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No importa qué por Koroshi_Death

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Notas del capitulo:

A mi opinion este capitulo esta fantastico, es para dejarlos aun mas picados, me encanta mucho, espero que ustedes opinen lo mismo...

 

Bueno, sigo trabajando, trabajare hasta fin de mes, vendi mi iphone, era 3gs, ahora me comprare el 4 jajajaja

xDDD nuuuunca estoy conforme, bueno espero les guste este episodio tanto como me gusto a mi...

nos vemos, os qiuero

No importa qué

Triángulo de dos

Jugaba suavemente con su refinado bigote mientras terminaba su puro y escuchó la puerta siendo abierta, era Sebastián. Intentaba fingir seriedad y preocupación, le indicó con la mirada que se sentara en el sofá de enfrente.

-          Hijo… - Musitó expulsando el humo – Debo conversar contigo algo muy delicado… - La curiosidad quedó enmarcada en los ojos carmesíes de Sebastián – Yo hice algo muy malo hacia aquella chica…


 

Terminaba de alistar su traje, sus zapatos y sus joyas cuando se encontró con el vestido verde esmeralda que aquel animal le había regalado, lo tiró lejos sin dudar, no quería volver a verlo, no quería tener nada que le recordara a aquel hombre.

De pronto se sintió un leve escándalo al otro lado de su puerta, gritos de un hombre y una mujer, frunció el ceño y abrió la puerta de su cuarto encontrándose con Stephanie y Sebastián, la primera intentaba frenarlo mientras el segundo le empujaba para ingresar al cuarto de Ciel, pero ya era demasiado tarde, ya estaba adentro.

-          Ciel… - Los ojos de Sebastián estaban rojos, el pequeño retrocedió un par de pasos intimidado ante el aura que desprendía - ¿Cuándo pretendías decirme… - el corazón del muchacho se aceleró en demasía – toda la verdad…? – Su pequeño rostro estaba pálido, Sebastián lloraba ¿Acaso se había enterado que Gareth abusó de…? - ¿Cuándo ibas a decirme… que todo este tiempo no salí con una chica? – sus grandes ojos azules se llenaron de impresión - ¡¡¿CUÁNDO PRETENDÍAS DECIRME QUE SALGO CON UN TRANSFORMISTA?!!

-          ¡Sebastián cálmate! – Intentaba interferir Stephanie, pero la furia del hombre era mayor.

-          ¡¡RESPONDEME MALDITA SEA!! ¡¡¡CUÁNDO MIERDA IBAS A CONTARME TU PERRA VERDAD!!! – Soltándose de la mujer con una increíble facilidad avanzó hasta tomar al chico, apretándole con fuerza por los hombros, las grandes manos de Sebastián temblaban intentando controlar su ira, pero no, no podía, le era casi imposible controlar aquello que en ese momento sentía, todas esas malditas emociones que le recorrían – Por qué… - Parecía derrumbarse, sus ojos hinchados le delataban que había estado llorando – por qué mierda me engañaste, por qué… - Sin soltarle comenzaba a apretar con menos fuerza – Dime que es mentira… dime que lo que dijo mi padre es todo una mentira… - Ciel bajó la mirada, sabía que ese momento llegaría, era lo que tanto temía, pero lo tenía ahí, estaba frente a él, llorando, sufriendo, reclamándole y negándose una terrible verdad, todo era su culpa, si hubiera sido sincero desde el principio…

-          No… no puedo – Admitió derrotado, Sebastián parecía entrar de nuevo en furia.

-          ¡¡¿POR QUÉ?!! ¡¡SI TÚ ME LO HUBIERAS DICHO, MALDITA SEA!! ¡¡SI HUBIERAS SIDO SINCERO DESDE EL COMIENZO---!!

