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A pesar de todo por Solin

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Notas del capitulo:

 

 

¡¡¡ Yupi!!!  ^o^  Ya son 100 reviews,  gracias a todos por apoyarme y espero sigan dejando sus cometarios.

Como lo prometí aquí  está el nuevo capitulo.

 

 

Este día me vestí  con más cuidado que de costumbre. Dudaba entre un conjunto de pantalón de vestir y chaqueta de ante o unos vaqueros con una camiseta de manga larga negra. Los vaqueros eran muy pegados  y aún con la camiseta larga me sentía algo incómodo, así que me puse el otro conjunto antes de cepillarme el pelo.

Pero mi ropa no sería armadura suficiente contra los recuerdos de Sasuke haciéndome gritar de placer. Odiaba la idea de verlo, pero no quería ser un cobarde. Tenía que afrontar lo que había pasado el día anterior para poder seguir adelante, aunque cuanto menos se hablara acerca de aquel vergonzoso episodio, mejor, eso sería lo mejor.

Esta vez, cuando llame a la puerta, espere a que me dijera que podía entrar. Empuje la puerta, que se pare­cía más a la suite de Itachi que a un habitación de hos­pital, y vi a Sasuke, sentado en su escritorio, vestido con los pantalones cortos y la camiseta ajustada de sus se­siones de fisioterapia.

Estaba concentrado en el ordenador, no en mí, y tuve tiempo de tranquilizarme ante su sexy presencia. No sirvió de mucho ya que estaba deseando lanzarme de nuevo a sus brazos y suplicarle que me diera más de aquello que me había dado el día anterior. La urgencia me dejó un poco tembloroso, así que me sente.

-Buenos días, Sasuke. Veo que ya estás trabajando.

- Buenos días mi pequeño. ¿Has dormido bien? -dijo, girando la silla para ponerse frente a mí.

Toda mi compostura pareció desaparecer en un mo­mento.

-Sí -dije con voz temblorosa.

-Estabas exhausto cuando te dejé - nuestras miradas se encontraron y pude ver la satisfac­ción en sus ojos negros.

-Te aseguraste de ello.- murmure con voz baja totalmente avergonzado

Su sonrisa era de todo un conquistador.

-No hay duda alguna de que podré satisfacer todas tus necesidades cuando nos casemos, tesoro.

Sasuke necesitaba probarse a sí mismo que seguía siendo todo un hombre, y lo había hecho. Por un lado, me dolía ser utilizado como forma de te­rapia para sus frustraciones, pero por otro me alegraba haber podido devolverle esa parte de su orgullo ad­mitiendo el enorme placer que me provocaban sus caricias.

Además, nunca me había cuestionado el nivel de satisfacción que me daría si me casaba con él.

-Pero no serás feliz, Sasuke. No quieres casarte con­migo.

-Ya dijiste eso ayer, y te probé que estabas equivo­cado, ¿no?

¿Qué decir? No quería dañar su ego diciéndole que  había pensado que lo que necesitaba era probarse algo a sí mismo, pero, por otro lado, ¿cómo podía plan­tearse  nuestro matrimonio cuando había estado comprometi­do con Sakura hasta la mañana anterior?

- Sakura volverá. Estaba enfadada, pero se dará cuenta de su error y no querrás estar atado a mí cuando eso ocurra.

-Lo de Sakura se ha acabado, ya te lo dije ayer -dijo él con expresión dura.

No le gustaba repetir las cosas.

-Pero...

-No discutas. Tú quieres casarte conmigo.

-¿Quién lo dice? -salte ante tal arrogancia.

-Yo lo digo.

-Hace no mucho me utilizabas para poner celosa a tu poco atenta prometida -¿acaso se había olvidado de eso?

Sus ojos se abrieron sorprendidos.

-Yo no hice eso.

Él nunca me había mentido hasta entonces y no podía tolerarlo, ni siquiera para no herirle en su orgullo.

-Sí lo hiciste.

-Cuando me tocaste ese día, sabías que ella lo ve­ría. Ni siquiera tengo claro si el beso de ayer no tuvo la misma intención -dije, admitiendo el más terrible de mis miedos.

-Si te he tocado alguna vez, ha sido porque quería hacerlo, mi pequeño, ¿cómo puedes creer lo contrario? ¿Acaso me crees tan ruin como para utilizarte de ese modo?

Visto de ese modo... por su expresión podía verse que estaba ofendido.

-No niego que sus celos ante tus atenciones no me complacieran, pero nunca he alentado esas cosas. Sasuke Uchiha no lo necesita.

