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Capítulo 17: Oportunidades.
Qué intentas jugar esta vez?
Decídete…
Por qué sueles arrepentirte y se…
Ya me canse…
Hoy me prometiste amor eterno
Y ya mañana olvidas eso
Hoy eres calor que cura inviernos
Y en la noche eres un hielo
Porque juegas…
Juegas con mi vida
Juegas a quererme
Y luego me olvidas
Ya no puedo…
No más tonterías
Tú sigue tu rumbo
Yo sigo mi vida
Yo sigo mi vida
¿A quién intentas engañar?
Sabes te conozco bien
Porque si cuentas del uno al diez
No apareceré
Hoy me prometiste amor eterno
Y ya mañana olvidas eso
Hoy eres calor que cura inviernos
Y en la noche eres un hielo
Porque juegas…
Juegas con mi vida
Juegas a quererme
Y luego me olvidas
Ya no puedo…
El rubio observaba sorprendido la situación en la sala de su hogar, los pequeños charquitos de agua conducían hasta el sofá, donde abrazados dormían ambos jóvenes en ropa interior, la cual también daba esa impresión de humedad, en la puerta de entrada se encontraban tendidas las ropas húmedas y llenas de arena.
Se había dormido tarde la noche anterior, había esperado a Naruto con el alma en un hilo, cerca de las 1:00 am su amigo le había enviado un mensaje, diciéndole que no llegaría temprano a dormir y que por consecuente no le esperara despierto. Aun después de ese mensaje el rubio mayor había tenido la insistencia de esperar hasta que llegara, pero vencido por un arduo día de trabajo y la calma de la noche, se dejó caer en los brazos de Morfeo durante la madrugada.
Ahora se levantaba y encontraba a su amigo allí, tendido sobre el sofá, abrazado a una guapa y alta mujer, cubriendo apenas sus partes íntimas con una sensual ropa interior.
Se acercó sigiloso hasta el sofá y removió a su amigo con cuidado desde el hombro derecho.
-Naruto- Llamo con tono suave, no deseaba despertar a la muchacha, primero quería oír las explicaciones de su amigo.
La situación no lograba convencerlo, Naruto, un doncel pequeño y delicado, casi tan femenino como la señorita que dormía sobre su sofá, he incluso un poco más pequeño en estatura, mucho más fino en masa corporal, le era imposible pensar que aquel pequeño había conseguido llevar a la flamante mujer a la cama.
El muchacho se despertó desorientado, agarraba su cabeza con la mano izquierda y colocaba una expresión de incomodidad al erguirse en el sofá, el frio recorrió su cuerpo y sintió su zona baja extrañamente humedecida.
-Naruto ¿Quieres explicarme que ha sucedido?- Agarro la mano de su amigo y lo llevo hasta la cocina, el rubio más pequeño aún estaba desorientado y perdido, observo su ropa interior húmeda, además de ser la única prenda que llevaba puesta, luego de ello desvió la vista hasta la sala, y encontró a la muchacha durmiendo tranquila sobre el sillón, intentaba unir los puntos en su cabeza, para recuperar la memoria y poder responder correctamente.
-Dei-chan- Balbuceo tocándose la cabeza- Hace años que no bebía- confeso- Tengo una resaca horrible.
-¿Resaca? ¿Naruto cuando estuviste bebiendo?- Pregunto preocupado, con sus antidepresivos el rubio tenia estrictamente prohibido el alcohol, aquello puedo haber acabado en intoxicación e incluso algo mucho más grave.
-Anoche- Respondió generando una mueca de disgusto, su amigo había elevado demasiado la voz.
-¡Dios! ¿A dónde fuiste? ¿Qué hiciste? ¿Qué bebiste?... Naruto tu… ¿Te acostaste con ella?- Pregunto algo asustado por la respuesta, los donceles que se unían a mujeres eran muy mal vistos en la sociedad.
-¿Acostarme?- Pregunto Naruto confundido, hasta que luego cayó en cuenta de lo que su amigo deseaba insinuar- No, no, yo no hice nada con ella si de modo sexual estás hablando- Tomo una pausa para proceder a las explicaciones- Ayer estaba un poco abrumado por todo lo que ha sucedido, y sin pensarlo mucho me fui a beber, no pensaba emborracharme ni nada, pero ella llego, también tenía sus problemas, creo que su prometido la dejo plantada o algo así, comenzamos a beber y beber y… Dios- Bajo la cabeza y cubrió su rostro con la palma de su mano.
