Capítulo 11: El juego
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Hola , mi nombre es Ana y estoy aquí para salvarte
Muy inteligente de tu parte el llamarme
Vamos a trabajar juntas sin dejar huellas
Tendremos alas eventualmente.
Quiero abrazarte
Te ayudaré a tener control
Voy a doler como el infierno
Voy a tragarme tu dulce alma
Será clavado en tu mandíbula
Está pintado en el espejo
Desnuda hasta los huesos
Hasta el alma y al no sé
Desnudada hasta el centro de la cuestión
(Hasta la carne y oh!)
Desnuda hasta las cuatro de la mañana
Mentiras y canciones de cuna
Desnuda sin ropa , sin tierra , sin equipaje , sin conciencia
Y eres ingrávida
Eres ingrávida.
Así que sé una buena chica y sigue mis reglas
No olvides que estoy tomando el mando
Transparente vas a ser en poco tiempo
Si te estás tomando la vida en piedra sobria.
-Diablos Naruto ¿Cómo rayos terminaste así? Ni quiera pensaste en todos los consejos que te di maldita sea- Gruñía el rubio, hacía años que no se veía con Deidara, de cierta manera le hacía feliz el verle tan mejorado, pero… Los papeles se habían invertido.
-Lo siento Dei-chan, sebes que no fue mi intención- Respondía el rubio elevando sus hombros.
-¡Mentira Naruto! Tu deseabas esto, tu anhelabas verte así, no intentes mentirme, conozco muy bien este juego- Reprocho el mayor extendiendo sus brazos, reclamando eufórico.
Deidara Sakuhin uno de sus amigos más cercanos durante la secundaria…
-Perdí un maldito año de estudios por toda esa mierda, se bien todo lo que has hecho Naruto...
Se conocieron apenas Naruto ingreso en la secundaria, por supuesto el rubio menor estaba en primer año, mientras que el mayor cursaba tercer año.
Naruto durante la secundaria era una persona realmente sociable, se vio intrigado por la apariencia desmejorada del otro rubio, además de su extraño comportamiento auto-exclusivo.
Después de mucho insistir consiguió acercarse a Deidara, no fue fácil sacarle información, pero llegaron a ser tan buenos amigos que el rubio mayor poco a poco fue confiando cada vez más en Naruto.
Específicamente no sufrían lo mismo, pero en estricto rigor el resultado era bastante similar, Deidara fue diagnosticado a los 15 de una enfermedad psicológica, relacionada con los desórdenes alimenticios, una muy buena amiga de “Ana”, “Mia”.
“Mia” es un término coloquial utilizado para apodar la Bulimia, Deidara había perdido el control del su vida, a la gente le costaba trabajo el determinar por qué bajaba tan constantemente de peso, si sus hábitos alimenticios eran completamente normales, desayunaba por la mañana y comía una merienda luego, más tarde almorzaba y de regreso a casa siempre se compraba chocolates o galletas, por la noche cenaba junto a toda la familia, pero sus constantes vómitos se encargaban de eliminar la comida tan pronto como entraba por su boca.
Su hijo nunca sufrió sobre peso, tenía una figura bastante normal, pero luego de un año en donde prácticamente había disminuido desde unos saludables 58 kilogramos, a unos peligrosos 43, la mayoría de la gente les decían “Déjalo, es joven solo quiere verse bien”, sin embargo ellos como padres reconocían que algo no andaba bien con su retoño, no era solo la constante baja de peso, sino más bien el hecho de que Deidara siempre estaba comiendo ¿Por qué baja de peso entonces?
Su madre irritada por no hallar respuestas, le había llevado hasta una nutricionista, muy en contra de los deseos del rubio, la especialista con toda su profesionalidad reviso al muchacho de pies a cabeza, le midió le peso, reviso minuciosamente ciertas partes de su cuerpo. Aquel día hicieron a Deidara abandonar la habitación y entonces la especialista informo a su madre sobre el diagnostico que ella creía era más posible.
Habían varias pistas: En primera el hecho de que siempre se le viera comer pero aun así bajara de peso, en segunda aspectos incorporados en la cavidad bucal del muchacho y en tercera un aspecto totalmente decidor, eran ciertas llagas en los dedos índice y corazón de su mano izquierda. Para cualquier persona aquellos eran síntomas aislados, sin embargo la Doctora podía aseverar que aquellas heridas fueron causadas por el continuo contacto a los jugos gástricos, probablemente para que su dígitos llegaran a ese punto, no se causó el vómito una o dos veces, si no al menos varios meses de continuo uso de la técnica.
