Capítulo 3.
Se despertó y se encontró desnudo. ¿Qué había pasado? ¿Y su pijama? ¿Por qué solo usaba una toalla?... Poco a poco recordó todo y fue tranquilizándose un poco. Decidió levantarse después de unos momentos para vestirse, pero en ese instante, como si le hubiera leído la mente, Hades abrió la puerta lentamente. Inmediatamente él volvió a su posición pues recordó que estaba desnudo.
-¡Qué bien! ¡Estas despierto!- dijo con una sonrisa.
-¿Qué hora es?- le preguntó avergonzado al recordar lo ocurrido en el baño y que lo había visto casi desnudo.
-Poco más de las diez, ¿Quieres…?
-¿Y Pandora? ¡Ya debería estar aquí!-lo interrumpió
-Este día no será ella quien te cuidará- contestó sentándose en el borde de la cama y colocando una de sus manos en las del chico, que las tenía sobre sus piernas- Hoy yo seré tu guardián
-Pero… ¡tu trabajo!- exclamo sintiéndose muy culpable por distraerlo de sus labores
-No importa, además hoy no quería trabajar…No soy muy responsable ¿sabes?- concluyó sonriendo un poco avergonzado. Alone lo miró en silencio. De pronto se sintió tan agradecido, no había algo que él no quisiese hacer por su bienestar. Era la persona más bondadosa del mundo, al menos para él lo era. Alargó su mano para tocarlo y al hacerlo, se llevó consigo la toalla quedando desnudo frente a Hades.
-¡Oh!- exclamó tapándose con las sabanas- ¿Es que no me queda vergüenza? Soy un completo descarado- Hades sonrió
-Sí, eres todo un sinvergüenza- Bromeó moviendo un mechón de cabello del rostro colorado de Alone- Por eso te sonrojas cada cinco minutos
-¿Siempre he sido así contigo? ¿También cuando estamos en la cama?- preguntó tomando el color de un tomate al darse cuenta de lo que había preguntado. Hades lo miro perplejo, pero sonrió
-¡Eres tan dulce!- le dijo dándole un beso en la frente-Por cierto Hécate me pidió que te hiciera dar pequeños paseos por el pasillo así que comenzaremos esta tarde y si te reúsas tengo autorización de hacer uso de la violencia- bromeó
-¿Has hablado con ella?
-Por supuesto, le he contado que recordaste a ese hombre y que te asustaste cuando entre en tu habitación esta mañana.
-Ya no quiero ser una molestia- atinó a decir con la mirada en sus manos
-¡Bien!- exclamó con una enorme sonrisa- eso significa que obedecerás cada orden que te de
-¡No sueñes siquiera con eso!- rió, haciéndolo reír a él también.
-Tienes una risa preciosa- murmuró acariciando el confuso rostro de Alone y mirándolo como si fuese la primera vez que le escuchaba reír.
-G-gracias- contestó extrañado por el comentario. Pero pensó que tal vez pasó una eternidad en coma para él y por lo tanto extrañaba su risa.- Creo que me voy a vestir- anunció de pronto, sintiéndose incómodo al notar que solo se miraban a los ojos.
-¿Quieres que te traiga algo de ropa?
-Sí, gracias
Miró como Hades abría un cajón del mueble que tenía frente a él de dónde sacó un pantalón color arena, y de otros más una camisa blanca además de ropa interior.
-¿Te ayudó?- dijo mirándolo picaron con los bóxer en una mano.
-¡No! ¡Aún me queda algo de vergüenza!- gritó tapándose el rostro colorado con las sábanas
-¡De acuerdo!- suspiró fingiendo decepción- entonces iré a preparar el almuerzo- se dirigió a la puerta pero antes de salir miro una vez más a Alone- Si necesitas ayuda solo llámame-ofreció con una sonrisa pícara en el rostro
-¡Vete!- gritó muy avergonzado lanzando torpemente una almohada hacia la puerta que Hades ya había cerrado.
Alone miró un buen rato la puerta por donde salió su prometido, después se miró la mano izquierda y se dio cuenta de que, aunque no recordaba nada sobre Hades, era un hombre al que fácilmente podía amar. Y lo intentaría. Tardó un buen rato en vestirse pero se sintió orgulloso al haberlo logrado. Se sentó en la cama para esperar a Hades quien apareció después de eternos quince minutos.
-¿Te tomarás el desayuno aquí o prefieres ir al comedor? –Preguntó asomando la cabeza como un niño pequeño y con una expresión completamente infantil.
-Quisiera ir al comedor, por favor- le respondió en medio de una risita divertida tras verlo así.
-Entonces…-lo cogió en brazos y comenzó a andar
Al llegar al comedor resultó que el desayuno era un banquete: pan con mermelada, un vaso de jugo de naranja y otro de leche, un plato de cereal, ensalada de calabacín, judías hervidas y berenjenas con queso.