-¡Dios! ¿Qué? ¿Qué hiciste?- Pregunto su amigo asustado.
-Qué manera de hacer el ridículo Deidara, me emborrache, nos corrieron del bar ¡Nos tiramos a nadar semi-desnudos en la madrugada!- Exclamo avergonzado, pero Deidara no reacciono como lo esperaba.
El rubio mayor comenzó a reír casi compulsivamente, agarraba su estómago respiraba y continuaba riendo con exageración, cosa que no dejaba de desconcertar a Naruto.
-¿De qué te ríes?- Pregunto el menor avergonzado.
-Ah… De ti por supuesto ¿Se te paso la mano anoche? ¿La pásate bien?- Pregunto alegre el mayor.
-¿Bien? Ahora que lo recuerdo me parece muy vergonzoso, pero ayer me la pase extremadamente bien, hace tanto tiempo que no salía a hacer locuras- Sonrió el menor.
-Naruto- Deidara levanto su mano derecha con la cual acaricio la mejilla de su amigo y sonrió con amorosidad- Extrañaba oír tus locas historias, me encanta que lo hagas, pero la próxima vez debes invitarme- Quejo.
-Claro que te invitare, deberíamos salir y tomarnos fotos desnudos en el centro de la ciudad- comento risueño, luego ambos se echaron a reír, logrando despertar a la muchacha durmiente…
Naruto y du amiga tomaron un baño y continuaron durmiendo, esta vez en camas separadas abrigados y limpios.
Deidara por su parte tenía planes y debía cumplirlos al pie de la letra.
-Deidara-chan, lamento tanto la demora- Un joven alto ingresaba el cafetería, su piel blanca y nívea combinaba a perfección con el traje negro de diseñador y sus cabellos azabaches firmemente atados en una coleta baja.
-No te preocupes ¿Qué tal los negocios?- Consulto el rubio interesado.
-Bien, bien, se alargaron un poco más de lo que esperaba, pero los inversionistas quedaron conformes y a la empresa le conviene este contrato.
-Fabuloso…
Itachi Uchiha, la noche anterior había recibido su llamada, hacía tiempo que se comunicaban al principio por el bien de Naruto y la ayuda economía que Deidara necesitaba, los medicamentos de Naruto no eran baratos y tenía una tensión con un equipo médico multidisciplinario que tampoco estaba a las manos de un joven arquitecto. Sin embargo lo que al principio fue todo por el bien de Naruto, luego se transformó en una cálida amistad.
El Uchiha mayor tenía negocios que resolver en la ciudad y le había pedido que se encontrara, era una simple invitación a tomar un café, pero ambos lo habían esperado ansiosamente.
-Vaya quisiera haber podido visitar a Naru-chan, pero no estoy seguro de que sea lo correcto, además después del espectáculo que vino a montar mi hermano el otro día- susurro apesadumbrado- Yo no debo ser la persona que Naruto debe estar esperando encontrarse.
-Es cierto, pero Naruto no es una persona rencorosa y el es capaz de deparar las situaciones, lejos de lo que tu hermano le haya hecho, el bien sabe que tú eres una buena persona y estoy seguro de que te recibiría con los brazos abiertos.
-Naruto es demasiado bueno, no quiero presionarlo, aunque me hace feliz que este cambiando un poco, mando a mi hermano de vuelta a casa sin el preciado perdón que él estaba esperando, me alegra que Naruto se esté dando su propio precio y lugar- Sonrió melancólico.
-He visto como él ha cambiado mucho desde entonces…
-Lo sé, me lo has contado todo- Sonrió- Sasuke regreso devastado, ahora se está haciendo cargo de ese niño, esa mujer es una arpía, pero Sasuke se lo merece.
-Jajajajajaja, que buen hermano eres- comenzó a reír.
-¡Es la verdad!
