Fia observo al cachorro que Sebastian traía en brazos. Luego observo que Mia trataba de no mirarlos. Volvió a detallar al cachorro y paso sus ojos sobre Ligth que los visitaba, encontrándole un gusto por la situación que no le gusto. Levanto el teléfono de su lugar y marco el numero de su hijo mayor. Quien le dijo que llamaría a su padre y que todos estarían en casa por sobre las nueve.
-¡ah! Y papá - pido Titán - no te desesperes. Son niños encariñados. Recuerdo que yo te rogué porque no echaras a la calle a Severus.
-ese cuervo es útil y no una amenaza.
-tenia doce, Ada. Podría haberme sacado los ojos.
-no discutiré contigo.
Fia colgó y volvió a escudriñar a Kiba quien ya mordisqueaba las patas de la mesa, tratando de pasar el tiempo. Ya que descubrió que sus gruñidos no espantaban a esos humanos. Fia con el ceño fruncido, camino hasta donde Kiba y le dio una patada que mando al cachorro a los pies de Ligth
Los hermanos no se asombraron de la actitud de su Ada. Fia no era precisamente cariñoso. Estaba siendo bastante razonable para no querer tener ningún “saco de pulgas” arruinando su alfombra. A Fia difícilmente le gustaban los animales. Kiba le mostró los dientes apenas se recupero del susto. Erizo su pelaje y trato de atacarle los pies bien cuidados, consiguiendo otra patada que lo arrojo contra la madera del sillón.
-ya Ada, lo lastimarás en serio - dijo Mia. Pues el chillido de Kiba la sacudió
-así que la de la idea fuiste tú -dijo. Mia perdió el color
-quizá
-Jagara nos matara si se entera - dijo Fia. Sebastián miro a su hermana diciéndole “te lo dije” - ¿cómo pretendes ocultar a un lobo?
-no lo sé. ¿en el patio? - alzo los hombros
-primero, antes que nada - y se fue contra Kiba de nuevo. Uso su mano para soltarle una bofetada en el pequeño hocico. Kiba tuvo que estornudar por acto reflejo - perro malo. No se muerden las cosas de la casa
-Ada, Kiba es un lobo -rio Ligth
-me da igual. Tiene cuatro patas, cola y dientes, además ladra: para mi es un perro
-dilo cuando tome su forma adulta. A ver si te quedan ganas de golpearlo - dijo Mia
-me estas resultando muy respondona
-salí a ti
-¿entonces, consideras el quedárnoslo? - dijo Ligth viendo a través de las palabras de su Ada
-depende de lo que diga su padre
-Ada eres el mejor - chillo Sebastián recogiendo a Kiba del suelo y poniéndolo en cuna entre sus brazos - te quedaras con nosotros Kiba
-tendremos que comprar unos catorce acres para el patio - soltó Mia
-en mi casa no se quedará - ladro Fia
-el lobo es de Sebastián, Ada - dijo Light - y Sebastián vive contigo. Lejos de la ciudad - recalco - lejos de Jagara
-¡su padre aun no dice nada!
Los Johannes eran una familia noble. Fia venia de la ciudad de Jagara, mientras que el padre Bastian, era de Rio Paraíso. Ciudades opuestas en la localización geográfica. Por lo que la familia, se establecía en una mansión justo a la mitad del trayecto para cualquier ciudad. Era la casa familiar que por lo general solo era habitada por los padres, ya que los hijos estaban asiendo vida en las metrópolis, a excepción de Sebastián que aun no terminaba su educación , ni contaba con la edad para aventurarse solo, a ojos de Fia, claro esta.
Titán era el hermano mayor. Le seguía Ligth, quien era un Doncel. Después los gemelos, Mia y Mio, en orden de nacimiento. La única mujer de la familia, cabe de aclarar. Le seguía Yoite, otro Doncel. Y luego Sebastián, el hombrecito de la casa.
Bastian solía decir que era bendecido, tres hijos donceles, una mujer y dos varones. ¿qué más se podía pedir?
-que mis hijos no caben mi propia tumba - dijo Bastian viendo a Kiba en brazos de Mio que le hacia mimos. La familia estaba reunida. Hasta Yoite que encontraba asquerosos los perros y a los caninos en general, le acaricio el lomo al cachorro - no. No y no. No es mi ultima palabra.
-pero si “palabra” fue la ultima - dijo Mio - ¿de palabra que nos lo dejas? Que amable eres padre.
-no caeré en tus juegos psicológicos Mio.
-Severus tuvo tu benevolencia, de lo contrario podría haber muerto y no seria hoy, lo buena mascota que ha resultado ser - dijo Titán - ¿dejaras morir al cachorro, sin siquiera intentar dejarle demostrar su valía?
-tampoco en los tuyos Titán - dijo muy serio. Fia ladeo una sonrisa de orgullo. Sus hijos eran unos manipuladores.