Genial. Ahora no sólo había ofendido su sentido de la integridad, sino también su orgullo.

El gesto de Sasuke marcaba bien su musculatura, y me distrajo de la conversación.

-¿Levantas pesas?

-¿Qué?

Mi cara se tiñó de rojo al darme cuenta de lo que había dicho y ver la cara divertida de Sasuke.

-Nada, no es importante.

-Eso es cierto. Tenemos otras cosas de las que ha­blar. ¿Te disgustarías si no tuviéramos una gran boda?

-No me importa.

No me importaba casarme en el Registro Civil si cre­yera que Sasuke deseaba realmente casarse conmigo.

-Bien. Quiero que nos casemos antes de volver a Japón.

-No he dicho que me vaya a casar contigo -ni si­quiera tenía que estar considerando la posibilidad-. Mira, si todo esto es por lo que dijiste ayer, no tienes que preocuparte. Ya sé que no lo decías en serio en ese momento. Estabas muy afectado.

-¿Afectado? ¿Yo? Eso es algo de jovencitas y de mujeres mayores.

Cada vez me estaba poniendo más nervioso.

-Lo que quiero decir es que no te tomo la palabra por lo de ayer.

-Pero, mi pequeño, es que yo sigo pensando igual que ayer.

-¿Qué es lo que piensas?

-Me dejaste hacerte el amor. Eso implica cierto gra­do de responsabilidad.

Era demasiado listo.

Ni siquiera intente rebatir la idea de que me ha­bía hecho el amor, porque a todos los efectos, lo ha­bíamos hecho.

-Muchos donceles se acuestan con hombres sin tener que casarse por ello -replique.

-Pero tú no.

Le lance una mirada de odio, deseando borrar esa sonrisa de autocomplacencia de su cara.

-Tal vez sí.

Él se echó a reír y yo solo quise gritar.

-Ayer admitiste que estabas intacto. No intentes provocarme ahora.

-Que no haya tenido sexo con un hombre no quiere decir que no me haya dejado tocar -añadí.

¿Cómo podía haber olvidado su arrebato de furia el día anterior cuando  lo provoque del mismo modo?

En un segundo, la silla cruzó la habitación y me agarró de los hombros.

-Dime la verdad -dijo, como si cada palabra fue­ra una bala.

-¿Por qué estás tan enfadado? -pregunte, sin­tiéndome indefenso ante aquella reacción.

-¿Preguntas eso después de lo de ayer?

Gracioso, pero hasta entonces pensaba que lo del día anterior sólo me había ocurrido a mí. Desde luego, fue Sasuke quien lo provocó, pero no había pensado que le pudiera haber afectado de ningún modo. Aparen­temente, darle a un doncel su primer orgasmo, o va­rios, hacía que un hombre se sintiera posesivo.

-Nunca he dejado que ningún hombre me tocara como lo hiciste tú –admití entre dientes. No que­ría provocar otra escena como la del otro día.

-Eso era lo que creía. No me engañes más -dijo, acariciándome.

-Eres un mandón.

-Es lo que pasa cuando eres un Uchiha -se encogió de hombros y cambió de tema-. Los médicos han dicho que podemos volver a casa dentro de una se­mana.

-¿Y la terapia?

-Ya he hablado con un eminente fisioterapeuta para que me trate en nuestra casa en Tokio.

Otra vez estaba asumiendo que accedería.

-      Sasuke, ¿sigues queriendo a Sakura? -pregunte sin rodeos. El resto podía solucionarse, pero no iba a ca­sarme con un hombre enamorado de otra mujer.

Su cuerpo se tensó y se apartó de mí.

-Mis sentimientos por Sakura no son asunto tuyo.

-¿Cómo puedes decir eso? Quieres que me case contigo pensando que estás enamorado de ella. Eso es una crueldad.

-Porque tú me quieres, ¿verdad?

-No pongas en mi boca palabras que yo no he di­cho. Estamos hablando de tus sentimientos.

-No. En absoluto. Cualquier cosa que sintiera por Sakura es cosa del pasado, como ella.

¡Ojalá fuera verdad!, pensé.

-¿Por qué quieres casarte conmigo? -tal vez si le hacía enfrentarse a sus razones me daría cuenta de que no estaba siendo realista.

-Ya te lo dije ayer. Ya tengo edad para casarme. Mi madre espera una nuera y yo quiero hijos. Ademas tú y yo nos llevamos bien. Serás una madre y un esposo ad­mirable.

Aquello era todo un discurso para un hombre como él.

-¿Quieres casarte conmigo porque seré una buena madre?

