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Revelación por Pandora_Von Christ

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Notas del fanfic:

Como ya saben este fic es una traducción. La autora del Fic es Faye, de Tailandia.

Personajes: Fei Long, Mikhail Arbatov, Yoh, Tao, Asami, Akihito, OC

He aquí el link al original: http://kajornwan.livejournal.com/13459.html

Mikhail x Fei Long

Notas del capitulo:

Bueno a pedido de todas he aquí la secuela de Crueles Intenciones.

Reencuentro entre Mikhail y Fei Long!!

Disfruten!!

 

El viento soplaba suavemente a través de las ventanas abiertas del estudio elegantemente decorado, llenando la habitación con dulces fragancias de gardenia y jazmín que llegaban desde el pequeño jardín que se encontraba al exterior. Una figura alta y delgada se balanceaba ligeramente mientras el olor llegaba hasta su nariz. Cerró sus ojos mientras su mente desbloqueaba recuerdos igualmente dulces, recuerdos de desayunos en ese jardín, del olor del café italiano recién preparado a la perfección, la forma en que lo bebía con los ojos cerrados y la mirada de satisfacción en su rostro mientras lo miraba y le sonreía desde el otro lado de la mesa. Esos eran los recuerdos que había tratado una vez de olvidar. Pero ahora, todo lo que quería hacer era volver a vivir esos momentos, momentos inolvidables que quizás nunca podrían regresar.
Fei Long abrió los ojos y observó la obra maestra de Monet que había sido colgada una vez más sobre su escritorio. Todo en la habitación, todos los regalos recibidos habían sido restablecidos de nuevo en su lugar. Sin embargo, ya nada era lo mismo que antes, al menos no para él.

Un par de golpes en la puerta anunciaron la llegada de su guardaespaldas de mayor confianza, el hombre que una vez le había acompañado en la cárcel, el único hombre que conocía su pasado más que cualquier otro en Baishe.

Yoh entró en la habitación en silencio como de costumbre, sabiendo bien que a su maestro no le gustaba que su paz fuera perturbada.

–Me llamó usted, Fei Long sama?–

–Sí– Su maestro respondió con los ojos aún fijos en la pintura. –¿Cómo van los preparativos de mi viaje?–

Incapaz de ocultar su preocupación, Yoh desatasco su garganta silenciosamente mientras pensaba que decir –Es un poco complicado que usted pueda salir de Hong Kong tan repentinamente. Hay reuniones importantes a las cuales debe asistir esta semana–

–Reorganízalas– su orden fue breve y firme, lo cual significaba que debía ser cumplida inmediatamente.

–Dos de ellas implican la participación de los jefes de las otras familias. Le sugiero que lo reconsidere–

La esbelta figura volteo hacia él lentamente. Sus intensos ojos color amatista se estrecharon con irritación al escuchar la respuesta equivocada. Todos en Baishe sabían que sus palabras debían ser comprendidas y obedecidas sin protestar. Liu Fei Long de Baishe no solicitaba, ordenaba. Incluso aunque Yoh gozará del privilegio de ser el único subordinado en Baishe que podía objetar su voluntad y vivir después de ello, se encontró conteniendo el aliento ante la mirada mortal de su maestro que parecía leerlo y traspasarlo.

–Yoh– la usual voz suave y sedosa se volvió fría y dominante.

–Sí, Fei Long-sama?–

–¿Por qué estamos teniendo esta conversación?–

No podía entender las razones detrás de la renuencia de Yoh para organizar su viaje a Tokio. Las reuniones por más importantes que fueran siempre habían sido reorganizadas si él lo ordenaba, y Yoh quien había estado a su lado por más de siete años ya debía saberlo. No, había algo más en la mente de Yoh. Algo que aún no conocía.

