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Vitae por Marieene

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Notas del capitulo:

Primer capitulo

Dsifruten n.n

N/A: Mis queridos lectores (XD...n.n) quiero destacar y avisarles que he hecho unos cambios minimos en el relato de este capitulo, son pocos pero son de importancia. 

Tambien queria remarcar para que tengan en mente:

En este fic la edad entre Itachi y Sasuke es una diferencia de 5 años. 

Por ende, tuve que cambiar en este capitulo un promedio de edad de Sasuke, la edad en la que perdio la memoria no era correcta ni en concordancia con la de Itachi, Espero que me disculpen =)

No es necesario que lean devuelta el capi, solo extendi un discurso, y como he dicho, he cambiado la edad de perdida de memoria de Sasuke (lease: la he corregido) que era un promedio de 6 o 7 años, y en realidad es de 11 a 12 años o.O. 

Gomene u.u

Lo agregado y cambiado esta en negrita ;)

 

 

Memoriam Deponere

 

Perdida de memoria

 

 

 

El ruido de las sirenas de una ambulancia era incesante. Las luces rojas y azules que provenían de los faros sobre los autos se filtraban por la puerta y las ventanas abiertas. El lugar se llenaba de personas uniformadas que entraban y salían, registrando, anotando, buscando y comprobando. Los civiles curiosos se acercaban lo más que podían intentando averiguar lo que había pasado dentro de la casa vecina a la de ellos. Un auto negro aparcó junto a uno de la policía. Al bajar del vehículo su rostro era iluminado intermitentemente por el azul y el rojo. Sin esperar a su ayudante, caminó hacia la escena donde habían sucedido las desafortunadas muertes.

 

Una vez dentro lo vio todo. Los cuerpos de dos personas sin vida se encontraban sobre el suelo. La sangre se desparramaba por todo el lugar, manchando ropa, paredes, piso y sus pálidos rostros.

 

Analizó la habitación. Observó ambos cuerpos. Su mirada recayó sobre uno de los dos organismos que carecían de toda vitalidad. Sus ojos comenzaron a arderle y una angustia poderosa oprimió su frio y encerrado corazón. Hacia demasiado tiempo que no sentía una emoción tan fuerte y tan apabullante. Algo en el se quebró y a la vez se alivió. Se agachó junto al cuerpo y lo miró más detenidamente. De cerca se podía ver que su piel era de un blanco casi puro, que solo era ensuciado por cuatro líneas verticales sangrientas en su mejilla izquierda. Sus parpados completamente cerrados ocultaban el color de sus ojos. Per él sabia de que color eran. Alguno de los mechones de cabello se apelmazaba y se endurecían por la sangre que comenzaba a secarse. Sus labios perdían color con el tiempo.

 

¿Qué había pasado? ¿Por qué habían terminado así?... Ese era su trabajo, averiguar porque aquellas dos personas habían perdido la vida.

 

Había algo que le llamaba la atención y que lo inquietaba de sobremanera.

 

- Detective, ¿Lo conocías? - Preguntó su ayudante, sacándolo de sus pensamientos abstractos y regresándolo a la realidad de la situación. Lentamente y echándole una ultima mirada, esta vez a ambos cuerpos, se puso en pie.

 

- No. - Mintió. Le dio la espalda al lugar y salió por donde había entrado. No soportaría estar un minuto más ahí dentro. Aquello lo había afectado de una manera descomunal, no entendía porque le dolía tanto. Pero sin volver la mirada hacia atrás, salió y se fue del lugar lo mar rápido que pudo.

 

 

 

10 Annos ante

 

10 años antes

 

 

 

 

 

El ruido de un enérgico timbre retumbó por el gran edificio. Poco tiempo después jóvenes de entre 15 y 18 años se amontonaban en las puertas de salida, apresurado por regresar a sus hogares, salir con amigos o simplemente descansar de una larga jornada de clases, después de todo, era viernes, el día más esperado. Terminaba una semana de agobiantes clases. 

