Me encontraba en medio de un torbellino de colores mientras mis labios tocaban los de Sasuke por primera vez. Su boca era firme, cálida y tenía un sabor ligeramente picante. Me moría por dejar mis dedos correr su pelo, bajo la camisa de su pijama y por explorar el contorno de su pecho. Probablemente lo habría hecho si él no me hubiera sujetado firmemente de la muñeca. Mientras mi otra mano sujetaba la barandilla de la cama con una fuerza que desconocía que tenía.
Él se retiró y yo quede suspendido en un mundo de sensaciones que aún no estaba preparado para dejar. Mis ojos se abrieron lentamente y lo vi sonreírme.
-Gracias.
-¿Gracias? -¿por qué? ¿Por besarlo?
-Por quedarte -replicó, divertido.
Entonces me di cuenta. Había sido un beso de agradecimiento. Mientras yo me encontraba deseoso de volver a sentir nuevamente sus labios, él me sonreía como un hermano mayor indulgente, contento por haberse salido con la suya. Apenado me gire con rapidez haciendo que mi pelo se sacudiera con gracia.
-No... no hay problema. Llamaré a la universidad y les diré que no volveré en un tiempo.
Presentía que esta llamada no sería nada fácil de hacer, pero aunque significara perder mi trabajo no abandonaría a Sasuke. No mientras me necesitara.
Itachi llegó con la cena y Sasuke comió los deliciosos platos de pasta y verduras al vapor con devoción.
-Esto es una gran mejora comparado con la comida que hacen aquí.
-Podrías hacer que te trajeran la comida –replico Itachi.
-He tenido muchas cosas de las que preocuparme -dijo Sasuke, encogiéndose de hombros.
Estaba seguro que sus principales preocupaciones serían los negocios y salir caminando del hospital.
-Una cosa que me preocupa es que Naruto se quede en tu habitación de hotel. Eso no me gusta.
Itachi miró a su hermano con interés.
-¿Por qué no?
-No es bueno para su reputación.
No pude evitar reírme ante esta afirmación.
-Sasuke, no seas anticuado. A nadie le importa si me quedo en la habitación de Itachi.
-A mí me importa –me replico, como sí eso fuera lo único que importara.
-Bueno, tú no eres mi guardián. Yo no tengo dinero para pagarme una estancia prolongada en un hotel -especialmente si perdía mi trabajo.
-Yo lo pagaré.
-No, no lo harás -dijo, lanzándole una fría mirada.
-Además, no hay ninguna necesidad de ello -añadió Itachi-. En mi suite hay dos habitaciones, y ya que no quieres avisar a papá y mamá, la segunda se quedará vacía si Naruto no la ocupa.
Pensé que el argumento de Itachi sería suficiente, pero por la expresión de Sasuke, estaba claro que no. Él me miraba de un modo que me hacía temblar.
-¿Permites que Itachi se ocupe de tus necesidades y rechazas mi ayuda?
Yo solo contenía un gesto de desesperación.
-No es lo mismo. A Itachi no le cuesta nada darme la habitación que le sobra en la suite.
-¿Crees que esa ridícula suma me importa en lo más mínimo?
-No, por supuesto que no -¿por qué estaba siendo tan irracional?—, pero ya estoy allí...
Me permití mirarlo a los ojos por primera vez en una hora. Me sentía un completo idiota después de aquel beso.
-No sé por qué estás tan preocupado, Sasuke. Mi nombre no aparece en las revistas del corazón y a nadie le importa con quién duermo- Quise tragarme mis palabras al ver su salvaje expresión
-¿Has compartido la cama con un hombre alguna vez?
En su cara había más fuego que en la erupción del Vesubio que arrasó Pompeya.
-Eso no es asunto tuyo.
-No estoy de acuerdo con eso -parecía a punto de levantarse de la cama y zarandearme hasta sacarme una respuesta, y aún sabiendo que aquello no iba a ocurrir, un escalofrío me recorrió la espalda.
Solo podía mirar a Itachi pidiendo ayuda, pero el parecía estar divirtiéndose demasiado con la conversación como para intervenir. Volví a mirar a Sasuke, pero su expresión no se había ablandado en absoluto.
-De verdad, no quiero hablar de eso contigo.
-Dime el nombre de ese sujeto.
