Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No importa qué por Koroshi_Death

[Reviews - 99]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capitulo personalmente me gusto mucho, gracias a todas por su amable y fiel lectura, pero por sobretodo su espera...

mi novio me pide el notebook (no tiene pc) para jugar esa caga de leage of leyends, no se si ustedes lo conoceran, ms como LOL...

Es hasta raro usar mi pc, siento que me lo prestaron, que es de mi novio ya 

juashdkajdshasjd xDD pasas que cosan

 

les agradezco su espera, y yo espero sus reviews, el prox capi promete mucho, las dejo tranquilas para que lean, las quiero, nenas bellakitas del caserio y la vida facil

jdhkajds xDd bye

No importa qué

Cerca de mí ¿qué será de nosotros?

Tras de él escuchó unos pasos, todo lucía igual que siempre, tranquilo y sin novedades. El viento de verano le golpeaba la nuca, eso le agradaba, sonrió, como si algo bueno fuese a pasar, se sentía tranquilo y en paz, ese dolor jamás volvería, podía ser feliz…

-          Ciel… - musitó una suave voz masculina, el aludido se quedó pasmado, conocía esa voz muy bien, era Sebastián Michaelis, quien portaba un ostentoso maletín color negro azabache, era él, el hombre con el que había estado soñando todas las noches - ¿cómo estás? Se te ve sano.

Ciel le miró, no tenía palabras ¿habrá venido por mí? ¿Se ha arrepentido?...

-          Si esa fuera la verdad… juro que sería todo tuyo, Sebastián, porque mataste el miedo que existía en mí, porque enfrentaste tus temores por curar los míos, porque con una tacita de chocolate caliente me hiciste liberar la endorfina que tu padre me había robado, con tus sonrisas, con tus bromas, con todo de ti… quizás no podríamos ser uno nunca, quizás jamás nuestros labios vuelvan a tocarse, pero por favor… déjame permanecer cerca de ti... y tú cerca de mi… por favor responde… ¿qué será de nosotros ahora? – sus ojitos azules brillaban, sosteniendo el escobillón viejo sonrió casi sin poder inhibirlo, era un acto reflejo, algo natural, algo inherente a su persona cuando le divisaba a él, a Sebastián – Sí, sano – musitó nervioso, claro que tenía nervios, no podía evitar tenerlos - ¿y tú cómo…? – antes que pudiera continuar pronunciando aquella frase.

-          He venido a traerte algunas cosas – dijo seco, matando todo lo que quedaba de esperanzas de al menos ser amigos: dicho esto comenzó a sacar un lote de papeles, los cuales parecían ser de suma importancia, Ciel frunció el ceño ¿qué significaba todo esto? – debes estarte preguntando qué es todo esto, no creo que lo entiendas – dijo en forma petulante, el chico parecía extrañado – son los papeles de la mansión Michaelis, ahora te pertenece.

-          ¡¿qué?! – exclamó exaltado - ¿Cómo que ahora me pertenece?

-          Verás, Ciel, he heredado la fortuna y los negocios de mi padre, ahora soy la cabeza de la familia Michaelis y no quiero tener deudas con nadie, menos contigo – abrió enormes ojos – estoy consciente de que mi padre te hizo mucho daño a ti y a tu familia, por eso siento que tengo la obligación, como representante de mi familia, restituir el poco honor que nos queda y devolverte lo que te pertenece a ti por derecho natural, tu mansión, tu apellido: Phantomhive y tu título de Conde Phantomhive – todo esto lo decía fría y mecánicamente – debo limpiar nuestro honor en la sociedad y partiré por ti, así que tenlo… también van las escrituras de los sirvientes que quedaran a tu disposición, puedes irte a vivir allá cuando quieras.

-          Sebastián, yo…

-          También incluí la mansión de Londres, ya que investigue que también pertenecían a los condes Phantomhive.

-          Sebastián—

-          Todo está amoblado, así que no tendrás que comprar nueva decoración ni nada de eso, sólo está todo un poco suci---

-          ¡¡Sebastián!! – Gritó molesto, arrojando todos los papeles al suelo - ¡¡Yo no quiero nada de esto!! ¡Yo soy feliz así, en esta humilde casa yo me crie y ahora no necesito nada más que vivir en paz! – sus ojos se veían rojos – no necesito nada de lo que me estas ofreciendo, ni dinero, negocios, títulos, propiedades, caballos, nada… - Sebastián permanecía con aquella mirada tan lejana a la suya, tan distante, tan fría, cogió los papeles uno por uno y entonces los dejó sobre un mesón.