-          Si hubiera sido sincero desde el principio… nada de esto habría pasado… si no te hubiera mentido… jamás habríamos sido novios, jamás habría conocido el amor, jamás habría sido feliz como lo fui contigo… - Ciel sollozaba, no podía asimilar tanta soledad – perdóname, yo—

-          ¡¡¡CÁLLATE MALDITA SEA!!! ¡¡¡NO QUIERO NI SIQUIERA ESCUCHARTE!!! – Ciel calló, apretado contra la pared como Sebastián lo tenía no podía moverse, las chicas intentaban apartarle de encima, pero este estaba duro como una piedra, no parecían moverlo ni un poco. Fue cuando un fuerte puñetazo impactó la pared justo junto al rostro de Ciel, un puñetazo que quedó marcado en la ahora hundida pared, Sebastián no se atrevía a mirarle a los ojos siquiera, era demasiado difícil que un hombre como él, de un día para otro se sintiera como un gay - …No quiero volver a verte jamás… algún día te conseguirás a un semihombre igual que tú que gozará en darte por detrás.

Pronunciando esas hirientes palabras se fue, Sophie miraba desde lejos, estaba demasiado sorprendida y a la vez feliz, por fin Sebastián sabía que la cenicienta no era una chica, sonrió entonces y le vio salir del burdel a pasos agigantados, su ser lleno de incertidumbre, lleno de duda, lleno de decepción y de angustia. Cinco meses estando con aquel mocoso y jamás se había percatado de algo tan obvio, jamás se había preguntado por qué Ciel se negaba a intimar con él, claro, no podía arriesgarse a ser descubierto ¡Y él inocentemente que pensaba que no estaba lista! ¡Que era muy insegura! ¡Muy joven! ¡Cuánta rabia sentía ahora!

Y ahora que lo pensaba todo calzaba perfectamente, seguramente ese mocoso sólo quería su dinero, por muy virgen que fuera había sido criado en una casa de putas, claro, iba a “hacerse las américas”* con él, no era más que un objeto que podría darle mucho dinero, quizás pretendía robarle y luego se iría, claro, si de todos modos tenía las claves de sus cuentas corrientes.

Tenía que cambiar todas las claves ahora antes que todos sus fondos quedaran en cero.

-          No… - Musitaba a la vez que sus puños temblaban – No asumiré una homosexualidad que no existe – intentando auto convencerse.


 

Luna llena estaba de luto… Un silencio sepulcral invadía el local tras el cuarto fuertemente cerrado de Ciel quien permanecía adentro, no lloraba, no se escuchaba su llanto siquiera, las chicas se miraban angustiadas, sabían que eso iba a pasar, sabían que tarde o temprano Sebastián se iba a enterar de la verdad, aunque la reacción animalesca del hombre les sorprendió aún más.


Las luces brillaban entre la oscuridad de la noche, sobre el escenario Stephanie dirigía el show ante la ausencia de Prisilla quien permanecía aún muy enferma en cama, las actuaciones eróticas de todas las chicas inundaban en gritos de todos los hombres, incluido Sebastián quien, sentado de piernas abiertas no hacía más que beber y eructar, completamente solo en un gran sofá observaba atentamente el show, ya eran casi las tres de la madrugada y el baile de Diamante aún no salía.

-          ¡¡¡Diamante!!! – gritaba desde su asiento con un vaso medio vacío en su mano, completamente borracho luego de haber bebido gran cantidad de fuertes tragos - ¡¡¡No ha salido el show de Diamante, la única mujer de verdad que tiene este local!!! – Todos los demás hombres ebrios comenzaron a gritar y aplaudir, en coro comenzaban a aclamar su nombre “Diamante”

Stephanie no sabía cómo calmar a la masa de hombres calientes que tenía bajo el escenario, entonces anunció el show de Zamara, la chica nueva, quien con un sensual y escandaloso baile no tardó en hacer que la masa olvidara que gritaban por Diamante. Suspirando tras el escenario fue al cuarto de Prisilla donde se encontraba Ciel a su lado, cuidándola de la fiebre y cambiando los paños húmedos de su frente.

-          Cómo está ella – Inquirió desanimada, Ciel le miró con tristeza.

-          No mejora… - Respondió con un rostro terrible, tenía los ojos hinchados y cansados – me quedaré con ella toda la noche.

