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No importa qué por Koroshi_Death

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Notas del capitulo:

Hola chicas, como estan? espero que la raja, porque lo que es yo, noticia penca tras noticia penca :/

 

esperemos que todo mejore, si ustedes tambien estan pasando por malos momentos, espero ustedes tambien lo superen luego, total, despues de la tormenta sale el sol. no?

 

bueno chicas, aqui les dejo un nuevo episodio de mi historia codiciada!!!

 

las quiero mucho y les agradezco su fiel lectura y espera, gracias por sus reviews, adios!!

No importa qué

Soñando contigo, my lord

“Sebastián…” se escuchaba a lo lejos, un enorme y hermoso mayordomo de ojos carmesíes le sonreía como quien sonríe a una pobre chiquilla debilucha, aunque ahora que lo pensaba con detención, sólo eso era, un pobre chiquillo que había sido despojado de todo, inclusive de sí mismo… y que lo único que le quedaba para sobrevivir era la venganza que tanto deseaba.

-          Este té no tiene olor, Sebastián.

-          ¿Cómo puede ser? Qué curioso, está preparado con las más finas especias recolectadas artesanalmente desde la India, joven amo – y dicho esto lo cogió con su propia mano – en efecto, su sentido agudo del olfato no pudo haber fallado, amo – Ciel le miraba serio – lo prepararé de nuevo, hasta que quede como al amo le agrada.

-          Claro – dijo con una sonrisa típica suya, su ojo visible cerrado – cómo sería posible que el mayordomo Phantomhive no pudiera realizar una tarea tan simple como ésta.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

-          ¡Ah--! – Gimió exaltado, despertaba de un extraño sueño, la sirvienta pelirroja Mei Rin abría las cortinas de su cuarto.

-          ¡¿Se encuentra bien, amo?! – exclamó, ya era usual ver a un Ciel despertar así cada mañana.

Entonces un aún pequeño muchacho se alzaba de su cama con sus quince años de edad, aun recordaba a la perfección ese bello nombre “Sebastián”, pero lo que no entendía eran los extraños sueños que cada noche le aquejaban, quién era él…

Pues claro, ya habían pasado varios años desde aquel momento en que fue devuelto lo que siempre le perteneció a él, su mansión, sus títulos y propiedades, desde ese día nunca más le volvió a avistar, había desaparecido, y al parecer para siempre…

Flash back

-          Pues el amo adelantó su viaje a Canadá – informó su actual sirvienta.

-          …no.

-          Se fue esta mañana, llegó algo agitado y nos informó de sus planes, que ahora llegaría el conde Phantomhive a hacerse cargo de la mansión y que desde ahora sería nuestro amo, pero aún no llega – su mejilla derramo una cristalina lágrima, apreciando lo que desde ahora era sólo suyo, pero que a cambio de ello, lo dejaría todo con tal de no haber sido dejado por él.

-          Yo… yo soy Ciel Phantomhive, el conde Phantomhive – se corrigió – es a mí a quién servirás de ahora en adelante, mucho gusto.

Fin flash back

-          ¿Cómo ha ido todo con el orfanato? – inquirió el joven adolescente desde su escritorio en el despacho, entonces su mayordomo Jack sonrió.

-          Pues tenemos graves problemas de convivencia entre dos de las niñas recogidas la semana pasada, creo que debiera hacerse presente usted mismo para solucionar el problema, joven amo.

-          ¿Yo mismo? ¿es tan grave realmente?

-          Lo es, amo, una de las chicas acusa a la otra de ser una holgazana buena para nada y ha amenazado varias veces contra su integridad física, usted entenderá que un crimen ensuciaría el apellido Phantomhive en una de sus fundaciones.

-          Entiendo – respondió no muy convencido de la idea, visitar ese lugar significaba mucho para él – prepara el carruaje, partiremos esta misma tarde, no quiero tener a los de Scottland Yard de nuevo en mis propiedades – dijo y se puso de pie, visitaría aquel lugar, aquel sitio donde se crió.