 

Entre todas las personas que salían a los empujones con una exagerada prisa, se podía apreciar la tranquilidad del cuerpo delgado de un joven de cabellos azabaches largos y alborotados hasta tapar su nuca y rozar su espalda. Su andar era sereno y firme. Traía sus pertenencias, elementos escolares y libros en un bolso que colgaba de su hombro izquierdo. A su lago caminaba, de igual forma, un compañero de él, de cabellos cortos y oscuros. Ambos con camisa blanca, pantalones de un gris oscuro y corbata azul. Bajando los últimos escalones y llegando a la vereda, una voz profunda y varonil atrajo la atención de uno de los dos estudiantes. 

 

- ¡Sasuke! - Un hombre de 22 años saludaba al aludido. Era alto y sus cabellos eran lacios y finos, de una longitud lo suficiente como para recogerlo en una coleta. Sonreía a medida que el muchacho se acercaba a él.    

 

- Hermano. Pensé que hoy no podías venir a buscarme. - Decía una vez que estuvo lo suficientemente cerca sonriendo levemente, alegre por comprobar que su hermano jamás se olvidaba de él.

 

 

- Hermanito, siempre tengo un lugar en mi agenda para ti. - Estiró su mano y la apoyó sobre la cabeza azabache. Era impresionante lo rápido que había crecido. 

 

Sasuke aceptó la caricia de su hermano mayor, pero se giró para mirar a su compañero y amigo. Este último se había quedado un par de pasos atrás.

  

- Sai. - Caminó hacia él. - Gracias Sai, pero hermano vino a buscarme, no es necesario que me  acompañes.

 

 

 

- Nos vemos luego entonces. - Recibió con aprobación un movimiento de cabeza. - Hasta entonces, Sasuke. - Se despidió el de cabellos cortos. Caminando en dirección contraria a los hermanos y desapareció al doblar una esquina.    

 

- ¿Hoy no trabajas? - Preguntó Sasuke mientras ambos comenzaban a caminar hacia un auto negro.

 

- Si, pero me hice una escapada para acompañarte. - Decía mientras ingresaba al vehículo. 

 

El corto viaje fue en completo silencio. Sasuke apoyaba su codo contra la puerta, donde comenzaba el vidrio de la ventana, y descansaba su cabeza en su mano. Miraba distraídamente hacia afuera. Pensando en tantas cosas que a la vez no eran nada. Estaba cansado de aquello. Suspiró frustrado.

 

- Estoy harto de ir a hablar de mi vida. No quiero ir más. No sirve de nada. - Soltó con un nuevo suspiro sin apartar su vista del paisaje urbano.    

 

- Aunque digas eso, tienes que ir igual. - Remarcó Itachi, mirando de reojo al menor. 

 

- No entiendo a que voy. En todos estos años que he ido, ninguno pudo lograr que recordara ni una sola cosa desde la muerte de nuestros padres. Son unos incompetentes. - No tenia nada en contra de ellos, los psicólogos y psicoanalistas, mucho menos con el último al que había comenzado a ir en el actual año, le agradaba bastante. Aun así, le molestaba tener que recurrir a otras personas y le frustraba no tener respuestas a sus preguntas. Quería acordarse por lo menos del rostro de su madre o de algún consejo de su padre. O recordar la primera vez que monto una bicicleta. Sus recuerdos eran a partir de los 11 o 12 añosTodo hacia atras era negro. 

 

- Vamos Sasuke, deja de quejarte. ¿Recuerdas lo que te dijeron los médicos hace mucho tiempo atrás? - Sabía perfectamente lo que sentía su pequeño hermano, y quería ayudarlo, pero no se podía hacer nada más. Sasuke por fin se movió de la posición que había adquirido en todo el viaje, para mirarlo.      

