Iván estaba impactado por la repentina confesión de Roderich, se separó de él y comenzó a darle su ropa.
- Debí imaginarme eso, es de simple lógica. Como alguien de tu nivel, se fijaría en mí. Muy bien, ya tienes lo que querías, un momento de diversión. Ya puedes irte-. Le dijo decepcionado el ruso al castaño.
- Espera, déjame aclarar esto.- Dijo Roderich, mientras veía a Iván vestirse.
- ¿Aclarar qué?, Apúrate a largarte de aquí, antes de que te eche al frio desnudo-. Repitió el peli blanco con molestia.
- No, en serio. Déjame explicar-. Intentaba Roderich, en lo que se vestía.
Iván, molesto por la decepción que le está causando Roderich, lo toma del brazo y lo empieza a zarandear.
- He dicho que te vayas-. Comenzó a gritar Iván.
- ¡NO!, No me voy a ir hasta que me escuches y suéltame OBAKA-SAN-. Grito Roderich, a lo que Iván, no le quedo más remedio que escucharlo.
- Mira, en parte te dije eso, porque es verdad. No lo puedo negar, pero hay dos cosas de ese compromiso que me molestan, la primera fue decisión de mis padres, yo no tuve que ver en eso, segundo él no me ama ni yo lo amo a él. -. Le explico el pianista al ruso.
- Al que amo es a ti, desde que te vi tocando en esa esquina. -. Finalizo Roderich, a lo que el otro solo lo abrazo conmovido por las palabras del austriaco.
- Yo también te amo-. Dijo Iván mientras besaba la cabeza de Roderich, quien agarraba el pecho del ruso para sentir los latidos de su corazón, al escucharlos, sentirlos comprobó que era verdad lo que el oji violeta decía.
Después de su encuentro amoroso con Ivan, Roderich se encontraba sumamente feliz, ilusiono, lo cual se podía reflejar en la música que interpretaba, mientras tanto Gilbert sabia el porque del humor del austriaco. Por lo que decidió molestarlo un poco.
- Señorito, ¿Qué tocas?-. Pregunto Gil bastante animado.
- Gilbert, ¿No te enseñaron a saludar a las personas antes de interrogarlas?-. Contesto muy cortante mientras seguía tocando su piano.
- Buenos días mi querido señorito, ¿Qué tocas?-. Volvió a cuestionar del mismo modo que el anterior mientras se sentaba junto al pianista. Sorprendido Roderich respondió pero no dijo nada sobre la invasión del otro junto a él.
- Es una pieza del piano de Chopin, llamada “Nocturno en Do sostenido menor op. 21”.- Respondió el austriaco.
- Oh que bien. Y dime señorito, ¿Ese tal Chopin es muy bueno?-. Pregunto el oji rojo para hacer conversación. Roderich dejo que tocar la canción para responderle al otro.
- Por supuesto que lo es, Chopin es uno de los más gloriosos músicos que han existido a lo largo de la historia-. Gilbert dio un bostezó, hecho que molesto a Roderich.
- Si te aburre lo que hago, puedes retirarte, la puerta está abierta-. Dijo el castaño, mientras volvía a tocar la obra de Chopin que se encontraba practicando.
- Señorito, si es aburrido, pero debo conocer los intereses de mi futuro esposo-. Comento sencillamente Gilbert.
- Gilbert, tú y yo, no nos vamos a casar-. Soltó Roderich ante la idea de su prometido, sin dejar de tocar.
- Me imagine que dirías eso, solo una duda. ¿Cuándo piensas decirles a tus padres, de tu noviecito ruso, el de la cabaña?-. Pregunto el prusiano muy desinteresadamente. El oji violeta dejo abruptamente de tocar por la pregunta.
- No sé de que hablas-. Respondió, intentando contenerse.
- Me refiero a ese vulgar ruso, como de dos metros de estatura y complexión gruesa, tienes un pésimo gusto para los hombres.-. Volvió a decir Gilbert.
- GILBERT, ¡CALLATE!-. Grito el pianista al oír como insultaban a Iván.
- No te exaltes señorito, mira a mi me importa un bledo con quien te acuestes, no diré nada, pero…-. Empezó a explicar el peli blanco, mientras se acercaba al pianista.
- Tú y yo, nos vamos a casar, no puedo dejar pues que mi reputación se vaya al piso si rompemos, debes empezar a ser lindo y amable con tu hermoso y humilde novio-. Comenzó Gilbert tocar las mejillas de Roderich y a tomar sus manos.
- Porque si no lo haces, pues yo diré todo lo que se, lo cual pues no sea nada bonito, a tu novio seguro lo deportaran a su friolento país y pues nosotros nos casaremos de todos modos, pero yo me encargare de hacer tu vida un infierno, así que si cooperas, pues podrás seguir viendo a la cosa esa con la que te revuelcas como la zorra que eres-. Continuó el prusiano, mientras lamia la oreja del pianista.
- ¿Y si no?-. Pregunto Roderich con temor, intentando separar al otro de su cuerpo.
- Pues, adiós rusito, adiós conciertos, adiós musiquita, así que tú eliges. ¿Te portas bien conmigo o no?-. Concluyo mientras comenzaba a tocar el miembro del músico, quien intentaba detener las manos de Gilbert.
- Está bien, seré bueno y nos casaremos-. Contesto el austriaco, intentando evitar llorar enfrente de Gilbert.
- Perfecto-. El prusiano se separo de Roderich-. Pues hoy me acompañaras a cenar a la fiesta del Conde Francis Bonnefoy, debes empezar a conocer a mis amistades-. El peli blanco se puso de pie. -. Nos vemos en la noche-. Y se retira del cuarto, dejando a un triste y melancólico músico.
Roderich al ver que se encuentra solo, comienza a llorar.