Él sacudió la cabeza.

-También creo que serás un buen esposo. Ya co­noces mis limitaciones. No esperarás más de lo que yo puedo darte.

¿No? Tal vez no, pero eso no significaría que no lo deseara. Me quede con una frase «conoces mis limitaciones». Aún seguía obsesionado por la paráli­sis temporal. Me di cuenta de que no tenía op­ciones reales. Ahora Sasuke se sentía vulnerable, y para un hombre como él, aquello era una tragedia. Ahora no podía aumentar esa vulnerabilidad recha­zándolo.

Pero no podía engañarme a mí mismo creyendo que la decisión era totalmente altruista. Si me casaba con Sasuke, volvería a tener una familia. Me había sentido muy solo después de la muerte de mi madre, pero mu­cho más aún después de que mi madrastra, me desterrara eficientemente del círculo familiar.

Los Uchiha me querían como a un hijo más, pero no era de la familia, aunque si me casaba con Sasuke, eso lo cambiaría todo. Volvería a tener un hogar, un lugar en el mundo al que considerara mío. Y cuando llegaran los niños, ten­dría aún más. Volvería a compartir el mismo vínculo que había tenido con mi madre, aunque ahora seria con mis propios hijos.

-Me casaré contigo.

************************************************************************

 

Itachi  volvió a Nueva York por la noche. Yo estaba viendo la televisión en un sillón de la salita de la suite cuando él llegó. Ya sabía que había pasado a ver a Sasuke y esperaba ver cómo respondía a la noticia de que iba a casarme con su hermano.

Itachi se quitó el abrigo y lo colgó en el respaldo del sofá. Se sentó enfrente a mí  y me miró.

-Entonces ¿te vas a casar con mi hermano? Eso sí que es trabajar rápido, teniendo en cuenta que hace nada estaba comprometido con Sakura.

-Yo no le puse una trampa.

Itachi me sonrió y se encogió de hombros.

-Pero lo conseguiste, pequeño. Eso está bien.

¿Sí? La duda me invadía desde que deje el hospital.

-Él no quiere casarse conmigo.

-Me aseguró que sí.

-Eso es lo que él piensa. Se siente mal porque no puede andar y Sakura ha roto su compromiso. Tan pronto como todo vuelva a su lugar, se arrepentirá de esta locura.

La sonrisa de Itachi desapareció.

-No está loco. Mi hermano te necesita ahora y lo reconoce. Demonios, creo que siempre te ha necesitado, sólo que no se ha dado cuenta hasta que ha pensado que te per­dería para siempre.

Entonces Sasuke le había contado el enfrentamiento con Sakura.

-  La respuesta de mi hermano a sus necesidades ac­tuales es el matrimonio. Teniendo en cuenta tus senti­mientos hacia él, es la solución ideal.

Los hermanos Uchiha a veces eran de lo más obtusos.

-Ni siquiera me ha dicho si sigue queriendo a Sakura.

-No es tan estúpido.

-Yo pensaba que era bastante listo hasta que acepté casarme con Sasuke -¿qué doncel aceptaría casarse con un hombre que no lo quería ni lo pretendía? Incluso si ese matrimonio era su mayor deseo...

Itchi sacudió la cabeza.

-Es una buena decisión. Es lo que él quiere y lo que tú quieres. ¿Qué podría mejorarlo?

Que Sasuke me quisiera por las razones justas. No me moleste en decirlo, Itachi no lo entendería; en muchas cosas su arrogante hermano y él eran iguales.

-Mis padres serán tus nuevos padres, y yo tu her­mano -dijo abriendo los brazos y sonriendo-. Esto sólo puede ser bueno.

Estaba demasiado nervioso como para reírme con sus gracias.

-¿De verdad piensas que estoy haciendo lo correc­to?

El alargó la mano y tomo la mía, apretándo­la.

-No es que sea lo correcto, sino que es muy bueno. Me encantará tenerte en nuestra familia, ¿y no te gustaría ser mi hermano?

Asentí, sonriendo tímidamente, consiguiendo calmar mis dudas y temores con el apoyo de Itachi a mi matrimonio con Sasuke. Pero, ¿qué pensarían sus padres? ¿Creería su madre que  había atrapado a Sasuke en un momento de debilidad como Itachi había sugerido en broma?

 

 

La preocupación me mantuvo despierto casi toda la noche y las dos siguientes antes de la boda.

-Mama se pondrá furiosa con esto de que se casen en el Registro Civil - Itachi dijo esto mientras nos hacían pasar ante el juez de paz para que celebrara la corta ceremonia civil tres días después de que Sasuke me pidiera matrimonio.