-bien pues dejémoslo en la montaña. De seguro en esta temporada de celo, los alces no lo notaran. Es decir, con lo agresivos que andan, compitiendo contra otros machos por las hembras y las hembras ya con cría que están de fatal humor, de seguro Kiba podrá sortearlos y lograra pasar la temporada sin que ninguno lo cornee hasta la muerte - dijo Mia ya tomando a Kiba de los brazos de Mio. Pero que fue interceptada por Yoite que se lo quito de las manos.
-mucho menos en tus juegos mentales Hija.
-¡mira a Yoite! - se metió Sebastián señalando a su hermano- ¡lo quiere!
-no apelaras a la bondad en mi - dijo seguro
-le ara compañía a Sebastián ahora que es el único con Ada. -dijo Ligth
-ya olvídenlo. Dije que el Lobo debe de irse.
-Padre, yo no hago ninguna treta como mis hermanos -dijo Yoite. Sus ojos azules destellaron sin vida, tan serio como siempre - así que 1: Kiba se va y muere por la fuerza de la naturaleza. 2: nos lo quedamos y lo salvamos hasta que alguien lo descubra. 3: lo entregamos a Jagara para que lo asesinen. Suponiendo que han encontrado a más. Hasta hace unas horas, ninguno de nosotros creíamos que seguían con vida. Y la familia se convierte en una de las favoritas de Jagara. Cosa que no ocupamos. 4 : lo acogemos como a alguien más de la familia, y listo. Padre, yo quiero a Kiba.
Los hermanos se miraron entre si, demasiado aterrados por la petición. Usualmente Yoite no decía mucho. Cierto que siempre demandaba, pero eran cosas que podían concedérsele. Jamás se extralimitaba y cumplía con todo, sus padres no tenían forma de negarle nada. Sebastián era el consentido, pero Yoite...sencillamente, era el rey.
Bastian asintió desganado. Fia tuvo que empezar a hacerse a la idea de tener a un cachorro más.
-desde ahora les advierto que si muerde mis cosas, le castigare - dijo Fia
-estará lejos de ellas.- dijo Titán.
-¿crees que Severus se ponga celoso? - pregunto Light
-ese viejo cuervo se llevara bien con Kiba. Estoy seguro.
-eso espero. Me da la impresión de que los lobos y los cuervos, no se llevan.
Paso un año. Sebastián disfrutaba el pasar las tardes con Kiba después de estudiar. Sus padres preferían la educación en casa. Alegaban que de esa forma no tenia distractores y podía avanzar con mayor rapidez. Cosa cierta.
Kiba era un cachorro muy educado. Entendía que no podía acercarse a Fia. Pues el Doncel lo seguía considerando peligroso. No mordía las cosas y era un buen recogedor de presas, eso cuando salían a cazar. Titán había comprado los quince acres, a modo de regalo para su recién mascota; y Mia, conseguía pequeños cervatillos, para que Kiba los cazara a su gusto.
Pero, esa tarde. Sebastián no encontraba a Kiba. Lo busco por los alrededores, le grito por su nombre....trato de atraerlo con comida. Pero nada. Kiba no aparecía. Era raro. Kiba atendía apenas le llamara cinco veces.
Sebastián continúo buscando. Se metió por las ventilaciones, pero nada....le frustraba que no lo hallara en las cocinas. Rebusco en los armarios y tras las pesadas cortinas. Se iniciaba a preocupar en serio. ¿Y que tal que Jagara lo descubriera? ¿Y si, sí lo hizo?
-¡Sebastián!! - grito Fia. El hombres salió disparado a donde su Ada y fue curioso verlo. Fia estaba subido sobre una silla y señalaba a un niño, de unos tres años de edad. De cabello castaño y de impresionantes ojos azules. - ¡sácalo de aquí! ¿¡Como pudo llegar un mugroso mocoso aquí?! ¿Cómo Kiba lo dejo pasar?
-¿tienes miedo de un niño desnudo?
-no al niño en si, Hijo. Sino a sus enfermedades. Vete tú a saber de donde a salido.
-eres muy paranoico, Ada. - dijo - hey, ven. No te haré daño
-sebastan - dijo Kiba y fue con él. - sebastan. Tego ambe
-ves, hasta sabe mi nombre. - dijo feliz - ¿cómo te llamas? - Kiba lo miro raro. Inclino su cabeza al lado izquierdo y abrió aun mas los ojos.
-Kiba. - dijo - Mia me puso Kiba
-te llamas igual que Kiba - después calló en cuenta del detallito de que nadie supo quien le puso el nombre al lobo. Para la familia, él había sido- ¿Kiba? - el niño asintió - ¿eres Kiba? - Kiba volvió a asentir. Cierto, Sebastián era muy lento - ¡Ada, es Kiba!
Para ese momento, Fia Kruez de Johannes, se había desmayado.