Cielos. ¿En qué momento mi silencio se había convertido en un «sí»? ¿y quién le daba derecho a someterme a este interrogatorio? Si Sakura aún era virgen, yo bailaría desnudo en el último piso del Empire State.
-¿Me estás diciendo que Sakura y tú no duermen juntos?
-Eso no está bajo discusión.
-Pues ahora lo esta.
-Estás rojo. Estás avergonzado, ¿verdad?- ¿Por qué molestarse en negarlo? Él sabría que estaba mintiendo.
-Sí.
-Alguien con experiencia no se sentiría tan incómodo -dijo él, con un gesto complacido.
Esa fue la gota que colmó el vaso.
-¿Estás seguro de eso? Tal vez me haya acostado con montones de hombres. Tal vez ahora esté compartiendo la cama con Itachi y lo de la suite de dos habitaciones sea sólo una artimaña.
Me di cuenta de que me había dejado vencer por mi temperamento un segundo antes de que él explotara. El frío Señor de Negocios lanzó la mesita portátil con su cena al otro lado de la habitación y empezó a gritarle a Itachi.
Yo hablaba japonés con fluidez, pero no entendía muchas de las palabras que estaban pronunciando, aunque podía adivinar que eran juramentos. El rostro sonriente de Itachi estaba serio y sorprendido mientras intentaba convencer a Sasuke de que había sido una broma, pero la furia de Sasuke no disminuyó. Si hubiera sido capaz de moverse, su hermano estaría tumbado de espaldas en el suelo, no tenía ninguna duda de ello.
-¡Por Dios! - salte de la silla y me puse entre los dos -. ¡Cálmense! No he dicho que eso fuera verdad, era sólo una hipótesis.
Sasuke me tomó por la cintura y me encontré de repente sentado en la cama a su lado. Él me sujetó la barbilla con una mano, obligándome a mirarlo.
-¿Te acuestas con mi hermano?
-No. Nunca he estado con un hombre -admiti, pensando que la verdad era lo único que podía arreglar aquella situación.
-Pero me provocaste haciéndome creer que sí -dijo con una mirada iracunda.
Seguía sin comprender por qué aquello era tan importante. Tal vez él se sintiera responsable por mí de algún modo desde la muerte de mi padre, a pesar de que me hubiera ignorado durante todo el año anterior... tal vez lo sintiera así a pesar de todo.
-No te estaba provocando. Me has hecho avergonzarme y me he enfadado. La mayoría no son... -no podía pronunciar la palabra- bueno... a mi edad la mayoría de los donceles ya tienen experiencia.
-Pero tú no.
-No -admití con un suspiro. Si él se casaba con Sakura, probablemente la cosa no cambiara nunca.- Él me acarició la cara. Después, apartó la mano.
-No debes avergonzarte de hablar de estas cosas conmigo.
¿Cómo podía evitar que hablar de eso me avergonzara? Ni siquiera había admitido mi falta de experiencia hablando con mis amigos en la universidad, pero como no quería presenciar otra explosión de ira, decidí callar. Me intente levantar, pero sus brazos alrededor de su cintura me lo impidieron.
-¿Sasuke?
-Eres muy inocente.
Hice una mueca. Eso ya estaba claro.
-Si has acabado de hacer el análisis de mi falta de vida amorosa, ¿podrías dejar que me levantara? Quiero volver al hotel.
Sasuke movía la mano descuidadamente por mi cintura, estaba a punto de enloquecerme o de entrar en un trance de lujuria.
-Te cambiarás a otra habitación.
-No -la firme negativa de Itachi me sorprendió-. Esto es Nueva York, Sasuke, y no es aconsejable que Naruto esté solo en una habitación, incluso si es un hotel con seguridad.
-Entonces mandaré a mi personal de seguridad para que vigilen su habitación.
La conversación se estaba haciendo cada vez más extraña. Itachi meneó la cabeza en una decidida negativa.
-¿Cómo puede ser mejor para el estar en la habitación de un hotel con desconocidos que conmigo?
Me volví a mirar a Sasuke. Él estaba pensativo.
-Tal vez debamos hacer que Sakura se traslade a la suite también.
-¡No! -gritamos Itachi y yo a la vez.- Sasuke enarcó las cejas intrigado.
-¿Por qué les molesta eso?