Flash back

Acariciaba sus cabellos, Sebastián se había quedado dormido por fin a pesar de todo el esfuerzo que había hecho por permanecer despierto luego de aquel íntimo encuentro, sonrió, quizás estaba siendo ingenuo, creyó que no se iría a Canadá, que lo tendría a su lado para siempre, después de todo le había confesado su amor, le había entregado su todo, no había nada más que pudiera darle, que pudiera exteriorizar, que pudiere hacer para permanecer junto a él, estaba feliz, entonces, una vez apreciándole dormir plácidamente pudo conciliar una falsa paz, cerrando sus ojos lentamente y deseando que ese momento fuere eterno… cayó en un profundo sueño, como el de su desnudo acompañante que suspiraba al soñar… más, sin embargo…

Fin flash back

A estas alturas ya había perdido la cuenta de cuántas veces, cuántas noches había llorado por aquel encuentro vivido en abril, un día 4 de abril para ser más específico, un día que recordaba con infinita veneración y odio, tanto así como el día de su cumpleaños, el día que lo había perdido todo, su mansión, sus padres, su dignidad y su futuro.

Un futuro que sin embargo había logrado recuperar, le era aún muy difícil aceptar y salir adelante, pero se llenaba la cabeza de ideas positivas, los humanos tienen esa fuerza, esa fuerza de ser felices y poder vivir en paz no obstante al pasado desafortunado, él se sentía capaz.

-          Éste es el lugar, joven amo – indicó Jack, su plateado mayordomo, Ciel descendió del carruaje tomando su mano, caminando por el que ahora era un asilo, éste lugar era dedicado para aquellos niños, adultos o jóvenes que no tuvieren adónde llegar, así como él cuando perdió su memoria y a sus padres.

Todo había salido aparentemente bien, pero con el paso de los años comenzaron a surgir diversas dificultades, como por ejemplo ésta, un par de chiquillas que se amenazaban unas a otras, atrayendo la atención de las autoridades debido a los numerosos escándalos protagonizados por ellas en éste sacro lugar antes un prostíbulo.

Comenzaron a caminar por los pasillos, cada recoveco le atraía algún recuerdo, pero por sobre todo este.

-          No tengo tiempo para pensar en tonterías – se recriminó y continuó su caminar por los largos y aún fríos pasillos del ex cabaret Luna Llena, pero algo le detuvo, algo llamó su atención – se encuentra igual… - musitó en voz baja, quedando plasmado en aquel marco, la puerta yacía abierta para su deleite, aquella habitación era esa, esa misma donde…

Flash back

-          ¿Estás seguro? – vaciló él, posado frente a Ciel, esperando una respuesta certera, ambos tenían miedo, no sabría explicar quién tenía más miedo, pero era una emoción compartida, ninguno estaba preparado quizás.

-          Por favor… - masculló el más pequeño de tan sólo 13 años – si te quedas a mi lado, yo… - se enredó – no te vayas a Canadá, quédate conmigo…

Qué ingenuo… que estúpido fue al creer que entregándose a él lo ataría a su lado para siempre…

-          Ciel, yo… - respondió éste, pero fue interrumpido por el dedo índice del pequeño.

-          Sólo hazlo… pero recuerda… no debes sentir vergüenza ni arrepentirte después… míralo como lo miro yo… sólo como… amor… - dicho esto él mismo comenzó a desabotonar sus propios botones, Sebastián le detuvo y tomó sus manos, le dio un beso y esperó a que su cuerpo se relajara, estaban tan tensos, era como si volviere a perder la virginidad, increíblemente más nervioso que en aquella ocasión en que perdió su infancia por completo se hallaba desnudando a aquel pequeño niño.

El shock que sintió cuando apreció su pene por primera vez fue inmenso, pero tragó saliva: había tomado una decisión, iba a acostarse con él, con el objeto de su deseo, el cuerpo que tanto tiempo quiso hacer suyo, a estas alturas, en esta instancia poco importaba si era mujer o no, sólo tenía un objetivo: sacarse de la cabeza a Ciel Phantomhive.

-          ¡Ay! – sollozó, se aferró a él como quien se aferra a aquella salvadora mano ante un acantilado, como el hilo de araña que le salvaría de aquella soledad devastadora que desde que tenía memoria sentía, sonrió con lágrimas en los ojos, cuánto dolor, cuánto sufrimiento, cuántos recuerdos venían a su mente al momento de sentir la primera intromisión, era él, Sebastián Michaelis quien propinaba esa dulce tortura, un par de finas lágrimas rodaron por su mejilla sin dejar de mirarle a los ojos, acarició su rostro con completa dulzura y rozó sus finos labios, se sentía tan suyo, que a pesar de no sentir placer físico, su mente le propinaba todo, el aguante ante el dolor, las energías para no flaquear y la pasión de la entrega, una inocente entrega…

Entonces entré en cuenta…

Apoyó su espalda contra el respaldo de la cama, se encontraba sentado de piernas abiertas sobre los muslos de su acompañante, sus delgadas pantorrillas rodearon la cintura de él y sus manitos no hacían más que aferrarse a la almohada bajo su cuerpo, en la cual apoyaba su espalda.

