Era sábado al medio día me encontraba a mitad de la plaza, cerca de una fuente, esperando a un hermoso rubio que llegaría en unos minutos. Llego cubriéndome con su sombra, y regalándome una sonrisa la cual le devolví y se sentó a mi lado esperando a que dijera algo, aunque yo estaba un tanto distante pensando en otras cosas, tratando de divagar en mi mente, viendo a la gente ir y venir a pesar de que era sábado estaba muy vacía la plaza, tan solo pasaron unos minutos en mi perdición cuando Edward me saco de mis divagues, me miraba con algo de disgusto y preocupación.
— ¿Tiene algo Mustang? —me dijo muy educadamente, yo solo pude sonreír y levantarme tendiéndole la mano.
—Me haría el honor de acompañarme a la feria— su cara tomo un tono rojo muy leve y me dio la mano y así caminamos hasta llegar a una pequeña feria que se ponía todos los años; el tenia la cara de niño iluminada con las simples cosas de aquel lugar, me tomo de la mano y me llevo a un puesto de algodones, compramos un par y seguimos caminando tomados de la mano aunque la gente se nos quedara viendo, Ed tenía una gran sonrisa en su rostro.
El resto del día fue una cita normal y divertida, Ed me dio una tranquilidad que yo tanto anhelaba, sacando de mi mente todo pensamiento y dejando solo lo que él decía.
Sus expresiones que me parecían tan encantadoras, me hizo sentir feliz como hacía mucho no me sentía y no me importo nada más, hasta que, ya al final del día lo acompañaba a su departamento mientras que caminando por la calle se cruzo con nosotros un hombre unos años mayor a mí, para mi desgracia era aquel del que menos quería recordar en esos momentos y aun peor fue que se dio el tiempo de detenerse, la escena fue algo como de esas novelas rosa que suele leer Riza.
Ed y yo caminábamos tomados de la mano muy felices cuando de pronto me distraje y mire a este. . . hombre, él me observo detenidamente y cuando me reconoció se acerco a mi dejándome pasmado y diciendo con una gran, y tonta sonrisa en el rostro
— “¡Roy!, hace años no te veo, ¿has estado bien?”
Ed me miro a mi y luego al otro, abrió la boca como para decir algo pero inmediatamente la volvió a cerrar y yo me limite a tomarlo fuerte de la mano para no caer de rodillas por el dolor que sentía dentro de mí, lo único que pude hacer
en el momento fue respirar profundo y dirigirle una de las sonrisas mas forzadas que he hecho en mi vida.
—He estado perfecto, desde la última vez que te vi, perfecto —abrase casi inconscientemente a Ed.
—Si me permites tenemos prisa.
—Claro, am espero verte luego —se quedo con las palabras en la boca porque de inmediato me eche a caminar con Ed detrás de mí y seguimos en silencio hasta llegar a la puerta del departamento.
Ed me detuvo muy molesto volteándome para que lo viera
— ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Por qué actuaste así?, ¿Quién es él? —yo quede en silencio viendo a otro lado, pues no podía verlo a los ojos, sentía un dolor demasiado fuerte y si lo veía me echaría a llorar y eso nunca lo hare
— ¡Contéstame Roy!
Sus ojos se cristalizaron mientras me golpeaba con sus puños sin fuerza, supongo que fue mas por no querer hacerme daño que por qué no pudiera, yo no supe cómo reaccionar y lo tome por los hombros para mirarlo a los ojos, con todas las fuerzas de mi mente me controle para no comenzar a llorar y me mantuve viéndolo directamente a sus ojos llenos de enfado, y al cabo de un rato su odio se volvió en compasión, subió lentamente su mano a mi mejilla acariciándola con cariño, me bajo lentamente la cara y él se estiro, junto nuestros labios y rodeo mi cuello con sus brazos, yo baje mis manos a su cintura y lo levante ligeramente y profundizamos un poco el beso, pero Ed se separo de mi rápidamente, tomando mis manos mientras suspiraba y con una sonrisa picara e inocente me vio, diciendo:
— no me importa tu pasado, si tú no quieres que me interesé, pero debes saber que yo, creo que me importas demasiado— me volvió a dar un beso rápido y se metió a su departamento, fue demasiado rápido que apenas pude respirar, me quede ahí parado enfrente de la puerta de Ed un buen rato, hasta que volví en mi, suspire largo y di media vuelta caminando a mi casa que resultaba extrañamente lejos para ir caminando, pero un hombre adulto como yo no tendría problemas con eso aun así fui extremadamente alerta, hasta llegar a mi casa.
Entre sin prender nada y me eche en el sillón casi sin pensar en nada más, pero en realidad estaba pensando en aquel hombre que llego a arruinar mi vida y después llega y me saluda casualmente como si nada hubiera sucedido. Tenía odio en mi interior, pero no sabía qué hacer ni cómo solucionarlo.
