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¿Eres tú realmente, Kitsune? por Paz

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Notas del capitulo:

Bien, aquí estoy nuevamente con el siguiente capítulo... comienzan los recuerdos de Hanamichi de lo que fue y perdió.

¿Eres tú realmente, Kitsune?

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

 

Hana X Ru

 

By Paz

 

Capitulo II: Atrás en el tiempo

 

 

 

 

 

Cinco años antes

 

 

 

-Vamos Sakuragi, haz algún pase con ese balón, no quieras robar protagonismo –le grito Akagi durante el duro entrenamiento de aquella tarde de verano- No quieras jugar tú solo. No olvides que no eres el único que estas en la cancha. –continúo insistiéndole al sentir que pasaban los segundos e iban a marcarle falta por retenerlo sin botar el balón.

 

Estaban en el segundo tiempo de un partido de práctica y Hanamichi inmovilizaba el balón ya que no tenía intención de hacerle un pase a Rukawa que era quien estaba en mejor posición. Lo hizo hacia Mitsui, pero este estaba tan marcado que no encontró ocasión de tirar al aro, finalmente el balón llegó a manos de Rukawa que marcó un par de puntos sin esfuerzo.

 

-Do’aho –murmuró Rukawa al pasar a su lado.

 

Sakuragi actuó sin pensarlo, le dio un cabezazo y lo derribó al suelo. Rukawa se levantó raudo y le respondió con una serie de golpes rápidos consiguiendo que llegaran al cuerpo del pelirrojo. Él también recibió unos cuantos, ninguno de los dos prestaba atención a los gritos de Akagi para que dejaran de pelearse y siguieron haciéndolo hasta que agotados no pudieron seguir. El capitán les mando ir a la enfermería y después como muchas otras veces les castigo a limpiar el gimnasio durante una semana.

 

-Ocho meses –le dijo Yohei cuando se acercó para decirle que le esperaban en Danny’s. Ante la mirada perpleja de su amigo aclaró- Es el tiempo que llevas peleándote con él. Deberías reconsiderar tu actitud. –Al ver el gesto ceñudo de su rostro se apresuró a decir- De acuerdo… se tu mismo, pero cada vez que os peleáis salís bastante malparados los dos, él no me importa, pero tú si. Ni siquiera cuando vamos en busca de una buena pelea terminas así. –una tirita cubría su pómulo izquierdo y otra por encima de su ceja marcaba donde el kitsune le golpeó con más fuerza- Nos vemos en Danny’s –concluyó alejándose sin darle tiempo a contestar. Le dejo para que esa idea le entrara en su cabeza. Que la rumiara solo.

 

Sakuragi cumplió con su parte del castigo entretanto Rukawa llevaba a cabo la suya desde el extremo opuesto, hasta que finalmente se encontraron en el centro.

 

Sus miradas se cruzaron arrogantes y durante varios minutos permanecieron fijas una en la otra, ninguno de ellos parecía dispuesto a ceder en aquella lucha de voluntades, entonces ocurrió algo extraño, como si una fuerza les impulsara a acercarse redujeron la corta distancia que les separaba, se escuchó un estruendo, más ellos no fueron conscientes de ello. Hana había dejado caer su escobillón, cuyo mango de madera golpeó contra el piso de madera con un fuerte estrépito. En aquel instante, el mundo exterior no existía para ellos, solo aquel cruce de miradas que les atraía como un imán hasta que Hanamichi levantó su mano y tomando por la nuca a Rukawa acercó más aún su rostro, sus labios se posaron sobre los suyos, al principio un beso fuerte, duro, Rukawa reaccionó posando sus manos en su pecho, intentando apartarlo de él, cuando disminuyó la presión volviéndose suave y sintiendo como su lengua lamía sus labios probando su sabor, dejo escapar un gemido entreabriendo su boca y dándole un acceso completo a ella.

 

Cuando la ardiente caricia concluyó, se miraron como si no pudieran creer que ellos habían hecho aquello.

 

-Vayamos a mi casa –propuso Rukawa.

 

Sakuragi sabía que implicaba aquella simple frase, asintió con un gesto de su cabeza.

 

Se apresuraron a recoger todo y cerraron el gimnasio.

 

Sus amigos en Danny’s le esperaron inútilmente.

 

Quince minutos después estaban en el apartamento de Kaede, este la llevó directamente a su dormitorio y no tuvo ocasión de ver nada, excepto aquellas dos lagunas azules donde se perdían sus ojos.

 

Fue una noche intensa, increíble, llena de revelaciones, donde dos jóvenes solitarios exteriorizaron el sentir de sus corazones declarándose el amor que sentían el uno por el otro, ese amor que había crecido en ellos, juntos exploraron todas las facetas que su hallazgo les permitía llevar a cabo, amándose y entregándose al otro hasta las últimas consecuencias.

 

***************

 

A la mañana siguiente, al despertar, se encontraron estrechamente abrazados, se sonrieron felices con la certeza que nunca más estarían solos, ahora se tenían el uno al otro. Se dieron un suave beso antes de levantarse para prepararse para ir al colegio.

 

-Yo haré el desayuno –se ofreció Hanamichi.

 

Kaede asintió, entrando primero al aseo.

 

Ninguno de los dos podía saber que esa decisión cambio el destino que tenían trazado y que sus rumbos tomarían distintos derroteros.

 

Diez minutos después, un sordo golpe amortiguado por las paredes llamó su atención, estuvo atento unos segundos, más como no se repitió continúo con lo que estaba haciendo con un encogimiento de hombros, pensando que los muros eran demasiados finos y se escuchaba lo que pasaba en los otros apartamentos. Cinco minutos después terminaba de calentarse el agua para el té, apagó el fuego echando  dentro de la tetera un puñado de hierbas dejando que reposaran unos minutos, mientras esperaba salió de la cocina para avisar a Kaede al darse cuenta que se demoraba, y se acercó al aseo al no verle en el dormitorio.