-¿Estoy en engorda?- protestó una vez sentado en la mesa.
-Te recuerdo que hoy tienes un maratón, o ¿piensas resistirte?- lo reto bromeando, sirviendo un poco de jugo en su vaso.
-No me tientes- bromeó también riendo bajito.
Terminaron de desayunar y después de que Hades lavó los platos salieron a caminar al jardín el cual era enorme y hermoso. Tenía una bella fuente en el centro decorada con adornos góticos. Había también un bonito camino rodeado de columnas barrocas repletas de enredaderas con flor.
Por todos lados había arbustos y árboles perfectamente podados y un pasto muy verde crecía donde el camino no cubría. Caminaron por ese camino hasta llegar a una de las bancas que rodeaban la fuente, lo hicieron despacio pero para el joven, en efecto fue un maratón. Alone quiso quedarse un poco más y se sentaron. Miraba perplejo los árboles y la fuente del frondoso jardín.
-A mi hermano le encantaba ocuparse del jardín- dijo de pronto mirando la nada con los ojos muy abiertos
-¿Qué recuerdas?-preguntó él.
-¡Nada! Pero… he dicho “encantaba”… en pasado- dijo nervioso- Hades ¿Yo soy hijo único verdad? ¡Hades, por favor, quiero la verdad!- sin embargo, mirándolo a los ojos, lo único que pudo apreciar fue perplejidad y pánico, aunque no pudo entender a qué le temía.
-Entremos- dijo mirándolo a los ojos
Le había empezado a doler la cabeza, no sabía de donde había llegado eso pero estaba allí: A su hermano le encantaba ocuparse del jardín
Comenzó a sentirse muy cansado y ya no pudo caminar, de pronto comenzó a ver todo en blanco y negro, vio cómo se dirigía al concreto en caída libre y un rostro muy preocupado que se abalanzaba sobre él cuando ya se encontraba en el suelo. Después todo era blanco… después solo vio negro.
Despertó en su habitación y se dio cuenta de que le dolía el hombro derecho, debía ser por la caída. Analizó lo que había pasado: era muy probable que su hermano estuviera muerto, eso le desgarro el corazón. Sintió como sus ojos comenzaron a arder y las lágrimas comenzaban a salir. Se secó la cara con la manga del pijama y se levantó de la cama muy rápido lo que la hizo marearse y tuvo que sujetarse con la mesita de noche, pero cuando recobro el equilibrio comenzó a caminar a paso muy lento hasta el pasillo.
Lo recorrió completamente hasta llegar a una puerta y al abrirla se encontró con una biblioteca muy basta. Caminó entre los estantes leyendo los títulos hasta que se encontró con dos lomos que decían “Álbum fotográfico” en la parte alta del último estante. Se preguntó que hacían allí pero no dudo en tomarlos, tal vez encontrara algo que le ayudara a recordar. Trajo entonces una escalerilla y subió lentamente, cuando ya tenía los tomos en su poder apareció Hades detrás de él muy enfadado.
-¿Qué haces?- le gritó sorprendiéndolo- ¡Baja ahora mismo!
-L- lo siento- se disculpó comenzando a bajar, pero hacerlo con ambas manos ocupadas era mucho más difícil que subir con las manos en la escalerilla, eso sumado a su debilidad, así que se vio de pronto volando por los aires y aterrizando en los brazos de Hades.
Se dio cuenta de que lo había tomado como pudo pero se encontró con una de sus manos muy cerca de sus pezones lo que lo asustó. Sorprendido lo miró sin decir una palabra.
-¡Quítame las manos de encima!- gritó cuando reaccionó, forcejeando y dándole una golpe con los libros en la cara lo más fuerte que pudo- ¡No me vuelvas a tocar! ¡Nunca!- continuó furioso cuando Hades lo había bajado.
Él lo miró perplejo y después de medio segundo salió de la biblioteca no sin antes mirarlo una última vez a los ojos cuando se encontraba en el umbral. Se veía sumamente afligido.
Alone, que ya había recuperado la calma se sintió muy avergonzado, no sabía porque reaccionó de esa manera, él era una persona maravillosa, jamás le haría daño, sabía que podía confiar plenamente en él, pues nunca se había intentado propasar, entonces ¿Por qué lo asustó tanto que lo tocara? Decidió ir a la oficina de Hades donde suponía que él estaría. Le tomó casi veinte minutos llegar y sus energías estaban llegando a su fin. Menos mal que la oficina estaba en el mismo piso que su habitación.
Entró sin llamar a la puerta y se encontró con el respaldo de la silla de piel donde Hades revisaba unos documentos. O eso parecía.