La madre volvió decepcionada a casa, su hijo le había mentido y se había hecho daño frente a sus ojos por más de un año, gracias a Dios la situación todavía era reversible sin embargo, Deidara no lo quería así.
Durante el siguiente año bajo mucho mas de peso, mostro una mejoría al conocer a Naruto, que por aquellos tiempos eran una luz en la vida de todo aquel que poseía la dicha de conocerlo, sin embargo pocos meses después de conocer a Naruto ingreso en una profunda depresión, que partió de la nada. Los vómitos se volvieron frecuentes…
-Fui internado por más de medio año, Naruto yo no deseo que llegues a esos extremos…
Fue internado durante casi un mes en una clínica, específicamente en cuidados intensivos, había llegado a pesar 29 kilos y su trastorno estaba completamente descontrolado, una mes en la UCI y otros seis meses más en una clínica de rehabilitación especializada en su tipo de enfermedad, privado de libertad y muchas veces de ciertos privilegios que si gozaba en su hogar, lejos del amor familiar y las risas con sus amigos, perdió un año de sus estudios, perdió su propia graduación he incluso se vio alejado de sus seres más queridos.
Aquello fue un golpe duro para el muchacho, establecerse en esa clínica fue el momento más difícil de su vida y no solo además significo un cambio drástico en él, se vio decidido a tomar la riendas y ganarle a la enfermedad…
-En esta casa se come – Menciono el rubio pelilargo- Se come saludable, aquí veras lo que es bueno Naruto.
-No es Justo Deidara, tú no eres así, tenme un poco de piedad, pensé que entenderías todo lo que estoy pasando- Reprocho el menor.
-Lo entiendo Naruto, más de los que desearía comprenderte, pero esto se llama “terapia de shock” agradece que me tienes a mí, porque cuando yo sufrí esto fueron unas brutales enfermeras que no me dejaban para de la mesa hasta dejar el plato completamente limpio.
-Dei-chan…
Entonces el rubio puso frente a Naruto un saludable plato, no era muy grande y contenía arroz, ensalada y pollo.
-Te tengo piedad solo porque puedes enfermar si te doy algo más “pesado” que esto- Agrego Deidara.
Naruto sabía perfectamente que le había hecho enojar, pero no era solo eso, Deidara se sentía terriblemente triste, sabia tan bien como lo estaba pasando Naruto. Recordaba haberse ido de la ciudad con la imagen de un sonriente y saludable Naruto, una luz en su oscura vida, y ahora le entregaban una cadáver andante, tan escuálido como el mismo lo había estado hacia años, ya no parecía brillar con aquella luz hermosa del pasado, sino todo lo contrario, un aura oscura se cernía sobre su cuerpo parecía un triste espectro de su pasado.
Así fue la llegada de Naruto junto a su amigo, Deidara no había tenido compasión del pobre rubio y todo lo contario se había mostrado a si mismo estricto, pero sabía perfectamente que eso sería mejor para su amigo.
-Cariño desde ahora las reglas del juego cambiaron- Susurro Deidara acariciando la mejilla de su pequeño amigo, él se encargaría de no dejar que Naruto decayera, no MAS.
Quiero abrazarte
Voy a hacer que robes y mientas
Voy a doler como el infierno
Voy a matarte en poco tiempo.
Desnuda hasta los huesos
Hasta el alma y al no sé
Desnudada hasta el centro de la cuestión
(Hasta la carne y oh!)
Desnuda hasta las cuatro de la mañana
Mentiras y canciones de cuna
Desnuda sin ropa , sin tierra , sin equipaje , sin conciencia
Y eres ingrávida
Eres ingrávida.
Todo el mundo es tu enemigo
Encontrarás tus peores miedo en mí
Desnuda hasta los huesos
Hasta el alma y al no sé
Desnudada hasta el centro de la cuestión
(Hasta la carne y oh!)
Desnuda hasta las cuatro de la mañana
Mentiras y canciones de cuna
Desnuda sin ropa , sin tierra , sin equipaje , sin conciencia
Y eres ingrávida
Eres ingrávida.