos... Quizá Julián despertaría un día y se daría cuenta de cuánto lo amaba Rob, le correspondería quizá y él y Rob podrían estar juntos... Quizá un día yo encontraría a la persona que me hiciera feliz y a la cuál amaría con toda mi alma.

No olvidaría jamás aquella valiosa lección aprendida de todo esto, una lección que había costado sangre, lágrimas, sufrimiento... vidas inocentes...

Un amor obsesivo... enfermo... quizá real y sincero, pero manchado, cegado por los celos enfermizos... La ira... Erick, después de todo, no tenía la culpa de su "locura". Cuando Rob y yo supimos de los horrores que había pasado, no sé... quizá sentimos compasión... Aún así, Rob no lograba perdonarlo y una parte de mí todavía no lo hacía. Gracias a Dios yo estaba vivo, pero Julián seguía en coma... ¿Por qué la vida era tan injusta? ¿Por qué Erick había tenido que pasar por todo eso? ¿Por qué Alex había tenido que sufrir tanto? Su pobre madre... ¿Por qué Julián y su familia sufrían tanto ahora? Son respuestas que quizá jamás encuentre...

Y todo por culpa de una mala madre, por permitir que le hicieran aquello a su hijo durante tantos años; y aquel sujeto llamado Ismael... También aquel novio que lo había traicionado era culpable... Se llamaba Luis, creo... Quizá estaría enterado de lo sucedido, no lo sé, pero tenía una gran culpa que llevar a cuestas el resto de su vida.

Yo sabía que el hermano de Erick no dejaba de culparse e incluso había oído el rumor de que se había suicidado, aunque llegué a verlo en el centro de la ciudad tiempo más tarde.

Todo había sido causado por ellos tres...  ¡Cuánto daño se puede hacer a una persona! ¡Cuánto daño puede hacer una persona dañada! Al final no era su culpa... no lo era...

Erick solamente buscaba amor de la forma equivocada, pues si bien amaba a Alex, estaba tan obsesionado con la idea de que en cualquier momento lo perdería que enloqueció. Aquella forma de "castigar" las actitudes de Alex que solo Erick era capaz de ver como potencial infidelidad o abandono, todo a causa de que solo vivió rodeado de violencia la mayor parte de su vida... Aquel amor ciego que Alex tenía hacia él... Quizá Alex también estaba enfermo... Necesitaba y amaba tan desesperadamente a Erick que no fue capaz de ver a tiempo que estaba mal, que no debía permitirle lastimarlo así... Desgraciadamente no lo entendió a tiempo...

Dependían tanto el uno del otro que fue su perdición... ¡De qué forma se puede lastimar tanto a la persona que más amas!

Aprendí que esos son los amores peligrosos... Los amores que matan...

 

Notas finales:

¡No me maten! -huye bien lejos [?].-

Lo siento mucho Moy ;u; es que... -ama la tragedia-

Te prometo que haré algo lindo con Jorge u u 

A todos, gracias por leer ;u; espero que les haya gustado y no les haya decepcionado demasiado ;n;

Gracias!!!


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