Amos jóvenes se miraron el uno al otro y se echaron a reír nuevamente, Itachi se sentía hipnotizado con la majestuosa y suave risa del menor, mientras que el otro rubio gozaba de la cálida y grata compañía que el Uchiha mayor le podía ofrecer.
Tomaron un café, luego pidieron galletas, y al final una taza de té con pastel de nueces y manjar, su encuentros transcurría tranquila mente y ambos disfrutaban de ello, pero pronto Itachi tendría que volver a casa, aún tenía que pasar por la empresa a ver unos asuntos finales y debido a ellos comenzaban a despedirse.
-Bueno Deidara fue una excelente velada, mándale mis saludos a Naruto, esto es para el- Saco de su bolso una pequeña caja y luego la abrió dentro de ella había un colgante de plata, era como un huevo, en el interior de este se veían hermosas gemas de colores, brillantes y delicadas.
-¡Vaya! Itachi, es hermoso, Naruto estará muy contento- Sonrió encantado.
-Jajajajaja, si tengo buen gusto, he de admitirlo- Comenzó a reír con carismáticos gestos- Por eso debo utilizar mi talento para brindar a donceles hermosos, regalos como estos- Volvió a meter su mano en bolso y saco una nueva caja de terciopelo azul- Este es para ti.-
Deidara ahogo un grito de emoción, Itachi abrió la caja ante sus ojos, también era un hermoso collar, parecía una cadera trenzada, tenía diversas incrustaciones, todas de gemas preciosas, rubíes, zafiros y jades fantásticos.
-Debes estar bromeando- Exhalo Deidara.
-¿Por qué lo haría? Eres una hermosa persona, cuidas de mi querido Naruto, y sobre todo te has convertido en mi confidente el último tiempo, un presente como este es solo una prueba de lo mucho que comienzo a apreciarte y quiero que cada vez que utilices este collar, recuerdes eso…
Después de un intercambio de palabras Deidara acompaño a Itachi todo lo que pudo hasta su oficina, luego se regresó sobre sus pasos hasta su hogar, no dejaba de sonreír emocionado y a ratos metía la mano en su propio bolso para tocar el suave terciopelo de su caja color azul.
.:*Sasuke Uchiha*:.
Regreso derrotado después de aquella respuesta de Naruto, realmente se había imaginado siendo personado por aquel rubio de tan buen corazón, esa alma generosa de la que él se había enamorado y sin embargo no le culpaba, se sentia estúpidamente feliz de haber sido rechazado, por supuesto por el mismo estaba devastado, pero el hecho de ver a Naruto tan firme, tan recuperado, tan radiante, el simple hecho de haberlo visto de esa forma le hizo recuperara la sonrisa que había creído perdida.
Aunque por supuesto la alegría para el no sería mucha, en casa se encontraba su problema con Karin, y las dos arpías amigas de esta, y sobre todo el pequeño bebe que aún no era capaz de aceptar como era debido, todo eso era capaz de abrumarlo y esfumar su buen humor.
En especial cuando la pelirroja entraba en su oficina iracunda, sus tacones rebotaban en el piso y la curva de su vientre resaltaba ínfimamente a sus cortos cuatro meses y siendo apretada por aquel vestido negro que en poco tiempo seguro no le quedaría.
-¡¿Se puede saber dónde estabas?! Faltas a la ecografía de nuestro hijo, no me avisas a dónde vas y al regresar ni siquiera te digna de pasar a preguntar por tu hijo ¡¿Qué clase de padre eres?!- Exclamaba colerizada la mujer, su rostro parecía mantener una lucha intensa con los rojos cabellos de su cabeza de tanta cólera que traía la embarazada mujer.
- Fui a un viaje de negocios Karin, salió de último minuto, no tuve tiempo de avisarte, trabajo es trabajo, es hora de que vayas comprendiendo aquello, si quieres tener dinero para tus ropas y las cosas del bebe y todos tus estúpidos antojos que dices necesitar, además del enorme penthouse que me estás haciendo pagar, entonces, déjame trabajar tranquilo- Contrarresto el pelinegro molesto.
