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Absurdas tradiciones. por Susurro enoquiano

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Notas del capitulo:

Hola, un agradecimiento a las personas que han apoyado el fic, espero que les guste la actualizacion

Nota: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto

Joder, que el dolor de pies le iba a matar, pero antes mataría a Sakura Haruno, para que jodidos le había pedido que pasara temprano a su casa si no iba a estar, ah pero no podía irse, porque donde la de pelo rosa llegara y no le encontrara ahí, entonces si que se llevaría una buena reprimenda, y lamentablemente, él ya tenia la suficiente experiencia con las correcciones que su amiga de ojos verdes le daba, como para querer exponerse a otra.

 Pensaba quejarse un rato mas e implorarle a Dios que le mandara un leve castigo a la Haruno, pero todo intento de oración se vio interrumpido por la llegada de la chica a la cual esperaba impacientemente.

-Sakura-chan ¿Por qué te tardaste tanto? – preguntó haciendo puchero de enfado, mientras cruzaba ambos brazos sobre su pecho – si hubiera sabido que me tendrías aquí esperándote por mas de una hora… - siguió con su letanía, pero al ver que su amiga no le contestaba como era su costumbre, si no que por el contrario, mostraba turbación y tristeza en sus hermosos ojos verdes. - ¿Qué sucede Sakura, por qué te ves así de triste?

La joven de pelo rosa levantó la mirada y le regaló una ligera sonrisa a su interlocutor.

-Vamos Naruto, pasa, quiero platicarte algo, tengo que desahogarme con alguien o si no, terminare por matar a un par de imbéciles.

Naruto no entendió a que se refería la Haruno, pero algo le decía que era algo importante lo que tenia que decirle,  por lo que no puso protestas y se decidió a entrar en el hogar de la pelo rosa.

En ese tiempo era muy mal visto que una jovencita o doncel se quedara a solas con un hombre sin la presencia de un chaperón, pero Sakura Haruno era una mujer adelantada a su época, las "buenas costumbres" le parecían una ridiculez, y el hecho de que la sociedad coartara la libertad de genero le ponía de muy mal humor, ella jamás seguiría esas reglas estúpidas, por mucho que echaran por suelo su reputación, era huérfana y la única persona que se ocupaba de ella, aunque no por eso vivían juntas, era su madrina Tsunade Senju, la curandera del pueblo y quien le había enseñado la mayoría de sus conocimientos, legándole el trabajo cuando alcanzara la vejes. Al igual que ella, su madrina tampoco le tenía amor a las viejas costumbre, por lo que eran consideradas non gratas para la gente decente.

La familia Namikaze era una de las mas allegadas a Tsunade y por consiguiente a Sakura, es por ello que Naruto, el hijo de los Namikaze y ella habían crecido juntos, viéndose como iguales y sin ningún tipo de morbo como la gente erróneamente presumía, la mayoría pensaba que la Haruno era la amante del rubito, sólo porque los veían pasar demasiado tiempo juntos sin la presencia de un chaperón, esto les tenia sin cuidado a ambos, Sakura decía que el hombre que ella eligiera para ser su esposo, la aceptaría con su defectos e ideas revolucionarias, no se avergonzaría de ella ni le coartaría su libertad, por otro lado Naruto había crecido con las enseñanzas de una madre liberal, un padre con los mismos puntos de vista y por supuesto Tsunade, así que no tenía problema con ese tipo de tontería.

Ambos entraron hasta la pequeña sala, Sakura le ofreció una bebida al rubio y ésta acepto, cuando las bebidas estuvieron servidas, tomaron asiento y la joven comenzó con su relato.

-¿Recuerdas que te había contado sobre Sai Shimura, el hijo del alcalde de la ciudad? – preguntó con aire melancólico.

-Sí, lo recuerdo, Lo conociste en una de tus clases de cocina ¿No es así?

-Pues sí, él es un joven extraño, me di cuenta la primera vez que lo vi, retraído, pero a la vez curioso por su entorno, la cuestión es que siendo huérfano de madre y teniendo un padre como Danzou no podía ser una persona muy normal, precisamente por eso me cayó muy bien, aunque me costó un poco de trabajo acoplarme a su personalidad.

-Sí, ya me habías contado sobre eso, también me dijiste que podría ser una copia de Sasuke – contestó sonriendo ante el ultimo comentario – lo que no entiendo es a que se debe ahora el que me estés hablando de él ¿Le sucedió algo malo? – cuestionó con preocupación, pues sabía que su amiga realmente apreciaba a ese tal Sai.

