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Protegiendonos por Yukikaze

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Es tan difícil volver del mundo de los recuerdos, el mundo donde se repiten una y otra vez aquellas escenas que deseo olvidar para siempre

OoOoOoO

El hospital estaba tan oscuro de noche, caminaba por los interminables pasillos ya que cada vez que cerraba los ojos aquella escena volvía a mí, decidí que era mejor no pensar, volví a subir aquellas escaleras hasta la puerta oxidada, ese sitio me mantenía en calma, allí ese recuerdo no pasaba por mi cabeza, entre dentro o mejor dicho salí fuera y me pare en medio, respire el aire puro y cerré los ojos

-Naruto- oí que me llamaban, abrí los ojos encontrándome con mi padre-¿Qué haces aquí?- me pregunto

-nada- le conteste, porque realmente no hacía nada, desde aquella vez en la azotea no había vuelto a hablar con mi padre, pero él sabía de sobra que no era un cobarde y que por lo tanto no me atrevería a suicidarme- este es el único lugar en el que no pienso, ¿Cuándo me iré de aquí?- le pregunte

-mañana te llevaremos a casa- respondió

-¿a casa?- pregunte, no quería volver allí, o por lo menos no quería entrar en ese salón

-en realidad, nos mudamos, hijo- habló rápidamente- iremos a vivir a Tokio, en la casa de un amigo ya que la nuestra todavía no está lista, solo serán un par de meses

-Mm, a Tokio- murmure, nunca había ido allí, a pesar de ser de Japón, no solía salir de mi propia ciudad, ni de casa, tenía un profesor particular que me enseñaba lo necesario, nunca me había relacionado mucho con las personas, solo mi familia, dudaba que el mundo supiera que los famosos Minato Namikaze y Kushina Uzumaki tuvieran un hijo mas-¿Dónde están Gaara y Deidara?- pregunte por mis hermanos

-ellos están con tu madre preparando la mudanza

-lo siento, papá, por mi culpa, tenemos que mudarnos- mi padre camino rápidamente hacía mí y me sujeto de los brazos

-escúchame bien, no es tu culpa ¿entiendes? Tú no tienes la culpa de nada ¿me has oído?- aparte el rostro mirando al vacio, aunque digiera que no, era mi culpa, si yo no hubiera estado en casa, si hubiera ido a ese estúpido baile, nada de esto hubiera sucedido, entonces solo sería un simple robo y no tendríamos que mudarnos porque me diera malos recuerdos, era mi culpa, solo mi culpa- mírame Naruto- aparte sus manos de mis brazos bruscamente y le mire, su mirada mostraba preocupación

-lo siento papá- salí corriendo hacia las escaleras y las baje velozmente, no quería que me siguiera, no quería que se pusiera triste por mi culpa, no era justo, al entrar a la habitación que ocupaba, vi al resto de mi familia, un hombre con traje los acompañaba

-Naruto ¿Dónde estabas?- pregunto mi madre al verme entrar

-en la azotea, con papá- conteste sentándome en la camilla, todavía me dolían algunas heridas, pero no era nada comparado con el dolor que sentí en aquel momento, cuando ese hombre…

-Naruto- habló mi hermano sacándome de esos horribles pensamientos, alce el rostro hacia su dirección- tú, ¿quieres el piano?- me pregunto, guarde silencio unos instantes que parecieron horas, ¿el piano? Él formaba parte de la sala en donde…, pero era muy especial para mí, no podría deshacerme de él

-sí- conteste mirando a mi hermano rubio

-Cariño, este chico- dijo mi madre señalando al hombre con traje y corbata- es policía y ha venido a…, pero si no quieres está bien- rectifico cuando vio que bajaba el rostro

-está bien- mire al oficial- pregúnteme

-¿le viste la cara?- pregunto serio

-no, llevaba un pasamontañas negro, lo único que le vi fue el cabello rubio anaranjado