 

-Kitsune… -llamo, al no obtener respuesta entró encontrándole caído en la ducha sin conocimiento, un hilillo de sangre se diluía con el agua desapareciendo por el desagüe- ¡Kaede! –grito asustado, corriendo a su lado y levantándole en sus brazos, le lleva hasta la cama acostándole. Al volver su cabeza, vió que la almohada quedaba impregnada con su sangre, corrió en busca de una toalla para contener la hemorragia, luego le tapó con las ropas para que no se enfríe y llama al servicio de urgencia. Mientras esperaba le puso un pijama. Llamó al colegio para avisar que no iba. No dijo nada de Kaede, nadie tenía porque saber que estaban juntos. Aquello era algo entre ellos, más adelante lo hablarían y decidirían que hacer.

 

El médico llegó diez minutos después, limpió la herida, la desinfecto dándole cinco puntos para unir el corte que se había producido a la altura de la coronilla, le puso una inyección para calmar el dolor. Comprobando que no estaba conmocionado, solo aturdido por el golpe. Dio instrucciones a Hanamichi sobre lo que tenía que requería hacer en esos casos y se marchó.

 

Hanamichi se mantuvo a su lado cuidándole, preocupado por su seguridad.

 

Le vio removerse inquieto, el calmante había dejado de hacer efecto, fue en busca de un vaso de agua y sacando una pastilla de las que el médico le había entregado se la puso en la mano al verle con los ojos abiertos.

 

-Trágala… -le dijo ayudándole a incorporarse para que pudiera beber un trago de agua para pasarla- Tranquilo, solo piensa en descansar.

 

-¿Quién eres? –su mirada confusa se posó en él.

 

Hana le miró creyendo que estaba haciéndole una broma, un poco atónito porque Kaede no solía hacerlas. Era excesivamente serio y reservado para ello. Viendo su mirada confusa y sincera supo que realmente no sabía quien era.

 

-¿Recuerdas tu nombre? –había escuchado que golpes muy fuertes podían ocasionar amnesia.

 

-¿Cómo no voy a saberlo? –Inquirió a su vez con un gesto de dolor, al ver la expresión del muchacho añadió- Rukawa Kaede.

 

Hanamichi se tranquilizó. Tan solo estaba confundido. Su memoria estaba bien.

 

Esa misma tarde tuvo que llamar nuevamente al servicio de  urgencias cuando Kaede empezó a sufrir convulsiones, una ambulancia pasó a recogerlo rápidamente, poco después de ingresar en el hospital, Kaede entró en coma. Hanamichi dio el nombre del profesor Anzai para cualquier cosa ya que no pudo acompañarlo en la ambulancia.

 

Al llegar al hospital, se encontró allí al profesor Anzai.

 

-Sakuragi, ¿cómo te enteraste? –le preguntó sorprendido.

 

-¿Cómo se encuentra? –preguntó a su vez.

 

-Esta en coma. No creen que pueda sobrevivir. –vió dolor en la mirada del muchacho, más aún quedo sorprendido cuando se dio media vuelta, saliendo de la atestada salita sin pronunciar más palabras.

 

Hana buscó un lugar vacío donde poder desahogar su dolor, las lágrimas le cegaban y casi andaba a tientas. Se venció contra una pared y ocultó su rostro contra su brazo, llorando amargamente.

 

-¡¡¡Kitsune!!! No puedes morir, no, ahora que te he encontrado. Tienes que vivir. –balbuceaba sollozante, sus hombros se sacudían con violencia, se dejó deslizar al suelo y doblando las piernas ocultando su rostro en ellas y cruzando los brazos por encima de su cabeza. No supo cuanto tiempo permaneció así y en ese lugar, llegado un momento escuchó pasos y medio alzó la cabeza, fijándose en los zapatos que estaban al alcance de su mirada, sabiendo que no estaba solo levantó la mirada.

 

El profesor Anzai le contemplaba en silencio.

 

-¿Estabas con él? –el dolor del muchacho le puso sobre aviso.

 

-Si –no tuvo ánimos para negarlo. Ese hombre siempre fue bueno con él.  Soportaba estoicamente todas sus tonterías. Se puso de pie con gesto respetuoso.

 

-¿Sabes como fue?

 

-Supongo que resbaló en la ducha, no me extrañaría que se quedara dormido. Yo estaba preparando el desayuno. Sentí el golpe y no fui, pude haberle encontrado antes, y le deje allí tirado. –lágrimas de culpabilidad siguieron cayendo por sus mejillas.

 

-No te sientas culpable, Sakuragi. El médico que le atendió dice que ha sido algo imprevisible, que cuando le curo nada indicaba que fuera a sufrir un ataque.

 

-Yo no quiero que muera. –sollozó.

 

-Es joven y fuerte, seguramente que resistirá, luchara con todas sus fuerzas para volver contigo. –procuró animarlo.

 

-No sabe quien soy, esta mañana no me reconoció.

 

-Seguramente que estaba aturdido. Tranquilízate, y recemos por su pronta recuperación.

 

Sakuragi asintió. Sus plegarias seguramente fueron escuchadas, porque nunca antes pidió algo con tanto fervor.

 

Kaede no murió, se mantuvo en coma durante quince días al cabo de los cuales volvió en si. Necesito un mes para asistir a recuperación, y otro para poner su cuerpo en forma para reincorporarse al equipo.

 

 

 

Continúa…

Notas finales:

El capítulo tres lo subiré el lunes.


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