La de pelo rosa suspiró profundamente y negó con pesar.

-Desde mi punto de vista, yo te podría decir que no es algo malo, tampoco fuera de este mundo, pero teniendo en cuenta la situación en la que él se encuentra, entonces si que es verdaderamente malo.

-¿Qué le paso? – increpó impaciente.

-Acaba de dar a luz – soltó a bocajarro.

-¿Qué? – preguntó un poco escandalizado. – no sabía que se había casado.

-Ese es el problema – contestó abatida – que no se casó, quedo embarazado y el imbécil que lo preñó le dejó solo.

Naruto no supo que decir, la mayoría de su amigos eran un poco infantiles a pesar de tener casi los veinte años, todos se jactaban de ser muy machos y estaban a favor de mantener a  los donceles y mujeres en casa, según ellos era el lugar que les correspondía, creían en la virginidad y pensaban que si los gestantes se entregaban al placer de la carne fuera del matrimonio era por que no tenían vergüenza, o por que eran viles putas. Naruto no estaba de acuerdo con esa manera de ver las cosas, para él una persona valía mas allá del estado de su cuerpo o su cuenta bancaria.

-No sé que decirte Sakura – habló con seriedad – pero estoy para escucharte si lo que quieres es desahogarte, y en lo que pueda ayudar a tu amigo, ya sabes que lo hare sin dudar.

Haruno asintió – Conozco muy poco sobre la historia de él, sólo sé que conoció al tipo ese hace poco mas de un año, creo que el tipo tomaba clases de escultura en la misma escuela donde Sai llevaba la de pintura clásica, él le enamoró y le prometió la luna y las estrellas, con la nula experiencia que tenía sobre las relaciones sentimentales, él pobre cayó redondito y se le entregó cuando él otro le prometió pedir su mano a Danzou para que se casaran, luego de eso el tipo le salió con que necesitaba ir a su ciudad natal para pedirle a sus padres que vinieran  a fijar la fecha de boda, el tipo, creo que se llama Gaara, le dijo que estaría fuera por dos meses y que luego volvería, pero pasaron tres meses y el pobre de Sai estaba desesperado, mas de lo normal, yo entendía un poco, pero su preocupación me parecía excesiva, al cumplirse los tres meses y una semana de que Gaara partiera, en un diario de esos sociales Sai leyó sobre la boda de Gaara, yo estaba con él en esos momento y no te imaginas como se puso.

 

-*Flash Back *-

 

La mañana era un poco más calurosa que otros días, el verano entraba con temperaturas muy elevadas y la mayor parte de los habitantes de la ciudad lucían ropas ligeras queriendo sosegar un poco la sensación de sofoco. Lo raro en esta escena es que la persona que se encontraba desayunando en ese momento, vestía ropajes bastante abrigadores y holgadas, que cubrían perfectamente su figura, principalmente su talle.

En días anteriores había tenido problemas estomacales, sufriendo de vómitos y mareos, por lo que ahora lucía un poco desmejorado y podría decirse que pálido, aunque su tez ya era de por si casi alvina.

Había invitado a Sakura para que desayunara con él, aprovechando que su padre se encontraba fuera de la ciudad por un par de semanas.

No acostumbraba leer los diarios, pero una corazonada lo impulsó a hacerlo en esa ocasión,  hablaban sobre el bautizo de fulanita y  la fiesta de cumpleaños de zutanita, personas que le tenían sin cuidado, hasta que su vista dio con un anunció que le dejó sin aire, provocando en el silencioso comedor un sonido ahogado que fue percibido por Sakura, ésta levantó la vista y casi corrió hasta donde Sai al ver que el pelinegro estaba a punto del desmayo.

-¡Sai! – Gritó desesperada - ¿Qué te pasa Sai? – preguntó, y debido a la adrenalina sacó fuerza de donde no las tenia, casi cargando al delgado chico hasta el sofá de la sala que se encontraba contigua al comedor.

Luego de un par de inspiraciones profundas, Sai se controló,  aunque aun temblaba demasiado y parecía que soltaría el llanto en cualquier momento.

-Vamos Sai, dime que te pasa – apremió Sakura, el aludido le alcanzó el diario, mostrándole el anunció que él vio con anterioridad. – Es… Es Gaara.

-Sí – contestó con voz ahogada – se va a casar con otra… no puede hacerlo Sakura – suplicó lastimero – no puede dejarme, no ahora. – terminó aferrándose con ambas manos a la blusa de la chica.