En ese momento, Yoh supo que era inútil tratar de convencer a Fei Long para que retrasara su viaje a Japón, especialmente cuando no podía darle las verdaderas razones tras sus objeciones. Con un ligero suspiro, se dio por vencido –¿Cuánto tiempo planea permanecer en Tokio?–

–El tiempo que sea necesario–

Otra respuesta corta y clara que le puso los pelos de punta. Fei Long siempre le había parecido frio y dominante antes, pero había siempre un toque de ternura en su presencia. Parecia que ahora por alguna razón, la noticia del matrimonio de Mikhail Arbatov le había vuelto más seguro y más intimidante que nunca. Fei Long ya no era un hombre que podía ser persuadido, lo que hizo a Yoh preocuparse aún más por su viaje a Japón. Cualquier cosa que planeara hacer en Tokio era inmutable. Fei Long estaba mortalmente determinado y no había nada que alguien pudiera hacer para hacerlo cambiar de opinión.

–¿Puede darme una semana para reorganizar su agenda?– pregunto Yoh preocupado. Ciertamente su agenda era lo último que le preocupaba, ahora lo único que necesitaba era tiempo para tomar una decisión.

–Tienes tres días– ordenó Fei Long –Puedes retirarte–

Yoh asintió con la cabeza ligeramente y salió de la habitación con el corazón encogido. Esta era una mala idea, era malo que Fei Long fuera a Tokio tan de repente. La última vez que viajó a ese lugar había sido por negocios  y sin embargo las cosas no terminaron de esa manera. Esta vez sabía que era personal, sabía que Fei Long iba a resolver algunas de sus deudas del pasado y sabía el desastre en que las cosas resultarían ser.

En este momento sólo deseaba haber tenido un poco más de tiempo, más tiempo para decidir cuál sería su posición en todo esto. Esta era una decisión que pidió a Dios jamás tener que hacer, al menos no tan pronto. Siete años y aún así no había tenido suficiente tiempo. En todo caso, esto sólo le hizo la situación más complicada.


****


La tarde siguiente Fei Long asistió a una de las reuniones importantes que había sido reprogramada por su petición. Si había un hombre que podía hacer que los líderes de la tríada de Hong Kong reorganizaran sus agendas para satisfacer sus necesidades, ese era Liu Fei Long de Baishe. Esto solo demostraba lo poderoso que era en su territorio. Aún así, el joven líder llevaba su poder con respeto y consideración y esto era en gran parte lo que había ganado la lealtad de sus subordinados como ningún otro. Tenía su orgullo, no sólo  su poderío. Ahí era donde la fuerza de Baishe residía, no en su riqueza o mano de obra, pero si en su muy apreciado líder. Y por esto era tan natural que los otros líderes, siendo jóvenes o viejos, cumplíeran sus deseos cuando podían.

Mientras hacia su entrada en la sala de reuniones, Fei Long se detuvo de repente al ver al hombre a través de la mesa. Esos ya conocidos ojos azules le llamaron con su habitual ternura, pero luego hubo una mezcla de cariño y nostalgia. Mikhail debería estar en Rusia, pero ahí estaba, en el que solía ser su lugar habitual, sólo que para ellos ya nada era como antes. Mikhail se había convertido en un hombre casado, inasequible, incapturable, e inalcanzable.

Y así, tan incomodo como parecía, se sentaron uno frente al otro, sin decirse una sola palabra, ni siquiera un simple hola. Sus solitarios ojos se contaban historias que sólo ellos entendían. Reducidos a nada más que amigos, incluso extraños, lo único que quedaba entre ellos ahora era el anhelo insoportable por el otro y el deseo inextinguible que amenaza la esencia misma de sus propias conciencias.

Mikhail contuvo su aliento mientras su corazón se aceleraba al ver el hermoso rostro que había estado anhelando fervientemente. Fei Long estaba impresionante como siempre en su traje hecho a la medida y su largo cabello recogido hacia atrás, sin apretar. Pero había algo diferente en él, una cierta aura que antes no tenía. Sus oscuros ojos color amatista brillaban con seguridad y determinación. Observó ese rostro e inmediatamente lo supo, este ya no era ese hombre atormentado y confundido por el pasado. Fei Long había dado un firme paso hacia adelante con absoluta convicción. Este nuevo Fei Long hizo a su corazón latir tan violentamente que difícilmente podía permanecer sentado, pero todo lo que podía hacer ahora era contenerse y pretender que todo estaba normal.
¿Normal? ¿Acaso alguna vez volvería a sentirse normal en la vida? Mikhail no podía dejar de preguntarse esto.