-          ¿Escuchaste el escándalo que hay en el local…? Sebastián está haciendo revuelos para que salgas a bailar, gritó incluso que—

-          Lo escuché todo desde aquí… no podría confundir su voz con ninguna otra – tomando la mano de Prisilla, las fuerzas de la anciana parecían flaquear – Pero el show debe continuar… vuelve a trabajar…


 

Sophie atendía con bebidas a todos cuando divisó a un depresivo Sebastián hundido en su borrachera, sonrió triunfante y se le sentó en las piernas.

-          ¿Otro trago?

-          Lo necesito… - Respondió apenas y lo recibió, bebiendo mientras Sophie besaba apasionadamente su cuello, este parecía ni inmutarse – Si quieres acostarte conmigo no deberías esperar a que esté borracho… No esperes que pague por ti.

-          No, por supuesto… - abrazándole alrededor del cuello se acercó a lamer su oído – Esto lo hago gratis, porque lo esperé demasiado tiempo…

Ciel caminaba hacia la cocina en busca de agua fría, llenó la fuente que traía vacía y se dispuso a volver.

-          Hazlo… necesito sentirme hombre…

Aquella era la voz de él…

-          Yo te haré sentir un hombre… porque tú eres un hombre.

Y esa era la voz de Sophie…

Continuó caminando, aquello no podía ser cierto, pero lo era, contra la puerta del cuarto de Sophie se besaban con desenfreno ambos personajes mientras Sebastián torpemente rotaba la chapa de la puerta para entrar, pero parecían ya demasiado ocupados, ella arrebataba con rudeza la corbata que portaba, se veían tan apasionados, se tocaban tanto, se sentía como en la peor de sus pesadillas, una pesadilla eterna…

La fuente fue depositada con poca energía sobre la mesita de noche junto a la cama de Prisilla; Ciel comenzó a untar otra ver los paños en el agua fría y se dispuso a colocarlos sobre la frente de la señora que hasta ese entonces ardía, pero ahora…

Un fuerte grito invadió todo el burdel, en tan sólo un par de segundos todas las chicas se encontraban en el lugar jadeando agitadas y alertadas ante un grito como ese, observando a Ciel shockeado contra la pared, no comprendían por qué…

-          Ella está fría…


 

Todo era negro, el color más oscuro y triste de todos reinaba en el lugar mientras un grupo de hombres reclamaban afuera por las puertas fuertemente cerradas, en ellas había un cartel.

-          “Cerrado por luto” – Leyó un hombre mientras golpeaba con su puño la puerta, era viernes, viernes de Show y hacía ya casi dos semanas que el local se encontraba cerrado aún por el luto ante la muerte de la fundadora de Luna llena.

Adentro estaban todos, Ciel no dejaba de beber alcohol mientras las demás le miraban con molestia, llegó Sophie irrumpiendo el lugar y le arrebató el vaso, lanzándolo contra la pared, este se rompió en mil pedazos.

Todas le lanzaron una mirada escandalizada ¿acaso porque Prisilla le había heredado todo a ella ahora se daba la atribución de romper las cosas?

-          El luto terminó, chicas – Anunció – la vieja ya murió y que estemos aquí perdiendo tiempo y dinero no la traerá de vuelta así que busquen sus ropas, abriré el local – ninguna parecía querer hacerle caso - ¡Vamos! ¡O quieren irse todas de patitas a la calle! – Miró entonces a Ciel mientras se marchaban las demás a los vestíbulos, se acercó al muchacho y sonriente se sentó a su lado - ¿Y tú no trabajas? – Ciel le miró apenas entre la borrachera que se portaba – Anda a vestirte también y prepárate, porque para la próxima semana tengo planeadas muchas cosas para ti… te ganarás la vida al igual que nosotras, no pienso mantenerte sólo porque bailes – botó el humo de su cigarrillo completamente en el rostro de Ciel que comenzó a toser, víctima de su asma crónica – Entrena bien tus piernas desde hoy, porque tendrás que abrirlas mucho.

Notas finales:

Espero vuestros reviews, gracias por leer os quiero!!!


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