-¿Sai que…?

-Tengo que verlo – interrumpió desesperado – acompáñame a verlo, por favor Sakura, tengo que hablar con él, yo sé que cuando le diga, él no se casará con ella, si no conmigo, por favor Sakura, tengo… tengo que verlo.

Haruno lo veía con extrañeza, nunca había visto a Sai en ese estado, por eso accedió a acompañarlo, salieron casi al mismo instante, diciendo a la servidumbre que irían a casa de Tsunade y que tal vez Sai se quedaría con ellas.

Tomaron un tren que hacia un día completo de camino hasta la ciudad donde Gaara vivia; llegaron poco antes del medio día, no llevaban equipaje, salieron casi con lo que llevaban puesto y un poco de dinero que Sai tenía ahorrado.

La familia de Gaara era muy conocida en ese lugar, pues el padre de éste era dueño de una de las empresas refresqueras mas exitosas en la región, es así como dieron con la dirección; la servidumbre dudó bastante para dejarles pasar, pero ellos insistieron tanto que al final cedieron, pues Sakura  juró que no se irían de ahí sin haber visto a Gaara y que armarían un escándalo hasta obtener lo deseado; Sai se veía muy desmejorado, nervioso y tembloroso, como si su vida dependiera de dicha visita.  

Les hicieron pasar a la sala y les dejaron esperar por un rato sin ofrecerles ningún tipo de bebida, ellos no se sintieron ofendidos, tenían cosas mas importantes en que pensar que preocuparse por el protocolo.

Minutos después y luciendo atractivamente ataviado Gaara entró con aire de fastidio, aunque Sakura pudo percibir una leve tensión en su cuerpo al momento de llegar y ver que eran ellos quienes lo esperaban, o mejor dicho al ver que era Sai quien estaba buscándolo.

El pelinegro se levantó de su sitio y como nunca le había visto Sakura antes, salió corriendo y se aferró al cuerpo del pelirrojo.

-¡Gaara! – chilló desesperado – sé que prometí que esperaría por ti, pero, hay algo que tengo que decirte, no podía guardármelo mas, además leí los periódicos – le informó separándose para verle a los ojos.

El tipo le miraba sin aparente expresión, con los ojos verde agua fríos, no correspondió al abrazo, ni siquiera movió un musculo ante la demostración de amor por parte de Sai.

-¿Así que ya te enteraste? – Acotó con voz monocorde – creí que no nos volveríamos a ver, es por eso que no me tome la molestia de informarte.

Eso fue como un balde de agua fría para Shimura,  abrió los ojos a más no poder y dio dos pasos atrás, sintiendo una opresión muy grande en el pecho.

-¿Qué? – alcanzó a decir. Sakura estaba inmóvil, no le parecía buena idea entrometerse, no hasta que supiera de que iba todo eso. – Es… es verdad ¿Te casaras con esa mujer?

-Si, Sai, me casare con ella, creí que te había quedado claro con el anuncio, no entiendo por que viniste hasta aquí.

-No – negó tragando saliva, de pronto la boca se le había secado, haciendo doloroso hasta respirar – pero tú… me prometiste…

-¿Qué? – Le cortó dejando salir una mueca burlona en sus facciones, mostrando un brillo de maldad en su mirada - ¿Qué me casaría contigo luego del regalito que me diste? Por favor ¿Cómo puedes ser tan ingenuo?

-Pero… dijiste que me amabas…

-Es lo que todos decimos para obtener lo que deseamos, yo juraba que no era la primera vez que lo hacías – Sai soltó un jadeo, Gaara estaba dando a entender que no creía el que él fuera virgen cuando se le entregó.

-No me puedes hacer esto – gimió. – tienes que casarte conmigo, si no lo haces mi padre me matara.

-Oh vamos – rodó los ojos fastidiado – si no se lo dices no se enterará nunca, lo mas seguro es que luego consigas un marido que no se dará cuenta de tu pequeño desliz.

-No Gaara, tu no entiendes… – habló mientras apretaba fuertemente los puños a los costados de su cadera – es… estoy embarazado.

El ceño del pelirrojo se frunció al instante y se quedó de piedra con la revelación, Sakura al oír eso casi se va de espaldas, estaba muy impresionada por lo que escuchaba, la actitud de Gaara le daban ganas de agarrarlo a golpes, pero debía  ser prudente, aunque quisiera, sólo intervendría si Sai se lo pedía.