  

- Ya lo se… - susurró en un nuevo suspiro de irritación. - Dijo que podría llevarme años el recobrar mi memoria, y que en algunos casos similares al mío, la gente nunca conseguirá recordar lo perdido. - Eso solo lo ponía de peor humor.- Yo solo quiero saber como era mi vida antes, de niño, quiero recordar a mis amigos, mis maestros. ¡He perdido 12 años de mi vida! - Siempre se sintió frustrado y angustiado, y algo en su interior se escondía en lo mas remoto de su ser, quería saber, quería acordarse… Su hermano lo ayudaba, pero hasta cierto punto. Jamás le había contado cosas relevantes de su vida. 

 

Llegaron al lugar de destino. Una casa grande, pintada completamente de blanco, con algunas partes en ladrillos a la vista. Junto a la puerta de entrada se podía ver un cartel dorado que rezaba: “Kakashi Hatake, Psicólogo”. Ese mismo año había empezado a recurrir a ese especialista. Un hombre de cabellos albinos, de mediana edad. Le había agradado más que a los antiguos profesionales. Le había enseñado cosas valiosas y le había dado algunas frases interesantes que lo habían hecho pensar de otra manera. 

 

Tocó el timbre y casi inmediatamente salió el hombre reluciendo una camisa blanca y unos pantalones de vestir negros. No traía corbata. Nunca lo hacia. Lo saludo cordialmente con una pequeña sonrisa en su rostro. 

 

- Te estaba esperando Sasuke. - Le dijo apoyando una de sus manos en la espalda del menor para indicarle que ingresara al consultorio. - Buenas tardes Itachi. En una hora más o menos puedes venir a recoger a Sasuke, como todas las semanas. - Diciendo esto, le sonrió y prosiguió a entrar. 

 

Itachi no se movió del lugar. Se quedó de pie en la entrada. Esperaría a su hermano las horas que fueran necesarias. Luego se apoyó en su auto y esperó pacientemente. 

 

Dentro del consultorio, Sasuke se sentó y se acomodó en el lugar. Ya tenia bien en claro como era el procedimiento de Kakashi. Cada psicólogo trabaja a su manera, dando diferentes perspectivas y motivaciones. Algunos trabajan con material como encuestas, otros simplemente se quedan en silencio escuchando sin aportar nada, era a los que más odiaba, pero este sujeto hacia algo más dinámico y no tan aburrido. 

 

- ¿Cómo te ha ido esta semana? - Preguntó el albino. Sentado frente a su paciente con una carpeta en su regazo y una birome en su mano. 

 

- Igual que siempre. - Fue la simple y cortante respuesta del menor. 

 

- ya veo. - Kakashi lo quedo mirando atentamente. No era un joven fácil de lidiar. Siempre era muy estoico con sus respuestas y nunca contaba nada por si solo. 

 

La perdida de recuerdos no tiene un solo origen, puede ser ocasionado por varios factores físicos y/o psicológicos. El problema de Sasuke Uchiha fue atribuido no por un fuerte golpe, sino por un fuerte shock emocional. Kakashi se sentía atraído por saber cual había sido la causa que determinó el cierre de los recuerdos anteriores a los 12 años del joven. Se había impuesto la meta de ayudar al azabache y saciar su investigación particular y curiosa. 

 

Los minutos pasaban lentamente para Itachi. Estaba algo cansado, no de esperar, sino de ese sentimiento de culpa que lo carcomía y lo atemorizaba cada vez que se encontraba en esa situación. Lo embriagaba con tanta fuerza que sentía la preponderante necesidad de correr hacia Sasuke, abrazarlo fuertemente y salir de aquel lugar que lo inundaba de miedo. El miedo a que el tratamiento psicológico de resultados y que su pequeño y querido hermano recupere el recuerdo de aquella época desgraciada.

  

Luego de que la sesión de Sasuke terminara, seria el turno de él para ir a un psicólogo. Necesitaba despejar su mente. La culpa últimamente no lo dejaba ni dormir.  

Notas finales:

Espero que les guste n.n

Pronto la actu.

Gracias por leer.


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