Que jamás serías mío…

Le miró a los ojos, el rostro de Sebastián se encontraba inundado en un ogro placer, no obstante de ser cuidadoso, sus ojos expresaban algo que nunca antes había visto, era un brillo único y especial que se encontraba tan ausente en los ojos de los clientes de sus compañeras al ir a la cama, ¿era amor?

Esto no significa nada…

Sus ojos se cerraron con fuerza, sus gemidos no cesaban, gemidos llenos de dolor, era mentira lo que decían los demás “después disfrutarás” lo estaba viviendo en carne propia por segunda vez, creyó que al ser una entrega voluntaria no habría dolor, pero… no lo disfrutaba en lo más mínimo, por el contrario, se sentía vacío porque los labios de Sebastián no hacían más que emitir gemidos ¿qué esperaba?

Un “te amo” quizás…

“Cómo pudo ser tan ingenuo…” se preguntaba desde aquella mañana de 5 de abril, cuando al despertar, se encontraba absolutamente solo…

Esa mañana… esa mañana que nunca olvidaría… la cama se hallaba fría, al estirar su brazo no sentía más que el roce frío de las sábanas sucias. Entreabrió los ojos dentro de su nublosa vista mañanera, intentando apreciar algo.

-          ¡¿S-Sebastián?! – exclamó al sentarse en la cama y detenerse ante el brusco movimiento que le produjo un profundo y obvio dolor.

No gritó más, comprendió todo desde un principio, era un muchacho inteligente: Sebastián se había marchado.

No, no ¡no!, no podía llorar, no aún, no antes de haberle buscado.

Se levantó presurosamente de su cama, cubrió su cuerpo con la blanca sábana y recorrió uno a uno los cuartos, uno a uno los pasillos, finalmente llegando al jardín, soltando la sábana, la dejó caer… su rostro sin expresión lo decía todo, sus labios entreabiertos no sollozaban, por el contrario, con dolor, y sin importar el ardor echó a correr como el niño pequeño que era, llegó hasta el que era su cuarto y rápidamente posó sobre su desnudo andar un par de ropas que le serían suficientes para salir de la casa. Y así corrió, corrió y corrió hasta la mansión Michaelis… ó Phantomhive, aún no lo tenía claro, se adentró rápidamente en ella.

-          ¡Sebastián! – gritaba - ¡¿estás ahí?! – una joven sirvienta de cabellos rojizos salió ante el escándalo, vio un pequeño joven de cabellos y ropas desordenadas, lucía agitado, tal parecía llevaba horas corriendo, ella le ofreció un vaso de agua - ¡No! – exclamó – por favor, llame a su amo – escupió entre jadeos, la muchacha frunció el ceño.

-          Pues, verá, jovencito… el amo adelantó su viaje a Canadá.

-          …no – lo poco que tenía de mundo se le venía abajo.

-          Se fue esta mañana, llegó algo agitado y nos informó de sus planes, que ahora llegaría el conde Phantomhive a hacerse cargo de la mansión y que desde ahora sería nuestro amo, pero aún no llega – su mejilla derramo una cristalina lágrima, apreciando lo que desde ahora era sólo suyo, pero que a cambio de ello, lo dejaría todo con tal de no haber sido dejado por él.

-          Yo… yo soy Ciel Phantomhive, el conde Phantomhive – se corrigió – es a mí a quién servirás de ahora en adelante, mucho gusto – la muchacha hizo una rápida reverencia.

-          Bienvenido a su hogar, bocchan.

Fin flash back

Es cierto… los recuerdos le quemaban por dentro, había perdido la cuenta ya de cuántas noches se había amanecido llorando por lo ocurrido “qué ingenuo fui… al creer que entregándole mi cuerpo… se quedaría aquí”…

-          ¿Amo Ciel…? Amo Ciel… - Era Mei Rin, quien se encontraba frente a él, el muchacho salió rápidamente de sus cavilaciones y despertó – estamos frente a las jóvenes en conflicto – Ciel miró frente suyo, apreciando a quienes le habían dado incontables dolores de cabeza sin siquiera conocerlas.

-          Ahh… así que ustedes son… las chicas que atraen a Scottland Yard a mis propiedades…

Continuará…

Notas finales:

...bueno, a mi este capitulo en lo personal me gusto demasiado, el prox se viene mas bueno, espero tambien lo hayan disfrutado, adios!!


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