–Señor Arbatov– el joven líder a un lado de la mesa interrumpió sus pensamientos.

Philip Toh, el sucesor de la familia Toh, era un hombre de unos treinta años. Después de la muerte Toh, Philip siendo el único hijo legítimo de Toh se hizo cargo de la familia y de todos sus negocios, convirtiéndose así en uno de los líderes más jóvenes de la tríada de Hong Kong junto a Fei Long. Cualquiera hubiera estado satisfecho con esta posición, solo que para él esto no era suficiente. El hombre lo quería todo, y  Baishe o mejor dicho Fei Long, se interponían en su camino.

Este hombre no hubiera significado un problema para Mikhail si no fuera por la hostilidad que mostraba hacia Fei y Baishe, en el pasado por tantos años. Para él, un enemigo de Fei era también su enemigo.

–¿Quizás ahora podemos discutir el problema de Macao?–

–¿Problema?– pregunto Mikhail sin mucho entusiasmo, alzando sus cejas ligeramente pretendiendo mostrar que estaba completamente interesado.

–Creo que podemos usar más  protección de su familia. Lo hemos discutido con su hermano y aún no se ha hecho nada–

–Todo eso cuesta dinero, mi amigo– Se burlo el rubio –Nosotros no acostumbramos sudar, a menos de que valga la pena el esfuerzo–

–Bueno, el precio es más que suficiente en nuestra opinión– Philip  insistió con un tono de voz un poco violento. Sus ojos de lobo no se preocupaban por ocultar su hostilidad.

–Al parecer no es suficiente para nosotros–

El hombre se detuvo por un breve instante antes de que una sonrisa sarcástica apareciera en su rostro, como si hubiera recordado algo –Tal vez hace falta más que dinero para complacer a los Arbatovs– dijo Philip divertido –En este caso estoy seguro de que Baishe tiene algo que ofrecer–

Fei Long levantó sus ojos para hacerle frente  al hombre que se suponía era su medio hermano. Prefería morir antes de reconocerse como un Toh. Muy poca gente conocía esa desagradable verdad, que él era el hijo ilegítimo de Toh pero era obvio que Philip debía saberlo. Por mucho que despreciaba su propia sangre, Philip lo odiaba ya lo suficiente como para intentar asesinarle en varias ocasiones. Después de todo, el viejo una vez lo había elegido para ser su sucesor en lugar de su hijo legítimo.

–Ten cuidado con lo que dices– advirtió Fei Long en un tono de voz que silenció a toda la habitación.

–¿Que he dicho?– Toh sonrió maliciosamente –¡Todo el mundo sabe que ustedes dos se han estado revolcando!–

Antes de que Mikhail pudiera alcanzar su pistola y dispararle  al hombre en la cabeza por semejante comentario, Fei Long ya había clavado la mano del hijo de puta a la mesa con la navaja que siempre llevaba consigo.

–El señor Arbatov es un hombre casado y un buen amigo. No voy a soportar verlo  desacreditado  por un idiota arrogante que no es ni la mitad del hombre que él – torciendo la hoja un poco con su firme agarre, en ese momento Fei Long le dio una razón para que empezara a llorar a su madre muerta –Y con quien me revuelque, es mi problema  ¿Me entiende? –

En ese momento los guardaespaldas que estaban esperando afuera irrumpieron en la habitación. No estaba seguro de cuántos cañones le estaban apuntando  por atacar a Philip Toh, pero seguía manteniendo su mano alrededor de su navaja. La hoja permanecia clavada en la mano de Toh, mientras Yoh y el resto de sus guardaespaldas se disponían a disparar en caso de que sus enemigos se atrevieran a abrir fuego.

–Arrójenlas– exigió el ruso, apoyando su pistola en la cabeza de Toh, haciéndoles una señal a sus guardaespaldas para que bajaran sus armas.

Fei Long retiro la hoja y limpio la sangre en el cuello de la camisa del hombre con su habitual rostro inexpresivo. El líder de Baishe podía parecer una hermosa mujer a simple vista, pero si lo subestimabas podía llegar a convertirse en tu peor pesadilla antes de siquiera darte cuenta.