-Vaya – ironizó el de ojos agua – te veías tan recatadito, jamás pensé que pudieras utilizar ese tipo de mentiras como chantaje.

-¡No es mentira Gaara, estoy esperando un hijo tuyo! – Casi que gritó el pelinegro – tienes… tienes que hacerte responsable.

-Escúchame bien – siseó enfadado adelantándose hasta Shimura y cogiéndolo fuertemente de un brazo, Sai lanzó una queja dolorido y Sakura estuvo a punto de levantarse - ¡Tu te quedas ahí si no quieres que lo lastime mas, que no tienes vela en este asunto! – Gruñó dirigiéndose a la chica, pues no le pasó desapercibido su movimiento, ella se mordió el labio y apretó los puños, pero no se movió de su sitio – y tú – continuó ahora enfocándose en Sai – a mi nadie me asegura que el bastardo que llevas sea hijo mío.

-¡No puedes dud…!

-¡Claro que puedo! –  Le calló intensificando el agarre, el doncel apretó los labios para no gritar por el dolor, había perdido la circulación en el brazo y estaba asustado – te recuerdo que tú y yo sólo lo hicimos una vez, quien me asegura a mi que no fuiste y te abriste de piernas con otro – escupió con desprecio – no creas que no me di cuenta que ya no eras virgen cuando te tome.

-No puedes insultarme así Gaara – increpó con ojos llorosos – sabes bien que fuiste el primero, has sido el único – hipó - ¿Por qué me tratas así? – el aludido rió burlón.

-No puedo respetar a un cualquiera como tú, además tengo pruebas de lo que estoy diciendo, no sangraste cuando te tome, eso es señal inequívoca de que ya no eras puro.

-¡Eres un retrograda! – gritó Sakura no pudiendo quedarse callada con dicha declaración – si tuvieras un poco mas de cultura sabrías que no todas las mujeres o donceles sangran en su primera vez, es cuestión del tipo de himen que tienen, no significa que no sean puros.Idiota.

Gaara fingió no escucharla, pero esas palabras las guardó en su memoria.

-¡Te dije que te callaras! – Reprendió el pelirrojo con mirada furiosa – como sea, no creo que esa criatura sea mía, no pienso reconocerla jamás y obvio no pienso casarme contigo, tengo ya a alguien digno de mi, no a una puta que abre las piernas a la primera palabra de cariño que se le dice.

Sai se mantenía en pie sólo por que Gaara le mantenía asido por el brazo, lo que estaba viviendo era demasiado doloroso, una pesadilla de la que ya quería despertar.

<< Si sabes lo que te conviene te marcharas de aquí con tu amiguita, y no abrirás la boca para involucrarme en tu deshonra, o créeme que tu familia entera pagara las consecuencias, puedo lograr que despidan a tu padre y acusarlo de corrupción, no querrás que algo así pase ¿o si? – Shimura no contestó, suficiente le costaba el hecho de respirar. – Bien – acotó con mas tranquilidad, sabiendo que los había intimidado lo suficiente, soltó al chico y se acomodó las ropas volviendo a su semblante frio e inexpresivo – será mejor que se marchen, no quiero volver a verlos, créanme, no les gustará saber que podría pasarles si llegan a desobedecer.

Sai ya no levantó la mirada ni volteó a verle, Sakura se acercó hasta él, le tomó del brazo y le instó a salir de ahí lo mas pronto posible, ninguno de los dos pudo ver la tristeza que se formó en el rostro del pelirrojo al verlos partir.

 

-¿Estas bien? – preguntó Sakura preocupada una vez que estuvieron a unas cuantas calles de la casa de aquel imbécil.

-No – respondió Sai temblando, buscaron sentarse en una pileta que estaba frente una de las casas, debían tranquilizarse un poco para poder avanzar después.

-Sai – habló cautelosa – yo no sabía…

-¿También crees que soy un regalado que se le entrega a cualquiera? – No le dejó contestar, se apresuró a explicarle, no quería que Sakura le tachara de fácil – te juro que no es así, yo era virgen cuando me entregue a él, nunca e estado con nadie mas – sollozó – él es el padre de mi hijo aunque lo niegue.

-Cariño – le consoló abrazándole, se veía tan frágil y necesitado – yo te creo a ti, no pienso nada malo sobre lo que has hecho, entiendo que fue por amor, lo que si no entiendo es ¿Por qué con él, como no te diste cuenta de lo idiota que era?

El pelinegro sonrió entre lagrimas – Eso es porque él no era así, el hombre del que me enamore no es ese que acabamos de dejar en esa casa.