-relátame los hechos, ¿escuchaste algún ruido?- siguió preguntando mientras apuntaba en una pequeña libreta azul

-yo, estaba en la sala mirando la tele, pero me aburrí y camine hacía la sala del piano, toque un rato hasta que sentí un fuerte ruido proveniente de la sala, enseguida deje de tocar y fui a ver, allí no había nadie, solo un gato negro, entonces me iba a dar la vuelta para volver a la sala cuando alguien me apreso, me tapó la boca, intente girarme para ver quién era, pero esa persona era mucho más fuerte que yo…-pare de hablar y me abrace a mí mismo, no quería recordar esa parte- luego… me arrastro hacia la sala del piano, pero antes de eso él dijo…deberías haberte quedado tocando el piano- me callé, esas palabras se repetían una y otra vez en mi mente ¿Por qué no ignore el ruido y seguí tocando el piano? ¿Por qué?- y entonces…-sentí como una mano se posaba en mi hombro al mirar hacia atrás vi a mi madre, ni yo mismo me di cuenta de las lagrimas que caían por mis mejillas

-está bien, cariño, puedes dejarlo- me dijo, miro al policía y lo arrastro hacía afuera dejándome solo con mis hermanos

-¿te has enterado?, iremos a Tokio- anuncio Deidara de repente

-ya lo sé, papá me dijo que nos quedaríamos en casa de unos amigos suyos, mientras la nuestra terminaba de construirse

-sí, creo que dijo que con los Uchihaha ¿no? Gaara

-Uchiha- corrigió mi hermano pelirrojo desde su asiento

-lo siento- dije de repente- por mi culpa tenéis que abandonar a vuestros amigos

-que dices hermanito, ya era hora de mudarnos, si vivíamos en el medio del desierto- intento animar Deidara

-Dei-ni, tiene razón- le siguió Gaara- tú tienes 15 años y yo 16 y todavía no conocemos Japón

-oye, que yo tengo 17 y tampoco lo conozco- se agrego el pelirrubio, les mire sin convencerme, pero aun así les sonreí, una sonrisa falsa, pero una sonrisa

-no hagas eso-dijo Gaara- no sonrías si no quieres, no hace falta que finjas una sonrisa

-a ti, no puedo engañarte- susurre, Gaara se daba cuenta en seguida de las expresiones falsas, él había fingido durante un tiempo y comenzó a darse cuenta, sin ser consciente

-será mejor que duermas, mañana nos espera un largo viaje- aconsejo Deidara, le hice caso y me acosté en la camilla, ya era hora de dormir, mis hermanos se fueron de la habitación sin hacer ruido y cuando iba a cerrar los ojos, la puerta de la habitación se abrió, por ella entro mi pelirroja madre, desde que me desperté, la única expresión que le había visto era la que tenía ahora mismo, tristeza, desolación y preocupación

-Mamá-susurre, ella me miro de inmediato

-¿pasa algo cariño?- pregunto fingiendo una sonrisa

-no soy tan bueno como Gaara-Nissan, pero sé que estas fingiendo esa sonrisa que llevas en el rostro, si no tienes ganas de sonreír está bien, pero por favor, no finjas- me observo unos segundo en silencio y poco a poco, las lagrimas comenzaron a salir de su bello rostro

-lo siento- murmuro- lo siento cariño, yo no tendría que haberte dejado solo, si me hubiera quedado contigo tú, no estarías sufriendo, perdóname hijo, por favor, perdóname- se arrodillo en el suelo y comenzó a sollozar, me levante de la camilla y me arrodille en el suelo

-Mamá, tú no tienes la culpa, por favor no llores mamá- me abrace a ella y por unos largos minutos sentí sus lagrimas sobre mi hombro y poco a poco mis ojos se fueron humedeciendo hasta que finalmente se inundaron, en ese momento comprendí que yo no era el único que estaba sufriendo, toda mi familia lo estaba haciendo, tenía que ser fuerte por ellos y por mí.


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