–Señores, ya no estoy de ánimo para continuar. Por favor, discúlpenme–

Con Yoh y sus guardaespaldas escoltándolo, Fei Long abandonó la sala con su ritmo habitual como si nada hubiera sucedido. En realidad estaba muy satisfecho. Anhelaba hacer eso hace tiempo y los gritos de Toh, allí  en esa habitación, eran como música para sus oídos.

–Fei Long– una profunda y grave voz lo llamo desde atrás.

No necesitaba voltear para identificar al propietario de esta. Fei Long se detuvo un momento antes de pedirle a sus guardaespaldas que le dejaran solo. Necesitaba espacio, y no quería que sus subordinados vieran su vulnerabilidad. Ya que frente a este hombre, era sin duda, vulnerable.

–Gracias– dijo Mikhail dulcemente. No estaba seguro de qué decir. Por primera vez en su vida Fei Long lo había aceptado y defendido en público. En circunstancias normales hubiera estrechado a Fei entre sus brazos besándolo hasta saciarse, hasta estar satisfecho, pero ¿qué derecho tenía? Fei Long ahora  estaba justo en frente suyo y todo lo que podía hacer era contemplarlo.

–En realidad se sintió estupendo– Fei Long finalmente volteo después de un breve momento de silencio. Necesitaba tiempo para reunir sus fuerzas o no habría nada que pudiera impedirle el correr de nuevo hacia esos brazos.

–Sabes que me calientas como el infierno actuando así, como todo un seme– rió Mikhail entre dientes.

–¿Por qué no me das una oportunidad para demostrarte el seme que soy?– Fei Long sonrió para sí mismo, satisfecho al ver que Mikhail no había cambiado ni un poco. Su alegría aún estaba allí y sus hermosos ojos azules aún lo miraban de la misma manera. Pero esta vez sólo podía disfrutar de ellos desde la distancia.

–¿Te das cuenta de que podría llegar a tomar esa oferta?– Mikhail respondió con una sonrisa astuta.

–Claro– Fei Long miraba a esos excitados ojos azul mientras trataba de controlar su propio deseo –¿A quién estamos engañando?–

Mikhail sonrió dulcemente como de costumbre al  escuchar su respuesta, solo que esta vez había un dolor evidente en sus hermosos ojos. Esto debía ser tan difícil para Mikhail como lo era para él.

El hombre más grande dió un paso más hacia adelante, a lo que Fei Long sintió unas tremendas ganas de huir. ¿Qué pasaría si su corazón lo traicionaba? ¿Qué sucedería si perdía el control?

–Puedo hacer que todo vuelva a ser como antes– dijo en voz baja con un tono de  incertidumbre en su voz, sabiendo obviamente cual sería la respuesta de Fei a eso que le estaba proponiendo.

Durante unos segundos Fei Long pensó en su propuesta en silencio. Estaría mintiendo si dijera que no quería que eso sucediera, pero la triste mirada en el rostro de Mikhail le llevó a realizar esa pregunta crucial.

–¿A qué costo?–

Si había una manera de volver todo atrás, entonces debía existir una buena razón para que Mikhail no lo hubiera hecho ya.

–Baishe–

La respuesta fue corta, pero no podía ser más clara. Guardo silencio por un tiempo antes de hacer la pregunta que le había estado molestando durante semanas –¿Es por eso?–

El silencio de Mikhail fue suficiente para confirmarlo. Finalmente entendió la razón detrás de todo esto. Debió haber sido difícil para él tomar la decisión, y lo peor de todo era que, al final, Mikhail había elegido lo que pensaba era mejor para él, independientemente de lo mucho que debía haberle dolido.

–Entonces, ya sabes mi respuesta– dijo Fei Long con el corazón encogido. Mikhail sabía exactamente qué clase de hombre  era. No sólo lo había aceptado, también estaba dispuesto a hacer el sacrificio en su lugar. ¿Cómo podía culpar a Mikhail por lo que había hecho?  Nunca abandonaría a Baishe por nadie, y por esto debía  asumir las consecuencias.

Mikhail se limitó a sonreír. Ya sabía la respuesta, sabía que no era la prioridad de Fei; pero por mucho que quisiera dejar todo atrás, era igual de difícil simplemente alejarse y dejarle ir. Había recibido demasiados golpes de parte de Fei y aún así todo lo que quería hacer era permanecer a aquí, a su lado.

