Existen distintos tipos de factores que te llevan a enamorarte…
Eran las cinco de la madrugada, el ojiverde apago su despertador y corrió a bañarse, lavo sus dientes y cepillo su cabello, termino de cambiarse y paso a la cocina por un vaso de leche.
Salió del departamento con calma, faltaba media hora para que abrieran la escuela, aquella mañana era uno de esos días en los que uno deseaba no salir de la cama, mientras caminaba por la calle sus únicos pensamientos eran sobre Reborn, la verdad era que se había arrepentido de no haberse acostado con él, pero él lo amaba, no quería ser una de esas personas que solo pasan por su cama una vez, como las damas que le hacian compañia a el, los fines de semana.
-estúpido Reborn- dijo mientras cubría su rostro con una bufanda.
-uhm…- dijo alguien detrás de él –sigues diciendo eso pero así te gusto- el ojiverde no podía dar crédito a lo que sus ojos veían.
-Reborn!!!- chillo y di un brinco hacia atrás –porque…- comenzó a balbucear –Reborn-san, estas aquí por la misión que sigue, iré a entregar mis tareas, mas tarde podemos encontrarnos en la mansión- trato de disimular la enorme iluminación que radiaba de su cuerpo entero al verlo.
-jum…- el pelinegro camino hacia el, haciendo un gesto de satisfacción en su rostro al ver como las piernas del chico comenzaban a flaquear –te espero- dijo y camino sigilosamente detrás de el, hasta llegar a la escuela.
Lambo tardo veinte minutos, se encargo de dejar sus tareas a su asesor de curso, dio una excusa de porque no podía ir y se retiro. Mientras caminaba a la salida de la escuela, encontró divertida la manera en la que Reborn se encontraba, recargado sobre uno de las puertas de la entrada, se veía apuesto, con su traje negro y su simpático sombrero.
-jeje…- embozó una pequeña sonrisa al llegar –listo, podemos partir- dijo y enrollo nuevamente su bufanda a su cuello y la mitad de su cara. El ojiverde camino en silencio siguiendo la espalda de aquel hombre al que tanto amaba.
Puede comenzar por una mirada, una caricia, un gesto, su forma de ser, o puede volverse interesante solo porque esa persona, gusta de ti.
-y bien…- dijo finalmente el pelinegro para romper el silencio –hemos llegado-
-el objetivo se hospedara en este hotel?- los ojos del menor se abrieron ampliamente al ver aquel enorme edificio –genial- camino alegremente hacia la entrada –el jefe es el mejor- dijo al llegar a la suite –entonces, nuestro objetivo es una hermosa señorita?- pregunto.
-No- le contesto el pelinegro –nuestro objetivo es otro-
-uhm…- se quejo el menor –bueno, iré a cambiarme- se metió en el baño y se coloco su traje de Hitman –estoy listo, cuando partimos- pregunto.
-esperaremos un rato-
-entendido- el ojiverde se entretuvo examinando todo cuanto encontraba, todo en la habitacion era fascinante para él.
-“no está de mal ver”- pensó el pelinegro –ven- extendió su mano y como si se tratara de un perro el ojiverde coloco su mano sobre la suya.
-waaaaaaaaaaa!!!- dio un grito al darse cuenta de lo que estaba haciendo –perdón- se disculpo y agacho su cabeza tratando de esconder su sonrojo.
-sabes cuál es el objetivo de hoy- le dijo el pelinegro.
-no- contesto el menor
-pues bien- el pelinegro lo tomo del brazo y lo empujo a la cama, deshizo el nudo de su corbata y empezó a aflojarla –el objetivo de hoy, eres tu- le susurro al oido y embozo una sonrisa lujuriosa sobre su rostro.