-          Es el orden natural de las cosas, Ciel, no me voy a quedar con propiedades ni bienes que no me corresponden, ni menos que fueron conseguidos de la manera más sucia y corrupta por mi antecesor – refutó – no aceptaré un “no” por respuesta porque no te estoy regalando nada, Phantomhive, esto siempre fue tuyo – Abrió enormes ojos, no podía creer la frialdad de sus palabras, entonces Sebastian cerró el maletín y tal parecía prepararse para partir – que lo goces, ahora es todo tuyo, como siempre debió serlo – dicho esto, alzó su postura – que estés bien, si necesitas ayuda para administrar tus negocios, o con las acciones de la empresa Funtom-Michaelis, aquí tienes mi tarjeta – cedió un trozo de papel con todos los datos que a él referían – tengo muy bueno asesores que podrían ayudarte, bueno, cuídate, Ciel – volteó y comenzaba a alejarse.

Ciel podía apreciar como la silueta del hombre que tanto quería se alejaba entre la cálida sensación veraniega, no podía creerlo, ahora era millonario, pero… ¿de qué tanto serviría todo eso? Ahora estaba sólo… su mejor amiga en la cárcel, la señora había fallecido, y todas las demás chicas habían decidido formar nuevas vidas desde que Luna Llena murió, todo quedando en manos de Ciel, quien decidió hacerse cargo de ello por sí mismo  y transformar eso en un hogar, su hogar.

-          ¡Sebastián! – gritó, este paró en seco, quisiera o no estaba nervioso, sus manos sudaban intentando hacerse el fuerte, el decidido, a quien no le importase nada, pero no era así, Ciel le importaba, y mucho, no deseaba dejarlo solo, pero no podía, no podía perdonar tantas mentiras, ni menos asumir una homosexualidad que su orgullo no le permitía. Volteó lentamente, luego de un par de segundos en que pudo normalizar la expresión nerviosa de su rostro por una más calmada y serena, le miró fijo, las manos de Ciel temblaban, era tan transparente, tan frágil, a pesar de ser un chico, él era tan débil y delicado como una pequeña señorita…

-          ¿Qué… será de nosotros? – inquirió en un suave musito que casi fue audible para ambos, el corazón de Sebastián comenzó a latir más rápido que el puntero de los segundos de un viejo reloj.

-          ¿A qué te refieres con “nosotros”? – dijo sin inmutarse – Si te refieres a la compañía, desde hoy seremos socios, ya que ambos somos accionistas en ella.

-          ¡No! – empuñó su pequeña mano izquierda en la ropa sobre su pecho – ¡“Nosotros”, Sebastián! Qué será de todo lo que vivimos… ¿murió todo para ti? Por favor respóndeme, yo sé que soy un chico, pero nunca te mentí, Sebastián, nunca fingí ser alguien que no era, nadie me conoce más que tú, te lo juro… no me interesan los lujos… - su garganta parecía quebrar, como las olas en el mar, se rompía en la orilla de sus emociones, siendo arrojado a un abismo de sensaciones – sólo quería una vida contigo…

Qué difícil era para él decirle que no, pero no podía admitir que se había enamorado, ni siquiera podía decir que era lo más fuerte que había sentido, era el primero, nunca había amado así, nunca había deseado proteger a alguien así, como una delicada rosa a punto de ser marchitada, sentía que estaba en constante peligro, que el más fino viento podía botarlo, que el frío podía quemarlo, al igual que el tibio sol de verano, le quería, pero no tal y como era, no, no lo aceptaba:

-          No me pidas eso – respondió, flaqueando – no puedo asimilar la verdad aún, a pesar de tiempo que ha pasado, no puedo, Phantomhive.

-          No me llames así, por mi apellido no…

-          Me voy a Canadá en un mes.

-          Tengo un mes para convencerte.

-          No lo harás.

-          Si lo haré.

-          ¡Basta, Ciel! – el silencio fue incómodo y abrupto – no me pidas que acepte algo como esto, no puedo, soy la cabeza de los Michaelis, yo---

Y cuando llegue el final…

Selló todo con un suave beso,

Quisiera que todo terminara entre tus brazos…

Pero no era un beso normal,

Porque por ti soy capaz…

Esta vez estaba entregando todo de él,

De entregarme por amor…

Abrió sus labios, lleno de vergüenza,

No es obligación…

-          Hazme el amor…

Es lo que quiero…

-          ¡¿Qu—qué dices?!

Vamos juntos a un nuevo mundo…

Le miró a los ojos, era certero, estaba dispuesto,

No flaquearé, no ahora…

-          No daré marcha atrás… No importa qué.

Avanzando juntos entre los fríos pasillos inundados de historias de cama, este lugar sería testigo de una nueva emoción, de una ilusión, de una entrega gratuita, a cambio de amor, un deseo real, aunque lleno de dolor, aunque lleno de gemidos asustadizos y temerosos, ahí estaba él, entregándose a Sebastián, si se iba a Canadá a fin de mes, al menos tendría su esencia para siempre dentro de él, no se iría nunca de su lado, aunque su cuerpo estuviere a kilómetros de distancia, estaría ahí, dentro de él.

-          ¿Estás seguro? – Ciel cerró los ojos.

-          Lo estoy.-

Continuará…

Notas finales:

espero sus reviews, nenas, muchas gracias por su amable lectura ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).