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Coffee is a lie por KukkiChan

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Notas del capitulo:

Siento haber tardado tanto en terminar este capítulo. Tuve problemas con el Word y con la insipiración, así que salió más tarde y algo más corto.

Gracias por las reviews <3

Pasaron varios días desde que acordamos el título y la primera idea sobre la historia y los personajes. Recibí muchos elogios de Takano-san gracias al trabajo tan eficiente de mi mangaka, Mocca-sensei, aunque parte de esa eficiencia se debía a que pasaba más tiempo en casa de Mocca que en la oficina. Tanto tiempo que en la editorial ya no se me conocía como “Seiji Sakurai”, sino como “la niñera de Mocca-sensei”. Qué graciosos.


 


En todo ese tiempo, habíamos aprendido a convivir juntos, a aguantar las excentricidades de cada uno y a trabajar en equipo. Nos iba bastante bien contando con que no había pasado ni un mes desde nuestro primer encuentro.


Y entre sus excentricidades, algunas me hacían gracia y otras me provocaban curiosidad. Entre otras cosas, cada vez que quería comer o beber algo me pedía que me diese la vuelta para no ver qué había bajo la mascarilla. Usaba un portaminas para el boceto de los personajes, otro para los fondos, y otro distinto para los detalles pequeños, lo cual era raro pues todos tenían el mismo grosor y dureza de mina. También leía una y otra vez el mismo manga de lo que me pareció que era su mangaka favorito. Ese solo tomo parecía la fuente de su inspiración, cada vez que se atascaba con algo lo leía como si nunca lo hubiese visto, y solo con leer un par de páginas era capaz de desbloquearse y seguir trabajando.


 


Al principio me dije que mientras el trabajo saliese bien y sin problemas, algunas de sus más molestas manías no debían afectarme. Pero por alguna razón, me afectaba una de las más banales: la dichosa mascarilla.


Me moría de curiosidad por saber qué había bajo la mascarilla. Ya había llegado a la conclusión de que no la llevaba por enfermedad o por moda, así que realmente no tenía ni la menor idea de qué podía tratarse. Pero siempre actuaba tan maniático con su mascarilla, que me daba miedo quitársela por si acaso --tampoco quería hacerle sentir mal.


 


Mi actitud respecto a la mascarilla era absolutamente poco profesional, pero no podía evitarlo. Y mil veces me maldije por prestarle tanta atención a la condenada mascarilla, pero no había manera.


Así que para acabar con la curiosidad, una tarde decidí preguntarle por qué llevaba la mascarilla, mientras él rehacía storyboards y yo entramaba páginas.


 


Se lo dije en un impulso, las frase me salió de golpe y de léxico estúpido.


Él solo me miró, sin esperar aquella estúpida pregunta fuera de contexto -casi como me pasó a mí-, y sin decir nada devolvió la vista al papel. Me insulté interiormente de cinco maneras distintas por ser tan estúpido, estaba seguro de que le había sentado mal mi pregunta. En primer lugar, ni siquiera debí haber preguntado.


-Mocca-sensei... lo siento no debí haber preguntado. Solo me picaba la curiosidad, no era mi intención hacerte sentir mal. -Me disculpé como pude, dejando mi trabajo sobre la mesa con la mínima esperanza de que me mirase...o algo.


 


Siguió sin articular palabra, en su lugar se quedó mirándome a los ojos, mientras dejaba los storyboards a un lado. Y tranquilamente cerró los ojos y se llevó una mano a la tira de goma que sujetaba la mascarilla a su oreja izquierda, la desenganchó y dejó caer la mascarilla al suelo.


Observé su cara como si esa fuese la única oportunidad de mi vida. Sus rasgos eran inusualmente atractivos. No tenía la cara de algún modelo famoso, pero era de esos rostros que tienen algo especial y no sabes bien qué es.


Sus ojos eran muy brillantes, de eso era lo único que me había podido dar cuenta hasta el momento. Su nariz era normal y corriente, y su boca...normal, supongo. Entonces en mi propio ensimismamiento y estupidez, advertí la razón por la que Mocca prefería ocultar su boca bajo la famosa mascarilla.


 


Tenía una profunda cicatriz que le recorría desde casi la mitad del labio inferior hasta cerca de su barbilla. Y antes de tener tiempo de preguntar qué le había pasado para recibir una cicatriz de ese tamaño, tomó mi dedo índice y lo posó con suavidad justo encima de su cicatriz, permitiéndome notar la piel dañada de la antigua herida. El tacto me dio un vuelco al corazón por alguna razón que no entendí.