-Si, él debió vestirse de cordero cuando en realidad es un chacal – suspiró y luego de unos instantes le tomó mas atención, ahora que se daba cuenta, Sai había cambiado su forma de vestir, en meses anteriores, su vestimenta era mas vaporosa y entallada, en cambio ahora, ésta era mas holgada y conservadora, ya entendía porque, seguro la utilizaba para ocultar lo hinchado de su vientre – y dime, ¿Cuánto tienes de embarazo? por lo que veo tu vientre ya debe ser un poco visible.  

-Tengo poco mas de tres meses, casi cuatro – contestó sonrojándose - ¿Quieres… quieres ver?

-¡Claro, me encantaría!

Se despojó del suéter que traía encima a pesar del calor y se levantó un poco la camisa, dejando a la vista una redondez apenas visible, pero bastante notoria para Sai que siempre había sido muy delgado.

<<Está demasiado avanzado, no creo que pueda hacerse nada – dejó salir sin malicia, pero Sai se horrorizó al darse cuenta de lo que eso implicaba.

-¡No voy a deshacerme de mi bebé! – Replicó indignado – no sé que voy hacer, ya viste que Gaara no se hará cargo y temo demasiado a la reacción de mi padre, pero aunque nadie me apoye, no puedo renunciar a mi hijo, para mi…

-Tranquilo Sai, no será fácil, pero prometo ayudarte en lo que me sea posible, ya veras que saldrán adelante. – sonrió conciliadora.

*Fin del flash back-*

 

 Naruto que hasta entonces se había mantenido callado escuchando el relato, cosa muy extraña en él, al fin salió del letargo.

-Un momento – aportó – dices que el tipo se llama Gaara ¿No? – Sakura asintió – y que es pelirrojo, de casualidad ¿no será Gaara Sabaku no?

-Si, es él ¿Le conoces?

-¡Si! – Contestó extrañado – claro que le conozco, su padre y el mío tienen algunos negocios juntos, llevamos una relación bastante estrecha cuando yo viví en Suna, es uno de mis mejores amigos, de hecho fui a su boda.

-¿Tú, como puedes tener ese tipo de amigos, Naruto? – cuestionó indignada.

-Eh – tranquilizó el rubio al ver el ceño fruncido de su amiga – yo no sabía que él fuera capaz de semejante canallada Sakura, de haberlo sabido, créeme que lo hubiera puesto en su lugar, sabes que no estoy de acuerdo en esas practicas de sobajar a las mujeres y los donceles.

La de pelo rosa se controló, sabía que Naruto le decía la verdad.

-Pues mas te vale nunca llegar a comportarte así, o te juro que te corto las pelotas, nadie tiene derecho a jugar así con otra persona. – Sakura iba a seguir con su monologo reprendiendo a su amigo por algo que aun no había hecho, afortunadamente alguien tocó a la puerta librándolo del incomodo momento. – Espera un poco, déjame ver quien es.

Abrió la puerta y se encontró con uno de los mozos de la casa Namikaze.

-Genma – saludó Naruto al verlo - ¿Sucede algo?

-Buenas noches joven, señorita – hizo una leve inclinación ante Sakura – disculpe que lo moleste, pero su padre me mandó por usted, dice que lo necesita para algo relacionado con el rancho.

-Esta bien Genma, espérame afuera mientras me despido – el mozo asintió y desapareció dejándolos solos – bueno, me gustaría quedarme un poco mas, pero ya tu sabes que el deber me llama.

-Vuelve pronto a visitarme – sonrió – ya sabes que eres bienvenido.

-Me daré una vuelta en cuanto pueda – se despidió con un beso y se dirigió a la puerta – sabes Sakura, me gustaría mucho conocer a Sai – comentó ya de salida - ¿Crees que podría verlo alguna vez?

-Humm – se lo pensó antes de responder - veremos que se puede hacer.

-Bien, nos pondremos de acuerdo después – terminó, alejándose del lugar. No sabía porque, pero algo le impulsaba a mantener contacto con ese tal Sai, su instinto le decía que debía ayudarlo y así lo haría, seguiría su instinto y ya verían que pasaba.

Notas finales:

¿Que tal, que opinan al respecto? como les dije, no se dejen guiar por las apariencias, hay todavia historias ocultas y bastante que aclarar, así que les pido no odiar a nadie tan pronto ¿ok?

y ya que estamos en eso, me encantaría que me dejaran un rr


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