**************Flashback**************
Era tan solo un estudiante debilucho de segundo grado en la preparatoria, cursaba el grado en el instituto mas prestigiado de Alemania aunque llevaba poco tiempo ahí, a comparación de la mayoría que estudiaba ahí desde siempre, yo recién había ingresado el año pasado gracias a los meritos de mis padres en la guerra aunque ya muertos, como fuera yo tenía la oportunidad de estudiar en la mejor escuela del país y no lo desaprovecharía aunque fuera técnicamente un internado para chicos y por lo tanto casi una cárcel, aun así ahí conocí a mi mejor amigo y también ahí fue donde conocí a quien sería mi primer amor.
Se trataba de mi profesor de sociología, Katzewnbach, era un hombre apenas diez años mayor a mí, y muy inteligente, atractivo y con porte, siempre serio frente a los demás y con sus alumnos siempre tan carismático y comprensivo, siempre fue bueno con todos y hasta cierto punto era estricto, oh si para mí era el hombre perfecto y en esos momentos no era consciente de enamorarme de él pero eso paso.
Poco a poco mi corazón se volvía loco cuando lo veía y me costaba respirar, varias veces me llevaron a la enfermería donde se encontraba la única mujer en toda la escuela, una mujer horrible en todo sentido, y siempre me sacaba a patadas diciendo que fingía.
Un buen día después de la clase, el profesor aprovecho que era mi última clase del día, para hablar conmigo y no pude negarme así que nos sentamos en el salón a hablar, yo estaba tratando de controlarme aunque inútilmente pues recuero que podía ver mi reflejo en sus anteojos y estaba completamente rojo.
El profesor me veía con intriga y era claro que no sabía qué hacer
— ¿Mustang, he notado que últimamente en mi clase has estado inventando pretextos para salir, y bueno me preocupa que. . .?
—Yo no profesor, yo no invente nada, realmente me siento mal pero, no sé porque…
— ¿Te encuentras bien? — puso su mano en mi frente y después la fue bajando por mi cara de forma delicada hasta mi barbilla se acerco hasta casi rosar mis labios pero se detuvo.
Yo tenía los ojos cerrados y todo el cuerpo tenso, pero mi corazón iba tan rápido que sentía que me desmayaría en cualquier momento.
—Que sientes Roy —dijo susurrando provocando que me estremeciera, pero quería que siguiera, deseaba que su mano bajara por todo mi cuerpo y que sus labios tocaran los míos, yo realmente deseaba fundirme en él.
—Dime Roy te gusta que yo te toque, te gustaría que te hiciera mío
—Yo… sí señor, me gustaría —dije tímidamente, y mi cuerpo se fue relajando poco a poco hasta el punto que sentí que me derretiría, pero él me tomo por la cadera con una mano mientras la otra desabotonaba mi uniforme y al fin me beso, pero fue un beso casi agresivo pues de inmediato metió su lengua en mi boca explorando todo a su paso y dejándome sin poder respirar, me desvistió ágilmente, yo quede expuesto por completo.
Recostado en el piso y él me miraba de manera pervertida y me tocaba por todas partes, luego comenzó a besar las líneas de mi cuerpo desde el cuello a hasta mi ombligo bajando lentamente a mi miembro que estaba completamente erecto, metió su boca en él y succiono una y otra vez, mientras se masturbaba, después sin tacto alguno metió su pene en mi, embistiéndome sin más, una y otra vez hasta que se corrió y yo simplemente me tragaba los gritos que quería dar, gritos de pleno y único dolor, quería salir corriendo después de eso pero él siguió y siguió, sentía que nunca pararía hasta que de la nada se levanto viéndome tirado y sin fuerzas, se fue a su oficina y regreso con un par de toallas me limpio con cuidado y después me vistió con la mayor delicadeza que yo hubiera preferido utilizara unos minutos antes, como fuera al ver la sangre regada en el suelo empecé a llorar y no pare de llorar incluso después de que el trato callarme con un montón de besos, hasta que desistió y me cargo hasta su oficina donde me recostó en un cómodo sillón dándome un beso en los labios y otro en la mejilla.
—Te amo Roy —mi llanto seso ligeramente e increíblemente lo perdone con eso, le creí y en ese momento solo le devolví un beso y me recosté para descansar, después caí dormido y para cuando desperté estaba en mi habitación solo, con un gran dolor en mi trasero y con pocas energías.
**__---**Fin de flashback**---__**
En la mañana me desperté con la sorpresa de ver a Riza en mi casa viéndome con preocupación mientras yo apenas me despertaba.
—¿Qué haces aquí?.
—Solo estaba preocupada por ti, ¿Cómo te fue ayer?.
—Bastante bien, creo —me acerco el desayuno y le agradecí, no podía hacer más, me sentía cansado pero no físicamente y creo que ella lo comprendía, a pesar de todo era como una madre para mí,
—Gracias Riza, — me miro desconcertada.