-No tenías por qué...si esto te resulta incómodo, quiero decir...-Murmuré, callándome para dejar de utilizar muletillas y palabras sin sentido. Mi profesor de lengua estaría orgulloso de mí.


 


Pero él negó simplemente, como quitándole importancia. Y sonrió.


Y en ese momento me pareció todo tan...surrealista, me sentí increíblemente estúpido y a la vez tan extrañamente afortunado por algo tan tonto como sentir el tacto de una cicatriz. Porque más que eso, más que una simple cicatriz, era el significado que llevaba consigo. Era -para mí al menos- un acto de confianza por su parte, significaba que confiaba lo suficiente en mí como para enseñarme algo tan “tabú” como había sido el tema de la mascarilla.


 


Vale, todo eso suena estúpido. Pero así fue como lo sentí en ese momento.


-Pero...¿a ti no te molesta que lo vea? -Acerté a conjugar.- Quiero decir, siempre has estado ocultando tu cara bajo esa mascarilla hasta el punto de tener que darme la vuelta cada vez que te llevabas algo a la boca, ¿por qué de repente...?


-Porque sí. Porque me gustas. -Dijo con toda tranquilidad. En ese momento de verdad que esperé que adornase la frase como la otra vez con un “porque me gustas como editor”, pero eso nunca llegó. Y dicho por él todo me parecía tan ambiguo que no sabía si estaba diciendo una cosa o la otra.


 


Era frustrante, porque para lo poco que Mocca hablaba, cada una de sus frases me parecía tener dos significados distintos, y nunca sabía cómo escoger. Por un lado tenía que lo había dicho demasiado tranquilo como para ser una declaración, y por el otro tenía que estábamos hablando de Mocca, y Mocca no es precisamente alguien “normal”, digamos.


Así que tragué saliva intentando decidirme entre las dos posibilidades, pero en mi innata lentitud por estas cosas y los nervios del momento, él había aprovechado para besarme.


 


A ver, no fue un beso como tal. Más bien rozó sus labios con los míos, pero para mí fue suficiente para arder. Al ver una falta de reacción por mi parte, siguió trabajando en silencio.


-Está bien si no me quieres responder aun o si no quieres responderme. O si quieres responderme con un no rotundo. Incluso si te doy asco, puedes decírmelo. -Soltó de golpe, como si fuese algo premeditado y ensayado.- Sé que soy tremendamente egoísta, pero me gustas.


 


Todo eso lo dijo sin mirarme, con toda serenidad. Me pregunté aun sin habla si era normal que fuese yo el único de los dos cuyo corazón parecía estar a punto de estallar, y él -que justo era el que se había confesado- estuviese tan tranquilo.


La verdad es que no tenía una respuesta clara. No en ese momento.


Me resultaba complicado incluso articular un “déjame un tiempo para pensarlo”, porque era justo lo que necesitaba: pensarlo con tranquilidad. También temía que se tomase mi silencio como un rechazo, tampoco era eso... no sabía si me gustaba o no. Pero todas las cosas que se me pasaban por la cabeza me daban la sensación que podrían herirle, y en ese momento era lo último que quería.


 


-Yo...si me das un tiempo para pensarlo, te lo agradecería. Ahora mismo mi mente es un caos y no me veo capaz de darte una respuesta clara, así que solo necesito un par de días para meditarlo.


-Respondí, sorprendiéndome a mí mismo al ver que era capaz de pronunciar una frase entera.


-Claro, tómate el tiempo que quieras. No hay prisa, a veces estas cosas acaban mal si se toman decisiones impulsivas. -Dijo en un tono melancólico que me pareció que escondía algún capítulo mal zanjado de su pasado.


 


Decidí que le preguntaría sobre eso y sobre la cicatriz cuando todo el asunto estuviese aclarado.


Solo sabía que no veía a Mocca como a un simple mangaka que formaba parte únicamente de mi trabajo, eso estaba claro. Se había convertido en mi amigo y mi relación con él era tan buena que... en fin, no sabía si en una escala de enamoramiento me encontraba casi en lo más alto o solo en el último y eterno paso de un muy buen amigo.


 

Notas finales:

Espero no tardar mucho en terminar el siguiente~


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