¿Cómo podía decirle que no soportaba a su prometida? me aclare la garganta, intentando pensar en una forma delicada de decirle que me negaba rotundamente a compartir mi espacio vital con esa bruja egoísta.
- Naruto me contó lo que Sakura le dijo -dijo Itachi, con una nota clara de desaprobación en la voz-. Los celos infundados de tu prometida eran la razón por la que Naruto pensaba volver a su casa.
-¿Ahora intentas protegerlo de mi prometida? -preguntó-. ¿Están seguros de que no tienen nada que decirme?
Ya me había cansado del arrebato de sobreprotección de Sasuke. No era ningún doncel en apuros que necesitara protección; había vivido por mi cuenta, si no físicamente, sí emocionalmente, desde mucho antes de la muerte de mi padre, o tal vez Sasuke pensara seriamente que quería casarme con el mayor de los hermanos Uchiha.
- Esto es ridículo. No voy a lanzarme sobre Itachi al más mínimo descuido.
- Pero no puedes estar tan seguro de que yo no lo haga -replicó Itachi con humor.
La mano de Sasuke sobre mi cintura se tensó.
-Tu humor está mal orientado.
- Al igual que tu mano, sobre todo teniendo en cuenta que estás comprometido con otra mujer -dijo Itachi, provocador. Sasuke no retiró la mano y contestó.
- Naruto es casi de la familia.
-¿Sí? -preguntó Itachi-. Lo dudaba.
-¡Yo estoy cansado de esta conversación! -golpe a Sasuke en la mano. Este me soltó y pude levantarme. Con los brazos en jarras, me dirigí a él.
-Si quieres que me quede en Nueva York, será en la suite de Itachi y los servicios de Sakura como chaperona no serán necesarios. Incluso los solterones vírgenes tenemos nuestros límites y los míos están por encima de los machitos arrogantes y primitivos que hablan de mí como si no estuviera delante.
- Sasuke es un tipo anticuado, pero yo soy un hombre moderno y no veo nada de malo en que un doncel de veintitrés años no se case -dijo Itachi, con sonrisa calculadora.
-De acuerdo, «hombre moderno», llévame al hotel y me haré compañía a mí mismo.
Sasuke masculló algo más sobre que se quedara en la habitación de Itachi, pero al final acabó cediendo. No tenía elección. Yo lo quería lo suficiente como para arriesgar mi trabajo por él, pero eso no me convertía en un tapete.
Durante las dos semanas siguientes, me la pase regañando a Sasuke por trabajar mucho en su empresa y por no trabajar lo suficiente en las sesiones de fisioterapia. Proteste cuando hizo que le instalaran una línea de internet en la habitación del hospital privado al que se había trasladado. Ese mismo día él me había encontrado desenchufando el teléfono y pidiendo a una enfermera que se lo llevara, y no me arrepentía de mis acciones en lo absoluto.
Por otro lado Sakura pasaba muy poco tiempo en el hospital y se negaba a asistir a las sesiones. Se había ido dos días antes a París a participar en un desfile de moda de otoño, y a Sasuke no le importó. A ningún hombre le gusta que lo vean indefenso, y así era como él se sentía cuando sus piernas se negaban a responderle.
Nadie podía culparlo por sentirse aliviado al ver marchar a su novia. Además parecía no estar dispuesto a soportar sus constantes comentarios despectivos hacia mí y había provocado la ira de Sakura en más de una ocasión por defenderme. Al parecer no iba permitir que nadie hablase mal del chico que siempre había protegido como un hermano. La actitud de Sakura frente a su estado de salud tampoco era de lo más satisfactoria; aunque decía que estaba segura de que volvería a caminar, sus ojos decían lo contrario.
Por mi parte yo estaba convencido de que sus miembros inferiores volverían a su estado normal a su debido tiempo. Así que le recordaba una y otra vez que incluso las personas con daños en la columna vertebral se recuperaban completamente tras cierto tiempo, como el médico les había dicho la primera semana. Además, yo no sólo asistía a las sesiones de fisioterapia, sino que participaba en ellas. Él no me lo había agradecido. Al parecer no le gustaba mi participación.
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Así imagino a los personajes
Naruto en un disfraz que Sasuke le regalo para una fiesta privada solo para los dos
Los hermanos Uchiha
La plasta rosa @x@ TxT