Sasuke giró la cabeza y contestó:

-Lo superará.

-Lo más probable es que insista en una boda con todos los detalles tradicionales -replicó Itachi, bromeando.

-No me opondré, pero todo eso tendrá que esperar hasta que pueda caminar hasta el altar -dijo, enco­giéndose de hombros.

La insistencia de Sasuke en una boda por lo civil em­pezaba a tener algún sentido. Yo había pensado que veía nuestra boda de forma tan pragmática, que no que­ría pasar por las molestias de una boda tradicional. Además seguramente no habría querido que sus fami­liares y amigos lo vieran en su actual estado. Aquello también me llevaba a pensar que Sasuke sólo se había ca­sado conmigo por las circunstancias.

Sasuke no me quería.

Mientras repetía las cortas frases de rigor, no pude mirarlo a los ojos y mantuve la mirada baja, cen­trado en el ramito de rosas blancas que Sasuke me había dado. Sin embargo, cuando llegó su turno, Sasuke, me levan­to la barbilla para mirarme a los ojos, mientras me prometía fideli­dad y respeto con un tono de voz que no dejaba lugar a dudas acerca de su sinceridad. No pude evitar sentirme conmovido.

El juez dio permiso a Sasuke para besarme y así lo hizo, atrayéndome hacia sí. Nuestras  cabezas estaban  a la misma altura, porque Sasuke estaba sentado en la silla de ruedas. El beso fue dulce y suave, asiéndome sentir dese­oso de más y reconfortado a la vez.

-Felicidades hermano - Itachi abrazó a Sasuke. Después se giró hacia mí, me  levantó del suelo y  me abrazó-. ¡Bienvenido a la familia, hermanito!

Solo reí y, a pesar de mi preocupación, lo abrace sin reservas.

—¡Gracias!

Itachi volvió a dejarme en el suelo. Le sonreí a Sasuke y me desconcertó la dureza de su expresión.

 

************************************************************************

 

Llegamos a Tokio a altas horas de la madrugada y atravesé los controles aduaneros medio dormi­do hasta llegar a la limusina que nos estaba esperando. Había dormido muy poco los días anteriores y me costa­ba mantener los ojos abiertos. Sasuke e Itachi se sentaron en el asiento frente a mí, y deduje que había algo raro en eso.

Estaba casado, pero no me sentía como tal. Era todo tan irreal... Sasuke me había tratado más o menos como a un mueble más desde la boda. No había espera­do que me colmara de atenciones en el jet privado de los Uchiha, al fin y al cabo había más gente presente. Itachi volaba de vuelta con nosotros, así como el personal encargado de su seguridad y el secretario personal de Sasuke, que había estado en Nueva York la pasada sema­na trabajando con él.

Aun así, a pesar de que hubiera gente presente,  no había esperado que él se olvidara de mi pre­sencia.

Espere a que Sasuke entrara en la li­musina para subirme después y sentarme frente a él, mo­lesto por el trato que me había dado, y Itachi, después de dudar un momento se había sentado al lado de su hermano.

Centrando mi atención en el paisaje que se veía des­de la ventanilla, intentó imaginar que viajaba solo. Se­ría menos doloroso.

-Mis padres volverán la semana que viene -la voz de Sasuke rompió el silencio.

No dije nada, asumiendo que se dirigía a Itachi. Al fin y al cabo, llevaba más doce horas sin dirigirme la palabra.

- Naruto.

-¿Qué? -conteste sin mover la vista de la ventanilla.

-Estás contento de volver a ver a mi madre, ¿ver­dad?

-Por supuesto -pero no sabía si eso era verdad del todo. Aún tenía miedo de que los padres de Sasuke pudie­ran pensar que lo había manipulado en un momento de debilidad.

-No pareces muy emocionado.

-Estoy cansado.

-No me gusta hablarte sin que me mires, pequeño.

Me gire hasta que nuestros ojos se encontraron. Era difícil leer la expresión de su rostro con la tenue luz de la limusina.

-Tenía la impresión de que no deseabas hablar conmigo. Eso es todo.

-¿Cómo? ¿Cuándo he dicho yo algo así?

-A veces las acciones hablan con más claridad que las palabras - mis palabras salieron de mi boca con más veneno del que hubiera deseado.

Él tomó aliento.

-¿Qué problema tienes?

Mi mirada pasó de Sasuke a Itachi y  en el cual pude ver que en su cara se dibujaba una expresión de satisfac­ción. ¿Acaso le gustaba ver a su hermano y a mi  discutir?