Fei Long se acercó un poco al hombre enfrente suyo, el único hombre que nunca dudó en estar ahí  para él, alguien en quien había llegado a confiar después de siete años viviendo con mentiras y engaños.

–Quiero que sepas.. – extendió  su mano y  envolvió los suaves y dorados rizos alrededor de sus dedos –Que hoy me alejo de la única cosa que más ha querido mi corazón–

No era mentira, si aún podía amar y confiar en alguien, Mikhail sería lo más parecido a ese hombre. Pero eso no cambiaba el hecho de que era lo suficiente egoísta como para llegar a arruinar cualquier oportunidad que tuvieran de estar juntos. Ya lo había hecho  y era hora de dejarlo ir para siempre, apartarlo de eso que no se merecía.

–Adiós, Misha– dijo Fei Long con una dulce sonrisa antes de voltear y alejarse.

Los ojos de Mikhail se entristecieron un poco al escuchar esas palabras. Sabía que el adiós sería inevitable al momento en que decidió casarse, sabía que tarde o temprano tenía que escucharlas, solo que aún no estaba preparado para ello.

–¿Ni siquiera me darás un beso de despedida? – le preguntó Mikhail en broma.
–Podría…– respondió sinceramente –…Pero ¿Te detendrías ahí?–

–No– Mikhail lo miró fijamente a los ojos y respondió con certeza. ¿cómo podría hacerlo? Fei Long era la única cosa, la única persona que quería tener para siempre en su vida.

Una triste sonrisa apareció en su hermoso rostro mientras hablaba casi en un susurro –¿Qué te hace pensar que podría?–



***


Fei Long permanecía de pie, frente al enorme ventanal del penthouse, mirando hacia el cielo nocturno de Hong Kong el cual  había observado desde allí infinidad de veces, sólo que en aquel entonces el lugar no estaba tan tranquilo y vacío. Incluso después de que Mikhail se hiciera cargo de la familia en Rusia, Alexei se había mudado del lugar y había reclamado la villa Arbatov como suya, dejando desocupado el penthouse. Sabiendo cuanto le gustaba a Fei volver  de vez en cuando a ese lugar, Alexei nunca cambio el código de seguridad.

Y esa noche en especial tuvo que regresar. Esta era la noche antes de irse a Tokio y lo necesitaba, necesitaba la fuerza, el coraje y la energía que se había quedado en esa habitación. Estaba listo para continuar su camino, para dar  un paso adelante, pero al menos por esta noche, tenía que regresar.

El sonido del elevador privado abriéndose a su espalda interrumpió sus pensamientos. Volteó y trató de distinguir al intruso en la oscuridad.

¿Intruso? Pensó Fei Long ¿Acaso estaba desvariando?. Sólo había dos personas más que conocían el código de seguridad de esa habitación y tenían todo el derecho de estar allí. Él era quien realmente era el intruso.

Fei Long podía sentir su corazón acelerarse a medida que el hombre se acercaba. Conocía esos pasos, recordaba esa sombra. El rostro que apareció a través de las sombras era el único al cual estaba lejos de estar preparado para enfrentar. “No aquí” Pensó “No ahora”

Mikhail parecía igual de sorprendido al verlo allí, sin embrago todo lo que hizo fue quedarse inmóvil, mirándolo directamente como si esto fuera lo único que deseara hacer por el resto de su vida.

Esos ojos azules se le quedaron mirando con un deseo tan intenso que podía sentirlo en cada centímetro de su piel.
–Disculpa la intrusión– dijo Fei Long mientras pasaba apresurado delante del hombre frente a él –Ya estaba a punto de retirarme–

Mikhail le agarró el brazo con esa habitual ternura. Sus fuertes dedos frotaban suavemente la tela de su manga como si pudiera tocar la piel atrapada debajo. Fue un toque sutil, pero sabía que si recibía un poco mas de eso, su conciencia se perdería.

–Quédate al menos a tomar un trago–

....

Notas finales:

Prometo subir pronto el siguiente capítulo... Paciencia!!

Dejen review y como siempre nenas y nenes... MIL GRACIAS POR LEER ^_^


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