-¿Hades?- comenzó tratando de que él le diera la cara- yo… no sé qué…
-¿Me tienes miedo?- lo interrumpió con una voz muy extraña, ya no era dulce y tierna, sino amarga y apagada, se podía escuchar algo de tristeza en esas palabras. Eso heló la sangre del joven.
-¿Q-qué?
-¿Me tienes miedo?- repitió sin darle la cara aun.
-N-no… tu eres… es que…- calló un momento intentando pensar en una explicación, pero él no la tenía, ni para él ni para sí mismo. Él era maravilloso, todo un caballero que se preocupaba por él y su bienestar- ¿Por qué?- fue lo único que pudo decir. Hades solo se dio la vuelta mirándolo extrañado- ¿Por qué tengo miedo?- preguntó cayendo de rodillas y rompiendo en llanto- ¿Por qué estoy tan asustada?
-¡Cariño!- exclamó corriendo hacia él.
-Yo confío en ti- se a apresuró a disculparse- no sé qué me pasó. Es que… no estoy acostumbrado a que me toquen y…- intentaba buscar una explicación, tampoco el sabia el porqué de su reacción, algo debía haber en su pasado que lo hizo reaccionar instintivamente pero… ¿Qué era? ¿Por qué de esa manera? ¿Por qué con él?
-Perdóname por favor- suplicó antes de desvanecerse.
De nuevo esos ojos, esa sonrisa. Podía verlas a través de una espesa niebla pero no al sujeto que los poseía. Había algo más… se acercó al sujeto con cautela y trató de tocarlo pero se encontró con la mano de este que también intentaba tocarlo. “¿Por qué lo hiciste?” surgió de sus labios la pregunta de manera automática. “Es por tu bien” fue la respuesta que recibió a sus espaldas. Se giró y se encontró con otro par de ojos, pero éstos eran violetas. Retrocedió aterrado y comenzó a gritar cuando una sombra se abalanzó sobre él.
Se despertó bañado en sudor y con la respiración agitada. Se sentó en la cama y respiro profundamente para tranquilizarse. Cuando lo consiguió se dio cuenta de que Hades estaba parado frente a él.
-¿Qué sucede?- pregunto al ver su mirada angustiada
-Nada- murmuro- ¿Qué has recordado?
-Mi hermano- cambió de tema sin querer recordar esa pesadilla- está muerto ¿verdad? ¿Yo no era hijo único? - Necesitaba saberlo pero Hades no contestaba. Lo miro a los ojos, suplicante-Dímelo- insistió-¿murió? ¿No tengo familia? ¿Nadie que se preocupe por mí?- comenzó a sollozar.
-Claro que sí, cariño- contestó acercándose y tomándole las manos- Yo me preocupo por ti
-¡Oh, Hades!- sollozó. Era un gran alivio oírle decir que se preocupaba por él- ¡Perdóname! No quise ofenderte, si confío en ti pero…
-Está bien- lo consoló- Es bueno que recuerdes cosas- sonrió
-Ojala el proceso fuera más rápido- dijo llorando, bajando la mirada un poco desanimado- quisiera dormir- añadió agotado a pesar de pasar todo el día en la cama.
-Está bien- suspiró Hades mirando sus mejillas pálidas y las ojeras marcadas bajo sus ojos. Alone ya lo había comprobado, tenía muy mal aspecto últimamente, pero no podía dejar de darle vueltas a muchos asuntos de su cabeza- ¿Quieres que me quede? - Claro que quería. Pero él tendría trabajo por hacer y ya le había quitado mucho tiempo
-N-no, estoy bien- contestó- ¿Me abrazas?- ante esta prueba de que confiaba en él por completo, Hades sonrió y lo abrazó. Alone apoyo su cabeza en ese pecho masculino y se sintió en la gloria mientras su corazón brincaba feliz- Prometo que mañana me portaré mejor.
-Eso espero- bromeó acabando el abrazo. Le dio un beso en la frente y salió de la habitación.
Alone se quedó un buen rato sentado en su cama después de su partida, pensó en él y en su bondad y paciencia, no se extrañó de haberse enamorado de él en algún momento de su vida y la prueba de que Hades se había enamorado también de él la tenía en su dedo… ¿Seguiría enamorado?
Recordó el incidente en la biblioteca y la desagradable sensación que lo recorrió de pies a cabeza al sentir su tacto. Incomodo se levantó de la cama pero al hacerlo demasiado rápido la habitación le dio vueltas por lo que se aferró a la cama para no caer, sintiéndose frustrado. Hades tenía razón, tal vez no estaba acostumbrado a estar débil y enfermo.
Se recostó de nuevo en la cama y lentamente comenzó a cerrar los ojos pero los abrió de inmediato al sentir una oscura presencia que lo atemorizó. ¿Qué pasaba con él?... Había fantasmas de su pasado que luchaban por hacerse presentes ¿Quién era?