-Te acabo de hacer una pregunta, Naruto.

-Y yo prefiero no contestarte -y dicho esto los ig­noró a los dos.

En un claro intento de pacificar el ambiente, Itachi le hizo a Sasuke algunas preguntas y pronto los dos em­pezaron a hacer planes sobre la vuelta de sus padres.  Mientras tanto yo estaba luchando con el terrible miedo de haber cometido el error más grave de mi vida. Era obvio que Sasuke se arrepentía de su decisión de casarse conmigo. Ojalá hubiera vuelto al mundo real antes de que se celebrara la ceremonia.

Cuando llegamos a la casa de los Uchiha, espere en el exterior de la limusina a que descargaran la silla de ruedas. Sasuke se dio cuenta de que lo estaba es­perando y me llamó.

-Ve dentro, no hay motivos para que te quedes aquí.

Me sentí dolido e hice justo lo que me había dicho. Una vez dentro de la casa, fui directamente a la habita­ción en la que había dormido siempre que iba allí. No iba a dejar que me expulsaran de la habitación principal.

Encontré el camisón que había dejado allí el verano anterior y entre en el baño a tomar una ducha. Poco des­pués, estaba sentado frente al espejo del tocador arreglándome.

-¿Qué demonios estás haciendo aquí? -preguntó él.

-Cepillándome el pelo –dije mientras me peinaba mi rubio cabello. Sasuke, al lado de la puerta, permanecía en silencio.

Cuando termine de peinarme pude oír la silla de ruedas cruzando la habitación, pero no me pude dar la vuelta para mirarlo.

-      Por dios, es precioso -dijo él, pasando los dedos por mi pelo-. Siempre había querido tocarlo de esta manera, es mejor de lo que me imagina­ba.

Me giró para mirarlo y lo vi absorto contemplando mi pelo.

-¿Te gusta mi pelo?

Aquello no parecía tener mucho sentido. Nunca se me había ocurrido que a Sasuke mi ordinario cabello pudiera parecerle tan fascinante, pero así era.

-Ven aquí -él se acercó para colocarme sobre su re­gazo, pero animado por un instinto de conservación, me levante de un salto y me aparte de él.

-Estoy cansado y quiero irme a la cama.

Los ojos de Sasuke brillaban de un modo que no quería entender.

-Yo también quiero ir a la cama.

-Pues será mejor que lo hagas, ¿no?

Él se puso muy rígido. Incluso estando en la silla de ruedas teníamos la misma estatura y era mucho más imponente.

-¿Quieres decir que vuelva a mi cama mientras tú duermes aquí?

Me encogí de hombros intentando hacer como si no me importara, cosa que no era cierta.

-¿Dónde está la diferencia? – yo me refería a que, si no me quería o me deseaba especialmente, tampoco debía importarle dónde dormía.

El se echó hacia atrás como si lo hubiera golpe­ado.

-De hecho, no hay diferencia, Naruto, ya que no pue­do realizar el ritual tradicional de la noche de bodas y está claro que la idea de compartir mi cama no te atrae en lo más mínimo.

-No es eso lo que...

-No importa -dijo él interrumpiéndome-. Me parece bien que no esperes que cumpla con mis deberes como esposo. La verdad es que no son muy atrayentes cuando no puedo participar completamente y no son necesarios para la concepción de nuestro hijo.

Aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría, me quede inmóvil mientras él giraba su silla y salía de la habitación.

Fui hacia la cama sintiéndome muy mayor, sin fuer­zas debido al rechazo de Sasuke. Él consideraba la experiencia más hermosa de mi vida como un deber, y además innecesario. Y poco atractivo para él. Cómo tenía que haberle molestado mis ansias de expe­rimentar el placer en sus brazos y que yo no fuera capaz de darle la misma satisfacción…

Incluso si Sasuke no hubiera estado paralítico, no habría sabido devolverle las caricias. Sakura tenía ra­zón y no era lo suficientemente bueno para Sasuke, inde­pendientemente de su estado. ¿Por qué había querido casarse conmigo entonces?

La respuesta llegó con otra oleada de dolor: porque no me quería ni me deseaba. Yo podia darle hijos, pero no sería un recordatorio permanente de lo que no podía tener. No sabía lo que pasaría cuando Sasuke recuperase la sensibilidad en sus piernas, pero es­taba seguro de que lamentaría haberse casado.

 

Notas finales:

 

 

Pobre Naru-Chan, Sasuke es una mala cacatúa y merece ser cocinada en chiltepín ¿ustedes que opinan?

 


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