-¡Ja! No sé cómo puedes ser así de cínico, está bien, no tuviste tiempo para avisármelo a mí pero ¿Y tu hermano qué? EL no sabía absolutamente nada de tu paradero, Itachi como el administrador general de esta empresa debía saberlo ¿Es que trabajas para otra empresa que no rindes cuentas a tu hermano? o ¿Es Itachi tan incompetente que no merece ni tiene acceso a los problemas de esta empresa?- contrarresto la chica con tono mordaz.
Los ojos de Sasuke se abrieron de sobre manera.
-Además, no es necesario, el penthouse te lo podrías ahorrar si tanto te molesta, tú ya sabes cuál es mi postura, tu estas soltero y deberíamos vivir juntos, yo necesito ayuda con este bebe y tu como su padre debes interactuar con el ¿No quieres que la prensa se entere de todas tus fechorías verdad?- Pregunto venenosa.
-Por Dios, ¿Qué mierda estaría pensando cuando fui capaz de acostarme con una bruja venenosa como tú?- Pregunto al aire abrumado-Escucha Karin, sigo siendo tu jefe, y tus gritos me tiene exhausto, no quiero ni tengo porque rendirte cuentas y decirte donde mierda me encuentro cada segundo de mi vida, tú te quedas viviendo donde estas y ahora te retiras de mi oficina ¿Entendiste?
La muchacha dejo que su rostro hirviera en rabia, pero decidió atacar a Sasuke en un punto donde el pelinegro jamás le podría rebatir.
-Eres injusto Sasuke, está bien, no quieres rendirme cuentas, no lo hagas, pero al menos dígnate a darle un poco de atención a TU hijo, este bebe no pidió venir a este mundo, tu y yo cometimos un delis y ambos somos igual de culpables si en ese plano lo quieres poner, así que hazte cargo, este niño necesita de su padre y el muy estúpido ni siquiera se digan a llegar a sus ecografías.
Ella lanzo unas fotografías sobre la mesa y se marchó indignada taconeando tal como había llegado, Sasuke se quedó observando sorprendido, luego cogió las fotografías sobre la mesa, eran impresiones de la última ecografía de su hijo, a diferencia de las otras es era un poco más nítida, tenía un color rosado y el pequeño en 3D tenía las manitas recogidas sobre su pechito pequeño, tan lindo, tan necesitado.
Su sueño siempre había sido tener un bebe con Naruto y sin embargo ambos siempre lo habían postergado, finalmente aquel deseado ser, llego desde la persona menos esperada y ahora debía asumir su poco programada paternidad.
-Es cierto, tú no tienes la culpa- Acaricio la fotografía con aire melancólico y la guardo en su billetera con parsimonia, dándose el tiempo de darle una caricia más antes de cerrar la cartera.
.:*Naruto Uzumiki*:.
Poco después de su borrachera, Verónica seguía visitándolo a diario, un día de ellos llego con una impresionante propuesta.
-¡Te insisto Naruto! Nosotros necesitamos a alguien como tú, responsable, carismático y con talento, además no te hará mal un poco de trabajo- Insistía la joven Verónica.
-Pero, Vero entiende, no estoy seguro, hace años que no trabajo- Insistió el rubio.
-Por eso mismo ¿Cuánto tiempo más dejaras pasar?- Insistió la muchacha.
Ese día había llegado con la loca idea, ella era gerente de una gran cadena de hoteles, en ese mismo momento buscaban un diseñador de interiores que fuera capaz de viajar y darle un estilo única a cada una de sus instalaciones en el país, Naruto era el perfecto Doncel para el trabajo.
-Dime que si, por favor, Te necesitamos- Rogo la mujer.
Naruto suspiro, observo sus manos y luego de aquello tomo una importante decisión.
-Está bien, lo hare- dijo con firmeza.
No más tonterías
Tú sigue tu rumbo
Yo sigo mi vida
Yo sigo mi vida
Yo sigo mi vida
Porque juegas…
Juegas con mi vida
Juegas a quererme
Y luego me olvidas
Ya no puedo…
No más tonterías
Tú sigue tu rumbo
Yo sigo mi vida
Porque juegas…
Juegas con mi vida
Juegas a quererme
Y luego me olvidas
Ya no puedo…
No más tonterías
Tú sigue tu rumbo
Que yo…
Yo sigo mi vida
Yo sigo mi vida
Que yo…
Yo sigo mi vida